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Nº 800

La resiliencia para niños dentro de las cárceles


Resumen.

El presente trabajo se centrará en ver la importancia de la resiliencia en el ámbito


educativo en niños y niñas cuyas madres se encuentran recluidas en la cárcel femenina
de Miraflores de La Paz, Bolivia. Es de gran importancia tomar en cuenta y trabajar el
impacto que la prisión tiene en el niño. Ya que el asumir y el adaptarse a una situación
que cambie totalmente su espacio, su forma de vida, pone en conflicto las categorías del
sentir, pensar y actuar del niño y niña que comienza a vivir en un centro reclusorio. El
simple hecho de comenzar a vivir en una cárcel puede llevar a la tristeza, depresión y
frustración porque ocurre un cambio repentino en todo aspecto. Y esto podría provocar
un desequilibrio en estos niños.

Una de las preocupaciones a la que debemos prestar nuestra atención es la presencia de


los niños y niñas que viven dentro de las cárceles en nuestro país. En la ciudad de La
Paz, Bolivia, existen dos cáceles femeninas en donde se encuentran las recluidas, en su
mayoría, conviviendo con sus hijos e hijas. Estas familias hacen de la cárcel su hogar,
adaptándose lo mejor posible. Si dejamos de lado todas las carencias que viven estas
familias, como ser la falta de recursos económicos para una buena alimentación, para la
salud y para la educación de sus hijos; y nos enfocamos en el desarrollo de cada niño en
todo ámbito, debería despertar una enorme inquietud y preocupación para la sociedad.

Querámoslo o no, los niños dentro de las cárceles asumen este espacio como una forma
de vida, todos sus recuerdos y experiencias se realizan y se dan en la cárcel. La
resiliencia para personas encarceladas durante y después de cumplir con sus condenas, y
aun más para sus hijos e hijas que no tuvieron otra opción que compartir la condena y la
cárcel con ellos, es muy necesaria. Son indispensables los programas de intervención
que las ayude a no solo re insertarse en la sociedad a la madre y sus hijos, sino también
a encontrar nuevos sentidos a su vida, a asumir lo acontecido, a identificar, asumir y
aprender de sus errores para encaminarse hacia una vida digna. Es por esa razón que es
necesaria una intervención que permita un afrontamiento y adaptación positiva para el
niño.

León, (2014) La resiliencia, como concepto, es motivador y movilizante, pero lo es aún


más como instrumento práctico en todo tipo de proyectos. Desde los hospitales, las
familias, las escuelas o las comunidades, la resiliencia es efectiva en proyectos con
víctimas de la violencia, con personas de la tercera edad, con la infancia, así como en la
gestación y el parto.

Palabras clave: resiliencia dentro de la cárcel, resiliencia en la educación, niños de


madres encarceladas.
Introducción.

La convivencia de los hijos e hijas con sus padres y/o madres dentro de las prisiones fue
y es actualmente un problema muy latente y preocupante.

Woods, (2016) Alrededor de 1500 niños y niñas viven con sus madres en la prisión
debido a la carencia de espacio la mayor parte de las mujeres son obligadas a compartir
su destino con sus hijos. Las únicas cárceles que cuentan con guarderías precarias en
malas condiciones dentro de lo penales están San Sebastián (Cochabamba), Palmasola
(Santa Cruz), Obrajes y Miraflores en La Paz. La alimentación de los niños/as en 39%
es asumido por la Dirección del Recinto Penitenciario el 28% lo debe compartir con su
madre y un 33% son gastos erogados por la Mujer Privada de Libertad.

Si tan solo pensamos en la infraestructura, en el espacio que comparte la madre con sus
hijos dentro de la prisión, ya nos damos cuenta que son precarias las condiciones y
atenciones que reciben los niños y niñas dentro de las cárceles. Tan solo el 39% es
destinado para la alimentación, si se piensa en el porcentaje destinado a la educación y
aun más, a la debida atención psicológica que necesitan estos niños, nos quedamos sin
datos específicos. Es por esa razón que es necesario el concepto de resiliencia en el
ámbito educativo para estos niños. Tanto en la infancia, como posteriormente en la
adolescencia el colegio se constituye en el contexto de desarrollo más importante,
después de la familia. Son pilares fundamentales para el desarrollo psicológico de la
persona.

Son niños que pueden llegar a experimentar muchos cambios, y entre ellos negativos
por lo que necesitan las herramientas y ayuda para superar las adversidades que sufrió y
con las que pueda toparse a consecuencia de vivir dentro de una cárcel.

Villalobos, (2011) Personas resilientes: son las que a pesar de estar insertas en una
situación de adversidad, o verse expuestos a un conglomerado de factores de riesgo,
tienen la capacidad de utilizar aquellos factores protectores para sobreponerse a la
adversidad, crecer y desarrollarse adecuadamente, llegando a madurar como personas
competentes, pese a los pronósticos desfavorables.
Teoría.

La importancia de la resiliencia educativa es la de ayudar a los niños y niñas a


desarrollarse de manera normal y continua, a encontrar en el espacio educativo un lugar
en donde consigan ayuda con las experiencias traumáticas que hayan experimentado,
orientándolos, incentivándolos en su desarrollo psicológico para su equilibrio emocional
y social. Y también, fortaleciéndolos ante las dificultades que se les podrían presentar.

Villalobos, (2011) La resiliencia en educación es la capacidad de resistir, es el ejercicio


de la fortaleza, como la entienden los franceses: “courage” para afrontar todos los
avatares de la vida personal, familiar, profesional y social. ``Lo cual es sumamente
importante en niños cuyas madres se encuentran retenidas en cárceles ya que existe, de
entrada, un cambio de entorno, un cambio en sus vidas. Como más adelante se verá, los
niños y niñas experimentan diversos cambios y confusiones, su capacidad de adaptación
es puesta en escena desde temprana edad. Comienzan a vivir en un espacio privado, al
igual que sus madres, de libertad. Por ello, la resiliencia orientada hacia estos niños es
sumamente importante: Para la educación el término implica, lo mismo que en física,
una dinámica positiva, una capacidad de volver hacia adelante. Sin embargo la
resiliencia humana no se limita a resistir, permite la reconstrucción. La resiliencia en
educación está concebida como un resorte moral, y se constituye en una cualidad de una
persona que no se desanima, que no se deja abatir, que se supera a pesar de la
adversidad.

Ya sea en niños cuyos padres se encuentren retenidos en cárceles, en familias


desestructuradas, en familias disfuncionales o incluso en una familia funcional, el papel
y la influencia que ejerce el docente o profesor se constituye en un pilar fundamental.
Ya que se posiciona desde la empatía, comprensión, orientación y ayuda; por otro lado,
se convierte en un modelo a seguir.

Como lo menciona Villalobos (2011) Los estudiantes resilientes encontraron a un


docente favorito que se convierte en un modelo de rol positivo para ellos; un maestro
especial que ejerce una fuerte influencia en sus vidas, brindándoles calidez, afecto, trato
con tono humano, sobre todo les enseña a comportarse compasivamente.
Innegablemente a los estudiantes resilientes les gusta la escuela y la convierten en su
“hogar fuera del hogar”, en un refugio de su ámbito familiar disfuncional. Las escuelas
con directivos y maestros resilientes son exitosas y tienden a mantener estándares
académicos elevados, a suministrar retroinformación eficaz que ayuda a los estudiantes
ofreciéndoles posiciones de confianza y responsabilidad. Los educadores conscientes de
su responsabilidad en su gobierno de clase pueden fomentar la resiliencia en sí mismos,
en el aula y entre los estudiantes. La clave fundamental es que la escuela sea capaz de
ofrecer los reforzadores de los factores protectores en la vida de los estudiantes y de los
docentes. La responsabilidad del maestro es detectar a los estudiantes “en riesgo” y
ayudarles a construir su resiliencia.

En lo que concierne al trabajo de resiliencia en prisiones, D’Antoni enfocándose más en


los procesos de comunicación y en procesos de capacitación para reducir el lado
negativo y destructivo de las personas en situación de cárcel, nos propone interpretar los
contextos comunicativos en los cuales la persona cumple el delito y los contextos para
operar hacia la reservación de ese pensamiento. Y además, nos afirma que la
desesperanza provocara depresión en el persona. (D`Antoni, 2000)

León, (2014) La prisión es una de las instituciones creadas por las sociedades, en las
que desafortunadamente se ha desvirtuado el objetivo que se perseguía con ellas: la
reinserción social de los que son consignados en ella. Sin embargo, no todo está
perdido: la prisión puede ser también oportunidad para la superación personal y la
transformación social.

El problema va más allá si nos enfocamos en mujeres en situación de cárcel que son
madres. Si ya de por si es difícil una reinserción, una re adaptación de las mujeres que
salen de las cárceles, imaginemos que significa, como es sentido, vivido y visto por los
hijos de estas mujeres. Es sumamente importante la resiliencia en personas que pasan
por la cárcel y que piensan en como reinsertarse a la sociedad en la que viven. Al igual
que sucede con la prisión (que puede ser considerada como oportunidad o fracaso), en la
resiliencia también se plantea un nuevo paradigma en la manera de ver la realidad. La
resiliencia ofrece la oportunidad de considerar lo que sucede desde la perspectiva del
optimismo y la esperanza. El modelo negativo y castigador en el que se afianza el
modelo carcelario vigente piensa en los riesgos y la mortalidad, 52 mientras que el
modelo de la resiliencia se pregunta por la vida y la superación de las adversidades.
(León, 2014)

Esta investigadora realizó un trabajo de tesina dentro de este ámbito. Esta autora trabajó
la vulnerabilidad y resiliencia en las mujeres privadas de libertad en una cárcel en
Santiago de Chile. Tras una rigurosa observación y entrevistas a determinadas mujeres
que vivían en estos recintos por primera vez. Entre la pobreza, la vulnerabilidad, y la
experiencia de la fe, ella observó como ya sea por sí mismas, por motivos muy fuertes
como sus hijos, o guiadas, llegaban a la resiliencia y por ende, a un mejoramiento en
sus estados de ánimo. Entre los resultados de las entrevistas ella observó las
consecuencias de encontrarse encarcelada. En primer lugar, se encuentran las
consecuencias emocionales: obviamente priman las emociones negativas como el dolor,
la tristeza, la angustia y la inseguridad que se vive al estar en la cárcel. (D`Antoni,
2000)

Vivencia en forma permanente el temor a la discriminación social, que se le juzgue y


trate por el hecho de haber estado en la cárcel, sin darle una oportunidad para mostrar
sus potencialidades y cualidades positivas. También los cambios personales provocados
por esta experiencia. Como un hecho muy relevante aparece permanentemente en el
discurso de la entrevistada la interrupción de los vínculos familiares. (León, 2008).

Vemos como las mujeres entran en un estado de vulnerabilidad en todos los sentidos,
imaginemos estos sentimientos, confusiones y cambios en sus hijos. Woods, (2016) Un
problema más latente es la convivencia de los hijos e hijas internos con sus padres y
madres en las prisiones, alrededor de 1500 niños y niñas viven con sus madres en la
prisión debido a la carencia de espacio la mayor parte de las mujeres son obligadas a
compartir su destino con sus hijos, estos pueden ser lactantes, menores de 6 años como
lo indica la ley 2298 en su artículo 26 permite que los niños menores de edad
permanezcan con sus padres al interior del Centro penitenciario, también establece la
creación de guarderías al interior de mismo, obligando al Estado a otorgar a los niños
una alimentación acorde con su edad y necesidades nutricionales.

Mondragón, (2017) Estos niños no sólo son privados de su libertad –considerado una de
las violaciones a derechos humanos más graves a las que se puede someter a una
persona— sino que, con ello, se les condena a crecer en un medio ambiente poco sano,
marcado por la violencia, la criminalidad y la corrupción que imperan en los centros de
reclusión mexicanos. Otros derechos tan básicos, como son el derecho a la salud, a la
educación, a la alimentación adecuada, o sencillamente a contar con un lugar para
dormir, también les son limitados y/o negados. Además de padecer dichas carencias,
durante sus tres primeros años de vida, los pequeños no conocerán otra realidad que la
de la cárcel. Las oportunidades de socializar con otros pequeños son escasas, pues las
normas dictan que los menores estén todo el tiempo junto a sus madres. Lo más
probable es que no conozcan a sus padres o a cualquier otro familiar, pues a pesar de
que pueden salir de vez en cuando o recibir visitas esporádicas de sus familiares, estos
niños se convierten en víctimas indirectas del estigma que la sociedad impone sobre las
mujeres que delinquen, que provoca su exclusión social. Hasta que sus madres salgan
libres, serán los hijos del sistema penitenciario: invisibles para el gobierno, rechazados
por su familia y marginados por la sociedad.
Análisis.

La importancia de ayudar a los hijos (as) de las madres encarceladas es de suma


importancia ya sea durante la estadía de la madre y del hijo en los centros reclusorios,
como después de cumplida las sentencia. Primeramente se debe trabajar en las
estrategias de adaptación. Si nos preguntamos sobre la situación actual de las normas y
leyes que regulan los espacios de reclusión de nuestro país, ya nos imaginaremos todas
las falencias en las que se ve envuelta. Desde irregularidades en los procesos como ser
el retraso procesal en la administración de justicia, el hacinamiento, la súper población,
la carencia de agua potable, de luz, de alimentación, hasta la carencia de instrumentos
que garanticen el derecho a la educación y el trabajo. Carencias que no solo vive la
madre encarcelada, sino también sus hijos.

García, (2016) Bolivia es posiblemente el único país en el mundo que permite que niños
y adolescentes permanezcan recluidos junto a sus padres mientras estos cumplen sus
condenas judiciales de reclusión en algún establecimiento penal de la nación
sudamericana, de acuerdo con datos de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para los Derechos Humanos (Oacnudh).

Segovia, (2013) En pleno centro de La Paz, un centenar de mujeres vive en Miraflores,


una cárcel de máxima seguridad. Muchas de ellas cumplen condena junto a sus hijos.
Fresia Vizcarra ha pasado por la cárcel varias veces. Según ella, por necesidad. Vivió
junto a sus niños hasta que se hicieron mayores. Es triste porque los niños no pueden
salir, pagan una culpa que no es de ellos. Cuando las madres discuten o cuando ocurre
algo que no es conveniente que los niños vean, discusiones o algún problema con las
mamás y esas cosas, los niños captan todo. Entonces no es bueno que los niños estén en
las cárceles. En esa cárcel hay una escuela adonde los niños acuden a diario. Catalina
lleva 7 años enseñando ahí, y aunque considera que es bueno que el niño esté con la
madre durante su etapa de crecimiento, ha visto que cuando llegan a la adolescencia
muchos desarrollan comportamientos violentos.

Según la información que nos brindan en las puertas de estos reclusorios, a nivel
nacional solo existen 4 centros penitenciarios que actualmente cuentan con guarderías
escasas, y los demás Niños, niñas y adolescentes viven todavía con sus madres dentro
de la prisión.
Segovia, (2016) según la afirmación de una educadora dentro de la prisión en
Miraflores, Muchos de ellos son agresivos... son agresivos, salen afuera y no es lo
mismo que estar libres. A veces es porque tienen timidez con la relación afuera, con las
otras personas o a veces reaccionan como en el penal: violentos, afirma la educadora
Catalina Anales. Para evitar el encierro total, las maestras sacan a la calle a los hijos de
las reclusas cada día. Ese es uno de los momentos de libertad que tienen los hijos de las
reclusas de la prisión de Miraflores. Vivir entre rejas es el precio que pagan por estar
junto a sus madres. En esa prisión la mayoría de los niños tienen menos de 6 años, pero
son muchos los centros en Bolivia donde adolescentes todavía viven encerrados con sus
padres. Norri Meneces del Castillo, otra educadora, asegura que algunas reas se
enamoran del hijo de otra interna, que tiene 14, 15 o 16 años y que hay muchas
violaciones a los niños y a las niñas.

Qué estrategias, herramientas, socorro psicológico se deberían utilizar e implementar en


un programa para estos niños dentro de las cárceles. Primeramente, tras la información
recabada, se debería conocer la situación educativa de los menores que conviven con
sus madres en los centros penitenciarios paceños, en específico, en el de Miraflores de
La Paz, Bolivia. Seguidamente, hacer una labor de diagnóstico en donde se pueda
reconocer qué beneficios y perjuicios produce en los menores vivir en instituciones
penitenciarias. Conocer cuál es su narrativa, su forma de ver y concebir su vida y su día
a día. En lo que concierne al ámbito educativo, es vital la presencia y trabajo de un
profesional en psicología y en pedagogía.

Sierra, (2014) Debemos entender la Educación Infantil como el inicio y la base del
proceso educativo y como una etapa de vital importancia para el futuro ya que “las
experiencias que vivimos en los primeros años de nuestra vida nos marcan para
siempre” (Alonso, 1997; citado en Robles Bello y Sánchez Teruel, 2013: 132). Además,
estos primeros años de vida son decisivos para el correcto desarrollo físico y
psicológico, influyendo también en la formación de las facultades intelectuales y en el
desarrollo de la personalidad.

Galera, (2007) destaca la necesidad de regular específicamente la etapa de Educación


Infantil Inicial en los centros penitenciarios, reafirmando no sólo su función asistencial,
sino pedagógica, socializadora y preparatoria para etapas educativas posteriores.
Jiménez, (2002) Resulta evidente el papel compensador y de gran importancia que las
escuelas infantiles poseen en el desarrollo de estos menores dentro del contexto
penitenciario Como hemos visto, para que se lleve a cabo un desarrollo adecuado en los
menores es de suma importancia el papel de la madre al igual que la estimulación que
reciben del entorno. Para Jiménez las instituciones penitenciarias son contextos
limitados y empobrecidos en los que los menores no pueden desarrollarse de la manera
más apropiada. Se trata pues, de una realidad completamente diferente a los contextos
normalizados de crianza, al carecer de determinados beneficios sociales y culturales
básicos “La estancia de los niños en la cárcel no es un proceso natural y puede ser un
grave obstáculo para su desarrollo” como afirma Luengo Latorre.

Sierra, (2014) Otro aspecto importante que se debe tener en cuenta es la resiliencia, que
según la RAE es “la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y
sobreponerse a ellas”. Justicia Díaz (2008) pone de manifiesto esta cuestión dentro del
ámbito penitenciario, y remarca la capacidad que poseen los niños para adaptarse a
procesos vitales estresantes y difíciles, destacando además que se construye a partir de
los aspectos saludables y positivos tanto del niño como del contexto. Por todo esto, las
investigaciones han concluido que el nivel de desarrollo de los menores que conviven
en prisión junto a sus madres es normal y comparable al de los niños que crecen en
contextos normalizados (Birtsch y Rosenkranz, 1988; Catan, 1988, 1992; Catan y 15
Lloyd, 1989; Gabel y Girard, 1995; Giménez-Salinas, 1988). Citados en Sierra, (2014)

Para que se lleve a cabo un desarrollo adecuado en los menores es de suma importancia
el papel de la madre al igual que la estimulación que reciben del entorno. Pero las
prisiones son generalmente, lugares en donde se dan estimulaciones inadecuadas ya que
en la madre al ser su primer contacto, su cuidadora, su primera maestra, se enfoca más
en las labores que realiza para dar a sus hijos el sustento económico, entre otras cosas.

Estos menores presentan además, un mayor riesgo de problemas relacionados con la


angustia por la separación, inseguridad en el apego, problemas de conducta, retraso en
el desarrollo cognitivo, y problemas a largo plazo como baja autoestima, bajo
rendimiento escolar, ansiedad, tendencia depresiva, dificultades en el establecimiento de
relaciones, y entre un 10% se estima conductas delictivas (Justicia Díaz, 2008).

Pilares de la resiliencia
Los pilares de la resiliencia que han sido identificados en personalidades resilientes, son
aquellos sobre los cuales hay que centrar la atención para promover resiliencia en las
personas que aún no la desarrollan. Puig y Rubio (2011) los agrupan de la siguiente
manera:

• fortalezas intrapsíquicas: son conexiones afectivas personales, funciones ejecutivas


personales, locus de control interno, autoestima, conciencia por motivos personales

• habilidades para la acción: sentido del humor, pedir ayuda cuando se necesita,
expresar sentimientos, establecer relaciones positivas, tomar decisiones, probar cosas
nuevas y asumir riesgos, hacer algo por otros, conocer valores universales, controlar
elementos del medio ambiente, respetar normas y límites, descubrir la belleza de la
naturaleza

• competencias o respuestas amortiguadoras: flexibilidad, adaptación, resistencia,


energía, valentía, fortaleza fí- sica, asignar significación positiva al estrés,
enfrentamiento activo.

León, (2014) Al igual que sucede con la prisión (que puede ser considerada como
oportunidad o fracaso), en la resiliencia también se plantea un nuevo paradigma en la
manera de ver la realidad. La resiliencia ofrece la oportunidad de considerar lo que
sucede desde la perspectiva del optimismo y la esperanza. El modelo negativo y
castigador en el que se afianza el modelo carcelario vigente piensa en los riesgos y la
mortalidad, mientras que el modelo de la resiliencia se pregunta por la vida y la
superación de las adversidades. Entre sus elementos (Puig y Rubio, 2011), encontramos
que la resiliencia contribuye a la lucha por la supervivencia, la búsqueda de la felicidad,
la ruptura de la casualidad y la quiebra de las verdades absolutas. En tanto valores,
favorece la adquisición de una actitud optimista y un pensamiento positivo frente al
entorno, la creencia en el ser humano, entender que la vida es un proceso de adaptación
continuo que incorpora la adversidad como parte del ciclo vital dotándolo de un sentido
y un significado ético. En este sentido quisiera destacar que, así como la adversidad y el
conflicto pueden ser considerados como oportunidades maravillosas para el crecimiento,
igualmente la cárcel puede ser vista de esta manera.
Conclusiones.

La infancia es una etapa de vital importancia en el desarrollo del menor. Debe ser
tomada muy en cuenta cuando el niño o niña se encuentra desarrollándose dentro de una
prisión al lado de su madre. La prisión es un contexto muy cercano y al mismo tiempo
un espacio totalmente desconocido para la sociedad. Como hemos visto, las
instituciones penitenciarias no son el contexto más idóneo para que los niños pasen su
infancia y su posterior adolescencia. Pero debido a que esto sucede, se deben tomar
medidas que ayuden al niño a sobrellevar su ``condición de prisionero``, y en esta parte,
la resiliencia juega un papel muy importante. Ya que desde el ámbito educativo,
conjuntamente con la labor de la psicopedagoga, de la profesora o profesor y de la
madre, se pueden brindar al niño herramientas que le ayuden a sobrellevar los conflictos
que tenga. El vivir en una cárcel trae impactos sobre el niño o niña, producen efectos
negativos y positivos, y conductas inadaptadas. Hay que transformar la situación de
conflicto en una nueva oportunidad.

En nuestro país, en nuestra ciudad, la convivencia de los niños con sus madres en una
realidad a la que se presta poca atención. Los niños también son parte de nuestra
sociedad y del futuro de nuestro país, y más aún, son seres humanos que al igual que
todos, sienten, tienen sueños, y necesitan una mano que les ayuden.

En la cárcel de Miraflores la mayoría de las madres son conscientes del ambiente de


castigo y negativo dentro de las prisiones que afectan a sus hijos e hijas. Por lo que,
como hemos visto en la resiliencia se plantea un nuevo paradigma en la manera de ver
la realidad. La resiliencia si se la trabaja desde el ámbito de la educación tanto desde la
relación con sus progenitoras hasta en las escuelas y guarderías dentro de las prisiones,
ofrece la oportunidad de considerar lo que sucede desde la perspectiva del optimismo y
la esperanza.
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mujer-privada-de-libertad-la-crisis-del-sistema-penitenciario-tiene-rostro-de-
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