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DAÑO RESARCIBLE
ARTÍCULO 1737.- Concepto de daño. Hay daño cuando se lesiona un derecho o un interés no
reprobado por el ordenamiento jurídico, que tenga por objeto la persona, el patrimonio, o un
derecho de incidencia colectiva
- El daño debe ser cierto: El daño es cierto cuando puede constatarse su existencia en forma
cualitativa, aún cuando no pueda determinarse su magnitud con precisión. Un daño cierto es lo
opuesto a un daño eventual o hipotético, que no es aptos para generar resarcimiento.
- El daño debe ser personal: Sólo la persona que sufre el perjuicio patrimonial o moral de modo
directo o indirecto se encuentra en posición de demandar la reparación. El daño personal puede ser
directo o indirecto. Es directo cuando el titular del interés afectado es la víctima del ilícito, mientras
que es indirecto cuando el perjuicio propio alegado por el acto es consecuencia de una afectación a
bienes patrimoniales o extrapatrimoniales de otra persona. Un ejemplo de daño directo sería el caso
de que una persona reclame el resarcimiento por una lesión psicofísica que él mismo experimentó;
sería, en cambio, daño indirecto el caso de que una persona demandara por el daño propio a raíz de
la muerte de su hija.
- Lesión a un simple interés no ilegítimo: Para que el daño sea resarcible, éste deberá provenir de la
afectación a un interés no ilegítimo del damnificado. Antes de la vigencia del CCC y a la luz del
Código de Vélez, este tópico ha generado diversas posturas, como se ve en el siguiente cuadro, que
fuera extraído del anterior SAM. Al referirse a cuestiones dogmaticas es útil trabajarlo.
- Subsistencia del daño: El daño debe subsistir al momento de sentenciar. Por lo tanto, si el daño ha
sido indemnizado con anterioridad al dictado de la sentencia (sea por pago o por cualquiera de los
modos extintivos de las obligaciones) la pretensión de reparación no corresponde.
El daño patrimonial es el que se produce en los bienes y derechos que componen el patrimonio de
la persona (arts 15 y 16 CCCN). Este tipo de daño se manifiesta a través del:
- Daño emergente: se denomina asi a la pérdida o disminución de los valores económicos existenes,
que produce el empobrecimiento del sujeto (ejemplo: destrucción del rodado a causa de un
accidente de tránsito).
- Lucro cesante: es la frustración de obtener ventajas económicas que son altamente probables.
Representa una frustración de enriquecimiento (ejemplo: el dinero que se deja de obtener por no
poder trabajar si el vehículo destruido a causa de un accidente de tránsito es un taxi).
Podemos decir que lo que se computa al indemnizarse la disminución sufrida por la víctima es: a) el
lesivo desequilibrio espiritual que la invalidez supone (daño moral), que trataremos en otro
apartado; b) las erogaciones que demanda la pérdida o deterioro en la victima (daño emergente) y c)
las ganancias dejadas de percibir o afectación de las aptitudes productivas de la persona (lucro
cesante y pérdida de chance).
Concepto: Una acción antijurídica es aquella que resulta contraria al ordenamiento jurídico
integralmente considerado. La acción a la cual nos referimos es una conducta, ya sea comisiva u
omisiva, que provoca un resultado. Para ello no se requiere la voluntariedad de la persona. Dentro
de este concepto quedan incluidos los actos habituales e instintivos, y excluidos los actos reflejos o
que provengan de estados de inconsciencia o fuerza irresistible.
ARTÍCULO 1717.- Antijuridicidad. Cualquier acción u omisión que causa un daño a otro es
antijurídica si no está justificada.
La antijuridicidad sustancial (material): tiene un sentido más amplio, ya que comprende no sólo
las prohibiciones expresas, sino también las que se infieren de principios fundamentales como el
orden público, la moral, las buenas costumbres, etc. Esta concebida como la contradicción entre el
hecho del hombre y el ordenamiento jurídico en su conjunto. Esta antijuridicad comprende el
derecho positivo, los principios generales del derecho y el derecho natural. En síntesis consiste en
la violación al alterum non laedere sin causa de justificación alguna.
FACTOR DE ATRIBUCION
Concepto: El factor de atribución constituye el elemento valorativo (axiológico) en virtud del cual
el ordenamiento jurídico dispone la imputación de las consecuencias dañosas del incumplimiento
obligacional o de un hecho ilícito stricto sensu a una determinada persona (Pizarro & Vallespinos,
2014).
Los factores de atribución pueden ser clasificados en subjetivos u objetivos. Entre los primeros
están la culpa y el dolo, mientras que los más relevantes de la segunda categoría son el riesgo
creado, la garantía, el deber calificado de seguridad y la equidad
Factores subjetivos:
Factor objetivo:
Concepto: El factor de atribución es objetivo cuando la culpa del agente es irrelevante a los efectos
de atribuir responsabilidad. En tales casos, el responsable se libera demostrando la causa ajena,
excepto disposición legal en contrario.(ARTÍCULO 1722).
Son los que no tienen en consideración la reprochabilidad de una conducta para atribuir un daño.
Tienen en cuenta otros factores para provocar el desplazamiento. Son factores objetivos, entre otros,
el riesgo creado, la equidad, el abuso del derecho, seguridad (1723), la garantía, solidaridad.
Se caracterizan por: a) Fundar la atribución del incumplimiento obligacional y la responsabilidad
que de él deriva, o la responsabilidad que emerge de hechos ilícitos stricto sensu, en parámetros
objetivos de imputación; b) Con total abstracción de la idea de culpabilidad.
Clases:
Abuso del derecho: Se considera tal el que contraría los fines del ordenamiento jurídico o el que
excede los límites impuestos por la buena fe, la moral y las buenas costumbres.
Seguridad (1723): Cuando el deudor se encuentra obligado a alcanzar resultados o fines los asegura,
por lo que se eleva el rigor de conducta responsable, de acuerdo al art 774 del CCCN. Se prescinde
de consideraciones subjetivas.
Solidaridad: justifica la reparación de daños en ámbitos específicos, casos en los que se manifiesta
especialmente una finalidad redistributiva o de socialización de perjuicios para alcanzar el bien
común (por ejemplo una catástrofe en que el Poder Ejecutivo Nacional podrá disponer de
autorizaciones
a) La teoría del riesgo creado. Según esta teoría, quien es dueño o se sirve de cosas o realiza
actividades que, por su naturaleza o modo de empleo, producen riesgos potenciales a terceros, debe
responder por los daños que ellas ocasionen. En consecuencia, el factor de atribución que rige es
objetivo y es una contrapartida del riesgo creado.
Éste es el criterio que sostienen Pizarro y Vallespinos47, consagrado en los arts. 1757 y 1758 del
CCC. En efecto, la persona que introduce en la sociedad un factor de riesgo responde objetivamente
por el daño causado, se beneficie o no con el mismo.
b) La doctrina del riesgo-beneficio. Según esta doctrina, se debería responder objetivamente por
cualquier riesgo creado, siempre que permita alcanzar un beneficio. En consecuencia, si dicho
beneficio no está presente, no se debería responder objetivamente. El alcance y sentido de la noción
“provecho o beneficio” fue perdiendo gradualmente su contenido económico hasta comprender
cualquier tipo de utilidad o ventaja. Ateniéndonos a esa última interpretación, la teoría del riesgo-
beneficio se acerca notablemente a la teoría del riesgo creado.
c) La doctrina del acto anormal. De acuerdo a esta línea de pensamiento, quien incorpora a la
sociedad un riesgo no debe responder objetivamente por todas las consecuencias perjudiciales que
deriven de él, sino por aquellas que excedan la “normalidad”. Se discute si dicho concepto incluye
la negligencia del agente o no. De algún modo, existiría una aproximación a la idea de culpa, oculta
bajo otra denominación. No parece lógico esto, ya que, de aceptarse esta doctrina, quedarían fuera
del campo del riesgo creado daños como los causados por automóviles, aeronaves en vuelo, etc.,
que, aun respondiendo a la actividad normal, son idóneos para causar graves daños.
Concepto: La relación de causalidad es la necesaria conexión fáctica que debe existir entre la
acción humana y el resultado dañoso producido. La relación de causalidad es el nexo que vincula
materialmente y de manera directa al incumplimiento obligacional o al acto ilícito con el daño, y en
forma sucedánea e indirecta, a éste con el factor de atribución (Pizarro & Vallespinos, 2014, p.137)
Teorias:
En materia de relación causal, el Código Civil y Comercial adopta como principio general la teoría
de la causalidad adecuada (art. 1726), que se funda en un parámetro objetivo de comparación: hay
que establecer, en cada caso, si era previsible que cierto hecho generara determinado resultado, de
acuerdo a lo que habría previsto un hombre medio en el momento del hecho. De lo cual deriva que
en el nuevo Código –en materia de responsabilidad civil- podemos observar los siguientes
supuestos:
c) Responsabilidad objetiva por el hecho de un tercero. En estos casos (v. g., responsabilidad del
principal por el hecho del dependiente, art. 1753 CCC), la relación de causalidad debe ser indagada
en relación a la acción del dependiente y el daño. Si se acredita la misma, ésta se traslada
directamente al principal. Éste último no es un autor mediato, sino un garante de la actuación del
dependiente.
Consecuencias: El CCC sigue los criterios más consolidados sobre el principio de la causalidad
adecuada y la extensión y simplificación de la responsabilidad a las consecuencias inmediatas y
mediatas. Reza el art. 1726: "Relación causal. Son reparables las consecuencias dañosas que tienen
nexo adecuado de causalidad con el hecho productor del daño. Excepto disposición legal en
contrario, se indemnizan las consecuencias inmediatas y las mediatas previsibles"
Consecuencias inmediatas
Son consecuencias inmediatas aquellas que acostumbran suceder según el curso normal y ordinario
de las cosas (art. 1727 del CC). La previsibilidad está implícita en ellas, ya que existe un principio
de regularidad del cual surge que una persona se representa necesariamente dicha consecuencia al
momento de desplegar determinada conducta. Por ejemplo, en el caso de una mala praxis médica, el
suministro de excesiva cantidad de anestesia, la causa inmediata es la muerte de un paciente. Otro
Consecuencias mediatas
Son consecuencias mediatas las que resultan solamente de la conexión de un hecho con un
acontecimiento distinto (art. 1727 del CCC). El vínculo no es directo en este caso, sino que debe
interferir otro hecho que coadyuva a la generación del resultado dañoso. En el caso de mala praxis
médica con contagio de HIV del paciente, la consecuencia inmediata será el contagio de HIV del
paciente y la consecuencia mediata el contagio –a s u vez- de la esposa del paciente por vía sexual
(suponiendo contacto sexual entre ambos esposos). Se trata de dos consecuencias diferentes que
tienen adecuada relación de causalidad entre el hecho (transfusión de sangre) y el daño a las
víctimas, con una diferencia causal en las consecuencias: el HIV del esposo es una consecuencia
inmediata de la transfusión, el HIV de la esposa es una consecuencia mediata. Estas consecuencias
son imputables al autor del hecho cuando las hubiere podido prever o cuando, empleando debida
atención, hubiera podido evitarlas. Dicha previsibilidad debe ser apreciada en abstracto.
EXIMENTES
b) estado de necesidad;
d) asunción de riesgos (esta inclusión del código es a los fines de aclarar que no se trata de una
causa de justificación, como veremos infra);
b) El hecho o culpa de la víctima. Con la vigencia del Código de Vélez, se discutía si debe existir
culpa en la conducta del damnificado para que opere esta eximente o si alcanza con el mero hecho.
Una primera doctrina considera que es necesario que medie la culpa de la víctima. Otra doctrina, en
posición que compartimos, sostiene que el simple hecho de la víctima es suficiente para provocar la
ruptura del nexo causal. Esto puede ser fundamentado por diversas razones, tal como Pizarro y
Vallespinos explican en detalles. Analicemos gráficamente los argumentos que cada doctrina
provee a fin de fundamentar su teoría.
Hecho de terceros: El nexo causal se interrumpe en forma total o parcial cuando se demuestra que
el daño obedece al hecho de un tercero extraño por el cual el agente no debe responder. En dicho
caso, la atribución material del menoscabo se realiza respecto del tercero.
Esta eximente aparece expresamente legislada en el art. 1731: “Hecho de un tercero. Para eximir de
responsabilidad, total o parcialmente, el hecho de un tercero por quien no se debe responder debe
reunir los caracteres del caso fortuito”.
Conforme la norma, el hecho de tercero constituye una causa ajena por la cual el agente no debe
responder.
El tercero por quien no se debe responder debe ser una persona distinta del responsable presunto
(demandado) y de la víctima. Puede ser una persona física o jurídica, de carácter público o privado.
Sin embargo, no cualquier hecho de un tercero es apto para eximir al sindicado como responsable.
Esto es importante aclararlo, ya que la ley, en diversos supuestos, impone a una persona responder
por el hecho de un tercero (v. g., responsabilidad por el hecho del dependiente).
Quedan al margen del concepto de tercero extraño por quien no se debe responder:
a) Los daños causados por el dependiente en ejercicio o en ocasión de sus funciones, respecto del
principal.
e) Aquellas personas por las que legalmente se debe responder (v. g., los menores de edad respecto
de los padres).
b) Respecto del debate sobre el hecho o la culpa del tercero, la doctrina mayoritaria considera que
es necesaria la culpa del tercero. La posición que compartimos es que alcanza el mero hecho del
tercero. Esta última posición fue la recogida por el Código Civil y Comercial.
Para que opere esta eximente es necesaria la constatación de las siguientes circunstancias:
a) Que el hecho del tercero tenga incidencia causal (exclusiva o concurrente).
b) Respecto del debate sobre el hecho o la culpa del tercero, la doctrina mayoritaria considera que
es necesaria la culpa del tercero. La posición que compartimos es que alcanza el mero hecho del
tercero. Esta última posición fue la recogida por el Código Civil y Comercial.
c) El hecho del tercero no debe ser imputable al demandado.Diversos supuestos pueden presentarse:
- Hecho exclusivo del tercero. Provoca la eximición total del demandado.
- Concurrencia del hecho del tercero con la culpa probada o presumida del demandado. En caso de
que concurra la culpa del demandado con la culpa del tercero, responderán solidariamente ante la
víctima y luego podrán ejercitar entre ellos las acciones de regreso. Ahora bien, si la culpa del
demandado incurriera con el hecho inculpable de un tercero, se deberá reducir el monto
indemnizatorio a cargo del demandado. Con respecto al tercero podrá aplicarse la indemnización de
equidad (actuales arts. 1750 y 1742 del CCC).
- Hecho del tercero concurrente con el riesgo creado por el demandado. Esta cuestión fue bastante
debatida durante la vigencia del código derogado y está solucionada por el actual Código.
Caso fortuito o fuerza mayor: El caso fortuito es otro de los factores extraños con idoneidad para
provocar la interrupción del nexo causal entre un hecho ilícito o incumplimiento obligacional y el
daño. El Código de Vélez lo define como aquel que “no ha podido preverse, o que previsto, no ha
podido evitarse”.
El Código Civil y Comercial, al igual que el Código de Vélez, utiliza indistintamente los términos
caso fortuito y fuerza mayor, asignándoles idénticos efectos, siendo indiferente la alusión a uno u
otro vocablo. Ambos términos se utilizan como sinónimos en cuanto a los efectos que producen
b) Inevitable.
c) Actual.
e) Sobrevenido.
Con relación a los efectos del caso fortuito o la imposibilidad de incumplimiento, establece el CCC:
Responsabilidad por caso fortuito o por imposibilidad de cumplimiento. Aunque ocurra el caso
fortuito o la imposibilidad de cumplimiento, el deudor es responsable en los siguientes casos:
a) si ha asumido el cumplimiento aunque ocurra un caso fortuito o una imposibilidad;
b) si de una disposición legal resulta que no se libera por caso fortuito o por imposibilidad de
cumplimiento;
c) si está en mora, a no ser que ésta sea indiferente para la producción del caso fortuito o de la
imposibilidad de cumplimiento;
d) si el caso fortuito o la imposibilidad de cumplimiento sobrevienen por su culpa;
e) si el caso fortuito y, en su caso, la imposibilidad de cumplimiento que de él resulta, constituyen
una contingencia propia del riesgo de la cosa o la actividad;
f) si está obligado a restituir como consecuencia de un hecho ilícito
RESARCITORIA
a) Natura-Especie: La reparación del daño consiste en “el cumplimiento de una obligación a cargo
del responsable y a favor del damnificado, que tiene por objeto resarcir el daño injustamente al
acreedor”. En este sentido, la reparación constituye, en una perspectiva netamente jurídica, el
restablecimiento del equilibrio preexistente que fuera alterado por el evento dañoso, y el
cumplimiento de la justicia y la equidad. La finalidad de la reparación es netamente resarcitoria. En
tal sentido, intenta resarcir el daño compensando el menoscabo. El fundamento del resarcimiento
está dado por el principio de justicia que impone dar a cada uno lo suyo, debiendo restablecer el
equilibrio alterado por el perjuicio causado.
ARTÍCULO 1740.- Reparación plena. La reparación del daño debe ser plena. Consiste en la
restitución de la situación del damnificado al estado anterior al hecho dañoso, sea por el pago en
dinero o en especie. La víctima puede optar por el reintegro específico, excepto que sea parcial o
totalmente imposible, excesivamente oneroso o abusivo, en cuyo caso se debe fijar en dinero. En el
caso de daños derivados de la lesión del honor, la intimidad o la identidad personal, el juez puede, a
pedido de parte, ordenar la publicación de la sentencia, o de sus partes pertinentes, a costa del
responsable.
PREVENTIVA
Concepto: ARTÍCULO 1710 Deber de prevención del daño. Toda persona tiene el deber, en cuanto
de ella dependa, de:
b. adoptar, de buena fe y conforme a las circunstancias, las medidas razonables para evitar que se
produzca un daño, o disminuir su magnitud; si tales medidas evitan o disminuyen la magnitud de un
daño del cual un tercero sería responsable, tiene derecho a que éste le reembolse el valor de los
gastos en que incurrió, conforme a las reglas del enriquecimiento sin causa;
ARTÍCULO 1711.- Acción preventiva. La acción preventiva procede cuando una acción u omisión
antijurídica hace previsible la producción de un daño, su continuación o agravamiento. No es
exigible la concurrencia de ningún factor de atribución.
Procede contra actos u omisiones antijurídicas, por lo que el hecho generador debe ser, en principio,
ilícito. Podría no estar excluido el caso de acto lícito dañoso o con potencialidad dañosa, aunque
debe ser apreciado más restrictivamente
Sentencia. La sentencia que admite la acción preventiva debe disponer, a pedido de parte o de
oficio, en forma definitiva o provisoria, obligaciones de dar, hacer o no hacer, según corresponda;
debe ponderar los criterios de menor restricción posible y de medio más idóneo para asegurar la
eficacia en la obtención de la finalidad.
El anteproyecto establecía las funciones del derecho de daños indicando que el sistema tiene
tres claras funciones: la resarcitoria, la preventiva y al punitiva. Quienes elaboraron el
anteproyecto de Código Civil y Comercial señalaban que la función resarcitoria es relevante en
el sistema, pero que la preventiva es propia de esta materia y que los daños punitivos se
encuentran ya incorporados en el derecho argentino y resultan aplicables a una gran cantidad de
supuestos de responsabilidad por daños en el ámbito de las relaciones de consumo. Por lo tanto,
el anteproyecto de Código Civil incluía una norma que establecía expresamente las tres
funciones, una resarcitoria, una preventiva y otra punitiva. Esta última estaba titulada en el
proyecto como “sanción pecuniaria disuasiva”. En el proyecto elaborado por la comisión de
reformas se preveía la función tripartita: prevención, resarcimiento y punición (art. 1708), las
que fueron mantenidas en el proyecto del Poder Ejecutivo. En efecto, el mencionado artículo
1708 establecía: “Funciones de la responsabilidad. Las disposiciones de este Título son
aplicables a la prevención del daño, a su reparación, y a los supuestos en que sea admisible la
sanción pecuniaria disuasiva”. En concordancia, el articulo artículo 1714 establecía la llamada
“sanción pecuniaria disuasiva”, referida a la función punitiva; el artículo 1715 regulaba incluso
la solución en caso de que la punición fuera excesiva.
Bueno es aquí decir que, de las tres funciones de la responsabilidad civil, la punitiva ha sido
resistida en la doctrina argentina. Algunos autores consideran que es una función propia del
derecho penal y extraña al derecho privado. En tal sentido, entienden que al incorporar los
llamados daños punitivos a nuestro derecho privado “se mezcla ridículamente lo civil con lo
penal y lo administrativo”
Facultades del juez. En el supuesto previsto en el artículo 1714 el juez puede dejar sin efecto,
total o parcialmente, la medida.
…sumas de dinero que los tribunales mandan a pagar a la víctima de ciertos ilícitos que se suman a
las indemnizaciones por daños realmente experimentados por el damnificado, que están destinados
a punir graves inconductas del demandado y a prevenir hechos similares en el futuro. (Pizarro,
1992, pp. 291-292).
En nuestro país tenemos una sola experiencia respecto de los daños punitivos y está contemplada en
el art. 52 bis de ley 24240 (ley 26361 B.O. 07.04.2008), que reza:
Daño punitivo. Al proveedor que no cumpla sus obligaciones legales o contractuales con el
consumidor, a instancia del damnificado, el juez podrá aplicar una multa civil a favor del
consumidor, la que se graduará en función de la gravedad del hecho y demás circunstancias del
caso, independientemente de otras indemnizaciones que correspondan. Cuando más de un
proveedor sea responsable del incumplimiento responderán todos solidariamente ante el
consumidor, sin perjuicio de las acciones de regreso que les correspondan. La multa civil que se
imponga no podrá superar el máximo de la sanción de multa prevista en el art. 47, inc. b de esta ley.
Ateniéndonos al texto de la norma, el único requisito para que proceda la aplicación de los daños
punitivos sería la hipótesis de un incumplimiento de las obligaciones del proveedor, sin necesidad
de que haya mediado un factor subjetivo de atribución ni la existencia de un daño efectivo o un
lucro experimentado por el proveedor a raíz del evento. Ante estas flaquezas, la doctrina ha
intentado salvar por vía interpretativa sus deficiencias, aunque limitada obviamente por los confines
de la deficiente norma, Así es que la doctrina ha reinterpretado (contra legis) la norma,
considerando –con mejor criterio- que no puede bastar el sólo incumplimiento; es necesario que se
trate de una conducta grave que manifieste dolo o culpa grave.
Respecto del monto de la multa, encontramos el art. 47, inc. “b” de la ley 26361, que pareciera
querer subsanar la situación al dejar establecido un parámetro dentro del cual deben estar fijados los
daños punitivos. Se predica la inconstitucionalidad de la norma.
Con respecto al destino de la multa, es la víctima quien lo percibe. Cuestión que ha sido también
criticada, por cuanto hubiera sido preferible que el destinatario sea el estado
Las modificaciones introducidas en materia de daños y perjuicios por este punto se encuentran
desde la Sección 5ª a la 9ª, es decir, desde los arts. 1749 a 1771 del CCC. Refieren:
1. responsabilidad directa;
4. responsabilidades especiales.
Así, tenemos:
a "Responsabilidad directa" (arts. 1749 a 1752).
responsabilidad por el hecho de los dependientes (art. 1753), la responsabilidad paterna por el hecho
de los hijos (arts. 1754 a 1756) y la de otras personas encargadas –tutores, curadores y
establecimientos que tienen a su cargo personas internadas- (art. 1756).
de la persona jurídica (art. 1763), de los establecimientos educativos (1767), de los profesionales
liberales (art. 1768), remisión de los accidentes de tránsito a la norma sobre daños producidos por la
intervención de las cosas y el hecho de determinadas actividades (art. 1769), protección de la vida
privada (art. 1770), acusación calumniosa (art. 1771). Inaplicabilidad de las disposiciones del
Capítulo 1 "Responsabilidad civil" a la responsabilidad del Estado de manera directa ni subsidiaria
(arts. 1764 y 1765), como así tampoco a la responsabilidad civil de los funcionarios y empleados
públicos (art. 1766); ambas responsabilidades que se rigen según el CCC por las normas del
derecho administrativo nacional o local, según corresponda.
Concepto: cuando el daño es producido por la acción directa del responsable. Es decir, quien
ejecuta la conducta dañosa coincide con quien debe responder..
La unidad del fenómeno de la ilicitud.- La responsabilidad por el hecho propio surge cuando el
daño es producido por la acción directa del responsable. Es decir, quien ejecuta la conducta dañosa
coincide con quien debe responder, y conforme el texto del nuevo Código, se confiere unicidad al
régimen de la responsabilidad contractual y extracontractual.
La víctima podrá accionar contra el responsable directo (por ejemplo, el "dependiente"), conforme
al art. 1749 del CCC, y contra su responsable “garante” o “reflejo”, según sea la doctrina que
sigamos. Así por ejemplo el "comitente" de ese "subordinado", conforme al art. 1753 del nuevo
En la Sección 6ª "Responsabilidad por el hecho de terceros" (arts. 1753 a 1756 del CCC), se
engloban las hipótesis de responsabilidad civil por el hecho de otros.
-Fundamento de la responsabilidad del principal El art. 1753 del CCC es claro al determinar que el
principal responde objetivamente por los daños causados por su subordinado. Es decir que no se
tiene en cuenta la conducta del principal en el hecho, ya que ella es ajena al factor de atribución
objetivo (conf. art. 1722 del CCC). Ahora bien, la cuestión radica en discernir cuál es el factor
objetivo de atribución de la responsabilidad civil del principal por el hecho del subordinado. El
factor de atribución objetivo en la responsabilidad del principal por el hecho del dependiente lo
constituye la garantía, esto es, que el comitente garantiza que, si el dependiente causa un daño en
ejercicio o con ocasión de las funciones encomendadas, él responderá ante el damnificado, sin
perjuicio de la responsabilidad civil directa del propio agente dañoso, según el art. 1749 del CCC.
-Requisitos de la responsabilidad del principal Entre los requisitos para que se torne procedente esta
responsabilidad, se encuentra: 1) el hecho ilícito del dependiente; 2) la existencia de relación de
dependencia o subordinación amplia entre el principal y el subordinado; 3) la relación entre la
función encomendada y el hecho dañoso; 4) la relación adecuada entre el evento y el daño; 5) el
daño sufrido por un tercero. De la lectura de la norma podemos decir advertir que el principal
responderá por el hecho ilícito de su subordinado aun actuando con cosas de su propiedad, y
también por el daño provocado por éste aunque no haya tenido discernimiento al momento del
hecho dañoso, según el art. 1753, 2º párrafo, del CCC: "La falta de discernimiento del dependiente
no excusa al principal", agregado que no se incluye en el art. 1113 del Código derogado. Si bien se
entiende que este presupuesto se encuentra comprendido en el mencionado art. 1113, en el CCC, la
norma aclara esta circunstancia para salvar toda duda que pueda existir al respecto.- El principal
responderá por los hechos dañosos de sus subordinados en el ejercicio de sus funciones, como por
aquellos perjuicios provocados por ellos en ocasión de las mismas, es decir que si la función dio la
ocasión para la comisión del daño, el principal igualmente deberá responder. Todo conforme a
relación de causalidad adecuada prevista en el art. 1726 del CCC.
-Carácter de la responsabilidad del comitente. Eximentes La responsabilidad del principal es
excusable, si acredita la interrupción total o parcial de la relación causal por causas ajenas.- Con la
nueva norma queda claro que el principal podrá eximirse de responsabilidad, además de poder
demostrar que no era su dependiente el que causó el daño, que no existía entre él y éste relación de
dependencia y que no había vínculo entre la función encomendada y el daño, porque éste había sido
ocasionado fuera del ejercicio de la misma o fuera de la ocasión, que el perjuicio se debió a una
Conforme la norma, los padres son solidariamente responsables por los daños causados por los hijos
que se encuentran bajo su responsabilidad parental y que habitan con ellos, sin perjuicio de la
responsabilidad personal y concurrente que pueda caber a los hijos.
ARTICULO 643.-Delegación del ejercicio. En el interés del hijo y por razones suficientemente
justificadas, los progenitores pueden convenir que el ejercicio de la responsabilidad parental sea
otorgado a un pariente, sin perjuicio de lo establecido en el artículo 674. El acuerdo con la persona
que acepta la delegación debe ser homologado judicialmente, debiendo oírse necesariamente al hijo.
Tiene un plazo máximo de un año, pudiendo renovarse judicialmente por razones debidamente
fundadas, por un período más con participación de las partes involucradas. Los progenitores
conservan la titularidad de la responsabilidad parental, y mantienen el derecho a supervisar la
crianza y educación del hijo en función de sus posibilidades.
ARTICULO 1754.-Hecho de los hijos. Los padres son solidariamente responsables por los daños
causados por los hijos que se encuentran bajo su responsabilidad parental y que habitan con ellos,
sin perjuicio de la responsabilidad personal y concurrente que pueda caber a los hijos. Igual
régimen es aplicable al hijo que sólo tiene un vínculo filial establecido.
Acción de la víctima El damnificado podrá accionar tanto contra el progenitor como contra el hijo
menor, mayor de 10 años, por el daño causado por éste, por lo que resulta innecesario demandar a
este último para tener por responsable al primero (conf. art. 1773 del CCC); aunque, si se pretende
ejercer la acción contra el hijo, tendrá que demandárselo para garantizar su ejercicio del derecho de
defensa en juicio (Sagarna, 2014).
En el Código Civil de Velez el daño causado por el riesgo o vicio de la cosa consagraba:
- Una presunción de responsabilidad contra el dueño o guardian de la cosa
Art. 1757. Hecho de las cosas y actividades riesgosas. Toda persona responde por el daño causado
por el riesgo o vicio de las cosas, o de las actividades que sean riesgosas o peligrosas por su
naturaleza, por los medios empleados o por las circunstancias de su realización.
La responsabilidad es objetiva. No son eximentes la autorización administrativa para el uso de la
cosa o la realización de la actividad, ni el cumplimiento de las técnicas de prevención.
Art. 1758. Sujetos responsables. El dueño y el guardián son responsables concurrentes del daño
causado por las cosas. Se considera guardián a quien ejerce, por sí o por terceros, el uso, la
dirección y el control de la cosa, o a quien obtiene un provecho de ella. El dueño y el guardián no
responden si prueban que la cosa fue usada en contra de su voluntad expresa o presunta.
En caso de actividad riesgosa o peligrosa responde quien la realiza, se sirve u obtiene provecho de
ella, por sí o por terceros, excepto lo dispuesto por la legislación especial.
Se han realizado diferentes formulaciones respecto de qué debe entenderse por el hecho de la cosa.
En opinión de Pizarro y Vallespinos (2008), para la configuración del hecho de la cosa, es necesario
que la misma haya intervenido activamente en la producción del daño, escapando del control del
guardián.
Se suele distinguir entre “hecho del hombre” y “hecho de la cosa: Nos encontramos frente al hecho
del hombre cuando un agente es autor del hecho dañoso y no deja de ser tal aunque haya utilizado
instrumentos exteriores para el logro de sus fines, o cuando ha utilizado una cosa para causar el
daño, pero la misma fue un mero instrumento que obedeció pasivamente a su voluntad.
Normalmente, esta responsabilidad cae en el factor subjetivo de atribución por culpa. Sin embargo,
en algunos casos se ha cuestionado esta última conclusión, admitiendo supuestos en los cuales el
hecho del hombre pasa a tener un factor objetivo de atribución, como es en el caso de las
actividades riesgosas.
El hecho de la cosa es aquel en el cual el daño se produce por su intervención activa. Algunos
autores consideran que no debe mediar participación activa del hombre, lo cual es discutible.
Podemos decir que nos encontramos frente al daño causado por una cosa cuando sea por su propio
dinamismo o por acción de fuerzas externas; el guardián pierde el control de la cosa, la cual no se
comporta como un instrumento pasivo ni obediente en sus manos. Un buen ejemplo de esto es el
provisto por Pizarro y Vallespinos, (2014) respecto de la caldera que explota, causando daños a
terceros.
Tal como se señala en los fundamentos del Anteproyecto, luego de la reforma de la ley 17711 al
artículo 1113 del Código Civil (que analizamos antes), se ha desarrollado una amplia y consolidada
doctrina jurisprudencial sobre la interpretación en torno al riesgo o vicio de la cosa, por lo cual la
nueva legislación mantiene esa regulación. Pero también es necesario incluir el concepto de
actividad riesgosa, que la mayoría de la doctrina argentina ha aprobado. La inclusión de la actividad
riesgosa sin ninguna precisión hace que cualquier actividad humana pueda ser considerada tal,
generalizando la responsabilidad de modo excesivo y sin precedentes en el derecho comparado. Por
estas razones, el texto contempla dos los supuestos claramente señalados y limitados: i) el daño
causado por el riesgo o vicio de las cosas y ii) las actividades que sean riesgosas o peligrosas por su
naturaleza, por los medios empleados o por las circunstancias de su realización.
En efecto, el texto del art. 1757 del CCC reemplaza la segunda y tercera parte del art. 1113 del
Código de Vélez. Establece el riesgo creado y el vicio de las cosas y actividades riesgosas o
peligrosas que constituyen un factor objetivo de atribución.
Se distingue entre riesgo y vicio. Pero se suprime la responsabilidad por los daños causados con las
cosas, fundada en la presunción de culpa.
El riesgo supone la eventualidad –posibilidad- de que una cosa llegue a causar un daño. El vicio
constituye un defecto de fabricación o funcionamiento que la hace impropia para su destino normal.
La norma que regula el riesgo creado (por riesgo o vicio de la cosa) ratifica la idea de prescindencia
de culpa, pues el factor de atribución es objetivo.
Según enseña Galdós se suprime en el artículo la categoría de daños con las cosas, que regulaba el
art. 1113. La mayoría de la doctrina asimilaba este supuesto al riego de la cosa. Al eliminarse el
daño con las cosas, el factor de atribución será objetivo o subjetivo según se trate de un daño
causado por el hombre o por el hombre valiéndose de una cosa que es instrumento de su acción (que
es subjetiva), y por otro lado los daños causados por cosas riesgosas o con vicios (que es objetiva).
En el mismo sentido se entiende que quedó eliminada la categoría de los daños “con las cosas”
quedando regulada la hipótesis del daño causado por el riesgo o vicio de las cosas y la actividad
riesgosa
Las actividades riesgosas o peligrosas son aquellas que pueden ocasionar un daño. Se incorpora, de
este modo, la idea del “riesgo de empresa”, pues la actividad es vista como algo complejo, un
proceso de actividades conjuntas que conjuga elementos humanos, es decir, la intervención del
hombre, como también elementos mecánicos (maquinarias) y materiales (como pueden ser
sustancias).
b) En estos casos la cosa escapa total o parcialmente del dominio o control del guardían, no
respondiendo a la voluntad del que la emplea o utiliza
c) En estos casos se desdibuja el carácter de autor del sujeto ya que la cosa adquiere protagonismo
al desprenderse de su control
b) Se les confiere el mismo régimen que al de la responsabilidad por riesgo o vicio de la cosa.
c) Responden por el ejercicio de las actividades riesgosas o peligrosas quien las realiza, se sirve u
obtiene provecho de ellas
Definición de producto y servicio defectuoso: Los productos y servicios son aptos para satisfacer
en mayor o menor grado las necesidades y exigencias de los consumidores, los cuales,normalmente,
tendrán un margen subjetivo para aprobarlos o reprobarlos. Cabe destacar que, dentro de los
productos defectuosos, se distinguen normalmente tres tipologías básicas de peligrosidad: a) los
vicios de fabricación; b) los vicios de concepción (diseño, proyecto y construcción); c) los vicios de
comercialización (instrucciones o información).
-Defectos de fabricación Aparecen de modo aislado en una o varias unidades de una serie, son
regulares y pueden producirse por falla de alguna máquina o por error humano durante la
producción. Normalmente, el producto se desvía del diseño previsto en virtud de estas deficiencias
que no son detectadas y que lo tornan inapto para su destino. Estas fallas son habitualmente
previsibles estadísticamente dentro de los índices de falibilidad de un proceso de producción. En tal
sentido, también son difícilmente evitables, en tanto están incluidas en el porcentual de riesgo no
susceptible de ser eliminado en términos de eficiencia económica. Ejemplos de estos tipos de daños
son los que se producen durante las etapas de fabricación, montaje, manipulación o
acondicionamiento de productos.
-Defectos de diseño Los mismos no afectan a una unidad individual, sino a toda la serie,
obedeciendo a deficiencias en el proceso de diseño y proyecto del producto. Normalmente
involucran fallas de decisión empresarial previa a la fabricación del producto, ensamblado y control
de calidad. Dado que los proveedores de bienes y servicios son profesionales, se espera de parte de
ellos la conducta de expertos. Este tipo de defectos es evitable, pero difícilmente previsible
estadísticamente.
-Defectos de instrucción o información Estos defectos se suelen presentar en productos que, pese a
haber sido fabricados para el uso al que se destinan, por tener determinadas características
peligrosas, previsibles para terceros, por su complejidad o por cualquier otra razón deben ir
acompañados con instrucciones sobre el modo de empleo a fin de prevenir daños al destinatario.
Cuando el producto no advierte adecuadamente los riesgos que su uso implica, o el modo de
utilización seguro y adecuado, causando un daño al usuario o consumidor, el roveedor profesional
podrá ver comprometida su responsabilidad.
Régimen legal
Previo ingreso al régimen establecido por la ley 24240 y sus modificatorias, debemos decir que la
complementación del derecho del consumidor dentro del Código Civil y Comercial implica una
profunda armonización y sistematización entre los distintos componentes del sistema de protección
jurídica del consumidor: la Constitución Nacional (arts. 42 y 43), la ley especial 24240 y el Código
Fundamento de esta responsabilidad El fundamento de la obligación de resarcir que pesa sobre los
legitimados pasivos es de carácter objetivo, basado en la idea de riesgo de empresa. En
consecuencia, la liberación de los sindicados como responsables se producirá solamente en caso de
que logren acreditar la existencia de una causa ajena que interrumpa el nexo causal.
Legitimación activa y pasiva La legitimación activa y pasiva surge de los primeros artículos de la
ley 24240. Respecto de la legitimación activa, es indudable que corresponde al consumidor, cuya
noción debe ser buscada en el art. 1º de la Ley 24240, que reza:
Objeto. Consumidor. Equiparación. La presente ley tiene por objeto la defensa del consumidor o
usuario, entendiéndose por tal a toda persona física o jurídica que adquiere o utiliza objetos bienes o
servicios en forma gratuita u onerosa como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo
familiar o social. Queda comprendida la adquisición de derechos en tiempos compartidos, clubes de
campo, cementerios privados y figuras afines. Se considera asimismo consumidor o usuario a quien,
sin ser parte de una relación de consumo, como consecuencia o en ocasión de ella adquiere o utiliza
bienes o servicios como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social, y a
quien de cualquier manera está expuesto a una relación de consumo. Como se puede observar, la ley
no sólo legitima al consumidor y usuario a reclamar los daños causados por el riesgo o vicio de la
cosa o servicio, sino también a todo aquél que adquiere o utiliza los bienes o servicios onerosa o
gratuitamente, como destinatario final, para sí o su grupo familiar.
…a los fines de la tutela normativa por daños causados por riesgo o vicio del producto, deben ser
tratados como consumidores pues están dentro de la esfera de protección legal y, consecuentemente
legitimados activamente para accionar en los términos del art. 40 de la ley 24240. La legitimación
pasiva suele conformarse por todos aquellos sujetos que intervienen en la cadena de producción,
comercialización, e inclusive transporte del producto defectuoso. Todo ello, a fin de prote ger a la
víctima del daño y fundado en el factor de atribución objetivo del riesgo creado o de empresa.
En nuestro régimen legal debemos tener en cuenta el art. 2 de la ley 24240, que establece que el
proveedor:
Es la persona física o jurídica de naturaleza pública o privada, que desarrolla de manera
profesional, aun ocasionalmente, actividades de producción, montaje, creación, construcción,
transformación, importación, concesión de marca, distribución y comercialización de bienes y
servicios, destinados a consumidores o usuarios. Todo proveedor está obligado al cumplimiento de
la presente ley. Asimismo, la ley excluye del concepto de proveedor a los profesionales liberales
que requieran para su ejercicio el título universitario y la matrícula.
La norma es bastante clara, a lo que debemos agregar que el art. 40 detalla el abanico de posibles
sindicados como responsables, los cuales responderán solidariamente ante la víctima sin perjuicio
de las acciones de regreso que luego pudieran ejercer entre ellos:
-Prueba: Respecto de la prueba, como regla, quien tiene una pretensión debe demostrar la existencia
del daño, el defecto del producto y la relación de causalidad entre el daño y la conducta del
sindicado como responsable. Ya que se trata de supuestos de responsabilidad objetiva, no
corresponde probar la culpa de los legitimados.- pasivos. En el marco del art. 40 de la Ley 24240, la
constatación de la relación causal se proyecta sobre todos los legitimados pasivos hasta tanto
acrediten la ruptura del nexo causal, cuya prueba y alegación les corresponderá a los mismos.
Daño directo: Dentro del marco legislativo vigente, las pautas que aporta el nueco CCC, en
materia de daños derivados de las cosas, se integran al sistema de protección juridica de los
consumidores, junto a la Constitución Nacional (arts 42 y 43) y a la ley especial 24240 y sus
normas modificatorias. En relación a ésta ultima, el supuesto de responsabilidad objetiva lo
encontramos en sus arts 40 y 40bis. Artículo 40. — Responsabilidad solidaria. Si el daño al
consumidor resulta del vicio o riesgo de la cosa o de la prestación del servicio, responderán el
productor, el fabricante, el importador, el distribuidor, el proveedor, el vendedor y quien haya
puesto su marca en la cosa o servicio. El transportista responderá por los daños ocasionados a la
cosa con motivo o en ocasión del servicio. La responsabilidad es solidaria, sin perjuicio de las
acciones de repetición que correspondan. Sólo se liberará total o parcialmente quien demuestre que
la causa del daño le ha sido ajena. Artículo 40 bis. — Daño directo. El daño directo es todo
perjuicio o menoscabo al derecho del usuario o consumidor, susceptible de apreciación pecuniaria,
ocasionado de manera inmediata sobre sus bienes o sobre su persona, como consecuencia de la
acción u omisión del proveedor de bienes o del prestador de servicios. Los organismos de
aplicación, mediante actos administrativos, fijarán las indemnizaciones para reparar los daños
materiales sufridos por el consumidor en los bienes objeto de la relación de consumo. Esta facultad
sólo puede ser ejercida por organismos de la administración que reúnan los siguientes requisitos: a)
La norma de creación les haya concedido facultades para resolver conflictos entre particulares y la
Factor de atribución objetivo / eximentes. El fundamento de la obligación de resarcir que pesa sobre
los legitimados pasivos es de carácter objetivo, basado en la idea de riesgo de empresa. En
consecuencia, la liberación de los sindicados como responsables se producirá solamente en caso de
que logren acreditar la existencia de una causa ajena que interrumpa el nexo causal (caso fortuito,
hecho del tercero extraño, y hecho de la víctima), por lo general, el hecho de ciertos terceros por
quienes no debe responder o el uso abusivo o irrazonable del producto por la víctima.
Acerca del derecho del consumidor. -Muchas veces, los productos y servicios concebidos para
satisfacer en mayor o menor grado las necesidades y exigencias de los consumidores, se tornan
inaptos para su destino debido a ciertas deficiencias que pueden presentar, entre las que se
distinguen normalmente tres tipologías básicas de peligrosidad: a) los vicios de fabricación; b) los
vicios de concepción (diseño, proyecto y construcción); c) los vicios de comercialización
(instrucciones o información). Cuando a consecuencia de ellas, se producen daños a los
consumidores, usuarios o a terceras personas, se genera la obligación del productor de alertar al
consumidor en caso de ser conocida, retirar el producto del mercado y/o indemnizar los daños
generados, según el caso.
El concepto de actividad riesgosa está íntimamente relacionado con la actividad industrial, cuyas
circunstancias ordinarias de desenvolvimiento generan un peligro potencial para terceros. No
importa para su configuración si en la actividad riesgosa intervenía o no una cosa, o si lo hacía
activa o pasivamente. De hecho, el vocablo “actividad” indica la existencia de uno o varios hechos
humanos aisladamente, o con la combinación de elementos externos, materiales o inmateriales.
Explican Pizarro y Vallespinos, (2014) que el carácter riesgoso de la actividad se origina en
circunstancias extrínsecas, de persona, tiempo y lugar, que la convierten en peligrosa para terceros.
La ponderación de tales circunstancias, al igual que la incidencia riesgosa de la misma, debe ser
analizada en abstracto, prescindiendo de la conducta del sindicado como responsable, que podría ser
asimismo reprochable.
-Legitimación pasiva: La responsabilidad recae sobre quien genera, fiscaliza, supervisa, controla o
potencia en forma autónoma la actividad riesgosa. Si bien esta figura da pie al riesgo de empresa,
ello es sólo una posibilidad, siendo la actividad empresarial o de un simple sujeto de derecho que
organice esta actividad con o sin fines de lucro. Según la norma, la legitimación pasiva por
actividad riesgosa recae sobre “quien la realiza, se sirve u obtiene provecho de ella, por sí o por
-Eximentes Las eximentes que rigen esta responsabilidad son las del sistema de responsabilidad
objetiva;
a) El uso de la cosa en contra de la voluntad (expresa o presunta) del dueño o guardián sólo
configura una eximente aplicable en materia de responsabilidad por actividades riesgosas cuando
ese riesgo derive de la naturaleza de las cosas utilizadas.
b) Acreditado que el daño fue causado por una actividad riesgosa y con relación causal adecuada, la
causa desconocida no exime.
c) Siendo la responsabilidad de naturaleza objetiva, no configura eximente la prueba de haber sido
diligente respecto de las condiciones que imponía la actividad. Entre los principales supuestos de
aplicación encontramos:
- La responsabilidad del conductor de un automotor está incluida dentro de la actividad riesgosa con
factor objetivo de atribución.
-Los accidentes de automotores, cualquiera sea su forma y modo de producción, quedan atrapados
en el art. 1757, de conformidad al art.1769 del CCC.
- La responsabilidad del principal por el hecho del dependiente puede experimentar una mutación
desplazándose al ámbito de los daños causados por el hecho propio. Quien utiliza un dependiente
amplía su esfera de acción, respondiendo por sus actos en forma objetiva.
- La mayoría de los infortunios laborales son comprendidos por el riesgo de la actividad realizada.
- En opinión de Pizarro y Vallespinos (2014), la responsabilidad de los medios masivos de
comunicación por informaciones agraviantes o inexactas es alcanzada por la responsabilidad
objetiva aquí analizada.
- La responsabilidad por daño ambiental queda atrapada por estas normas, más allá de la plena
vigencia de la normativa específica.
- Los daños sufridos en espectáculos públicos deportivos, al igual que en otros tipos de espectáculos
públicos (conciertos, etc.), caen en la esfera de las actividades riesgosas.
*Art. 1764 - Inaplicabilidad de normas. Las disposiciones del Capítulo 1 de este Título no son
aplicables a la responsabilidad del Estado de manera directa ni subsidiaria.
*Art 1765 - Responsabilidad del Estado. La responsabilidad del Estado se rige por las normas y
principios del derecho administrativo nacional o local según corresponda.
Como complemento de los artículos del Código Civil que remiten a las normas de derecho
administrativo, se dictó una ley marco que rige la responsabilidad estatal. Si bien dicha norma
refiere al ámbito administrativo (art. 8 de la ley 26944)
Ley de responsabilidad patrimonial del Estado (ley 26944): Esta ley, publicada el 08/08/14, es de
aplicación hasta ahora sólo en el ámbito nacional. Su art. 11 invita a las provincias y la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires a adherirse, con lo cual su vigencia en las jurisdicciones locales
dependerá de la voluntad política de cada provincia.
La ley sobre responsabilidad del estado tiene sólo 12 artículos, que prevén las siguientes cuestiones:
ARTICULO 1° — Esta ley rige la responsabilidad del Estado por los daños que su actividad o
inactividad les produzca a los bienes o derechos de las personas. -La responsabilidad del Estado es
objetiva y directa. -Las disposiciones del Código Civil no son aplicables a la responsabilidad del
Estado de manera directa ni subsidiaria. -La sanción pecuniaria disuasiva es improcedente contra el
Estado, sus agentes y funcionarios.
ARTICULO 2° — Se exime de responsabilidad al Estado en los siguientes casos: - Por los daños y
perjuicios que se deriven de casos fortuitos o fuerza mayor, salvo que sean asumidos por el Estado
expresamente por ley especial; - Cuando el daño se produjo por el hecho de la víctima o de un
tercero por quien el Estado no debe responder.
ARTICULO 3° — Son requisitos de la responsabilidad del Estado por actividad e inactividad
ilegítima: - Daño cierto debidamente acreditado por quien lo invoca y mensurable en dinero; -
Imputabilidad material de la actividad o inactividad a un órgano estatal; - Relación de causalidad
adecuada entre la actividad o inactividad del órgano y el daño cuya reparación se persigue; - Falta
de servicio consistente en una actuación u omisión irregular de parte del Estado; la omisión sólo
genera responsabilidad cuando se verifica la inobservancia de un deber normativo de actuación
expreso y determinado.
ARTICULO 4° — Son requisitos de la responsabilidad estatal por actividad legítima: -Daño cierto
y actual, debidamente acreditado por quien lo invoca y mensurable en dinero; -Imputabilidad
material de la actividad a un órgano estatal; -Relación de causalidad directa, inmediata y exclusiva
entre la actividad estatal y el daño; -Ausencia de deber jurídico de soportar el daño; -Sacrificio
especial en la persona dañada, diferenciado del que sufre el resto de la comunidad, configurado por
la afectación de un derecho adquirido.
Concepto y artículo 1768 del CCCN: Cuando nos referimos a la responsabilidad derivada del
ejercicio de profesiones liberales estamos hablando de aquellas ocupaciones que requieren título
habilitante otorgado por una universidad, sometimiento al régimen disciplinario o ético y con
colegiación obligatoria. En consecuencia, la actuación profesional presume un conocimiento a
nivel de experticia por parte del profesional y, a la vez, la ostentación de la matrícula
profesional otorgada
por el colegio profesional correspondiente. Una de sus aristas mas relevantes, se dá en relación
a la fuente o hecho generador de dicha responsabilidad, que en concordancia a la unidad código,
ésta puede ser el incumplimiento de una obligación de origen legal o contractual por parte del
profesional o la simple violación de un deber genérico de no dañar a otro. Pero en este tipo de
responsabilidades, generalmente, el antecedente que da pie al daño es un contrato. Y es
justamente en el ámbito contractual donde asume relevancia la clasificación de las obligaciones
de medios y de resultado, pues determinará la aplicación de un factor subjetivo u objetivo de
Accidentes en que son víctimas los peatones . El cruce de un peatón desprevenido forma parte
del riesgo asumido al conducir un automotor, propio del tránsito y no constituye un eximente de
responsabilidad, asi el mismo haya sido fuera de la senda peatonal. En ese sentido se ha
pronunciado la CSJN, afirmando que el cruce de la calzada realizado por un peatón, no tiene
entidad para interrumpir totalmente el nexo de causalidad entre el riesgo de la cosa y el
perjuicio (art. 1113 CC). En cambio cuando el comportamiento del peatón que irrumpe
indebidamente en la calzada sucede en forma sorpresiva o abrupta, puede configurar culpa o
hecho de la víctima, eximiendo total o parcialmente al sindicado como responsable.
RESPONSABILIDAD COLECTIVA
*ART 1762 Actividad peligrosa de un grupo - Si un grupo realiza una actividad peligrosa para
terceros, todos sus integrantes responden solidariamente por el daño causado por uno o más de
sus miembros. Sólo se libera quien demuestre que no integraba el grupo. En un sentido jurídico,
el grupo deber ser, además de una realidad numérica, una realidad cualitativa; no consiste en la
mera yuxtaposición de personas, pues media "pertenencia" de cada una al conjunto a través de
un lazo de cohesión, más o menos definido. Es decir, además de pluralidad se requiere cierto
nivel de interacción o comunicación (voluntaria o subconsciente) que posibilita, así sea de
manera virtual, una suerte de influencia, control o contagio recíproco. Surge entonces una
"unificación" o "legitimación" o "ligamen" entre los integrantes, que autoriza a imputar a todos