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CAPITULO V

LA COLONIZACIÓN ESPAÑOLA EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVIII

CARLOS E RASMO OSORIO CORTÉS

El problema en la falta de interés de los colonos para la agricultura a pesar de


las tierras fértiles que poseían era que la mayoría no deseaba aventurarse en
una compañía agrícola porque de contar con el dinero preferían arriesgarlo en
una empresa minera.

La asignación de tierras era irregular y costosa. Al margen de la disputa con los


jesuitas.

Las obras para conducción de agua beneficiaban las tierras de misiones o las
tierras de gobernadores u oficiales.

Otro problema grave era la falta de mano de obra para trabajar en el campo
por eso Rodríguez gallardo ordeno que todos los indios que llevaran más de 10
años sirviendo a los españoles ya no regresaran a su pueblo. Se quedarían
trabajando y debían presentar una licencia de sus misioneros.

Los indios de repartimiento era limitado al 4% si el pueblo era pequeño con


menos de 30 habitantes, si era más grande el misionero y la justicia debían
determinar el número de tapisques.

Gallardo también prohibió que los españoles adelantaran sueldo a los indios de
las cuadrillas para que no pudiesen obligarlos a permanecer con ellos.

En la región de la frontera el desarrollo de la agricultura era más complicado


porque las siembras sufrían depredaciones de los gentiles en cualquier
momento.

Por lo tanto los colonos siguieron dependiendo de los jesuitas y la ganadería


mantuvo su importancia como actividad económica de los colonos.

Las mulas y caballos se usaban como animales de tiro y transporte.


La vaca se comía seca y era el principal platillo de los habitantes de la
gobernación. Crecían tanto que tenían que realizar una matanza casa año, de
ahí se obtenían también cuero manteca y sebo además de leche y queso.

A lo largo del siglo los naturales se siguieron quejando del daño causado por
el ganado al invadir las milpas y destruir los ojos de agua.

En cuanto a la minería, la mayoría producía plata y oro. También se intentó


explotar perlas.

El oro era más fácil de extraer mientras que la plata requería de maquinaria
más complicada. En lo que respecta a las perlas, solo lograron extraerse de las
costas cuando los indios estaban apaciguados.

La explotación casi siempre era superficial y después se abandonaba la mina


ya que no podían trabajar porque el mineral se encontraba en la profundidad.
Esos minerales solo se podían extraer por medio del sistema de patio pero el
mercurio era muy caro.

En 1715 el virrey duque de linares ordeno que no se repartiera más del 4% de


los pueblos, que se les pagar 2 pesos por cada semana, que no se les fiaran
artículos por más de 6 pesos y que los pueblos de frontera no sufrieran
repartimiento.

Los vecino también disputaban a los trabajadores con gobernadores y oficiales,


pues conducían los tapisques a sus propias haciendas por lo cual los mineros
buscaron ampliar el contrato de trabajadores indios libres.

Para remediar la carencia de trabajadores los oficiales obligaban a detenidos


presos y hasta soldados a laborar en minas sin pago alguno.

La jornada se pagaba con irregularidad, alrededor de 72 pesos anualmente. Se


acostumbraba a dar a la cuadrilla una ración diaria de alimentos y el resto se
cubría con vestido

En cuanto a la comunicación y transportes Sonora y Sinaloa estaba


conectados con el centro de México por medio de vías terrestres. Existían 3
caminos, el camino de Durango a Culiacán y los otros dos que salían de Parral
y surtían las provincias de Ostimuri y Sonora.

El mercado local se caracterizaba por la falta de circulación de la moneda.


Aquel que no dispusiese de plata limitaba sus operaciones al trueque.

Como el comerciante monopolizaba la venta de artículos foráneos no se


preocupaba por la calidad, vendía muchos en malas condiciones.

La desigualdad en el intercambio se acentuaba porque los precio se tasaban


nominalmente en pesos y reales. Pero en la gobernación el peso estaba
devaluado con respecto a la gobernación que regía en el centro del virreinato.
A todo esto se añadía el costo del flete que pagaba el consumidor.

El intercambio en la localidad se hacía al menudeo en las tiendas de


mercaduría. Los mercaderes lugareños eran aquellos que ocupaban los
principales cargos oficiales en las provincias.

La comunicación de la gobernación con las actividades virreinales también se


hacía por vía terrestre.

El comercio consistía en un intercambio de metales producidos en las colonias


por las manufacturas que estas necesitaban. Ya en el siglo XVIII la industria
manufacturera española era nula.

Dada la carencia de moneda los productores debían recurrir al crédito para


obtener los implementos necesarios para la producción que venían del exterior.

El comercio de plata fue el elemento que vinculo la economía regional con la


económica del virreinato.

La relación entre los comerciantes locales de Sonora y Sinaloa y los de México


estaba mediada por agentes repartidos en todo el territorio novohispano.

La plata de Sonora se quinteaba en las cajas reales de Durango a través de


chihuahua.
El precio que pagaba el colono por un artículo incluía: el coste de producción,
el precio que el comerciante español pagaba al europeo, más la ganancia de
los intermediarios. Además se cargaba el impuesto y el costo de producción
desde Europa hasta el real del Rio Chico por ejemplo.

Los problemas que la gobernación de Sinaloa y Sonora tenían para su


desarrollo económico se debían en buena medida al costo mismo del sistema
colonial español impuesto por la metrópoli.

La limitación más seria para el crecimiento económico del grupo español en la


gobernación era la imposibilidad del autofinanciamiento.

La riqueza generada en la región era para pagar el avío que llegaba del
exterior por lo que no podía acumularse. Por lo tanto los aviadores
determinaban si financiaban o no una mina.

El escaso desarrollo artesanal y manufacturero, consecuencia del sistema


colonial hacia que se dependiera del abastecimiento externo.

El sector económico los españoles estaba sometido a un doble control: el de


los jesuitas que controlaban el mercado interno y el de los comerciantes que
controlaban el externo.

Sin embargo la economía de los colonos se fortaleció con respecto al siglo


XVII.

Los poblados en Sonora eran inestables pues eran mineros y al acabarse el


mineral se dispersaban.

La mayor parte de los colonos de Sinaloa y Sonora eran inmigrantes de oras


provincias del virreinato atraídos por la idea de la minería pudiendo así adquirir
la calidad social que los peninsulares hubiesen tenido. Se hacían llamara con
el título de “don”.

El grupo que se encontraba en la cima de la pirámide social era el de los


grandes comerciantes de la localidad y propietarios de minas y haciendas más
prosperas como actividad secundaria. Eran poderoso debido a que estaban
ligados con justicias enviados por la corona.

Le seguían el grupo de mineros, agricultores, rancheros y comerciantes en


pequeño que requerían el avió del primer grupo y perdían la empresa al no
pagarlos

Seguía el grupo de los vagabundos que no eran propietarios y debían


emplearse en empresas. Usualmente indios que abandonaron las misiones
endeudados por los vecinos para obligarlos a quedarse.

La convivencia dio como resultado el mestizaje y la aculturación como a guerra


permitió que ambos grupos acogieran armas nuevas y diferentes estrategias
de ataque.

Los aborígenes al entrar en contacto con los españoles modificaron su


vestido. Los justicias en pueblo de indios podían vestirse a la usanza española
pero el resto de los naturales también quería adoptarla.

Los españoles por su parte incluyeron en su dieta alimentos de origen


indígena. Emplearon la herbolaria indígena como medicina y adquirieron
también telas.

La buena disposición hacia el mestizaje variaba de un grupo a otro.

Los vecinos reclamaban la secularización, dejar el cuidado espiritual de los


indios a un clérigo que no se metiera en más asuntos.

El blanco de los ataques de la gente de razón era que el sistema español no


tenía control sobre dos elementos fundamentales para la producción: el trabajo
y el mercado ambos controlados por las misiones.

Se comenzó a pensar que la única solución a estos conflictos seria la


eliminación de las misiones.

La secularización reclamada implicaba desaparecer el sistema misional,


tierras, agua, productos agrícolas y mano de obra.
Mientras Sánchez salvador quería secularizar sin implicar la dispersión de la
comunidad, los colonos querían desintegrarla para así facilitar la explotación de
la mano de obra.

La secularización aseguraba el control de la mano de obra y de las materias


primas.

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