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DICCIONARIO MAYA CORDEMEX MAYA-ESPANOL ESPANOL-MAYA DIRECTOR ALFREDO BARRERA VASQUEZ REDACTORES JUAN RAMON BASTARRACHEA MANZANO WILLIAM BRITO SANSORES COLABORADORES REFUGIO VERMONT SALAS DAVID DZUL GONGORA DOMINGO DZUL POOT EDICIONES CORDEMEX MERIDA, YUCATAN MEXICO Primera edicién, enero 1960 Protubida Ia reproduccién parcial o total, por cualquier metho 9 método, de esta cobra sin autouzacién por escrito del editor Derechos reservados conforme a la ley © 1980 EDIGIONES CORDEMEX Km €5 carretera Ménda Progieso ‘Menda, Yucatin aeprnso BN atéxtco PRINTED IN MEXICO 1 CONTENIDO ‘Mensaje del Sefior Presidente de la Repiblica, Lic José Lépex Portillo Presentacién Dedhcatonia Preambulo Introduceién Comentario sobre la cooidinacién editorial La lengua maya yucateca Bibhografia Notas para el mejor uso de este Diccionario Abreviaturas usadas en este Diccionario PRIMERA PARTE MAYA-ESPANOL PARA EL MEJOR USO DE ESTE VOCABULARIO SEGUNDA PARTE ESPANOL-MAYA Ja 9a Ma 13a 15a - 37a 38a 39a - 53a 55a -6la 63a - 66a 67a - 69a 1-984 3b- 4b 1-360 Dreiudt £1 /97-4 20) Piney ha tuts (eouer'a Ack verb a Arey a, a pn Kuoth Teut poy hw mollere adel Y Lact aceenbhh al per dele Cuneo nacimdh. Ney pome'ly afombrerin OX Ww Wevela y pituo, cle su viel, fallin, cle gy vitelcluok ath at. Bl wwe Udon oa whgre wy ule Drei mans, Wwe ver, en fr audrey MymMauoks,. Rulmalperea. Tellin a én dutba blyeps “ith SAO PRESENT ACION Con gran satisfacci6n me honro en presenta el Diccionario Maya Cordemex EI Diccionario Maya Coidemex se compilé uttlvzando ocho fuentes bésicas —unas manuscritas, otras impiesas, algunas inéditas— que datan desde el siglo xv1 Se consultaron, ademés, toclos los estudios y monogra~ fias dispombles sobre cl tema, escritos por distinguidos historiadores, Inguistas y hombres de ciencia e mvestigadores, tanto nacionales como extianjeros El Diccionario que hoy presento consutuye Ia oba més completa y actualizada de su géneio Al igual que la arqueologia viene restau- rando las construcciones de las civilizaciones de la antiguedad, asi también este Diccionario ¢s Ja més amportante aportacién hacia Ia restamacién del idioma maya y su relacién con el idioma espafiol El director cientffico del Diccionario Maya Coidemex es el Dr Alfredo Barrera Vasquez, que con un cuerpo de colaboradores may:s- tas ha dedicado mis de cinco afios en llevar a feliz térmuno este extra- ordinario trabajo A don Alfredo y a todos y cada uno de sus colabo- radores especializados, asi como a todas las demas personas que intervineron en la obra, expieso mi més sincera felicitacién y m1 pro- fundo reconocimiento En mi cardcter de Director General de Cordemes, me produce honda satisfaccién el haber promovido la idea de realvar y levado a fel, térmmo el Diccionario como parte importante de la funcién social de Cordemex en su cardcter de Empresa Paraestatal. Cordemea representa la evolucién de la andustia henequeneia, al sgual que el henequén representa la evolucrin de Yucatén La es- tiuctura social de Yucatan y su herencia cientifica, cultural y artistica, son el marco de la actividad henequenaia La posibilidad de que la amalgama maya-cspafiola legue hasta sus Glumas consecuencias de superacién, descansa en la comeidencia y comunicacién de los ideales y los anhelos de ambas razas Por cllo, este Diccionario, mas que un mstrumento para traducn de un idioma a otro, constituye un vinculo de umién que, al fomentar Ia fusién cultural, coadyuvaré al desarrollo y perfeccionamento de los pobladores de Yucatan y de toda el 4rea maya Dr Feperico Rroszco Director General de Cordemen 9a DEDICATORIA ALA MEMORIA de los ilustres precursores de la Lexicografia Maya Yucateca de los sigios xv, xvm, xvi y xix. Siglo XVI. Fray Luis de Villalpando Fray Alonso de Solana D. Gaspar Antonio Xiu Fray Antonio de Ciudad Real Siglo XVII. Fray Juan Coronel Fray Luis Vidales Fray Bernardino de Valladolid Fray Gabriel de San Buenaventura Siglo XVII. Fray Andrés de Avendafio y Loyola Fray Pedro Beltran de Santa Rosa Siglo XIX. Dr. Carl Hermann Berendt RP. Alexander Henderson RP. John Kingdon D. Juan Pio Pérez y ‘A la de todos los que dejaron sus obras sin expresién de sus nombres, asf como a todos aquellos que han seguido los pasos de estos precursores, esta obra se dedica, Ma PREAMBULO La urgencia de un diccionario comprensivo de todo el material Iéxico disponible en el mundo, en vista de las necesidades de los estu- diosos de la cultura maya, especialmente de los que se dedican al descifre de su escritura jeroglifica, y que este material no es f4cilmente accesible a los investigadores por hallarse disperso, en forma manus- crita en su casi totalidad y cuando impreso las ediciones han sido defectuosas, amén de su alto valor sea en fotocopias o en ediciones impresas, y que, ademés de la dificil accesibilidad por las razones se- fialadas, la oscuridad de los manuscritos aumenta las dificultades para su aprovechamiento, hacen que la presente obra sea bienvenida, La clara vision del Dr. Federico Rioseco Gutiérrez, Director Gene- ral de Cordemex, 8. A. de G. V., permitié la oportunidad de que tun grupo de expertos, sorteando muchos escollos, especialmente de or den burocratico para dedicarle tiempo completo, pusiese manos a la obra y realizase tamafia tarea. El Instituto Nacional de Antropologia ¢ Historia, por su parte, auto- rizb a dos investigadores de su Centro Regional del Sureste, dirigido por el arqueblogo Norberto Gonzélez. Crespo, a participar activamente en Ia formacién del Diccionario Maya Cordemex, primero de un modo informal y luego, reconociendo su importancia para los estudios antro- polégicos, comisionando de un modo oficial a dichos investigadores de tiempo completo en la Oficina del Diccionario, contribuyendo de este modo a su realizacién, El patrocinador de esta obra tuvo también que resolver numerosos problemas para poder mantener el proyecto en marcha. Es pues al Dr, Federico Rioseco Gutiérrez y al Instituto Nacional de Antropo- logia e Historia, bajo la direccién, al inicio de la obra, del Dr. Gui- Iermo Bonfil Batalla y, en su etapa final, del Profr. Gastén Garcia Canté, a quienes las ciencias antropolégicas y las disciplinas filol6gi- cas, deben estar agradecicas de que esta obra haya podido llegar a su fin, ‘Ateneo Barrera VASQUEZ Ia NTRODUCCION Como se dice en el predmbulo, era urgente disponer de un diccio- nario que pudiese resolver el problema de la dispersién de los varios existentes, de la dificultad de su lectura cuando estén éstos en forma manuscrita, de la escasez de los que han sido impresos y por iiltimo de lo incompleto que es cada uno y lo obsoleto de sus vocablos. Toda- via més: ni reuniéndolos todos podria hacerse uno verdaderamente completo, porque les falta a todos informacién actualizada no sélo en los campos de los cambios de organizacién socio-culturales y politicos, sino también en el de! cambio lingitistico, en este caso el propiamente léxico, La suma de todo el material desde el siglo xvr hasta el xxx, sin adicién ninguna podria ser limitadamente itil desde el punto de vista histérico hasta el mencionado siglo xr, pero no para actualizar la informacién contenida en ellos, ni para conocer la realidad presente. La cultura comprende Ia visién del universo, pero la cultura es un fenémeno dindmico. Este dinamismo se manifiesta en sus formas de expresi6n, Es por estas razones que el Diccionario Maya Cordemex trate de ser un instrumento que refleje las formas de expresién lin giiistica, contenidas en las fuentes utilizadas, tal como en cada caso aparecen (aunque haya redundancia), més la de nuestros dias, de modo que pueda seguirse Ia trayectoria del cambio, cotejando las fuentes de un modo sistemAtico, conciso y obvio. Por ejemplo: los nom- bres mayas de animales y plantas, hasta donde sea posible, evan apa- rejado su nombre cientifico actual, En el caso de las plantas, también hhasta donde es posible, en forma abreviada, se describen éstas y se da informacién de su uso cultural, En relacién con los nombres geo- grAficos y toponimias y los patronimicos, igualmente se discute su sig- nificado lingiifstico. Por cuanto al estado actual del léxico, se ha hecho la recopilacién de material actual que se incluye en su lugar correspondiente. Generalmente una obra de este género nunca es definitiva y es realizada por una institucién permanente que la revise en sucesivas ediciones. Esta institucién existe; aunque nacida roménticamente en 1937 y haya pasado por largos perfodos de receso por falta de elemen- tos para su activa continuidad, no ha muerto, y est4 recuperando sus energias, con elementos més aptos para continuar adelante en la tarea de revisar y mejorar cada ver el presente Diccionario, dentro del 5a cauce de la dinémica del cambio y de la mejor informacién. Nos refe- rimos a la Academia de Ja Lengua Maya, de la que afortunadamente forman parte tres miembros del cuerpo de redactores de la obra pre- sente, La compilacién del material Iéxico utilizado ha sido una verdadera hazafia dadas las circunstancias en que fue levada a cabo. Primera. mente, una vez que se conté con el apoyo econémico necesario hubo que localizar en el Viejo Mundo y en el Nuevo las fuentes manuscritas conocidas, tarea relativamente facil teniendo a mano una bibliografia sspecializada; después solicitar copias de ellasy luego multiplicar estas copias y encuademarlas para su fécil manejo, Las fuentes impresas ¢n su mayor parte se hallaron en bibliotecas particulares, Mientras las copias llegaban y se multiplicaban y se hacian otras de las obras impre- sas, hubo que hallar al personal para componer un equipo a diversos niveles, desde dactilégrafos y auxiliares de compilacién, hasta investi. gadores profesionales. A todos fue necesario adiestrar. Para ofectuar el adiestramiento del equipo hubo primeramente que hacerse un plan de trabajo. Lo més importante para iniciar la tarea de transcribir muy variadas ortografias era cual adoptar para la obra y c6mo reducir las varias de las fuentes a ésta, Las fuentes no Iegaron al mismo tiempo; algunas no se hallaron donde el bibliégrafo afirmé que se hallaban y, en algtin caso, los pro- Pictarios no accedieron a proporcionar copias o simplemente nos igno- taron o las enviaron incompletas, etc, De todos modos, sea porque cl director de la obra tuviese copias antiguas o fuese alguna institucién Tocal quien las tuviera, pudo completarse el juego de las fuentes, Solfa ocurrir que alguna expresién se encontrara con vocal corta en alguna fuente, pero que apareciera con vocal larga en otra signi- ficando lo mismo, lo cual hacia ver que el alargamiento voedlico (en se caso) no fuera més que la expresién dialectal del informante par- ticular, de su grupo social o de su localidad, como hasta la actualidad Courre en las diversas regiones del &rea maya. Ademés, surgié el pro- blema de la transcripcién de fotocopias borrosas o parcialmente en blanco, principalmente en las sacadas de otras copias. De todos modos, a la larga hubo de hallarse solucién a cada problema, pero a costa de tiempo, desvelos y dudas. Mientras tanto, lo que se creyé una tarea fécil nunea lo fue, 16a No obstante el adiestramiento, se cometieron errores. Doce trans- criptores, seis de los cuales trabajaron directamente con las mAquinas de escribir, produjeron cada dia centenares de papeletas que no se alcanzaba a revisar y corregir; de ese modo se acumulaban millares. Las fuentes manuscritas se transcribieron de igual forma con mayor Ientitud por las dificultades ya mencionadas. El director se ocupaba diariamente en ayudar a resolver los problemas de cada quien, en manejar las cuestiones administrativas y en hacer transcripciones é1 mismo. : . La instalacién de la oficina se hizo en un edificio destinado sélo para ¢s0, con la debida dotacién de mucbles y otros tiles; pero en vex de aparatos de enfriamiento de aire (“aire acondicionado”) se pro- porcioné ventiladores de pie que desde Iuego ocasionaron revoloteo de papeletas; posteriormente fue dotada la oficina de los aparatos sobre- dichos. a Una vez transrito el contenido de las fuentes y hecha Ja inversién ae las papeletas, el caudal de éstas ascendié a unas doscientas mil; esta montafia de material necesitarfa revisién, colacién, repeticién en caso necesario, alfabetizacién y reunién de las que correspondian al smo vocablo, en paquetes, ve Mientras tanto, auetros patrocinadores ansiaban saber la fecha de Ia terminaci6n del Diccionario. . La segunda etapa, ya procesado el material de las fuentes, fue, el de saber qué hacer de él para armar el vocabulario de cada parte: Ja maya-espafiol y la espafiolmaya, Por diversas razones, se decidié redactar tinicamente la parte maya-tspafiol, pero de todos modos in- dluir la parte espafiol-maya como un vocabulario al final del ‘nico volumen. ; . Desde Iuego, las fuentes se numeraron para ser citadas, los nime- ros més bajos correspondieron a las mAs’ antiguas, Ya no se trabajé con papeletas sueltas sino en pocos casos: se trabajé con paquetes, La redaccién de cada articulo, una vez determinado y conocido el plan de cada uno, fue tarea mecanica, que no dej6 de tener proble- mas de estilo, consistencia, propiedad y ortografia, asi como de su puesta dactilografica en el papel. {En todo momento la revisién, el cotejo, la correccién! ia No fue hasta después de la mitad de agosto de 1977 que se permit a los investigadores del INAH que dedicasen tiempo completo al Di cionario. Hasta esas fechas, desde diciembre de 1974, s6lo se traba un promedio de 26 horas semanales. Todos los investigadores tenfan obligaciones en otras instituciones. A partir de la segunda mitad de agosto de 1977 se trabajé 35 horas semanales, Para que pudiese publicarse en un plazo menos largo el Diccionario, quisose contratar lingiiistas residentes en la ciudad de México. El Profr. ‘Moisés Romero Castillo particip6 en la revisién y correcci6n de pape- letas de transcripcién durante los meses de matzo, abril y mayo de 1977, con autorizacién de la Direccién General del INAH. En agosto de 1977 se iniciaron gestiones para invitar a participar en la dltima etapa, la de redaccién final, a otros elementos de la Universidad Na- cional Auténoma de México, pero sus previos compromisos les impidié aceptar la invitacién, En el mes siguiente, septiembre, se reorganizé la oficina nombran- dose para dirigir un programa de produccién elaborado por ella, a la sefiora Maria Alicia Martinez Medrano. Se trataba de hallar la forma de que la obra tuviese un ritmo de desarrollo mAs acelerado, pues co- menzaba a preocupar a la empresa patrocinadora su aparente lentitud. El programa exigié nueva divisién de tareas, plazos para terminar éstas y mayores horas de trabajo. Al director se le alivié de la carga admi- nistrativa, se solucionaron varios problemas fisicos del edificio y del mobiliario y se entré en contacto con los editores Herrero Hermanos Sucs., de la Ciudad de México por medio de su representante don Jorge Rodriguez, coordinador grafico de esta primera edicién. Tanto la se- fiora Martinez como el sefior Rodriguez han puesto toda su conciencia, con gran afén y limpio afeeto a su realizacién final, al igual que cada tuno de los miembros de! equipo que compuso tamafia obra. La obra pudo haber sido mas completa y mejor organizada, aun- que I6gicamente hubiera adolecido de imperfecciones. Sin embargo, se puso la mejor voluntad para subsanar hasta donde fue posible estas imperfecciones. Por falta de tiempo para su total redaccién, se supri- mieron muchos artfculos sobre la flora y la fauna de Yucatén y no se pudo evitar alguna que otra falta de coherencia y correccién, El antropélogo Juan Ramén Bastarrachea Manzano fue enviado a la Giudad de México para subsanar en lo posible las inconsistencias y, de 18a ese modo, el Diccionario sale a luz pidiendo se le excusen sus defi- ciencias. El proyecto incluia dos voliimenes, o por lo menos dos partes en un solo volumen. Un volumen o parte maya-espafiol y otro espafiol- maya, Sélo pudo hacerse uno, el maya-espafial, pero con un vocabu~ lario de las voces espafiolas con su traduccién maya y la indicacién del lugar donde aparecen. Pero el material, que ya habia estado siendo preparado por el prestigiado escritor yucateco don Leopoldo Peniche Vallado, qued6 para su ulterior utilizacién en el otro volumen pro- yectado. Con todas sus imperfecciones, este diccionario no s6lo es un monu- mento de la literatura filolégica mexicana, sino un motivo de agra- decimiento a quienes lo hicieron posible. Hablemos ahora de las fuentes utilizadas. En su grande afan de conquista espiritual, la Iglesia catélica pron- tamente establecié en estratégicos puntos del territorio mesoameri- cano, monumentales conventos que se convirtieron en verdaderos cen- tros de investigacién y de registro de la cultura autéctona, con gran énfasis en Ia lengua, Cada uno de los principales conventos tuvo un archivo en el que se conservaba la obra manuserita de los frailes gra- mitticos y lexiebgrafos. De todas estas ricas colecciones documentales, sélo nos quedan ves- tigios debido a los azares del tiempo, pero hay la esperanza de que vayan apareciendo manuseritos ahora perdidos, entre los cuales hay noticias concretas de unos diez vocabularios. Entre las obras lexicogrdficas escritas por los frailes franciscanos en Yucatén, destaca el Diccionario de Motul, llamado asf porque su anénimo autor se refiere a este lugar como el sitio en que se encontra- ba al componerlo. La copia existente no parece ser el manuscrito oti ginal sino un trasunto de éste sacado por algin ayudante de su autor, probablemente tn escriba autéctono, lo cual se deduce por los deslices que en ocasiones se notan en su espafiol y en la escritura de su maya, Fue sin duda realizado durante el Gltimo cuarto del siglo xvi, por su caligraffa y Ia mencién que hace de un cometa que fue visto en Yuca~ tn en 1577. Consta de 465 folios o sea 930 paginas escritas con buena Ietra menuda, Es acucioso, abunda en cjemplos del uso de los voca~ blos y revela gran conocimiento de la lengua, Es el ms completo y 19a mejor informado de los vocabularios del siglo xvi que estén a nuestro alcance. Sin embargo, no deja de tener omisiones inexplicables: jen su catilogo de voces falta ixtim: mata! Esto no quiere deci que el nombre del alimento bésico mesoamericano no sc halle innumerable- mente citado en el cuerpo del libro. Su autor us6 un orden muy suyo de colocar el abecedario maya, no del todo ilégico: a, b, ¢, ¢ (zen la edicién de 1929), tz, 9, ch, ch, ¢, h recia, h simple, y, i, k,l, m, n, ©, P, pp, t, th, u, x, Fue hallada la copia presente en un puesto de libros de lance, en la Ciudad de México y comprada en la suma de tres pesos por el Abate Carlos Esteban Brasseur de Bourbourg alla por los afios de 60 del pasado siglo y vendido en ciento cincuenta délares al Sr, John Carter Brown de Providence, Rhode Island, Estados Uni- dos de América, poco después. La biblioteca del Sr. Brown pas6 a ser propiedad de la Universidad Brown de la misma ciudad donde actualmente se halla el manuscrito. En 1864 el Dr. Carl Hermann Be- rendt lo copié en el corto espacio de 98 dias; conté entonces 16,863 articulos, él le adicioné 3,298, con tintas de diferentes colores para distinguir las fuentes, jconvirtiéndolo en un magnifico cédice de 20,161 articulos Iéxicos! ‘Tan importante y auténtica fuente del maya del siglo xvr atrajo la atencién de varios estudiosos que se propusie- ron copiarlo como lo hizo Berendt, pero sélo lo lograron parcialmente, EI primer intento de imprimirlo Jo realizé el Bureau of American Ethnology de Washington, de la copia que venfa haciendo una sefio- rita Thomas; la correccién de las pruebas se le encomendé a don Audo- maro Molina de Mérida, pero fallecié cuando comenzaba a efectuatla y el proyecto se cancelé, Esto acaeceria a principios de este siglo: el sefior Molina murié en 1910. Por fin, en 1929 vio la luz en Mérida la primera edicién impresa, obra del ilustre investigador don Juan Martinez Hernéndez, patrocinada por el sefior Theodore S. Willard, e impresa en los Talleres de la Compatiia Tipogrdfica Yucateca, S A. No obstante que la edicién tuvo varios descuidos especialmente en las primeras paginas, ha sido el instrumento indispensable de los estu- diosos, principalmente de los descifradores de Ia escritura jeroglifica maya. Actualmente es obra rara y cara. Con los modernos medios que hoy existen para la reproduccién de escritos e impresos, se obtuvo una buena copia del. manuscrito de Providence que ha servido para con- sulta directa, para el cotejo con la edicién impresa y para invitar a 20a una nueva edicién critica que leg6 a iniciarse pero que no se Mev6 a cabo, Igualmente sirvié para cotejar su contenido con el de otros diccionario. El Diccionario de Motul no lleva titulo ni_ nombre de autor; es andnimo y ya se dijo la razén de habérsele bautizado con el apelativo que hoy tiene. Don Juan Martinez Hemindez lo atribuyé a Fray Antonio de Ciudad Real que vivié en Yucatén entre 1573 y 1617, y autor de “calepino tan grande, que son 6 volimenes de a 200 pliegos cada uno, los dos de su letra; sacados en limpio y los borra- dores, Henan dos costales; ocupé 40 afios en esta obra que es tan buena y de tanto peso y utilidad que no tiene otro defecto que ser para esta tierra solamente, que al correr esta lengua en todo el mundo, solas estas obras bastaban para dar luz y claridad a todos los que Ia apren- diesen y all{ hallasen cuantos frasis y propiedad se pueden imaginar, sin que halla falta de una palabra [...]°+ pero no hay pruebas més fehacientes, para aceptar esta paternidad. No tenemos noticias de que haya residido Ciudad Real en Motul. No cabe duda de que la obra de Ciudad Real fue monumental y es lastima que esté perdida. Ojalé que no haya sido para siempre su desaparicién. Lo anteriormente referido del Diccionario de Motul es sobre el volumen maya-espafiol, al cual se le lama Motul I en este Diccio- nario Maya Cordemex y se le numeré como fuente nimero 1, pero el manuscrito que se conserva en la John Carter Brown Library en Pro- vidence est& compuesto de dos voltimenes, siendo el segundo un voca- bulario espafiol-maya que atin permanece inédito, salvo que su contenido viene ya vaciado en este Diccionario, Esta segunda parte, a la cual se le llama aqui Motul IT, y se le numeré como fuente 2, no es real- mente obra del mismo autor del Motul I, sino de otro igualmente ané- nimo; fue compuesta posteriormente, y leva semejanza con el de Viena. Es de menor volumen: 236 folios, de los que faltan 43 (83-104, 161, 171-174, 209-216 y 233). Este volumen lleva al final algunos fragmentos de oraciones eat6licas en maya en paginas sin mimero. ‘La fuente néimero 3 es el ya famoso vocabulario que se halla origi- nal en la Biblioteca Nacional de Viena. Desde 1937 se conserva una fotocopia de él en la Biblioteca “‘Crescencio Carrillo y Ancona”, en- tonces érgano del Museo Arqueolégico ¢ Histérico de Yucatan. Acerca > Lizana, 1893, pp. 99-100. Qa de su hallazgo y su significacién, la sefiora Mireya Priego de Arjona, bibliotecaria fundadora de dicha biblioteca, escribié una comunica- cién_presentada al Congreso Internacional de Americanistas en su XVII sesi6n que se efectué en la Ciudad de México del 5 al 15 de agosto de 1939, De esta comunicacién se reproduce aqui la siguiente parte: “Recientemente, un nuevo manuscrito ha venido a enriquecer la bibliograffa yueateca y a aumentar el nfimero de vocabularios espafiol- maya: el Vocabulario de Viena, Este manuscrito fue encontrado en a Biblioteca Nacional de la ciudad cuyo nombre lleva, por la sefiorita profesora Eulalia Guzmén, investigadora de la Secretaria de Educa- cién de México, en los Archivos de Europa. La Profra. Guemén comu- nic6 su hallazgo a la mencionada Secretaria y ésta comision6 al Profr. Alfredo Barrera Vasquez, del Museo Nacional, para que dictaminara acerca de si era o no conocido, Luego, la sefiorita Guzman se dirigié directamente a Barrera Vasquez que a la sazin habia sido comisio- nado para reorganizar el Museo Arqueolégico ¢ Hist6rico de Yucatén, y éste adquiti6 inmediatamente una copia fotosttica para este Museo, siendo la primera institucién americana que la posey6, El envio de esta copia Io hizo la sefiorita Guzman en junio de 1937. Posteriormente se ha hecho otra copia para el Dr. Sylvanus G. Morley. Segiin esta misma sefiorita (carta fechada en Hamburgo el 20 de junio de 1937), el vocabulario fue visto antes que ella por ei Dr, Domingo José Wolffel del Museo Etnogrifico de Viena quien desde Iuego se interesé por y proyect6 su publicacién, La Biblioteca Nacional de Viena no exige condicién alguna al permitir sacar copia fotostatica de sus originales, pero por consideracién al Dr. Wailffel, la sefiorita Guzman se puso de acuerdo con él y con el Jefe de la Seccién de Manuscritos de dicha instituci6n conviniendo todos en que, por un periodo de dos afios, se le reservaran al Dr. los derechos de publicacién; pasado este plazo el derecho de prioridad quedaria sin efecto? EL titulo que ostenta el manuscrito es: Vocabulario de Mayathan por su abecedario. La sefiorita Guzman no pudo saber con exactitud la fecha en que tan importante documento fue adquirido por la ins- titueién que actualmente lo pose; sélo que fue entre los afios de * Bl plazo se cumplié sin que el Dr. Walffel lo publicase. 22a 1910 a 1916 No tenemos nosotros datos acerca de su tamafio, pero es probablemente un manuscrito en cuarto que contiene actualmente 200 folios de los cuales falta el 110 y varios otros al final, posiblemente unos 4 6 5, pues el folio 200 termina con la palabra vino. Su caligrafia, segiin opinién de la descubridora y de otras personas, tiene caracte- risticas de escritura de fines del siglo xv o de principios del xv En una hoja anterior a la de donde el Vocabulario comienza se len varias notas; dos se refieren a hierbas indigenas, una al dia del ayuno, eteétera, Abajo de estas notas, con letra de otra mano y de mayor tamafio se lee: ‘Este Bocabulario de Lengua Maya es de Diego Re- jén’ y més abajo atin, este apellido se repite ast: ‘Rején Arias’. Posi- iblemente el verso de este folio esté en blanco. En el recto del folio marcado con el ntimero 1 es donde dice ‘“Bocabulario de Mayathan por su abecedario.’ Por encima de este titu- lo vuelve a verse asentado: ‘De Diego Rején’. El manuscrito est hecho a doble columna hasta el folio 38r. Del 38v hasta terminar est a una sola, Se observan letras distintas en el siguiente orden: Desde el principio hasta parte del folio 38v; del 38v al 104r; folio. 105r/v; del 106r al 109v (el 109v est en blanco y el folio 110 como hemos indicado ya, falta completamente) ; del 111 hasta acabar. EL hecho de aparecer sobre la hoja que sirve de portada y encima del titulo del Vocabulario en el primer folio del texto el nombre Diego Rején y de repetirse el apellido combinado con el de Arias, indujo a la Profra, Guzmén a considerar como probable autor a un Diego Rején Arias, Ella se propuso identificar este nombre, pero sélo hallé en las obras que consulté referencias al primer apellido, combinado con el de Garcia, Escribié sobre este particular al Profr. Barrera V4s- quez y éste nos comisioné para inquirir noticias al respecto. Buscando datos nos encontramos con que ciertamente los apellidos Rején, Arias y Garefa estén relacionados y pertenecen a familias yucatecas; para hallar datos consultamos 1a obra més autorizada sobre genealogia de familias peninsulares: ‘A través de las Centurias’ de J, Valdés Acosta. En el tomo tercero trata de la familia Garcia Rején; los fundadores * Ahora saberos por la edicién facsimilar de 1972, que fue adquirido en ‘Viena misma en una subasta en el aiio de 1916. «En la Biblioteca Nacional de Viena se le data circa 1670. 23a de esta casa fueron Rodrigo Alonso Garcia, casado con dofia Andrea Arias de Rején y Cancino, quienes vivieron a mediados del siglo xvm; pero sus descendientes que debieron llamarse Garcia Arias de Rején suprimieron el apellido Arias y sélo firmaron Garcia Rején, Como se ha visto, los apellidos que aparecen en el Vocabulario estén coloca- dos en orden distinto al que deberfan tener, si en efecto tuvieron rela- cién con la familia Garofa Arias de Rején. Habiéndose fundado ésta a mediados del siglo xv, ningin miembro de ella pudo ser el autor de nuestro manuscrito si como parece este pertenece al perfodo com- prendido entre fines del siglo xv1 y principios del xvu. Por otra parte, el nombre esté escrito con caracteres distintos y con toda la aparien- cia de ser marca de poseedor.* ”Hemos examinado las probabilidades de atribuir este manuscrito a alguno de los autores que escribieron Vocabularios a fines del si- glo xv o principios del xvm, cuyas obras estén perdidas, y s6lo podemos mencionar como probables a Fray Luis de Vidales que escribié, segin Squier, citado por Carrillo y Ancona, por los afios de 1644 y 1648, del cual no sc sabe més y a Fray Alonso de Solana, cuyo vocabulario existe en la Hispanic Society of America, pero como no es permitido consultarlo nadie lo ha descrito;$ Tozer, en su ‘A Maya Grammar’ se refiere a este vocabulario y dice que posiblemente es una copia hecha a fines del siglo xvm, sacada del original, pues Solana florecié a fines del siglo anterior. Lizana, en su ‘Historia de Yucatan’, capf- tulo XII de la segunda parte, dice de este fraile que escribié ‘mucha doctrina, y Sermonatios, y Bocabularios’, y més adelante asienta: * Después de escrito to anterior, el sefior Antonio Canto Lépez nos comunicé gue en Ja pigina 102 de la obra “Informe contra Idolorum Cultores? del Dr. D. Pedro Sinchez de Aguilar, tercera edicién, Mérida, Yucatin, 1997, se hace men- cién de “Juan Bautista Rején Arias, escribano pablico del nimero y Cabildo”. El escrito'en que aparece el nombre citado es una cédula fechada a nueve de diciembre de 1608, en la que aparece una nota enviada por el Gobernador D. Carlos de Luna y Arellano al Sr, Obispo Salazar, Esta noticia vino a confirmar la existencia del apellido Rején Arias cuyos posee- ores vivieron en Yucatén a principios del siglo xvu, independientemente del ape- ide Garcia {Anas de] Rején, (Nota de Mireja Prego de Arjona] __ Sir Eric Thompson lo describié en 1962; opiné que no tiene gran importan- cia y aun dudé que fuese auténtico. it aa 24a ‘escribié Bocabulario excelente en esta lengua Maya, muchos Sermo- nes y Sermonarios, con gran propiedad, como si fuera Indio mesmo’. La importancia del hallazgo de este documento es muy significa- tiva debido a que como hemes dicho, los escasos vocabularios espafiol- maya que se conocian son muy incompletos. El Profr. Barrera Vas- quez est en la tarea de transcribirlo siguiendo el mAs riguroso método. Ser él quien haga su estudio filolégico. Mérida, julio de 1939.” La transcripeién a que se refiere la Sra, Priego se hizo con Ia coo- peracién de la Sra, Dorotea Heath de Zapata, como trabajo preli- minar para una edicién anotada y a su vez invertida en una segunda parte, que el entonces director del Instituto Nacional Indigenista don Alfonso Caso se habia comprometido a publicar, pero nunca cumplié su compromiso ni devolvié los originales. Una copia del borrador de Ja transcripcién se us6 para consulta durante la redaccién del Diccio- nario Maya Cordemex. La Akademische Druck-u, Verlagsanstalt de Graz, Austria, publicé en 1972 una edici6n facsimilar, con dos excelentes estudios introduc- torios por el Dr. Ernst Mengin de Copenhague. Las fuentes néimeros 4 y 5 son los dos volimenes maya-espafiol y espafiol-maya del Diccionario de San Francisco, pero lo que cono- cemos ahora como tal es un arreglo realizado por Juan Pio Pérez de tun vocabulario manuserito que pertenecié al convento grande de San Francisco de Mérida, posiblemente compuesto por los frailes del mis- mo. He aqut Ia historia de la presente copia y arreglo perecianos: Desde 1820 Pfo Pérez tuvo noticias de que “en el convento grande de San Francisco existia una compuesta por individuos de aquel orden, mas otros aseguraban que los Prelados del referido convento habfan obsequiado con él al Provisor del obispado Dr. D. Juan Ma. Herrero y Ascaro”. No pudo verificar la noticia porque a principios de 1821 se suprimié el convento y poco después fallecié el sefior Herrero. En 1836, cuando habia emprendido la formacién de su diccionario, supo de boca de un amigo, que el Dr. José Ma, Meneses, “que enton- ces gobemaba la mitra”, posefa un diccionario, un “infolio del tama- fio de un misal” y que haba pertenecido a los frailes. En efecto, “afios después, habiendo contraido amistad con él”, éste le ofrecié sacar una copia de su pufio, Io cual comenz6 a hacer cuando el sefior Pérez se 2a encontraba en Peto a donde su amigo le remitia en cada correo una parte. En el primer cuaderno que le envié, le puso el Dr. Meneses esta advertencia preliminar que hizo las veces de prélogo: “Copia del Diccionario doble de la lengua maya a la castellana y de éste a la maya que s¢ supone formado por los religiosos Franciscanos Fr. Diego de Rivera y Fr. Francisco Boldo y Garcfa, solamente porque firman al fin de la primera parte sin fecha de dia, mes, affo ni lugar. Este ma- nuscrito de letra antigua y algo raido de la polilla y por lo mismo ilegible en algunas partes y cn otras no se entiende bien, por cuyo motivo se omitirén los vocablos que se hallan en tal caso.” Como se ve, el sefior Meneses no se referia para nada al Convento de San Francisco, y don Juan tampoco lo pregunt6, de modo que le entraron dudas respecto de si era o no aquel de que tuvo noticias como exis tente en el convento. Ahora parecia ser otro debido a los frailes Rivera y Boldo. Recibié copias hasta la letra I y no dice la razén de por qué no se las continué remitiendo al sefior Meneses. Esto acontecié por el afio de 1843, Cuando Meneses murié, trat6 don Juan de adquirir el supuesto Diccionario de Rivera y Boldo de los familiares del sefior Meneses, pero éstos le declararon que habia sido sustrafdo de su biblioteca e ignoraban su paradero. Fue en 1865 (segiin Eligio y An- cona), que don Juan obtuvo un diccionario manuscrito, antiguo y voluminoso que inmediatamente se propuso copiar, descubriendo por el cotejo con las partes copiadas por Meneses y su advertencia, que era el que éste habia poseido y pudo asimismo darse cuenta de que se trataba de el del convento por el hecho de que el Sr. Meneses habia “entendido en el abintestado del Dr. Herrera y héchose cargo de la librerfa de éste en la cual existia el diccionario maya que como cosa particular y tinica en su clase habfan regalado los PP. de San Francisco”. Y pudo don Juan Pio también descartar la posibilidad de que el manuscrito hubiese sido obra de los frailes Rivera y Boldo, exa- minando las firmas que aparecian puestas posteriormente sin significar la patemnidad del libro y, ademés, averiguando que Boldo habia vivido en la Sierra (Ticul) a principios del siglo xrx, siendo que el manus- crito a las claras, por su estilo y por su caligraffa, parecia més antiguo. “Se redacté —dice— usando el castellano del siglo diez y siete como 26a 8 continuo uso del do por donde, de las dos Il en decillo, tomallo y otros de este tiempo [...].”* La copia de Pérez no est fechada, pero ya sabemos que fue hecha alrededor de 1855. Es de letra fina y esta dividida en varias partes a saber: El Prélogo que lleva més de 5 paginas; la primera parte, maya-espafiol, que Ilena 93 hojas, siguiéndosele un apéndice que ocu- pa 7 hojas y unas “Adiciones marginales” que ocupan poco més de tuna hoja. La segunda parte espafiol-maya llamada “Diccionario de la Tengua”, va de la hoja 1 a la 87 recto; siguiendo um “Complemento del Diccionario”, hojas numeradas 87b y 87c. En seguida viene “Adi- ciones marginales del Diccionario”, hojas 88 a 101 verso. Total, 204 hhojas escritas a dos columnas més las paginas del prélogo.” El original de donde J. Pio Pérez. extrajo lo que hoy constituye el Hamado Diccionario de San Francisco parece estar perdido para siem- pre. D, Juan cambié la ortografia original y dej6 de copiar, como habia venido haciendo el Padre Meneses, algunas partes dificiles de leer 0 que le parecieron anticuadas. Ignérase dénde se encuentra ac- tualmente el original de esta copia, pero hay disponibles fotocopias, aunque no muy claras, de ella. Hay noticias de que esta en la Univer- sidad Tberoamericana de la Ciudad de México, pero resultaron nega- tivas las gestiones que se hicieron para verificarlas y obtener una copia de él, en caso afirmativo. Este diccionario recibi6 ya los honores de la imprenta. La Akademis- che Druck-u Verlagsanstait de Graz, Austria, public en 1976 un nuevo arreglo afortunado de él, obra del Sr. Oscar Michelon, aunque el espafiol haya tenido algunos descuidos, amén de uno que otro del maya. "EI Diccionario de Ticul es la fuente mimero 6. En realidad es sélo una coleccién de voces espafiolas con su equivalente maya, hallado en 1836 en Ticul por el famoso pionero de la arqueologia maya Fray Esta- nislao Carrillo, quien se lo paso inmediatamente a su amigo don Juan Pio Pérez que a la saz6n ejercia un cargo piblico en esa ciudad. Este, * Juan Pio Pérez; Prélogo de su copia manuscrita del Diccionario de San Francisco, El trabajo de D. Juan Pio Pérez no es solamente una copia, sino una versién particular del manuserito original, que, ademés, fue vuelto a alfabetizar. Qa inmediatamente lo copié tal como se hallaba y de ese modo se dio cuenta del desorden alfabético y de los arcaismos castellanos que con- tenfa, por lo que, diez afios después, hizo un arreglo de él, que no Uegé a publicar en vida; su pariente don Ignacio Peén lo edit6 como obra péstuma en 1898 incluido en un volumen que Ilev6 por titulo “Coordinacién Alfabética de las Voces del Idioma Maya que se hallan en el Arte y Obras del Padre Fr. Pedro Beltran de Santa Rosa, con Jas equivalencias Castellanas que en las mismas se hallan, compuesta por J. P, Pérez”, y que éste mismo habia dejado listo para la impren- ta. En la pagina titular como se ve no aparece mencionado el Diccio- nario 0 Vocabulario de Ticul, pero si en el corto prélogo que escribié para cl volumen mencionado, En éste ocupa el arreglo del manuscrito ticulefio, las paginas 123 a 296 inclusive. Le dio también don Juan el titulo de “Coordinacién Alfabética”, pero inicia el texto de la intro- duccién que le escribié transcribiendo el verdadero thtulo y las notas que le seguian, asf: ‘Vocabulario de la lengua maya que comienza en romance, compuesto de varios autores de esta lengua con las notas siguientes: la t denota que el verbo recibe -tah para pretérito y te para futuro: la p que es pasiva. Dos vocales en la diccién denota ser la silaba larga, ut caan [ka’an}. Esta sefial A denota ser el acento grave cuando est4 sobre la diceién, ut téc [tak], quemar; tah y te significan pretérito y futuro’. Con este epigrafe principiaba el prontuario alfabé- tico de voces que se hall6 en el archivo de libros bautismales del pueblo de Ticul y cuya copia mejor ordenada presento. .. »Tenfa la fecha de 26 de enero de 1690 como se lee al fin de esta copia y es cincuenta y dos afios anterior a Ia impresién, del arte del P. Fr. Pedro Beltran de Sta. Rosa, tnica introduecién que nos queda y que casi ha desaparecido por ser muy raro el cjemplar que sucle encontrarse.”” Fue, pues, este vocabulario producto de varios autores de fines del siglo xv y lo que tenemos ahora con el titulo de “Coordinacién” es un arreglo que hizo de él don Juan Pio Pérez en 1847. Después del liltimo vocablo de la letra z, esta el asiento a que se refiere don Juan: Finis hujus vocabularii, mayensis yucatanensisque linguae die 26 Ja- nuarii anno 1690, pero no parece que hubiera terminado realmente alli, porque siguen dos apéndices, uno sobre términos de parentesco y otro sobre “vocablos que se parecen unos a otros y en la pronuncia- 28a cién se diferencian y significan diversas cosas, por su abecedario”. En la pagina 296 y iltima asenté el trasladador: “Copiado de 154 hojas del original. Véase la nota puesta al fin de la anterior Coordi- nacién alfabética de voces del idioma maya.” No guarda semejanza estrecha con los otros vocabularios espafiol- maya, Motul II, Viena y San Francisco II. El original que venfa acom- pafiado de un corto tratado gramatical est actualmente perdido, de modo que la edicién de 1898 es, por ser la tinica, y lo tinico que queda, valiosa, maxime que también la copia de Pérez est perdida. Tiene alrededor de 6,190 articulos.* ‘La fuente nimero 7 es Pedro Beltran de Santa Rosa en su Arte que tiene innumerables ejemplos del uso de los términos mayas, y en la ya mencionada Coordinacién que hizo don Juan Pio Pérez de las voces mayas usadas en sus obras. Se prefirié ‘el nombre de Beltran al de Coordinacién, bajo el nombre de Pérez; éste se reservé tinica- mente para su obra original, la fuente 8, aunque la compuso usando entre otros el material de Ia Coordinacién, El Padre Beltran de Santa Rosa fue el primer gramético y lexic6- grafo yucateco. En 1740 era maestro de esta lengua y por esa época compuso su “Arte del Idioma Maya Reducido a Sucintas Reglas y Semilexicén Yucateco”, publicado en México en 1746 y reeditado en Mérida en 1859, més de un siglo después, y una “Declaracién de la Doctrina Cristiana en el Idioma Yucateco”, cuya primera edicién data precisamente de 1740 y la ditima de 1912. En esta viltima edicién se Kee la lista de los cargos religiosos que desempefié: “Lector de Teolo- gia, Custodio de la Provincia del Sr. S, Joseph de Yucatén, Revisor de Libros del Tribunal del Santo Oficio de Ia Inquisicién, Comisario del Venerable Orden de Penitencia, Regente de Estudios, Guardian ¢ Hijo de la Santa Recoleccién de Mérida.” La importancia de este autor no estriba solamente en que fue yucateco, sino en que fue tam- bién un revolucionario en el estudio de la lengua maya: reformé su alfabeto, suprimiendo la cedilla e introduciendo la z para suplirlas Ja terminologia de las oraciones catélicas en maya, igualmente las ac- tualiz6 y, por Gltimo, la gramética la redujo a nuevas reglas. Al discu- tir algunos vocablos usados en el lenguaje teolégico, que para entonces "Ver bibliografia, Pérez 1898. 29a habfan tomado otro uso, se refiere varias veces al “Calepino de esta lengua”, dando nimero de folio en que podria hallarse el vocablo que discute, pero no coinciden sus datos con el Diccionario de Motul, por Jo que si es el que él sefiala el famoso Calepino de Ciudad Real, el de Motul no puede ser éste, como supuso don Juan Martinez Her- nindez, Tuvo, parece, a intencién de componer un vocabulario mas extenso que cl que est4 contenido en su Arte, pues en el prélogo a esta obra explica cémo se interesé en la publicacién de tratados lin- giiisticos, al leer el ya raro Arte de San Buenaventura: “[...] que- riendo facilitar més este negocio, lei el Arte del R.P. Fr. Gabriel de San Buenaventura, de Nacién Francesa, Proto maestro de este Idioma, y hasta hoy el tinico que dio su Arte a la prensa: de donde habiendo yo hallado muchos yerros de imprenta, falta de muchas reglas, y re- glas que prescribieron por el contrario uso, me determiné a formar nuevo Arte, con el designio de proseguir haciendo un vocabulario y otras cosas curiosas y necesarias”, Conocemos su obra, pero ignora- mos el lugar preciso de su nacimiento y la fecha, al igual que los de su muerte, Por mucho tiempo, después de Beltran, nadie se ocupé en Yucatén de Ia lengua maya, hasta 1844 que Fray Joaquin Ruz, otro yucateco, publicé una “Gramética Yueateca” (ya no mAs se lamaron Artes), imitando en maya el compendio espafiol de Diego Herrans y Quiroz. Posteriormente, en 1845, dio a luz una “Cartilla o Silabario en Len- gua Maya”, para la ensefianza de los nifios ind{genas, reeditado por Berendt en 1871, en Mérida, Ruz fue prolifico autor en lengua maya, habiendo publicado mAs de una decena ce obras casi todas de carke- ter religioso. El lenguaje maya que us, un poco artificial, ha sido muy discutido. No compuso ningtin diccionario. Nacié en 1772 y mu- 1i6 en 1855 en Mérida. La fuente ntimero 8 es el “Diccionario de la Lengua Maya” de don Juan Pio Pérez, nacido en Mérida en 1798 y muerto en 1859, (Ya nos hemos ocupado necesariamente de él, al referimnos a las fuen- tes 3, 4 y 5.) Dedicd gran parte de su vida en copiar manuscritos mayas antiguos de donde sacar datos para desentrafiar el complicado problema de la cronologia maya, que siempre le preocup6. Pero si bien hizo un ensayo famoso sobre el tema, su obra més notable es la lexi- cogréfica, pues compuso dos vocabularios que citaremos cn seguida y 30a, salvé para Ja posteridad, copiéndolos, el de San Francisco, y el de Ticul, ya mencionados. Sin embargo, debe reconocerse que a él debe- mos Ia existencia actual de varios libros de Chilam Balam, que copié en un volumen Hamado justamente por Carrillo y Ancona “Cédice Pérez”, asi como otros innumerables documentos cuyas copias existen hoy en la Berendt Linguistic Collection, de la Biblioteca del Museo de la Universidad de Pennsylvania, en Filadelfia, E.U.A. Después del viaje de John L. Stephens en 1840, relatado en su libro “Incidents of Travel in Yucatan”, el interés por el estudio de la cultura maya se hizo notable en el mundo, La lengua fue uno de Jos puntos de interés, pero ya don Juan Pio Pérez desde 1820 se habla preocupado de los estudios lexicogréficos y para 1835 habia iniciado a compilacién de materiales, No existian vocabularios disponibles, ex- cepto el semilexicén incluido por Beltran en su Arte.* Don Juan Pio Pérez not6 esto y tomando todas las obras de Bel- trén, extract6 sus voces mayas, las arreglé en orden alfabético compo- niendo la “Coordinacién Alfabética de las voces del Idioma Maya que se hallan en el Arte y Obras del Padre Fr. Pedro Beltran de Santa Rosa” que vino a ser publicado, como ya se dijo, en 1898 después de su muerte, En este volumen incluy6 el mencionado Diccionario de Ticul. Don Juan Pio Pérez dejé al morir, ya redactado hasta la palabra ulchahal, su Diccionario. Habfa logrado una lista alfabética de voces en varios cuadernos a las cuales iba agregando los significados, pero s6lo pudo Hegar hasta aquella palabra; las siguientes estaban sin defi- nici6n. En 1866 su deudo don Carlos Peén y el historiador don Eligio Ancona, poseedor éste de una imprenta, iniciaron la impresién de la obra, en tanto que se encomend6 al sefior Carrillo y Ancona la termi- nacién de lo poco que faltaba para completarla. Este sefior sélo trabajé en algunas palabras y devolvié el manuscrito, mostréndose partidario de que se editase tal como su autor Jo habia dejado. Los editores no eran de este parecer y suplicaron al doctor Karl Hermann Berendt que los ayudase, Accedié, y en 1870 dio cima a su labor, pero el Diccionario no pudo ser terminado de imprimir suspendiéndose por + Bra tan excaso el matetial disponible que el mismo Beltrén de Santa Rots, tun siglo antes, crey6 que San Buenaventura, a quien llamé protomaestro, haba sido el primero en dar a la estampa un arte de Ia lengua maya, ignorando Ja exis- tencia del de Fray Juan Coronel, publieado en México en 1620. 3la azares politicos los trabajos y atin corriendo el riesgo de desaparecer no sélo Jos pliegos ya listos sino los propios manuscritos, que fueron utilizados como trincheras en un episodio de 1867, Once afios des- puis de comenzada la impresién salié a la luz, viniendo a Ilenar una necesidad, el “Diccionario de la Lengua Maya por D. Juan Pio Pérez”, que hasta 1929 1° era cl més grande impreso, El material de que s¢ valié don Juan para componerlo fue el “Diccionario de San Francis- co”, sus extractos de las obras de Beltrén y el “Diccionario de Ticul”, mis los de su investigacién personal. Desgraciadamente, incluyé pocos ejemplos del uso de los vocablos, habiéndole suprimido casi todos los que trae el de San Francisco por haberlos considerado anticuados, Con- tiene més de 16,000 articulos. Los incidentes alrededor de su historia estén contenidos en la introduecién escrita por don Eligio Ancona en 1877. Plo Pérez, como generalmente se le nombra, dejé también ensayos gramaticales manuscritos, hoy en la Berendt Linguistic Collection, en Filadelfia. La fuente mimero 9 es el Diccionario de Elementos del Maya Yu- cateco Colonial, compuesto por Mauricio Swadesh, Marfa Cristina Alvarez y Juan Ramén Bastarrachea Manzano, este ‘ltimo uno de los miembros del equipo del Diccionario Maya Cordemex. Esta fuente contiene los elementos de los vocablos registrados en el Diccionario de Motul, el Diccionario de Juan Pfo Pérez y los extractos del Chilam Balam de Chumayel. La inicié en 1963 ei doctor Swadesh asistido por breve tiempo por Otto Schumann y posteriormente por Juan Ra- mén Bastarrachea Manzano, Ramén ArzApalo Marin también contri- buyé con su asistencia a Swadesh mientras ambos estuvieron en la Universidad de Alberta en Edmonton, Cianadé, el primero cuando estudiaba alli y el segundo cuando estuvo como profesor visitante, Se terminé en 1968 y fue publicado en 1970, como cuaderno 3 del Centro de Estudios Mayas de la Universidad Nacional Auténoma de México, Fue un trabajo realizado en el seno del Seminario de Estudios de la Escritura Maya de dicha Universidad, Su informacién, salvo en pocos casos, es redundante, puesto que sus dos principales fuentes han sido % Fecha en que se publicé la edicién del Diccionario de Motul, de Mart eG pul de Motul, de Martinez 32a también de este Diccionario, pero su metédica estructura ha sido de gran utilidad para un fécil cotejo y para la pronta localizacién de los elementos. La fuente néimero 10 Ia forman varias obras de Ralph L. Roys, notable investigador de la cultura maya, inclusive la etnohistoria y la etmobot4nica, Este investigador trabajé principalmente cn la peninsula de Yucatén, Belice incluido, bajo los auspicios de la Universidad de Tulane, Nueva Orleans, y de la Camegie Institution of Washington después. Su primera gran obra “The Ethno-botany of the Maya”, pu- blicada por el Department of Middle American Research de Tulane, en 1931, es una obra pionera en este campo. Ha servido como guia muy titil aunque st clasificacién botdnica ha sido actualmente supe- rada; lo mismo puede decirse de sus ensayos “Place names of Yuca- tan”, 1935, y “Personal Names of the Maya of Yucatan”, 1940. Sus monografias “The Indian Background of Colonial Yucatan”, 1943, y ©The Political Geography of the Yucatan Maya”, 1957, no han sido superadas y contienen valiosa informacién sobre la organizacién politica de los mayas al momento de la conquista. Nacié Ralph Loveland Roys el 14 de febrero de 1879 en Greenville, Michigan, y murié el 12 de diciembre de 1965. El Diccionario Espafiol-Maya por el doctor Ermilo Solis Alcalé constituye Ja fuente ntimero 11, Esta obra, publicada por el profesor Paulino Novelo Erosa, en 1949, es un importante ensayo de actualizar el espafiol de las fuentes de que se valid su autor para componerlo, que sin duda fueron el Diccionario de Motul y el de Juan Pfo Pérez bésicamente, asi como de hallar equivalencias mayas a términos rela- tivamente nuevos en el castellano, El sefior Solis Alcalé fue médico, pero se interes6 mucho en el estudio de la filologia maya. Publicé una traduccién del “Cédice Pérez” que public6 la Liga de Accién Social de Mérida, en 1948, y varios otros ensayos en la Revista de la Univer- sidad de Yucatén. No se pudo.hallar datos biogrdficos suyos. La “Descripcién Estructural del Maya It del Petén, Guatema- la, G.A. con un Diccionario Itz4-Espafiol, Espafiol-Maya”, es la fuente néimero 12 del Diccionario Maya Cordemex. Es obra de’ Otto Shu- mann G, publicada en 1971 por el Centro de Estudios Mayas de la UNAM como cuademo 6 y fue producto de investigaciones realizadas con el patrocinio del Seminario de Escritura Maya. 38a El autor se refiere a este dialecto del maya yucateco, a sus hablan- tes y a su geografia de este modo: “La lengua que emplea este grupo [its4], aunque cada vez menos, ¢s conocida por sus componentes como ‘maya’; a las personas que la uusan con mayor frecuencia las denominan ‘mayeros’. Aunque los ancianos afirman que pertenecen al itzd caabe, un somero anilisis del habla de esta zona nos permite establecer que no se trata sino de un dialecto de la lengua conocida como maya pen- insular 0 maya yucateco, perteneciente al tronco mayance. “La variante local seleccionada para este trabajo ha sido la de San José, por ser la més conservadora, En la regién iteA se. presentan dos variantes: la hablada en San José Soccotz, y la hablada en San Andrés, Esta diltima muestra una ciara influencia de la forma emplea- da en Yucatin, lo que se explica por el hecho de que San Andrés fue punto de reunién de grupos de poblacién ‘campechana’ (nombre que en Petén designa a todos los procedentes de Campeche, Quintana Roo y Yucatén), que venian huyendo de las condiciones que impuso por un tiempo la Guerra de Clastas en la peninsula. Los itzé indican que Jos ‘campechanos’, que Ilegaron a San Andrés en esa época, recibieron ayuda de Ios mayeros del Petén en las contiendas, pero aseguran que en San José nunca se asent6 poblacién ‘campechana’, Los informantes afirman que la variante que alguna vez se hablé en Flores era igual a la de San José. ”Ya no hay nifios que hablen ite; a la paulatina y vertiginosa desaparicién de la lengua han ayudado diversos factores: el prejuicio de los ‘ladinos’ (mestizos y blancos) peteneros en contra de los indf- genas y la disposicién que el gobernador Ponce impuso durante la década de 1930, segén la cual se prohibfa hablar el maya y se casti- gaba a los nifios que lo hablaran, deben hallarse entre los principales. Por otra parte, a medida que los jévenes itzA asisten a recibir instruc- cién en los centros ladinos, y a medida que mantienen mayores con- tactos ladinos ¢ indfgenas, se atribuye mayor prestigio al ‘aladinamiento’, manifestindose crecientemente la intencién de los indigenas de ser identificados como Iadinos.” #" 4 Schumann, 1971, 34a EI sefior Schumann es lingitista de origen guatemalteco, graduado en la Universidad Nacional Auténoma de México. El objeto de haber incluido este dialecto en el Diccionario Maya Cordemex ¢s el de tener ejemplos de los cambios sufridos por el idio- ma yucateco, debidos al espacio y al tiempo en un medio aislado del grupo original por grandes espacios inhabitadios por el hombre, y para detectar formas que han desaparecido en Yucatén pero que alli han sobrevivido. El nimero 13 corresponde al yucateco modemo. El niimero 13 a secas significa que la autoridad es anénima o que es el equipo redac- tor por entero; cuando esta seguido de siglas, éstas se refieren a un autor moderno particular que esti incluido en la bibliografia. 13cob, Se refiere a un vocabulario de la zona arqueolégica de Cob4, en el Estado de Quintana Roo, recogide en 1974 por el antro- pélogo Juan Ramén Bastarrachea Manzano. 13irf. Corresponde a Luis Romero Fuentes. 13fpu. Se refiere a notas inéditas sobre la lengua maya del inge- niero Florencio Palomo Valencia, hablante estudioso de este idioma y exgobernador de Yucatén, quien tuvo la gentileza de ponerlas nuestra disposicién. 13mrc. Significa la aportacién particular del lingitista yucateco profesor Moisés Romero Castillo. 13ddp. Sefiala la contribucién particular del presbitero Domingo Daul Poot. 1Babv, Se refiere a la aportaci6n particular del Dr. Alfredo Barre- ra Vasquez, director del Diccionario Maya Cordemex. 13mse, Se refiere al material fruto de las investigaciones del doc- tor Munro §. Edmonson de la Universidad de Tulane, estudioso y autor de importantes obras relativas a la lengua quiché: el “Quiché 35a English Dictionary” una traduceién inglesa del “Popol-vuh”, publicados por el Middle American Research Institute de dicha Universidad. El doctor Edmonson graciosamente cedié sus notas para ser usadas en esta obra, 18byv. So refiere al Dr. Robert Blair de la Universidad de Chi- cago y al miembro del equipo del Diccionario Maya Cordemex, Refu- gio Vermont, .,!3nem. Corresponde a la obra “Nomenclatura Etnoboténica Ma- ya”, por Alfredo Barrera Marin, Alfredo Barrera Vasquez y Rosa Maria Lépez Franco, 18std. Se refiere especificamente a la monograffa “La Flora” por el Dr. Paul C, Standley, 18asp. La excelente monografia “La Fauna”, por el Dr. Arthur Sperry Pearse, 13jet. Corresponde a uno de los més conspicuos investigadores de la historia y de la cultura mayas, Dr. J. Eric S. Thompson. 18spe. Corresponde a don Santiago Pacheco Cruz, infatigable defensor y cultivador de la lengua maya, nacido en la Hacienda Kaz- tamay del Estado de Campeche, pero que pas6 la mayor parte de su vida en Yucatén, Maestro de primeras letras, destacé por su honestidad ¥ eficiente trabajo como tal hasta alcanzar todos los grados del esca- lafén del sistema educativo mexicano. Fue un elocuente hablante y escritor de la Jengua maya; produjo un método para aprenderla y un diccionario maya en maya. 13gaan. Notas sacadas de la obra de Thomas W. F. Gaan, sobre los mayas del sur de Yucatén y norte de Belice. 13wbs. Corresponde a las aportaciot les del fil William Brito Sansores, » aera ieee 18rvs, Aportaciones personales de Refugio Vermont Salas. 36a. El grupo de expertos que compuso, bajo la direccién del que sus- cribe, el Diccionario Maya Cordemex, estuvo formado por las siguien- tes personas: Juan Ramén Bastarrachea Manzano, Antropélogo Social, actual- mente investigador en los campos de Etnologia y Antropologia Social del Centro Regional del Sureste, Instituto Nacional de Antropologia ¢ Historia, Secretaria de Educacién Paiblica, en Mérida, Yucatén, El Sr. Bastarrachea Manzano tiene la Maestria en su especialidad, es hablan- te nativo de la lengua maya. Excolaborador del Centro de Estudios Mayas, U.N.AM,, y coautor del Diccionario de Elementos del Maya Yucateco Colonial. William Brito Sansores, Licenciado en Filologia Maya, ex Secre- tario de la Academia de la Lengua Maya, ex profesor de esta lengua en varias escuelas de ensefianza media y autor de varios ensayos sobre la escritura jeroglifica maya. Refugio Vermont Salas. Bachiller en Ciencias Sociales, cont adies- tramiento en lingiifstica en la Universidad de California en Irvine, Estados Unidos. Es coautor con el Dr. Robert W. Blair de la Univer- sidad de Chicago de “Spoken Yucatec Maya”, un método grabado para aprender la lengua maya actual, David Dzul Géngora. Licenciado en Sociologia, graduado en los Estados Unidos; es hablante nativo de la lengua maya, ex investigador del Departamento de Etnologia y Antropologia Social del Centro Re- gional del Sureste, INAH-SEP, en Mérida, Yucatan. Domingo Dzul Poot. Presbitero. Hablante nativo de la lengua maya, con experiencia en la alfabetizacién y en la traduccién a esta lengua de textos biblicos, Contribuyé con su propio idiolecto que representa al habla de Bécal, Campeche, de donde es originario. El resto del personal estuvo formado por estudiantes universitarios y dactilégrafas con experiencia en Ia transcripcién de Ja lengua maya y en el control de papeletas. 37a COMENTARIO SOBRE LA COORDINACION EDITORIAL La labor que por muchos afios realizaron tantos especialistas habria que darle forma y convertitla en libro; participar en la edicién de luna gran obra supone un honor, al mismo tiempo que una enorme responsabilidad, Guando hace varios afios don Federico Rioseco, iniciador de la idea y a quien agradecemos habernos hecho vivir una experiencia poco usual en el medio editorial, nos introdujo con el director de la obra, don Alfredo Barrera Vasquez y su equipo de colaboradores, fuimos contagiados del entusiasmo que por el naciente diccionario sintieron tocios ellos dlesde sw principio. Vivimos con esas personas conflictos nacidos del exceso de respon- sabilidad y carifio por lo que hacian, y fuimos testigos de los muchos problemas de toda indole que al surgir hubieron de solucionar. Al fin, superando con éxito las dificultades pusieron en nuestras manos las trescientas mil fichas que componfan el original. Las labores casi rutinarias establecidas para la produecién de un libro dejaron de serlo debido a las caracteristicas especiales que rodea- ron esta obra desde su inicio, y la confianza depositada en nosotros para llevar a cabo dicha tarea no hubiera podido tener respuesta sin la colaboracién ilimitada de personas y empresas que no s6lo dedicaron sus conocimientos y recursos al servicio de este diccionario, sino que al valorar lo que significa, fueron mas alld de su compromiso, A don Joan Ramén Bastarrachea, quien convivié entre nosotros durante largos meses dedicado a la revisién de fichas y la correccién de galeras y paginas, siempre atento a lo reproducido en lengua maya, y a don Ignacio Sénchez Herrera, cuyo profesionalismo lo hizo indis- pensable como asesor, desde el primer golpe de linotipo, hasta hacerle responsable para la preparacién y organizacién del vocabulario Espafiol- Maya; al personal de Servicio Tipografico Editorial, en especial a su gerente don Roberto Ponce de Leén, quienes con interés, capacidad y no pocas ocasiones inagotable paciencia, colaboraron para ver impreso este Diccionario; a los diferentes talleres de composicién, impresién y encuademacién, y para todos aquellos que intervinieron en los mn- cchos procesos necesarios para levar a cabo la presente edicién, nuestro agradecimiento por haber desempefiado con acierto su labor, y sobre todo por haber sentido el orgullo de lo que estaban realizando. JRF 38a LA LENGUA MAYA YUCATECA La lengua maya yucateca ¢s uno de los més antiguos miembros de una familia cuyo tronco recibe el nombre convencional de protomaya, a su vez miembro de otra familia cuyo tronco, que dio origen a otras lenguas, de las cuales existe en el litoral del Golfo de México el toto- naco y en Oaxaca el grupo mixe-huave, provino de algin otro tronco asidtico. Los glotocronéloges, con sus métodos, han podido concluir que un grupo, el propiamente protomayano, Hegé de alguna parte y se esta~ blecié en un lugar de los altos de Guatemala, y aun precisan: “la Sierra de Cuchumatanes, aproximadamente el afio 2600 a.C.”. De este punto y grupo original que ya habfa comenzado a diversificarse, se desprendié aproximadamente en 1600 a.C., es decir, después de un milenio de haber legado a los Cuchumatanes una faccién para emi- grar al norte hacia las tierras bajas de la peninsula yucateca. Este grupo yucateco, a su ver, tuvo desde temprano una lengua hermana, el lacand6n y, posteriormente, los dialectos itz y mopén, el primero en el Petén de Guatemala y el segundo en Belice, los tres més alla de los sistemas de los rios Candelaria y Hondo, y antes del gran sistema del Usumacinta, Las evidencias muestran que el protomaya, como las otras proto- Ienguas afines de Mesoamérica, bajaron del norte via litoral del Golfo de México, después de haber cruzado el continente desde el extremo noroeste por donde penetraron desde Asia, volviéndolo a cruzar en el Tstmo de Tehuantepec, para establecerse en los altos guatemaltecos. La clasificacién er. familias 0 grupos de dialectos afines a partir del protomayano, ha sido intentada por varios lingitistas; pero para Jos fines de esta obra bastar4 mostrar un resumen de las mAs acepta- bles: se consideran bisicamente 28 dialectos, distribuidos en 10 gru- pos. Cada uno de estos grupos lleva un nombre derivado del dialecto mis tipico o que obviamente ha dado origen a los dialectos de su grupo 0, como en el caso del yucateco, se use un nombre de origen geogréfico. También se le lama simplemente maya, maya propia- mente dicho, y mayat’an, Usase aqui el término dialecto en relacién con el tronco protomaya, pero precisamente porque cada rama se ha diferenciado hasta adquirir caracteristicas gramaticales propias, se con- sideran auténomas y los dialectos tipicos se pueden llamar “lenguas”. 39a

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