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Libre iniciativa Privada / Libertad de Empresa

STC Nº 03330-2004-AA/TC (Fj. 11)

Sumilla:

La Configuración Constitucional del Derecho a la Libertad de Empresa.

Extracto de la Sentencia:

11. Configuración constitucional del derecho a la libertad de empresa

La libertad de empresa se manifiesta como el derecho de las personas a elegir


libremente la actividad ocupacional o profesional que desee o prefiera desempeñar,
disfrutando de su rendimiento económico y satisfacción espiritual.

Ello es así, por una parte, en la medida en que la Constitución, en su artículo 59,
reconoce que

“el Estado garantiza [...] la libertad de empresa, comercio e industria”.

De otro lado, porque la libertad de empresa se incardina dentro de la libertad de


trabajo, el cual, a su vez, es una manifestación del derecho fundamental al trabajo.
Es así como este Colegiado, en la Sentencia del Expediente 0018-2003-AI/TC, Caso
Más de cinco mil ciudadanos, manifiesta que

“la expresión ‘empresa’ alude a una actividad económica organizada para los fines de
la considera a la organización y la dirección, a los cuales se suman los bienes, el
capital y el trabajo”.

STC Nº 0008-2003-AI/TC (Fj. 26 “d”)

Sumilla:

Definición y Contenido Constitucionalmente Protegido del Derecho a la Libertad


de Empresa.

Extracto de la Sentencia:
d) La libertad de empresa
Consagrada por el artículo 59° de la Constitución, se define como la facultad de
poder elegir la organización y efectuar el desarrollo de una unidad de producción de
bienes o prestación de servicios, para satisfacer la demanda de los consumidores o
usuarios.

La libertad de empresa tiene como marco una actuación económica


autodeterminativa, lo cual implica que el modelo económico social de mercado será el
fundamento de su actuación, y simultáneamente le impondrá límites a su accionar.

Consecuentemente, dicha libertad debe ser ejercida con sujeción a la ley -siendo sus
limitaciones básicas aquellas que derivan de la seguridad, la higiene, la moralidad o
la preservación del medio ambiente-, y su ejercicio deberá respetar los diversos
derechos de carácter socio-económico que la Constitución reconoce.

STC Nº 03330-2004-AA/TC (Fj. 13)

Sumilla:

Aspectos Constitucionalmente Protegidos del Derecho a la Libertad de Empresa.


Extracto de la Sentencia:

13. Contenido de la libertad de empresa

Ahora bien, el contenido de la libertad de empresa está determinado por cuatro tipo
de libertades, las cuales terminan configurando el ámbito de irradiación de la
protección de tal derecho.

- En primer lugar, la libertad de creación de empresa y de acceso al mercado


significa libertad para emprender actividades económicas, en el sentido de libre
fundación de empresas y concurrencia al mercado, tema que será materia de un
mayor análisis infra.

- En segundo término, la libertad de organización contiene la libre elección del


objeto, nombre, domicilio, tipo de empresa o de sociedad mercantil, facultades a los
administradores, políticas de precios, créditos y seguros, contratación de personal y
política publicitaria, entre otros).
- En tercer lugar, está la libertad de competencia.

- En último término, la libertad para cesar las actividades es libertad, para quien
haya creado una empresa, de disponer el cierre o cesación de las actividades de la
misma cuando lo considere más oportuno.

De otro lado, la libertad de empresa está íntimamente relacionada con las libertades
de comercio y de industria. La primera consiste en la facultad de elegir la
organización y llevar a cabo una actividad ligada al intercambio de mercaderías o
servicios, para satisfacer la demanda de los consumidores o usuarios. Tal libertad
presupone el atributo de poder participar en el tráfico de bienes lícitos, así como
dedicarse a la prestación de servicios al público no sujetos a dependencia o que
impliquen el ejercicio de una profesión liberal. Por su parte, la libertad de industria
se manifiesta en la facultad de elegir y obrar, según propia determinación, en el
ámbito de la actividad económica cuyo objeto es la realización de un conjunto de
operaciones para la obtención y/o transformación de uno o varios productos.

STC Nº 00034-2004-AI/TC (Fj. 19 - 33)

Sumilla:

El Legislador tiene un amplio margen de configuración normativa en aras de


garantizar condiciones materiales de igualdad que le posibilitan a intervenir en
la economía.

Extracto de la Sentencia:

19. Dentro de ese marco, nuestro régimen económico, según el artículo 58° de la
Constitución, se ejerce dentro de una economía social de mercado. Este es
representativa de los valores constitucionales de la libertad y la justicia, y, por ende,
es compatible con los fundamentos axiológicos y teleológicos que inspiran a un
Estado Social y Democrático de Derecho. En ésta imperan los principios de libertad y
promoción de la igualdad material dentro de un orden democrático garantizado por
el Estado.

20. De manera que, dado el carácter “social” del modelo económico establecido en la
Constitución vigente, el Estado no puede permanecer indiferente a las actividades
económicas, lo que en modo alguno supone la posibilidad de interferir arbitraria e
injustificadamente en el ámbito de libertad reservado a los agentes económicos.

21. Más aún, lo hasta aquí expuesto por este Colegiado, resulta a su vez concordante
con el principio de subsidiariedad del Estado. En efecto, conforme se señaló en el
fundamento 19 de la STC N.° 0008-2003-AI/TC, la subsidiariedad en el plano
horizontal supone que la relación existente entre el Estado y la ciudadanía se
desarrolle en el marco del respeto a la autonomía y la libre determinación de los
individuos, reduciéndose la intervención pública a lo esencial.

22. Ello por cuanto, desde la perspectiva de este principio, el Estado emerge como
garante final del interés general, desde el momento en que su tarea consiste en la
intervención directa para satisfacer una necesidad real de la sociedad, cuando la
colectividad y los grupo sociales, a los cuales corresponde en primer lugar la labor de
intervenir, no están en condiciones de hacerlo.

23. Así, a diferencia de la Constitución de 1979, que no establecía claramente la


subsidiariedad de la intervención de los poderes públicos en la economía, la actual
Constitución prescribe expresamente en su artículo 60° que "[…]. Sólo autorizado
por ley expresa, el Estado puede realizar subsidiariamente actividad empresarial,
directa o indirecta, por razón de alto interés público o de manifiesta conveniencia
nacional […]".

24. Ahora bien, si por un lado, el respeto al contenido esencial de las libertades
económicas, constituye un límite al poder estatal, también es cierto que, por otro
lado, la Constitución reserva al Estado, respecto del mercado, una función
supervisora y correctiva o reguladora. Ello sin duda, es consecuencia de que, así
como existe consenso en torno a las garantías que deben ser instauradas para
reservar un ámbito amplio de la libertad para la actuación de los individuos del
mercado, existe también la certeza de que debe existir un Estado que, mantenga su
función garantizadora y heterocompositiva.

25. Y es que, si bien la Constitución de 1993 busca garantizar el máximo respeto al


ejercicio de las libertades económicas de los particulares, tal objetivo no puede
concebirse de manera absoluta y aislada de la necesidad de protección de otros bienes
constitucionales igualmente valiosos basados en la dignidad humana. De ahí que el
propio ejercicio de las llamadas libertades económicas no se concibe como fin en si
mismo y ajeno al ideal del orden económico y social justo; prueba de ello es que la
propia Constitución ha determinado los limites a su ejercicio, conforme se advierte de
su artículo 59°, sancionando el abuso de estas libertades en perjuicio de la moral, la
salud y las seguridades públicas; de igual modo, el artículo 60°, condiciona el
ejercicio del derecho de propiedad a su armonización con el bien común.

26. Específicamente en lo concerniente al régimen económico de la Constitución de


1993, el capitulo sobre principios generales establece una serie de directrices de
amplia determinación pero que, en conjunto, constituyen el hilo conductor
constitucional que sirve de guía a la actuación estatal en materia económica; y en
base a los cuales el legislador puede modular su libertad de configuración, a fin de
cumplir los objetivos ahí establecidos.

27. Tales principios integrantes de la denominada Constitución Económica,


constituyen normas programáticas, mandatos de optimización a cargo del legislador
que se fundamentan, a su vez, en el deber estatal de promocionar al bienestar general
(artículo 44° de la Constitución). Cabe precisar, sin embargo, que aun cuando
semánticamente presentan cierto grado de indeterminación y, por consiguiente,
amplia flexibilidad a favor del legislador; tales disposiciones no pueden asumirse
como capaces de sustentar cualquier tipo de legislación arbitraria y carente de
adecuación objetiva, pues los limites a la intervención estatal en la actividad
económica de los particulares, se constituyen ahí donde tal actuación supondría una
violación del principio de vinculación a los derechos fundamentales.

28. No se trata, pues, ni de asumir un texto constitucional neutro a cualquier modelo


económico y capaz de sustentar cualquier tipo intervención, sino uno que dentro de
márgenes razonables de flexibilidad, permita la libre configuración del legislador
tomando en cuanta las circunstancias históricas y económicas de cada periodo; y
todo ello, dentro del hilo conductor de nuestro régimen económico, el cual, basado en
una economía social de mercado, busque el justo equilibrio entre el principio de
subsidiariedad y la solidaridad social.

29. De este modo, se aprecia en el artículo 58° de la Ley Fundamental, la cláusula


que establece que “(...) el Estado orienta el desarrollo del país y actúa principalmente
en las áreas de promoción de empleo, salud, educación, seguridad, servicios públicos
e infraestructura”. Esta disposición se convierte en una finalidad constitucional
expresa que se fundamenta en los principios de una economía social de mercado.

30. Asimismo, el artículo 59° de la Constitución recoge una cláusula de garantía


para las libertades de trabajo, empresa, comercio e industria; pero, a la vez, establece
un mandato, cual es, “brindar oportunidades de superación a aquellos sectores que
sufren cualquier desigualdad, en tal sentido, promueve las pequeñas empresas en
todas sus modalidades”.
A juicio de este Tribunal, dicha cláusula no sólo determina un rol negativo para el
legislador, de no interferir irrazonablemente en tales libertades económicas, sino que
al mismo tiempo le otorga un margen de actuación a fin de garantizar condiciones
materiales de igualdad.

31. De esta manera, el artículo 59° del texto constitucional habilita la intervención
estatal para cumplir con el deber de garantizar el principio-derecho de igualdad, no
sólo en aquellas situaciones de sospechosa mayor vulnerabilidad, recogidas
expresamente en el artículo 2.2 de la Constitución –por motivo de origen, raza, sexo,
idioma, religión, opinión, condición económica o de cualquiera otra índole– sino
principalmente, lo habilita para establecer medidas adecuadas y necesarias que le
permitan cumplir con la promoción de la pequeña empresa en todas sus modalidades.

Por su parte, el artículo 60° de la Ley Fundamental establece una reserva de ley
absoluta, para habilitar al Estado a realizar excepcional y subsidiariamente actividad
empresarial, directa e indirectamente, cuando el interés público o la conveniencia
nacional lo justifique.

32. Finalmente, como aspecto fundamental de una economía social de mercado, el


Estado facilita y vigila la libre competencia. El artículo 61° de la Constitución delega
al legislador la labor de garantizar el acceso al mercado en igualdad de condiciones,
al tiempo de reprimir y limitar el abuso de posiciones de dominio o monopólicas a
efectos de garantizar no sólo la participación de los agentes de mercado ofertantes,
sino de proteger a quienes cierran el circulo económico en calidad de consumidores y
usuarios.

33. De este modo, conforme a lo señalado en los párrafos anteriores, no cabe duda que
el Estado puede intervenir de manera excepcional en la vida económica de los
particulares, a fin de garantizar bienes constitucionales que pueden ponerse en riesgo
por las imperfecciones del mercado y respecto de los cuales existe un mandato
constitucional directo de promoción en tanto actividad y/o protección del grupo
menos favorecido.

STC Nº 03330-2004-AA/TC (Fj. 28)

Sumilla:
Vinculación entre el Derecho a la Libertad de Empresa y el Derecho a la Libertad
de Trabajo.

Extracto de la Sentencia:

28. Conexión entre libertad de empresa y libertad de trabajo

Se ha señalado que el Estado no solo debe limitarse a garantizar el derecho de las


personas de acceder a un puesto de trabajo o a proteger al trabajador frente al despido
arbitrario, sino que, también, debe garantizar la libertad de empresa.
Entonces, en el caso concreto, y esta lógica se aplica a muchos de los pedidos de
supuestos atentados contra el trabajo de los accionantes, se entiende que este es
vulnerado si es que no se les permite ejercer su derecho a la libertad de empresa. Es
decir, si al demandante no se le estaría permitiendo abrir su discoteca, tampoco se le
estaría permitiendo trabajar. A pesar de este planteamiento, ¿a eso se refiere la norma
constitucional cuando reconoce el derecho a la libertad de trabajo?
Por tanto, para este Colegiado (fundamento 4 de la Sentencia del Expediente 2633-
2002-AA/TC, Caso Hilda Anaya Cárdenas),
“aunque es cierto que toda persona tiene derecho a trabajar libremente, con sujeción
a ley, no lo es menos que este derecho no es irrestricto y que debe estar sujeto al
cumplimiento de las disposiciones de cada municipio, como en el presente caso, en el
que para el inicio de una actividad comercial se deberá obtener previamente la
licencia de funcionamiento respectiva; caso contrario, la Municipalidad tiene la
facultad de clausurar el local y de sancionar”.

STC N° 02802-2005-PA/TC (Fj. 3)

Sumilla:

El Derecho a la Libertad de Trabajo como derecho accesorio al Derecho a la


Libertad de Empresa.

Extracto de la Sentencia:

3. (…)

De la mencionada sentencia se desprende que el derecho a trabajar libremente, en el


ámbito del otorgamiento de una autorización municipal para el funcionamiento de
un establecimiento comercial, resulta siendo accesorio respecto al derecho a la
libertad de empresa. Es en dicho ámbito que, a lo largo del desarrollo de la presente
sentencia, la libertad de trabajar libremente será considerada como derecho accesorio
de la libertad de empresa.

STC Nº 03330-2004-AA/TC (Fj. 16)

Sumilla:

Vinculación con el Principio de Libre Iniciativa Privada y el Derecho a la Libertad


de Empresa.

Extracto de la Sentencia:

16. Libertad de empresa y creación de empresa

Como bien se señala constitucionalmente, en el artículo 58,

“la iniciativa privada es libre”.

Sobre esta base, y relacionándola con la estudiada libertad de empresa, el acceso al


mercado empresarial aparece como la capacidad de toda persona de poder formar una
empresa y que esta funcione sin ningún tipo de trabas.

La creación de empresas no significa que al titular del derecho no se le pueda exigir


requisito alguno, pues si la naturaleza de su actividad así lo requiere, es
imprescindible que se reconozca lo que razonablemente sea necesario.

En este marco, tal como lo señala el artículo 195, inciso 8, de la Constitución, es


imprescindible reconocer que las municipalidades son competentes para

“regular actividades y/o servicios en materia de recreación”,

y es sobre esta base en que es ejercida la libertad de empresa. Solo podrá existir un
verdadero derecho a la libertad de empresa si es que para abrir del rubro de
recreación, existe una previa intervención municipal, según la Constitución le ha
reconocido.

STC Nº 00001-2005-AI/TC (Fj. 46)


Sumilla:

Vinculación entre el Derecho a la Libertad de Empresa, el Derecho a la Libertad


de Comercio y el Derecho a la Libertad de Industria.

Extracto de la Sentencia:

46. Asimismo, este Colegiado ha establecido que el contenido de la libertad de


empresa está determinado por cuatro tipo de libertades, las cuales configuran el
ámbito de irradiación de la protección de tal derecho.

i) En primer lugar, la libertad de creación de empresa y de acceso al mercado


significa libertad para emprender actividades económicas, en el sentido de libre
fundación de empresas y concurrencia al mercado.

ii) En segundo término, la libertad de organización contiene la libre elección del


objeto, nombre, domicilio, tipo de empresa o de sociedad mercantil, facultades a los
administradores, políticas de precios, créditos y seguros, contratación de personal y
política publicitaria, entre otros).

iii) En tercer lugar, está la libertad de competencia.

iv) En último término, la libertad para cesar las actividades es libertad, para quien
haya creado una empresa, de disponer el cierre o cesación de las actividades de la
misma cuando lo considere más oportuno.

Por otra parte, la libertad de empresa está íntimamente relacionada con las libertades
de comercio y de industria. La primera consiste en la facultad de elegir la
organización y llevar a cabo una actividad ligada al intercambio de mercaderías o
servicios, para satisfacer la demanda de los consumidores o usuarios. Tal libertad
presupone el atributo de poder participar en el tráfico de bienes lícitos, así como
dedicarse a la prestación de servicios al público no sujetos a dependencia o que
impliquen el ejercicio de una profesión liberal. Por su parte, la libertad de industria
se manifiesta en la facultad de elegir y obrar, según propia determinación, en el
ámbito de la actividad económica cuyo objeto es la realización de un conjunto de
operaciones para la obtención y/o transformación de uno o varios productos. [14]

STC N° 02802-2005-PA/TC (Fj. 4)


Sumilla:

El Gobierno Local puede imponer restricciones a la libre voluntad de crear


empresa siempre que las mismas sean razonablemente necesarias.

Extracto de la Sentencia:

4. La libre voluntad de crear una empresa es un componente esencial del derecho a la


libertad de empresa, así como el acceso al mercado empresarial. Este derecho se
entiende, en buena cuenta, como la capacidad de toda persona de poder formar una
empresa y que esta funcione sin ningún tipo de traba administrativa, sin que ello
suponga que no se pueda exigir al titular requisitos razonablemente necesarios,
según la naturaleza de su actividad. En ese aspecto, por ejemplo, las municipalidades
son competentes, según lo señala la Constitución en su artículo 195.º, inciso 8),
concordante con el inciso 4) del citado artículo, para “(d)esarrollar y regular
actividades y/o servicios en materia de educación, salud, vivienda, saneamiento,
medio ambiente, sustentabilidad de los recursos naturales, transporte colectivo,
circulación y tránsito, turismo, conservación de monumentos arqueológicos e
históricos, cultura, recreación y deporte, conforme a ley”; es decir, en el ámbito
municipal, la libertad de empresa deberá ejercerse sobre dicha base constitucional, de
lo que se concluye que el desenvolvimiento del derecho a la libertad de empresa estará
condicionado a que el establecimiento tenga una previa permisión municipal.

STC Nº 03330-2004-AA/TC (Fj. 36 – 37, 40)

Sumilla:

Límites a la Libertad de Empresa: “La Moralidad”.

Extracto de la Sentencia:

36. El deber municipal de proteger a los niños y adolescentes

La importancia de dicha obligación por parte del Estado y de la sociedad en general se


manifiesta de modo más patente frente a los peligros y riesgos a los cuales están
expuestos diariamente. Por ello, el ejercicio de los derechos que la Constitución
reconoce a las personas no puede poner en riesgo, en modo alguno, la vida e
integridad de los niños y adolescentes; más aún si ese peligro proviene de una
actividad que se realiza con fines de lucro.
Como bien lo ha explicado el párrafo 41 de la Opinión Consultiva OC-17/2002,
emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos el 28 de agosto de 2002,
Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño, la protección de un niño y
adolescente se sustenta en el hecho de que
“la mayoría de edad conlleva la posibilidad de ejercicio pleno de los derechos, también
conocida como capacidad de actuar. Esto significa que la persona puede ejercitar en
forma personal y directa sus derechos subjetivos, así como asumir plenamente
obligaciones jurídicas y realizar otros actos de naturaleza personal o patrimonial. No
todos poseen esta capacidad: carecen de ésta, en gran medida, los niños”.
Por tanto, es necesario reforzar que cualquier tipo de actividad económica
relacionada con la libertad de empresa no puede contravenir el ‘interés superior del
niño y del adolescente’, a la cual están obligadas las municipalidades, según lo
dispuesto por el artículo IX del Título Preliminar del Código de los Niños y
Adolescentes:
“En toda medida concerniente al niño y al adolescente que adopte el Estado a través
de los [...] Gobiernos Locales [...] se considerará el Principio del Interés Superior del
Niño y del Adolescente y el respeto a sus derechos” [22].
Es por ello que la Municipalidad Metropolitana de Lima está sujeta a la protección
de los niños y adolescentes en cada una de las actividades en las que ella es
competente.

37. Exposición de niños y adolescentes a riesgos innecesarios

De ahí que este Colegiado considere que no puede alegarse, legal ni legítimamente, el
ejercicio del derecho a la libertad de empresa, cuando de dicho ejercicio se derive la
exposición de niños y adolescentes a riesgos innecesarios e injustificados que
pudieran afectar su salud, integridad, libre desarrollo y su bienestar en general.
Esto, sobre todo, si se toma en consideración que, según el artículo 25 del Código de
los Niños y Adolescentes,
“el Estado garantiza el ejercicio de los derechos y libertades del niño y del adolescente
consagrados en la ley, mediante la política, las medidas, y las acciones permanentes y
sostenidas [...]”.
De esta manera, de acuerdo con el principio 2 de la Declaración de los Derechos del
Niño, proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1959,
Resolución 1386 (XIV),
“el niño gozará de una protección especial [...] para que pueda desarrollarse física,
mental, moral, espiritual y socialmente en forma saludable y normal, así como en
condiciones de libertad y dignidad” [23].

STC Nº 03330-2004-AA/TC (Fj. 45 - 46 y 48)

Sumilla:

Límites al Derecho a la Libertad de Empresa: La Salud Pública.

45. La exigencia constitucional de salud

(…)

De los conceptos antes vertidos, se desprende la existencia de un control municipal


que debe realizarse en un doble ámbito: el local donde funciona la discoteca,
expendiéndose bebidas y comidas, y del personal que los manipula.

46. La higiene y salubridad en el lugar de expendio de alimentos y bebidas

Es imprescindible que la discoteca haya cumplido con reglas básicas de salubridad


para que se puedan comercializar productos comestibles y bebibles, con el fin de
salvaguardar el derecho de las personas que asistan a su local.
Al respecto, en una norma relativa a la emisión de licencias (artículo 1 del Decreto
Legislativo 720), se ha llegado a señalar que

“las Municipalidades sólo podrán exigir a las personas naturales o jurídicas, para el
desarrollo de cualquier actividad económica, la Autorización Municipal de
Funcionamiento. Lo dispuesto en el párrafo anterior no exime a las personas
naturales o jurídicas de cumplir con los objetivos de higiene y salubridad establecidos
en las normas vigentes”.

De su contenido se observa que todo establecimiento, inclusive una discoteca, debe


tener higiene y salubridad como condición sine qua non para que pueda funcionar.
Una exigencia de este tipo, por más de no estar previamente establecida en el
momento de la solicitud de licencia definitiva, es necesaria para observar el control
sanitario que hoy en día debe ser requerido para todo local.
(…)

48. El derecho de vivir en un lugar adecuado como parte del derecho a la


salud

Juntamente con el control que debe realizar la Municipalidad Metropolitana de Lima


del expendio de bebidas y comidas en el interior de la discoteca, existe la necesidad de
preservar a la sociedad de los ruidos molestos que puede ocasionar un determinado
establecimiento.

El derecho a la tranquilidad está relacionado con la protección del aspecto psicológico


de la salud. Este derecho cobra especial importancia en tanto que, en la sociedad de
nuestros días, la contaminación acústica se ha convertido en uno de los factores más
psicopatógenos y una fuente de deterioro permanente de la calidad de vida de las
personas. Sobre tal base, el derecho a un medio ambiente adecuado incluye

“el derecho de uso ambiental del entorno. Naturalmente este uso es moderado por la
necesidad de preservar los bienes ambientales y, en ningún caso, podrá acarrear la
esquilmación del medio o el agotamiento de los recursos naturales que han de
preservarse”.

La salud también debe ser protegida a través de una norma como la expresada
constitucionalmente a través de la siguiente fórmula: toda persona tiene derecho

“a la paz, a la tranquilidad, al disfrute del tiempo libre y al descanso, así como a


gozar de un ambiente equilibrado y adecuado al desarrollo de su vida”.

De esta forma, se llega a señalar en sede infraconstitucional (artículo I del Título


Preliminar del Código del Medio Ambiente y los Recursos Naturales) que

“toda persona tiene el derecho irrenunciable a gozar de un ambiente saludable,


ecológicamente equilibrado y adecuado para el desarrollo de la vida [...]. Es
obligación del Estado mantener la calidad de vida de las personas a un nivel
compatible con la dignidad humana. Le corresponde prevenir y controlar la
contaminación ambiental [...] que pueda interferir en el normal desarrollo de toda
forma de vida y de la sociedad. Las personas están obligadas a contribuir y colaborar
inexcusablemente con estos propósitos”.
50. La imposibilidad de contaminación acústica

El Tribunal Constitucional es consciente de la necesidad de asegurar la protección


del derecho a la salud de las personas, no solo frente a factores psicopatógenos
tradicionales, sino también frente a los riesgos que pueden surgir de una sociedad
tecnológicamente avanzada. Por ello, no es irrazonable pensar que este aspecto del
derecho a la salud deba ser adecuadamente protegido; más aún si ella puede verse
seriamente menoscabada por los nocivos efectos que se producen a consecuencia de la
contaminación acústica.
(…)

52. Los ruidos molestos en la discoteca

Aparte de los ruidos que de por sí tiene una discoteca, se ha podido encontrar una
situación especial que merece la pena atender en la presente sentencia.

La propia municipalidad ha considerado que existe una cantidad de sonidos


estridentes y presencia de personas que provocan escándalos

“la oposición de los vecinos se fundamenta en que afecta la tranquilidad de los


vecinos por los escándalos [...] lo que es corroborado por los informes de la Dirección
Municipal de Fiscalización y Control”.

Es lógico y coherente con el respeto a la paz y tranquilidad de los vecinos que no se


vean afectados por ruidos molestos emitidos por un local de acceso público, como es
una discoteca. Inclusive este derecho corresponde a los propios concurrentes al local,
que no pueden escuchar la música en un volumen superior al permitido.

Sin embargo, la autoridad municipal debió realizar un estudio más concienzudo de la


materia a través de una medición de los decibeles emitidos por el local, y comprobar
si éstos se encuentran dentro de los márgenes permitidos. La realización de este
estudio hubiese permitido una mejor resolución de parte de este Colegiado sobre la
materia. Sin embargo, ello no obsta para reclamar a todo establecimiento que no
produzca ruidos molestos o nocivos, so pretexto de su derecho a la libertad de
empresa.
STC Nº 03330-2004-AA/TC (Fj. 54 – 55 y 56)

Sumilla:

Límites al Derecho a la Libertad de Empresa: La Seguridad Pública.

Extracto de la Sentencia:

54. Exigencias de seguridad en locales públicos

Como parte del fundamento 4 de la Sentencia del Expediente 2581-2004-AA/TC,


Caso Andrés Vera Cateriano, para este Colegiado

“las municipalidades, en uso de sus funciones específicas, pueden ordenar la clausura


transitoria o definitiva de edificios, establecimientos o servicios cuando su
funcionamiento esté prohibido legalmente o constituya peligro o riesgo para la
seguridad de las personas y la propiedad privada o la seguridad pública, o cuando
infrinjan las normas reglamentarias o de seguridad del sistema de defensa civil”

Sobre esta base, cualquier local que quiera atender al público debe estar sustentado en
las medidas de seguridad razonables para la protección de su vida e integridad, más
aún en un país que ya ha tenido víctimas en su haber por no tomar todas las medidas
necesarias dentro de los locales, especialmente, dentro de las discotecas.

En este esquema,

“el derecho a la integridad personal supone ante todo la protección del individuo
frente a acciones contrarias a su dignidad”.

Sabiendo que existe una necesidad de los locales de mantener la infraestructura y las
condiciones de funcionamiento, en el artículo noveno (y de cierta forma, artículo
sexto) de la Ordenanza 235, claramente se ha expuesto respecto a los locales que

“en materia de seguridad deberán: a) Contar con personal que garantice la seguridad
e integridad física de los asistentes, así como el normal desarrollo de las actividades.
b) Contar con equipos contra incendios y botiquín de primeros auxilios; c) Contar
con un Plan de Evacuación elaborado por Defensa Civil; d) Mantener debidamente
señalizados y libres los accesos y las áreas de circulación y de evacuación; e) Contar
con una póliza de seguros a favor del personal que labora en el establecimiento y de
las personas que concurran al mismo. La póliza cubrirá los riesgos de muerte
accidentes, invalidez total o parcial, gastos de atención médica, hospitalización y
sepelio. En caso de que dichos siniestros ocurran como consecuencia del
incumplimiento de las medidas de seguridad preestablecidas por la autoridad
competente, la tenencia de la póliza de seguro no exime de la responsabilidad civil o
penal a que hubiere lugar”.

(…)

56. El control de la capacidad de personas

(…)

De esta forma, tanto con la falta de medidas de seguridad como con el exceso de
concurrentes al local, se estaría sobrepasando el ejercicio de la libertad de empresa, al
no respetarse otro límite más: la seguridad pública.

STC Nº 00990-2006-PA/TC (Fj. 8)

Sumilla:

Los Gobiernos Locales se encuentran facultados a restringir el al horario de


funcionamiento de los locales públicos siempre que la misma no resulte
desproporcionada.

Extracto de la Sentencia:

8. Al respecto las potestades que se otorgan a las municipalidades son muy amplias y
permiten que esta pueda optar por varias soluciones, siempre que sean conformes con
la Constitución; por lo que, contrastando dicha potestad con el derecho al trabajo
vulnerado, según la alegación del demandante, se colige que el derecho al trabajo
constitucionalmente protegido no impide que la municipalidad, por medio de
ordenanzas, pueda imponer ciertas restricciones, más aún si dicha restricción no
significa que el recurrente no pueda desarrollar sus actividades –la ordenanaza
impugnada dispone el funcionamiento hasta las 00:00 horas de domingo a jueves y
hasta las 01:00 horas los viernes, sábados y día anterior a feriados– siempre que
cumpla con las normas establecidas, sino que regula su horario, medida que no
resulta desproporcionada a criterio de este Tribunal, dadas las especiales
circunstancias que rodean al caso.
STC Nº 000007-2006-PI/TC (Fj. 7 - 13)

Sumilla:

Los Gobiernos Locales se encuentran facultados a restringir el al horario de


funcionamiento de los locales públicos siempre que la misma no resulte
desproporcionada.

Extracto de la Sentencia:

7. El artículo 40º, primer párrafo, de la Ley Orgánica de Municipalidades, N.º


27972, (en adelante LOM) establece:

“Las ordenanzas de las municipalidades provinciales y distritales, en la materia de


su competencia, son las normas de carácter general de mayor jerarquía en la
estructura normativa municipal, por medio de las cuales se aprueba la organización
interna, la regulación, administración y supervisión de los servicios públicos y las
materias en las que la municipalidad tiene competencia normativa.”

8. Conforme a esta norma, el ámbito propio de regulación de una Ordenanza no se


circunscribe a la aprobación de la organización interna de las Municipalidades, y la
regulación de los servicios públicos, sino abarca también la regulación de las
“materias en las que la municipalidad tiene competencia normativa”. En
consecuencia, el problema a abordarse es si la materia objeto de regulación de las
Ordenanzas corresponde o no a la competencia de la Municipalidad demandada.

9. La Constitución en su artículo 195º, incisos 6 y 8, establece, respectivamente, que


los Gobiernos Regionales son competentes para:

“Planificar el desarrollo urbano y rural de sus circunscripciones, incluyendo la


zonificación, urbanismo y el acondicionamiento territorial.” (énfasis añadido)
“Desarrollar y regular actividades y/o servicios en materia de educación, salud,
vivienda, saneamiento, medio ambiente, sustentabilidad de los recursos naturales,
transporte colectivo, circulación y tránsito, turismo, conservación de monumentos
arqueológicos e históricos, cultura, recreación y deporte, conforme a ley.” (énfasis
añadido)
10. Conforme a estas disposiciones, los Gobiernos Municipales detentan competencia
sobre la regulación de los servicios en materia de recreación y sobre planificación del
desarrollo urbano y zonificación.

11. La Ley Orgánica de Municipalidades, N.º 27972, (en adelante LOM) establece
en su artículo 79º, apartado 3.6.4, que es condición de competencia exclusiva de la
Municipalidad Distrital, la de:

“Normar, regular y otorgar autorizaciones, derechos y licencias, y realizar la


fiscalización de:

“Apertura de establecimientos comerciales, industriales y de actividades


profesionales de acuerdo con la zonificación.”

12. De una interpretación literal de esta disposición se infiere que la regulación de


las condiciones relativas a la “apertura de establecimientos comerciales” constituye
materia propia de las Municipalidades Distritales. Ahora bien, bajo este concepto
debe entenderse las condiciones y requisitos que, en general, se deben satisfacer para
la apertura de establecimientos comerciales. Dentro de ellas, no sólo están los
requisitos para la concesión de una licencia para la apertura de un establecimiento
comercial, sino también las normas que regulan algunos aspectos que, según el caso,
puedan estar relacionados con la “apertura de establecimientos comerciales”.

13. Ello no significa que tal regulación pueda ser arbitraria o se halle desprovista de
límites materiales; por el contrario, como toda norma, ella deberá ser plenamente
compatible con el conjunto de derechos fundamentales y principios de la
Constitución; sin embargo, el examen de si tal compatibilidad es satisfecha o no por
una Ordenanza Municipal concierne al examen del contenido o eventual vicio
material, que debe ser claramente distinguido del vicio competencial aquí analizado.

STC Nº 000007-2006-PI/TC (Fj. 27 - 44)

Sumilla:

Restricciones al horario de funcionamiento a la luz de la aplicación del Test de


Proporcionalidad.

Extracto de la Sentencia:
§4. ANÁLISIS DE LA RESTRICCIÓN CONFORME AL PRINCIPIO DE
PROPORCIONALIDAD

§4.1 ANÁLISIS DE PROPORCIONALIDAD I

27. Corresponde entonces examinar si la Ordenanza cuestionada constituye una


norma general y, adicionalmente, si es que ella no es contraria al derecho a la
igualdad. En cuanto al primer aspecto, cabe afirmar que ella satisface el requisito de
generalidad debido a que el supuesto es abstracto y los destinatarios son
indeterminados. El supuesto es los “locales y establecimientos comerciales” que se
ubican en la denominada Calle de las Pizzas y “zonas de influencia”. El objeto de
regulación de la Ordenanza no es un supuesto concreto, sino cualquier
establecimiento que esté ubicado en esa zona, se trata de cualquier local o cualquier
establecimiento, actual o futuro, con lo cual se satisface la exigencia de abstracción;
pero, además, constituye una regulación cuyos destinatarios no están determinados
en función de los caracteres o condiciones personales de sus titulares, sino al margen
del titular o los titulares de dichos establecimientos, de modo que dentro de ella
quedan comprendidas todas las personas que desarrollan actividades comerciales en
la zona o cualquiera que, en el futuro, pueda desarrollarla. Con esto, la Ordenanza
satisface, además, la exigencia de indeterminación.

28. Una cuestión adicional que debe plantearse es si la Ordenanza, aun cuando es
general, contraviene o no el derecho a la igualdad. No obstante que la absolución de
este problema ya se encuentra anticipada con la respuesta afirmativa respecto de la
exigencia de la indeterminación, la problemática de la igualdad requiere ser abordada
específicamente.

29. La restricción del horario máximo de atención no es contraria al derecho a la


igualdad puesto que tiene un fundamento objetivo y razonable. De la lectura de la
parte considerativa de la Ordenanza N.º 212 se advierte que el objetivo de la
restricción es que “se resguarde la tranquilidad y seguridad de los vecinos
miraflorinos”, ello en tanto los establecimientos “no reúnen las medidas de seguridad
necesarias” (décimo tercer considerando) y los propietarios de estos establecimientos
venían “incumpliendo las normas y medidas de seguridad establecidas por Defensa
Civil” (noveno considerando); que “no cumplen con las condiciones mínimas de
seguridad, causando un peligro inminente a la vida e integridad física de las
personas que laboran y concurren a dichos locales” (décimo considerando).

30. Pero ¿puede garantizarse la vida y la integridad estableciendo una restricción de


la hora máxima de apertura de un establecimiento? Están en juego tanto la
tranquilidad y seguridad de los vecinos de Miraflores como también la seguridad,
vida e integridad física de las personas que trabajan en los locales y de sus
concurrentes. ¿Puede la vida, seguridad e integridad física de los trabajadores y
concurrentes de los establecimientos de la zona bajo restricción garantizarse
restringiendo el horario máximo de apertura del mismo? La respuesta es negativa.

31. La restricción del horario de atención no constituye una medida idónea para la
prosecución del objetivo que se propone la Municipalidad. En efecto, la protección de
la integridad, la vida y la seguridad de los trabajadores de los establecimientos
comerciales así como de los concurrentes a ellos puede proveerse a través de la
implementación de un adecuado servicio de la Policía Nacional y del servicio de
Serenazgo de la propia Municipalidad e, incluso, establecerse como deber de los
propios establecimientos comerciales, resultante de los servicios que brindan. En
suma, la protección de aquellos derechos puede lograrse a través de un mayor y más
adecuado servicio de seguridad, mas no a través de la restricción de los horarios de
atención nocturnos y de madrugada.

32. Podría restringirse, incluso más, tal horario, pero ello no garantizaría la vida, la
seguridad y la integridad de los trabajares y de los concurrentes a los
establecimientos. Este planteamiento se basa en una presuposición no exacta,
consistente en que en tanto los establecimientos estén abiertos hasta altas horas de la
noche o hasta la madrugada, tanto más embriagados podrían estar los concurrentes
y, así, ocasionar peligro en el resto de personas o, también, exponer aquellos su
propia vida, seguridad e integridad. La inexactitud de tal presuposición reside en que
omite que otro sector de concurrentes no opta por la ingesta de bebidas alcohólicas
hasta el nivel de embriaguez, sino por la realización de actividades de diversión
(baile, canto o la simple conversación), acompañada de la ingesta moderada de
bebidas alcohólicas o, sencillamente, por la ingesta de bebidas no alcohólicas. En
suma, no todos los concurrentes optan por la ingesta de bebidas hasta el nivel de la
embriaguez, de modo que la mencionada suposición no es exacta y, por ello, no puede
servir de premisa para fundamentar la medida restrictiva de la Ordenanza.

33. En consecuencia, la restricción de la Ordenanza es una medida inadecuada para


la protección de los derechos de las personas que trabajan en establecimientos y de las
personas que concurren a los mismos. Esta conclusión podría conducir a que la
restricción de la Ordenanza sea declarada inconstitucional; sin embargo, como a
continuación se analiza, ella sí representa una medida proporcional, esto es, idónea,
necesaria y ponderada, a efectos de proteger determinados derechos fundamentales de
los residentes en las zonas aledañas a aquélla donde opera la restricción analizada.
§4.2 ANÁLISIS DE PROPORCIONALIDAD II

34. El objetivo de la medida es la protección de la tranquilidad y el estado de salud de


los vecinos residentes en las zonas aledañas a aquélla donde opera la restricción
analizada. En efecto, como es de público conocimiento, en la zona de restricción se
produce un ruido que razonablemente puede considerarse como perturbador del
sueño de los vecinos de la zona y, por tanto, el permitir que tal ruido se produzca en
los horarios que opera la restricción y que corresponden justamente a los horarios de
descanso o del dormir de las personas, perturbaría intensamente el desarrollo de estas
necesidades humanas.

35. El ruido que se produce en la zona de restricción origina una contaminación


acústica de considerable magnitud y se origina, por lo menos, en tres factores. Los
elevados ruidos procedentes de la música de los establecimientos, pubs, discotecas y
de otros. Por otra parte, el desplazamiento de los concurrentes a los establecimientos
de la zona de la restricción y la evacuación de los mismos hasta altas horas de la
noche o de la madrugada ocasionan ruidos provenientes tanto de las conversaciones
de aquellos como también del tráfico de vehículos en la zona de restricción que
traslada a los concurrentes.

36. En suma, el objetivo de la restricción es evitar la contaminación acústica de la


zona aledaña a la de la restricción. Tal objetivo tiene como fin o se justifica en el deber
de protección del poder público, en este caso de la Municipalidad, con respecto a los
derechos al medio ambiente (entorno acústicamente sano) y a la tranquilidad y el
derecho a la salud de los vecinos que residen en las zonas aledañas donde opera la
restricción. En conclusión, siendo el fin de la restricción la protección de estos
derechos, hay un fin constitucional legítimo que ampara su adopción.

37. Análisis de idoneidad. La medida restrictiva constituye un medio adecuado o


apto para la prosecución del objetivo. La restricción del horario de atención de los
establecimientos introducida por la Ordenanza, justamente en las horas de descanso
o del dormir de las personas, impide que la elevada contaminación acústica de la zona
continúe durante las horas de descanso o del dormir de las personas, posibilitando de
ese modo un entorno acústicamente sano para el desarrollo normal de aquellas
necesidades.

38. Análisis de necesidad. La restricción es un medio necesario dado que no hay


medidas alternativas, igualmente eficaces, que posibiliten un entorno acústicamente
sano (objetivo) en las zonas aledañas a la de la restricción. Evidentemente, existen
medios alternativos, pero que no son igualmente eficaces, como el permitir prolongar
el horario de apertura con el establecimiento de niveles de decibelios tope en los
establecimientos; sin embargo, resulta evidente que ello no eliminaría el sonido de la
música en la zona y la contaminación acústica resultante de los otros factores de
contaminación que seguirían produciendo sus efectos lesivos, de modo que no se
lograría el entorno acústicamente sano requerido para la protección del derecho al
medio ambiente y a la tranquilidad y del derecho a la salud. Por el contrario, la
restricción del horario de atención en los establecimientos en las horas determinadas
en la Ordenanza constituye un medio más eficaz para posibilitar un entorno
acústicamente sano que la mencionada alternativa hipotética. En consecuencia, si
bien existe al menos una medida alternativa a la restricción examinada, dicha medida
no es igualmente eficaz y, por tanto, la restricción examinada constituyó un medio
necesario para la protección de los derechos al medio ambiente y a la tranquilidad y
del derecho a la salud de los vecinos de las zonas aledañas a la de la restricción.

39. Análisis de ponderación. Para efectuar este análisis es preciso identificar los
derechos constitucionales y/o bienes constitucionales que se hallan en conflicto.
Hemos dejado establecido que el fin constitucional de la restricción es la protección
del derecho al medio ambiente y a la tranquilidad y del derecho a la salud. Por su
parte, la restricción constituye una intervención o limitación de la libertad de trabajo
de los propietarios de los establecimientos comerciales de la zona restringida (los
miembros de la asociación demandante) y, además, una intervención del derecho al
libre desenvolvimiento de la personalidad de los concurrentes a los establecimientos
de la zona restringida.

40. En esta estructura, el derecho a la libertad de trabajo y al libre desenvolvimiento


de la personalidad constituyen los derechos intervenidos o restringidos con la
restricción examinada. Frente a ello se tiene los derechos al medio ambiente, a la
tranquilidad y a la salud, como los derechos por cuya protección se adopta la
restricción examinada.

41. Por tanto, la ponderación tiene lugar, entonces, ante el conflicto del derecho al
medio ambiente, a la tranquilidad y a la salud (de los vecinos de la zona restringida),
frente a la libertad de trabajo y el derecho al libre desenvolvimiento de la
personalidad (de los propietarios de los establecimientos y de los concurrentes,
respectivamente).

42. La estructura del examen de ponderación ha sido definida por este Tribunal
Constitucional, con motivo de examinar una restricción en la libertad de trabajo,
señalándose que “Conforme a éste [-la ponderación-] se establece una relación según
la cual cuanto mayor es la intensidad de la intervención de la libertad de trabajo,
tanto mayor ha de ser el grado de realización u optimización del fin constitucional. Si
tal relación se cumple, entonces, la intervención en la libertad de trabajo habrá
superado el examen de la ponderación y no será inconstitucional; por el contrario, en
el supuesto de que la intensidad de la afectación en la libertad de trabajo sea mayor al
grado de realización del fin constitucional, entonces, la intervención en dicha libertad
no estará justificada y será inconstitucional.”

43. Dado que la restricción examinada interviene también en el derecho al libre


desenvolvimiento de la personalidad, la formulación de la ponderación en el presente
caso habría de integrar este derecho, de modo que resultaría formulada en los
siguientes términos:

“cuanto mayor es la intensidad de la intervención en la libertad de trabajo y en el


libre desenvolvimiento de la personalidad, tanto mayor ha de ser el grado de
realización u optimización de la protección del derecho al medio ambiente, a la
tranquilidad y a la salud (fin constitucional).”

Corresponde ahora examinar cada una de las intensidades y los grados de realización
a efectos de que posteriormente pueda analizarse si se cumple o no esta ley de
ponderación. La valoración de las intensidades puede ser catalogada como: grave,
medio o leve, escala que es equivalente a la de: elevado, medio o débil [3]. Por esta
razón, la escala puede también ser aplicada para valorar los grados de realización del
fin constitucional de la restricción.

44. La intensidad de la intervención en la libertad de trabajo es leve. La Ordenanza


no establece una limitación absoluta o total del ejercicio de la libertad de trabajo de
los propietarios de establecimientos comerciales en la zona bajo restricción; por el
contrario, ella sólo establece una limitación parcial, circunscrita a determinadas
horas de la noche y la madrugada.

STC Nº 0895-2005-PA/TC (Fj. 7 – 9)

Sumilla:

La Razonabilidad constituye un límite a las restricciones estatales a la libertad de


empresa.

Extracto de la Sentencia:
7. Por tanto, si las normas especiales de ámbito nacional que regulan el servicio
en cuestión permiten la operación de vehículos motorizados y no motorizados, la
limitación establecida por la Municipalidad Provincial de Tarma para que sólo los
vehículos menores motorizados con capacidad de cilindrada de 140 a 500 c.c. puedan
operar resulta no razonable y contraria a la Ley N.° 27189, toda vez que según ella,
incluso los vehículos no motorizados pueden prestar dicho servicio.

8. Por otro lado, el reglamento de la Ley precisa que la velocidad máxima de


circulación de los vehículos menores no excederá de 30 kilómetros por hora. Es
evidente que la finalidad de tal limitación se justifica por razones de seguridad. En el
presente caso, tal finalidad no es privilegiada por cuanto la Ordenanza excluye a los
vehículos menores no motorizados y a los motorizados con capacidad de cilindrada de
140 c.c. que justamente pueden circular preferentemente dentro de la velocidad
exigida puesto que su potencia es menor a la exigida por la Ordenanza cuestionada.

9. En consecuencia, este Tribunal Constitucional estima que en el presente caso la


Municipalidad de Tarma ha limitado de manera no razonable el servicio de
transporte público especial de pasajeros en vehículos menores motorizados o no
motorizados en Tarma vulnerándose con ello el derecho al trabajo de los recurrentes.

STC N° 06135-2006-PA/TC (Fj. 13)

Sumilla:

La Inspección no constituye, per se, afectación alguna a la Libertad de Empresa,


salvo que carezca de motivo alguno y sea ostensiblemente frecuente.

Extracto de la Sentencia:

13. La recurrente ha afirmado que existe una amenaza de cierre de su establecimiento


a través de la realización de inspecciones que pretenden atribuirle la comisión de
infracciones, ello en perjuicio de su libertad de empresa. Sin embargo, el hecho de
una eventual visita de inspección por parte de Indecopi a efectos de verificar si se
infringe o no la ley de derechos de autor o con motivo de cualquier otra posible
infracción cuya resolución sea competencia de dicho órgano, no constituye afectación
de derecho constitucional alguno y, en particular, de la libertad de empresa o de la
libertad de trabajo, salvo que ello tuviese lugar sin motivo fundado alguno y de modo
ostensiblemente frecuente, deviniendo ello en un acto de acoso y perturbación del
ejercicio de dichas libertades, antes que en el ejercicio de una competencia de control
y fiscalización.

STC Nº 00001-2005-AI/TC (Fj. 49)

Sumilla:

La exigencia de respaldo económico mínimo no resulta, per se, irrazonable para


las empresas aseguradoras.

Extracto de la Sentencia:

49. En tal sentido, la restricción a la libre iniciativa privada y a la libertad de


empresa, por el hecho de que se exija un capital mínimo para el ingreso al mercado de
seguros, no resulta inconstitucional, toda vez que su objetivo es afianzar, dentro de
nuestro sistema económico, el mercado de las empresas aseguradoras, las que ofrecen
productos –que en el caso del SOAT, el legislador ha considerado su contratación
como obligatoria– cuya finalidad persigue salvaguardar fines y valores
constitucionales superiores, como la vida, la integridad personal y la salud,
reconocidos en los artículos 2.1º y 7º, respectivamente, de la Norma Fundamental.

STC N.º 000013-2007-PI/TC (Fj. 25 - 29)

Sumilla:

Nuestra Constitución garantiza la igualdad de inversionistas


independientemente de su nacionalidad.

Extracto de la Sentencia:

§4. El test de igualdad con relación a la inversión extranjera y nacional en


las empresas de radiodifusión

25. Este Colegiado en diversa jurisprudencia (entre ella, STC N.° 0006-2006-PI/TC,
STC N.° 0023-2005-PI/TC y STC N.° 0025-2005-PI/TC) ha venido a utilizar, con el
fin de analizar la existencia de discriminación en un caso concreto, el test de
igualdad, el mismo que consta de seis pasos: (a) Determinación del tratamiento
legislativo diferente: la intervención en la prohibición de discriminación; (b)
Determinación de la ‘intensidad’ de la intervención en la igualdad; (c)
Determinación de la finalidad del tratamiento diferente (objetivo y fin); (d) Examen
de idoneidad; (e) Examen de necesidad; y, (f) Examen de proporcionalidad en sentido
estricto o ponderación.

Por esta razón, se debe realizar el test señalado a fin de analizar si él es superado o no
por el segundo párrafo del artículo 24° de la LRT. Sin embargo, no haremos un
análisis estricto de la igualdad sobre la base de los pasos antes mostrados, sino por
una cuestión meramente pedagógica uniremos algunos, por lo que el estudio será en
bloque.

26. Este Colegiado ya ha tenido oportunidad de pronunciarse sobre el carácter que


posee el mencionado artículo 63° en tanto criterio de análisis de igualdad, haciendo
un exhaustivo estudio de lo que este principio-derecho significa.

A través de la STC N.° 0018-2003-AI/TC, el TC ya ha señalado que

El principio de igualdad se constituye simultáneamente de la manera siguiente:


a) Como un límite para la actuación normativa, administrativa y jurisdiccional de
los poderes públicos; b) Como un mecanismo de reacción jurídica frente al hipotético
uso arbitrario del poder; c) Como un impedimento para el establecimiento de
situaciones basadas en criterios prohibidos (discriminación atentatoria a la dignidad
de la persona); y, d) Como una expresión de demanda al Estado para que proceda a
remover los obstáculos políticos, sociales, económicos o culturales que restringen de
hecho la igualdad de oportunidades entre los hombres (…).

La idea de igualdad se desprende de la dignidad y naturaleza de los seres humanos.


El tratamiento desigual no será injustificado en tanto no se afecte dicha dignidad.

Aparte de señalarse que el derecho a la igualdad posee dos componentes: igualdad de


la ley o en la ley (artículo 103° de la Constitución) e igualdad en la aplicación de la
ley (inciso 2 del artículo 2° de la Constitución). En todo ello, lo esencial será
mantener el carácter diferenciador que sí pueden tener las normas, lejos de una
discriminación.

Y si bien en un caso anterior (específicamente, STC N.° 0018-2003-AI/TC), y que


marca nuestra línea jurisprudencial sobre la materia, ya se ha pronunciado como
infundada una demanda sobre la base del mismo artículo 63°, este Colegiado
considera pertinente señalar que en dicha oportunidad, a diferencia de lo que sucede
en el caso actual, consideró que la distinción existente en la norma no operaba en
función a la calidad de inversionista, sino en lo que atañía a las empresas que
producían y proveían servicios en el interior o desde el exterior del país.

26. Con relación a la determinación del tratamiento legislativo diferente, es


necesario revisar la validez de los argumentos de cada una de las partes del presente
proceso constitucional.

Para los demandantes, esta finalidad de tratamiento diferenciado del artículo 24° de
la LRTV obedecería a algunas de estas finalidades, entre las cuales concluye no han
sido cumplidas:

a) Proteger la identidad cultural de la nación, en el entendido que el control


mayoritario de la empresa por inversionistas nacionales puede incidir en que los
contenidos que se difundan respondan, en mayor medida, a los valores, costumbres,
tradiciones e idiosincrasia nacional; la que podría verse menoscabada por la
preponderancia de valores culturales foráneos, provenientes de los inversionistas y
accionistas extranjeros, si se permitiera que estos cuenten con una participación
mayoritaria en el capital de la empresa, lo cual podría vincularse con lo dispuesto en
el inciso 19) del artículo 2º de la Constitución, que señala que toda persona tiene
derecho a su identidad étnica y cultural y que el Estado reconoce y protege la
pluralidad étnica y cultural de la Nación.

b) Proteger y beneficiar al inversionista y accionista nacional, por su condición de


tal, frente al inversionista extranjero, asegurando que el control o dominio de la
propiedad y dirección de la empresa de radiodifusión sea ejercido por nacionales.
Siendo que esta diferenciación tendría como finalidad beneficiar o proteger
determinadas personas y limitar a otras en razón de su condición nacional o
extranjero, ello apuntaría al origen nacional del inversionista o accionista, supuesto
proscrito por la Constitución como motivo para la desigualdad de trato, por lo que
resultaría discriminatoria e inconstitucional.

Una explicación similar es utilizada también por la demandada para argumentar la


validez de su actuación, claro con el fin de justificar lo contrario:

Asimismo, que es el Estado quien debe brindar las condiciones necesarias para
cumplir con los deberes constitucionales en la educación y en la formación moral y
cultural de la Nación y la protección de la identidad cultural con respeto de la
pluralidad cultural de la Nación con la colaboración de la sociedad. Por otro lado,
manifiesta que la importancia del artículo 38º de la Constitución puede equipararse
con el artículo 1º de la Constitución, en el que establece que “La defensa de la
persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y el
Estado”, es decir, se estaría ante disposiciones constitucionales a partir de las cuales
se regulan los derechos (artículos 1º) y los deberes (artículo 38º) de la persona [29].

No es ilógico el planteamiento mostrado en virtud de que cualquier norma de


desarrollo de la Constitución habrá de respetar siempre los intereses del país. Es
válido para ello recordar lo que señala el artículo 19.3 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, según el cual los derechos comunicativos poseen
determinados límites:

El ejercicio de este derecho entraña deberes y responsabilidades especiales y por lo


tanto puede estar sujeta a restricciones establecidas por ley y que sean necesarias
para: a) Asegurar el respeto a los derechos o reputación de los demás; b) La
protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o moral públicas.

Nada más cierto. La actuación de la radio y de la televisión siempre tiene que estar
ligada a un fin especial, cual es el interés público de la nación, tal como su propia
catalogación de servicio privado de interés público. Por lo tanto, el límite del 40% de
la inversión extranjera debe responder a esta finalidad pública.

Para una determinación correcta y adecuada, habremos de recordar también que en el


mundo actual se

(...) ha abierto el mercado a la radio y la televisión, creando un ordenamiento jurídico


para la autorización y la actuación de las empresas privadas.

De un estudio preliminar de la cuestión, se puede observar que no existe relación


alguna entre lo que se está buscando proteger y el medio utilizado, tema sobre el cual
insistiremos líneas abajo. Es cierto que la ley se presume constitucional (artículo
109° de la Constitución), pero también es cierto que la norma impugnada muestra en
su contenido un trato diferenciado -o diferenciador, en su inicio- para con los
inversionistas extranjeros, motivo por lo cual es obligación de la demandada
desvirtuarlos, cosa que no la ha logrado realizar. Expliquemos por qué.

27. Con relación al examen de idoneidad y a la determinación de la ‘intensidad’


de la intervención en la igualdad, se plantean algunas razones para entender por
qué habrá de admitirse una regulación como la existente en el segundo párrafo del
artículo 24° de la LRT, pues ahora corresponde el análisis de la relación de
causalidad, de medio a fin, entre el medio adoptado, a través de la intervención
legislativa, y el fin propuesto.

La principal de las razones argüidas para sostener la constitucionalidad de la norma


es la presentada en el artículo 2°, inciso 9) de la Constitución, referido al derecho que
todos tenemos a la

(…) identidad étnica y cultural. El Estado reconoce y protege la pluralidad étnica y


cultural de la Nación.

[31]
Pero también ha manifestado la demandada, a través de sus apoderados , que se
está tutelando el artículo 38° de la Constitución, referido a que

Todos los peruanos tienen el deber de honrar al Perú y de proteger los intereses
nacionales, así como de respetar, cumplir y defender la Constitución y el
ordenamiento jurídico de la Nación.

Así queda acreditada la diferenciación realizada por el legislador. En tal entendido,


sólo la mayoría del capital nacional podría determinar la protección de los intereses
nacionales.

Al respecto, el argumento de los demandantes se centra en la supuesta protección de


la identidad cultural nacional a través del 60% del capital nacional:

(…) la finalidad de brindar protección a la identidad cultural de la nación peruana


supondrá la intención de tutelar el patrimonio cultural inmaterial (integrado por
tradiciones y expresiones orales, artes del espectáculo, usos sociales, rituales y actos
festivos, conocimientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo, y
técnicas artesanales tradicionales), entendiéndolo desde perspectiva cultural y
diversa. Siendo esto así, para admitir como válida y no discriminatoria la distinción
introducida por el artículo 24º de la LRTV entre inversionistas extranjeros y
nacionales, esta diferenciación debe resultar adecuada o idónea para el logro de esta
finalidad. En consecuencia, que la limitación impuesta a los inversionistas y
accionistas extranjeros no resulta idónea para la finalidad perseguida, puesto que no
puede establecerse una relación o implicación necesaria entre la protección y
promoción de la cultura e identidad nacional, con la propiedad o porcentajes de
participación nacional o extranjera en el capital de la empresa de radiodifusión. Lo
primero se refiere a los contenidos de la programación de la emisora, mientras lo
segundo tiene que ver con el origen nacional o extranjero de los propietarios y
accionistas de la empresa.
Pese a la argumentación mostrada por parte de la demandada, es claro que su
análisis peca de insuficiente, y hasta de incorrecto. Tal como se ha podido ver la
discusión en el presente caso no versa sobre si la empresa ha de ser nacional o no (no
hay discrepancia sobre ello: debe tener necesariamente la nacionalidad peruana) sino
sobre si ella puede tener capitales foráneos más allá del 40% admitido. Y sobre el tope
impuesto no se ha dado argumento alguno, menos aún que deba existir algún límite.
Hay otras formas en que se podría proteger a la radio y a la televisión con el objeto de
tutelar la identidad cultural y los intereses de los peruanos antes que teniendo un
determinado porcentaje de capital nacional.

Además de esta manera se estaría restringiendo ostensiblemente la capacidad de las


empresas de actuar correctamente:

El establecimiento del régimen jurídico de las infraestructuras soporte de las


televisiones constituye una opción del legislador que tiene una notable relevancia en
orden a la distribución de los costes, de los riesgos que la creación de empresas de
televisión supone. Los requerimientos propios de la eficiencia parecen pues que deban
ser tomados en consideración, especialmente si atendemos a su relevancia
constitucional ya que se inscriben en la libertad de empresa.

De otro lado, nadie puede dudar que lo que la radio y la televisión deben ofrecer al
público es una especie de mezcla entre ética pública (si bien no es entidad estatal, su
impacto sí es general) y ética privada (por el carácter de las empresas involucradas),
y quizás éste también podría ser un argumento a favor de la constitucionalidad de la
norma. Queda claro que estos medios han de establecer

(...) modelos de conducta o de comportamiento, estrategias de felicidad, o ideales


sobre el bien y la virtud, lo que hemos llamado contenido de planes de vida que se
ofrecen a los posibles destinatarios de los mismos (...).

Sin embargo, consideramos inadecuado poder señalar que esta búsqueda de ética se
pueda lograr a través de una norma como la impugnada, que hasta puede ser una
cortapisa a ello, toda vez que someter a una empresa nacional a los capitales
extranjeros la podría volver más expedita al control de la propia inversión.

Entrando específicamente al tema de la intensidad de la vulneración, se ha alegado


que ésta es sumamente grave. La argumentación en este extremo se basa en que
existe una violación manifiesta de la Norma Fundamental y de los bienes en ella
contenidos, máxime si como se ha venido señalando estos medios habrán de ser
considerados como instituciones constitucionales. La gravedad de la intensidad se
demuestra en la presentación clara de la norma impugnada. Es evidente que el
segundo párrafo del artículo 24° de la LRT afecta principios constitucionales, como
los que se han ido presentando a lo largo de esta sentencia.

En conclusión, la norma impugnada no supera el examen de idoneidad, y se puede


considerar que su intervención es grave.

29. Con relación al examen de necesidad y al examen de proporcionalidad en


sentido estricto, se habrá de entender que no existe otra disposición más adecuada
para el cumplimiento de los fines de la LRT que la establecida en la norma
impugnada.

Sin embargo, uno puede ver con facilidad que independientemente de dónde
provengan los capitales para la empresa de radiodifusión, siempre ella estará sujeta a
responsabilidades, tal como el artículo 71° de la LRT lo expresa:

Las personas naturales o jurídicas que incurran en infracciones tipificadas en la


presente Ley, son responsables administrativamente ante el Ministerio,
independientemente de la responsabilidad civil y penal que pudiera corresponderles.

Las sanciones administrativas que se impongan, son independientes del


cumplimiento de obligaciones o requisitos exigidos a los infractores, por lo que su
aplicación no convalida, exime o reemplaza ninguna exigencia incumplida, ni los
daños ni perjuicios causados.

Asimismo, se puede considerar que no existe un límite alguno más gravoso para los
derechos de los accionistas extranjeros, sobre todo respecto a su derecho a la
propiedad. Al respecto, y en ello coincidimos con la parte demandada, ella expresó
que

(…) no está de acuerdo con el demandante cuando éste afirma que ‘no existe otra
limitación constitucional respecto a la propiedad de los extranjeros’, puesto que el
artículo 70º de la Constitución dispone que el derecho de propiedad que ostenta toda
persona natural o jurídica, nacional o extranjera, se ejerce en armonía con el bien
común y dentro de los límites de la ley. En consecuencia, el bien común y los límites
establecidos por ley también resultan una ‘limitación constitucional respecto a la
propiedad de los extranjeros’.
También vale la pena precisar que con independencia de la nacionalidad de los
capitales en la empresa, siempre las empresas de radiodifusión deben buscar la
observancia y la defensa de toda la Constitución.

A través del fundamento 26 de la STC N.° 0027-2005-PI/TC, este Colegiado ha


venido a señalar que

(…) no puede soslayar la importancia capital del rol del ejercicio profesional del
periodismo y de los medios de comunicación social para la consolidación de las
instituciones y del propio régimen democrático; claro está, cuando ellos se realizan
con responsabilidad y dentro del respeto de la dignidad de la persona humana
(artículo 1º de la Constitución), de sus derechos fundamentales y de valores
democráticos como la tolerancia y el pluralismo. Su papel es especialmente relevante
porque su ejercicio democrático incide en la posibilidad de que los ciudadanos estén
convenientemente informados sobre los temas que son de interés público.

Además habrá de recordar que la propia LRT, en su artículo 33º establece que

Los servicios de radiodifusión, sonora y de televisión deben contribuir a proteger o


respetar los derechos fundamentales de las personas, así como los valores nacionales
que reconoce la Constitución Política del Perú y los principios establecidos en la
presente Ley.

Insistimos que la protección, observancia y promoción de la radio y televisión de los


derechos fundamentales, sobre la base de su consideración como instituciones
constitucionales, no puede hacerlos desconocer la necesidad que tienen de influjos de
capitales; lo contrario, sería negarles su capacidad de desarrollo.

En relación con la liberalización del sector, es fundamental facilitar la entrada de


nuevos operadores a través de la liberalización de la prestación de servicios de valor
añadido y la posterior ampliación de la libertad de prestación al resto de los servicios
(...). También tiene gran importancia la credibilidad del sector público en el proceso
liberalizador, ya que de este modo se va a evitar la oposición de los grupos de presión
y se incentiva simultáneamente la entrada de diferentes agentes económicos en el
sector .

En el mundo empresarial, la regulación de la radio y televisión está en un proceso de


transición desde el servicio público a una situación de mayor liberalización. Las
reglas del mercado no pueden imponerse sobre esos valores constitucionales. Todas
las regulaciones proporcionadas y razonables que tratan de preservarlos son, por
tanto, admisibles. En esencia,

la historia de las comunicaciones en los países poderosos, durante las últimas


décadas, revela el deseo de los gobernantes por atender las crecientes necesidades y
exigencias de los ciudadanos por una mayor y mejor información, por una oferta
cultural y recreacional variada, tratando de satisfacerla y atenderla por los mejores
medios y técnicas disponibles, a precios accesibles para las grandes mayorías; dicho
en otras palabras, la voluntad de establecer unas telecomunicaciones eficientes, como
soporte de una vida económica y cultural activa y creativa.

Como punto final de este análisis habrá de recordarse que algunos han propuesto que
empresas de este tipo habrán de considerarse como empresas estratégicas en el país,
justamente para tutelar los intereses nacionales. Al respecto, sólo podemos
mencionar que este tipo de entidades deben estar sujetas a un numerus clausus,
máxime si lo estratégico, pues, no se refiere a una ‘función’ económica sino a una
calidad jurídica[39]. Normalmente, como característica se encuentra la barrera
absoluta de ingreso a los particulares, pero persistimos en el hecho de que lo único
que se estaría prohibiendo con el segundo párrafo del artículo 24° es el ingreso de
capitales, puesto que la titularidad de la empresa siempre recaerá en un nacional.

A partir de la Constitución de 1993 existe un estudio detallado en materia de las


Inversiones. Dado que, en el pasado en virtud de una visión nacionalista e
ideologizada de las inversiones, se orientó a nuestra legislación proteger la inversión
nacional y controlar e imponer un límite a las inversiones extranjeras. Siendo esto
así, las inversiones extranjeras se le relacionaba con el gran capital, así como los
perjuicios que este traía con relación a los inversionistas nacionales y al propio
mercado. Sin embargo, esta visión de la economía resulta distinta en la actualidad,
puesto que las economías excesivamente cerradas y proteccionistas solo han generado
pobreza y subdesarrollo de los países que las han implementado.
Como colofón de este punto, no puede aceptarse la medida impuesta en el plano
normativo por no cumplir con los requisitos de necesidad y proporcionalidad.
30. Con relación a la determinación de la finalidad del tratamiento diferente,
se puede señalar que el propósito legislativo de consagrar un 40% como máximo para
la inversión extranjera en radio y televisión, con la finalidad de preservar en 60% la
inversión nacional conducente a la cautela de la identidad nacional y de los bienes y
valores que la constituyen, es equívoco, erróneo e inútil.

En relación a este punto, habrá que tener cuidado con estos medios en vista que
(...) la televisión invierte la evolución de lo sensible en inteligible y lo convierte en
un ictu oculli, en un regreso al puro y simple acto de ver. La televisión produce
imágenes y anula los conceptos, y de este modo atrofia nuestra capacidad de
abstracción y con ella toda nuestra capacidad de entender.

Por eso el Estado debe saber actuar. No intervenir por intervenir, sino hacerlo
conscientemente de que existen derechos y bienes constitucionales en juego.

En efecto, en el marco del derecho societario, que es en el que se inscribe la materia,


es perfectamente posible acordar la emisión de diversas clases de acciones, las mismas
que pueden conferir distintos derechos y en este orden de ideas, establecer, por
ejemplo, unas acciones de fundador, que tenga como atribución la de elegir a la
mayoría de miembros en el directorio, así, cuatro de siete miembros o tres de cinco, y
con ello será el directorio mayoritario extranjero elegido por la minoría de la junta de
accionistas quien dirija las pautas de lo que se difunda y anuncie por el canal de
televisión o emisora radial respectiva.

Basta revisar tan sólo el artículo 88° de la Ley General de Sociedad, que señala lo
siguiente:

Pueden existir diversas clases de acciones. La diferencia puede consistir en los


derechos que corresponden a sus titulares, en las obligaciones a su cargo o en ambas
cosas a la vez. Todas las acciones de una clase gozarán de los mismos derechos y
tendrán a su cargo las mismas obligaciones.

La creación de clases de acciones puede darse en el pacto social o por acuerdo de la


junta general.

La eliminación de cualquier clase de acciones y la modificación de los derechos u


obligaciones de las acciones de cualquier clase se acuerda con los requisitos exigidos
para la modificación del estatuto, sin perjuicio de requerirse la aprobación previa por
junta especial de los titulares de acciones de la clase que se elimine o cuyos derechos
u obligaciones se modifiquen.

Cuando la eliminación de la clase de acciones o la modificación de los términos y


condiciones con las que fueron creadas implique la modificación o eliminación de las
obligaciones que sus titulares pudieran haber asumido frente a la sociedad, a los
otros accionistas o a terceros, se requerirá de la aprobación de quienes se vean
afectados con la eliminación de la clase de acciones o con la variación de las
obligaciones a su cargo.

El estatuto puede establecer supuestos para la conversión de acciones de una clase en


acciones de otra, sin que se requiera de acuerdo de la junta general, ni de juntas
especiales ni de la modificación del estatuto. Sólo será necesaria del estatuto si como
consecuencia de ello desaparece una clase de acciones.

Como si ello fuera poco, también es perfectamente posible a tenor de lo dispuesto en


el artículo 39º de la misma ley que la distribución de beneficios o utilidades no se
realice en proporción a los aportes al capital sino de manera distinta, de modo tal que
por ejemplo, el 40% de acciones perciba el 80% de las utilidades y el 60% restante de
acciones, sólo el 20% de dichas utilidades.

Lo que queremos expresar es que dicho porcentaje accionario (el de 60%) no asegura
en absoluto al inversionista nacional porque el pacto social o el estatutario, después
de las tratativas y negociaciones empresariales del caso, pueden fijar, con arreglo a
ley, modos distintos de dirección y de reparto de utilidades reñidas con lo que
supuestamente era la intención legislativa.

Todo esto en el marco estrictamente peruano, sin perjuicio de los otros enfoques que
nos viene haciendo conocer la mundialización o globalización de la economía, en
donde, existiendo el dinero virtual y el capital del mismo predicamento, ahora ya no
es posible conocer, con absoluta certeza, si el capital del inversionista de un
determinado país foráneo es verdaderamente de dicho país, o si, por ejemplo, puede
ser peruano, proveniente de una empresa nacional y que ha hecho inversiones en el
extranjero.

Adicionalmente, se puede señalar que existen temas, tanto en materia societaria


como en derecho económico, concernientes a la certeza del lugar de donde proviene la
real inversión llevada a cabo, que no han sido tomados en cuenta por la LRT. Esto
sin perjuicio de lo que también podemos agregar en el marco del derecho concursal,
en donde un inversionista extranjero puede adquirir legítimamente la totalidad de
las acreencias comunes de una empresa radiodifusora en procedimiento concursal.

Claramente, se puede concluir que la norma impugnada tampoco supera el análisis


del fin del tratamiento diferenciado.

STC N.º 000013-2007-PI/TC (Fj. 29 - 31)


Sumilla:

Excepcionalmente, puede restringirse la inversión extranjera atendiendo a


criterios de reciprocidad en el tratamiento de las inversiones por parte de sus
países de origen.

Extracto de la Sentencia:

§5. La reciprocidad en el tratamiento igualitario entre la inversión


extranjera y nacional

29. Para concluir con el análisis constitucional de la materia impugnada, el TC


considera imprescindible dejar señalada una cuestión fundamental para entender
correctamente el artículo 63º de la Constitución.

Se ha argüido la existencia tanto de convenios de colaboración entre países para


tratamiento igualitario de los capitales (por parte de los demandantes) como de
prohibiciones expresas para el ingreso de capital foráneo para las empresas de
radiodifusión (por parte de la demandada).

Al respecto, este Colegiado no puede sino remitirse al texto expreso de la Norma


Constitucional, y ello va a ser un motivo de modulación de la sentencia que se está
emitiendo. El artículo 63° señala explícitamente que

Si otro país o países adoptan medidas proteccionistas o discriminatorias que


perjudiquen el interés nacional, el Estado puede, en defensa de éste, adoptar medidas
análogas.

Por tal razón, es válido que nuestro Estado tome en cuenta esta consideración para el
análisis del tratamiento igualitario entre los capitales extranjeros y nacionales.

30. Insistimos en que la norma impugnada debe ser reputada como inconstitucional,
pero es necesario, en pos de tutelar intereses como país soberano, y en la necesidad de
demandar reciprocidad económica con otros países, buscar que el trato que podamos
brindar a los capitales de un país extranjero sea equitativo al que puedan recibir los
nuestros cuando accedan a dicho país.

Al respecto, se ha señalado que


(...) detrás de esos aparentes deseos de mayor libertad, igualdad, calidad y progreso
en materia de libertad de expresión, existe una realidad de poder creciente de un
número cada vez menor de empresas con idénticos fines e ideología.

Por eso, consideramos imperioso a la luz del propio artículo 63º de la Constitución
que se exija en el ámbito del territorio un trato similar, con no menos derechos, al de
nuestros nacionales en los países extranjeros, por eso es el mandato expreso de la
propia Norma Fundamental.

31. Actualmente no existe prohibición entre los movimientos de capitales en las


empresas de radiodifusión, por ejemplo, entre los miembros de la Comunidad
Europea, pero siempre ponen límites a esta libertad de circulación de capitales:

(...) los pagos relativos a los servicios (incluidos los de emisión y retransmisión de
programas de televisión) debían liberalizarse entre los Estados miembros en la
misma medida en que la libre circulación de servicios haya sido liberalizada entre los
Estados miembros (...).

Situaciones como la mostrada redundan a favor de que la liberalización en el


movimiento de los capitales dentro de los países tenga como objetivos mejorar la
cobertura y la calidad de la radio y la televisión, tal como puede ocurrir en el caso
peruano dentro de la Comunidad Andina (más aún si, como señala el artículo 44º de
la Constitución, se debe promover la integración, particularmente la
latinoamericana).

Pero ello necesariamente importa que las contrapartes reciban un trato no


discriminatorio, puesto que si ponen trabas o restricciones al ingreso de los capitales,
también deberían recibir un trato igual en el país, tal como fue la intención de
nuestro constituyente.

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