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Liderazgo y género

Desarrollo

1. Factores que restringen la elección de una mujer en el ministerio de defensa.

Si buscamos en el diccionario de la RAE e introducimos la palabra masculino

obtendremos tres posibles respuestas: que está dotado de órganos para la fecundación,

perteneciente a un ser enérgico y varonil. Si luego buscamos el significado de varonil

obtendremos como respuesta: valeroso esforzado y firme.

Ahora si se busca el significado de femenino es posible encontrar: que posee rasgos únicos

de feminidad y también endeble y débil. Por lo tanto es posible identificar que existen dos

rasgos preestablecidos y diferenciados para cada tipo de sexo, en pocas palabras, se

generan estereotipos de género.

Junto con la instauración de patrones y estereotipos de comportamientos, se ha

observado que también se realizan comparaciones entre géneros. Quedando al

descubierto que cuando se suelen comparar dos objetos, siempre habrá uno que es tomado

como un referente y el otro es comparado con el primero. Siempre y cuando estas

comparaciones sean hechas con objetos, no habrá problema, sin embargo no sucederá

lo mismo cuando estas comparaciones se realiza entre personas, dando paso a los

estereotipos.

Si bien es cierto que encontramos diversas diferencias entre mujeres y hombres, en nuestra

cultura para la elección de una mujer para el cargo de ministro de defensa, claramente se

harán grandes comparaciones respecto al género, cualidades como fortaleza y decisiones

ligados al género masculino y cualidades como sumisión o pasividad para el femenino,

los cuales no tienen por qué ser de esta manera. Estos rasgos si bien van disminuyendo

con el tiempo, serán los que condicionaran las restricciones de los patrones de conducta,
de modo que el cargo demandado será asociado al prototipo masculino y la mujer será

percibida como menos cualificada para adjudicación.

A continuación se describen dos factores que pueden ser potenciadores o restrictivos a la

hora de elegir una mujer en el cargo de ministra de defensa:

I. Factores Potenciadores:

En primer lugar, la forma en que los ciudadanos perciben la gestión es clave para

su éxito.

Considerando que el cargo al cual postula forma parte de un ministerio, un factor a

favor puede ser la antigüedad en puestos similares, esto le permite obtener una

mayor posibilidad de quedarse con el cargo de ministra de defensa. Como

consecuencia de esta característica, la experiencia y la seguridad en su cargo, le

permita utilizar su estilo propio femenino, caracterizándose principalmente por la

orientación de estrategias sin la necesidad de imitar estilos característicos típicos

de los hombres o entornos tradicionales. En base a que la experiencia y antigüedad

puede ser dos criterios que favorezcan la elección que logran construir un nuevo

modelo de comportamiento con el fin de superar las barreras y limitaciones que las

reglas culturales y la política instauran.

Otro factor importante, es mostrarse totalmente motivada para así demostrar cada

una de sus capacidades y dejar en claro que dicho cargo no es un impedimento al

momento de tomarlo.

Y finalmente como gran factor potenciador, la fuerza visionaria siempre funcionara

a favor, ya que se logran canalizar el cumplimiento de metas, demostrando un

compromiso por el cargo y su desarrollo.


II. Factores restrictivos

Para que una mujer sea electa como ministra de defensa, los estereotipos de género

pueden ser identificados como una de la causa principal para su elección, ya que

evidentemente enfrentara muchos más obstáculos que los hombres para alcanzar

dicho puesto ministerial de una elevada responsabilidad. En el área de la política,

existe una alta brecha de desigualdad desfavorable para las mujeres, especialmente

en la ocupación de altos mandos. Según datos entregados por la ONU en el 2014,

solo el 21,8% de los cargos parlamentarios eran mujeres los, 17% ministras de

gobierno y el 5.9% de los jefas de estado en todo el mundo. El sexismo, por otra

parte, se revele como otro indicador y factor clave, tal y como es posible apreciar

hoy en día que la gran mayoría de las mujeres en el gobierno son ministras que se

encuentran a cargo de sectores tales como familia, educación, etc. De hecho las

mujeres suelen tener conciencia de esta delicada situación en que la política se

encuentra principalmente dominada por los hombres.

En gran medida, la base de esta inequidad que se suscita se sustenta básicamente

en la asociación que se le otorga al liderazgo político con diversos rasgos atribuidos

principalmente a un estereotipo masculino. Los estereotipos representan creencias

que se han generalizado y socialmente se suelen compartir referente a los atributos

de las personas que son parte un determinado grupo social. Cuando nos referimos

a características atribuidas a mujeres y varones, se les llama estereotipos de género.

Cuando se les pregunta a las personas que tipo de características definen a un

excelente líder, capaz de llevar a cabo un cargo importante como lo es el ministerio

de defensa del país, las principales respuesta integran un listado de rasgos y

estereotipos masculinos (ambición, dureza, racionalidad, competitividad y


agresividad). Por lo general este tipo de cualidades son bastante opuestas a al típico

estereotipo femenino (afectividad, sumisión, sensibilidad), las cuales casi ninguna

de estas se integran en las definiciones del liderazgo.

Finalmente los estereotipos dan lugar a dos factores restrictivos para la elección de

un mujer en este cargo: o bien es considerada que no se encuentra preparadas para

tomar dicho cargo de ministra o bien, aun así si es competente con frecuencia será

rechazada o desaprobada social y personalmente dado a que con su comportamiento

desafiará las típicas creencias prescriptivas de lo que representa una típica conducta

deseable del género femenino. En resumen la consecuencia que una mujer

enfrentaría para su elección es este cargo, serian dificultades adicionales a las que

un hombre enfrentaría para ser percibidas de modo efectivo cuando lideran, ya que

a su vez representa un entorno más hostil para el desarrollo de un mandato femenino

en este ámbito.

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