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¿Qué se enseña cuando se enseña música?

Rodrigo Rubilar Campos


Universidad Católica Raúl Silva Henríquez

¿Qué se enseña cuando se enseña música?


La práctica o ejecución de un instrumento no es un acto de relaciones, sino que es un acto mecánico-motor en pos de la
manifestación sonora de un código nuevo. Sin la comprensión de este código por parte del ejecutante, el valor y utilidad
cognitiva se pierde. Al igual que el niño que recita de memoria, el alumno que imita una melodía en un instrumento
difícilmente aprenderá del lenguaje y no estará aprovechando lo que la música podrá entregarle.

En todas las áreas de la enseñanza es un principio fundamental formar a los alumnos para que sean capaces de relacionar
los conocimientos que se les entrega en las distintos subsectores de aprendizaje, y así, obtener aprendizajes significativos.
No basta tampoco con explicar correctamente la teoría de los números ni nombrar las reglas ortográficas que rigen nuestra
lengua, sino que también es de gran importancia darle un valor extra-académico para que el estudiante pueda, de cierta
manera, aplicar la información a su diario vivir. Es decir, la enseñanza de la música tiene que tener un sentido que vaya más
allá de otorgar al alumno una habilidad mecánica determinada, sino que también él logre adquirir conocimientos que luego
pueda utilizar para su propia conveniencia; Capacidad de pensar, actuar y decidir.

Por esto el “por qué” de toda base teórica es una de las claves necesarias para otorgar al alumno parte de una seguridad
importante en el dominio y práctica de un conocimiento establecido. Él podrá discernir, cuestionar y opinar frente a un
tema específico, logrando así la reafirmación de su propuesta o visión, y por consiguiente, en ocasiones, abrir un debate
frente a las diversas opiniones de sus pares sobre un tema y/o materia delimitada. La labor del docente es presentar clara y
correctamente la información, y guiar al alumno en su propia búsqueda, para que pueda desarrollar una apertura y un sólido
manejo y sentido de opinión frente a las diversas áreas en las que se desenvuelve en todos los niveles de educación escolar.

Bajo este criterio, la música, como manifestación artística insustituible, aporta al alumno la posibilidad de llevar a la
práctica un sinfín de relaciones, ya que ésta, a través de su historia, está concebida bajo criterios absolutamente racionales.
En ella existen infinitas formas, y procedimientos que dependiendo de la profundidad con la que se trabaje, llevará consigo
una importancia que trascienda a su resultado sonoro.

La visión romántica del compositor sentado en el piano componiendo o tocando casi bajo un estado de levitación, es una
errónea imagen del sentido real que tiene y ha tenido la música occidental durante su historia.

La inspiración es el pequeño primer impulso, que invita al creador a establecer pequeñas o grandes relaciones de la idea
espontáneamente imaginada.

Es así como se ha concebido la música occidental a lo largo de la historia, ya que ésta se comienza a desarrollar una vez
diseñado un método de escritura para realizar cambios y/o avances hasta llegar a obras tan complejas como el comienzo de
la famosa Quinta Sinfonía de Beethoven en la cual el primer ritmo que ejecuta la orquesta se expande por toda la obra,
incluidos los movimientos que le siguen. También mencionar el libro “El Arte de la fuga” de J. S. Bach en que su estudio,
incluso a nivel básico, puede entregar una visión extraordinaria de un procedimiento concebido, por una sola línea
melódica, única y exclusivamente para sonar. Con este último he podido experimentar el gran cambio por parte de mis
alumnos escolares en la comprensión y entendimiento de la música.
Esta obra, de gran importancia dentro de la música, no es fruto de una extensa inspiración divina, si no que es parte de un
profundo trabajo de relación de una primera idea musical. Por esta razón, no es extraño comprender que una persona que
perdió su audición pueda hacer música, como por ejemplo Beethoven, ya que para poder hacerla no se necesita,
inevitablemente, escuchar, sino razonar y relacionar.

El alumno que quiera puede entender este principio elemental del funcionamiento de la música, ampliando así su visión de
una disciplina habitualmente mal entendida.

A su vez, el estudio de un instrumento no puede limitarse a problemas sólo de ejecución ni de técnica específica. No hay
que olvidar nunca que el instrumento es sólo un instrumento a disposición de una partitura en pos de una serie de relaciones
racionales que el compositor quiso manifestar.

Por otro lado, Según J. Dalcroze, la educación y aprendizaje del ritmo en un instrumento es para el niño un factor de
formación y de equilibrio del sistema nervioso, ya que cualquier movimiento adaptado a un ritmo es el resultado de un
complejo conjunto de actividades coordinadas. Además, se refleja cómo la educación musical proporciona un desarrollo de
ambos hemisferios cerebrales, por lo cual se aconseja la integración de dicha enseñanza en la educación básica. Así con la
música, como disciplina, se consigue un aumento de las capacidades cerebrales de la siguiente forma:

HEMISFERIO IZQUIERDO: Percepción rítmica, control motor, rige mecanismos de ejecución musical, el canto, aspectos
técnicos musicales, lógica y razonamiento, captación de lo denotativo, percepción lineal.

HEMISFERIO DERECHO: Percepción y ejecución musical, creatividad artística y fantasía, captación de la entonación
cantada, percepción visual y auditiva, percepción melódica y del timbre, expresión musical, apreciación musical.

Al enseñar la música bajo este concepto (y al decir música me refiero tanto al aprendizaje de los instrumentos como a su
teoría), el alumno entra en ella y la percibe como objeto y puede comprender, manipular, variar y sorprenderse de las
amplias posibilidades que se pueden desarrollar, y a su vez llevar esa práctica a las diferentes áreas de la educación,
fortaleciendo así la capacidad cognitiva que pertenece naturalmente al ser humano.

La profunda utilidad cognitiva de la música radica en la comprensión de la teoría. Al igual que en todas las materias, es la
teoría la base que permite al alumno lograr un manejo y una relación consciente de lo aprendido, beneficiando al fin y al
cabo la capacidad intelectual del individuo, sin importar si éste se dedica luego a un oficio que esté relacionada con la
materia estudiada. Por eso, la enseñanza de la música no debiera basarse sólo en la práctica de un instrumento, sino
principalmente en la comprensión del código y del proceso de creación de la música misma.
Para aprovechar el máximo de posibilidades cognitivas de la música no hay que ser extremadamente hábil con un
instrumento, sino que se tiene que poseer un conocimiento y comprensión del lenguaje propiamente tal para posteriormente
entrar en el juego de las extensas relaciones que él puede crear.

Por esto, creo profundamente que la labor del docente es enseñar el funcionamiento interno de la música, sus estructuras,
sus procedimientos y posterior análisis con el fin de generar en los alumnos una opinión o postura y posteriormente una
práctica fundada respecto a ella y así entregar herramientas transversales útiles para todo el desarrollo del pensamiento.

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