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ASIGNATURA:

Educación para la Paz y Formación Ciudadana

TEMA:
TAREA VI

PARTICIPANTE:
Yoalfie Estrella Núñez 13-3238

FACILIDATOR:
Clarisa Cuevas de Gelabert

FECHA:
08/04/2017

RECINTO NAGUA
Tarea VI
Bienvenid@s a nuestra última semana de trabajo la cual tiene como
título Formación Ciudadana¨

En esta ocasión leeremos el documento Democracia y Formación Ciudadana de la


autora Teresa González Luna página 15-35 disponible en los recursos de la unidad
para la realización de una síntesis crítica de la misma.

Leer la Ordenanza 3-99 disponible en los recursos de la unidad y emitir un


comentario sobre la enseñanza de Educación Moral y Cívica en la República
Dominicana.

El objetivo de este es dar una respuesta amplia según la demandan los ciudadanos en
función del denominador común de sus máximas aspiraciones. La síntesis logra que
cualquier buena conciencia democrática advierta que su representación ha sido
atendida, al menos en parte, al mismo tiempo que aprende que la convivencia enseña a
replantearse cada uno si su pensamiento se asienta en criterios de verdad
profundamente consolidados.

La síntesis de lo que como común se acuerda continuamente en democracia indica si


una comunidad dirige en ese sentido a sus representantes o, por el contrario, si la
permanente ausencia de confluencias lo que está expresando es la virtualidad de los
radicalismos ideológicos que no se ajustan con el valor de la conciencia democrática.
Sintetizar lo aceptable de la oposición en razón de la representación que ostenta debería
ser la pauta habitual de la buena acción de gobierno democrático, que allega a buen fin
los contenidos de verdad en función de las condiciones sobre las que las contemplan los
distintos sectores de la sociedad.

El buen ejercicio de una síntesis fructuosa de lo relevante sobre lo periférico del


pensamiento social hace aproximar las tendencias y relaja el enfrentamiento partidista.
Pero no todas las partes se disponen habitualmente a sintetizar, pues en política marear
la perdiz es aparentemente, a veces, más rentable que objetivar, ya que se consigue el
dominio de los tiempos para que las conciencias menos democratizadas desautoricen al
aparente fracaso de quienes se esfuerzan por lograr un consenso.

Yo pienso que la formación ciudadana comienza tempranamente, desde el nacimiento,


como parte del proceso de socialización de los individuos, y su propósito fundamental es
ofrecerle al ser humano una serie de valores éticos que le ayuden en su desarrollo pleno
como parte indisoluble del lugar donde vive. Esta dotación incluye la puesta en práctica
de comportamientos que permitan una convivencia armónica, donde se espera que las
personas sean más conscientes del valor que representa vivir unidas a sus congéneres
y aportar lo mejor de sí al desarrollo comunal.

Esta condición debe alertarlas en su responsabilidad de contribuir a la formación


ciudadana, colaborando así a que las personas se preparen para asumir su función
como parte inseparable de la colectividad. En lo que concierne a la niñez, esta cuestión
ocupa una mayor importancia, ya que todos los espacios educativos - formales e
informales - contribuyen a tal finalidad.
En el caso específico de algunas de estas iglesias, a veces se presentan
contradicciones, porque prevalece una interpretación dicotómica de la relación existente
entre los cristianos y el mundo, la cual puede propiciar que el feligrés le reste
importancia al lugar donde vive, desestimando así el medio sociocultural. Por otro lado,
se observa que las niñas y los niños muestran, a veces, conductas inapropiadas en lo
que respecta a la educación formal en el tiempo que permanecen en las iglesias, lo que
revela la urgencia de encontrar alternativas que perfeccionen situaciones como estas.

Enseñanza de Moral y Cívica en República Dominicana

Con la apertura del nuevo año escolar es bueno reflexionar sobre cuál fue el motivo
político estratégico para que se excluyera la clase de moral, cívica y política del currículo
educativo dominicano. En la vida personal o nacional siempre hay un motivo, un porqué
y también hay consecuencias.

La exclusión de la enseñanza de moral, cívica y política del currículo dominicano ha


generado ciudadanos apáticos, empresarios indolentes, líderes de doble moral, seres
egoístas viciados en su desarrollo personal, sin juicio político ni aspiraciones de crear un
país decentemente gobernable, económicamente estable e inclusivamente democrático.

Es urgente que el sistema educativo dominicano reincorpore la enseñanza de los valores


y el civismo con fundamento sociopolítico que nos identifique como nación. Hoy más
que nunca hay que tomarle la palabra al Presidente de la República que en su discurso
ante la Asamblea Nacional propuso la creación de una ley que retome la moral, cívica,
ética y los valores fundamentales del país.

Es tiempo de reflexionar y exigir que los niños y jóvenes aprendan más moral, civismo y
política dominicana en las escuelas. Conceptos básicos como el Estado de Derecho que
sustenta nuestra Constitución, el perfil del sistema de gobierno democrático-participativo,
deben enseñarse en las escuelas a fin de desarrollar el juicio cívico- político de los
ciudadanos. Cuando el pueblo ignora las bases de su idiosincrasia es más fácil de
manipular y más de fácil de mal gobernar.

Es tiempo de legislar a favor de la enseñanza sistémica de moral, cívica y política de


manera que nuestros educandos puedan participar inteligentemente en el debate del
destino de la nación para fortalecer la soberanía dominicana, centrada en la doctrina
cristiana que encabeza nuestro lema: “Dios, patria y libertad”.

A través de la educación moral, cívica y política, la sociedad hace más fuertes los lazos
comunitarios, creando una identidad colectiva que genera una forma de vida alrededor
del bien común, donde la pluralidad del Estado de Derecho Social y Democrático que
establece la Constitución se exprese y fortalezca.

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