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ACERCAMIENTO A LAS POSIBILIDADES DEL DISCURSO MEDIÁTICO

En Huergo encontramos el desarrollo conceptual del campo comunicación-


educación partiendo de la construcción genealógica de estos y como, desde
dos autores relevantes en la formación pedagógica argentina (Sarmiento y
Taborda) se establece el punto de partida del campo; el texto permite el
planteamiento de diversas preguntas frente a las posibilidades de desarrollo
social establecidas a lo largo de los procesos sociales, políticos y culturales,
partiendo de la premisa de “civilización”; es ahí donde surge la pregunta que
buscaremos desarrollar en este escrito, ¿los procesos civilizatorios-
desarrollistas en América Latina, han resignificado las identidades generadas
en la sociedad y configurado las perspectivas democráticas de la región?; es
una pregunta muy amplia para un desarrollo tan corto, pero buscaremos darle
una vista a las posibilidades que ofrece el texto y campo frente a esto.
Partiendo de las premisas de Huergo en el texto es válido establecer las
definiciones que este da para los conceptos que buscamos desarrollar; en
primer lugar civilización el cual podemos tomar como la imposición hegemónica
de procesos culturales y sociales que parte desde las prácticas educativas y
comunicacionales de la sociedad; en segundo lugar desarrollo al cual se refiere
desde la posición Kantiana de “progreso indefinido” sujeto a los procesos
económicos, promulgando el proceso de difusión de innovaciones tecnológicas
como base para los procesos modernizadores a través de la planificación,
como último esta la democracia que el autor establece desde “la ideología
democrática” (comparando los análisis de Taborda con Foucault), que busca
mantener el hecho histórico de la dominación, es decir, que el poder necesita
de un sujeto sometido, pero este sometimiento debe justificarse desde lo
racional, “lo democrático”.
América Latina, se caracteriza por su pluriculturalidad y el desarrollo de
diversas identidades en los diferentes estados que componen la región,
algunas de estas identidades en muchos casos provienen de formaciones
ancestrales que sobrevivieron a los procesos civilizatorios y modernizadores de
las sociedades, cabe aclarar que estas identidades, cómo definiría Boaventura
de Sousa Santos “las identidades culturales no son rígidas no mucho menos
inmutables. Son los resultados siempre transitorios y fugaces de procesos de
identificación. (…) esconden negociaciones de sentido (…) Identidades son,
pues. Identificaciones en curso. También sabemos que las identificaciones,
además de plurales, están dominadas por la obsesión de la diferencia y por la
jerarquía de las distinciones.” Esta definición en conjunto con lo propuesto por
Taborda puede dar luces sobre la construcción del sujeto político
latinoamericano que hace su aparición en los diferentes ejercicios
democráticos.
Para establecerse estas identidades es necesaria una contraposición con la
cual compararse y establecer el punto de diferenciación, la civilización europea
y sus procesos colonizadores en la región marcan el punto de partida para la
construcción de estas identidades, en Huergo encontramos dos formas de
entender esta formación, en un primer lugar en Sarmiento hablamos del
“pánico moral” que surge de la oposición binaria al referenciarnos con esa
otredad, lo que potencia la construcción del sentido de civilización, a la par con
Taborda que establece que estas identidades parten de un reconocimiento de
polos múltiples de formación de sujetos y producción de sentido, frente a este
desarrollo es válido retomar el planteamiento de Enrique Dussel en su texto
“1492: el encubrimiento del otro: hacia el origen del mito de la modernidad” en
el cual nos dice que “ese Otro no fue "des-cubierto" como Otro, sino que fue
"en-cubierto" como "lo Mismo" que Europa ya era desde siempre.” Ese
encubrimiento del otro (una forma de negarlo, de civilizarlo) establece el
desarrollo del sujeto político latinoamericano como un no-ser-político sino un-
ser-politizado, que abarca a las mayorías en la región, este ser politizado, es
aquel que responde asertivamente a las demandas impuestas por el estado y
los diferentes organismos multilaterales que influyen en los procesos políticos y
democráticos que afectan el desarrollo de sus comunidades y sociedades, es
aquel sujeto que mantiene su ser bajo parámetros de dominación establecidos
desde la formación de su identidad como parte de un proceso de construcción
sea nacional, regional, cultural, estatal etc.
Este sujeto politizado, se mantiene en la sociedad gracias a los nuevos
procesos de construcción del poder político que se generan con los medios de
comunicación, para Manuel Castells en su texto “comunicación y poder” nos
encontramos frente a “la política mediática” que es “la forma de hacer política
en y a través de los medios de comunicación”, este sujeto del que hablamos es
víctima, al no desarrollarse políticamente es vulnerable a los mensajes dados
por los medios de comunicación ya que estos influyen y en cierta medida
determinan las aspiraciones políticas e intencionalidades de este; Castells
define a los medios en el mismo texto de la siguiente manera: “Tampoco
significa que los medios de comunicación ostenten el poder. No son el Cuarto
Poder. Son mucho más importantes: son el espacio donde se crea el poder.”
Los medios de comunicación son precisamente esos espacios donde se da el
desarrollo de las relaciones de poder que determinan la participación en
democracia de los sujetos (sean políticos o politizados); seguido a esto también
establece que “Los medios de comunicación constituyen el espacio en el que
se deciden las relaciones de poder entre los actores políticos y sociales rivales.
Por ello, para lograr sus objetivos, casi todos los actores y los mensajes deben
pasar por los medios de comunicación.” En este plano podemos comprender
que la construcción de procesos democráticos en las sociedades a través de
las lógicas propuestas por Huergo partiendo de los procesos de comunicación-
educación se hallan visto determinadas por los intereses particulares de
sectores minoritarios de la población que buscan establecer su agenda
perpetuándose en las instancias de poder mediante el control de los contenidos
y mensajes trasmitidos a la población; en un acercamiento más cercano a
nuestro proceso contemporáneo podemos dar cuenta del desarrollo del ser
político en las sociedades latinoamericanas que van rompiendo el cascaron
impuesto por los procesos civilizatorios y desarrollistas europeos, en donde
vamos dejando de lado ese ser politizado que solo asume los dictámenes del
establecimiento y comienza a desarrollar procesos de autodeterminación frente
a su ser político y definir procesos democráticos.
Omar Antonio Diaz Botiva; código: 20181191030

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