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Las lecturas antropológicas marcan una distancia entre lo que ocurrió y lo que yo
interpreto.
Dios es el origen del hombre, sin Dios (Revelación) el hombre no puede conocerse
a sí mismo.
El Dios de la Biblia quiere tener una relación personal con el hombre. No se puede
tratar a Dios como una cosa, no se puede hace negocio a costa de Dios. COMPRAR
BENDICIONES.
Ej. cuando uno lee la historia vemos diferentes interpretaciones según donde se
haya escrito. Por eso el Antropólogo dice a mí no me interesa la historia.
Toda la fuente espiritual emana de la vida, de Dios. Dios es el origen y que sin la
Revelación el Hombre no se puede conocer así mismo.
Conociendo a Dios yo conozco al hombre y viceversa. Ej. la de un hombre que dijo
que se había leído toda la Biblia y dijo no necesitar ya más de Él y que todos se
salvarían (al año siguiente dejó de ser pastor, y que todo lo que había aprendido no
le servía para nada y era verdad porque si no lo pones en práctica es como un
taladro que hay que darle su debido uso y si no no me sirva para nada, también
debemos aprovechar las oportunidades. Debemos aprovechar las oportunidades en
las procesiones.
Utilizar a Dios como un “Negocio”. Tener una relación personal con Dios significa
tener los pensamientos y los sentimientos. No utilizar a Dios como un “negocio”
como se hacen a ídolos. Feuerbach. Los dioses griegos eran caprichosos,
engañaban, se castigaban entre ellos, seducía a las mujeres y caía bajos sus pasiones
(Zeus). La A. Bíblica dice que eso es la perversión de la religión.
Ej. personajes que hicieron de Dios un negocio, Simón el mago, David en algunos
momentos de su vida, Saúl.
¿Qué nos dice la A Bíblica? Existe un ser “Dios” aunque lo importante no es como
se llame sino “QUE ES” , porque lo “quien es” es lo más importante de lo “que es”.
Dios no quiere que le llame Padre quiere que YO SEA SU HIJO.
Dios nos libera para que seamos responsables (esto desagrada mucho al hombre)
porque si yo no lo soy tengo que dar cuenta a Dios.
Reflexión:
Hay mucha gente que deja la iglesia porque no se hace un “buen negocio”. Ej.
cuando leen “todo aquel que deje padre, madre, etc.”.
La concepción bíblica del hombre no puede ser concebida más que a “imagen de
Dios”. Esto viene no de una psicología no desarrollada sino de una lógica
conclusión de una cierta concepción de Dios, como creador y del mundo. Esta
concepción monista consiste en una unidad indisoluble y perfecta: cuerpo, alma y
espíritu. El autor de Gen describe al hombre tanto de una perspectiva de la
metafísica como de una existencialista (polvo-aliento-alma viviente). El hombre es
considerado en su conjunto. Las partes no tienen sentido más que en función de la
totalidad del ser. Cuando se habla de nuestro amor a Dios, no se enfatiza la
multiplicidad de las posibles manifestaciones, sino el hecho de que cada una de las
manifestaciones debiera ser la expresión más completa de la totalidad del ser. Pablo
no habla de la estructura metafísica del hombre sino de los 3 tipos de manifestación
del ser completo.
Los autores del NT usaron “psijé” y “pneuma”, pero diferentemente de sus sentidos
en el mundo greco-latino. Para entenderlo debemos recurrir a sus equivalente
hebreos “nefesh” y “ruaj”. El alma y el espíritu designan no una sola parte del
hombre sino al hombre completo dentro de una determinada manera de ser esencial
de su persona. El alma no se opone al cuerpo como en la filosofía griega. El alma
no es inmortal. Mientras que “soma” designa el aspecto humano más común,
“nefesh” acentúa el elemento individual y personal de esa manifestación. En los 2
casos se trata de una manifestación completa del ser. El hombre no tiene un alma,
sino es un alma. Gen dice que “alma” puede entenderse como “ser viviente”. A
veces “alma” puede referirse a la vida en general o a los deseos o afectos. El “alma”
es una creación de Dios. “Alma” indica al hombre en las manifestaciones del ser
viviente. Incluso designa más a menudo la vida humana en tanto que la vida
individual en sus aspectos consicentes.
El espíritu es la realidad viviente del hombre aunque sirve para designar las
manifestaciones de la vida espiritual. Pablo emplea “pneuma” en el sentido de
“nous”-el intelecto. Es el hombre interior que debe ser renovado. Por tanto es
manifestación de la persona en su totalidad. El elemento volitivo siempre está
presente incluido en la inteligencia. El intelecto no es un principio en sí mismo y no
se opone a “soma” y no puede ser concebido fuera de “soma”. El intelecto no puede
liberar al hombre de sus ataduras carnales. La posibilidad de tener a nuestro yo
colocado cara a cara para juzgarlo, sumirlo, etc. y así estar en diálogo consigo
mismo es lo que caracteriza la persona y la distingue de un simple fenómeno natural
o desarrollo biológico. Jesús dijo que “lo de adentro” y “lo de afuera” son obra de
Dios y el hombre interior es la fuente de la contaminación moral y física de la
persona. ROM. 7 muestra que el hombre entero se halla lejos de Dios y es una
guerra moral la que se nos describe. La realidad antropológica del Espíritu es la que
convierte al hombre carnal en el hombre espiritual.
La personalidad humana no existe más que por su relación con otros y con Dios.
Hay una diferencia entre el espíritu humano, como intelecto, etc., y el Espíritu de
Dios que fue otorgado mediante la vida sin pecado de Cristo. Sin esto su obra no
habría podido continuar en los corazones humanos. El Espíritu comunica al hombre
el poder de llegar a ser hijo de Dios. Por tanto la antropología cristiana no es solo
una referencia a Dios sino una referencia al Dios de Jesucristo pues el conocimiento
de nuestra salvación vino mediante Cristo. Él es lo que deberíamos ser. En El
conocemos el nuevo estado de los hombres cuya existencia ha sido decidida por el
llamamiento del Espíritu.