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B-17: una “vitamina” peligrosa

Por Fernando Cabanillas


domingo, 24 de diciembre de 2017

Entre un paciente y otro, en un día de clínica, una colega se me acercó para


preguntarme qué es la vitamina B-17. Me sorprendió su pregunta, no porque
yo dudara de sus conocimientos médicos. Es una doctora muy bien preparada
e ilustrada. Lo que me sorprendió fue que preguntara acerca de un tratamiento
para el cáncer que yo pensaba que los médicos y el público general conocían
muy bien. Ahí fue que me percaté que han pasado muchos años desde que
Laetrile o amigdalina, los otros dos nombres de vitamina B-17, fuera un
tratamiento muy popular. Para los que en la década del 70 teníamos ya uso de
razón, esta sustancia es harta conocida, pero no para los más jóvenes. Desde
luego que la juventud médica conoce todas las vitaminas, pero la B-17 no se
enseña en la escuela de medicina. Llegamos hasta la B-12 y ahí nos quedamos.
Alguien se habrá preguntado: ¿qué pasó con la B-13, 14, 15 y 16? ¿Fue que por
error se las saltaron? La realidad es que la B-15 fue un fraude y las otras
fueron errores porque no eran vitaminas, al igual que sucedió con las B4, 8,
10 y 11. Miremos la fascinante historia del tratamiento del cáncer con vitamina
B-17.

Recuerdo perfectamente bien mi primer contacto con Laetrile, que es


esencialmente lo mismo que vitamina B-17, el nombre usado ahora para
mercadearlo. Ocurrió a finales de la década del 70, cuando trabajaba en el
Centro de Cáncer MD Anderson. También fue mi primer encuentro con la
medicina alternativa. En aquel tiempo, Steve McQueen era el artista más
popular y mejor pagado de Hollywood. Desgraciadamente, en 1979 se le
diagnosticó un tipo de cáncer de pulmón conocido como mesotelioma. En
aquella época ese tumor tenía un pronóstico sumamente grave y sus médicos
le auguraron muy poco tiempo de vida. Ya que el Laetrile era ilegal en los
Estados Unidos, McQueen decidió viajar a la ciudad de Tijuana en la frontera
entre California y México, para recibir el tratamiento que le prometió un
curioso personaje, el doctor Ernesto Contreras. Este individuo era médico y
músico. Su pasión por la guitarra casi lo llevó a abandonar sus estudios de
medicina, pero para desgracia de la humanidad no lo hizo, y terminó
especializándose en patología. A los pacientes que viajaban en manadas a
tratarse con él, nunca se les ocurrió cuestionar como es que un patólogo se
consideraba apto para tratar pacientes. Lógicamente, a pesar de la vitamina
B-17, el 7 de noviembre del 1980 murió McQueen.
El descubrimiento de amigdalina, más tarde conocida como Laetrile, lo
hicieron dos químicos franceses en 1830, y la droga se usó como tratamiento
para el cáncer en Alemania unos 60 años después. La mayor fuente de este
producto son las semillas de albaricoque. No tuvo mucho éxito como
tratamiento para el cáncer, particularmente porque era muy tóxico, ya que al
descomponerse, la amigdalina produce cianuro, un potente veneno.

En la década del 50, el doctor Ernst Krebs Sr. produjo una supuesta versión
sintética conocida como Laetrile la cual tuvo alguna popularidad, aunque su
tráfico era ilegal en Estados Unidos. En 1970, su hijo, Ernst Krebs Jr., cuyo
título de doctor era falso porque no tenía ni un bachillerato, ostentosamente
anunció que acababa de descubrir la causa del cáncer, alegadamente una
deficiencia de vitamina B-17. Este “descubrimiento” fue sacado de la manga y
basado totalmente en su imaginación. Para aquel entonces los
norteamericanos ya estaban enamorados de las vitaminas, y Krebs Jr. decidió
aprovecharse de ese romance. Además, al declarar Laetrile como una
vitamina, lo cual no es, ayudaría a que el gobierno no la considerara como una
droga, sino como un producto nutricional, exento de los controles de la FDA.

Desde el principio, los oncólogos estábamos convencidos de que este


tratamiento era un fraude, pero a pesar del fracaso terapéutico con Steve Mc
Queen, el Laetrile se popularizó rápidamente.

En 1979 explota una controversia escandalosa. Chad Green, un niñito de 3


años con una leucemia linfoblástica aguda, una condición enormemente
curable, había alcanzado una remisión completa con quimioterapia. Pero los
padres deciden suspender la terapia tradicional y cambiarla a Laetrile. Los
médicos acuden a corte y el juez decide que lo que están haciendo los padres
es incorrecto: el paciente debe continuar su tratamiento tradicional.
Desobedeciendo la orden del juez, los padres llevan el niño a Tijuana, donde
lo tratan con Laetrile y dosis altas de vitamina C. Diez meses más tarde muere
Chad en Tijuana. La muerte aparentemente fue causada por una intoxicación
con cianuro debido al Laetrile.

Con el propósito de averiguar de una vez por todas si Laetrile era una droga
activa contra el cáncer, el Instituto Nacional de Cáncer decidió patrocinar un
estudio en la Clínica Mayo. En 1982 se publicaron los resultados en la más
prestigiosa revista médica, New England Journal of Medicine. Fue un estudio
prospectivo en 178 pacientes con 11 tipos diferentes de cáncer y el único dato
interesante que salió del estudio fue que varios de los pacientes terminaron
intoxicados con cianuro. Por lo demás, no hubo beneficio ni respuesta
antitumoral en ninguno de los pacientes. De hecho, a los 5 meses la mitad de
los enfermos ya había muerto, y a los 12 meses el 85% ya se había despedido
de este planeta.

La intoxicación con cianuro no debe sorprendernos, ya que sabemos que la


amigdalina al descomponerse genera ese veneno. De hecho, en 1979 el New
England Journal of Medicine ya había publicado el caso de un niño que
accidentalmente ingirió tres pastillas de Laetrile pertenecientes a su padre.
Poco tiempo después el niño estaba muerto, intoxicado con cianuro. No es este
el único caso de envenenamiento debido al Laetrile. Hay docenas más
reportados en la literatura médica.

Después de 1985 la popularidad del Laetrile se esfumó, probablemente debido


a los resultados negativos del estudio de la Clínica Mayo, y también debido a
la decisión de la corte suprema de EE.UU., que prohibió en 1980 el comercio
interestatal de esta droga. Sin embargo, ahora, 30 años más tarde, resurge el
Laetrile (disfrazado bajo otros nombres, entre ellos Vitamina B-17),
aprovechándose de una nueva generación de individuos que ignoran su
peligrosidad.

La medicina alternativa está basada en el uso de “remedios no comprobados”.


Sin embargo, esta droga ya no es un remedio no comprobado … ¡se comprobó
que no funciona! Cuando una droga de medicina alternativa se comprueba
como eficaz, ya sale del ámbito de la medicina alternativa y se convierte en
medicina tradicional, como pasó con los probióticos. ¿Y qué sucede cuando
se prueba que no es eficaz? Pues nada…puede que desaparezca
temporeramente, pero luego continúa como medicina
alternativa, promocionada cada vez con más impunidad. Es el caso de
Laetrile.

La popularidad reciente de esta droga se debe al cuasi religioso culto de los


fanáticos de la medicina alternativa y al marketing fuerte basado en cero datos
científicos. Sus fervientes seguidores y mercaderes la vuelven a promocionar
usando el argumento de que es un producto natural derivado de plantas, y
puede curar o mejorar el cáncer sin toxicidad alguna.

Pero lo más desvergonzado y desfachatado es que, en varias páginas del


internet, el producto aparece rotulado como “FDA approved”. Todo lo
contrario, el FDA, respaldado por la corte federal, lo declaró ilegal. A pesar de
eso, en septiembre del 2000 tres compañías violaron la ley y vendieron tanto
la droga como las semillas de albaricoque por internet. Un juez federal les
ordenó que cesaran la venta de estos productos. Sin embargo, en 2017, las
mismas tres compañías desafiaron la ley nuevamente al vender la droga, lo
que provocó una nueva orden judicial. En esta ocasión, el juez advirtió a los
consumidores del riesgo serio de toxicidad. La FDA mantiene una base de
datos de plantas venenosas donde incluyen esta droga. Pero a pesar de todo
esto, todavía se consigue fácilmente en Amazon, no como Laetrile, sino como
“semillas de albaricoque”. Y también en eBay como vitamina B-17.

¿Y por qué llamarle vitamina B-17 a una sustancia que no es ni vitamina? En


mi opinión ya hay demasiadas vitaminas del grupo B, y por tanto sugiero
cambiarle el nombre a la B-17. Las vitaminas corren desde la A hasta la E. La
lógica nos dice que la próxima debe ser la F. ¿Qué tal vitamina F-4? ¿Por qué?
Porque la B-17 es un gran Fracaso, un gran Fraude de la medicina alternativa
inventada por un Farsante. Además, como el ave Fénix, ha renacido de sus
cenizas y se rehúsa a morir.

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