Está en la página 1de 4

LOS INSURRECTOS

La insurrección puede definirse en los términos utilizados en los diccionarios


como el levantamiento, sublevación o rebelión de un pueblo o ejército, o parte
de ellos, contra el régimen constituido

En el contexto del Derecho Internacional, constituye un grupo de personas que


se levanta en armas contra el gobierno de su propio Estado, controlando algunas
plazas y disponiendo de algunos buques de guerra.

Esta situación que es materia del derecho interno del Estado en cuestión implica
un reconocimiento, en el sentido de que sus actos oficiales no se consideran en
principio como actos de pillaje o piratería. Es muy discutida en la doctrina la
cuestión de saber si existe un deber de reconocer a los insurrectos cuando se
verifican las condiciones antes mencionadas, es decir el dominio efectivo y
exclusivo de una importante zona del territorio de un Estado por parte de los
sublevados.

La doctrina dominante resuelve negativamente la cuestión relativa al deber del


reconocimiento: los terceros Estados no están obligados a reconocer a los
insurrectos como beligerantes, y tienen derecho a seguir tratando de manera
exclusiva con el gobierno central, único reconocido. Se llega incluso a afirmar
que antes del reconocimiento de los insurrectos los terceros estados están
obligados a no ayudarlos en modo alguno, sobre todo suministrándole armas, y
ello por la razón de que sólo el gobierno reconocido representa al Estado. Esta
doctrina ha plasmado en los acuerdos del Instituto de Derecho Internacional de
1900, en la Convención Panamericana del 29 de febrero de 1928 sobre los
derechos y deberes de los Estados ante una guerra civil y en otras muchas
declaraciones oficiales.

En relación con terceros Estados, la insurrección puede implicar derechos o


privilegios que ellos han acordado conceder a la parte rebelde. Éstos varían de
un Estado y de una situación a otros, porque la insurrección no es una condición,
que como la beligerancia origine derechos y deberes definidos. Siendo ello así,
no es posible determinar de antemano los elementos de la reacción de los
Estados extranjeros ante la insurrección. Puede variar, desde la mera abstención
de tratar a los rebeldes como hostes generis humani, a un grado de relaciones
semejantes a las mantenidas con el gobierno constitucional.
En cuanto a los daños que resultan de las medidas tomadas por los insurrectos,
la jurisprudencia hace la siguiente distinción:

1º Caso en que los insurrectos son vencidos. En este caso, hay


irresponsabilidad del Estado... La doctrina da la siguiente justificación de
esta solución: el Gobierno se considera descargado de responsabilidad
con respecto a los daños causados por los rebeldes a causa precisamente
de su calidad de rebeldes y porque, donde no había autoridad efectiva y
duradera, no puede haber responsabilidad. Sin embargo la regla no deja
de ser peligrosa, ya que se ha señalado que puede alentar a los
extranjeros a abandonar su neutralidad y a trabajar por el éxito de los
rebeldes, única posibilidad para ellos de ser indemnizados por éstos.

2º Caso en que los insurrectos son los vencedores: (ejemplo: guerra civil
española de 1936-1939, que terminó con la victoria de las fuerzas
nacionalistas del general Franco). En este caso, por el contrario, la
jurisprudencia se pronuncia por la responsabilidad del Estado y ve en esa
solución una regla bien establecida del derecho internacional. Las
decisiones se funda, en principio, en el hecho de que los revolucionarios
victoriosos deben representar, en razón misma de su victoria, la voluntad
nacional desde el comienzo del conflicto: es ésta una especie de
confirmación retroactiva de la acción de los insurrectos, fundada sobre el
éxito final

Finalmente, de manera alguna debe hablarse de la subjetividad internacional de


los insurrectos. Son situaciones totalmente transitorias que, si consiguen apoyo
territorial, pueden transformarse en beligerancia . En caso contrario pronto se
diluyen buscando asilo político.
En la doctrina del Derecho Internacional, los movimientos insurgentes son
aquellos que están calificados como movimientos de oposición violenta, como
señalan Fabian Novak y García Corrochano,

La insurrección es un levantamiento, una oposición violenta a la autoridad


constituida, que sobrepasa los límites de una simple revuelta pasible de
control policial, y que deviene en tal punto peligrosa que para controlarla
se hace necesario tomar medidas de carácter militar o utilizar fuerzas
armadas.

Asimismo, quienes participen de actos de insurrección serán tratados no como


prisioneros de guerra, sino como delincuentes comunes, en cuya situación no
intervendrá el derecho internacional, sino las normas penales de derecho
interno.

En caso de producirse un movimiento revolucionario en un Estado, los actos de


fuerza cometidos por los insurgentes pueden ser considerados por el Gobierno
establecido al cual se oponen, como delitos penales con arreglo al Derecho
Interno: sedición, conspiración contra la patria, traición, etc. Y castigados en esa
forma.

En la legislación peruana, la insurrección es lo más cercano a la sedición y tiene


su regulación en nuestro ordenamiento peruano a través del Código Penal.

Según el derecho consuetudinario, “un grupo insurgente adquiere personalidad


internacional a partir de su reconocimiento como beligerante. La actividad de los
insurgentes hasta ese momento (…) se encuentra regulada por el derecho
interno del Estado en que la insurrección tiene lugar”

Los insurrectos serán reconocidos como beligerantes cuando controlan gran


parte del territorio del estado y establecen en el cierta organización, el status que
se le reconoce desaparece con la terminación de la guerra civil, cuando la
insurrección es derrotada o si llega a controlar todo el territorio, transformándose
en gobierno de facto general, los terceros estados no están obligados a
reconocer a los insurrectos como beligerantes y tienen derechos a seguir
tratando de manera exclusiva con el gobierno central como único reconocido. Es
decir la ¨insurgencia¨ existe cuando los rebeldes no han alcanzado las
condiciones para ser beligerantes, para el reconocimiento de la beligerancia es
necesario que existan circunstancias que hagan necesario para el estado que
reconoce definir su actitud frente al conflicto, los beligerantes son sujetos de
derecho internacional y el reconocimiento de la beligerancia trae dos
consecuencias

 primero: se aplica el derecho de la guerra y el derecho internacional


humanitario
 segundo: surge la responsabilidad internacional por los actos de las
autoridades beligerantes reconocidas, además el reconocimiento que
otorguen terceros estados extraños al conflicto produce efectos legales
únicamente inter partes.

También podría gustarte