se extiende a los daños que causaren los que están bajo su dependencia, o por las cosas de que se sirve, o que tiene a su cuidado”. Presumo judicialmente (art. 163 inc. 5º del Cód. Proc.) que el demandado Romero (instructor) es dependiente de la escuela de manejo de nombre de fantasía Ariel (según fotografías agregadas a fs. 16 de la I. P. P.), considerando además que el copropietario del rodado es el otro demandado Vicente Orlando Molina, siendo también responsable por resultar ser el dueño o titular registral (art. 1.113 del Cód. Civ.).Decíamos y argumentábamos sobre la responsabilidad del docente instructor, por cuanto el mismo se encuentra también al comando de dicho automotor y es en la emergencia su guardián y profesor del alumno aprendiz a la vez, que cuenta con una matrícula o licencia especial que lo habilita como instructor de manejo (Título III, Educación vial. Capítulo único. Escuela de conductores, art. 33, incs. 1, 2, 3, 4, 5 y 6 de la ley 11.430), de allí que por prescripción del art. 902 del Cód. Civ, se dispone que: “Cuando mayor sea el deber de obrar con prudencia y pleno conocimiento de las cosas, mayor será la obligación que resulte de las consecuencias posibles de los hechos”. Vale decir, que el mismo es el profesional idóneo que cuenta con una capacitación técnica docente superior en el arte del manejo de los automotores, para ello repárese en la licencia de conducir profesional que obra glosada en fotocopia a fs. 13 de la I. P. P., recordándose además que por el art. 51 de la ley 11.430 los conductores deben en la vía pública, circular con cuidado y previsión, conservando en todo momento el dominio efectivo del vehículo o animal, teniendo en cuenta los riesgos propios dela circulación y las demás circunstancias del tránsito. Cualquier maniobra debe advertirse previamente, realizarse con precaución, y efectuarse siempre que no cree riesgos al transito ni afecte la fluidez del mismo. Como ha quedado demostrado en esta causa bajo examen, el instructor violó estas dos prescripciones legales del Código Civil y de la Ley de Tránsito.
INDEMNIZACION POR ACCIDENTE DE TRANSITO-RESPONSABILIDAD DEL ESTADO
PROVINCIAL-RESPONSABILIDAD OBJETIVA-RESPONSABILIDAD DEL CONDUCTOR-AMBULANCIA Corresponde atribuir al chofer de la ambulancia, la totalidad de la culpa por el hecho dañoso, imponiéndose el progreso de la acción en contra de todos los accionados. Contra el Sr. P.L. en su carácter de conductor de la cosa dañosa (Art. 1109 y cctes. C.C. y arts. 48 inc d y j, 50, 64 y ccs. de la ley de tránsito 24.449.) al haber sido la pérdida de control del vehículo por parte del mismo la causa eficiente del daño y, contra el Estado Provincial, en función de la responsabilidad objetiva que le cabe en virtud del dominio ejercido sobre el automotor en el que viajaban (Art. 1113 y cctes. C.C.).
ACCIDENTE DE TRANSITO-AMBULANCIA-RESPONSABILIDAD CONCURRENTE
La provincia de Jujuy debe responder de forma concurrente con el aumovilista que fue embestido por una ambulancia del Estado en un cruce de calles, por los daños derivados del accidente, en tanto si bien, la ambulancia gozaba de prioridad de paso no sólo por la urgencia sino por provenir del lado derecho de circulación, trasgredió el límite máximo de velocidad, tanto el fijado para una calle (40 km/h según Art. 51 inc. a) Ley 24.449), como el establecido para las encrucijadas urbanas sin semáforo, mientras que, si bien el rodado embestido ya había llegado al cruce de las arterias cuando fue impactado, se desplazaba a una velocidad reducida que implicó para el conductor un mayor tiempo de reacción, máxime con la existencia de un espejo en la esquina en el que el actor debió observar la aproximación de la ambulancia.
ACCIDENTE DE TRANSITO-AMBULANCIA-RESPONSABILIDAD CONCURRENTE
La obligación que consagra el inc e) 1. del Art. 51 de la ley 24.449 de reducir sensiblemente la velocidad al llegar a las bocacalles, es una obligación impuesta a todo conductor, incluso a la ambulancia, sea que provenga de la derecha o de la izquierda.
ACCIDENTE DE TRANSITO-PRIORIDAD DE PASO:LIMITES
La prioridad de paso no confiere un "bill" de indemnidad en tanto no autoriza a dejar de lado elementales reglas de prudencia ni otorga a quien la goza un derecho absoluto al punto de poder llevarse por delante cuanto encuentre a su paso, agravando los riesgos propios de la circulación.