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Ni El Color de Mi Ceniza JOSE MARIA JAVIERRE PDF
Ni El Color de Mi Ceniza JOSE MARIA JAVIERRE PDF
NI EL C O LO R DE MI CENIZA
La monja de la noche clara
A q u í va el retrato de una mujer extraña.
Alguno de mis amigos cavernícolas me reprochará cómo es que a mi
edad me meto en semejantes berenjenales.
Pues, créanme, cuento una historia apasionante.
Qué mujer, cándida y sapiente; qué monja conturbante, enajenadora.
¿Una monja?
Una monja.
Ocurre que la topografía espiritual de los creyentes incluye franjas de
difícil comprensión para quienes nos miran desde fuera de la fe: se trata
de territorios más o menos definidos en los cuales coinciden comporta
mientos humanos “razonables” con alguna hipotética influencia superior
recóndita.
Por ejemplo, les cuesta tomar en serio nuestra Eucaristía; he oído
repetidamente la duda: “¿Pero tú crees de verdad que Cristo pudo atre
verse a exigiros tal misterio?”
Ellos no comprenden; yo sí entiendo que “desde fuera” resulta incon
cebible.
Y tampoco aceptan la consagración de las monjas.
Ayer a entrada de noche acudí a una tertulia donde charlo con varios de
mis amigos *rojos rojísimos”, anticlericales rotundos, tragacuras; irónicos>
menos mal, me toleran. Incluso, me quieren, nos queremos. La tienen toma
da con este Papa, con el anterior, con elfuturo. De Juan XXIII hablan bien.
Su saludo habitual:
N i ( I COI OH DI MI ( INI/A
IS
La cosa ocurre porque tiene que ocurrir: “Loiina-Angeliños” habla y
escribe como una niña gallega, lo que ella es, niña de cría y niña cuando
vieja viejísima. Desde que en el monasterio francés de Lisieux le nació a
Teresa de Ávila una nietecilla deliciosa, los expertos en cuestiones místi
cas hablan de la “infancia espiritual”, camino de santificación caracterís
tico. Mi “Lolina-sor Ángeles” encaja efectivamente dentro del marco
“infancia espiritual”. Pero añadida una dificultad, mi segundo conflicto.
Teresita de Lisieux, modelo de infancia espiritual, murió jovencilla, sin
hacerse mayor, a sus veinticuatro de edad. En cambio mi “Lolina-sor
Ángeles”, siempre niña, siempre espiritualmente infante, alcanzó una
“tercera edad” notable, ¡los ochenta años! Y cómo se casa la “infancia
espiritual” con esos años de vieja reviejísima; segundo susto, descomunal,
para un biógrafo.
Por fortuna, el tercer conflicto viene en mi ayuda: Ésta niña mantuvo
su larga infancia mientras soportaba veinte años de lepra feroz y otros
treinta de achaques incontables. Lepra, “lupus” decían las monjas evitan
do el término difamante, lepra feroz, con las carnes de sus piernas cayén
dosele a pedazos y el rostro desfigurado. O sea, resulta otro cantar: si ella
fue capaz de defender su infancia espiritual sonriendo a la lepra. Ya no
me toca imitar El Principito o Alicia en el país de las maravillas.
Pero el relato apasionante, oído mil vece.s por los niños, ocurrió cu d
estrecho de Randc.
Rebasado el monte Virgen de las Nieves, la ría se adelgaza, hasla con
vertir el mar de Vigo en un gran lago. Allí, aguas de Rancie, allí sucedió.
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6 6 Rosa!
C ómo llukvk , en Vigo.
Me quedé con esta impresión porque los tres primeros días de mi últi
ma visita me pilló el agua por la calle. Desprevenido, iba yo: sin paraguas.
-¿Pero aquí llueve siempre?
Me respondieron que no:
-El agua es pura gloria, saca brillo a los montes del entorno; ni el frío
del invierno ni el calor del verano ni la lluvia son aquí extremosos; cien
días al año traen agua, ciento cincuenta están despejados, los cien restan
tes llueve a ratos..,
A ratos. Efectivamente, salgo a la calle con sol, y a la media hora cae
un chaparrón. De repente, veo a todo el mundo, hombres y mujeres, bajo
su paraguas abierto: ellos lo sabían, no les engañó como a mí el sol tibio
de la mañana. Unos y otras me miran con cierta ironía, soy el único vian
dante sin paraguas, seguro me ven cara de forastero. El aire mojado se
pone bonito. Cruzo en las aceras a madres jóvenes que empujan suave
mente, sin prisas, el cochecito del peque defendido por un tejado de plás
tico. Percibo como una promesa, escampará pronto. Y escampa; al cuar
to de hora unos rayos de sol tímido me dan en la cara. Como si jugára
mos. Quizá tenga razón quien comentó “se diría que Vigo la fundara un
poeta”. Un poeta simpático, sonriente, no un malauva de poeta trágico.
Hasta que el rey Carlos III tuvo el buen sentido de abrir elpuerto de Vigo
al comercio americano. Fue como un milagro, toda España, quiero decir los
capitales de España, descubrió la magnífica oferta de Vigo para la explota
ción comercial de los mares.
Y cabalmente antes que nadie acudieron capitalistas y empresarios cata
lanes, ellos crearon un ambiente optimista de desarrollo:
—Nuestros abuelos —me dicen- cuando se vieron aquellos catalanes toca
dos con barretina y hablando un idioma extraño les llamaron os mouros.
Pero les dieron excelente acogida. A su lado fueron apareciendo ejecutivos
de Rioja, Asturias, Castilla. Le cambiaron el rostro a Vigo. Y le aceleraron el
pulso. De mitad del siglo XIX a mitad del siglo XX la ciudad y su entorno
crecieron a ritmo acelerado. Los catalanes transformaron las instalaciones de
salazón en grandes conserveras, y tejieron una red de ventas impresionante.
Decidieron luego que Vigo necesitaba muchas, muchísimas toneladas más de
pescado; por tanto, urgía renovar y ampliar la flota pesquera: en sustitución
de los tímidos talleres antiguos crearon magníficos astilleros, hasta conseguir,
a mitad del siglo XX, buques pesqueros y congeladores de primera categoría
internacional, cuyos tripulantes trajeron bacalao de Terranova, merluzas del
Gran Sol...; y de Ciudad del Cabo, merluzas “grandes como homes”, descu
biertas por elfamoso Paz Andrade. Apareció lógicamente la escolta de indus
trias menores, ropas, envases, anchoado, escabeches. Vaya usted a saber qué
misteriosas afinidades atrajeron también notables factorías de automóviles.
Toda novedad le venía bien a Vigo. Maderas, aguardientes, cerveza, cerámi
ca, cementos...
¡Galicia frolida!
Cal ela ningunha,
de froles cubería,
cubería de espumas.
C ^ u .e o s ¿ í n x e ^ / ^ s r sé 'A r j'
(lioT rem id os
4
El ENI GMA DÁVILA
Lavadores, Vigo. I 899
Esta foto deteriorada por el tiempo tiene valor de documento: representa al joven abogado
Ángel Dávila cuando se hizs) cargo de la secretaría del Ayuntamiento de Lavadores.
A 8 DE NOVIEMBRE de 1899 nació en Vigo, o séase Lavadores, la
niña Dolores Dávila.
Aquel verano la ciudad de Vigo ganó un título que añadir a los cuar
teles de su escudo: “Siempre benéfica”. Demostró que lo era, recibiendo
con cariño a los jóvenes soldados que maltrechos regresaban de la última,
perdida, guerra de Cuba. Ellos volvían heridos, palúdicos, acongojados,
hechos polvo, quiero decir vencidos, derrotados. A España le quedaba de
su viejo imperio, a la otra orilla del Océano, una patrulla de últimos de
Filipinas. En el muelle de Vigo hallaron medicinas, alimentos, bebidas,
sobre todo acogida, familias que les abrían los brazos. Vigo benéfica.
Estupendo: además de industriosa, Vigo “hacedora de bien .
Por las mismas fechas, el ayuntamiento acometió una obra de bigote
para ampliar la dársena del Berbés, dedicada a las faenas de pesca mayor
y menor. A la vera de grandes compañías conserveras, que estaban mon
tando una red internacional de venta, los pequeños vapores completaban
las voluminosas aportaciones de pescado, traído de mares lejanos, con el
humilde y valioso fruto de cada noche. En pocos años la dársena del
Berbés creció a derecha e izquierda hasta crear, junto a los muelles pes
queros una estación marítima y el muelle trasatlántico.
Vigo cobró desde entonces fama de laboriosa, hasta el tópico irónico,
y fastidioso para las capitales vecinas:
-Galicia reza en Compostela; trabaja en Vigo; en La Coruña, se divierte.
A Castelao debemos una descripción fina, por más que -de momen
to- olvidó "las tierras adentro” de Orense y Lugo:
—Galicia, toda ella es una única ciudad; con la Iglesia y la Universidad
en Compostela; la audiencia y la Capitanía en La Coruña; la tienda en
Vigo; los jardines en Pontevedra.
Vigo, ciertamente “la tienda”: a impulsos de su crecimiento industrial y
pesquero, la ciudad abrió una espiral de comercios para propios y forasteros.
E s UNA casa hoy vacía, con síntomas de abandono. Dos plantas; jar
dín, también abandonado, a su espalda y por un costado. La planta baja
sin duda la manipularon recientemente, su puerta queda descentrada con
respecto al solemne balcón del primer piso; y tampoco vendrá de aque
llos años la persiana metálica característica de un garaje.
A Vigo le alcanzan dos corrientes obreristas, una penetra por tierra desde
Andalucía y Madrid, otra viene por mar desde Inglaterra. A mitad del siglo
XIXfuncionó en Londres la Asociación Internacional de Trabajadores, instru-
mérito de acción mundial para el manifiesto comunista de 1848. En España
desde los años 1860, circula por los campos andaluces la palabra "socialismo”,
con un significado inconcreto de rebelión y de virulencia. M álaga y Córdoba
han sufrido frecuentes alzamientos republicanos exigiendo reformas agrarias.
Por los días de la revolución de 1868, Bakunin dirige un mensaje a los obre
ros españoles advirtiéndoles que no está todo hecho con derrocar el trono: "No
os dejéis engañar por los eternos explotadores de todas las revoluciones, ni por
los generales, ni por los demócratas burgueses... Acordaos, sobre todo, de que
el pueblo no obtiene más reformas que las que él arranca, y de que jam ás en
ningún país las clases dominantes han hecho concesiones espontáneas” E l 2 4
de enero de 1870 quedó establecida en la calle Yedra de M adrid la sección
española del organismo internacional de trabajadores. Los gobiernos burgue
ses, entretenidos con sus turnos parlamentarios incapaces de afrontar el desas
tre de las colonias, no percibían los latidos de la fuerza impetuosa circulante
por las venas secretas del cuerpo social: ni siquiera ofrecieron algún asomo de
sensibilidad para los problemas laborales. Los equipos de la Unión General
de Trabajadores, aunque todavía escasos, extienden sus agrupaciones por toda
la península. Los gobernantes reaccionan con medidas represivas al ataque
obrero, sacan la fuerza pública a la calle aniquilando los episodios anarquis
tas, en vez de tomar en serio las plagas del paro y del hambre.
LLEG A D O S LOS primeros meses del siglo XX, Ángel Dávila tiene aco
modada su familia en la calle Ramón Nieto: allí viven el “señor secreta
rio”, su mujer María, sus hijas pequeñitas, Concha y Dolores, tres añitos
Concha, uno Dolores. Otra hija, Ángela la mayor, cumple ahora seis
años: morirá prematuramente.
Que Ángel y María estén amancebados, y sus hijas al margen de la ley
cristiana, no es obstáculo para que a ojos del barrio den la estampa de un
hogar religioso, relativamente burgués, y ejemplar. La pareja guarda celo
samente reservado su drama íntimo, es asunto entre los dos. Y al margen
de la familia, residente en Candeán.
Gracias a la bondad del párroco don Juan Luis, he conversado con
algunos feligreses de la actual parroquia santa Teresa: sus madres les trans
mitieron noticias, desgraciadamente lejanas, y escasas, referentes al matri
monio Dávila Sestelo y sus niñas. Sin la menor discrepancia, al unísono,
el reguero de recuerdos llega envuelto en simpatía: “fueron personas bue
nas y piadosas, la madre de las niñas acudía cada mañana a la misa”.
Dos actitudes relevantes de don Ángel Dávila le ganaron fama de
excelente persona.
La primera, su religiosidad. Nosotros sabemos lo que sabemos, pero
de ninguna manera podríamos juzgar sus relaciones íntimas con Dios,
asunto suyo estrictamente personal. Hacia fuera de su casa, los Dávila
dieron ejemplo constante como ciudadanos correctos y cristianos cabales.
Hacia dentro de su casa, contamos con un testimonio decisivo, las afir
maciones de la niña Dolores, quien ya monja, pasados años, y a distan
cia, escribió enternecida recordando los orígenes de su vocación:
—Papá me enseñó a querer a l Corazón de Jesús y a la Virgen; aún no
sabia hablar, y decíame “di conmigo, Mamasiña yo te quiero mucho, no
me dejes hasta verme junto a ti”.
Cuando las hijas vayan creciendo, su padre les hará experimentar el
fervor de las tradiciones familiares:
—
En casa celebrábase el mes de mayo y el mes dejunio con gran solemnidad,
las niñas ofrecíamosfloresy decíamos versos;yo solo sabia decir, “toma Mamasiña
estasflores y mi corazón enterito”, hasta ahí llegaba toda mi sabiduría.
Este cultivo de prácticas piadosas infantiles irá cobrando calidad al
compás de la edad de sus hijas, veremos cómo Dávila cuida su desarrollo
cristiano. Y le ven siempre, ellas, al padre muy admirado y muy querido,
con la estampa de creyente absoluto, un auténtico modelo.
Habida cuenta de sus estudios juveniles dentro de un seminario,
humanidades, filosofía, probablemente teología, antes de realizar los
estudios universitarios de derecho y graduarse abogado, resulta explicable
la seriedad de su trayectoria religiosa.
Me pregunto, además, si el hecho de encontrarse Dávila en situación
matrimonial irregular, atormentada su conciencia, no le impulsó a cuidar
exquisitamente la infancia cristiana de sus hijas, dándoles su propio
ejemplo, y estimulando para ellas hábitos piadosos.
Desde pequeña, Ángel y María aplican a Dolores el nombre familiar:
Lola. Exactamente Lolina, diminutivo cariñoso con que será llamada
hasta los veinte años.
Lolina, pues, nuestra niña, futura sor Ángeles: Lolina, hasta que mar
cha al convento.
El cura don Nemesio acude con presteza a la casa del secretario don
Ángel.
Encuentra un espectáculo imprevisto: María Sestelo agoniza, como
consecuencia “de haber sido gravemente herida por arma de fuego”.
Ángel Dávila quiere que les case, a él y a María, in articulo monis,
antes que la moribunda muera.
Haya lo que hubiera a sus espaldas, Ángel Dávila ha decidido evitar a
sus cuatro hijas el apelativo, entonces muy denigrante, “hijas de soltera” .
El cura sabe que con arreglo a la normativa canónica, el casamiento
de los amancebados requiere trámites previos ineludibles: pero la cir
cunstancia in articulo mortis le autoriza a bendecir sin más la boda. Antes
que María muera. Será un matrimonio “ante la Iglesia”, in facie ecclesiae,
secreto. Darle ahora publicidad ser/a descubrir ante los vecinos de
Lavadores el amancebamiento del señor secretario municipal.
Don Nemesio exige a don Ángel la presencia de algunas personas, tes
tigos de dos actos “oficiales”: el matrimonio, y el reconocimiento de las
cuatro hijas como suyas, por parte del padre y por parte de la madre.
A pesar de que Dávila fuera muy astuto disimulando la situación irre
gular de su familia, el círculo más cercano de amigos conocerían el caso.
También el cura. A esos amigos recurrió, sin duda, en el apuro. Estos fue
ron los testigos convocados a toda prisa junto ai lecho de la moribunda:
• Emilio Gil Fernández, propietario.
• Vicente Adrio, oficial del juzgado.
• Gumersindo Fernández Vidal, comandante del puesto de la guar
dia civil.
• Personas “de orden”, exactamente el tipo de amigos correspon
diente al nivel social y oficial de Ángel Dávila.
El docum ento sugiere ciertos comentarios, aquí los consigno paso a
paso.
• El arm a de fuego: ¿escopeta o pistola? Pistola tendría en casa el
secretario Dávila, dado su cargo tan representativo y el clima
nacional de disturbios, aunque todavía flojos en Lavadores. Si era
cazador, ni al sí ni al no existen alusiones favorables, también ten
dría escopeta.
• H erida M aría "de muerte": ¿por mano ajena o por su propia
m ano? La m ano ajena indicaría cualquier conflicto sentimental o
económ ico, pesante sobre la casa. N o aparece rastro de relaciones
por parte de Ángel con otras mujeres, ni por parte de M aría con
otros hom bres. La economía les funcionaba con holgura. Enton-
ces, si no la hirió m ano ajena, ¿intentó M aría suicidarse? Solo d is
curro un m otivo posible: que M aría estuviera desesperada por la
renuencia de Angel a formalizar su m atrim onio, y decidiera acabar
de una vez. ¿Y por qué Ángel huía de la boda formal? Q ueda un
hilo sin atar. Q uién sabe si “una mano ajena” que disparó contra
M aría Sestelo estuvo im pulsada por apetencias de herencia: ha
muerto en Candeán el padre de Ángel Dávila; vive anciana su
madre, durará poco; la parte de herencia que le corresponde reca
erá en esta pareja irregular de Lavadores, Ángel y M a ría ...,
“alguien” decide eliminar a la concubina.
• H erida gravísima, M aría agoniza: si pudiéramos localizar la heri
da, en qué parte del cuerpo le han/se ha disparado, aclararíamos
la duda entre asesinato y suicidio.
• L a madre de María se llamó Cleofé. Qué varón engendró a M aría
en el seno de Cleofé soltera, averigüelo Vargas. ¿De dónde, pues,
procede el primer apellido de María, “Plantilla” ? Las niñas Dávila
llevan “ Sestelo” como apellido materno.
• Cleofé, madre soltera, tuvo a su hija María, futura madre soltera.
Mi pobre Lolina, va para monja santa “hija de madre soltera” , y
“nieta de abuela soltera” ...
• La primera mujer de Ángel Dávila, Ramona: quién fue, dónde
nació, cuándo se casaron... Murió, seguro; dejó viudo a Ángel, de
otro modo ni la buena voluntad del cura don Nemesio podría
bendecir este matrimonio in articulo mortis.
• Firman el cura, los testigos... Y los contrayentes: ¿estuvo María
agonizante en condiciones de firmar? Desde luego, “asintió” al
sacramento y al reconocimiento legal de sus hijas como tales.
L as in s c r ib ió .
Iban al colegio.
Pero a Lolina el invento le cayó muy mal.
— Me llevaron pensionista al colegio de las Hermanas de la Caridad
era tan remala que no quería estudiar, quería ser una borriquita; gustá
bame mucho decir a todo "no sé”.
Tuvo una fortuna, Lolina, desde que apenas medía cuatro palmos:
Recayó en ella un torrente de ternura familiar. Estas cosas que pasan den
tro del hogar: todos, padre, madre, las niñas, todos se querían de veras,
¿cómo no iban a quererse, tan dichosos? Pero Lolina, fuera de apariencia
frágil, fuera mimosa, concentró los cariños no solo en grado mayor que
Concha y Jesusa sino incluso de parte de sus dos hermanas. Ni siquiera
la benjamina, María Teresa, nacida cuando Lolina cumplía los nueve
años, destronó a “la preferida” . Según pasaron los años, una psicología
particular reveló a Lolina como “especiar’, distinta; sobre todo, atractiva.
Los documentos permiten adivinar que la niña tuvo conciencia de su
encanto, y lo cultivó. Recordando años de infancia en Lavadores, María
Teresa, anciana, sonríe:
-N unca la vi enfadada por nada.
¿Jugaban?
-A la “mariquitilla” y a la “comba”.
Lolina correspondía:
-D ócil a nuestros padres, muy buena.
Qué curioso, una corriente afectiva intensísima unió a don Ángel con
su Lolina. Ignoro si esta atención amorosa del padre hacia una, molestó
a las otras niñas. Parece que no; aceptaron con normalidad la situación.
Nunca se mostraron celosas. También ellas “preferían” a Lolina.
Los primeros años del siglo XXproporcionan a Vigo, además del estirón
industrial, oportunidades políticas para acrecentar la fama del puerto: una
entrevista del rey de España con el emperador alemán; una escaramuza de
cañoneros rusos contra pesqueros británicos, confundidos con torpederosjapo
neses; la imparable espiral de movimientos obreristas, respaldados por la ley
de huelga promulgada en abril de 1909.
Galicia rural cambia lentamente. Todavía las campesinas temen a bs hechi
ceros. Al teniente alcalde de La Cañiza han estado a punto de lincharlo, porque
salió a pasearpor los montes con antiparras verdesy ¡o confundieron con "ó home
que sacos untos as mulleres”. Sin embargo, ¡os territorios vecinos a Vigo reciben
de la ciudad influencia decisiva. Pablo Iglesias ha conseguido acta de diputado.
Canalejas abre la batalla de la enseñanza laica con su célebre ley del candado. El
vecino Portugal instaura régimen republicano, derrocado el rey Manuel II.
Sucesivas convocatorias electorales denuncian en España una aproximación cre
ciente a la República. La guerra mundial de 1914favorece un avance rápido del
agrarismo gallego y radicaliza ¡as posiciones campesinas, enfrentadas al caciquis
moy alpeso clerical de lasparroquias rurales. Nofalta quien sepregunte si la cola
del cometa Halley habrá dejado a su paso un reguero de amenazas cósmicas...
MIENTRAS LA gran guerra del catorce asóla Europa, las mujeres del
mundo avanzan sus reivindicacionesfeministas. Quizá están descubriendo la
urgencia de quitar a los varones la exclusiva de las decisiones públicas, pues
si ellas participaran en el gobierno de las naciones jamás enviarían sus hijos
mozos a matarse absurdamente sobre campos de batalla. Desde principios de
siglo han comenzado a brillar en el escenario féminas tan valiosas como
madame Curie, la científica de difícil apellido polaco, Sklodowska, quien
codo a codo de su marido descubrió el radium y ha compartido el Nobel de
Química. Sin embargo, a las mujeres les quedan largas caminatas de ins
trucción antes de acceder al niveljusto de presencia histórica. De momento
han de resignarse a conquistar paso a paso el derecho de voto y celebran con
alegría ciertas cumbres significativas: Miss Temple Orm, primera inglesa doc
tora en derecho; señora Steinberg, ginecóloga de la universidad de Budapest;
miss Busick, directora yanqui del Wabash national Bank. . . A l a mayoría las
entretiene simplemente el teatro, los bailes y la moda, consolándose con los
triunfos de Isadora Duncan, Eleonora Duse, Sarah Bernhardt, o subleván
dose contra la imposición parisina de faldas estrechas. Han aparecido jóvenes
decididas, con reconocimiento legalpara ejercer de telefonistas, de peluqueras,
las hay luchando valientemente a favor del sufragio universal, dirigidas por
Emmeline Pankhurst, a quien la policía británica encarceló, también a su
hija Christabel. Ramiro de Maeztu se pregunta estupefacto “si no estamos en
vísperas del advenimiento de las mujeres a la vida política activa”, y deslaca
que de ocurrir “nos encontraríamos quizá en el suceso de infinitamente más
alcance y trascendencia de todas las historias”.
Sin quizá, excelente profeta don Ramiro. Queda largo camino. Los perió
dicos de aquellos años denuncian tratas de blancas, pariguales a nuestros días.
Apenas han cambiado esos falaces anuncios prometedores de un futuro feliz:
"se buscan institutrices”, “precisamosjóvenes bonitas y bien hechas para repre
sentar cuadros vivos en teatros extranjeros”, “alegres como pájaros". Entonces
y ahora. .. París, Londres, Madrid, presenciaron alborotos en las calles al apa
recer damas ataviadas con la moda femenina de la “falda pantalón”, copia
da de vestimentas turcas: Mariano de Cavia sugería en El Im parcial que los
varones contraatacaran adoptando la falda escocesa.
N o ta d e vidas paralelas.
V einte añ os atrás, a las siete de la tarde del jueves 3 0 de septiem bre de
1 8 9 7 , ha m uerto en el Carmelo de Lisieux la joven m o n ja de veinticuatro
años Teresa del N iñ o Jesús.
O tra “chica invadida” : dio hilo que torcer a los psicoanalistas.
M is a m i g o s de Vigo, impagables:
-Vente, prepararemos para ti una mariscada.
Ya conozco sus bromas gastronómicas, me tienen contada la respues
ta del gallego a quien preguntaron en Madrid cuál de las aves se comería
más a gusto, y respondió:
/ —Si os porcos volaran...
Antes de la mariscada disfruto por Vigo avenidas alegres de camelias
blancas, rojas, plazas con limoneros y naranjos, rincones de orquídeas
secretas.
La verdad, estoy aquí cazado por el misterio de una joven que ochen
ta años hace salió de Vigo a encerrarse en un monasterio leonés de clau
sura.
Era un caso, ella.
Loüna, se llamó.
^°lina Dávila. ¡
Q u i z á s e a bueno, quizá, que los obispos m iren con algún recelo los
casos extraños de feligreses “ilum inados”. La estructura jurídica de la
Iglesia católica tiene por m isión fundam ental alim entar m ediante la doc
trin a evangélica y m ediante la adm inistración de los sacramentos la vida
cristiana de los creyentes. Si los obispos recibieran a pie juntillas el cho
rro de apariciones y revelaciones “sucedidas” a través de los siglos, com
p ro m eterían la limpieza de la fe. Por eso la Iglesia se atiene a “fuentes de
Revelación”, m anantes en la Biblia y en la Tradición, bajo custodia del
m agisterio jerárquico. D e otro m odo nuestras com unidades cristianas se
verían invadidas de “mesías” carne de psiquiatra. Los clérigos recibimos
con saludable desconfianza cualquier “mensaje celestial” o milagrería, y
aun así caemos a veces en la tram pa. M i amigo cura estaba ya m uy esco
cido cuando una penitente se le arrodilló a la antigua ventanita del con
fesonario:
—M ire, padre, ocurre que se me aparece san Anacleto.
Tajante m i cura:
-P u e s hija, aprovecha, te confiesas con él.
Y dio un portazo a la ventanilla.
D o n Leopoldo Eijo hubiera recibido con helada indiferencia las con
fidencias de aquella desconcertante m uchacha, “encadenada” a la “infan
cia espiritual”, “invadida” por una Presencia que da origen a permanen
tes coloquios amorosos con el N iño Jesús.
U n obispo reconoce lealmente la posibilidad de fenóm enos místicos.
Pero si aparecen, cam ina sobre ellos como quien pisa un cam po de minas.
Y al discernirlos, o sea, enjuiciarlos, Ies aplica con los criterios teológ<c0S
una dosis fortísim a de sentido com ún. Da tiem po al tiem po. Lo que sea
sonará. A m edia docena de obispos renacentistas, Teresa de Jesús les pa|C
L l e v a s u s b o l s u d o : » ¡l i n o s o r c h -j-í
España mal que bien va tirando, reconozcamos que mal, con hs marean
tes cambios de gobierno. Desde el uno de octubre del año pasado ha sido esta
blecida la jornada laboral de ocho horas, a costa de huelgas y conflictos. En
L leva su s b o lsillo s ll en o s de peras.
¿Y las damas? Ah, las damas. Han aceptado la última moda, que recor
ta sus m angas “dejando al descubierto e! brazo desde más arriba de!
codo”. Tal “avance” resulta insignificante, anre las oleadas mundiales de
ropa ligera, la cual “deja al descubierto’ partes de la anatomía femenina
más seductoras que el co d o ...
Este m u n d o variopinto, gran parque zoológico donde ios terrícolas
jugamos nuestras bazas, ya razonables, ya insensatas, va ridiculas, apenas
golpea los m uros del monasterio palentino escogido por Lolina Dávüa
para m arco de su aventura personal.
¿Significa que allí encerrada será feliz?
Q uién sabe.
5
NI SIQUIERA PASEÓ EL CENTRO DE PALENCIA
Vi go-Pal enci a. ! 920
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TEATRO 7 g
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ISLA DOS AGUAS
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GENERAL.
^ o o(
„huertas
DELOBISPOO
JM
OSPfm
RB CAfTOO!
seres inferiores a los beneficiados , clérigos que dentro del cabildo for
maban un estamento inferior, como canónigos de segunda categoría. La
coexistencia de canonigos y beneficiados planteó situaciones chuscas. Un
la facultad de teología salmanticense, estudiaron conmigo dos liciinai'oS
sacerdotes, listísimos, ascendidos luego uno a canónigo y otro a hcncfí-
ciado en cierto cabildo. El beneficiado me contaba chismes del cabildo-