antropológicas, socio-culturales y noológicas, que interrogan al hombre, al mundo y al conocimiento. Popper los nombraría como tres mundos: el objetivo o natural, el del pensamiento o la cultura y el subjetivo. Habermas señala cuatro estructuras: de la cultura y la ciencia, de la sociedad y la moral, de la personalidad y el arte y del organismo y su adaptación; a éstas estructuras las hace corresponder con tres ámbitos de acción: el cognitivo-instrumental, el práctico-moral y el estético expresivo. Las ideas que argumento aquí, dice Morin, no son sólo las que yo poseo, sobre todo son las que me poseen. El problema clave es instaurar la convivencia con nuestras ideas, así como con nuestros mitos y detectar el mentirse a sí mismo. Necesitamos civilizar nuestras teorías y hacerlas aptas para auto-reformarse.