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Caso clínico

Josué, es un niño de 7 años que vive con su madre y su actual pareja. La evaluación de Josué se hace
en el contexto de una consulta privada, en virtud de la petición de la profesora en la cual se
complementa con la preocupación de la madre por la negación persistente del menor para
desenvolverse adecuadamente, no logrando comunicarse de forma efectiva en el ámbito escolar y
con personas desconocidas.

Según la madre, el contexto familiar era como cualquier familia, padres profesionales, dos hijos, el
menor Josué y el mayor Álvaro de 21 años, buena relación padre e hijos y hermanos de igual manera,
manifestaba una alegría constante de Josué en aquel entonces. Solo fallaba la relación conyugal, lo
cual se divorciaron hace 2 años y la madre actualmente tiene otra pareja, por ende, los hijos viven
con la madre y el padrastro en el mismo hogar hace aproximadamente 1 año.

La profesora, explica un cambio injustificado del menor, el año pasado en primero básico era un
alumno destacado, no socializaba mucho, pero estaba dentro de lo normativo, de lo esperable, lo
cual no generó ninguna preocupación entre los docentes a cargo, hace unos 5 meses
aproximadamente Josué manifestó cambios rotundos en su quehacer, bajando paulatinamente las
notas, evitando participar proactivamente en las clases, específicamente en la de música, manifiesta
que intenta participar, pero algo no lo deja.

Josué, presenta peso y estatura acorde a su edad, los padres mencionan que éste comenzó a dar
sus primeros pasos al cumplir el año, pasando el tiempo, no hubo problemas con la adquisición del
lenguaje tampoco problemas fonéticos ni problemas en el desarrollo psicomotor.

Durante las primeras dos sesiones, el psicólogo a cargo de la evaluación, no logra realizar la
entrevista con él, ni aplicación de pruebas, ya que Josué muestra una persistente negativa a
responder las preguntas y seguir instrucciones. Por las complicaciones encontradas en el proceso
de evaluación se decide profundizar en la entrevista clínica con la madre y proceder a realizar la
hora de juego y pruebas gráficas para el menor, intentando a nivel profesional relacionarse con el
niño para crear la confianza necesaria para lograr los objetivos pertinentes.

En la entrevista clínica con la madre, se recogieron datos relevantes, la madre explicó las diferentes
religiones que existen entre el padre biológico y el padrastro. Antiguamente el padre biológico le
enseñaba a tocar violín, comentaba que eran muy apasionados mutuamente, pero tras el divorcio
y la llegada del padrastro cambió un poco, porque a éste último no le agradaba este tipo de
situaciones y tendía a regañar bruscamente a Josué por tocar en casa su música, ella intentaba
hablar con su actual pareja que no era para tanto, pero no hay caso. En el colegio los profesores le
comentan que ven a Josué deseoso de tocar, pero cuando se lo ofrecen balbucea “malo… malo”.
Últimamente en el colegio tras evitar de manera ansiosa los instrumentos ha recibido regaños
fuertes por parte de los docentes y varias citaciones de apoderado por lo mismo.

Otro dato relevante, es que, con el tiempo, Josué le ha dirigido cada vez menos la palabra al
padrastro, ocupa de interlocutor a la madre para comunicarse con éste, ya que, hoy en día sus únicas
figuras de confianza con su hermano Álvaro y su madre. Lo bueno según ella, es que puede
comunicarse bien con sus amigos de antaño, con sus primos de igual edad también, recuerda una
vez que Josué le comentó que “no quiero conocer gente adulta, ellos me dan cuco”, ella tras oír
dichas palabras con la mirada baja de su hijo notándole un poco ansioso, decidió acudir a consulta.

En la hora de juego, en primera instancia se observó una buena conducta del niño junto a su
hermano, jugando y compartiendo los dos juntos, pero, tras el ingreso del psicólogo, Josué bajó los
ánimos y tuvo un comportamiento evitativo ansioso con el evaluador a cargo. En otra instancia Josué
jugaba con los juguetes que representan a la familia, alejando en todo momento a la figura paterna,
tras el intento de preguntarle por qué ese juguete estaba tan lejos él solo negaba con la cabeza. En
otra sesión había juguetes que representaban instrumentos musicales, Josué no empezó a jugar en
ningún momento, evitando los juguetes musicales físicamente, alejándose lo más posible e inclusive
los evitaba con la mirada, tras invitarlo a jugar con los insumos presentes en la sala, el menor
empezó a patalear y llorar en busca de su madre, con un rostro despavorido y lleno de angustia.

Tras varias sesiones con Josué se logró establecer una confianza necesaria entre los dos, no hablaba
con frases, sino con monosílabos o palabras concretas en voz baja, pero ya se podía notar su
intención de participar con el evaluador, gracias a que el psicólogo lo trataba súper bien y creaba un
ambiente de comodidad en general.

Junto con esto, se realizó varios test gráficos, entre los cuales se encuentra PBLL, test de la familia,
figura humana, y el de libre expresión, los cuales en conjunto indicaron fuertes niveles de ansiedad
y omisión del padrastro, sombreado excesivo que es indicador de ansiedad y angustia, desequilibrio
en la aceptación infantil del mundo adulto y a las fantasías agresivas infantiles. Lo que a su vez indica
una orientación a una estructura aglutinante a nivel familiar.

Por lo que, en conclusión del evaluador tomando en cuenta todo lo anteriormente señalado, Josué
presenta sintomatología en contextos específicos que hace evidente cierto nivel de ansiedad
manifestado principalmente en su conducta ansiosa de no hablar en lugares o con personas que
puedan presentar una amenaza para él, como por ejemplo lo es su padrastro, lo que ha generado
conflictos a nivel social, afectivo y escolar provocando un círculo vicioso entre dicha conducta y
eventos que se retroalimentan y perpetúan aun y cada vez más sus estados ansiosos. Esto se
corrobora con los test realizados, la hora de juego y la entrevista clínica donde resaltan
principalmente indicadores de ansiedad.

Ante los relatos de la madre, tomando en cuenta la cultura inicial de la familia, cuando aún no estaba
separada de su ex esposo, junto con los test gráficos, da cuenta de una génesis ansiosa que apunta
a un tercero, específicamente su padrastro quien posee una cultura completamente diferente, de
carácter oposicionista a las creencias de Josué. Un tercero cuya personalidad se desconoce por falta
de información, quién podría estar influenciando al niño provocando en primera instancia una
disonancia cognitiva, y en última instancia, una conducta de oposición y rechazo hacia sus propias
creencias, tradiciones y cultura, las cuales antes de que estuviera este tercero, representaba un
agente cohesionador para integrarse en los contextos que ahora están resultando un ansiógeno
para él.
Ante los antecedentes mencionados la hipótesis diagnostica es un trastorno de ansiedad,
específicamente mutismo selectivo. Ante el miedo a ciertos contextos, o ciertas personas deja de
hablar prácticamente, no así en contextos familiares o con los amigos de su barrio con quienes
mantiene una interrelación empleando el lenguaje hablado acorde a un niño de su edad, por lo que
afirma aún más esta hipótesis, por lo tanto, no cumple con algún criterio que haga sospechar de
algún trastorno del lenguaje u otro que tenga relación con el desarrollo evolutivo.

A su vez se observa una comorbilidad con la fobia específica, que es la presencia de angustia,
ansiedad y miedo ante los instrumentos musicales en general, el violín es uno de ellos, el cual se ha
conversado e influenciado mucho en la familia por temas religiosos, se observa este fenómeno en
cualquier contexto donde se le acerque o se le solicite tocar un instrumento, el hecho de hablar con
el menor sobre instrumentos estos síntomas se reducen en gran medida, pero se pueden observar
de igual manera los síntomas asociados.

Dado los datos expuestos en los artículos científicos que tratan la ansiedad infantil, se procederá a
trabajar en conjunto con el profesional psicólogo de la escuela para que pueda crear un plan de
acción en el que consista en psicoeducar a los compañeros de Josué y llevarlos a un programa de
juegos extraordinario a las obligaciones estudiantiles con el fin de ir integrando al niño de manera
progresiva.

En cuanto a la fobia específica a los instrumentos musicales, se realizará también una terapia
cognitiva conductual, específicamente una exposición de tipo interoceptiva donde, de manera
gradual se expondrá a Josué a los instrumentos, partiendo con tiempos reducidos hasta alcanzar
tiempos prolongados con dicha fuente que representa una amenaza para él, reforzando
positivamente cada vez que alcancé un logro hasta extinguir la conducta ansiosa y evitativa.

Por último, se realizará una terapia de psicoeducación para Josué, con el fin de reestructurar sus
creencias acerca de los falsos peligros de la música y sus instrumentos. Por ejemplo, cada vez que
toque el violín, hacer que se cuestione y evalué si realmente le pasó algo malo.

En caso de que exista algún inconveniente o fuerza mayor que no permita el proceder el plan de la
terapia, se solicitará una derivación de esta.

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