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Sergio Andres Muñoz Ruiz 201713994
Boyacá (Leal 29-38). El propósito de sus máximos comandantes, entre los que se encontraban
personas como Ramón Isaza o Luis Eduardo Cifuentes alias “El águila”, era acabar con la
oleada de crímenes que había sufrido el municipio por parte de la guerrilla FARC, entre los
que se encontraban extorsiones o secuestros a ganaderos y campesinos de la región. Tras
funcionar como un grupo de auto defensa, el paramilitarismo cobró fuerzas gracias al apoyo
de campesinos y ganaderos con alto poder económico, hasta el punto de usar a la ACDEGAM
(Asociación de Campesinos y Ganaderos del Magdalena Medio), quienes eran una institución
legal, como tapadera para realizar sus acciones criminales (Ronderos 46). El poder, la
aceptación y el posterior asentamiento del paramilitarismo en Puerto Boyacá, les permitió
proclamar al municipio que le vio nacer como la “Capital antisubversiva de Colombia”. Tal
denominación es la representación simbólica del génesis de una institución ilegal que, según
cifras mostradas por El Espectador en el 2013, ha cometido casi el 60% de las masacres en
Colombia a través de las últimas tres décadas.
Tras conocer de una manera más detallada, y aun así bastante breve, la historia tras el letrero
de bienvenida en Puerto Boyacá, se procederá a argumentar, concretamente, el por qué este
anuncio es monstruoso. Más que ser un monstruo físicamente, ya que a simple viste es una
placa común y corriente, es monstruoso en cuanto a lo que representaba, a lo que
simbólicamente afirmaba y apoyaba, en este caso, la violencia armada hacia la guerrilla. Por
tanto, este letrero afirmó que el establecimiento del poder paramilitar en Puerto Boyacá.
Confirmaba que cualquier grupo subversivo sería castigado por los métodos que fueran
necesarios, aunque esto implicara llegar a los límites de la crueldad e imaginación humana.
En otras palabras, este letrero es monstruoso porque, en primer lugar, fue creado por
monstruos en cuanto a lo moral (asesinos, violadores, traficantes), y estos agentes le dieron
la condición monstruosa al objeto cuando le utilizaron para afirmar que estaban ahí, que eran
aceptados a pesar de su corrupción moral, y que no pensaban irse, costara lo que les costara.
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del conflicto con las armas que estos grupos ilegales asesinaron a tantos seres humanos. El
proceso de desmovilización de las AUC llevado a cabo entre el 2003 y el 2006 también
debilitó a muchas estructuras paramilitares, aunque algunas se convirtieran en BACRIM, no
obstante, en este texto no se profundizará en dichas organizaciones criminales. Aun así, tras
el debilitamiento de las estructuras paramilitares en Puerto Boyacá y en Colombia en general,
el anuncio sigue siendo monstruoso porque representa un pasado oscuro y violento, un ayer
al que no se quiere regresar. Ahora este letrero no goza de la aprobación de su creador, quien
ostentaba el poder de la región, sino que se ha marginalizado como un símbolo terrible. En
este momento no es solamente un monstruo por representar una de las peores partes del
conflicto en Colombia, sino porque actualmente no posee una estructura de poder sólida que
le soporte ideológicamente, y, por tanto, está completamente alejado de lo que es socialmente
aceptable, representa a la otredad, a lo diferente.
Para concluir, y recogiendo los argumentos presentados, se puede concluir que la bienvenida
a Puerto Boyacá es monstruosa en cuanto a lo que representó en su momento, y a un pasado
tortuoso que representa hoy día. Sin embargo, la presente conclusión no solo pretende afirmar
la condición monstruosa del letrero, sino que, además, quiere plantear la siguiente reflexión:
este cartel de bienvenida no pierde su utilidad porque represente un pasado al que nadie
quiere volver a mirar. Todo lo contrario, es completamente útil, porque reflexionar acerca de
su monstruosidad permite construir algo nuevo, algo mejor. En otras palabras, la actual
marginalidad en la que se encuentra el cartel, ideológicamente hablando, permite una
reflexión acerca de los errores cometidos en el pasado, que confluyeron a un conflicto
sangriento, por el Estado colombiano y aquellos que encontraron en la violencia a la mejor
solución posible. La mera existencia, en su condición de monstruo, del anuncio deja encima
de la mesa una gran cantidad de inquietudes, críticas y propuestas acerca de cómo se han
generado estas acciones violentas en Colombia, y qué podemos hacer todos como
colombianos para evitarlas, además de sanar, en lo posible, las terribles heridas que dejó, y
deja, el paramilitarismo en Colombia. Todos estos razonamientos se concentran en un
monstruo, una simple bienvenida: “Puerto Boyacá, tierra de paz y progreso. Capital
antisubversiva de Colombia”.
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Bibliografía:
- Olga Patricia Rendón. "En Puerto Boyacá quieren las armas de los paramilitares para
construir monumento."
El Colombiano20 de marzo del 2017: El Colombiano. 20 de mayo del 2018
http://www.elcolombiano.com/colombia/puerto-boyaca-antioquia-solicito-armas-de-
paramilitares-para-un-monumento-AN6179013.
- María Teresa Ronderos. "Las Autodefensas de Puerto Boyacá, modelo para armar."
Guerras Recicladas. Una historia periodística del paramilitarismo en Colombia. Bogotá:
Aguilar, 2014. 46-48.
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