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CATEQUESIS PARA PADRES – SEGUNDO AÑO 2016

CAPILLA SF
El nómada y la siembra
El hombre niño vivía tironeado entre el miedo y el asombro. Y cada una de esas
realidades las vivía por sí mismas; desconectadas las unas de las otras.
Cuando el trueno bramaba, acurrucado en su caverna temblaba por su vida. Toda su
vida se refería a la tormenta en ese momento.
Cuando el sol aparecía, olvidaba el vendaval y gozaba del fresco aire y de la luz.
El hombre niño era recolector. Dividía a los árboles entre frutales y silvestres, según
le dieran fruta o no. Distinguía a los animales entre mansos y salvajes. Llamaba manso
al animal que lo acompañaba, y salvaje al que le huía o lo atacaba.
No. No era un turista. Se sentía menos importante que la tierra, a la que no sentía
como amante sino como madre. No era un turista, era un nómada. Vivía de la
búsqueda: por eso florecía en asombros y se marchitaba en angustias. Vivía de lo que
encontraba y por eso trashumaba por la tierra en busca de frutos, raíces y semillas.
Gozaba y sufría al ritmo de sus hallazgos y de sus decepciones. No comprendía el
porqué de la dureza del carozo encerrado en el dulzor de la fruta madura. A veces,
presionado por el hambre al final de los inviernos, volvía a buscar el carozo y se
entristecía al encontrarlo germinado en tallo, inútil ya como alimento. Y se iba
decepcionado sin entender el sentido del carozo. ¡Cuántas veces malgastó frutas y
desperdició semillas, porque tenía ya el hambre saciada! Pero la tierra madre velaba
por su hombre niño, y recogía esas semillas y esas frutas mordidas a medias, para
hacerlas germinar en nuevas entregas.
Tal vez haya sido su decepción hecha experiencia frente al germinar de los carozos;
tal vez haya sido el hambre o su recuerdo en los días de abundancia. Lo cierto es que
a medida que iba creciendo, el hombre niño se fue aquerenciando en la tierra. Se dio
cuenta de que podía ser algo más que recolector. De que si sembraba una semilla,
luego de la espera tendría allí un puñado de semillas; de que si regaba una planta, la
planta florecía. Comenzó a realizar actos de fe en la tierra; y sembró esa tierra con
amor y tuvo en ella esperanza.
Y el hombre se hizo agricultor y sedentario.
Ya no buscaba semillas en la tierra; sembraba la tierra con semillas y aguardaba las
cosechas. Conoció que la tierra tiene sus ciclos, y aprendió a respetar los ciclos de la
tierra. Y se dio cuenta de que eso tenía que ver con las estrellas. Mucho tiempo
después, cuando se convirtió en navegante, descubrió que su tierra también era como
una estrella. Que también él navegaba en los espacios, habitante de una estrella.
Porque lo importante, lo que alimenta a un hombre que ha crecido, no es la
habilidad para encontrarle sentido a la vida. Lo que importa es ponerle sentido a cada
acontecimiento de nuestra vida. Dios nos ha regalado una semilla: su Palabra. Su
palabra para nosotros; su plan concreto para sembrar nuestra vida. A nosotros nos
toca, bajo su mirada buena, sembrar de sentido los acontecimientos de nuestra vida,
que marcha hacia la trilla violenta de la muerte, donde lo que perdurará será la
semilla, teniendo que abandonar el rastrojo que hasta allí la hizo posible.
La fidelidad brota de la tierra,
de arriba viene la lluvia (Salmo 84).
Habita tu tierra,
y practica la lealtad (Salmo 36).
publicado en el libro La sal de la tierra, Editorial Patria Grande.

ROSTROS COTIDIANOS O ROSTROS CRISTIANOS: presentar el Rostro de Cristo.


1a.- buscamos y aportamos: qué diferencia hay entre “aptitud” y “actitud” (poner ejemplos)
b.- “jugamos” con los rostros: compartimos lo que nos sugieren los rostros. Las emociones se expresan en expresiones faciales
y las emociones también condicionan las actitudes. No nos interesa aquí la exactitud.
c.- hacemos una lista de actitudes buenas y actitudes malas,
d.- analizamos varios tipos de actitudes buscando una característica positiva y una negativa de actitudes “comerciales” (de alguna
persona que nos atendió en un comercio,) “individuales”, (de alguna persona que hemos encontrado,) “comunitarias”, (de alguna
comunidad-barrio-grupo- que hemos conocido), “pastorales”.( (de alguna situación pastoral que hemos vivido).
e.- sugerimos cuáles deberían ser las actitudes necesarias para crecer en comunidad como individuos y como comunidad.

2.1.- Diferencias entre ''actitud'' y ''aptitud''.


Se repasan los aportes de los grupos sobre este punto, luego:
Aptitud: La aptitud (del latín aptus = capaz para), es un conjunto de condiciones, conocimientos o capacidades, habilidades que
hacen a un hombre especialmente idóneo, “apto” para ejercer una función o desarrollar alguna actividad……… (zapatero a tu
zapato)
Aptitud es disponer de un “talento”, alguna habilidad para el buen desempeño de alguna labor

Actitud: Es la forma de actuar de una persona, el comportamiento que emplea un individuo para hacer las cosas. Es la disposición
que uno manifiesta cuando hace las cosas o realiza una actividad. La actitud puede ser buena o mala. El Papa Francisco en EG nos
da una ayudita.

Cara de vinagre: EG 85: 85. Una de las tentaciones más serias que ahogan el fervor y la
audacia es la conciencia de derrota que nos convierte en pesimistas quejosos y
desencantados con cara de vinagre. Nadie puede emprender una lucha si de
antemano no confía plenamente en el triunfo. El que comienza sin confiar perdió de
antemano la mitad de la batalla y entierra sus talentos . Aun con la dolorosa conciencia de las propias
fragilidades, hay que seguir adelante sin declararse vencidos, y recordar lo que el Señor dijo a san Pablo: «Te basta mi gracia,
porque mi fuerza se manifiesta en la debilidad» (2ª Cor 12,9). El triunfo cristiano es siempre una cruz, pero una cruz que al mismo
tiempo es bandera de victoria, que se lleva con una ternura combativa ante los embates del mal. El mal espíritu de la derrota es
hermano de la tentación de separar antes de tiempo el trigo de la cizaña, producto de una desconfianza ansiosa y
egocéntrica.

cara de funeral EG10: La propuesta es vivir en un nivel superior, pero no con menor intensidad: «La vida se
acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento y la comodidad. De hecho, los que más disfrutan de la vida son los que dejan la
seguridad de la orilla y se apasionan en la misión de comunicar vida a los demás». Cuando la Iglesia convoca a la tarea
evangelizadora, no hace más que indicar a los cristianos el verdadero dinamismo de la realización personal: «Aquí descubrimos
otra ley profunda de la realidad: que la vida se alcanza y madura a medida que se la entrega para dar vida a los otros. Eso es en
definitiva la misión». Por consiguiente, un evangelizador no debería tener permanentemente cara de
funeral. Recobremos y acrecentemos el fervor , «la dulce y confortadora alegría de evangelizar, incluso cuando
hay que sembrar entre lágrimas [...] Y ojalá el mundo actual –que busca a veces con angustia, a veces con esperanza– pueda así
recibir la Buena Nueva, no a través de evangelizadores tristes y desalentados, impacientes o
ansiosos, sino a través de ministros del Evangelio, cuya vida irradia el fervor de quienes han recibido, ante todo en sí mismos, la
alegría de Cristo».

Repasando l¿Cuáles son las emociones a menudo condicionan nuestras actitudes a la hora de actuar.? (Se suscita el diálogo y
ejemplos con la asamblea)

2..2.- La Palabra nos ilumina. (1ªPe. 3,8-15) y nos permite confrontar con la vida.
Repasamos la lista de actitudes buenas y malas y teniendo a la vista los aportes de 2.2 “c” se presentan las actitudes que sugiere
la carta de S. Pedro habiendo entregado a todos el texto correspondiente. (1ªPe. 3,8-15). Se sugieren estos pasos, uno a la
vez. a).-Se introduce la lectura de la Palabra con un momento de silencio y un canto al Espíritu Santo.
b).- Luego se lee el texto. (1ªPe. 3,8-15). (todos tienen copia)
c).- Se invita a un “cuchicheo” sobre el texto destacando las palabras que indican actitudes.
d).- Finalmente se invita a compartir y escuchar.
Cada grupito de cuchicheo informa y se apuntan los aportes.

El que anima sigue y vuelve a leer el texto de Pedro: 1ªPe. 3,8-15.-


En fin, * vivan todos unidos, compartan las preocupaciones de los demás, ámense como hermanos, sean misericordiosos y
humildes. * No devuelvan mal por mal, ni injuria por injuria: al contrario, * retribuyan con bendiciones, porque ustedes mismos están
llamados a heredar una bendición. * "El que ama la vida y desea gozar de días felices, guarde su lengua del mal y sus labios de
palabras mentirosas; * apártese del mal y practique el bien; * busque la paz y siga tras ella. Porque los ojos del Señor miran al justo
y sus oídos están atentos a su plegaria, pero él rechaza a los que hacen el mal". ¿Quién puede hacerles daño si se dedican a
practicar el bien? Dichosos ustedes, si tienen que sufrir por la justicia. No teman ni se inquieten; por el contrario, glorifiquen en sus
corazones a Cristo, el Señor. * Estén siempre dispuestos a explicar a cualquiera que les pida razón de la esperanza que ustedes
tienen. Pero háganlo con suavidad y respeto, y con tranquilidad de conciencia. Así se avergonzarán de sus calumnias todos
aquellos que los difaman, porque ustedes se comportan como servidores de Cristo .

Exteriormente tenemos señales de crecimiento físico y envejecimiento. En lo que se refiere a la madurez espiritual de la cual surge
la acción pastoral tenemos también una tabla de crecimiento. La tabla de crecimiento espiritual tiene entre otras, estas cuatro
señales para construir la propia vida y la de la comunidad:
. Actitudes correctas
. Respuestas correctas
. Motivos correctos
. Estímulos correctos

1.- Actitudes correctas. - (1 Pd. 3.8) : En fin, vivan todos unidos, compartan las preocupaciones de los demás, ámense como
hermanos, sean misericordiosos y humildes.

1.a. tener una misma mente


Los cristianos deben tener un mismo sentir, que implica una misma mente, concordancia, (un mismo corazón); armonía (acuerdo en
las diferencias como en un concierto) y unidad.(como en un partido) (cfr Fil. 2.5) Por tal motivo, debe evitarse cualquier clase de
conflicto. Las luchas y disputas entre los cristianos demuestran la hipocresía existente en ellos. (Fil. 2.2 y Rom.12.16)
El secreto de esta clase de armonía es no fijarse en diferencias periféricas e insignificantes sino en el terreno común de Jesucristo,
su modelo, su mensaje y su misión evangelizadora, sus actitudes y el ideal que nos proponemos.

1.b.- ser compasivos


Esto significa sentir y sufrir al lado de la otra persona. (Rom. 12.15) La idea de la palabra es acompañar a la persona que está
sufriendo. (Fil. 2.1) Por lo tanto abrir el horizonte hacia aquellos que están sufriendo.
El sufrimiento no es sólo por la enfermedad, sino también por la no participación, por la imposibilidad de ser comunidad etc. La
nostalgia-compasión por los ausentes.

1.c.- expresar amor fraternal


Es la clase de amor que exhibimos y practicamos hacia las demás personas, a tal grado, que puedo dar la vida por el otro… por
“goteo”, es decir con perseverancia. Como discípulos de Jesús debemos entregarnos unos a otros (Juan 15,12ss) y hasta los
confines de la tierra.

1.d.- mostrar misericordia


Se trata de una persona de corazón tierno, que expresa profundas y fuertes emociones hacia las demás personas y se arremanga.
La misericordia va un paso más adelante que la compasión. (cfr Mc. 9.36) La compasión implica sentirse triste y dolorido por el mal
del otro, la misericordia no solo siente lo mismo, sino que se pone en camino, se organiza para ayudar a quien sufre. Siguiendo el
ejemplo de Pablo, es alguien que conforta. (Fil 2.1) (ver también el buen Samaritano). Ejemplo: (cfr Sgo) Si un hermano tiene
mucho frío y no tiene con que cubrirse, a mí me da mucha tristeza por él. Esto es compasión. Pero si yo le doy un abrigo o una
cobija para que se cubra del frío, no solo he tenido compasión, sino que le resolví su problema. Eso es misericordia.

1.e.- mostrar humildad


Significa gente con mente humilde, que tiene una opinión modesta de sí mismo. Caracteriza a una persona condescendiente, no
orgullosa ni jactanciosa. Esto se refiere a la actitud interna en vez de una apariencia externa. La humildad no es un espectáculo que
realizamos; es más, si nos creemos humildes, probablemente ya no lo seamos.
2.- Respuestas correctas. (1 Pe. 3.9)
No devuelvan mal por mal, ni injuria por injuria: * al contrario, retribuyan con bendiciones, * porque ustedes mismos están llamados
a heredar una bendición. Ahora, Pedro, nos indica cómo la madurez afecta lo que hacemos y lo que decimos.

2.a.- Dispuestos a perdonar. (3.9a)


( quien perdona va al encuentro del otro (cfr. Si tu hermano peca, andá y reconciliate…) El dinamismo del perdón implica un
“movimiento hacia el encuentro, achicar distancias. Cuando tenemos verdadero perdón, rehusamos vengarnos. No respondemos en
forma brusca;ofrecemos bien por el mal; recordamos que fuimos llamados a este estilo de vida; bendecimos cuando alguien nos
hace mal y nos maldice. (cfr 1ª Pe 2.23). Vamos al encuentro. El perdón se entiende también cuando consideramos lo que nos hace
falta hacer para el otro. Es la acción por la cual superamos lo que hemos dejado de hacer por “omisión”, por no “tener en cuenta”.

2.b.- Dispuestos a bendecir.


Bendecir: es decir bien del otro; valorar al otro y por lo tanto darle oportunidad. O sea, pedir a Dios que bendiga al otro: es pedir a
Dios su favor y su poder sobre el otro. (1ª Cor. 4.12; Rom. 12.14.) Ser bendecido en medio de situaciones difíciles. (Mt 5.11-12) es
haber encontrado la oportunidad para ejercer las bienaventuranzas. Un Padre del desierto decía que cuando te pones en oración y
pides algo al Dios, debes estar dispuesto a poner en práctica lo que pediste.

3.- Por motivos correctos. (1 Pe 3.10)


"El que ama la vida y desea gozar de días felices, guarde su lengua del mal y sus labios de palabras mentirosas;
Amar la vida es tener una lengua controlada (10b) y no hablar con engaño. (10b)
Esto exige tener la claridad del mensaje que valora al otro y le da oportunidad.
Cuando digo que el otro no está “comprometido”, no es “capaz” sin haberle dado la oportunidad puede ser una forma de hablar mal
del otro.
Por lo mismo, hablar sin explicarse bien puede ser también hablar con engaño.

4.- Con el estímulo correcto. (1 Pe 3.11-12)


Apártese del mal y practique el bien; busque la paz y siga tras ella. Porque los ojos del Señor miran al justo y sus oídos están
atentos a su plegaria, pero él rechaza a los que hacen el mal".
Este texto puede significar también: dar-ofrecer oportunidades
A. Se está a la vista de Dios. (3.11) y Dios ofrece a todos oportunidades
B. Dios nos escucha. (3.12a) Las malas actitudes frenan las oraciones. (cfr 1ª Pe 3,7) pero también las acciones
C. Dios no quiere la maldad. (3.12b) Vale la pena recordar las palabras de ese señor al servidor desagradecido al cual le
había perdonado la deuda abundante: no debías tú también tener compasión de tu compañero…

2.3.- Unos principios para desarrollar una actitud buena


Rom 12,2, Prov 23,7; Rom 8,35-39.

Nuestras actitudes determinan el que podamos abrir y vivir nuevos horizontes. Dios nos creó con las condiciones para ser
ganadores, no fracasados; para ser comunidad, no islas. Nos concibió con todas las condiciones para salir adelante, por encima de
las circunstancias que enfrentemos cualesquiera que sean.
Lamentablemente la condición de pecado del género humano nos lleva a dejarnos dominar por los pensamientos de derrota que
siembra nuestro enemigo espiritual, si se lo permitimos. Es su forma de atacar nuestro presente y futuro, sembrando pensamientos
orientados al fracaso, a la división, al aislamiento, al encierro.
La actitud es determinante para avanzar, estancarse o retroceder en el proceso de crecimiento personal y comunitario. La actitud es
determinante para disfrutar la vida o amargarnos cada instante de la existencia personal y comunitaria.
Alcanzamos nuevos niveles de vida de participación y comunión cuando adoptamos la actitud correcta en nuestra relación con Dios,
con nosotros, en las relaciones interpersonales y en la forma como enfrentamos las circunstancias (Prov. 23,7 c).
Jesucristo subrayó la importancia de poner en orden nuestro mundo interior (Lc 6,43-45).
La verdadera transformación ocurre desde nuestro mundo interior hacia nuestro mundo exterior.
Recordamos de nuevo las reflexiones de Papa Francisco (EG. 10 y 85) sobre la cara de vinagre y la cara de funeral.

Por lo tanto para desarrollar actitudes que nos lleven a un nuevo estilo de acción y de presencia nos pueden servir estos principios
sobre las actitudes:
1.- Para empezar: La actitud que usamos al iniciar una relación, un proyecto o fijarnos un propósito, determina si lo
concluiremos o lo dejaremos a medio terminar. Las dos actitudes que asumieron cada uno de los espías enviados a reconocer la
tierra prometida. (cfr. Núm 13,26-33).
2.- La perspectiva: La actitud determina si tengo perspectivas de lograr o no lo que me propongo: Todo depende de lo que
guardamos en el corazón (Prov 4,23. 35-39)
3.- Los problemas: Nuestra actitud determina si convertimos los problemas en gigantes o en oportunidades de bendición
(Rom 8:28)
4.- Y los otros: Nuestra actitud hacia los demás, determina el trato que recibiremos (Lc 6:31)
5.- Y las circunstancias: Nuestra actitud frente a las circunstancias adversas y situaciones que nos rodean, puede convertirse
en actitud amiga o actitud enemiga. Obra a nuestro favor o en contra (Mc 9:23).
6.- Y la realidad: Nuestra actitud determina si somos felices con lo que tenemos o vivimos infelices por lo que no tenemos (Ecle
2:11; 3:12, 13)
7.- A mi me toca: Nuestras actitudes negativas cambiarán cuando decidamos cambiarlas. Nadie me obliga a hacerlo (Deut.
30:19)
8.- Ajustar: Nuestras actitudes deben ser sometidas a un ajuste constante, desechando pensamientos negativos (Fil. 4:8)
9.- Contagio: Nuestras actitudes son contagiosas. Para bien o para mal.

Conclusión:

Dios nos concedió el privilegio de tomar decisiones.


Pueden ser acertadas, si se toman en Dios, o desacertadas. Todo depende de la opción por la que nos inclinemos. El apóstol Pablo
enseñó a los creyentes del primer siglo y también a nosotros que es posible cambiar nuestra forma de pensar y por ende
nuestras actitudes (Rom. 12,2) y nuestra manera de obrar.

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