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LUCHA DE IDEAS

EN NUESTRAMÉRICA
Hugo E. Biagini

LUCHA DE IDEAS EN
NUESTRAMÉRICA

LEVIATAN
COLECCION PRESENTACIÓN
EL HILO DE ARIADNA

Entre los trabajos que reúno en esta circuns-


tancia, se encuentra mi colaboración a la Enciclo-
pedia Iberoamericana de Filosofía, editada en Es-
paña bajo el patrocinio del Consejo Superior de In-
vestigaciones Científicas, para el volumen dirigido
por Arturo Andrés Roig sobre la historia de las
ideas en Latinoamérica durante el siglo XIX. He in-
cursionado allí en corrientes como la de los ecléc-
ticos y los krausistas, el tradicionalismo católico, el
comtismo y el spencerismo; en síntesis, transito
por aquellas expresiones que de un modo u otro
acompañaron el advenimiento de los distintos es-
tados nacionales en nuestra América.
Intento luego reconstruir la sensibilidad y el cli-
ma de ideas que circulaban hacia el Novecientos
sobre el paso del tiempo: desde la visión idílica
que efectuaba la apoteosis de las conquistas y
maravillas de la centuria hasta la versión según la
cual el mundo seguía siendo un gran hospital. Asi-
mismo, evoco la relevancia que alcanzaron nocio-
nes como las de raza y civilización; la creencia de
que el progreso, asociado con el poderío, implica-
I.S.B.N. 987-514-030-9 ba un alto contenido etnocéntrico, mientras que
otros enfoques tendían a relativizar las diferencias
LIBRO DE EDICION ARGENTINA raciales y la victoria de los más fuertes, exaltando
- QUEDA HECHO EL DEPOSITO el papel de la moralidad. Un conflicto histórico-
QUE PREVIENE LA LEY 11.723 - ideológico de la época giró en torno a quienes sos-
© BY EDITORIAL LEVIATAN - tenían la superioridad anglosajona o aquéllos que
CORDOBA 4773 - BUENOS AIRES - se inclinaban a exaltar los valores de la latinidad,
IMPRESO EN LA ARGENTINA - con posturas que favorecen el acercamiento de
PRINTED IN ARGENTINA España con sus antiguas colonias —a partir de
simbologías míticas como la de 1898— y llegan a
propiciar una liga hispanista para combatir el peli-
gro yanqui. Este ensayo fue expuesto en el XI Se -
minario de Historia de la Filosofía Española e Ibe-
7
roamericana, Universidad de Salamanca (1998) y, I
mutatis mutandis, publicado por los Cuadernos ESPIRITUALISMO Y POSITIVISMO
Hispanoamericanos en el mismo año.
Finalmente, aludo a la confrontación teórico-
institucional que se produjo entre el positivismo y
sus heterogéneos adversarios doctrinales, cuyo
panorama conflictivo integró la Antología del Pen- Entre las corrientes filosóficas más característi-
samiento Latinoamericano compilada por Ricardo cas del siglo XIX, no se hace hincapié en vertien-
Salas en la Universidad Católica Blas Cañas (hoy tes como el escolasticismo y la Ilustración que, si
Cardenal Silva Henríquez). En la parte suplemen- bien existían para la misma época, se han perfila-
taria se han incluido mis reflexiones al cuestiona- do con basamentos anteriores. Tampoco se enfo-
rio —en torno al historiador y las ideas— plantea- can expresamente las secuelas que han dejado en
do inicialmente por Alejandro y Fabián Herrero pa- nuestra centuria algunos movimientos como el
ra la revista Estudios Sociales (1994). Por otro la- krausismo y el positivismo.
do, reproduzco algunas piezas complementarias Se visualiza al siglo XIX dentro de la partición
que me tocó redactar sobre los principios y propó- cronológica habitual, pasando por alto las catego-
sitos orientadores de un nuevo espacio que he- rizaciones históricas que trascienden los conven-
mos creado para el pronunciamiento intelectual: el cionalismos y le otorgan a aquél un alcance tem-
Corredor de las Ideas. poral bastante más dilatado que el del calendario.
Para contextualizar el material abordado se En suma, se concede prioridad a las expresiones
transcriben algunos comentarios que han recibido que, de uno u otro modo, contribuyeron a legitimar
otras obras propias más cercanas a la temática en los distintos Estados nacionales en América Lati-
juego: El movimiento positivista argentino, Oríge- na.
nes de la democracia argentina. El trasfondo krau-
sista, Cómo fue la generación del Ochenta, Re-
descubriendo un continente, Intelectuales y políti-
cos españoles a comienzos de la inmigración ma- Eclécticos y krausistas
siva, Fines de siglo, fin de milenio.

El espiritualismo ecléctico, surgido en Francia a


principios del siglo XIX —como transacción entre
las tendencias innovadoras y los emergentes co-
natos reaccionarios—-, revistió en Sudamérica
una importancia mayor de la que se le ha atribuido
usualmente como escuela filosófica y como ideo-
logía operativa. Mas allá de sus serias limitaciones
conceptuales, que no dejaron de observarse en la
plenitud de su esplendor, el eclecticismo incide en
muy diversas manifestaciones decimonónicas, al

8 9
proponer una actitud de tolerancia y moderación rias de esa orientación. Tampoco faltan nexos per-
para superar el encastillamiento partidista, las pos- sonales como la presencia de exiliados franceses,
turas dogmáticas o radicalizadas y asimilar el pa- continuadores más o menos fidedignos del funda-
sado en una integración selectiva de las distintas dor de la escuela: Víctor Cousin.
corrientes doctrinarias. Por un lado, sostiene la ra- Los sectores dominantes de cuatro generacio-
cionalidad congénita del hombre y el carácter ab- nes —1837 a 1880— se formaron en la Argentina
soluto de la verdad, el bien y la belleza; por otro, bajo la cosmovisión ecléctica, cuya tónica concilia-
admite la existencia de lo divino, bajo las más di- dora sirvió a la causa de la organización y la unifi-
ferentes modalidades (panteístas, deístas, racio- cación nacionales. Dicha concepción no sólo ins-
nalistas, pesimistas, krausistas y católicas), reva- trumentó los contenidos de la enseñanza sino que
lorizando la religión —en estrecho vínculo con la fi- además acompañó la creación o el remozamiento
losofía— y el propio cristianismo. En la línea de los de trascendentes instituciones educativas: en Tu -
románticos, se afianza el sentimiento federalista y cumán, el Colegio de Segunda Enseñanza; en En -
se concibe el progreso general como desenvolvi- tre Ríos, la Escuela Normal de Paraná y el Colegio
miento de las modalidades inherentes a cada na- del Uruguay; en Buenos Aires, la Universidad —
ción. El movimiento ecléctico ha mostrado asimis- con su secundario anexo— y la Escuela Normal
mo variadas perspectivas y facetas disciplinarias de Profesores. A sus aulas asistieron futuros ada-
pasibles de consideración, entre ellas, un eclecti- lides políticos e intelectuales que, en mayor o me-
cismo metodológico, filosófico, científico, médico, nor medida, se mantuvieron dentro del derrotero
jurídico, literario y político. espiritualista que les fue inculcado allí durante su
Diversos estudios han permitido advertir la signi- adolescencia y juventud. Dentro del núcleo ecléc-
ficativa proyección del eclecticismo en el Río de la tico preponderante figuran José León Banegas,
Plata, donde, hacia 1819, ya se había insinuado tí- Luis de la Peña, Adolfo Alsina, Juan Carlos Gó-
midamente bajo el predominio de la Ideología, para mez, Aditardo Heredia, Onésimo Leguisamón, Fé-
afirmarse al promediar la centuria. En el caso ar- lix Martín y Herrera, Nicanor Larrain, Nicomedes
gentino se registran prolongaciones eclécticas du- Reynal O'Connor, Federico Tobal y José María To -
rante el período finisecular. Con el nuevo ismo se rres. Otras personalidades destacadas —entre
tiende un puente hacia la filosofía escocesa del ellos varios presidentes y ministros de la Repúbli-
sentido común y hacia el pensamiento alemán, en- ca Argentina— se valieron parcial o temporaria-
tronizándose la obra de Leibniz —-"el sabio más mente del eclecticismo, como Félix Frías, Facundo
universal de los tiempos modernos"1— y su concep- Zuviría, Domingo Faustino Sarmiento, Vicente Fi-
to de sustancia como fuerza, como causa eficiente del López, Juan María Gutiérrez, Victorino de la
y espontánea. La impronta ecléctica penetra en el Plaza, Nicolás Avellaneda, Guillermo Rawson, Pe -
Plata bibliográficamente o a través de la cátedra, dro Goyena, Eduardo Wilde, Carlos Burmeister,
pues se suceden los profesores y las tesis tributa- Calixto Oyuela o Julio Argentino Roca.

1
F. Tobal, El eclecticismo, B. Aires, Impr. de Mayo, 1867, p. 29.
10 11
No menos sugestiva resulta la figuración del La intelligentzia boliviana acogió con benepláci-
eclecticismo en el Brasil, donde prendió intensa- to al ideario ecléctico, el cual fue divulgado a tra -
mente dentro de las élites locales como sustrato vés de distintas obras editadas en la misma re -
para la incipiente conciencia conservadora y como gión. Pedro Terrazas tradujo el libro de Cousin so-
fermento para la unidad nacional en ciernes, per- bre la ética en el siglo XVIII, que se publicó en Po -
mitiendo además consolidar la actividad filosófica tosí hacia 1845 con un prólogo del propio Terra -
mediante la plasmación de una sociedad ad hoc zas. Félix Reyes Ortiz hizo otro tanto con el com-
en la ciudad de Bahía hacia 1843. Uno de sus pri - pendio de filosofía de Delavigne, así como Luis
meros y más influyentes expositores fue el predi- Quintín Vila vierte posteriormente al castellano
cador Francisco José de Carvalho (1784-1855), una obra de Ch. Benard. A dichos nombres puede
conocido como Mont'Alverne, para el cual Cousin añadírsele el de Victoriano San Román, quien en
representaba un genio prodigioso y el eclecticismo 1873 dió a conocer sus Elementos de Filosofia
una auténtica reconstrucción de la filosofía que eli- Moderna. Todos ellos subrayaban la importancia
minaría el estado de confusión producido por el del eclecticismo para romper las barreras que se
pensamiento dieciochesco. Algunos eclécticos habían levantado entre la religiosidad y el entendi-
brasileños siguieron a los grandes maestros galos: miento, entre los condicionantes físicos y el libre
Silvestre Pinheiro, vivió casi veinte años en París albedrío. Reyes Ortiz, mientras se refería al siste-
y cultivó una íntima amistad con el propio Cousin; ma ecléctico como "dominante, adoptable y adop-
Domingo Gonçalves de Magalhaes, asistió a las tado en los países civilizados", efectuaba sobre el
clases de Jouffroy —al igual que Salustiano Pe- mismo la siguiente caracterización: "abrazando lo
drosa— y publicó en 1858 su libro Fatos do Espí- espiritual no desprecia lo sensual [...] se alimenta
rito Humano, traducido al francés y receptado en tanto de las sublimes inspiraciones y arrebatos
París como una genuina contribución para funda- místicos de Santa Teresa y San Buenaventura co-
mentar la moralidad más allá del empirismo. mo de las experiencias craneológicas y naturalis-
Eduardo Ferreira França estudió medicina en tas de Gall y Spurzheim" 2.
aquella ciudad durante el apogeo de Cousin y en El ecléctico colombiano Manuel Ancízar, luego
sus Investigações de Psicologia (1854) introduce de una larga transhumancia por Cuba, Estados
una facultad cognoscitiva recurriendo a la fe y sin Unidos y Venezuela, regresa a su país de origen
abandonar la óptica naturalista. Antônio Pedro de para lanzar en Bogotá el periódico El Neogranadi-
Figueiredo, traductor de Cousin y editor en Recife no (1848), donde colabora el gran maestro de Bo -
de una revista aglutinadora —O Progresso (1846- lívar, Simón Rodríguez. Desde esas columnas,
1848)—, desde un liberalismo social procura re- Ancízar brega por una amalgama entre el conser-
conciliar el cristianismo con las conquistas huma- vadorismo y el liberalismo, entre la tradición y el
nas y materiales, mientras que en su tesis docto- cambio. Por otra parte, exhorta al clero para que
ral el fluminense Manuel María de Morais e Vale se involucre en los intereses temporales y en la or-
condena la mendicidad como si fuera una terrible ganización republicana, para que produzca una
epidemia de lepra. suerte de sacerdote-civilizador "que cese de de-
2
G. Francovich, La filosofía en Bolivia, La Paz, Juventud,
1987, pp.146-7.

12 13
clamar contra la corrupción del siglo, contra el lujo taculizar la ascesis socialista y la dinámica cientí-
y las riquezas, contra la tendencia irresistible de fica, el krausismo desempeñó por momentos un
los espíritus hacia la ilustración, la tolerancia y el papel igualitario, al propugnar en sus mejores fa-
libre pensar"3. cetas una plataforma solidaria, con sufragio uni-
En Colombia, como en sus vecinos Perú y versal obligatorio para ambos sexos y, ocasional-
Ecuador, gravitó un tradicionalismo que, ora ape- mente, el derecho a la revolución. En tal sentido,
laba a la neoescolática, ora al ultramontano Dono- los krausistas pueden simbolizar un descuidado
so Cortés, ora a los doctrinarios franceses, ora al precedente para la construcción del Estado bene-
irracionalismo de Bonald y de Maistre. Hacia 1872, factor como alternativa frente a la acumulación
Miguel Antonio Caro todavía censuraba el espec- irrestricta y al desconocimiento sistemático de los
tro de Bentham, exigiendo que, para evitar el sa- derechos humanos.
crilegio, no debía calificarse como doctor a este úl- Es precisamente en el terreno jurídico donde el
timo, pues se trataba de un título reservado sólo krausismo exhibe uno de sus aportaciones primor-
para quien enseña la doctrina de la Iglesia —ex- diales en América Latina durante la segunda mitad
cluyentemente equiparada con el mismo Dios. del siglo pasado; época en la cual se verifica cier-
Treinta años antes, el peruano Bartolomé Herrera, to predominio de esa orientación en la cátedras de
desde su rectorado en el Convictorio de San Car- Filosofía del Derecho. Durante la década de 1850
los, mientras entonaba infrecuentes loas a la con- comienzan a aparecer diversos textos jusfilosófi-
quista española, propiciaba el autoritarismo políti- cos basados en el racionalismo armónico de Krau-
co en nombre de la divina potestad y en contra de se o de su discípulo Enrique Ahrens, cuyo Curso
la soberanía popular. En el Ecuador, el gobierno de Derecho Natural lograría una amplia difusión.
de Gabriel García Moreno (1859-1875) —tan com- Así ocurrió para ese entonces con los manuales
batido por figuras de la talla intelectual de Juan respectivos de José Silva Santisteban en el Perú y
Montalvo— procuró institucionalizar dichas premi- de Antonio Bachiller en Cuba. Por otro lado, la Fa-
sas confesionales y antidemocráticas. cultad de Derecho en la Universidad de San Pablo
En líneas generales, nuestras variantes espiri - se erige en un centro clave para la introducción y
tualistas decimonónicas, pese a los esfuerzos de desarrollo del krausismo brasileño.
ciertos voceros suyos no alcanzaron a elaborar Otra dimensión fundamental del krausismo es-
una noción de libertad que superase la raigambre tá dada por su incidencia en la renovación educa-
individualista. Sin embargo, ello no dejó de tener tiva. A los hermanos Valeriano y Juan Fernández
su especial relevancia en aquellos contextos don- Ferraz, dos españoles de origen canario, se les ha
de tuvo mayor vigencia el modelo restaurador que adjudicado la estructuración de la escuela media
preconizaba actitudes como la de una absoluta en Costa Rica, donde se afincan y ponen en prác-
obediencia y sumisión por parte de los sectores tica las ideas pedagógicas de don Francisco Giner
populares. de los Ríos y la célebre Institución Libre de Ense-
Más allá de que también fue utilizado para obs- ñanza, bajo cuya inspiración tuvieron ocasión de

3
Cit. por R. Salazar Ramos, "Romanticismo y positivismo",
en Marquínez Argote et al., La filosofía en Colombia, Bogo-
tá, El Búho, 1992, p. 257.
14 15
formarse en la misma metrópoli madrileña —al cia de carácter, dignidad y nobleza, gran-
igual que el costarricence Mauro Fernández, quien des y generosas aspiraciones, puros y le-
se desempeñó como Ministro de Instrucción Públi- vantados sentimientos 5
ca en esa nación centroamericana.
Por aquella época, hacia el último tercio del si- Gracias a la penetrante faena hermenéutica lle-
glo, el krausismo se instrumenta en Latinoamérica vada a cabo por varios indagadores contemporá -
para oponerse a los planteamientos positivistas y neos, como Ardao y como Roig, se ha ido demos-
al creciente desafío teórico-práctico que los mis- trando que el krausismo tuvo una existencia real
mos venían a representar. En Chile, por ejemplo, fuera del ámbito español, que en América Latina
se recurre a las críticas furibundas hacia el positi- no representó ni una leyenda ni un asunto mera -
vismo y el materialismo, formuladas por el krausis- mente importado y que en el Cono Sur llegó a
ta belga Guillaume Tiberghien, para objetar el giro cumplir además una función democratizadora, al
comtiano que había producido un intelectual de dotar de contenidos doctrinales a nacientes agru -
predicamento como Juan Victorino Lastarria4 . paciones populistas, según resultaron en sus orí-
Prudencio Vázquez y Vega, mentor filosófico de genes la Unión Cívica Radical en la Argentina y el
José Batlle y Ordóñez —ulterior presidente del Partido Colorado en el Uruguay, los cuales logra -
Uruguay—, se enfrenta desde un trasfondo krau- rían acceder al gobierno mediante el voto colecti-
sista con las fracciones positivistas de dicho país. vo.
Invocando valores permanentes, aquél denunció el
exitismo y el socio-darwinismo, así como el creci-
miento material y la magnificencia exterior en tanto
factores determinantes para la perfectibilidad del Deus ex machina
hombre:

no por tener ferrocarriles y teléfonos, los Durante el siglo XIX, se atraviesa una etapa sin
pueblos viven tranquilos y felices [...] más precedentes de expansión colonial europea y ex-
conviene al bienestar y al progreso gene- tensión de fronteras interiores en diversos países
ral de las sociedades infundir en la con- americanos. Concomitantemente, eclosiona la
ciencia pública los santos principios de creencia en la renovación de los procesos vitales:
moralidad y de justicia que dirigir una mi- el universo entero y nuestro continente muy en
rada microscópica para contemplar los in- particular estaban llamados a un perfeccionamien-
finitos infusorios que se revuelven en una to irrevocable. Según esos planteos, la misma ci-
simple gota de agua [...] Yo prefiero antes vilización ha seguido una marcha astral —del
que la observación empírica, independen- Oriente a Occidente— y la corriente de los imanes,

4
Cf. Z. Rodríguez, Miscelánea literaria, política y religiosa, 5
P. Vázquez y Vega, Escritos filosóficos, Montevideo, Biblio-
Santiago de Chile, Impr. El Independiente, 1876. teca Artigas, 1965, pp. 77, 79.
16 17
desde el Ecuador hasta los polos. Comienzan a pagan por doquier.
despuntar entonces las analogías organicistas y El área ríoplatense constituyó un polo importan-
mecanicistas para explicar al hombre y la socie- te para canalizar el ideario sansimoniano, el cual
dad. Con la nueva mística del progreso —fenóme- sería incorporado en esas tierras por Esteban
no teórico y extrateórico a la vez— se aguardaba Echeverría, tras su regreso de Europa hacia 1830.
que, mediante reformas socioculturales y, sobre Siete años más tarde se crea el célebre Salón Li-
todo, por implementaciones tecnológicas, se ter- terario como nucleamiento de los jóvenes románti-
minara barriendo para siempre con los males de la cos liderados por el propio Echeverría. Si bien allí
humanidad. se exponía de cabo a rabo el eclecticismo cousi-
Ya no bastaba con desdeñar el más allá o en niano no dejaba por ello de considerárselo como
recurrir a las meras luces de la razón si se quería incompetente para explicar al espíritu del siglo, el
transmutar este valle de lágrimas en un mundo cual era identificado con "la doctrina de la perfec-
mejor. Para lograr tamaño objetivo había que libe- tibilidad indefinida". Por su parte, Echeverría pre -
rar las fuerzas de producción hasta someter al pla- senta un trabajo, con fuerte acento sansimoniano,
neta y arrancarle todos sus frutos. Surgía así una donde la industria, en tanto transformadora de ma-
nueva religión: la industrialista. Se levantan enton- teria, aparece como fuente de riqueza, poder y
ces palaciegos altares a la maquinaria, como las bienestar de las naciones.
Exposiciones universales, con sus millones de vi- Poco tiempo después, ese mismo grupo, desde
sitantes-feligreses. En la École Polytechnique, su exilio en Montevideo, edita un periódico, El Ini-
donde concurrieron las mejores lumbreras de Eu- ciador, donde se incluye explícitamente una "Sec-
ropa, se gesta un sujeto histórico inédito que mira ción Sansimoniana" (15-7-1838). En ella se sostie-
la vida con lente ingenieril, prescindiendo de las ne que la ley de las generaciones y su desarrollo
humanidades y su enfoque inveterado. progresivo implica la destrucción del antiguo régi-
Estaba montado el escenario para la aparición men y el pasaje hacia un orden definitivo; que di-
de la tecnocracia y su padre teórico, Claude-Henri cha ley ha sido empeñosamente explorada por los
de Saint Simon, pretendido Newton de un novedo- más grandes pensadores (Vico, Montesquieu,
so ordenamiemto societario, el sistema industrial. Kant, Lessing, Herder, Condorcet, Turgot y Hegel)
El noble Saint Simón, que se proclama descen- pero que Saint Simon fue él único que ha podido
diente de Carlomagno, aspiró, como éste, a la descubrirla y que por añadidura ha previsto una
reorganización europea, mediante una programá- organización religiosa para eliminar los privilegios
tica que colocaba a la ciencia, la política, la moral y gozar de la libertad bajo la aceptación voluntaria
y la propiedad al servicio del aparato productivo. de un poder con reconocida capacidad.
Sobrepasando diferencias y antagonismos, el tra- Más tarde, en 1847, durante su polémica con
bajo, el fomento de las comunicaciones y los Pedro de Angelis, Echeverría rechaza los cargos
transportes engendrarían un régimen de abundan- que éste le planteara por haber querido regenerar
cia y prosperidad para todos. Más que las convic- al pueblo argentino y convertirlo en una sociedad
ciones puntuales del sansimonismo, sus fervientes de sansimonianos. Sin embargo, el mismo Eche-
esperanzas respecto de la industrialización se pro- verría admite haber aplicado a "toda la sociabili-

18 19
dad" la "fórmula económica de Saint Simón adop- ¿No es [...] una hermosa máquina? Y, qué
tada generalmente en Europa" 6. admiramos en ella? La fuerza, por supues-
Otro ideólogo de enorme influencia, pertene- to, pero también y sobre todo, la disposi-
ciente también a dicha agrupación, Juan Bautista ción hábil de todos esos órganos cuyo jue-
Alberdi, enfatiza el carácter determinante de la go es tan concertado y su efecto tan segu-
mecanización. En 1852, Alberdi publica en Chile ro y exacto [...] ese pobre diablo cubierto
uno de sus ensayos más significativos (Bases y de harapos manchados de hollín y de
puntos de partida para la organización política de aceite, al frotar y al encebar el hierro os
prepara emociones artísticas.8
la República Argentina derivadas de la ley que
preside el desarrollo de la civilización en la Suda-
mérica), donde llega a insinuar que las vías fé- Asimismo, se suceden en Buenos Aires las te-
rreas sustituirían a los monasterios como medio sis relativas a los inventos, la fabricación y temas
de moralización. Al igual que el vago charlatanis- afines. Una de esas disertaciones enaltece al ho-
mo universitario, el cultivo de las letras, lejos de re- mo faber y al "poder prodigioso de la Maquinaria"
peler a la barbarie, resulta un factor retardatario si que eliminaría todas las calamidades y opresio-
faltan los elementos civilizadores básicos: pobla- nes. El asunto central es presentado como una
ción, comercio, industria. El contraste resulta ma- cuestión de profunda trascendencia e interés en la
nifiesto: la literatura es un producto ilusorio y pa- centuria. Gracias a los ingeniosos aparatos, esen-
sional que envenena el alma y estrangula a la ciales para el progreso, "las distancias se estre -
ciencia, esa expresión serena de la conducta y el chan o desaparecen por la electricidad y el vapor,
pensamiento. Ergo: mientras que la literatura ha suprimiendo el tiempo y el espacio y dándole al
cumplido su misión en Sudamérica, "la ciencia so- hombre en cierto modo la omnipresencia de la Di-
lamente puede darle lo que su edad requiere: la vinidad" 9. Lejos de disminuir el trabajo y aumentar
luz, la razón, la calma, la paz necesarias a la fun- la pobreza, el maquinismo multiplica las oportuni-
dación de sus instituciones y al desarrollo de su ri - dades y produce inusitadas maravillas, como la de
queza"7. hacer que la miseria que gangrena a las socieda-
La identificación entre progreso y tecnificación des deba replegarse con el paso del ferrocarril.
se fue haciendo un leit motiv a medida que la Ar- Las ideas de Alberdi y la estética bosquejada
gentina se urbanizaba y se abría al tráfico de per- por Jacques parecen desbordarse totalmente en
sonas, manufacturas y capitales. Un destacado las apreciaciones de Eduardo Wilde que ocasiona-
formador de conciencias, el "sabio" Amadeo Jac- ron una memorable controversia con el católico
ques, perfilaría, ante un selecto auditorio, una es- Pedro Goyena. El primero, médico y escritor es-
tética de la mecánica sobre la base de una loco- céptico, sugería una relación inversamente pro -
motora en movimiento: porcional entre el terreno poético y la producción
fabril: para que triunfe esta última, deben los ver-
sos desaparecer. En la argumentación de Wilde se
6
E. Echeverría, Dogma socialista, Universidad Nacional de
8
A. Jacques, “Las ciencias, las letras y las artes”, La Revis-
La Plata, 1940, pp. 375-6, 388. ta de Buenos Aires, 5, 1864, pp. 340-1.
7
J. B. Alberdi, Estudios económicos, Buenos Aires, La Cul-
9
F. Tobal, Las máquinas estudiadas a la luz del progreso hu-
tura Argentina, 1916, p. 316. mano, B. Aires, Impr. de Mayo, 1869, p. 55
20 21
refleja el relativismo ético y el sentimiento de incre- tablemente superior a una vaca pintada
dulidad que embargaba a los pre-positivistas; una por algún Epaminondas de Ultramar [...] un
actitud desacralizadora frente a declinantes valo- buey que ara [...] es más útil que una oda,
res tradicionales pero que a veces remata en otro que una polca y que una caricatura [...]
optimismo no menos exultante: el de la tecnolatría. ¡Más útil es al mundo una gallina que pone
Para Wilde la poesía —identificada con el ver- huevos, que cien mil poetas que compo-
so, la rima, los himnos— corresponde a tiempos nen versos! 10
arcaicos donde no existían ni los libros ni las im-
prentas; es una enfermedad de la inteligencia que Durante el febril crecimiento de los ochenta, la
dificulta la comunicación; un medio superfluo que prensa oficialista argentina le asignaba a la indus-
no deja ninguna lección y que resulta tan inservi- tria un papel exclusivo, no sólo para promover los
ble como las pulgas y los mosquitos. Tampoco se adelantos materiales sino también el perfecciona-
ahorran epítetos para los propios poetas: copleros, miento moral y la plasmación de un régimen de-
prestidigitadores de palabras y ortopedistas men- mocrático. En otra tribuna periodística se emitían
tales, utopistas desocupados e improductivos so- afirmaciones no menos entusiastas, tendientes a
ñadores, revolucionarios exaltados y pendencie- ocultar la conflictividad social, el espíritu posesivo
ros ambiciosos, monomaníacos y locos pasivos — y la dependencia del exterior: "Las transformacio-
como los politicones, los mariscales y los fanáticos nes que la industria opera [...] trascienden al movi-
religiosos o ateos. Contrario sensu, el progreso miento moral de las sociedades, acabando con los
con todos sus indicadores —ciencia, legisla- odios y las preocupaciones inveteradas, que son
ción, comercio, agricultura, minería, industria— y barreras más altas e insalvables que las que la na-
todos sus prosaísmos: turaleza ha puesto por límite material a los pue-
blos"11.
Los ferrocarriles y las fábricas manufactu- Por ende, no será mediante abstracciones doc-
reras han reemplazado con ventaja a los trinarias que se posibilitarán tantos beneficios. Se -
idilios y los sonetos. Ahora se piensa más gún Alexis Peyret, un proclamado "nieto de Voltai-
en encontrar la solución de un problema re" y reconocido inspirador de la élite gobernante,
mecánico, que en hallar una consonante la aplicación de las ciencias físicas y sociales di-
para concluir felizmente un verso [...] la solverían la miseria, la ignorancia, las clases, las
prosa abunda porque las necesidades del fronteras, para establecer el "Reino de Dios" y "la
estómago se han vuelto más apremiantes paz perpetua". Peyret representa al intelectual
que las del corazón [...] en la bolsa no se que, por un lado, exhibe una trayectoria y un dis-
cotizan versos sino cueros [...] jamás la ho- curso apreciablemente progresista. Nacido en
ja de mi escalpelo ha tropezado con el al- Francia, se formó en la Sorbona junto a dos figu-
ma [...] una yegua es más útil que un sone- ras de vanguardia: Quinet y Michelet. Actuó en los
to y una vaca de carne y hueso es indispu- levantamientos democráticos de 1848, ocupando

10
E. Wilde, Tiempo perdido. Buenos Aires, Librería del Cole-
gio, 1967, pp. 67, 94-5, 111, 114-5.
11
El Constitucional, 23 julio 1881.
22 23
una diputación por los Bajos Pirineos. Colaboró en tica y legal cuyos fundamentos provienen de la es-
el periódico de otro gran demócrata, Lammenais, cuela individualista y de un Estado indiferente a la
debiendo emigrar tras el golpe de Estado de Na- problemática social y munido de facultades omní-
poleón III. Radicado en la Argentina se dedica fi- modas para disponer de la cosa pública. Se ataca
nalmente a la enseñanza y dirige un órgano del así a la democracia fraudulenta —plagada de pri-
Club Liberal: El Libre Pensador. Integró la maso- vilegios, con su prensa domesticada— y a los par-
nería argentina, combatió vigorosamente el cleri - tidos políticos, una banda de condottieri sedientos
calismo, denunció a los eclécticos y doctrinarios de poder que apelan a nociones engañadoras co-
franceses como "corifeos de la burguesía satisfe- mo progreso y patriotismo:
cha" y como "turiferarios del justo-medio"12. Por
otra parte, no vacila en asignarle a los europeos El pueblo ha aprendido esta frase ¡progre-
una misión civilizadora y regenerativa; considera samos! y en medio de sus mayores dolo-
que los pueblos neo-latinos, a diferencia de los sa- res la repite con consuelo [...] como el in-
jones, resultan incapaces para gobernarse a sí glés que saquea panaderías arrastrado
mismos; que las masas inconscientes y rutineras por el hambre, canta que la primer felici-
deben aprender sociología para abandonar ese dad de un hombre es haber nacido inglés
estado y elevarse a la altura de las instituciones. [...] la banda política ha hecho del senti-
Con los oídos sordos a la penetración imperial miento patriótico, arma de defensa y de
y a la explotación del proletariado, difícilmente se combate. La patria es el gobierno, como el
podía entrever, tras las argucias tecnocráticas, Papa es Dios [...] el sud-americano tiene
que estar repitiendo porque así lo mandan,
una manera de decretar el carácter sempiterno de que es libre, que es rico, que es grande,
la legalidad burguesa y el régimen capitalista. Por que tiene el mejor gobierno, que ha tenido
lo demás, la declamada industrialización es archi- los héroes más notables, y que dentro de
vada y en su reemplazo se incorpora una orienta- poco tiempo su patria será la más podero-
ción antagónica: el principio sobre la división inter- sa del mundo 13
nacional del trabajo que nos reducía a una simple
condición pastoril como productores de materias Serafín Alvarez apuesta al nuevo tipo americano,
primas. producto del mestizaje, como el agente histórico
Otro exiliado republicano, pero de origen hispa- que cumplimentará el ideal superior del hombre
no y desvinculado del establishment, Serafín Alva- cosmopolita, dotado de una mayor fuerza e inte-
rez, publica en 1886 una extensa refutación a Pey- ligencia. Con ello se enfrenta a las tesis sojuzgan-
ret y a muchos de los supuestos que operaban en tes sobre la pureza étnica, la supremacía de la ra -
la ideología dominante. El retraso de los sudame- za blanca y el mesianismo europeo. Recuerda el
ricanos no debe atribuirse a una supuesta minus- componente indígena de muchos escritores y ada-
valía racial sino a un agudo déficit en materia polí- lides sudamericanos, cómo fueron prostituídas las

12
A. Peyret, Conferencias sobre las instituciones libres, B.
Aires, La Tribuna Nacional, 1883, pp. 4, 6; Historia contem-
poránea, B. Aires, Lajouanne, 1887, pp. 436-7; La evolución 13
S. Alvarez, Cuestiones sociológicas, B. Aires, Juan Rol-
del cristianismo, B. Aires, La Cultura Argentina, 1917, p. 32. dán, 1916, pp. 114, 157.
24 25
criollas y cómo la casa de expósitos —evangélica ejemplo, ponderando las ventajas que al
forma del infanticidio— ha sido durante siglos una individuo producen la perseverancia, el
resultante de la europeización, cuya faena ejem- trabajo y el carácter, es más peligroso e in-
plarizadora en América debía darse por concluida. moral que los que escriben pornografía.
En tal sentido, se enuncian reparos a la mentada Porque la vida no es como él dice, porque
tecnificación y a los desbarajustes comunales oca- la fortuna es siempre robo [...] El programa
sionados por la red ferroviaria: no tiene más artículos: organización admi-
nistrativa sin presidente irresponsable, su-
Nuestros saladeros y estancias, los esta- fragio permanente y juez popular. Cuando
blecimientos agrícolas y mineros de Chile, Vd. les diga ésto a sus alumnos, que de-
los ingenios y cafetales de la zona tórrida, ben estar cansados de oírle hablar de Gre-
demuestran que no es aptitud industrial lo cia y Roma, de Krause y Balmes, se van a
que falta a estos pueblos. Manejan el bra- quedar sorprendidos, como el que no sa-
zo de hierro de las máquinas con más éxi- bía que estaba hablando en prosa 15
to que la misma Europa y en pocos años
nuestra producción ha ido a inundar el Estamos así rozando enfoques periféricos al
mundo viejo. Pero, el gran desarrollo in- sistema que, aun sin alcanzar siempre los mayo-
dustrial no puede producirse porque la in- res grados de radicalización, repudian diversos lu-
mensa mayoría de la nación analfabeta no gares comunes e importantes variables constituti-
puede tomar parte en él 14 vas. Entre esos mirajes utópicos se halla la obra
pionera de un eminente americanista, Simón Ro-
El socialismo fiscal defendido por Alvarez apunta dríguez, quien replantea la imagen tradicional de
también a reforzar críticamente la enseñanza pú- la filosofía, diluye la antinomia civilización-barba-
blica, en detrimento de la escuela privada, un tu- rie, impugna el valor ontológico asignado a la
gurio sectáreo y separatista. Mientras denuncia la apropiación privada y censura los afanes imperia-
orientación complaciente impuesta por Peyret a listas del sansimonismo francés. Para Rodríguez,
los estudios, propone otros contenidos didácticos el obrero, lejos de enaltecerse necesariamente
y embiste contra uno de los ídolos del momento en con la máquina, se convierte en un instrumento
la mitología del triunfalismo capitalista, Samuel más al servicio de la producción. Asimismo, don
Smiles: Simón se erige en portavoz de los humildes: "há-
gase algo por unos pobres pueblos que después
la tradición educadora, es engañar siste- de haber costeado con sus personas y bienes... la
máticamente a quien se está educando [...] Independencia, han venido a ser menos libres que
Vd les dice de que hay en el mundo insti- antes"16. No menos reivindicativas son sus pro -
tuciones libres que lo gobiernan y tienen puestas sobre el aborigen, al cual considera una
historia [...] todo es mentira [...] Smiles, por pieza fundamental en el proceso de escolariza-

14
Ibid., p. 121.
15
Ibid., pp. 158, 167.

26 27
ción, pues de los "blanquitos" muy poco cabía Con todo, estaban dados los elementos sufi-
aguardar17. cientes para la avasalladora implantación del posi-
En una línea afín a la de Simón Rodríguez se tivismo y sus heterogéneos equivalentes concep-
encuentran varios chilenos cercanos a su magiste- tuales: materialismo, agnosticismo, experimenta-
rio. En 1856, Francisco Bilbao, desde París, pro- lismo, fisiologismo, energetismo, mecanicismo,
curaba desentrañar el estado de alienación que lo etc.
rodeaba: "el hombre de Europa se convierte en
instrumento, en función, máquina, o en elemento
fragmentario de una máquina"18. Por su parte, Las-
tarria, en La América (1865), trata duramente a los ¿Orden o progreso?
efectos devastadores que producían los europeos
en el Nuevo Mundo, guiados por voraces intereses
mercantiles e industriales. Jerónimo Abásolo Na- El positivismo clásico, además de constituir una
varrete (1833-1884), que había recorrido Europa y manera de comprender la realidad se ha perfilado
publicado en Bruselas un libro relevante (Person- también como un programa de acción dirigido ha-
nalité), tampoco coincide con la exaltación de la cia muy diversas instancias: política, economía,
cultura nordatlántica; propicia la unión continental moralidad, industria, educación, religión, salud, le-
y la creación de un Instituto Americano; critica a gislación, ejército, iglesia, carácter nacional, etc.
los políticos vernáculos por privilegiar el aumento Una creencia en la cual el universo va diferencián-
de la riqueza y pretender un hombre operativo en dose conforme a un ritmo que explica desde el
vez de una persona integral; invierte el imaginario comportamiento de las moléculas hasta la marcha
sansimoniano, concibiendo a la religiosidad en de las naciones y el movimiento sideral. La lectura
creciente evolución y a la ciencia como una forma- de los autores positivistas provocó un auténtico
ción arcaica19. deslumbramiento y figuras como Pasteur y el hom-
bre de laboratorio llegaron a ser vistos como hé-
roes desinteresados que luchaban a brazo partido
al servicio del bien y la verdad.
En Brasil, el positivismo se munió con exube-
rantes ropajes litúrgicos y numinosos. La imponen-
te iglesia positivista que se levantó en Río de Ja-
neiro reproducía en otra escala el frontispicio del
Panteón de París, previsto por el propio Comte pa-
16
S. Rodríguez, Inventamos o erramos, Caracas, Monte Avi- ra iniciar las conmemoraciones de su nuevo culto.
la, 1982, p. 190. La piedra fundamental del templo carioca fue colo-
17
Ibid., pp. 203-4. cada un 12 de octubre de 1890, ocasión en la cual
se aludió al vaticinio comtiano sobre América co-
Bilbao, El evangelio americano, Buenos Aires, Américalee,
18

1943, p. 171.
19
J. Abásolo, La personalidad política y la América del por-
venir, Santiago de Chile, Imprenta y Encuadernación Univer-
sitaria, 1907.
28 29
mo sede para la Religión de la Humanidad. Siete sión para el sumo pontífice del positivismo brasile-
años después se produce la inauguración de ese ño, Miguel Lemos, quien bregó contra la disolven-
santuario. Su altar mayor contiene un cuadro con te anarquía imperante en el mundo desde el fin de
la imagen virginal y divinizada de Clotilde de Vaux, los tiempos medievales. Para el mismo Comte,
mientras que en los laterales se emplazan los bus- conceptuado como fanático del orden, el progreso
tos de quienes fueron escogidos para bautizar con cumple una función accesoria, como despliegue y
sus nombres los meses y disciplinas del calenda- consolidación de un sistema que implica la inalte-
rio positivista: desde Moisés, Homero, Aristóteles, rable estructuración del organismo social. Una dé-
Arquímides, César, San Pablo y Carlomagno, has- cada antes de que mexicanos como Gabino Barre -
ta Dante, Gutenberg, Shakespeare, Descartes, da lograsen conocer personalmente al precursor
Federico de Prusia y Bichat. A la entrada del tem- de la sociología, diversos estudiantes brasileños
plo se han dibujado los puntos cardinales y una ya asistían a la Escuela Politécnica y a los cursos
flecha floreada que apunta hacia París —centro de libres de Comte, hasta que luego el propio Miguel
Occidente y capital misma de la tierra. Lemos mantendrá en Francia su famosa vincula-
La iconografía juega un papel prominente para ción con los epígonos más estrictos del filósofo po-
el adoctrinamiento positivista. En el santoral brasi- sitivista.
leño le han dado un amplio relieve al artífice de la Para regenerar al mundo no bastaba con la sa-
Religión de la Humanidad y a su "ángel inspira- biduría, con las academias, sino que debía practi-
dor": Clotilde de Vaux. También se hallan repre- carse una vida extremadamente ascética. Se reco-
sentados la madre y los hijos de Comte, los padres mendaba el casamiento positivista y se condena-
de Clotilde, así como los distintos barrios, residen- ban las bebidas alcohólicas, el tabaco y hasta el
cias y necrópolis familiares. Tampoco escasean mismo café, sustancia nociva cuyo intercambio
los retratos de grandes apóstoles como Miguel Le- por "un alimento esencial" como el trigo —-según
mos y Jorge Lagarrigue, hacedores de la iglesia se había pactado con la Argentina— resulta fírme-
positivista en Brasil y Chile. Un lugar descollante mente denostado.
ocupa la silueta del fundador de la Repúlica brasi- Fuera de ciertas efemérides patrias o ecuméni-
leña, Benjamín Constant, en cuyo monumento, cas, entre los principales acontecimientos celebra-
además de exaltarse sus acciones claves —sepa- dos por la cofradía positivista tenemos fiestas "abs-
ración Iglesia y Estado, devolución de los trofeos tractas" como las de la Mujer o los Muertos y otras
al Paraguay, etc.—, sobresale una estatua de Clo- más circunscritas, v.gr., la de los Inventores y las
tilde de Vaux personificando la humanidad. El má- Máquinas, donde se idealizaban esos "admirables
ximo emblema nacional, la bandera brasileña tie- instrumentos sobre los cuales reposan la eficacia
ne estampada la divisa comtista de la política y la del trabajo y la dignidad del trabajador"20. Las reu-
organización social positiva: Órdem e Progrésso niones eran acompañadas por cánticos y efectos
(Orden y progreso). musicales, llegándose por ejemplo a ensayar una
Empero, existen dudas si en principio no se ha- paráfrasis positivista de la Marsellesa. Para las mi-
bía propuesto una fórmula que enfatizaba el pri - sas y conferencias dominicales —aún hoy subsis-
mer término: Órdem é Progrésso (Orden es Pro- tentes—, se han programado minuciosamente los
greso); pues la idea del orden constituía una obse- más diversos tópicos:

30 31
Sustitución de la democracia y la aristo- tografía positiva, libertad de cultos, bases para
cracia por la sociocracia. Conveniencia una constitución, ejercicio de la medicina, servicio
del catecismo positivista para las mujeres, doméstico, el divorcio, indígenas brasileños, etc.
porque éstas se hallan destinadas al ho- Otros sectores positivistas disidentes, como el
gar y no adhieren al desorden ni a la vio- de la escuela de Recife, se acercaron a posturas
lencia. La fuerza primordial de la mujer evolutivas y monistas. Entre ellos se destacan To -
consiste en superar la dificultad para obe- bías Barreto, que sostuvo el postulado de la lucha
decer. La Humanidad como conjunto de darwiniana entre las naciones, y Silvio Romero, un
seres humanos pasados, futuros y presen-
auténtico pionero para la historia de las ideas filo-
tes con exclusión de los malhechores y los
sóficas en Latinoamérica. Más próximo a Comte
parásitos. Espacio, Tierra Humanidad co-
mo la verdadera trinidad religiosa. El posi-
pero también a una versión secularizante como la
tivismo sustituye el pre-concepto absoluto de Littré, Pereira Barreto considera que la realidad
y metafísico del derecho por el concepto brasileña se hallaba en un camino culminante ha-
relativo del deber. Concentración del capi- cia la etapa positiva; tras haber pasado primero
tal en manos de un pequeño número de ri- por el conservadurismo y luego por el liberalismo.
cos de donde saldrán los gobernantes. En rigor de verdad, el Brasil ya estaba lanzado
Teoría biológica de las razas: la blanca, hacia un proceso de modernización capitalista,
superior por la inteligencia; la amarilla, por con un fuerte movimiento masónico enfrentado a
la actividad; la negra, por el la Igle-
sentimiento. [...] marcha negativa genera- sia católica y con jóvenes militares que, de origen
da por la Gran Crisis de la Revolución menos encumbrado, se aproximan al positivismo,
Francesa. Surge la religión universal, el acabando con el imperio de Pedro II y su alianza
Positivismo, con su régimen definitivo de con un clero anacrónico. Además de su mayor o
la Humanidad21 menor repercusión en la política central, el positi-
vismo brasileño también tuvo proyecciones regio-
Aun si nos atenemos sólo a los centenares de nales, por ejemplo, en el estado de Río Grande del
publicaciones del Apostolado Positivista del Brasil Sur, donde funcionó una capilla de la humanidad y
que vieron la luz entre 1880 y 1900 —a veces en gestiones gubernativas como las de Julio de Cas-
ediciones al francés— y prescindimos del material tilhos, con su ruralismo patriarcalista y la aparición
no menos caudaloso editado ulteriormente por esa de un curioso tipo social: los positivistas gau-
organización, no dejan de ubicarse a su vez los chos...
asuntos más disímiles: incorporación política de Resulta notorio el respaldo del positivismo a va-
los esclavos, problemas limítrofes de Brasil, locu- rias autocracias latinoamericanas —como las pre-
ra y alienación, secularización de cementerios, va- sidencias de Porfirio Díaz en México, Juan Vicente
cunación obligatoria, represión de la vagancia, or- Gómez en Venezuela o Rafael Núñez en Colom-

R. T. Mendes, As ultimas concepções de Augusto Comte,


20

Río de Janeiro, Apostolado Positivista, 1898, p. 558.


Palestras dominicais, s.d., prédicas 1ª, 3ª, 6ª, 39ª, 41ª, 43ª,
21

48ª.
32 33
bia—, so pretexto de que con ello se estaba alcan- ciencia positiva ni al imperio de la causalidad, re -
zando el grado más alto de desarrollo, conforme a futa la tesis sobre las razas subalternas, propicia
la ley de los tres estados o a postulaciones en fa- la rebelión aborigen, denuncia la corrupción políti-
vor de una dictadura progresista. Tras la idea de ca y objeta al hombre ilustrado por no instruir al
que debía confiarse la política a un grupo de ex- pueblo con buenos ejemplos: "Ríamos de los de-
pertos se hallaba implícito un antiguo parti pris salentados sociólogos que nos quieren abrumar
contra la idoneidad de las muchedumbre que, se- con sus decadencias y sus razas inferiores, cómo-
gún influyentes autores como Le Bon, resultan ob- dos hallazgos para resolver cuestiones irresolu-
jeto de las peores cualidades: destructivas, incivi- bles y justificar iniquidades de los europeos en
lizadas, impersonales, descerebradas, manipula- Asia y Africa" 23.
bles. Para el uruguayo Martín Martínez, los vicios A la postre, la argumentación presuntamente
del parlamentarismo se relacionan con la incom- científica sirvió tanto para reivindicar como para
petencia política de las masas ignorantes, mien- combatir opresiones internas o dependencias forá -
tras defiende el aumento de poder para las "clases neas. Ello daría lugar a modalidades conservado-
ilustradas y conservadoras", rechazando la aplica- ras, liberales, nacionalistas e imperialistas; a ver-
ción que se había efectuado del principio del self- tientes críticas que se amalgaman con el krausis-
government "a las razas inferiores, a los salvajes, mo, el mar-
a los negros esclavos, a los siervos de la Rusia, a xismo, el anarquismo, el indigenismo, etc. Tamaña
los agricultores de la Irlanda"22 . multiplicidad de matices reclama un desbroza-
Se combatían los derechos humanos y se pro- miento menos enfervorizado cuando se valorice la
clamaba la desigualdad en nombre de una inflexi- significación del movimiento positivista en América
ble metodología que apelaba a la frenología, la fi- Latina, donde lograron mitigarse las asperezas del
siognómica, la genética, los modelos patólogicos comtismo y el spencerianismo.
neuro-siquiátricos, la selección natural y artificial, Con todo, el discurso positivista plantea insolu-
etc. Entre los pensadores más gravitantes se en- bles dificultades semánticas que resultan muy sig-
cuentra Herbert Spencer, el cual, dentro de una tó- nificativas para la misma óptica en cuestión, v.gr.,
nica malthusiana, subraya la existencia de un prin- sus estrechas analogías entre el niño, el disminui-
cipio universal según el cual toda criatura que no do mental, la mujer, el salvaje, el criminal y el de-
puede autoabastecerse debe perecer, descartan- mente. Las posturas dominantes se inclinaron ha-
do el proteccionismo hacia los incapacitados por- cia el determinismo biológico, mediante nociones
que degenera la especie humana. equívocas como delincuente nato, loco y mestizo
Resultan pues doctrinalmente minoritarias pos- moral, plasma nativo, raza psíquica, animalidad
turas como las de Nicolás Rosa en Honduras, con atávica, instintos sociales, organismo de un pueblo
su avanzado modelo de constitución social y su y tantas otras por el estilo.
proyecto para la unión centro-americana. Tampo-
co resulta fácilmente asimilable una posición como
la de González Prada, quien, sin renunciar a la

22
M. C. Martínez, Escritos sociológicos, Montevideo, Biblio- M. González Prada, Horas de lucha, Buenos Aires, Améri-
23

teca Artigas, 1965, pp. 147, 168. calee, 1946, p. 20.


34 35
Corolario II
FINALES DE SIGLO
Grosso modo y más allá de algunas excepcio-
nes sugeridas en el texto, tanto el positivismo co-
mo las principales variantes espiritualistas del si-
glo XIX cumplieron una doble y ambigua funciona- Idearium
lidad en los diversos momentos y contextos socio-
políticos de Latinoamérica: por una parte, de opo-
sición a los resabios feudales, terratenientes y cle- En los umbrales del siglo XX puede verificarse
ricales; por otra, de enfrentamiento con los secto- una crisis cultural de modelos y la elaboración de
res populares y democráticos en ascenso. Dichas nuevos paradigmas, sin que dicha crisis llegue a
manifestaciones ideológicas, si bien se midieron afectar profundamente la formulación de enuncia-
con los intentos restauradores o acompañaron re- dos omnicomprensivos sobre el mundo y la exis-
levantes adelantos formales y materiales, no deja- tencia. Dentro del terreno especulativo, se asiste
ron en cambio mucho margen para implementar al enfrentamiento de quienes oscilan entre el ma-
un desenvolvimiento equilibrado de la nación lati- terialismo y el espiritualismo, el escepticismo y la
noamericana en su conjunto. Por encima de inicia- metafísica, el cientificismo y el esteticismo, el ra -
les demandas jacobinas, termina por imponerse cionalismo y el emotivismo, el realismo y el volun-
una línea elitista que entroniza la propiedad priva- tarismo, el positivismo y el esoterismo, el hedonis-
da y el librecambismo, mientras se exalta la igual- mo y el agonismo. Más ligadas a los problemas
dad jurídica en medio de despóticas limitaciones pragmáticos, se encuentran las posiciones que op-
para las etnias locales, los trabajadores y la misma tan por salidas elitistas o populistas, radicalizadas
anhelada inmigración. o reaccionarias, dandistas o redentoristas, cosmo-
politas o nacionalistas, europeístas o americanis-
tas, sionistas o antisemitas, hispánicas o afrance-
sadas.
El movimiento modernista, una de las principa-
les expresiones culturales por aquel entonces,
condensa en sí mismo muchas de esas pautas
doctrinarias e ideológicas. Más que una escuela
orgánica, se trata de una modalidad que se tradu-
ce en diversos ámbitos vitales y se asocia con la
fiebre emancipadora finisecular. Aunque las co-
rrientes modernistas profesaron ciertas inclinacio-
nes sincréticas hacia el exotismo, el primitivismo y
el escapismo, cabe reconocer en ellas un acen-
drado americanismo que excede las dimensiones
aldeanas y folklóricas para remontarse al plano de

36 37
la universalidad. El paso del tiempo
Un balance tentativo sobre la ideología domi-
nante hacia una centuria atrás, de cara al nuevo
siglo XX, podría inducir a extraer algunos parango- Una centuria atrás, a fines del siglo XIX, esca-
nes con la actualidad. Así habría que referirse a seaban las reservas metodológicas para juzgar los
las postulaciones individualistas que exaltaban, acontecimientos contemporáneos junto a las
como símbolo del progreso, el evangelio de la for- creencias o procesos en gestación e insuficiente-
tuna y el éxito económico, los países y razas privi- mente decantados. En esa época, no se cuestio-
legiadas, el acceso al mercado mundial, el fin de naba a fondo, como hitos meramente convencio-
las revoluciones y los grandes conflictos, el aban- nales, la misma idea de siglo y su proclamada fi-
donar a los indigentes e incapaces, etc. Las argu- nalización. Tampoco se evidenciaban excesivas
mentaciones justificatorias se basaban en esque- inhibiciones para predecir el futuro ni para dejar li-
mas socio-darwinistas y tecnocráticos. Por otro la- brado dichos pronunciamientos a las generacio-
do, se hallan las impugnaciones de quienes se nes ulteriores, debido quizá al alto grado de certi-
identificaban con el problema social y señalaban dumbre que, desde diferentes perspectivas, aún
que las grandes disparidades eran convalidadas subsistía en cuanto a la marcha de la historia y al
mediante premisas supuestamente científicas pe- destino eventual del hombre.
ro que en el fondo ocultaban la lógica inhumana Una visión idílica efectuaba la apoteosis del
del pez más grande. Se denunciaba el caciquismo presente, de las conquistas y maravillas de la cen-
político, los negociados y la corruptela, exigiéndo- turia. El universo entero estaba encaminado hacia
se medidas reparadoras para el vasto conglome- un desenvolvimiento gradual, permanente y armo-
rado humano que quedaba al margen del progre- nioso. Es la victoria del espíritu analítico prove-
so o era eliminado en la pugna inexorable por so- niente del siglo XVIII pero que se torna más cons-
brevivir. La civilización más avanzada debía impli- tructivo por el giro impreso al desarrollo científico y
car el amparo a los débiles. La democracia no po- a la experimentación, los cuales dan lugar a verda-
día ser equiparada con la libre empresa, con la deros prodigios: vapor, electricidad, teléfono, va-
pretendida armonía entre el interés privado y el cunas, fotografía, radiología, etc. Al despegue de
bienestar común, porque la concentración del po- nuevas disciplinas como la termodinámica o la
der mundial e intranacional transforma en una fá- bacteriología se añade la consolidación de la físi-
bula impresentable la hipotética convivencia del ca y la biología. Todo parece sujeto a inexorables
zorro con las gallinas, del lobo con las ovejas. Con determinaciones naturales, incluso las artes y las
su inconformismo, la juventud bohemia y moder- mismas humanidades. Bajo esa óptica no sólo se
nista provocó una relevante aportación a la causa refuerzan las posturas agnósticas y materialistas
del pensamiento alternativo. sino también aquéllas que optan por otras vías su-
prasensibles, como los partidarios del espiritismo,
amparados en las revelaciones sobre el magnetis-
mo, los fluidos y los fenómenos hipnóticos. En su-
ma: “la ciencia es la gloria, la fuerza y la alegría del

38 39
siglo XIX [...] ha descifrado los enigmas [...] ha ex- se, aunque en menor proporción, al avance moral
plorado todos los campos” 24. Por otra parte, la ins- y al reinado del bien, los cuales han de cumpli-
trucción obligatoria, el maquinismo y la aplicación mentarse durante el siglo XX, cuando se abra una
de las ciencias se encargarían de eliminar todas nueva era gracias a otras expresiones decimonó-
las calamidades y opresiones, desde la pobreza y nicas emergentes, como los ideales izquierdistas,
la ignorancia hasta las clases y las fronteras. A la el movimiento feminista, la liberación de los escla-
luz de diversos planteos actuales en torno a la in- vos, la secularización de las costumbres, la inde-
formática y la globalización, tales postulados tec- pendencia de América, la unificación de los Esta-
nocráticos adquieren un sugestivo aire de familia. dos europeos, etc. En efecto, el siglo XX reviste
Según aducía el transterrado Francisco Grand- para dicha conceptuación caracteres más fabulo-
montagne, la rapidez locomotriz y contemplativa sos aún, en tanto última síntesis suprema que
del tren y el cinematógrafo permiten respirar el ai- marcaría la hora del Amor y los desheredados,
re de todos los pueblos e impregnarse de lo uni- cuando el combate por la existencia sólo llegue a
versal: constituir una vergüenza antigua. En él se com-
prenderá definitivamente las ventajas de la paz so-
Sobre los trasatlánticos y los rieles de los bre la guerra, del sistema republicano sobre las
ferrocarriles, espoleadas por la penuria o monarquías, del grave perjuicio que encierra la in-
aguijadas por la ilusión, han circulado pe- tolerancia y el lucro ilimitado.
regrinaciones emigratorias, vertiéndose Muy esquemáticamente, para la otra versión, el
unos pueblos en otros, imponiendo a la mundo seguía siendo un gran hospital. Por un la-
tradición la fecunda ley del olvido. El he- do, los tradicionalistas, enemigos del siglo XIX y la
cho palpitante, chorreando vida, ha su- modernidad, consideraban que el misterio, las ver-
plantado al hecho histórico25 dades absolutas y la salvación resultan inaccesi-
bles a la ciencia. Por otro, comienzan a perfilarse
El periódico, el libro, el telégrafo —servidores de la ciertas vertientes escépticas o pesimistas, como
inteligencia— reflejaban el ímpetu propagador de las de Schopenhauer y Nietzsche, para quienes
las ideas. apenas si se observan ligeros cambios en la histo-
También se hablaba del siglo de la burguesía ria y hasta el progreso representa una falsedad o
liberal, cuyo dinero ha motorizado las mejores em- una noción superficial, porque el presente no
presas, el comercio, la industria y la colonización siempre supera al pasado y la decadencia puede
de los bárbaros. El burgués aparece entonces co- alcanzar dimensiones irreversibles. Asimismo, se
mo un tipo medio inevitable, “no siempre se puede objeta el rumbo distorsionante que tomaba la in-
ser héroe, y no hay, quizá, ningún hombre que no dustrialización, el auge de regímenes oligárquicos,
haya tenido al fin de cada día su momento de bur- el individualismo feroz, el caudillismo y el militaris-
gués, como su cuarto de hora de badaud”26. Junto mo, la ética gladiatoria de la supervivencia y las
a los adelantos señalados, no dejaba de apostar- prácticas imperiales. Uno de los textos más críti-
24
E. Becher, “El siglo XX”, Constancia, enero 1901.
25
F. Grandmontagne, “La agonía del siglo”, Caras y Caretas,
enero 6, 1900. 26
E. Becher, op.cit.
40 41
cos en esa dirección, Estudios Sociales, pertene- Una época en la cual predomina la violencia
ce al pensador uruguayo Víctor Arreguine, para el junto con la moral del temor y el castigo. En el si-
cual se ha exagerado la importancia del siglo XIX, glo más sistemáticamente guerrero de todos, se
al pretender rechazarse todo lo anterior como infi- han invertido enormes caudales en la técnica del
cionado por el oscurantismo. Por lo contrario, se exterminio para arrasar naciones enteras y se le
trata de un siglo bárbaro, de iniquidad, mentiras y ha asignado a cualquier cultura presuntamente su-
procederes antihumanos: perior el derecho de hundir a otra menos avanza-
da, aunque ésta última se encontrara en pleno de-
Francia misma, la teorizadora del derecho, sarrollo. Si bien se refuta el argumento ad bacu-
de la belleza, de la moral, cometiendo in- lum, que justifica el avasallamiento de los más dé-
justicias sin nombre; el oro, ideal íntimo de biles, la irresponsabilidad en el manejo delictuoso
cada ser: “gana dinero, hijo mío, si puedes de armamentos también compete a los pueblos
honradamente, y si no puedes, gana dine- que se nutren de ilusiones patrióticas y alientan el
ro” [...] no es justo que mientras existen en mito del Estado. Hasta un científico connotado,
el mundo personas con 400 leguas de Eduardo Holmberg, coincidía en denunciar los
campo, o con 600.000.000 de dollars, ma- atropellos cometidos durante el siglo pasado; un
te en la India el hambre millones de seme- siglo esencialmente utilitario, desprovisto de in-
jantes en un año [...] El robo, ese juego de
quietudes filosóficas, en el cual se ensayaron sin
azar, delito cuando lo practica el individuo,
se da a sí propio el renombre de conquis-
éxito las más diversas formas de gobierno y tenta-
ta y hasta de derecho cuando lo cometen
tivas religiosas:
naciones; las religiones afirman que el
hombre que mata a su semejante, perpe- la Humanidad pasa actualmente por un
tra el mayor de los crímenes. Y el pueblo período crítico, violentísimo, porque todas
que extermina a otro pueblo va acompa- las fuerzas inteligentes, unidas a las fuer-
ñado de oficios religiosos [...] El mismo po- zas brutas, se han acumulado, se han
der moral de la cristiandad, ¿no echaba aglomerado en este momento histórico,
bendiciones a los españoles cuando iban que podemos llamar la aurora del siglo XX,
a pelear contra Cuba, y no evitaba bende- pero de un modo ciego, porque se han
cirlos cuando iban a batirse con alguien aglomerado sin ideal [...] por todas partes
más fuerte y no católico?2 7 el fierro, el noble fierro que marcó la prísti-
na etapa del mayor progreso, se halla co-
locado al servicio de la crueldad y de la
matanza; y el cerebro, esa nobilísima pas-
ta encerrada en el cráneo, y que llegó un
día en sus fulguraciones sublimes hasta
crear un Dios para el consuelo y la espe-
ranza, e inventar las matemáticas que son

V. Arreguine, Estudios Sociales. 2a.edic. B. Aires, La Se-


27

mana Médica, 1907.

42 43
la encarnación del Infinito, torturándose moderna, la ciencia, la industria y la educación:
para inventar nuevas crueldades, nuevas
cadenas y nuevas hipocresías28 ¡Yérguete justa y libra al oprimido!
¿No eres la libertad?
A diferencia del sentir hegemónico de la época, Y aclamen tus hazañas esta gloria,
Holmberg desestima la relevancia de los notables Madre de Lincoln, Washington y Grant,
Hija robusta de Hércules y América!
en la transformación histórica y reivindica el papel ¿Qué idea americana no te aplaude?
creador de los sectores desposeídos. ¿Qué americano pecho no se ensancha?
¡Oh, si hay alguno que tu nombre insulte
Habrá nacido para ser esclavo
Mas yo te grito: Hurrah!
Raza, civilización y moralidad ¡Hurrah! que airada a castigar te aprestas
La avaricia despótica de España! 29

Según Robert Nisbet, antes de concluir el siglo En una tesitura similar, tras la fulminante victo-
XIX, millones de occidentales creían que el pro- ria norteamericana en Filipinas y el Caribe, se pu-
greso, asociado con el poderío, implicaba un alto blican hasta en la misma España diversas obras
contenido etnocéntrico, mientras que influyentes que exaltan las cualidades anglosajonas y de los
ideólogos habían trazado una estrecha identifica- países septentrionales frente a las culturas restan-
ción entre el primer término y las características tes. Entre esas piezas antológicas se halla un libro
raciales, a las cuales les imputaban los triunfos y del ensayista León Balzagette, El problema del
los fracasos en el acceso de la humanidad hacia porvenir latino, publicado en la Biblioteca Moderna
formas más perfeccionadas. En esas concepcio- de Ciencias Sociales, orientada por una tónica ins-
nes, pretendidamente científicas, la raza aria, en titucionista pero que sin embargo ya había editado
su variante germánica y anglosajona, denota una otros trabajos similares al del autor francés. Las
franca superioridad tanto física como mental. propuestas de Balzagette, bajo supuestos organi-
Dicha estimativa, acompañada por la potencia cistas, plantean la necesidad de regenerar la idio-
arrolladora que trasuntaban las naciones norda- sincrasia latina, el genio nativo, sumido en una co-
tlánticas, imbuidas de tales atributos, produjo una rrupción racial que le obstaculiza el ingreso a la
abundante bibliografía justificatoria que no dejó de modernidad. Entre los principales lastres en cues-
manifestarse hasta en los países más afectados tión se encuentra el apego a la tradición romana y
por ese estereotipo discriminatorio. Así, durante la a la raigambre asiática, lo cual configura una au-
década de 1890 no faltaron en América Latina — téntica patología con los siguientes rasgos carac-
un continente postrado por la mezcla con raleas terológicos: verbalismo e inacción; misticismo,
subalternas— quienes veían en los Estados Uni- sentimentalismo y ensoñación; brutalidad y afemi-
dos a una hermana mayor, adalid de las libertades namiento. Un estilo de vida regido por las aparien-
civiles y religiosas, vanguardia de la civilización cias, las formalidades y la rutina le impide al latino
captar la realidad y modificarla. A ello se le añaden
28 29
E. Holmberg, “De siglo a siglo”, Anales de la Sociedad G. Stock, “A la República Norteamericana”, La Quincena,
Científica Argentina, 52, 1901. 6, 1898.
44 45
diversas particularidades: la majestuosidad de los mediante una enseñanza adogmática a cargo del
italianos, la infatuación ibérica y el chovinismo Estado, basada en conocimientos concretos, en el
francés. Incapaces de adaptarse al régimen demo- aprendizaje no de ideas sino de hechos, con un
crático y aferrados a una religión infantil como el máximo de vitalismo y cientificidad. Un plantel de
catolicismo, los pueblos latinos, de contextura bra- eugénicos se enviará a países más adelantados
quicefálica, representan el factor antieuropeo. En donde vivirán en distintos hogares para integrarlos
cambio, los pueblos nórdicos, arios puros, denotan a una sociedad muy diferente y para lavar el cere -
una notoria supremacía biológica porque respon- bro latino de las falsedades que le oprimen. Junto
den al tipo dolicocéfalo rubio, son sanos y robus- con la refundición física y mental, se preconiza por
tos, resueltos y emprendedores, inteligentes y último la purificación religiosa para extirpar el sóli-
científicos. El siglo XIX constituye una edad mara- do resabio del catolicismo, cuyo culto será inter-
villosa, porque en él se ha gestado la civilización dicto, expropiándose los edificios de una Iglesia
occidental y, con la decadencia latina, se ha sella- que durante muchos siglos ha contrariado el inte-
do la derrota del espíritu oriental en el Viejo Conti- rés comunal para reemplazarlos por la Casa del
nente. Pueblo.
Para la distopía espartana de Balzagette, sólo Según Balzagette, todo ello constituye la única
una terapia muy intensiva permitirá reducir la ex- salida beneficiosa para deslatinizar, debiendo ob-
trema gravedad de los síntomas y eliminar el ve- viarse cualquier reclamo de libertad cuando ella es
neno mediante una laboriosa creación ex novo pe- utilizada con fines nocivos. No obstante, el latino
ro alejada de la vía jacobinista. Se partirá funda- carece en ese esquema de suficiente capacidad
mentalmente de la reconstitución corporal de una como para salvarse sólo, siendo indispensable
raza exangüe y degenerada, educando a los niños que se lo dirija y se lo obligue. Nos movemos aquí
con los mismo recaudos que se adoptan en la cría dentro del más dilatado spencerismo social, don-
de caballos y perros cotizados. Las madres serán de, por una férrea ley de la supervivencia, los in-
vigiladas por comités médicos y se prohibirá el servibles deben ser eliminados, así como las na-
matrimonio de quienes ignoren la puericultura. Los ciones anacrónicas tendrán que someterse a las
establecimientos instructivos se instalarán fuera más adelantadas, como es el caso de la formación
de las ciudades, siendo los principales medios pe- social inglesa que encarna a la civilización indus-
dagógicos el aire libre, la gimnasia y el agua fría trial con su empuje irresistible: “Desde el fenicio al
para aumentar las resistencias. Gran importancia americano del Norte, desde el galo al boer, todos
revestirá la hidroterapia y la prohibición del alco- los grandes pueblos del mundo son y serán suce-
hol, se apelará a la selección artificial, inhibiéndo- sivamente beneficiarios y víctimas de esta ley” 30.
se la reproducción de los retardados, aislando a Consiste en una “verdad cósmica” que para que
los discapacitados y fomentándoles toda clase de unos países nazcan y se expandan es preciso que
vicios para aniquilarlos rápidamente. Sólo se alien- otros se reduzcan y desaparezcan; al avance de
ta la unión de personas antropológicamente supe- los unos corresponde fatalmente en el universo el
riores para que engendren un pueblo nuevo sin descenso de los otros. La inferioridad de un pue-
sujetos pusilánimes ni neurasténicos, esmirriados blo se determina por su ineptitud para explotar los
o deformes. También se prevé la reforma mental, recursos que la naturaleza le ha proporcionado

46 47
generosamente, verificándose además un abismo parte es cierta, depende de lo mucho que
insalvable entre las élites y la masa. a su vez han sido engañados por las ‘ra-
Otros enfoques tienden a rechazar la sustenta- zas superiores’ y del temor de que se los
ción teórica de tales afirmaciones, relativizando las interrogue con el fin de perjudicarlos. La
diferencias raciales y la creencia en el progreso civilización, en una sola de sus fases, la
como la victoria de los más fuertes. Con ello se re- mercantil, miente más que todos los salva-
plantea el concepto de civilización y la misma idea jes del mundo31
de superioridad que la alimentaba. Por una parte, los medios de destruirse los seres huma-
nos progresan bastante, y convenimos en
se trata de establecer varias distinciones:
llamar dato de civilización al cierre auto-
• entre atraso —un estado con posibilidades de
mático de la recámara de una pieza de ar-
ascenso o mejora— e inferioridad, como condi- tillería o al invento de un nuevo explosivo
ción intrínseca que imposibilita elevarse; bélico, confundiendo así el simple desen-
• entre desarrollo cerebral —que depende de la volvimiento de una actividad con la idea de
configuración biológica— y desenvolvimiento civilización, cuyo significado deberíamos
económico y político, fundado en las aptitudes dejar para expresar progresos morales
humanas; con preferencia a éstos, que si dan el po-
• entre verdades científicas —que apuntan al or- der de subyugar a los débiles, a dominar
den físico— y verdades sociales, mucho más al mundo y de obtener provechos, no en-
indeterminadas. carnan ideas de justicia, de cordial bene-
Si la naturaleza cabe ser homologada con la volencia, de piedad, de fraternidad huma-
fuerza y la puja por la existencia, la civilización su- na, de derecho, ni de perfección, en defi-
pone en cambio proteger a los desamparados. Pa- nitva las únicas que pueden hacernos
ra juzgar el grado civilizatorio de una colectividad amar la civilización de nuestros días; casi
habrá que tener en cuenta al hombre interior. Así, las únicas capaces de superiorizar al hom-
en pueblos considerados bárbaros o salvajes, co- bre, desprendiéndolo de su pasado mise-
mo los cafres, cabe apreciar nociones y sentimien- rable, y acercarlo a la paz universal, a la
tos que sobrepasan su estado material. Pueden tolerancia, al dominio de sí mismo, a un
poseerse muchos productos industriales y em- estado, en fin, por el cual han suspirado
pleárselos en un sentido perjudicial. La puja de to- los moralistas sanos de todos los tiempos,
dos contra todos y el triunfo del más agresivo re- desde Budha hasta Jesús, desde Jesús a
sulta equiparable con la máxima anestesia ética. León Tolstoi32
La moralidad no se halla reñida con ninguna raza
ni época en particular ni tampoco es patrimonio in-
disputable de una única cultura:

Se ha exagerado más de lo debido la ten-


dencia a mentir en el salvaje. Ella, si en
31
V. Arreguine, Estudios..., p. 48.
32
V. Arreguine, En qué consiste la superioridad de los latinos
30
sobre los anglosajones. B. Aires, La Enseñanza Argentina,
L. Balzagette, El problema del porvenir latino. Madrid, Fer- c. 1900, pp. 47-48.
nando Fe, 1904, p. 182.
48 49
Más allá de esos replanteos mediatizadores y mundo guiados por su única religión nacional —el
manteniéndose en mayor o menor medida la ape- culto al dólar— y con una única legalidad: la voz
lación a las razas, se señalaron importantes dese- de los cañones.
mejanzas entre el componente anglosajón y el Contrario sensu, la raza latina exhibe un talante
elemento latino, pero ahora resaltando sensible- solidario y altruista, magnánimo y justiciero. Es una
mente las virtudes de este último. La mentalidad raza solar, creadora de naciones, descubridora de
inglesa refleja una tónica inescrupulosa y pseudo- verdades, hacedora de las grandes innovaciones
humanitaria, pues se ha volcado como nadie a la en arte, ciencia y filosofía. La misma avanza en una
carrera belicista y colonialista. A diferencia del espiral interminable y sólo padece un eclipse mo-
francés, los ingleses no se baten por los derechos mentáneo.
universales sino que actúan en función de una Dentro del exaltado espectro latino, se reserva-
causa inmediata y circunscripta; entre ellos serían ba un espacio saliente a la alicaída “raza” ibérica,
inviables figuras como las de Bolívar o Garibaldi. como signo de nobleza, honradez, hidalguía y ge-
Tampoco se convalida la educación inglesa, a la nerosidad. Todo ello se sostenía más allá de los
cual se le solía adjudicar el primado anglosajón en factores regresivos e inherentes que trababan la
el mundo: “Educar hombres como se educan ca- evolución de España, cuya dilucidación era objeto
ballos de carrera, para la eficacia individual en la de múltiples indagaciones, y más allá de la eludi-
lucha por la vida, cuidando en primer término del da responsabilidad de las autoridades peninsula-
éxito [...] parece ciertamente muy utilitario y muy res en el manejo de los asuntos exteriores, de la
práctico. Debe tenerse en cuenta, sin embargo, corrupción y del atraso internos. Tales filiaciones
que se corre el peligro de acercar el hombre a la negativas, en vez de impedir, incentivaban los
fiera, dando preferencia sin limitaciones a las ap- planteamientos de una alianza táctica de todos los
titudes de la struggle for life, y que el día que la to- integrantes de la mentada latinidad. Además de
talidad de los humanos las hubiera alcanzado en tenerse en cuenta una alternativa largamente de-
su máximum, la lucha no por eso sería más favo- sestimada, la creación de una confederación del
rable para cada cual. En cambio la concurrencia centro y el sur del continente america-
sería más activa y no imposible la disolución de no que hiciera frente al temible peligro yanqui, sur-
los principales vínculos de confraternidad entre gieron entonces posturas que favorecían el íntimo
los hombres, por un exceso de individualismo, es acercamiento de España con sus antiguas colo-
decir de egoísmo”33. nias —a partir de simbologías míticas como la de
Tales apreciaciones fueron también especial- 1898— e inducían a propiciar una liga hispanista
mente dirigidas a los Estados Unidos, ese coloso para combatir al invasor del Norte.
que para diversos intelectuales de nuestra Améri - En relación a la contienda bélica entre Estados
ca aparece como una plutocracia expoliadora, in- Unidos y España, Alberto del Solar compuso un
culta y genocida, que impone una política despre- largo y documentado alegato contra la doctrina
ciable en el fin de siglo. Los yanquis representa- Monroe, a la cual conceptuaba como una simple
ban una amenaza para la civilización, por tratarse fórmula acomodaticia al servicio del proclamado
de unos plebeyos e impíos que conquistarían el destino manifiesto yanqui. Ese militar y hombre de
33
Ibid., p. 92

50 51
letras chileno trazó un firme contraste entre ambos neutralizar las persecuciones, la violencia, la injus-
países. España “descubrió mundos, civilizó razas, ticia y el miedo. Se reivindica aquí la utopía ameri-
a quienes dio su sangre, su religión, su ingenio, cana que permitiría tanto abolir los estrechos pa-
sus leyes, y al transmitirles, así, parte de su propia triotismos como facilitar el florecimiento de la liber-
vida, debilitó sus fuerzas y se consumió a sí mis- tad y la paz universal, supeditando los conflictos
ma”. En cambio, los norteamericanos, que mira- internacionales a la razón y no a la espada de los
ban a sus vecinos del sud como semisalvajes, generales.
“después de recibir de aquélla a quien hiere hoy, el
beneficio de la existencia en el suelo donde mora,
viven allí destinados a desarrollarse a expensas
de todo lo que le circunda”34.
Por otro lado, ya antes de la guerra hispano-
yanqui no faltaron en Argentina las expresiones
que, frente a buena parte de la colectividad forma-
da por aquellos emigrados peninsulares proclives
a una Cuba española, defendían la emancipación
antillana en voceros semanales como Cuba Libre ,
cuya recaudación estaba dirigida a los “patriotas
cubanos heridos que luchan heroicamente por los
mismos principios que San Martín, Bolívar, Sucre,
Moreno y demás próceres americanos, la indepen-
dencia de su patria” guiados por lemas martianos
y morenianos como “El fuego que dejó encendida
España no lo apagará jamás” o “Más vale una li-
bertad peligrosa que una servidumbre tranquila”.
Asimismo, en ese país los anarquistas, que man-
tuvieron contactos con los rebeldes cubanos des-
de 1891, criticarían tanto a España como a Esta-
dos Unidos con la esperanza de transformar la
guerra en revolución.
Con todo, comenzaron a vislumbrarse otras
postulaciones que, excediendo los lazos consan-
guíneos, acentuaban nuestra especificidad cultu-
ral y la posibilidad de producir una nueva raza, fru-
to de la fusión de todas. Gracias a ese conglome-
rado humano podría concretarse el viejo anhelo de

A. del Solar, “La doctrina Monroe y la América Latina” en


34

sus Obras Completas, tomo 6, París, Garnier, 1911, pp. 255-


256.
52 53
III
EL CIENTIFICISMO Y LA REACCIÓN IDEA-
LISTA

Una concepción extendida

Se suele interpretar a la mentalidad o al espíri-


tu positivo como una constante actitud filosófica
que procura atenerse a los datos de la experiencia
y a preocuparse por el medio circundante, mientras
rehuye el intuicionismo, las verdades incontrasta-
bles y el empleo ilimitado de la razón. Si nos res-
tringimos a la doctrina positivista como tal, que ba-
jo distintas manifestaciones se extiende desde el
siglo pasado hasta el presente, la misma cuestiona
la apelación a nociones como las de sustancia, es-
píritu o materia —carentes de correlato empírico
observacional—, a la vez que le resta alcance cog-
noscitivo a los juicios de valor y a los enunciados
normativos, en tanto instancias autónomas extra-
sensibles. Dentro de dicho corpus ideatorio, se
proclama la unidad primordial del método científi-
co, que es asumido como modelo del conocimien-
to, minimizándose en este último sentido el papel
del arte, la filosofía y la religión.
El positivismo clásico —sobre el que nos deten-
dremos en particular—, además de constituir una
manera de comprender la realidad, se ha perfilado
también como un modus operandi, como un pro-
grama de acción dirigido hacia muy diversas ins-
tancias: "es un método y una filosofía que continúa
desenvolviéndose en cada generación. Pero tam-
bién es una política, es decir, una pragmática basa-
55
da en la ciencia social; una aplicación flexible de la tro ciertamente de la élite ilustrada, a todas las ten-
teoría a la práctica. Muy poca cosa es la especula- dencias que se sucedieron después de la escolás-
ción ociosa que no echa raíces en el desenvolvi- tica colonial. Salvo en el dominio de las cosmovi-
miento industrial, económico, estético y, sobre to- siones aborígenes, hasta que se produce la recep-
do, moral de la especie"35. ción del positivismo puede hallarse un pensamien-
Dentro de esa variante originaria, se exalta co- to entre especular y asimilativo, mientras que con
mo paradigma científico a la experimentación, la adopción de ese ismo empiezan a producirse,
mientras el mundo de la naturaleza aparece como en ciertos países iberoamericanos, considerables
objeto emimente de estudio. Una creencia que fue montos de innovación reflexiva.
notoriamente reflejada y difundida por la obra fini- En la mayoría de tales naciones, el positivismo
secular de Ernesto Haeckel. Según evocaba un precedió o acompañó el despegue científico res-
testigo privilegiado de la época, se vivía bajo la pectivo durante la segunda mitad del siglo XIX e
omnímoda concepción de inicios del actual, distinguiéndose su afán por su-
un universo que va diferenciándose en to- perar el subjetivismo y la especulación irrestricta
das las esferas conforme a un ritmo que mediante una metodología más rigurosa que enfa-
explica desde las oscilaciones de las mo- tiza los datos de la experiencia y el medio circun-
léculas hasta la elevación y caida de las dante. Dicho movimiento se hallaba fuertemente
naciones y la muerte de los astros [...] Si impregnado por un talante prometeico que soste-
Darwin era Dios, Haeckel era su profeta nía la perfectibilidad a través del cambio paulatino
[...] Era la Ciencia, abarcando la Naturale- y la renovación incesante en los más variados ór-
za hasta los últimos límites de lo que solía
distinguirse comúnmente por materia y es- denes de cosas. Junto a las posturas pesimistas
píritu.36 que aludían a un pueblo afectado en nuestra Amé-
rica por su inferioridad étnica, el progreso y el or-
Imperan con ello las posturas naturalistas, evo- den adquirieron la dimensión de una idea porten-
lucionistas o cientificistas que moldean una antro- tosa que fue invocada por las dictaduras internas
pología de base biológica, según la cual, en sus y los poderes transnacionales.
expresiones más crudas, el átomo, una colmena y Pese a que la ideología positivista —díficilmen-
la inteligencia animal no guardan más que distan- te escindible de las expectativas burguesas— pu-
cias cuantitativas con el hombre, con su capacidad do ser asociada con los afanes hedónicos y lucra -
intelectual y con las civilizaciones más avanzadas. tivos, uno de sus rasgos típicos se vinculan a la hi-
Ninguna de nuestras acciones, por excelsa que pervalorización de la ciencia moderna y sus apli-
sea, escapa a los estímulos y leyes orgánicas. caciones como correlatos automáticos del bienes-
La impronta positivista tuvo una singular reso- tar social, tal cual aparece en estos ilustrativos
nancia en América Latina, donde no sólo logró fragmentos extractados del discurso con el cual se
arraigar con mayor energía que en otras latitudes inauguró en Buenos Aires, hacia 1905, ese centro
sino que también excedió en predicamento, den- doctrinario que fue la Universidad Popular:
35
Maximio Victoria, Análisis positivo de la plegaria, B. Aires,
Talls. Gráfs. Ferrari, 1930, p. 45.
36
R. Giusti, Visto y vivido, B. Aires, Losada, 1942, pp. 84-5.
57
Tan sólo cuando las ciencias, dejando de la ciencia enseña, es el amor de los seme-
entregarse a las abstracciones metafísicas, jantes y de la verdad; el deber de tratar de
iluminando con criterio positivo la inteligen- realizar este amor, conformando nuestra vi-
cia de los artífices, es cuando todas las da y nuestros actos a las leyes de nuestra
ciencias experimentales, la física, la mecá- naturaleza
nica, la química, la biología y otras, han po- Apelamos también a dos vívidos testimonios
dido marchar franca y atrevidamente por la personales donde no sólo se verifica la penetra -
magna vía de los progresos, suministrando ción llevada a cabo por el positivismo en nuestro
a la industria humana y a los goces de la vi-
da, en el breve espacio de un siglo, un teso- medio sino que además se transparenta en ellos la
ro de descubrimientos y de riquezas infinita- verdadera fascinación que provocó la lectura de
mente mayor y más precioso, que todas las los autores positivistas junto a la íntima identifica-
conquistas que el genio humano hubo rea- ción que se establecía entre tales autores y el tra -
lizado en los millares de siglos que prece- bajo científico en sí durante la época en cuestión:
dieron al XIX. Demasiado largo sería querer
narrar y describir con todos sus particulares La impresión que recibí fue extraordinaria;
detalles, los admirables descubrimientos de sentí que el edificio de mis creencias caía
la ciencia. Pero, los más fecundos con que y que sobre los escombros se levantaba
el hombre moderno ha estampado el sello otro, sólido y soberbio. Busqué ávidamen-
indeleble de su dominación sobre el mundo te el libro de Buchner [Fuerza y materia];
físico, son, sin duda alguna, el vapor y la su lectura fue una revelación devoradora.
electricidad. El poder de concentración so- Me iniciaba así en la comprensión de la
cial que el vapor y la electricidad desarro- naturaleza, brutalmente, a hacha y martillo
llan, es estupendo! La unidad de pensa- 37

miento y de acción del mundo moderno, de-


ja ya presentir un poder más vigoroso y ex-
Los recuerdos de mi adolescencia se ligan
tenso, que jamás se haya conocido. La uni- sobre todo a los maestros del positivismo:
dad de las relaciones sociales a que nos
encaminamos fatalmente, presagio de futu- Renan, Guyau, Herbert Spencer, Augusto
Comte: los leí siendo casi un niño y se
ros destinos en beneficio de la libertad y de adueñaron de mí profundamente [...] sus
la prosperidad humana, es consecuencia
pura y únicamente de la ciencia [...] Guar- normas metodológicas encierran un gran
contenido ético: expresan la moral del de-
daos de creer que la ciencia seca el cora- sinterés, desde que proclaman el acata-
zón del hombre e inspira una egoísta vani-
dad; lo que inspira es la modestia, la tempe- miento de lo objetivo, la sumisión a la ra-
zón austeramente gobernante [...] Me ima-
rancia, el respeto a las opiniones ajenas, es ginaba a los investigadores científicos, a
decir, la tolerancia. La ciencia jamás ha le-
vantado hogueras para aniquilar a sus ad- los hombres de laboratorio y a los hom-
bres de la nueva ciencia histórica [...] co-
versarios; no los ha condenado al infierno, mo a heroicos caballeros del desinterés
ni en este mundo ni en ningún otro. Lo que
que defendían a la verdad contra quienes,

37
V. Mercante, Una vida realizada, B. Aires, Impr. Ferrari,
1944, p. 84.
38
C. A. Erro, Diálogo existencial, B. Aires, Sur, 1937, pp. 13,
14-5, 181.
58 59
con avaricia, pretendían hacerlo interesa- vertir vertientes doctrinales disímiles aún en paí-
damente para acomodarla a sus deseos.38 ses muy cercanos entre sí. Verbigracia, en la Ar-
gentina el positivismo no tuvo el carácter salvífico
No obstante la relevancia ideológica e institu- que evidenció en Chile y Brasil, donde hasta llegó
cional del movimiento en cuestión, algunos abor- a concebírselo como un apostolado con clubes y
dajes primigenios como los acometidos por Leo- templos encargados de difundir la nueva Religión
poldo Zea, prepondera la carencia de estudios de la Humanidad que postulaba soluciones para
comparados de largo aliento entre las distintas va- alcanzar la felicidad colectiva. Además, la recep-
riedades positivistas que tuvieron lugar en Latinoa- ción y oficialización del positivismo más o menos
mérica. A tal limitación debe añadirse la disparidad ortodoxo se habría producido en el primer caso
que guardan los exámenes sobre el positivismo en bastante después que en otras naciones latinoa-
cuanto a los diversos países continentales. Mien- mericanas —como México, Brasil, Chile y el mis-
tras se han encarado indagaciones de bastante mo Uruguay. Por otra parte, los ejemplos chileno y
envergadura para algunos casos nacionales — brasileño resultan sintomáticos en cuanto a la dila-
México, Venezuela, Brasil—, en otros sólo se en- tada permanencia del ideario positivista, pudiendo
cuentran productos escasamente elaborados, o en observarse cómo subsisten todavía en el Brasil
una etapa intermedia como ocurre con el mismo partidarios de ese sistema que celebran encuen-
ejemplo argentino. Por ende, los paralelismos y di- tros específicos donde se manejan con el invetera -
ferencias que se pueden enunciar en esa materia do calendario comtiano.
rozan el terreno de las generalizaciones proviso-
rias.
Dentro del contexto latinoamericano, suelen re-
conocerse como figuras positivistas centrales a
Gabino Barreda y Justo Sierra (México), Eugenio El caso argentino
María de Hostos (Puerto Rico), José Varona (Cu-
ba), Gil Fortoul (Venezuela), Luis Pereira Barreto y
Tobías Barreto (Brasil), Manuel González Prada A diferencia de lo que aconteció en otros países
(Perú), Benjamín Fernández e Ignacio Bustillo mas conectados a una singularidad filosófica, en
(Bolivia), Jorge y Juan Lagarrigue (Chile), José la Argentina confluyen una multiplicidad de infle-
Pedro Varela (Uruguay), José Ingenieros y Carlos xiones doctrinarias, puesto que, además del com-
Octavio Bunge (Argentina) junto con diversas per- tismo, deben tomarse en cuenta, como sugirió Al -
sonalidades más. Entre ellas no faltó la presencia fredo Ferreira, a darwinistas, lamarckianos, spen-
femenina, como fue el caso de las escritoras pe- ceristas, pasteurianos, lombrosianos e inclusive a
ruanas Mercedes Cabello y Margarita Práxedes numerosos investigadores científicos. Las figuras
Muñoz, quienes contribuyeron en distinta medida dominantes del positivismo argentino incursiona-
a propalar el comtismo por varios países del Cono ron además por muy variados campos del saber,
Sur. proyectándose hacia el ámbito europeo, tanto a
En América Latina el positivismo de escuela no través de sus actuaciones personales como me-
sólo irrumpió en períodos diferentes, según se tra- diante su propia obra, que allí fue no sólo discuti-
te de una nación u otra, sino que también cabe ad-
60 61
da sino hasta volcada a diferentes idiomas. Ade- des de nuestros positivistas con las ideas tronca-
más de dinamizar muchas publicaciones, institu- les de Spencer, Comte, Darwin, Taine o Lombroso,
ciones y prácticas científicas, la escuela positiva también se ha marcado sus distanciamientos, con
vio expandirse sus presupuestos conceptuales en lo cual nuestro positivismo se ubica más allá de las
esa nación sudamericana. La amplitud doctrinaria imputaciones que recibió de constituir un simple
que ofrece este caso específico haría hablar más remedo europeo.
de positivismos que del positivismo, con diversas Entre las huellas dignas de ser mencionadas fi-
líneas, períodos o acontecimientos. gura, durante el siglo pasado, la producción cientí-
Si bien no existen todavía estudios minuciosos fica de Florentino Ameghino, José María Ramos
que permitan establecer evaluaciones bien funda- Mejía y Pedro Scalabrini. En el campo del dere -
das sobre la influencia en la Argentina de autores cho, junto a la creación hacia 1888 de la Sociedad
como Comte o Spencer (tampoco se han difundido de Antropología Jurídica —próxima a la escuela
trabajos decisivos sobre la repercusión de Stuart italiana—, se encuentran las obras pertenecientes
Mill, Büchner, Haeckel, Wundt, Le Dantec o Foui- a Antonio Dellepiane, Luis María Drago, Rodolfo
llée, aunque el panorama es más satisfactorio en Rivarola, Francisco Ramos Mejía o Cornelio Mo-
cuanto a la presencia de Bentham, Darwin, Taine o yano Gacitúa. Los pedagogos Maximio Victoria y
Renan), puede aceptarse la usual distinción entre Víctor Mercante se ocupan de exponer en público
dos sectores inspirados allí por cada uno de esos o por escrito los principios generales del comtismo
pensadores. El grupo que respondía a la filosofía y el primero de ellos también traduciría parte de la
comtiana estaba compuesto por Alfredo Ferreira, literatura comtiana antes de finalizar la centuria.
Víctor Mercante, Maximio Victoria, Alejandro Car- Entre las publicaciones periódicas decimonónicas
bó, Leopoldo Herrera, Angel Bassi, Rodolfo Senet que responden al positivismo hay varias de corte
y otros integrantes de extracción comúnmente nor- didáctico —El Escolar Argentino, La Nueva Es-
malista —e.d. proveniente del magisterio—; mien- cuela, La Educación— y otras más enciclopédicas
tras que la otra fracción —integrada por universita- como la Revista Sarmiento, la Revista de Dere -
rios como Eduardo Holmberg, Ernesto Quesada, cho, Historia y Letras o La escuela positiva, la que
José N. Matienzo, Rodolfo Rivarola, Luis María más orgánicamente reflejó entonces los principios
Drago, Francisco y José Ramos Mejía, Horacio y doctrinales en cuestión.
Norberto Piñero, Francisco de Veyga, los Bunge o En lo que va del siglo XX el panorama positivis-
Ingenieros— se alineaba en torno al monismo na- ta argentino se enriqueció notoriamente al publi-
turalista de corte spenceriano y cultivaba diferentes carse, por ejemplo, las obras completas de varios
disciplinas con un enfoque genético. intelectuales cercanos a esa orientación: Ameghi-
Con todo, tales ascendientes y otros similares no, C.O. Bunge, Juan A. García, Joaquín V. Gon-
no pueden tomarse en un sentido demasiado es- zález, Ingenieros, Raúl Orgaz, Ponce y, en una
tricto, pues en reiteradas ocasiones los exponen- versión menos unitaria, Agustín Alvarez. En los
tes argentinos procuraron sobrepasar a sus gran- primeros decenios aparecen distintos trabajos de
des maestros de ultramar o desembocaron en va- mayor o menor peso y sugestión, v.gr., los volú-
riantes más permeables a la metafísica y al propio menes historiográficos de Juan B. Justo y Lucas
misticismo. Así como se han advertido las similitu- Ayarragaray, los estudios sociólógicos de Ernesto

62 63
Quesada, Alfredo Colmo y Leopoldo Maupas, Albert Einstein, Enrico Ferri, Anatole France, Pie-
quien también se distinguió en el dominio episte- tro Gori, Christofredo Jakob, Lucien Lévy Bruhl,
mológico; las investigaciones psicológicas de Ho- Georg Nicolai, Max Nordau y muchos otros más.
racio Piñero, Rodríguez Etchart, Alberto Palcos o Pese al tardío ingreso del positivismo de escuela,
Rodolfo Senet; las disquisiciones sobre el hombre allí se dio como en pocos otros lugares una verda-
de genio escritas por Hernán Mandolini y Carlos dera renovación que llevó a prolongar el panora -
Sfondrini; la obra de Clemente Ricci en torno al fe- ma mundial en la materia.
nómeno religioso; los Ensayos de Ética de Alfredo Más allá del problema sobre el europeísmo y la
Ferreira; la narrativa de Eugenio Cambaceres, subordinación cultural, los positivistas argentinos
Francisco Sicardi y otros escritores naturalistas; facilitaron que se conociera su nación más allá del
etcétera. aspecto puramente comercial. Sus obras fueron
También se suceden las corporaciones y las re- traducidas en distintos idiomas (alemán, francés,
vistas inspiradas por el positivismo. Una de ellas, italiano, inglés, ruso, portugués) y prologadas por
como la ya aludida Universidad Popular, fundada a significativas personalidades (Ostwald, Lombro-
comienzos de siglo, tenía como lema primordial el so, Unamuno). También publicaron en revistas ex-
"popularizar la ciencia [...] con criterios y métodos tranjeras y participaron en encuentros internacio-
positivos" que sirvieran para resolver "los grandes nales junto a lo más granado del pensamiento oc-
problemas de la vida". Durante esa época, se cidental, como es el caso de Ingenieros y el con-
crean asimismo entidades como la Academia de greso de Psicología de 1905 en Roma, donde
Filosofía y Letras, el Instituto de Criminología, la aquél presidió a temprana edad la sección de psi-
Sociedad de Psicología y un nucleamiento típica- copatología. Algunas manifestaciones sintieron
mente doctrinario: el Comité Positivista Argentino, los halagos del reconocimiento exterior, como
inaugurado hacia 1924, el mismo año en que se aconteció con la escuela penal argentina, con la
habilita el Centro Positivista de San Pablo; comité obra psicopedagógica de Mercante o con el nom-
que tuvo una revista que logró imprimir cerca de bramiento de Ferreira como vicepresidente del
80 números. Tampoco pueden omitirse los Archi- Comité Positivista Mundial con sede en París. Pa-
vos de Criminología, creados por Ingenieros, ni la ralelamente, se fue buscando el perfeccionamien-
Revista Argentina de Ciencias Políticas, conduci- to en centros universitarios de prestigio, como pu-
da por Rivarola, o los Archivos de Pedagogía, edi- dieron hacerlo Ernesto Quesada en la Sorbona,
tados por Mercante en La Plata. El movimiento po- Carlos Bunge en Oxford, Ingenieros en Heidel-
sitivista contribuyó a lanzar las primeras revistas berg, Horacio Piñero en Leipzig, o Ernesto Nelson
científicas de relieve en diferentes especialidades. en Columbia.
Asimismo, distintos positivistas fueron homena- Pese a las contrastantes desviaciones antihu-
jeados con volúmenes evocativos, como ocurrió manistas que el positivismo esgrimió en nombre
con C.O. Bunge, Ingenieros, J.V. González, Maxi- de las ciencias, ¿cómo desconocer que éstas dis-
mio Victoria, José María Ramos Mejía, Ponce y frutaron durante su reinado de una promoción inu-
otros; tampoco cabe desestimar la incidencia que sual? La sucesión de nuevas instituciones científi-
pudieron ejercer en los cuadros doctrinales inter- cas, la creciente formulación de hipótesis y el es-
nos diversos extranjeros, no ajenos a dicha orien- bozo de distintas teorías, junto al auge de la expe-
tación, que estuvieron vinculados con la Argentina: rimentación, se vieron secundados por el avance
64 65
positivista entre nosotros. Además del empuje que Los retadores
recibieron las postergadas ciencias naturales, ba-
jo el impacto provocado por la causalidad física o Pese a que se trata de un fenómeno que no ha
los mecanismos evolutivos, un efecto similar se recibido un análisis tan sistemático como el de
produjo en el campo de las ciencias sociales. otras manifestaciones filosóficas previas al mismo
Fuera de la limitación inherente a los presu- —faltan v.gr. hasta ahora libros específicos para
puestos conceptuales y a los resultados prácticos, dar cuenta del panorama sobre el particular en ca-
afloraron la psicología, la psiquiatría, la criminolo- da país latinoamericano y mucho más respecto del
gía para medirse osadamente con las enfermeda- cuadro continental en su conjunto—, se entiende
des mentales y con variados aspectos de la vida usualmente por reacción antipositivista a la bata-
anímica. La sociología y su problemática específi- lla que, hacia fines del siglo XIX, comenzaron a li-
ca también cobraron ciudadanía universitaria e in- brar una gran variedad de corrientes y tendencias
telectual. Manifestaciones positivistas como las contra ese poderoso enemigo común que estuvo
del derecho penal se hicieron sentir hasta en la encarnado por el naturalismo y el cientificismo.
propia Europa académica. La difusión del norma- Además de representar una problemática es-
lismo, la creación en La Plata de la primera Facul- trictamente filosófica, dicho enfrentamiento inte-
tad sudamericana de educación y otras medidas lectual debe ser ponderado dentro del marco so-
coincidentes favorecieron una enseñanza acorde cial en el cual emerge y reactúa; marco que, para
con las tendencias modernizadoras del momento. el caso latinoamericano, comprende asuntos de
Si bien destacados positivistas levantaron las con- tanta magnitud como la penetración imperialista, el
signas de la selección natural, la lucha por la vida predominio oligárquico, el ascenso de la clase me-
y el antagonismo étnico, preconizando el abando- dia y el surgimiento del proletariado, junto a los
no o la eliminación de los sectores menesterosos cuales hay que tener en cuenta una serie de ex-
de la población, otros líderes y simpatizantes del presiones ideológicas concomitantes: liberalismo,
movimiento vernáculo reivindicaron, por ejemplo, nacionalismo, populismo, variantes socialistas...
el carácter civilizado de nuestros aborígenes y ob- La lucha antipositivista como tal no puede des-
jetaron las derivaciones genocidas del socio-dar- vincularse de diferentes acontecimientos políticos,
winismo. económicos o culturales que tuvieron lugar dentro
o fuera de nuestro continente: Revolución Mexica-
na, Primera Contienda Mundial y posguerra, Revo-
lución Rusa, Reforma Universitaria y otros episo-
dios que contribuyeron a poner en tela de juicio la
afianzada creencia en el mejoramiento gradual y
pacífico de la humanidad, al tiempo que permitie-
ron contradecir el liderazgo inapelable proyectado
sobre una determinada dirigencia étnica, social o
generacional.
Durante ese entonces se subestimaron y com-
batieron una serie de inflexiones, modalidades y

66 67
disciplinas que cumplían un papel privilegiado: el antipositivismo figuran:
desde el intelectualismo, el experimentalismo y el —revaloración de la metafísica y la religiosidad,
organicismo hasta el agnosticismo, el escepticis- del espíritu y la conciencia;
mo, el cosmopolitismo, la vida urbana, la frenolo- —diferenciación entre filosofía y ciencia, entre
gía y la psiquiatría. Diversos pasajes ejemplifican naturaleza y sociedad;
un estado de ánimo que, en mayor o menor pro- —humanización de la experiencia y del univer-
porción, censuraba la atmósfera positivista y su so;
prédica materialista: —rescate del desinterés y de la heroicidad.
Asimismo, se insinúan en este conglomerado
La comparación de una sociedad humana ideológico algunos principios y categorías funda-
con un organismo es más antigua que mentales, reñidos con la canónica positivista, co-
Spencer, Bacon y el mismo Aristóteles [...] mo los de vida y espontaneidad (frente al mecanis-
Puede que los sociólogos modernos se
excedan en su cotejo de la circulación co- mo y al hábito), totalidad (ante el análisis y la des-
mercial con la vascular, o de la administra- composición), libertad (creativa pero también or-
ción nacional con el sistema nervioso [...] denadora) y temporalidad (múltiples dimensiones
Pero no debe echarse en olvido que estas del tiempo).
aproximaciones son metafóricas y provi- Las vertientes que, en un grado mayor o menor,
sionales; sobre todo conviene no abusar se contrapusieron a la cosmovisión positivista fue-
del paralelo39
ron desde el krausismo, el vitalismo (Schopen-
Me había matriculado en la Facultad de hauer, Nietzsche, Bergson, Spengler, Unamuno,
Leyes, por eliminación [...] Hubiera querido Ortega) y el pragmatismo (James, Dewey), el neo-
ser oficialmente, formalmente, un filósofo, kantismo, el neohegelianismo (Croce, Gentile)
pero dentro del nuevo régimen comtiano, hasta el marxismo y el neotomismo (Maritain), sin
la filosofía estaba excluida: en su lugar fi- dejar de alcanzar distintas estribaciones fenome-
guraba, en el curriculum, la sociología. Ni nológicas (Husserl, Scheler) y existenciales (Hei-
siquiera una cátedra de Historia de la filo-
sofía se había querido conservar. Se libra- degger, Sartre). Como regla general, cabe aludir a
ba guerra a muerte contra la Metafísica 40 la influencia predominante de las direcciones este-
ticistas, voluntaristas y emotivistas.
¡Triste período de la historia, donde se cre- Pueden citarse, entre los exponentes latinoa-
yó dominar por la razón y por la ciencia el mericanos que han criticado al positivismo, a Car-
misterio de los cielos y demostrarse con los Vaz Ferreira y José Enrique Rodó en Uruguay,
métodos de laboratorio el enigma espiri- José Vasconcelos y Antonio Caso en México, Ale-
tual de los hombres! 41
jandro Deustua y Francisco García Calderón en
Entre los rasgos propios que cabe observar en Perú, Alejandro Korn y Coriolano Alberini en Ar-
gentina, Enrique Molina en Chile y Silvio Romero

39
P. Groussac, “La paradoja de las ciencias sociales” (1896),
citado por M. Stabb, América Latina en busca de una iden-
tidad, Caracas, Monte Ávila, 1969, p. 56.
40
J. Vasconcelos, Ulises criollo, México, Botas, 1937, p. 199. 41
J. M. Rohde, “El novecentismo”, Ideas, 14, 1917.
68 69
en Brasil; mucho de los cuales llegarían a ser con- una amplia y poderosa corriente de huma-
siderados como fundadores o pioneros de nuestra nismo, hemos de recoger en estas pági-
filosofía continental. A título ilustrativo, menciona- nas, afirmando así, sobre una sólida base
mos dos ámbitos que resultaron muy sugerentes idealista, nuestra posición estética y filo-
durante las lides antipositivistas. sófica
Por un lado, se destaca la labor trascendental
que llevaron a cabo los integrantes del Ateneo me- En la Argentina, así como el positivismo cose-
xicano de la Juventud. Desde esa tribuna se em- chó fuertes simpatías también despertó grandes
prendió un cuestionamiento a fondo tanto de la resistencias, algunas de las cuales todavía pue-
dictadura de Porfirio Díaz y sus basamentos posi- den verificarse en la actualidad. Diversos católicos
tivistas como de la inmoralidad evidenciada por los estuvieron entre sus primeros adversarios: desde
sectores dirigentes. Sin excluir el valor alternativo José Manuel Estrada, Pedro Goyena, Manuel D.
de las utopías, los ateneístas dirigieron su aten- Pizarro, Carlos Gómez Palacios y Nemesio Gon-
ción hacia la soberanía popular y hacia la revalo- zález hasta Joaquín Lejarza, José M. Liqueno,
rización del pensamiento iberoamericano en cone- Luis Martínez Villada, César Pico, Antonio Rodrí-
xión con el legado humanista clásico, imprimién- guez y Olmos o Tomás Casares. Sectores no con-
dole una raigambre regional a la ciencia y al saber. fesionales —como el Colegio Novecentista, la So -
Otro embate frontal que sufrió el positivismo en ciedad Kantiana o revistas como Inicial— también
Latinoamérica se produjo dentro de la ciudad ar- atacaron al positivismo. Junto a las impugnaciones
gentina de La Plata, cuya universidad había sido que trajeron desde el exterior figuras como Orte-
creada bajo un modelo de innovación académica ga, D’ Ors y García Morente, en el plano local Ma-
que se apartó de la inveterada salida profesiona- cedonio Fernández, Coriolano Alberini, José Ga-
lista para hacer hincapié en la investigación cientí- briel, Homero Guglielmini, Carlos Cossio, Saúl Ta -
fica y experimental, convirtiéndose en baluarte de borda, Carlos Astrada, Vicente Fatone y muchos
dicha orientación doctrinaria. Un espacio decisivo, otros más acompañaron la prédica antipositivista,
donde se dieron cita las mejores plumas del anti- estimulada por los rebrotes idealistas y románti-
positivismo continental, fue levantado por la revis- cos.
ta platense Valoraciones, en cuyo número inicial Un motivo polémico que aún aguarda su inves-
—de 1923— puede leerse esta declaración de tigación pormenorizada se vincula con las interpre -
principios: taciones más socoridas de ese singular movimien-
to americanista simbolizado por la Reforma Uni-
En los tiempos actuales, la fantasía y el versitaria. Tanto la versión tradicional, coetánea a
pensamiento de los hombres son muy di- ese episodio, como los enfoques que se dieron
versos de los de aquellos que veían en la con ulterioridad al mismo acontecimiento, han in-
novela experimental la más completa ma- sistido en sostener la tesis sobre el carácter mar-
nifestación del arte, y en la espesa filoso- cadamente idealista y espiritualista que habría ser-
fía positivista la totalidad del espíritu hu- vido para motorizar una gesta por el estilo y con
mano. Esa nueva fantasía y ese nuevo tanto protagonismo juvenil. De tal manera, se ha
pensamiento, que nos llegan traídos por pretendido asociar en forma indisoluble los oríge-

70 71
nes y el sentido del movimiento reformista estu- a haber cumplido una función menos conservado-
diantil con la pugna antipositivista en cuestión. Un ra que la que tuvo en Europa —exceptuando a Es-
trabajo de Arturo Andrés Roig42, aun sin ocuparse paña—, sus aspectos problemáticos se erigen en
de la polémica historiográfica subyacente, a la obstáculos insalvables para constituir una visión fi-
cual aludimos, aporta fecundas observaciones so- losófica emancipadora. Más allá de las insolubles
bre el heterogéneo trasfondo ideológico que ha dificultades semánticas que plantea el discurso
acompañado la génesis de dicho movimiento insti- positivista y que resultan tan significativas para la
tucional. misma óptica en cuestión, nos topamos con un
fuerte lastre deshumanizador, donde convergen
los planteos tecnocráticos y la discriminación ra -
cial, la justificación de la dependencia frente a di-
Estimativa versos centros de poder, la adopción de actitudes
aristocráticas y jingoístas. En definitiva, las versio-
Entre los elementos más rescatables que trajo nes hegemónicas, mediante nociones equívocas,
consigo el positivismo latinoamericano —y el ar- tendieron hacia el reduccionismo bio-psíquico o
gentino en particular— tenemos algunos de carác- hacia el determinismo telúrico.
ter formal o epistemológico: el haberse alejado de Si bien la reacción contra el positivismo tuvo ca-
los encuadres puramente ensayísticos para inten- racterísticas virulentas y rayanas en la diatriba, los
tar un examen mas riguroso, profundo y original de mejores exponentes de esa misma reacción, lejos
la realidad física y social; la apertura de la filosofía de repudiar integramente al ciclo positivista, trans-
a las ciencias fácticas junto con el esfuerzo por es- mitieron su reconocimiento y extrajeron un balan-
tablecer una mayor continuidad entre lo humano y ce más ecuánime en cuanto a la significación juga-
lo natural, o la misma búsqueda de condicionantes da por aquella etapa intelectual; sin dejar tampoco
extrateóricos en el conocimiento. A despecho de de llamar a veces la atención sobre las limitacio-
lo que han sostenido diversas imputaciones super- nes e inconvenientes que podía ocasionar el ro -
fluas o tendenciosas, nuestros positivistas no re- tundo menosprecio hacia ese otro momento cultu-
pudiaron al unísono el patriotismo, los valores po- ral:
pulares y autóctonos, las fuentes hispánicas o el
espíritu religioso. Y si bien predominó una tónica La iniciación positivista dejó en nosotros
[...] su potente sentido de relatividad; la
individualista, contrarrevolucionaria, etnocéntrica y justa consideración de las realidades te-
antiamericana, cabe referirse a otras voces diso- rrenas; la vigilia e insistencia del espíritu
nantes dentro del mismo movimiento que formula- crítico; la desconfianza para las afirmacio-
ron opciones hacia los estratos indigentes, por el nes absolutas [...] la cuidadosa adaptación
socialismo o hasta por el propio indigenismo. de los medios a los fines [...] el desdén de
Sin embargo, pese a los avances científicos la intención ilusa, del arrebato estéril, de la
que promovió el positivismo entre nosotros y pese vana anticipación. 43

42
A. A. Roig, “Deodoro Roca y el manifiesto de la Reforma
de 1918”, incluído en su libro La universidad hacia la demo-
cracia. Mendoza, EDIUNC, 1998.
72 73
Cumplida su misión, en buena hora perez- vistas se vehiculizó gracias a una prodigiosa em-
ca el positivismo como teoría filosófica presa editorial que logró materializarse en Buenos
amoral, anti-social y anti-estética, pero —y Aires mediante la publicación de la Revista de Fi-
esto es lo importante— subsistan sin des-
medro dentro de su esfera propia los mé- losofía dirigida por José Ingenieros y Aníbal Pon-
todos positivos, guias de la investigación y ce. Contrariamente al nivel periodístico y cerrada-
disciplinas de la mente. Su abandono im- mente cientificista que algunos le atribuyeron, esa
plicaría una recaída en la declamación ro- tribuna trasuntó una apreciable versatilidad temá-
mántica, funesta sobre todo en las cien- tica y doctrinaria, recibiendo colaboraciones de la
cias históricas y sociales.44 heterogénea comunidad intelectual del continente,
donde alcanzó mucho prestigio. Más allá de las
A la postre, pese al legado que dejó el positivis- encontradas posturas filosóficas que se sucedie-
mo en nuestra América, sobre todo en cuanto a la ron en ella, primaron allí cuestiones donde conflu-
búsqueda de formas menos tradicionales para el yeron los elementos más progresistas de ambas
conocimiento y la acción, no pueden soslayarse posturas teóricamente disímiles; cuestiones tales
sus excesos reducionistas que lo hicieron caer en como el pacifismo, la unidad latinoamericana, el
el mecanicismo, el fisiologismo y el etnocentrismo. peligro imperialista o la función del intelectual. Se
Mientras la concepción positivista endiosó a la trató así de un órgano plural e históricamente com-
ciencia y a la tecnificación, cayendo en la quimera prometido que, con el correr del tiempo y con to-
de que ello traería un abundante bienestar mate- das las diferencias pertinentes, se prolongaría a
rial, un régimen político por antonomasia y hasta el través de emprendimientos culturales análogos,
más alto grado de moralidad. Las corrientes idea- como los Cuadernos Americanos en México.
listas que le salieron al cruce procuraron restable-
cer el primado de las humanidades, descartando
que el hombre pueda ser explicado desde estruc-
turas biológicas para inclinarse por otras opciones
hermenéuticas.
No obstante, también deben señalarse las face-
tas negativas que se hallaron presentes en la aco-
tada reacción contra el positivismo; facetas vincu-
ladas con aspectos decadentes, esotéricos, irra-
cionales y antidemocráticos que nuevamente impi-
dieron la plasmación de un ideario acorde con los
anhelos para construir sin grandes distorsiones a
nuestra identidad social y nacional.
La confrontación entre positivistas y antipositi-

43
Rodó, El mirador de Próspero, t. 1, Madrid, Edit. América,
1920, p. 53.
44
Alejandro Korn, Obras Completas, B. Aires, Claridad,
1949, p. 359.
74 75
APÉNDICES
ENCUESTA SOBRE
HISTORIA DE LAS IDEAS

1. ¿Cómo recuerda usted el período de su for-


mación intelectual?

Con tanto claroscuro y desengaño, como los


que se ciernen detrás nuestro, "mi época" —según
suele proclamarse desde ese realismo candoroso
que nos ancla en el pasado— puede haber sido
una de las mejores, al menos si se la toma dentro
de la privilegiada estudiantina universitaria.
Efectivamente, entre 1956 y 1966 se fue recu-
perando, con odiosas purgas profesorales y todo,
la castigada autonomía académica en el país, tras
un cuarto siglo donde los poderes de turno que-
brantaron la fecunda pero volátil tradición reformis-
ta latinoamericana, que luego volvería a ser drás-
tica y extensamente interrumpida. Destellaba tam-
bién entonces el símbolo redentor de la unidad
con el movimiento obrero, cuando nos encolumná-
bamos con los trabajadores para que se les devol-
viera su personería gremial y cuando algunos in-
trépidos caíamos en el cerco policial hasta dar con
nuestros huesos en la prisión de Caseros junto a
la crema más combativa de los líderes laborales.
Allí quedaba nuestro paso por la oficina de Exten-
sión Universitaria, guiados por Amanda Toubes y
Lito Marín, con quien llevábamos un archivo diario
del acaecer político y sindical.
En una vorágine de adhesiones y rechazos
abismáticos, vernáculos o transnacionales, nos
solidarizamos con la revolución en marcha y casi
nos fuimos a romper lanzas en la Sierra Maestra
junto con los delegados cubanos que habían visi-
tado el "antro" de Viamonte para adentrarnos en
su mítica gesta. Nuestra falta de aptitudes logísti-

79
cas, nos llevó en cambio a incorporarnos al MA- para hacerles creer que sí pero no tanto,
LENA para reclamar nada menos que la liberación que en cualquier momento cuando quisiera podía repu-
social y nacional de la mano de Ismael Viñas y Do- tear.
ña Celia de la Serna de Guevara Lynch, la increí- La casa era la de ellos y me tenían,
ble madre del Che. En materia doméstica hicimos y yo me reía pulmón en mano.
guardia durante una noche interminable velando Desde los tacos altos sobre cuatro patas
armas para defender el bastión del rectorado, don- todo se probó.
de moraba nuestro rey-filósofo, Risieri Frondizi, Y más luego qué?
No se si debemos vomitar en las alfombras
amenazado por la pesada reaccionaria de Tacua-
Porque los baños son refugios de puros santos cerdos
ra, a la cual finalmente logramos ahuyentar. Sin
como las manos cruzadas en la espalda que se tocan
embargo, terminaríamos perdiendo la batalla prin- el culo y la p... también.
cipal que encabezó el propio Risieri y cuyas nefas- Ya se que esto lo digo para estar en gracia con Dios.
tas implicancias todavía no alcanzábamos a perci-
bir: la pugna por el laicismo y la enseñanza públi-
ca... 2. ¿Se puede decir que su obra, de alguna ma-
Disconformes hasta con nosotros mismos, se- nera se relaciona con tradiciones intelectuales ar-
guimos la tónica en boga y nos albergamos en La gentinas o extranjeras?
Clínica belgranense de Fontana, donde, con el
LSD y otros alucinógenos, se incentivaban los de- Un tema como el de las influencias y receptivi-
lirios persecutorios, hasta hacernos cargar sobre dades que cada quien puede contener debe expli-
nuestras espaldas todo el mal radical que arras- citarse dentro de una cuestión lógicamente previa,
traba consigo la especie humana en su conjunto. a saber, cuál es o en qué consiste a la postre el
Presuntamente alentado por el paraíso baudelai- trabajo acometido y el grado de reconocimiento
reano, por la empiria renovadora de Aldous Hux- que el mismo logre concitar dentro de la crítica es-
ley o por el erotismo post-victoriano de D. H. Law- pecializada.
rence, al salir de mis primeras sesiones maratóni- Siempre me interesé por los estudios tendien-
cas de psicoterapia tan aturdidamente desperso- tes a interpretar la evolución filosófica en sus ne-
nalizado como había ingresado a ese altar de la xos con la realidad histórica. Antes de concluir mi
neurosis, garabateé los siguientes versículos: licenciatura participé en el grupo de investigacio-
nes en filosofía moderna y en cursos y reuniones
Todas venían a ser ilusiones de los sentidos,
con ese maestro inolvidable que fue José Luis Ro-
pero sin mirar ni oir ni nada.
El brazo de ella, peludo y con el reloj de él.
mero, donde se buscaba desentrañar las media-
La imagen de él en el espejo era -oh!- la mía. ciones entre la reflexión teórica y la acción social.
Ella empezó siendo mi abuela, ay!, y luego qué? Con ese trasfondo primerizo, me puse a traba-
Y siempre el reloj para adelante y para atrás... jar en torno a la construcción lockiana del libera -
hasta que dijo basta. lismo; labor que sería destacada por parte de di-
Estaba la oreja solamente desprendida ferentes autoridades en la materia (Peter Laslett,
pegándose al suelo Walter Euchner, Christopher Hill, Maurice Crans-
con la hebilla del águila yanqui dada vuelta ton, Roland Hall y otros). Luego decidí no restrin-

80 81
girme al aspecto genético del liberalismo y me rial dentro del filosofar iberoamericano. El mismo
ocupé en efectuar una interpretación crítica de su Roig ha tenido la deferencia de aludir a mi modus
sentido más actual junto con el de la mentalidad operandi y a sus vínculos con otras vertientes in-
tecnocrática. Todo ese bagaje doctrinario me per- terpretativas: "Biagini tiene clara conciencia de la
mitió moverme con mayor desenvoltura dentro de necesidad de una ampliación respecto de la com-
la historia intelectual argentina y latinoamericana, prensión epistemológica del 'saber filosófico' [...]
la cual difícilmente puede ser entendida sin el re- Una parte significativa de la investigación historio-
ferente de la ideología liberal. Desde entonces, me gráfica europea contemporánea viene a darle la
consagré con mayor ahínco al pensamiento nacio- razón [...] Un Derrida o un Foucault han revertido
nal, aunque sin abandonar las preocupaciones fi- en Europa el método y, desde la tradicional inves-
losóficas de fondo. tigación de la filosofía, han acabado preguntándo-
Una parte de mi labor ha apuntado a establecer se por una historia de las ideas, más allá de la de-
delimitaciones semánticas y propedéuticas dentro finición que este tipo de saber les haya merecido
del difuso campo de las ideas continentales. Otra [...] Creo que respecto de Biagini podríamos aven-
faceta está ligada con el intento por refutar algu- turar la tesis —visible en otros investigadores lati-
nas versiones canónicas sobre asuntos generacio- noamericanos tales como el peruano Francisco
nales o sobre el indigenismo, las caracterologías Miró Quesada o el ecuatoriano Hernán Malo Gon-
colectivas y el problema de la identidad. He man- zález— de que despunta una integración de las
tenido una actitud polémica con respecto a la con- dos líneas de trabajo".
cepción krausista, a la penetración del pensamien- En cuanto a mi cosmovisión general, si bien he
to estadounidense, a la historiografía y la educa- abordado frecuentemente una tendencia elitista y
ción argentinas, etc. Asimismo, he procurado eurocéntrica me siento mucho más próximo al le-
aportar nuevos elementos de juicio en lo que ata- gado de Martí y Darío que a los lineamientos sar-
ñe a la mentalidad racista, la noción de progreso, mientinos. Ello lo he puesto de manifiesto a través
el positivismo y el antipositivismo, el exilio y la emi- de un indeclinable compromiso hacia las causas
gración españolas, o la revolución francesa. Ade- populares que me ha llevado por ejemplo a defen-
más de haber dado a conocer algunos hallazgos der el quehacer político en plena veda militar o a
documentales, me preocupé por rescatar del olvi- objetar el modelo neoconservador de los últimos
do varias figuras intelectualmente relevantes para tiempos.
su propia época... ¡Algo así como el cielo y la tie-
rra en una pequeña maceta!
Por ende, mis trabajos se enrolan dentro de
una tradición que, localmente, cuenta entre sus fi-
las a quienes abrieron el juego disciplinario como
Korn e Ingenieros; juego proseguido por Alberini,
Guerrero y Francisco Romero hasta culminar con
la obra de Arturo Andrés Roig, con el cual se pro-
duce una decisiva innovación conceptual y mate-

82 83
3. ¿Cuál fue el clima intelectual de su período reuníamos en lo de un viejo anarquista, que traba-
formativo? ¿Estuvo conectado con grupos o inte- jaba en el Centro de Estudiantes, para compartir
lectuales que fueron importantes en su forma- suculentas porciones de pizza y disfrutar de su im-
ción? placable sabiduría mundana. Una noche y en otra
casa, la de Oscar Masotta, nos encontramos con
Mis primeros pasos universitarios tuvieron lugar un pensador que en un santiamén había pasado
con la caída del peronismo, cuando se acentua- del entronizamiento a la proscripción: Carlos As-
ron los debates teórico-prácticos en torno a la li- trada, a quien escuchamos exponer como si nos
bertad y pululaban las mas variadas crisis existen- hallásemos en una sesión de espiritismo frente al
ciales. En "Filo" me integré a la militancia estu- mismo oráculo de Delfos redivivo.
diantil que supuso al principio un ingenuo cuestio- La noche de los bastones largos coincidió de al-
namiento a los concursos docentes y poco des- gún modo con nuestro egreso y con un camino
pués el casamiento con una compañera junto a más solitario que implicó mi pasaje como becario
una familia precoz que prolongó mi carrera y me del CONICET, bajo la guía de Ambrosio Gioja y
mantuvo alejado de la vida bohemia. Allí tuve oca- Eugenio Pucciarelli, al cual secundé en algunas
sión de toparme desde el vamos con "la cosa co- empresas culturales que me permitieron foguear-
sal" de Angel Vassallo, de desafiar en el otro polo me en la ardua trastienda del intelecto. También
académico la versión de Mario Bunge sobre las in- conocí por ese entonces a una personalidad con
finitas contradicciones del refranero, de abismar- fuertes inflexiones ideológicas y un noble corazón
me en las pulcritudes hegelianas de Mercado Ve- aun no desgarrado por la intolerancia. Me refiero a
ra o de responder a los planteos de un profesor vi- Rodolfo Agoglia, quien me abrió las puertas de la
sitante, Irving Louis Horowitz, con relación a la universidad platense y dirigió mi tesis doctoral. El
premisa mannheimiana del intelectual socialmente llamado perfeccionamiento en el exterior me per-
desarraigado. También asistí a los Cursos Interna- mitió entrar en contacto con dos especialistas de
cionales de Temporada organizados por la UBA y primera: Juan Carlos Torchia Estrada en los Esta-
a los que se impartían en el Colegio Libre de Estu- dos Unidos y Arturo Ardao durante su exilio vene-
dios Superiores. zolano. Una experiencia muy feliz de aquella épo-
Mi principal núcleo de pertenencia estuvo ca estuvo centrada en mi amistad con ese lúcido e
constituido por Emilio de Ipola, Vanni Blengino y íntegro intelectual que es Ricardo Pochtar; amis-
algunos otros compañeros que nos precedían: tad no interrumpida hasta ahora pese a su soste-
León Sigal, Sofía Fisher, Ernesto Laclau, Marco nido distanciamiento del país y del mundillo aca-
Galmarini, Miguel Murmis. Con ellos compartimos démico.
nuestra veneración hacia figuras como las de Jean
Paul Sartre y en el campo interno nos sentimos
mucho más representados por la gente de Con- 4. ¿Cómo realiza, por lo general, su tarea inte-
torno que por las veleidades del grupo Sur, uno de lectual? ¿Discute sus trabajos con otros colegas?
cuyos exóticos exponentes, Lanza del Vasto, nos ¿Se dedica exclusivamente a la investigación o
despertó un rechazo visceral durante su presenta- combina dicha actividad con otras? ¿Lee a otros
ción en la "Facu". Ciertos fines de semana nos autores cuando está elaborando su trabajo?

84 85
En este rubro, como en tantos otros, no existen presa incorporación de jóvenes estudiantes a ta-
misterios iniciáticos. Fundamentalmente, se trata reas tradicionalmente restringidas a personas con
de soldar lo más posible y sin metáfora alguna la otro grado de maduración.
nalga al asiento —o viceversa— hasta que se al- Más que a recurrir a otras compulsas bibliográ -
cance una consustanciación entre el objeto animi- ficas distintas a aquellas fuentes que se vinculan
zado y el sujeto cosificado, al punto de que la silla con mis preocupaciones circunstanciales durante
termina sentándose sobre uno mismo y se trans- el proceso de elaboración, prefiero acompañarme
forma en fuente inspiradora, como una madre que con un trasfondo musical, especialmente el de cor-
va conduciendo anatómicamente la mano de su te afroamericano, desde la salsa caribeña hasta el
párvulo para enseñarle los rudimentos de la escri - jazz negro. Así condimento mis textos con diferen-
tura. tes ritmos sincopados, v.gr., el jungle style del pri-
Pese a que entre nosotros no está tan extendi- mer Ellington, la nueva trova, Rafael Cortijo y su
do como en otras latitudes el intercambio de borra- combo, la voz aguardentosa de Billie Holliday, los
dores entre los pares académicos, intentamos me- repiques de Lionel Hampton o los graznidos saxo-
jorar la gestación de nuestro trabajo mediante fónicos de Eric Dolphy junto al tableteo infernal de
otros expedientes. En mi caso personal, suelo re- Charlie Mingus.
currir a otra variante no menos clásica: presentar y
discutir mi producción inédita en congresos, jorna-
das, coloquios, seminarios, conferencias, paneles 5. ¿Cuál serían los rasgos más importantes
u otros encuentros profesionales dentro y fuera del que debería reunir un historiador de las ideas?
país. Ocasionalmente, yo mismo he organizado al-
gún simposio donde se invitaron a colegas extran- Sin confiar demasiado en los recetarios para ter-
jeros para debatir una problemática puntual que ceros en discordia, sólo puedo darles mi propio pa-
me hallaba investigando con un equipo ad hoc. recer al respecto, el cual, como en otros órdenes de
También me resulta provechoso enviar colabora- la vida, resulta más fácil predicar que traducirlo en
ciones a revistas con referato donde se expiden acciones.
por escrito acerca del valor o las limitaciones del Quien se dedica a esta clase de estudios debe
paper remitido. sobreponerse a las restricciones de nuestra histo-
Como alterno la investigación con labores do- riografía tradicional, tan ajena a los encuadres
centes, no sólo pretendo alimentar la segunda con teóricos, éticos e interdisciplinarios y tan sumergi-
los frutos de la primera, como resulta relativamen- da en el racconto documental que termina por
te habitual y sumamente deseable, sino que ade- perder de vista la materia básica de su emprendi-
más he podido articular un sistema pedagógico miento: el ser humano y su conflicitividad social.
por el cual los alumnos, tanto egresados como de Quien se ocupa del devenir ideológico tendrá que
grado, realizan actividades directa o indirectamen- esforzarse aún más que en otras disciplinas histó-
te vinculadas con proyectos superiores de investi- ricas por asociar el recaudo erudito y estilístico
gación. Con ello se logra un efecto multiplicador con la perspectiva crítica y valorativa, establecien-
cuyas consecuencias ya se han traducido en va- do la conjunción imprescindible de episodios, pro-
rias obras orgánicas que han contado con la ex- cesos, testimonios, sensibilidades, intereses y

86 87
construcciones intelectuales en juego. lizar las relaciones de subordinación que a menu-
A las diversas corrientes, doctrinas, cosmovi- do se esconden tras el aparato enunciativo, tra -
siones y elaboraciones conceptuales no hay que suntando por ejemplo en qué medida la presunta
encararlas en tanto concepciones puras, al estilo evangelización de América resultaría una manera
filosofista, sino como integrando un discurso que de encubrir el despojo y la explotación.
encierra algunos principios claves, v. gr., el de la Cabe asumir por fin que estamos frente a un ti-
sustentación del poder, o sea, abordar a aquellas po sui generis y decisivo de enfoque hermenéuti-
en sus correlaciones con la dinámica socio-política co, según el cual la búsqueda de lo objetivo coin-
y económica de la cual dimanan en definitiva, reo- cide con el develamiento y la realización de la dig-
perando también sobre la misma. Para ello convie- nidad humana, con nuestra necesidad de autoafir-
ne apelar a puntos de vista como los que ofrece la marnos.
sociología del conocimiento, la teoría de las ideo-
logías o el marxismo crítico; ópticas éstas a las
cuales he recurrido en distintas oportunidades. 6. ¿Cuál es, a su entender, la situación actual
Si nos detenemos en nuestra frustrante reali- de la historia de las ideas? En su opinión, ¿existe
dad latinoamericana, una coordenada vertebral algún debate dentro de esta disciplina?
para el historiador de las ideas se vincula con la
pugna por la liberación de nuestros pueblos así Además de la crisis profunda que se halla afec-
como las racionalizaciones que se han formulado tando hoy a diferentes paradigmas epistemológi-
para entorpecerla. En ese terreno, nos movemos cos, por ejemplo, en cuestiones tan prominentes
bipolarmente, entre una mentalidad elitista y como las del valor específico que puede otorgár-
proimperial y la configuración de posiciones demi- sele al desenvolvimiento histórico y a sus respec-
tificadoras que apuntan a una forma de desarrollo tivos protagonistas, nuestra disciplina debe deci-
integral, equitativo y soberano, aunque sin obviar dirse a afrontar de una vez por todas diversos te-
la enorme variedad de matices y mediaciones que mas cruciales, entre los cuales descuellan sus cri-
intervienen en ambos casos. Se trata entonces de terios de periodización, las dicotomías y reduccio-
una rama del conocimiento que puede contribuir, nismos que se han utilizado con fines opresivos, el
muy específicamente, a tornar patente el margina- pensamiento y la praxis indígenas, las utopías
miento que hemos sufrido por parte de las poten- americanas, la cultura y la contracultura, los estu-
cias hegemónicas y a evidenciar las semejanzas y dios comparados entre expresiones afines o disí-
diferencias, las sincronías y las asincronías, con miles.
respecto a la cultura nordatántica. Pruebas al canto, en ese último sentido he con-
La historia del pensamiento se presenta no só- cluido un volumen donde abordo las ideas latinoa-
lo como disciplina que engloba críticamente a los mericanas durante los dos finales de siglo, el XIX
distintos campos del saber. Además viene a poner y el XX, junto al revivalismo occidentalista y en re -
de manifiesto las formas en que se ha asimilado o lación con la atmósfera cultural de la misma época
desafiado el bagaje de ultramar, tanto para mante- en otros países que han tenido una fuerte gravita-
ner el statu quo cuanto para promover cambios ción entre nosotros: los Estados Unidos y España;
fundamentales. En tal sentido le corresponde ana- cuyas dominaciones y potestades, según rotulaba

88 89
Santayana, han sido mucho más mentadas que lo acaba de poner así: "[...] El pensamiento de Bia-
objeto de rigurosa investigación. gini resulta, en este aspecto, altamente interesan-
Asimismo, considero de trascendental impor- te, ya que su sentido crítico no elimina su profun-
tancia para la historia de nuestras ideas centrar la do carácter integrador. Estamos pues, ante un es-
atención en aquellas manifestaciones no sólo ver- píritu progresista y universal que no elude su deu-
náculas sino también en las modalidades que se da con lo mejor de la tradición argentina y españo-
han proyectado más allá de nuestro propio territo- la, razón por la que se hace perentorio de aquí en
rio, sin constituir una simple prolongación o rever- adelante no perder de vista las evoluciones de es-
decimiento del panorama europeo, como es el ca- te gran intelectual" (Diario 16, Madrid, 24 julio
so de la revolución estética producida por el mo- 1993).
dernismo, sobre la cual me he venido ocupando
incidentalmente. Estoy aludiendo también a otros
fenómenos donde se ha revertido la remanida di- 7. ¿Cuáles fueron los libros de historia de las
rección Norte-Sur, al estilo de lo que ha significa- ideas que más lo impresionaron en su vida intelec-
do el mencionado movimiento de la Reforma uni- tual? ¿Por qué?
versitaria, el cual se ha adelantado con creces a
los levantamientos estudiantiles de la década del Sólo señalaré un puñado de obras entre aque-
sesenta. Una cuota similar de originalidad podría llas que me han permitido penetrar magistralmen-
atribuírsele a la teología de la liberación o a la pe- te en diversas épocas, regiones y tópicos; aun
dagogía de Pablo Freire. cuando consideremos que no todos los trabajos
Entre las controversias más latentes se en- mencionados representan el libro de cabecera o
cuentran algunos asuntos fundantes, como el dife- aquel otro que uno se sentiría más dispuesto a
rendo acerca del alcance de nuestra cultura y de rescatar en medio de una catástrofe. Arnold Hau-
nuestra filosofía continentales, su mayor o menor ser nos hizo conocer su Historia social del arte, en
universalidad, autenticidad y dependencia; o la di- la cual aplicó esclarecedoras categorías herme-
mensión exclusivamente profesionalista o eminen- néuticas al fenómeno literario y plástico de los pe-
temente pragmática que debe asignársele a una ríodos más variados. Por su parte, con Psique, Er-
disciplina como la historia de las ideas, si la misma win Rohde nos ofreció una novedosa aunque dis-
debe restringirse a una función técnico-académica putada imagen de la Hélade, introduciéndonos de
o si tiene que estar encaminada, por ejemplo, a in- lleno, mediante un miraje nietzschiano, en el orfis-
crementar los grados de conciencia y participación mo y los cultos dionisíacos. No menos significativo
social. ni hermoso nos resultó un libro de Lucien Febvre
Si bien me vuelco habitualmente hacia ese últi- para comprender la transición mental del feudalis-
mo modelo operativo tampoco me veo arrojando mo a la modernidad en Francia: El problema de la
de consuno la casa por la ventana, como lo han incredulidad en el siglo XVI. Siguiendo un orden
señalado muchos de mis comentaristas. Por ejem- cronológico, tenemos el texto sobre la doctrina po-
plo, el filósofo José Luis Abellán, en alguno de los lítica del individualismo posesivo donde C. B.
ratos libres que se tomó durante la redacción de Macpherson desemascaró como pocos autores el
su monumental historia del pensamiento español, ideario contractualista e jusnaturalista anglosajón.

90 91
Con relación a la historia contemporánea, me EL SIGNIFICADO DEL
permito incluir tres títulos más. Un compendio CORREDOR DE LAS IDEAS
acerca de Latinoamérica en el siglo XIX, The Po-
verty of Progress, escrito por Bradford Burns, es-
capa al esquematismo liberal predominante en los
estudios norteamericanos sobre nuestro medio. El Los objetivos del Corredor de las Ideas han si-
equilibrado análisis y balance del krausismo espa- do perfilados en un documento que redactó nues-
ñol a cargo de ese perspicaz pensador socialista tro amigo Eduardo Devés para fundamentar el lan-
que es Elías Díaz, junto a un clásico en torno a la zamiento de otra de sus pujantes implementacio-
génesis del espíritu depredador, con especial refe- nes. Además ya se ha realizado en el Uruguay, ba-
rencia a la sociedad estadounidense: la Teoría de jo la firme batuta de Mauricio Langón, un encuen-
la clase ociosa de Thorstein Veblen. tro orgánico para inaugurar públicamente el Corre -
Por último, una pieza que vino en parte a suplir dor, el cual, a menos de un año de efectivizarse el
la escasez reinante en cuanto a los problemas me- citado evento, regresa aquí a la palestra gracias a
tódicos suscitados por la historiografía ideológica la iniciativa de Antonio Sidekum y de esta buena
a nivel continental. Estoy pensando en el libro pu- gente de UNISINOS. Me han elegido a mí ahora,
blicado recientemente en México por Horacio Ce- como cómplice convicto y confeso, para verter mi
rutti Guldberg, Hacia una metodología de la histo- propia opinión sobre el Corredor y encender un
ria de las ideas (filosóficas) en América Latina. Allí eventual debate entre quienes seguimos apostan-
se plantean distintas encrucijadas que no pode- do por la jaqueada bohemia intelectual.
mos soslayar si deseamos emprender un análisis El Corredor de las Ideas del Cono Sur, como
maduro de la disciplina pertinente y sus principa- tantas otras asociaciones, posee una serie de as-
les objetos. pectos operativos. En nuestro caso, impulsar los
estudios sobre pensamiento y cultura latinoameri-
canos, la creación de diferentes redes y grupos de
trabajo, etc. Simultáneamente, hemos acordado
que tales propósitos se dirijan a repensar nuestra
propia integración regional desde tres principios
inexcusables: democracia, identidad y derechos
humanos.
Una integración que no sólo denote, como en la
modernización conservadora, unificación aduane-
ra, Realpolitik e irrestricto alineamiento con los po-
deres mundiales. Una estrategia de integración
más humanista, con justicia social y democracias
participativas, incorruptas e incondicionadas. Se
trata en verdad de un programa, el de las grandes
patrias latinoamericanas, que ha insumido tantos
desvelos generacionales y cuenta con un peso

92 93
histórico mucho mayor que los convenios cuasi ar- renciados, o al temple consumista. Enfrentarnos al
tificiales que dieron lugar a otros megabloques co- triunfalismo occidental que, bajo la crisis de las
mo el Nafta y la misma Comunidad Europea. ideologías y paradigmas, exhuma el viejo discurso
Nos sumamos por lo tanto a quienes, desde eurocéntrico para denostar la aptitud cultural de
distintas posiciones, luchan —como pregonaba Al - los pueblos meridionales. Al realismo periférico
fredo Zitarrosa— por un mismo camino para el que neoliberal le contraponemos su máximo presu-
viene y para el que va; frente a una concepción puesto: la misma realidad, que nos indica que los
donde el hombre sólo resulta un lobby para el países que han avanzado en medio de la globali-
hombre, donde impera el Estado de Malestar y el zación son los que han mantenido su propia iden-
gobierno de Hood Robin; frente a una recoloniza- tidad, sus recursos naturales y su mercado inter-
ción del orbe mediante endeudamientos astronó- no. Procuramos neutralizar la probabilidad de con-
micos, manipulación de la información y domesti- cluir inmersos en un mundo de distopía y pesadi-
cación de intelectuales o universitarios, que llegan lla, en un ordenamiento tecnocrático rígidamente
al punto de asegurarnos que la racionalidad no dividido entre una aristocracia altamente calificada
puede darse fuera de un sostenido tabú al cual la y una creciente masa de desahuciados —según lo
propia intelligentzia se la ha pasado cuestionando: insinuó otrora Kurt Vonnegut en una novela futuris-
el espíritu capitalista. ta.
Ante el aplastamiento que amenaza a las legíti- Podríamos coincidir así con decisivas expresio-
mas culturas locales y como una fórmula positiva nes como las que mantuvo Eric Hobsbawm en una
para la integración, postulamos el innovador con- disertación que pronunció recientemente en la
cepto de identidad que, con la idea de unidad en Cancillería chilena:
la diversidad, ha superado nociones autoritarias o
discriminatorias —como las del ser o el carácter se está perdiendo la fe de que los hombres
nacional— para convertirse en el gran proyecto ci- son capaces de solucionar sus problemas
vilizatorio —según lo plantea el sociólogo mexica- y de que a veces los han solucionado. La
no Pablo González Casanova. La identidad, con- locura de la ideología neoliberal y el aban-
cebida como un proceso de afirmación individual y dono del proyecto de cambiar el mundo
colectiva, viene a mixturarse con la utopía, en tan- por la mayoría de los gobiernos de la iz-
to ambas aspiran a modificar el llamado orden quierda actual, ambos me parecen igual-
existente o establecido por considerarlo fuente de mente síntomas de tal pesimismo intelec-
desorden e iniquidad. Reivindicar la disposición de tual [...] la tarea más urgente frente al nue-
un pensamiento utópico enraizado para desmitifi- vo milenio es que los hombres y las muje-
res vuelvan a los grandes proyectos de
car sistemas opresivos, nos permite medirnos con edificar una sociedad mejor, más justa,
las versiones deterministas que, a diestra y a si- más viable [...] Hay que volver a las gran-
niestra, le confieren una fuerza magnética irrever- des experiencias de los grandes proyec-
sible a las oscilaciones bursátiles, a la concentra- tos. No se consigue nada sin eso.
ción y transnacionalización financiera, a la desre-
gulación y a las privatizaciones, al ajuste a los ca-

94 95
¿Hace falta puntualizar que entre las experien- —MANIFIESTO—
cias, proyectos y tradiciones que nos compite res-
catar a nosotros, los sudamericanos, para la urdim-
bre de nuevas utopías, figuran matizadamente des-
de el bolivarismo al modernismo martiano, desde el El Corredor de las Ideas —con su base opera-
nacionalismo continental al movimiento de la Refor- tiva en la franja central de Chile, Argentina, Uru-
ma Universitaria, desde la ensayística a la literatura guay y el sur del Brasil— se propone dos metas
ficcional, desde los planteamientos liberacionistas a principales: 1º) alentar los estudios sobre pensa-
la filosofía intercultural? Una magna tarea de re- miento y cultura latinoamericana, 2º) crear redes y
construcción que involucra no sólo a los letrados si- grupos de trabajo para debatir nuestra propia inte-
no muy especialmente a los frentes y partidos popu- gración desde tres principios insoslayables: demo-
lares, a las organizaciones civiles autogestionarias cracia, identidad y derechos humanos.
y a la misma sensibilidad oficial; en definitiva, a to-
dos aquellos que se niegan a percibir la domina- Cuestionamos el presente Estado de Malestar y
ción, la miseria, la desigualdad y los padecimientos la reimplantada concepción sobre la rapacidad in-
planetarios como si formaran parte de un fenómeno génita del hombre, así como la recolonización del
ínsito en la esencia de las cosas. Una faena recu- orbe mediante deudas astronómicas, avasalla-
peratoria que precisamente no fue omitida en nues- miento de legítimas expresiones regionales, mani-
tra declaración liminar del Corredor de las Ideas ni pulación informativa y domesticación de intelectua-
en nuestro propio accionar, cuando homenajeamos les —que asocian indisolublemente la racionalidad
al maestro Ardao o cuando decidimos presentar en con el espíritu capitalista.
este generoso espacio un relevante estudio sobre el
otro gran Arturo, Andrés Roig —quienes no sólo Nos pronunciamos por una integración que
han renovado la historia de nuestras ideas en su di- trascienda la unificación aduanera, el realismo po-
mensión académica sino que también la han pro- lítico y el irrestricto alineamiento con los poderes
puesto como una herramienta para incentivar la mundiales; que asimile la estrategia de los países
conciencia nacional y las realizaciones sociales. que han podido avanzar en la globalización por
En suma, nos convoca la posibilidad de incidir haber preservado sus valores más importantes,
en nuestro propio ámbito laboral, el de la universi- sus recursos naturales y su mercado interno; que
dad, para que ésta trascienda la neutralidad cien- adopte un perfil humanista, con justicia social y
tificista en la cual subyace —como si efectivamen- democracias participativas, hostiles a la corrup-
te se hubiera alcanzado el fin de los antagonismos ción y a los condicionamientos; que actualice un
y el reino de los cielos—, asuma su gravitante pa- programa como el de la patria latinoamericana,
pel dentro del Mercosur del conocimiento y en la con sus desvelos generacionales y su fuerte res-
orientación de sociedades tan desprotegidas co- paldo histórico.
mo las nuestras, hasta transformarse en una ge-
nuina casa de la esperanza para el desarrollo inte- Como fórmula positiva para la integración, pro -
gral alternativo. piciamos el innovador concepto de identidad, co-

96 97
mo unidad en la diversidad, que intenta superar En resumidas cuentas, nos convoca el anhelo
nociones autoritarias o discriminantes —las del de incidir en todos los espacios disponibles y, fun-
ser o el carácter nacional— para convertirse en un damentalmente, en nuestro propio ámbito laboral,
magno ideal civilizatorio por su alto grado de uni- el universitario, para que éste asuma su gravitan-
verzalización. La identidad, como proceso de afir- te función en el Mercosur del Conocimiento,
mación individual y colectiva, se aúna con la uto- oriente a sociedades tan dispares e inermes co-
pía, en tanto ambas tienden a modificar un orde- mo las nuestras, hasta transformarse en un ba-
namiento maniqueo, compuesto por una casta pri- luarte para el desarrollo alternativo frente al pen-
vilegiada y una creciente masa de sumergidos. samiento único y la modernización conservadora.

Desde una perspectiva utópica enraizada pue-


de refutarse las versiones deterministas que le Declaración de San Leopoldo, Brasil-Mayo 1999.
asignan una fuerza magnética a las oscilaciones
bursátiles, a la concentración financiera, a la des-
regulación y a las privatizaciones, a los ajustes
salvajes, al furor consumista o al triunfalismo nor-
datlántico que exhuma el discurso lapidario sobre
los pueblos meridionales y clausura la historia co-
mo si se hubiera alcanzado el cese de los antago-
nismos y el reino celestial.

Entre los proyectos, plasmaciones y fuentes


que nos toca recuperar a los iberoamericanos pa-
ra la urdimbre de nuevas utopías, se encuentran
nuestros mejores legados originales: desde el bo-
livarismo al modernismo martiano, desde el nacio-
nalismo continental al movimiento reformista, des-
de la ensayística a la literatura ficcional, desde los
planteos liberacionistas a la filosofía intercultural.
Una ardua tarea de revaloración que involucra no
sólo a los letrados sino también a los bloques y
partidos populares, a las organizaciones civiles au-
togestionarias; en definitiva, a quienes se rehusan
a percibir como fenómenos cósmicos la domina-
ción, la miseria, la desigualdad y los padecimientos
planetarios. La historia de nuestras ideas emerge
aquí como herramienta clave para activar la me-
moria, la conciencia y los emprendimientos socia-
les.

98 99
ALGUNOS COMENTARIOS
SOBRE LIBROS AFINES

“Sería interesante historiar la filosofía argentina en su rela-


ción con la sociedad y en particular con la política. Hasta aho-
ra sólo se sabe que los positivistas [...] eran liberales o socia-
listas, y que la mayoría de los demás eran antidemocráticos.
Hugo Edgardo Biagini ha estudiado el asunto y ha compilado
un libro valioso: El movimiento positivista argentino (Editorial
de Belgrano, 1985). Habría que hacer otro tanto con los antipo-
sitivistas.” Mario Bunge

“No desconocemos ni subestimamos las dificultades que aca-


rrea organizar un esfuerzo de esta complejidad y envergadu-
ra y que llevó a cabo con apreciable acierto Hugo E. Biagini
[...] Infrecuente apertura hacia diferentes horizontes en la va-
loración de los temas y los protagonistas.” Gregorio Wein-
berg

“Desde el punto de vista bibliográfico este libro se conver-


tirá, indudablemente, en un auxiliar indispensable para quie-
nes deseen un encuadre global de ciertos problemas y prota-
gonistas del positivismo argentino.” Jorge B. Rivera

“Lejos [...] de la veneración acrítica sólo atenta a descubrir


virtudes, pero lejos también la negación que se obstina en no
concederle importancia histórica al positivismo argentino, este
trabajo será un elemento de consulta y aprovechamiento para
quienes se interesan en este período insoslayable de nuestro
desarrollo socio-cultural y ojalá que, como escribe Biagini, sea
el punto de partida de interpretaciones más matizadas.” Co-
riolano Fernández

“Hay que congratularse por la edición que ha emprendido


la editorial de la Universidad de Belgrano de la compilación di-
rigida por Hugo E. Biagini, que ofrece una amplia colección de
ensayos sobre temas y personalidades ligados al movimiento
positivista argentino. Treinta y dos trabajos que tienen el mé-
rito de atraer la atención hacia uno de los fenómenos cultura-
les más significativos de la historia de nuestro país. Un espec-
tro amplio de tópicos, especialidades y tesis, así como el re-
cuerdo y valoración de un gran número de personalidades, es
aquí detenidamente analizado.” Gregorio Klimovsky

101
su vertiente española y argentina, sino la maestría con que
“Un texto que encare seriamente nuestra historia de las los autores enlazan ese 'redescubrimiento' con el hilo conduc-
ideas [...] parece estar condicionado por al menos dos circuns- tor de diversos temas de absoluta actualidad [...]. La claridad
tancias. Una, la necesidad de suministrar información básica expositiva, el cuidado del lenguaje, la complejidad interpreta-
sobre momentos y figuras escasamente conocidos. Otra, las tiva y la honestidad intelectual de los autores de los diferen-
fórmulas con que esos momentos y figuras han sido etiqueta- tes ensayos agregan calidad a la compilación.” Cecilia Bras-
dos [...] La compilación de Biagini propone elementos para sa- lavsky
tisfacer ambas exigencias, particularmente útiles en este caso
[...] frente a la demanda de conocimientos que caracteriza el “Es una garantía la presencia de Hugo Biagini en la com-
esfuerzo de nuestro actual mercado de ideas por elaborar un pilación de los diversos ensayos sobre la filosofía krausista y
nuevo sentido común histórico, la eficacia informativa que es- su inserción en la democracia argentina [...] Ha sido un gran
ta compilación demuestra en gran número de sus páginas es acierto el de Hugo Biagini al compilar los ensayos de este
uno de sus méritos [...] otro de los méritos de este volumen es simposio.” Francisco Bello
su apertura a lecturas asentadas en presupuestos diversos.”
Jorge E. Dotti “In short, both the doctrinal elements of krausismo and the
means by which it was diffused make this volume, despite its
“En síntesis, esta obra es el resultado felíz del esfuerzo de shortcomings, of potential interest to students of the history of
un grupo de investigadores argentinos para colmar los vacíos ideas not only in Iberia and Argentina, but also in Uruguay, Cu-
exegéticos que todavía impiden llegar a una apreciación ca- ba, Mexico, Chile, Brazil and elsewhere in Latin America. And
bal de la evolución de las ideas en Argentina.” Daniel Zalazar so our thanks to the organizers, participants and the Friedrich
Ebert Foundation, which made publication possible.” Ronald
“Estaba haciendo falta en la bibliografía un libro dedicado Newton
con visión integral y de conjunto, al estudio del movimiento
positivista en el país.” Diego Pro “Este excelente volumen contiene las exposiciones he-
chas en un simposio sobre el tema que da título al libro.” Juan
“El movimiento positivista argentino constituye una compi- Carlos Torchia Estrada
lación de investigaciones sobre el tema, realizadas por desta-
cadas figuras de nuestro quehacer científico y cultural que vie- •
ne a sumarse a los estudios orientados a profundizar en las
cuestiones esenciales del pensamiento latinoamericano.” Ma- “Esta obra de Hugo Biagini [Cómo fue la generación del
bel Cernadas Ochenta] se aparta notoriamente del ensayismo que, alrededor
del centenario de 1880, ha predominado en estos años. En pri-
• mer lugar, porque, desdeñando las fáciles generalizaciones y la
especulación pura, está sólidamente fundado por un aparato
“Si la historia de las ideas existe en tanto disciplina dife- erudito [...] Sobre todo es original porque procura alejarse de los
renciada, no cabe duda de que Orígenes de la democracia ar- estereotipos habituales, buscando matices y variantes dentro
gentina: El trasfondo krausista es un aporte sustancial a la de unas ideas generales que no deja de reconocer como domi-
historiografía de las ideas políticas en nuestro país, un paso nantes. Nuestra imagen de las características intelectuales de
importante en la clarificación del tema de la democracia... El la época resultan considerablemente enriquecidas con este tra-
volumen compilado por Hugo Biagini hace posible avizorar lí- bajo.” Luis Alberto Romero
mites y problemas [...]” Julio Orione “Biagini's study of the Argentine generation of 1880, based
“Lo más interesante de la compilación de los trabajos y de on historical documents that include little known publications,
los debates del Simposio Internacional sobre Orígenes de la emphazises that had so far been neglected: favorable opi-
Democracia Argentina, compilados en el libro que comenta- nions about the Indians, and the work and fame of the poet &
mos no es el 'Re-descubrimiento' del krausismo, en particular essayist Carlos Encina.” Juan Adolfo Vázquez

102 103
the history of Argentina’s ‘Alluvial Era’, 1870-1930, demonstra-
“El Centenario de 1880, fecha fundamental de la historia tes that mayo of the new arrivals were fleeing form persecution
argentina [...] dió lugar a numerosas publicaciones, de mérito after the failes republican experiment of 1868-74.” James D.
dispar. Entre ellas se destaca con merecimiento propio este Henderson
documentado trabajo, de tipo académico, de Hugo Edgardo
Biagini.” Emilio Fermín Mignone “The exiles reduced anti-Hispanism among Argentine inte-
llectuals and brought Spain and Argentine together. This volu-
“La pródiga utilización de documentación originaria permi- me, a reference work, explains in detail why they succeeded.”
te apreciar el esfuerzo investigativo del autor [...] el autor nos Joseph T. Criscenti
convence. Hay pensadores ochentistas que en algún momen-
to de su obra no apoyaron incondicionalmente las concrecio- •
nes oligárquicas, indianófobas, europeizantes, utilitarias, etc.,
que son el sello de lo hecho por la generación del 80 [...] vir- “Intelectuales y políticos españoles a comienzos de la inmi-
tudes de la obra de Biagini.” Román Albornoz gración masiva llena un hueco en los estudios sobre la inmigra-
ción española a la Argentina [...] Son muchos los textos que es-
“Este trabajo de Hugo E. Biagini abre incitantes perspecti- tudian la inmigración de aluvión pero es éste, sorprendente-
vas al estudio de la llamada generación del 80 [...] replantea la mente, el primero que se centra en la inmigración de levita [...]
cuestión, ampliando el panorama, donde encuentra, con espí- Esta élite había permanecido invisible hasta que Biagini se to-
ritu crítico, diversas vertientes humanísticas [...]. Otro aspecto mó la molestia de quitar el polvo de documentos y libros en ar-
que resalta el autor —y lo contrapone al hecho de la ‘Conquis- chivos y bibliotecas que otros investigadores habían ignorado.”
ta del Desierto’— es la vigencia, en aquellos años, de una co- Ignacio García
rriente indigenista que Latinoamérica conoció en los años 20 y
30 de nuestro siglo [...] Pero donde Biagini da testimonio de su “El profesor Biagini, especializado en historia de las ideas
faena investigadora es en su aporte sobre la vida y la obra de en la Argentina y en las relaciones culturales entre el país del
Carlos Encina [...] un utopista social y un teósofo racionalizan- Plata y España, ha hecho un paciente rastreo de emigrados
te.” Emilio Corbiere españoles que llegaron a aquellos confines americanos en la
segunda mitad del siglo XIX. [...] La lectura de este libro será
“Libro sugerente sobre un tema importante, escrito por un fi- igualmente provechosa para el historiador de las mentalida-
lósofo puesto a historiar la cultura. La idea central es mostrar a des, de los movimientos sociales y de esa inasible provincia
una supuesta ‘Generación del 80’, pensada a través de algunas de la vida española llamada América.” Blas Matamoro
individualidades, método que arroja inusitada luz sobre la nece-
sidad de revisar prejuicios y clisés respecto de la totalidad [...] La “El mayor mérito del libro de Hugo Biagini consiste, preci-
bibliografía utilizada es muchas veces novedosa.” Hebe Cle- samente, en señalar por primera vez que existieron esas in-
menti fluencias e interacciones [de intelectuales españoles en el
Plata a fines del XIX], y en ofrecer un importante acopio de
“Este volumen aporta interesante información y testimonia datos puntuales sobre personajes, publicaciones, etc. [...] un
valiosas preocupaciones de su autor.” Alberto Blasi trabajo útil, que puede —y debería— convertirse en fuente de
inspiración para iniciativas posteriores.” Mónica Quijada

“Biagini offers an insightful examination of the efforts by in-
“Latin Americanists will welcome this work [Redescubriendo migrant intellectuals to vindicate Spanish culture [...] is defini-
un continente] not just because it adresses a comparatively ne- tely not one of the best works of a fine and prolific intellectual
glected historical period, the 1870s through the 1920s, but be- historian.” José C. Moya
cause it sheds light on the intellectual origins of the Spanish mi-
gration to America during those decades. Biagini, a specialist in •

104 105
“En [...] el libro de Hugo Biagini, Fines de siglo, fin de mi-
lenio [...] reconocemos algunos de los más importantes temas
de preocupación de la filosofía latinoamericana contemporá-
nea.” Jorge Vergara Estevez

“Biagini piensa desde Argentina para América Latina (y


por qué no para el mundo).” Eduardo Devés Valdés

“¿Cómo serán las naciones en el próximo siglo? ¿Hasta


dónde la aldea global afectará la identidad de los pueblos?
Este y otros dilemas del nuevo orden mundial, son abordados
en un análisis profundo y necesario.” Luis Chitarroni

“La reflexión de Biagini, fundada en una investigación do-


cumental y en un método hermenéutico precisos, va más allá
de ellos para configurar una prospectiva y hasta una progra-
mática de acción socio-cultural, política y económica desde
nuestra situacionalidad. Programas de este tipo hay varios y
sin duda interesantes y motivadores. Lo que tiene de propio e
importante la propuesta de Biagini es que él presenta sus
ideas desde (y no al margen, ni contra) la historia leída lo me-
nos prejuiciosamente posible, y para evitar esas lecturas acrí-
ticas y tendenciosas se sirve de un instrumento crítico: la filo-
sofía. Es un libro que debe ser leído sin prisa porque propor-
ciona mucho material de reflexión.” Celina Lértora Mendoza.

“En estas épocas de globalización y de internacionaliza-


ción de los mercados, en que se hace hincapié en la homoge-
neización de la cultura, la UNESCO ha querido apoyar la la-
bor intelectual del profesor Biagini porque este libro refresca
el ambiente y abre perspectivas de futuro. [...] porque su re-
flexión se sitúa, precisamente en esta búsqueda por recupe-
rar el sentido de la historia, comparando la experiencia de có-
mo vivimos los latinoamericanos a diferencia de otras cultu-
ras, el fin de siglo pasado y cómo estamos viviendo este fin
de milenio.” Ricardo Hevia Rivas

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INDICE

Presentación.............................................................. 7

I. Espiritualismo y positivismo .............................. 9


Eclécticos y krausistas ................................. 9
Deus ex machina ......................................... 17
¿Orden o progreso....................................... 29

II. Finales de siglo ................................................. 37


Idearium ...................................................... 37
El paso del tiempo....................................... 39
Raza, civilización y moralidad ................... 44

III. El cientificismo y la reacción idealista .......... 55


Una concepción extendida .......................... 55
El caso argentino ......................................... 61
Los retadores ............................................... 67
Estimativa .................................................... 72

APÉNDICES ............................................................ 77

Encuesta sobre Historia de las Ideas ................. 79

El Corredor de las Ideas:


significado y manifiesto ........................... 93
Este libro se terminó de imprimir
en CYAN S.R.L. Potosí 4471,
Cap.Fed, Tel.: 4982-4426, en el
mes de abril de 2000

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