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de las mujeres
populares y diversas
Es una publicación de Fundacion Oxfam Intermon
Calle Diego Ferre 365
Miraflores
Lima 18, Perú, (511) 241 6847
Autoras:
Andrea Diez, Erika Rodríguez Gómez, Ana Maria Yañez, Izabel Santos, Martha Rico.
Con apoyo de Carolina Egio.
En el marco del convenio10‐CO1‐057 con el apoyo de:
Convenio: “Formación y Empoderamiento de mujeres populares y diversas para la Construcción de nuevas
ciudadanías en Colombia, Perú, Ecuador y Brasil”
www.popularesydiversas.org
Primera edición, Abril 2015
Diseño y diagramación:
Tarea Asociación Gráfica Educativa
Esta publicación podrá ser difundida sin fines comerciales por cualquier medio, sin cambios y en su totalidad,
siempre que se mencione autoría.
Organizaciones participantes:
Brasil:
Casa da Mulher do Nordeste (CMN), Movimiento da Mulher Trabalhadora Rural do Nordeste (MMTR‐NE),
Centro das Mulheres do Cabo (CMC).
Colombia:
Corporación Casa de la Mujer, Corporación Vamos Mujer, Asociación Santa Rita para la Educación y Promoción
(FUNSAREP), Asociación de Mujeres y Madres Abriendo Caminos (AMMAC), Centro de Promoción y Cultura
CPC‐FASOL, Corporación “Simón Bolívar” y Asociacion de Mujeres Afrocolombianas Kambirí.
Ecuador:
Fundación Yerbabuena, Centro de Desarrollo, Difusión e Investigación Social (CEDIS), Red Provincial
de Organizaciones de Mujeres Kichwas y rurales de Chimborazo (REDCH), Red Fronteriza de Paz (RPF)
Asamblea Permanente de Derechos Humanos (APDH).
Perú:
Centro de Derechos y Desarrollo (CEDAL), Confederación Nacional de Mujeres Organizadas por la Vida y el
Desarrollo Integral (CONAMOVIDI), Sindicato Nacional de Trabajadoras del Hogar del Perú (SINTRAHOGARP),
Coordinadora del Vaso de Leche Metropolitana de Lima, Flora Tristán y Movimiento Manuela Ramos.
Indice
PRESENTACIÓN 7
1. LOS MUNDOS POSIBLES QUE QUEREMOS LAS MUJERES
POPULARES Y DIVERSAS 9
2. NUESTROS CUERPOS, NUESTRO DERECHO A UNA VIDA LIBRE
DE VIOLENCIAS 17
a. Violencias contra las mujeres, jóvenes y niñas. Afectaciones
en los cuerpos y vidas de las mujeres populares y diversas. 20
b. El continuum de violencias en la vida de las mujeres, jóvenes
y niñas. 22
c. Vindicación del derecho a una vida libre de violencias 25
d. Desafíos, retos y proyecciones para las mujeres populares
y diversas 27
1. Respecto al contexto que pretendemos cambiar para la
obtención de una vida libre de violencias para las mujeres 29
2. Respecto a nuestras formas de asociación, acción y
exigibilidad, insertas en la dinámica del feminismo
latinoamericano y del Caribe: 29
3. Respecto a la relación con otros movimientos sociales
y políticos 30
4. Respecto a las transformaciones personales y subjetivas, que
resuenan en el espacio organizativo 31
Bibliografía 32
4. PODERES Y LIDERAZGOS DE LAS MUJERES POPULARES
Y DIVERSAS 51
a. La toma de decisiones 53
b. La distancia con los espacios públicos de toma de decisiones 54
c. Obstáculos para la participación política 54
d. Democracias con clientelismo para las mujeres PyD 56
e. Sentidos de transformación del poder 56
f. Las colonialidades remanentes y las organizaciones mixtas 57
g. La paridad en la toma de decisiones en los ámbitos público
y privado 60
h. Hacia dónde vamos: liderazgos y construcción política de
las mujeres populares y diversas 61
Bibliografía 63
5. LA INTERCULTURALIDAD E INTERSECCIONALIDAD COMO
ESTRATEGIAS POLÍTICAS DE ENCUENTRO Y TRABAJO DE LAS
MUJERES POPULARES Y DIVERSAS 65
a. Nuestra diversidad, nuestra riqueza. 67
b. La interculturalidad como herramienta política. 68
c. La interseccionalidad como categoría analítica. 69
d. La fuerza que nos da la diversidad: como aplicar ambas
dimensiones en nuestras luchas. 72
Presentacion
¿Cómo se puede leer una agenda regional de las mujeres populares y diversas de cuatro países?
Como una experiencia única y singular. Como una construcción política realizada, de manera
transformadora y durante mas de cuatro años por lideresas de organizaciones, mujeres de
barrios que nunca son noticia, sindicalistas, feministas, indígenas, mujeres vinculadas con la
erradicación de las injusticias y las violencias, trabajadoras rurales y del hogar, cuidadoras de
la vida, agricultoras y campesinas, mujeres afrodescendientes, mujeres que se unieron para
construir, juntas, a partir de sus diferencias y diversidades.
Esta agenda puede leerse así como un proceso realizado por 19 organizaciones de mujeres
populares y diversas de Ecuador, Perú. Brasil y Colombia, que entre octubre del 2010 y abril
de 2015 transitaron juntas el convenio: “Formación y Empoderamiento de mujeres populares
y diversas para la Construcción de nuevas ciudadanías en Colombia, Perú, Ecuador y Brasil”,
impulsado por Oxfam Intermon y con el apoyo de AECID.
7
Pero no solamente. Porque esta agenda refleja el trabajo, el sentir y las proyecciones de las mujeres
populares y diversas organizadas, su visión política, su proyecto transformador y su realidad,
desde antes del Convenio, enriquecido a partir del mismo, y que en el futuro se constituye en hoja
de ruta y con vida propia para continuar escribiéndose con los procesos que vendrán.
DE LA INVISIBILIZACIÓN AL RECONOCIMIENTO
Uno de los puntos de partida de las organizaciones que se unieron para llevar adelante
este proyecto político era que los estados en particular, pero la sociedad en su conjunto en
general, habían invisibilizado los aportes de las mujeres populares y diversas. Sus esfuerzos
y acciones concretas por construir culturas democráticas y de paz, su trabajo en pos de un
desarrollo que no violentara los derechos humanos y del medio ambiente, sus aportes a
las economías con el trabajo no reconocido de las mujeres. A esto se sumaba, también, la
realidad que muchas organizaciones sociales de manera directa o indirecta, se constituían
en detractoras de los liderazgos de las mujeres que las integraban, ignorando sus luchas y
su capacidad de transformación, y al mismo tiempo, negándose a aceptar sus demandas
específicas en relación a la autonomía económica, sexual y reproductiva y al derecho a una
vida libre de violencias.
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
Esta agenda, en consecuencia, también puede leerse como una puesta en evidencia de todo
lo que las mujeres populares y diversas han sido y son capaces de hacer para cambiar sus
vidas y la de toda la sociedad.
La auto identificación como mujeres, pero sobre todo como integrantes de colectivos (minorías
o mayorías minorizadas) estigmatizados, históricamente violentados y subvalorados, es parte
fundamental del patrimonio de las mujeres populares y diversas. La recuperación y revalorización
de sus capacidades y poderes, históricamente despreciados por la sociedad, se constituye así en
una parte fundamental del proceso de las mujeres que han construido esta agenda.
La categoría Mujeres populares y diversas implica así una profunda connotación de clase, e
identifica las problemáticas de las mujeres jóvenes y adultas, en contextos urbanos y rurales,
asociados a condiciones precarias de vida, y a sus luchas contra la pobreza, la violencia, y por
una vida digna.
Al mismo tiempo, al referirse a la diversidad, consideran las diferencias existentes entre
las mujeres, teniendo en cuenta categorías étnicas y raciales, territoriales, generacionales
y de orientación sexual. Es importante destacar que al mismo tiempo que las diversidades
constituyen una singular riqueza (de conocimientos, poderes y capacidades) las diferencias
implican profundas desigualdades para estas mismas mujeres diversas en términos de acceso
a los recursos económicos, simbólicos y culturales de nuestras sociedades latinoamericanas.
Estas características influyen en cuanto a diferentes formas de discriminación. No existe
8 una identidad única, ni homogénea, sino muy por el contrario, la coexistencia de múltiples
cosmovisiones.
El pensamiento de esta mujer urbana de Cartagena sirve para comprender mejor esta categoría:
“Las mujeres de los sectores populares en los barrios marginados y empobrecidos
tenemos múltiples identidades personales y colectivas que se relacionan entre
si, en todas ellas es visible la discriminación que vivimos por razones de género,
étnicas, por las edades, las miradas políticas, las opciones sexuales, y por una cultura
profundamente machista que legitima la violencia contra nosotras las mujeres”1
Por último, se destaca en las Mujeres populares y diversas, una profunda raíz de critica a
las colonialidades, de los saberes, poderes y construcción de estados, que abarca desde
el etnocentrismo cultural al patriarcado como formas hegemónicas de relacionamiento y
dominación en nuestros países.
1 Noris Téllez Campo. En: Con voz propia. Agenda pública de mujeres populares unidas por otro mundo posible.
Articulación e mujeres populares por otro mundo posible, 2014, pag. 8.
LOS MUNDOS POSIBLES QUE
QUEREMOS LAS MUJERES
POPULARES Y DIVERSAS
9
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
10
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
El escenario de cambio deseado es que en los países
en que se desarrolla el convenio más mujeres
populares y diversas ejerzan liderazgos y poder,
se organicen, adquieran visibilidad y autonomía
económica, sexual y reproductiva y política, vivan
libres de violencia y sean tomadoras de decisiones,
para sus propias vidas y para toda la sociedad,
en ámbitos familiares, comunitarios, sociales,
organizacionales, y espacios de poder públicos
locales, nacionales y regionales.
2 A modo de ejemplo cabe mencionar lucha de las mujeres indígenas de Perú en resistencia al proyecto minero en
Conga (Asamblea Nacional de afectados ambientales) y de las mujeres amazónicas por la resistencia a la explotación
del Yasuni en Ecuador.
3 La soberanía alimentaria y la conservación de la agricultura familiar se encuentra en el centro de la agenda de las
mujeres rurales organizadas en el nordeste brasileño y las mujeres indígenas de la sierra ecuatoriana. Ver: Incidencia
de las mujeres kichwas de Chimborazo y afrodescendientes de Guayaquil en los movimientos mixtos y en los órganos de
poder local y nacional. Oxfam Intermon, 2013.
4 Ver el caso de los comedores autogestionarios de sectores populares de Lima (De la casa a la política: Escritos
colectivos de las mujeres organizadas de Lima; Oxfam Intermon, 2013) y la organización de las mujeres colombianas
por la construcción de la paz en las zonas en conflicto: La verdad de las mujeres víctimas del Conflicto Armado en
Colombia, Ruta pacífica de las mujeres; y: La paz con las mujeres Si va! (Sobre la incorporación de las mujeres en
el proceso de Paz) Boletín: mujeres diversas.
5 Ver: Manifiesto de las mujeres populares y diversas.
http://popularesydiversas.org/media/uploads/documentos/noticias/manifiesto_mujeres_populares_y_diversas.pdf
6 Las mujeres de San Basilio de Palenque transformaron las reglas culturales de los Kuagros, sistema organizacional que
configuraba un sistema de derechos y obligaciones que las discriminaban, e instauraron las Reglas de Orika (hija de un
líder que desafió la autoridad paterna) en oposición a la reglas tradicionales de Benkos Bioho. Ver: Empoderamiento y
participación política de las Mujeres Negras, Afrodescendientes y Palenqueras de Colombia. Oxfam Intermon, 2013.
7 Ver Campaña “Déjala decidir”: http://www.popularesydiversas.org/media/uploads/documentos/boletin_9.pdf.
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
De allí que la continuidad y profundización del proceso político ya iniciado por las
mujeres populares y diversas, de liderazgo, organización, resistencia y transformación,
sea clave para la modificación de las inequidades de las vidas de las mujeres y de la
sociedad en su conjunto:
Más mujeres, más organizadas y con más capacidad para exigir el cumplimiento
de sus derechos, construyen sociedades más justas.
El liderazgo transformador de las mujeres reivindica la agencia de todas las
mujeres en los procesos de cambio que afectan a sus vidas, y se contrapone a
las nociones de liderazgo que tradicionalmente se concentran en las estructuras
jerárquicas de comando y enfatizan el papel de las personas carismáticas y
excepcionales (OI 2010).
Las mujeres se transforman y con ello transforman la sociedad
En el LARGO PLAZO, el principal cambio deseado es el debilitamiento y la transformación de
la cultura patriarcal en los países de la región, en los niveles sociales macro y micro; públicos
y privados.
Esta afirmación implica la necesidad de una participación activa de las mujeres populares y
diversas en la reforma del estado de nuestros países: queremos políticas públicas para las
mujeres con un recorte integrador de la diversidad y queremos que los estados no tengan la
marca racista, colonial y patriarcal que los caracteriza en la actualidad:
12
“Tenemos dos pies y dos manos:
con las manos debilitamos los estados que tenemos ahora,
y con los pies construimos los nuevos.
Pero muchos de los cambios que pensamos
pasa por trabajar desde los estados, debilitándolos,
para construir otros.8”
En el MEDIANO plazo, nuestra visión de cambio incluye contar con una mayor toma de
decisiones por parte de las mujeres populares y diversas en todos los espacios de poder
para la transformación de las desigualdades sociales, económicas y políticas. Esta visión
implícitamente alude a una renovación en la esfera política, y a la paridad en la toma de
decisiones, pero con perspectiva feminista y autónoma, lo que incluye la capacidad de tomar
decisiones a favor de la inclusión de las agendas de las mujeres populares y diversas en todos
los ámbitos de la sociedad.
8 Integrantes del comité regional, Medellín, agosto de 2013.‐
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
Fotografías: Carlos Ly.
Aspiramos a que la visión de las mujeres organizadas, populares y diversas, sobre el desarrollo
que queremos para nuestros países tenga visibilidad y fuerza en las agendas públicas de los
movimientos sociales, partidos políticos, sindicatos, organizaciones, etc.
En el CORTO PLAZO esperamos que:
• Más mujeres lideren propuestas de despenalización del aborto en casos de violación.
• Que las políticas públicas nacionales y locales asuman mejores condiciones (de
dignidad, seguridad, protección y con enfoque de derechos) para atender los
derechos sexuales y reproductivos y la violencia contra las mujeres.
• Se incremente la visibilidad de la erradicación de la violencia contra las mujeres en las 13
agendas nacionales y regionales, y que se traduzca en políticas efectivas nacionales y
locales para una reducción del fenómeno del femicidio.
• Los estados incluyan en sus cuentas nacionales el trabajo no remunerado y gratuito
de las mujeres.
• Mas mujeres populares y diversas puedan reducir el trabajo no remunerado y que las
familias, los sectores privados los organismos estatales asuman su redistribución.
• Se reconozca a las mujeres populares y diversas como
productoras de conocimiento.
Así, se esperan cambios en los siguientes niveles:
A nivel organizacional:
Las organizaciones sociales mixtas
reconocen la estigmatización y
especificidad de las mujeres PyD que las
integran, y democratizan sus liderazgos
aceptando el ejercicio de poder y decisión
de las mujeres sobre los temas que
involucran a sus propias vidas (autonomía
económica, sexual y reproductiva,
derecho a una vida libre de violencia y
ejercicio de poder político) y sobre los
temas de interés de toda la sociedad. Fotografía: Carlos Ly.
Las organizaciones de mujeres PyD establecen vínculos y relaciones con las mujeres que
llegan a espacios de tomas de decisiones, y se consolidan como negociadoras y actoras
políticas claves para las mujeres electas.
Las redes nacionales y regionales del movimiento de mujeres y feminista incorporan en sus
agendas y prioridades las de las organizaciones de mujeres PyD.
Las agendas de las organizaciones nacionales reconocen los logros obtenidos por las mujeres
pyd con sus agendas locales, y las incorporan a las suyas propias.
Las organizaciones de mujeres PyD reconocen el aporte imprescindible y renovador de las
mujeres jóvenes y las incluyen como lideres con agenda propia.
14 Se crean y consolidan mas espacios de diálogo entre el movimiento feminista y movimientos
social de mujeres.
Las organizaciones feministas articulan más y mejores alianzas con la academia feminista.
Más mujeres PyD modifican las relaciones de poder desiguales al interior de sus familias,
ejercen su derecho a una vida libre de violencia haciendo uso de mecanismos de denuncia y
de control social de la misma, y logran redistribuir entre los integrantes de la familia y de su
comunidad las tareas de la economía del cuidado culturalmente asignadas a las mujeres para
poder usar de un tiempo libre en sus intereses personales y grupales.
Mas mujeres PyD reconocen sus poderes, su capacidad política su adscripción al feminismo
y al movimiento de mujeres, construyen e instalan en sus ámbitos de referencia discursos
alternativos al patriarcal.
Las mujeres PyD logran adquirir mayor autonomía en la toma de decisiones, en particular
en relación al derecho de una vida libre de violencias y a la libertad de elegir su vida sexual y
reproductiva, incluido el derecho al aborto.
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
Fotografía: Carlos Ly.
Mas Mujeres PyD ejercen poder político y toman decisiones sobre sus intereses y temas de agenda
y los de toda la sociedad, en comunidades, partidos políticos, organizaciones mixtas y/o de mujeres,
15
poderes locales, gobiernos y organismos estatales.
Las mujeres de organizaciones que son electas o designadas en puestos de toma de
decisión, mantienen las agendas de las organizaciones y las defienden y sostienen en
diversas instancias.
Se incrementa el acceso y control de las mujeres PyD sobre los recursos (políticas) que
se desarrollan en ámbitos públicos para las mujeres en particular y para los temas que las
involucran directamente.
Los estados, en sus diversas instancias, reconocen y garantizan el derecho a la verdad, la
justicia y la reparación para las mujeres víctimas de violencia.
En los diferentes niveles de toma de decisiones estatales, se incluyen mejores políticas
públicas de enfrentamiento y erradicación de la violencia contra las mujeres, que incluyan
prevención, atención, reparación y justicia.
A nivel local y nacional se garantiza la laicidad del estado, mediante políticas públicas libres
de injerencia de los fundamentalismos religiosos e intereses corporativos.
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
Los temas de las mujeres populares y diversas son tenidos en cuenta en las agendas de
gobierno nacional.
Más estados incorporan en sus marcos legales legislaciones para enfrentar el acoso político y
de alternancia para garantizar la presencia de mujeres en la toma de decisiones.
La totalidad de los países de la región adhieren al Convenio 189 de la OIT y reconocen como
trabajo en sus marcos nacionales el realizado por las trabajadoras del hogar.
Se tipifica el feminicidio en los códigos penales de la región.
A nivel regional:
Se reconoce a las mujeres PyD y sus agendas como actoras políticas y estratégicas en las
discusiones y decisiones regionales.
Las instancias supranacionales activan todos sus mecanismos para la sanción a los estados
que no han garantizado los derechos contemplados en la Convención de Belem y de la
CEDAW, así como los mecanismos de reparación‐
Las políticas de cooperación continúan sus acciones para el fortalecimiento de las
organizaciones de mujeres populares y diversas en la región.
Las organizaciones de mujeres PyD renuevan los liderazgos de redes y organizaciones
regionales/supranacionales.
16
Fotografía: Carlos Ly.
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
NUESTROS CUERPOS,
NUESTRO DERECHO A UNA
VIDA LIBRE DE VIOLENCIAS
“Sin saber nadar me boté al río y al mar,
pero al caer aprendí a nadar,
y al otro lado salí y empecé a caminar.
Y aquí estoy, frente a ustedes”9.
17
9 Palabras de Isidora Sambaña, integrante del Grupo Temático Mujeres Libres de Violencias (GMLV). Bogotá. 2011.
Fotografía: Carlos Ly.
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
18
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
Las violencias contra las mujeres son la manifestación atroz de la vigencia del sistema
socio – sexual patriarcal que aún hoy regula las distintas visiones, creencias, prácticas,
representaciones y relaciones sociales, y que se traduce en un entramado de prejuicios
y convicciones que modelan los afectos, las acciones y los modos de sentir y pensar de
hombres y mujeres, en el contexto social y cultural.
Las violencias en el marco de este sistema, se constituyen en actos violatorios de la autonomía
de las mujeres y de los derechos que en forma progresiva nos han sido reconocidos, gracias a
la agencia e interpelación constante del movimiento de mujeres y feminista.
En el contexto latinoamericano y del Caribe, la exigencia de una vida libre de violencias para
las mujeres tuvo su momento de mayor claridad a finales del siglo XX. Desde entonces, las
mujeres de las diferentes latitudes del continente, hemos denunciado y visibilizado, como
parte de una agenda feminista, con avances y obstáculos, interlocutores y contradictores, y
en diálogo con otros y otras actoras, que las violencias contra las mujeres ‐desde los actos
sutiles y poco evidentes, hasta la crueldad feminicida‐, han obstaculizado el desarrollo social,
económico y cultural de las mujeres, y por ende, se trata de un fenómeno que debe generar
suprema atención en los Estados, los gobiernos, los movimientos, plataformas, redes y
asociaciones sociales y políticas, y en el conjunto de la sociedad en general.
Esto ha significado sacar las violencias contra las mujeres de los espacios privados y sociales,
interrogando sus soportes culturales, como una forma de romper con el silenciamiento y
construir argumentos políticos para su erradicación.
en los distintos contextos sociales en los cuales nos encontramos, y desde la visibilización
de nuestras acciones de resistencia, denuncia y exigibilidad, como aportes a un camino en
construcción, que se constituye en la actualidad como una agenda política que pretende
fortalecer el diálogo entre nosotras y con otras y otros, en el objetivo de alcanzar una vida
digna, autónoma y libre para las mujeres.
Los contextos sociales, económicos, culturales y políticos de Brasil, Colombia, Perú y
Ecuador son diversos. La comprensión que el feminismo latinoamericano y del Caribe
ha hecho de esta diversidad, surge del reconocimiento de las mujeres como sujetas con
identidades distintas, en las cuales se interrelacionan sus propios cuerpos, territorios,
culturas, etnicidad, clase, entre otros. Si bien estas identidades no son homogéneas,
la visión que el patriarcado ha impuesto sobre nosotras si lo es; a la diversidad de las
identidades femeninas, corresponde una visión homogénea impuesta por el patriarcado,
que se materializa en las formas bajo las cuales ejerce control y subordinación de
los cuerpos y vidas de las mujeres, y que comporta aspectos comunes que resultan
en el ejercicio de violencias y discriminaciones en su contra, quienes a la vez, las
experimentamos en forma diferenciada.
En ese orden, el patriarcado ha legitimado el uso de la violencia y el control para
desconocer a las mujeres como sujetos de derechos, naturalizando y justificando dichas
prácticas, como si se tratase del orden originario en las relaciones sociales, sin historia y sin
posibilidad de rechazo e interpelación. Así mismo, las consecuencias en las mujeres y los
20 niveles de afectación han sido variados, pues la violencia comporta una serie de aspectos
simbólicos y materiales que obstaculizan el desarrollo social y político de las mujeres, e
impiden la concreción de proyectos de vida libres y autónomos.
Podemos afirmar que la intención del patriarcado según la cual un género domina al
otro, cobra su máxima expresión en las violencias contra las mujeres, pues éstas limitan y
obstaculizan su desarrollo y empoderamiento social y político, con todas las implicaciones
que ello supone en las dinámicas culturales y sociales.
En concordancia con la Convención de Belem do Pará10, y demás instrumentos
internacionales que contemplan los derechos humanos de las mujeres, las violencias
ejercidas contra las mismas, son acciones u omisiones que causan muerte, daño o
sufrimiento físico, sexual, psicológico, económico o patrimonial a las mujeres, no tienen
ninguna justificación y están comprendidas como delitos, es decir, que se encuentran
definidas como tal en las legislaciones penales de los países, y generan sanciones para los
10 La Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar las violencias contra las mujeres, o “Convención
de Belém do Pará”, adoptada en Brasil el 6 de septiembre de 1994, define en su artículo primero que, “debe
entenderse por violencia contra la mujer cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño
o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado”. Disponible en:
http://www.oas.org/juridico/spanish/tratados/a‐61.html
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
agresores, aunque las tipificaciones
y penalidades varíen de acuerdo
a los ordenamientos normativos
internos11.
Procurar la erradicación de las violencias contra las mujeres ha sido una constante en la
agenda feminista que no ha culminado, pues el patriarcado ha demostrado su capacidad
de reciclaje y renovación, y se han regenerado un sinnúmero de prácticas violentas contra
las mujeres, ante las cuales se deben construir acciones que las contrarresten, como la
potenciación de la autonomía en las mujeres, a través del encuentro entre nosotras y la
acción colectiva; la exigencia en el cumplimiento de las obligaciones de los Estados, y la
transformación cultural.
11 En Colombia la Ley que sanciona las violencias contra las mujeres es la Ley 1257 de 2008, en Brasil es la Ley 11.340/2006,
en Ecuador la ley 103 contra la violencia a la mujer y la familia y en Perú la ley 2620 contra la violencia familiar.
12 “Hasta fechas no tan lejanas las explicación hegemónica de los malos tratos a las mujeres ha sido de corte biologista,
psicologista e individualista. Según ésta explicación, tan académica como “popular”, la violencia masculina, ciertas
dosis de violencia masculina, se ha considerado algo natural, relacionado con la supervivencia de la especie y ya
observable en los niños varones, caracterizados por la actividad y la competitividad frente a la pasividad y dulzura de
las niñas”. De Miguel, A. 2003: 139.
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
Si bien las violencias contra las mujeres son múltiples, las mujeres populares y diversas
de los 4 países del Convenio, hemos identificado 3 tipos de violencias cuya ejecución,
además de tener rasgos comunes en los contextos en los cuales nos encontramos, están
aumentando en forma alarmante, evidenciando la crueldad de la violencia patriarcal contra
las mujeres, y la paradoja de dicha crueldad, cuando aparentemente se ha avanzado en
la construcción de contextos más seguros e igualitarios para las mujeres. Estas violencias
han sido nominadas como violencia sociopolítica, violencia sexual y feminicidios13.
Es importante resaltar que la ejecución de estos tipos de violencias se inserta en la dinámica
que configura en los cuerpos y vidas de las mujeres, la reproducción constante de prácticas
violentas y discriminatorias, interpretadas por la crítica feminista como un continuum de
violencias, pues este concepto contempla la relación histórica y política entre las violencias
“privadas” y “públicas”, “visibles” y “no visibles”, “evidentes” y “sutiles”; pues permite
comprender, que no se trata de acciones aisladas, sino que tienen su arraigo en la visión
estereotipada que el patriarcado ha construido sobre las mujeres, instalada en la cultura, y en
los mandatos que dicha visión impone a los cuerpos y vidas de las mismas, pues cuando no se
cumplen dichos mandatos la violencia se intensifica y recrudece.
En ese sentido, el continuum es un concepto amplio que abarca la comprensión de
las violencias contra las mujeres como “prácticas sociales y políticas sistemáticas y
generalizadas. Sistemáticas porque están dirigidas a mujeres simplemente por el hecho
de ser mujeres (…), generalizadas porque es común y corriente” (Sánchez Gómez, O.
2010:35), es decir, se interpreta como natural y se justifica dentro de las relaciones sociales
22 que establecen hombres y mujeres en los diferentes contextos sociales.
Para el caso de la violencia sexual,
Los enfoques teóricos feministas avanzan en una visión (…) desde la experiencia de
las mujeres y de las niñas, y superan la visión fragmentada de las categorías legales
que no dan cuenta del hilo conductor que da sentido político a las violencias contra
ellas. La noción de contínuum posibilita identificar y analizar la diversidad que viven
las mujeres en los sistemas socio ‐ sexuales patriarcales y facilita, además, interpretar
la violencia sexual masculina como un dispositivo de poder central que mantiene el
sistema socio‐sexual patriarcal. (CM & RPM, 2009).
Aquí, el contínuum de violencias contra la mujeres adopta formas diversas, incluidas la
violencia en el hogar, las violaciones, la trata de mujeres y niñas, la prostitución forzada, la
violencia en situaciones de conflicto armado; como los asesinatos, las violaciones sistemáticas,
la esclavitud sexual, el control afectivo sexual, el aborto, el embarazo y las esterilizaciones
forzadas, los asesinatos por razones de honor, entre otras (CM & RPM, 2009).
13 El posicionamiento del feminicidio como un crimen de odio contra las mujeres, y como un delito con particularidades
y características que lo diferencian del homicidio, ha sido una demanda del movimiento feminista centroamericano,
que ha encontrado eco en las feministas suramericanas, justamente porque su práctica se ha hecho habitual y
extendida a lo largo y ancho del continente.
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
La violencia sexual hace parte de la violencia generalizada contra las mujeres14, y junto a
otro tipo de violencias de tipo sexual como el acoso, el abuso, la vulneración del cuerpo
y la genitalidad, etc. Lesionan gravemente la integridad física, psicológica y emocional
de las mujeres y constituyen una repudiable violación a sus derechos humanos. Así pues,
la agresiva y dolorosa colonización del cuerpo de las mujeres que se manifiesta
en todas las formas de violencia sexual, nos muestra que estamos ante hechos
violentos derivados de una conflictividad social cuyo origen no se haya en diferencias
naturales o biológicas entre las personas, sino en elaboraciones culturales sobre el
sexo en virtud de las cuales la sociedad, mediante una multiplicidad de mecanismos
institucionales, asigna roles y cualidades distintas a hombres y mujeres, reservándoles
a aquellos una posición de superioridad y a estas una condición subordinada (Siles,
A. 1995. Citado por SC & CM, 2007).
Sobre estos mismos supuestos se erige la utilización de la violencia sexual como un
arma de guerra, frecuente pero invisibilizada en el marco de confrontaciones armadas,
sean coyunturales o permanentes. Para el caso colombiano, las formas de realización
del conflicto armado, que ha tenido lugar durante las últimas seis décadas, nos permite
distinguir la violencia sexual como un arma de guerra perpetrada por todos los actores
del conflicto, en contra de las mujeres, constituyéndose como una acción estratégica y
sistemática que ha catalizado los efectos de la guerra sobre sus cuerpos y vidas.
Los efectos del conflicto armado sobre las mujeres y específicamente de la violencia
sexual son múltiples, su incidencia supera el ámbito privado e involucra a todo el
conglomerado social. A pesar de que afecta de manera crítica a las víctimas directas,
destruye el entorno familiar, social y cultural de las mismas, dejando secuelas que en
muchos casos se tornan insuperables. 23
Dentro de las consecuencias palpables de las agresiones sexuales, se encuentran las marcas
físicas en los cuerpos de las víctimas, las mutilaciones, las laceraciones, contusiones, los
daños irreparables, entre otros. Las secuelas psicosociales se expresan en la dimensión
personal, familiar y comunitaria de las víctimas, y directamente en sus cuerpos, “entendido
no solo como espacio físico, sino también como espacio subjetivo donde resuena y se
mantiene la experiencia de violencia” (Casa de la Mujer, 2013).
Los feminicidios por su parte, expresan un tipo de violencia in crescendo en contra de
las mujeres, pues es el efecto, culminación e intensificación de dicho continuum en sus
cuerpos y vidas15.
14 “La violencia sexual, por definición, está constituida por actos excesivos, ilimitados en su potencial, alcance y profundidad
y que por tanto resultan aterradores tanto para sus víctimas como para las no víctimas. Su terrorismo va más allá de la
experiencia de la violencia sexual de una mujer, una niña o un niño. Crea un estado de existencia que se apodera del
cuerpo y la mente de todos aquellas que pueden ser víctimas potenciales” (SaludCoop & Casa de la Mujer, 2007).
15 El término feminicidio fue utilizado por primera vez en 1976, por Diana Russell y Jill Radford, y fue traducido por
Marcela Lagarde “para “nombrar lo inenarrable” y sentar las primeras legislaciones que incorporan el término”
(Bidaseca, K. 2013).
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
Ante este contexto, es urgente la adopción de medidas que permitan, no solo
comprender esta compleja relación de las violencias y discriminaciones contra las
mujeres, sino que contrarresten sus impactos, y procuren a las víctimas la garantía de
todos sus derechos, principalmente la reparación y la justicia.
Por último, las violencias contra las mujeres tienen como seno la violencia sociopolítica,
que se ejerce en el ámbito de “lo público”, pero se relaciona necesariamente con la
24 intimidad y las esferas privadas de las mujeres, lo cual nos permite comprender que las
acciones de anulación y subordinación de las mismas, que dificultan no solo su desarrollo
autónomo, sino el acceso a espacios de participación política, están relacionados con lo
que pasa en sus familias, en sus relaciones de pareja, en su trabajo, entre otros. Esto nos
permite visibilizar los niveles de responsabilidad del Estado y del patriarcado, y en últimas,
buscar alternativas para potenciar la superación de estos hechos.
El feminismo y los movimientos sociales de mujeres han puesto en la escena pública el
carácter político de las violencias que se cometen contra las mujeres, permitiendo con
ello, sacar de la escena privada una problemática que posee connotaciones sociales y
políticas. Sociales, porque atentar contra las mujeres, en cualquier forma, pone en vilo
el vínculo social y la cultura; políticas, porque uno de los fundamentos de la violencia
contra las mujeres es la exacerbación del poder y la convicción de que es posible abusar
de él en contra de quienes son consideradas como débiles y dependientes. Desde esta
perspectiva, el poder que hace visible el feminismo es aquel que transita y se instala en
todas las relaciones, pero principalmente, en las relaciones de hombres y mujeres. Hay
poder en las relaciones adjetivadas como “privadas”, y desde esta perspectiva, no solo
cobra vigencia la famosa afirmación de las feministas de los años 70 según la cual “lo
personal es político”, sino además, aquella que reclama posiciones igualitarias para las
mujeres en la plaza, en la casa y en la cama.
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Así pues, hemos visto cómo se intensifican los niveles de violencias, discriminaciones y
control, cuando las mujeres cuestionamos el poder patriarcal. Las principales víctimas de este
tipo de violencia son las mujeres que ejercen liderazgos, defensoras de derechos humanos,
representantes políticas, y todas aquellas que se han atrevido a romper el molde patriarcal.
Su visibilización pública, en estos contextos tan adversos para las mujeres, las ha expuesto
al hostigamiento y persecución política, porque en el escenario público se reproducen las
dinámicas relacionales presentes en los espacios domésticos, donde el pater familias es
encarnado por el Estado, tradicionalmente androcéntrico y misógino, y es quien entrega
dádivas o favores a las mujeres, y no derechos en el cumplimiento de sus obligaciones.
La investigación regional sobre “participación política de las mujeres y trasformación del
poder”, realizada en el marco del Convenio, para el caso peruano, evidencia que no es
posible reflexionar sobre la autonomía de las mujeres, si no se consideran los aspectos que
constituyen la naturaleza del Estado (Mannarelli, M. 2013: 198), como esas raíces patriarcales
que fueron su fuente, y las dinámicas de poder que agencia16.
Partiendo del momento histórico en el cual las independencias de los países
latinoamericanos y el Caribe comenzaron a gestar el camino para la construcción de los
16 “El generar este “saber situado” o “localizado” de las mujeres en sus organizaciones y hacerlo público demanda
también una reflexión sobre la naturaleza del Estado en Perú por un lado, y la de los espacios públicos por el otro.
Donde las dirigentas y sus organizaciones actúan, la burocracia no deja de tener una percepción doméstica de su
función; los agentes del Estado siguen portándose como padres, hermanos, esto es, como parientes. Un cambio en
estos patrones tradicionales supone la existencia de presiones extradomésticas capaces de imponer un control sobre
sus formas tradicionales de dominio, del control del cuerpo y la sexualidad de las mujeres del entorno doméstico y
del impulso violento. Pero, la debilidad de las referencias extradomésticas ha sido a lo largo de la historia de nuestro
país, un gravísimo obstáculo tanto para el desarrollo de una cultura pública moderna como para el ejercicio de la
autonomía de las mujeres”. (Mannarelli, M. 2014: 54‐55).
17 Al respecto se puede consultar el Auto 098 de 2013, de la Corte Constitucional colombiana. Disponible en: http://
www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/autos/2013/a098‐13.HTM
18 Retomando las reflexiones de Simone de Beauvoir, y que potenciaron las acciones de las feministas de Latinoamérica
y del Caribe en los periodos posteriores a los años 70´.
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Estados – Nación y la conformación de regímenes democráticos, se puede decir que
las mujeres hemos agenciado procesos de insubordinación ante el modelo patriarcal y
su estrecha relación con otros sistemas de exclusión como el capitalismo, el racismo, el
heterosexismo, entre otros.
Respecto a la exigencia de una vida libre de violencias para las mujeres, son variados
los discursos y prácticas que el feminismo latinoamericano y del Caribe ha construido.
Para finales de los años 80´, las violencias contra las mujeres comenzaron a posicionarse
como un tema prioritario, construyendo argumentos políticos y conceptos que desde
los contextos nacionales comenzaron a tomar forma en el escenario político y jurídico
internacional. Comenzó por cuestionarse la seguridad del ámbito privado para las
mujeres y la idea de que allí el Estado no podía intervenir, sacando la violencia del espacio
doméstico, y visibilizando las consecuencias económicas, políticas y sociales, no solo en
los cuerpos y vidas de las mujeres, si no en la sociedad en general.
Para los años 90´, el modelo económico imperante hizo evidente otras formas de violencias,
que en relación con las anteriores, cualificaron aún más el discurso y visibilizaron la
necesidad de su erradicación. Al hablar de violencia al interior de la familia, de prostitución
y trata de mujeres, violencia sexual, feminicidios, entre otras, se hizo más claro el motor
que conecta su ejecución, relacionado con los espacios económicos, culturales, políticos y
sociales, y la necesidad de procurar transformaciones estructurales.
Cuando se abordó la violencia como un problema de derechos humanos19, surgieron
diversos instrumentos jurídicos que imponen a los Estados la toma de medidas, en
cumplimiento de su deber de obrar con la debida diligencia, para la eliminación de las
26 violencias. Tales instrumentos son la Convención de Belém Do Pará20 y la CEDAW21. Desde
allí se generaron también, legislaciones internas en los países, que algunas autoras han
denominado de primera generación, es decir, leyes con enfoques familistas, cuyo énfasis
de protección se ubica en la familia y no en las mujeres.
En los últimos años, si bien las feministas hemos articulado la violencia social pública y
la violencia privada, y se han virado algunas ideas de dicho enfoque familista, el sistema
socio – sexual patriarcal, la institucionalidad que le es funcional, y los imaginarios culturales
y representaciones sociales que él mismo ha producido, no han sido erradicados. Ante
esto, las mujeres populares y diversas hemos construido formas de resistencia, desde la
agencia colectiva, la potenciación de capacidades, la exigibilidad política, social y jurídica,
y el reconocimiento mutuo como sujetos de derechos.
19 Para los años noventa, las mujeres feministas de diversos países pusieron en evidencia que los derechos de las
mujeres también son derechos humanos, como forma de visibilizar que, a pesar de la existencia de instrumentos
internacionales que antaño consagran los derechos humanos; los derechos de las mujeres no eran tenidos como tal,
esto como una situación que deviene también en el hecho simbólico de que el lenguaje legal se refiere al hombre
como sujeto universal, y pretende en dicho vocablo incluir a las mujeres.
20 La ratificación interna por cada país del Convenio es la siguiente: Brasil: 11/27/95, Colombia: 11/15/96, Ecuador:
09/15/95, Perú: 06/04/96.
21 Convención Sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer. Disponible en: http://www.
un.org/womenwatch/daw/cedaw/text/sconvention.htm
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En este proceso se han configurado
redes y plataformas de acción
que inciden en diversas esferas
de poder, se han posicionado
discursos y se han obtenido avances
y retrocesos. De otro lado, también
hemos potenciado nuestros propios
lugares de poder, reconociendo
en la solidaridad y sororidad, en la
organización, y en el reconocimiento
mutuo de autoridad, que es
posible romper el molde patriarcal
y transformar las situaciones de
dependencia y subvaloración. Allí
es necesario que las acciones no se
queden únicamente en nosotras,
sino que encuentren eco y respeto en
quienes tienen las responsabilidades
y obligaciones.
El contexto regional presenta una serie de desafíos para la agenda feminista, que
contemplan, como un eje articulador a las realidades de los países latinoamericanos
y del Caribe la persistencia y mantenimiento del sistema patriarcal, la avanzada del
modelo económico extractivista y depredador, con efectos devastadores en los
cuerpos y vidas de las mujeres populares y diversas, así como el desmonte de garantías
sociales ya reconocidas y la deslegitimación de políticas progresistas22, aun cuando
en contextos como el del país ecuatoriano, estas no representan un avance en los
derechos de las mujeres23.
22 La dinámica regresiva de los derechos humanos de las mujeres de Latinoamérica y el Caribe ha cobrado fuerza en
los últimos años, sobre todo respecto a los derechos sexuales y reproductivos.
23 Las mujeres ecuatorianas han denunciado que la adopción del modelo de desarrollo del “buen vivir”, por el
gobierno de turno, fue vaciado de contenido y contrario a lo que predica, está fortaleciendo el modelo económico
de explotación y extracción, en deterioro, no solamente de los recursos naturales, sino de los cuerpos y vidas de las
mujeres.
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Se observa con preocupación la visión imperante de seguridad en la región, fundada en una
lógica criminalizadora y de sospecha, que no entiende las violencias contra las mujeres como
un aspecto de la seguridad humana, y que deslegitima la protesta y la acción social colectiva,
ubicando en el centro de la protección a los detentadores del poder, a las estructuras y a las
instituciones, y no a las y los seres humanos. El aumento de los feminicidios es evidencia de esta
afirmación, así como la culpabilización de las víctimas y los altos índices de impunidad.
Este enfoque en el tratamiento de las violencias contra las mujeres, a pesar de la existencia
de instrumentos jurídicos, políticas públicas y diagnósticos cualificados, no permite
comprender su impacto social y económico. Una visión politizada de las violencias que
afectan los cuerpos y vidas de las mujeres, como la que ha construido y fortalecido el
feminismo, da cuenta de la cadena de impactos que desde los espacios privados hasta los
escenarios públicos se van articulando y fortaleciendo en contra de la autonomía y demás
derechos de las mujeres.
El anhelo de cambio entonces, es profundo. Se necesita en el corto plazo, fortalecer los
mecanismos de acceso a la justicia para las mujeres y de reducción de la impunidad, así
como la erradicación de la tolerancia social y política ante la ejecución de violencias contra
las mujeres; y en el mediano y largo plazo, el desmonte de las estructuras que soportan el
sistema socio – sexual patriarcal.
En ese orden, se pueden establecer una serie de elementos que integran las demandas
y proyecciones del movimiento feminista en la actualidad, en los siguientes niveles;
respecto del contexto social y político; los aspectos internos para el movimiento; la
relación con otros procesos de movilización social y política; y las transformaciones
28 personales y subjetivas.
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a. Ante la dinámica social, económica y política de los 4 países, es necesario
continuar en el proceso de visibilización de los efectos de las violencias contra
las mujeres, jóvenes y niñas, insistir en la tolerancia cero respecto de este tipo
de situaciones e incidir en los espacios de reproducción cultural y socialización
para la transformación de mentalidades. Aquí el compromiso es de todas las
esferas de la sociedad, dado que en variados y distintos ámbitos sociales se
reproducen visiones e ideas sobre las mujeres que continúan ubicándolas en
lugares estereotipados y asignados por el sistema patriarcal, que justifican y
naturalizan la violencia. Avanzar en la desnaturalización es un aspecto prioritario
en la erradicación de violencias
b. En esa misma dinámica potenciar los discursos y prácticas que propenden por el
reconocimiento de las mujeres como sujetos de derechos con plena ciudadanía.
c. Exigir el acceso a la justicia como un aspecto imprescindible de la trasformación de
los contextos de victimización de las mujeres, lo que implica incidir en el desmonte
de la institucionalidad patriarcal y buscar escenarios que comprendan los efectos
de las violencias contra las mujeres, jóvenes y niñas.
d. Exigir el cumplimiento en los compromisos que los Estados han adquirido
internacionalmente, al ratificar instrumentos como la Convención de Belem Do
Pará y la CEDAW.
29
2. Respecto a nuestras formas de asociación, acción y exigibilidad, insertas en
la dinámica del feminismo latinoamericano y del Caribe:
a. Ser creativas en las formas de exigibilidad, para contrarrestar la capacidad de
reciclaje y renovación del patriarcado.
b. Desmentir el discurso despolitizado de la violencia y la tergiversación de la
argumentación feminista, que ha sido usada en muchos espacios pero vaciada de
contenido político.
c. Potenciar y fortalecer los espacios en los cuales las mujeres adquirimos
capacidades políticas, pues procuran el reconocimiento de las mujeres como
sujetos de derechos, autónomas y con plena ciudadanía.
d. Poner a dialogar las diversas expresiones del feminismo, que han evidenciado
la diversidad sexual, étnica y cultural, generando “espacios de encuentro
que conduzcan a pactos puntuales entre los diversos grupos de mujeres y el
movimiento feminista a fin de hacer posible la creación de una agenda política
feminista integradora, flexible e incluyente” (Cobo, R. 2014:47).
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e. Fortalecer las diversas redes y plataformas políticas feministas que existen en la
región, desde el diálogo político24.
a. Conseguir el posicionamiento de la agenda feminista como un tema prioritario
para el fortalecimiento de sociedades democráticas y para el desarrollo, lo que
implica la cualificación de la negociación política, donde nuestras demandas no
sean cooptadas, subsumidas o invisibilizadas.
b. Retomar con fuerza el discurso feminista en el fortalecimiento de una agenda
propia, con la capacidad de fortalecer los movimientos sociales desde la
visibilización y posicionamiento de nuestras demandas.
30
Fotografía: Soledad Bermúdez.
24 En el marco del Convenio se han reconocido diversas redes feministas que comparten espacios de socialización y
comunicación y que son importantes para continuar en los procesos de articulación y exigibilidad, como la Red de
Educación Popular entre Mujeres de Latinoamérica y del Caribe (REPEM), el Comité de América Latina y el Caribe para
la Defensa de los Derechos de la Mujer (CLADEM), la Marcha Mundial de las Mujeres (MMM), la Red Latinoamericana
Mujeres Transformando la Economía (REMTE), la Articulación Feminista Marcosur (AFM), la Red Latinoamericana y
del Caribe de Mujeres Autoridades Electas de Gobiernos Locales (RedLamugol), entre otras.
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a. Indagar y visibilizar los distintos obstáculos que dificultan los procesos de
apropiación y ejercicio de los derechos para las mujeres.
b. Politizar la historia personal de tal forma que salgan a la luz los impedimentos
personales para el reconocimiento de las mujeres como sujetos sociales y de
derecho.
c. Examinar las dificultades en las relaciones entre mujeres y entre organizaciones
de mujeres porque las dificultades en este nivel debilitan el movimiento social de
mujeres.
d. Propiciar procesos que faciliten la apropiación del cuerpo como el primer territorio
de decisión de las mujeres.
e. Favorecer acciones que fortalezcan la autonomía de las mujeres de tal manera que
construyan posiciones personales y colectivas que se opongan y hagan resistencia
al dominio patriarcal.
Este capítulo fue elaborado por Erika Rodríguez Gómez25, con el aporte
del Grupo Temático Mujeres Libres de Violencias y de todas
las organizaciones del Convenio.
31
25 Feminista. Abogada y Licenciada en Educación Básica con Énfasis en Ciencias Sociales. Integrante del equipo
profesional de la Casa de la Mujer, Bogotá.
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
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AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
33
Fotografía: Emanuela Castro.
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
34
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
América Latina es el continente más desigual del mundo26. “En el año 2000, la desigualdad
había alcanzado máximos históricos en América Latina, donde la mayoría de los países
registró un aumento de la desigualdad de ingresos respecto a las dos décadas anteriores.
En todos los países de la zona, excepto Uruguay, la participación en los ingresos del 10%
más rico de la población se incrementó, mientras que la participación del 40% más pobre se
mantuvo o se redujo, lo cual tuvo un importante impacto en el nivel de vida e incrementó
considerablemente el número de hombres y mujeres en situación de pobreza. Se calcula que
la mitad de este incremento de la pobreza durante este período se debió a la redistribución
de la riqueza en favor de los más ricos“27
La desigualdad no sólo se expresa en el nivel de ingresos de las personas, principalmente
se relaciona con informalidad y escasa protección social, todo lo cual redunda en mayor
pobreza. Pese al crecimiento económico de la región, el ingreso por trabajo continúa
disminuyendo en algunos países y el empleo predominante sigue siendo el informal,
de baja productividad, reducidos ingresos y casi sin cobertura de la seguridad social (en
América Latina y el Caribe 6 de cada 10 trabajador@s no cotiza ni a la seguridad social ni
al régimen de pensiones).
La informalidad, que salvo en el caso de Argentina y Uruguay, abarca casi a dos tercios de
la población económicamente activa, viene generando un fenómeno de deslaboralización,
es decir de ausencia de derechos laborales, que no sólo perjudica a las propias personas
trabajadoras sino que ha debilitado enormemente a los sindicatos. Paralelamente y aunque
parezca paradójico, se viene dando un proceso de proletarización del campesinado en
zonas rurales, porque grandes cantidades de campesinos y campesinas están vendiendo 35
sus tierras y asalariándose en empresas extractivas. En un primer momento esto resulta
atractivo, en algunos países, por el incremento de ingresos monetarios, pero en el
mediano plazo, cuando la actividad extractiva baje su producción y empiece la reducción
de personal, est@s campesin@s‐proletari@s se quedarán sin tierra, sin empleo y
sin protección social. La productividad del trabajo en América Latina también es baja
comparada por ejemplo con Europa, lo que se debe principalmente a la heterogeneidad
de la estructura productiva en donde se observan sectores con altos niveles de tecnología
y otros precarios que se basan casi exclusivamente en la explotación de una mano de
obra barata no calificada o poco calificada, como son las industrias agrícolas que sólo son
capaces de brindar trabajos temporales, ocupando generalmente a mujeres sin acceso
a derechos laborales (como las flores en Colombia, las frutas en Chile y el algodón y
hortalizas en Perú). En síntesis la actividad privada, enfocada principalmente en grandes
proyectos extractivos de recursos naturales o de generación de energía, no son intensivas
en mano de obra sino en capital. Es decir genera riqueza pero no tiene capacidad para
generar empleo de calidad a la mayoría para la población urbana y rural.
26 Datos de la situación laboral de la mujer en América Latina: Panorama Laboral 2012, OIT. Hacer Control+click para
entrar a la siguiente página:
http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/‐‐‐americas/‐‐‐ro‐lima/documents/publication/wcms_195884.pdf
27 Iguales, Oxfam, 2014.
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Fotografía: María Isabel Murcia.
Este modelo de desarrollo de los países centrado en industrias extractivas, además,
depredan el medio ambiente y sobre todo vulneran los derechos de los pueblos originarios
36 indígenas o afrodescendientes. El Convenio N° 169 de la OIT sobre Consulta Previa no se
respeta y generalmente no se aplica; por tanto la inversión en industrias extractivas opera
sin más resistencia que la que son capaces de ofrecer los propios pueblos. Esta situación
además agrega nuevos problemas de salubridad y seguridad a las familias: las mujeres
se han convertido en objeto de comercio por medio de la trata, y de la prostitución que
crece sobre todo entre mujeres jóvenes que muchas veces no tienen otras alternativas de
generación de ingresos en las zonas de explotación económica.
Sumemos a estos problemas una degradación creciente de la política, y la infiltración en
los distintos poderes del Estado del narcotráfico en lo que se llama la “narcopolítica” que
trae consigo el sicariato y una corrupción generalizada. El control social se dificulta y las
organizaciones sociales y políticas deben hacer esfuerzos denodados para lograr acceso
a la información referida al destino de los recursos del Estado. Para las mujeres que se
encuentran en situación de vulnerabilidad por las condiciones sociales ligadas a su propio
desarrollo, estos esfuerzos suelen ser mayores si quieren arrancarle a este tipo de Estados
medidas que les garanticen sus derechos humanos y su desarrollo económico, planteando
demandas que trascienden sus intereses cotidianos.
Por otro lado tenemos que el rol de la mujer en el trabajo doméstico no es valorado
socialmente, no está medido y se considera que no tiene ningún valor económico. Esto
se deriva de que para la ciencia económica clásica, el trabajo que realizan las mujeres en
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el ámbito doméstico no es considerado trabajo. Sólo se considera trabajo la producción
para el mercado. Estas mujeres no son consideradas laboralmente activas y la producción
de bienes y servicios que beneficia tanto al mercado como al Estado, no está incluida en
las cuentas nacionales. La enorme cantidad de energía desplegada para el bienestar de la
población por las mujeres no cuenta, no existe, no aporta al desarrollo, no consume, no
transforma, no comercializa. Es invisible.
El problema principal es político y las mujeres en general (y las mujeres populares y diversas
en particular) carecen de representación adecuada. Si bien es cierto que pese a todas estas
limitaciones las mujeres vienen logrando conquistas como el incremento en sus niveles
de empleo e ingresos, mejoras en el acceso a puestos gerenciales, más capacitación
técnica, mayor acceso al crédito y una creciente participación en organizaciones sociales
y políticas, también lo es que estas conquistas son insuficientes. De hecho el foco del
problema, para muchas organizaciones de mujeres populares y diversas, se ha desplazado:
De la feminización de la pobreza (enunciado en los 90 como el nudo del problema del
empoderamiento económico, y que sólo ha tenido como respuesta de parte de los estados
ofertas laborales precarias y de explotación laboral) al control y acceso de los recursos
por parte de las mujeres, en particular, aquellas excluidas de la toma de decisiones por
razones de clase, etnia o raza u opción sexual. Torcerle el brazo a un mercado sordo,
ciego y mudo que seguirá avanzando en la desprotección laboral, la sobreexplotación de
los recursos naturales, la conversión de los alimentos en mercancía y el dominio de las
decisiones económicas y políticas por parte de las grandes corporaciones hasta donde las
fuerzas sociales y políticas se lo permitan, es un esfuerzo que sólo se puede dar con otro
poder equivalente al de los grandes intereses del capital. Ni siquiera los Estados nacionales
tienen capacidad para enfrentar estos desafíos, muy por el contrario, han cedido a los
grupos privados las decisiones políticas fundamentales en materia de política económica.
37
Esta separación de los mundos públicos y privados se constituye uno de los focos principales
de inequidad entre hombres y mujeres, al otorgar mayor prestigio y legitimidad al trabajo
realizado en el ámbito público. Para el movimiento feminista, la división sexual del trabajo
ha determinado, entre otras consecuencias, la distribución inequitativa de las tareas en
el hogar entre ambos sexos y la falta de autonomía de las mujeres.Por ello, las nuevas
perspectivas económicas feministas, buscan rescatar el valor económico económico del
trabajo invisible que realizan mayoritariamente las mujeres en el hogar, evaluando sus
relaciones con el mercado y el Estado y, contabilizando su impacto económico si estas
actividades fueran provistas por terceros. Se trata también de evidenciar cómo usan
el tiempo hombres y mujeres, y cómo afecta esto su calidad de vida. El centro de los
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elementos conceptuales de estos nuevos enfoques radica en terminar con las percepciones
que han “naturalizado” la división sexual del trabajo, y proponen la redistribución y el
reconocimiento de las tareas de cuidado realizadas en la esfera doméstica Dos son las
mujeres íconos de estas reformas: Diane Elson de Inglaterra y Rhonda Sharp de Australia.
Para sustentar sus propuestas, las economistas mujeres, están visibilizando las brechas
que dividen a hombres y mujeres en materia de ingresos monetarios, acceso al empleo,
la propiedad y los medios de producción, así como de las facilidades crediticias con que
cuentan para su desempeño económico. A continuación nos referiremos a las brechas de
ingresos, la baja tasa de actividad femenina y los llamados “NINIs” que son indicadores
potentes de la inequidad con la que el mercado trata a las mujeres.
En todos los países28, incluidos los industrializados, las mujeres – a nivel agregado‐
ganan menos que los hombres. Decimos que es a nivel agregado, pues no es que las
mujeres ganen menos que los hombres por las mismas tareas29. Se trata de que las
mujeres acceden a puestos de trabajo que son menos valorados económicamente y
que por lo general son una prolongación de las tareas del hogar y por consiguiente
subvalorados (docentes, enfermeras, asistentes sociales o empleadas del hogar). Por
otro lado las mujeres trabajan menos horas por día (usan más el medio tiempo o parcial)
y ocupan menos puestos gerenciales o de mando, lo que arroja brechas salariales30 que
van desde un 40% en países en vías de desarrollo hasta un 12% en países industrializados.
En algunos países de la región ésta diferencia sobrepasa el 50%. Estas brechas se hacen
mayores por sectores económicos y ámbitos geográficos. Si las mujeres desarrollaran
las mismas habilidades laborales que los varones, estas brechas deberían desaparecer
o disminuir significativamente y la distribución del ingreso nacional a través del salario
38 sería mas equitativa.
El otro tema es la baja participación de la mujer en el mercado de trabajo. Pese a los
innegables avances de las mujeres en materia de empleo, las tasas de actividad femenina
siguen estando por debajo de la masculina, incluso en los países industrializados. La
tasa de participación femenina en América Latina muestra una ligera tendencia al alza
lo que evidencia una voluntad de empleabilidad por parte de las mujeres.31 Sin embargo,
esta tendencia no necesariamente ha determinado el empoderamiento y la autonomía
económica de las mujeres: la calidad del trabajo que el mercado ofrece a las mujeres es baja
y, en la mayoría de los casos, violatoria a sus mas esenciales derechos. La laboralización en
los términos que el mercado propone (el ejemplo de las maquilas es paradigmático) no es
la solución para la inequidad que viven las mujeres populares y diversas. .
28 “….. en todos los países los hombres asignan más tiempo al mercado de trabajo” (UN WOMEN e ILO, 2012). Esta
realidad ya había sido identificada en el informe del PNUD en 1995.
29 Sin embargo, las brechas de género también incluyen a grupos de mujeres que tienen las mismas calificaciones, que
trabajan el mismo número de horas y en cargo del mismo nivel, pero ganan menos que los hombres.
30 La brecha salarial de género es la diferencia existente entre los salarios promedio de los hombres y los salarios
promedio de las mujeres, expresada como un porcentaje del salario masculino.
31 Entre el 2008 y el 2013. Ver Panorama Laboral 2013, OIT
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Fotografía: Carlos Ly.
Otro problema grave en relación a la ocupación está constituido por la proporción de
hombres y mujeres que no estudia ni trabaja. Son los conocidos como “NINIs”. En América
Latina y el Caribe este cifra llega al 20.3% de los cuales 12% son hombres y 28% son mujeres
(es decir casi un tercio son hombres y dos tercios mujeres). Este es un capital humano
que podríamos llamar “vacío” o “en blanco” como los llaman algunos economistas,
que explicaría muchas situaciones críticas de las mujeres y de los hombres, como por
ejemplo las tasas de delincuencia entre los jóvenes, e incluso la maternidad temprana de
adolescentes que por falta de un “proyecto de vida” construyen su propio nido. 39
¿Por qué las mujeres no tienen igual acceso al mercado laboral y a beneficios socio‐
económicos que los varones? ¿Por qué si el acceso a la educación de las niñas y mujeres
se ha incrementado siguen sin tener las mismas oportunidades económicas? ¿Por qué las
mujeres continúan en situación de desventaja económica en casi todos los rubros: ingresos,
propiedad (incluida la tierra), empleabilidad, acceso al crédito y recursos financieros,
etc.?. Las hipótesis son muchas, pero la predominante es aquella que rescata la inversión
de tiempo vital de las mujeres en tareas de cuidado. Las mujeres en todas partes, dedican
un tiempo considerable a atender a la familia, la que incluye no sólo a los hijos, hijas
y pareja (en una familia convencional), sino que también abarca a otros dependientes
como los abuelos, enfermos temporales y permanentes, minusválidos, etc. Es más, no
sólo se ocupan de cuidar a los dependientes que están dentro de su propio hogar, lo
hacen también a los que viven en otros lugares, Si las mujeres invirtieran este tiempo en
su propio desarrollo a la par que los varones, y si el Estado o la sociedad organizada de
otro modo, brindara los servicios necesarios para el cuidado de dependientes, las mujeres
podrían igualar en oportunidades a los varones. Lo que se debe procurar es que su ingreso
al mercado laboral sea en mejores condiciones que las actuales.
“Sin autonomía económica no hay verdadera autonomía”, reza un dicho y sin
esta autonomía las mujeres son pasibles de violencia de todo tipo (en el trabajo,
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callejera y en el hogar) que llegan a niveles cada vez más alarmante de feminicidio
o son tratadas como meros objetos sexuales, y por tanto victimas de todo tipo de
explotación económica.
Las mujeres cuidan de la mano de obra pasada que ya no puede trabajar por vejez,
invalidez, o enfermedad; proveen la mano de obra actual que requiere el Mercado y el
Estado; y procuran la mano de obra futura. (sugiero agregar cita)
Existe consenso entre organismos internacionales sobre la necesidad de introducir cambios
en las cuentas nacionales y sus sistemas estadísticos a fin de incluir y valorar el aporte
del trabajo doméstico no remunerado a las economías de los países. Las mujeres cuidan
niños, enfermos, minusválidos y ancianos. El Estado ahorra miles de millones de dólares
en estas tareas a costa del trabajo gratuito de las mujeres, que a su vez es causa que
impide su desarrollo igualitario. Su aporte secreto y gratuito es, sin embargo, usufructuado
por el mercado y el Estado a costa de la vida y los cuerpos de las mujeres. Los ejercicios
previos realizados sobre su valor económico, hasta las mediciones oficiales de algunos
países por medio de Encuestas de Uso del Tiempo, arrojan resultados sorprendentes: el
trabajo invisible de las mujeres aporta al desarrollo y a la economía, el equivalente a cifras
que oscilan entre el 20% y el 80% del PBI de las naciones. Esto nos indica la magnitud del
monto que debería ser invertido en servicios de cuidado para garantizar así el ejercicio del
derecho humano al cuidado y a la vez permitir a las mujeres un desarrollo igualitario.
Dados los costos que seguramente tendrán éstas reformas, las Naciones Unidas ya están
trabajando propuestas a nivel tributario porque son conscientes que garantizar el ejercicio
de derechos tiene un costo económico. Así como la salud y la educación le cuestan al
Estadoasí las tareas de cuidado también tienen costos. Es decir, el derecho al cuidado es
un derecho humano, y por tanto el Estado es el responsable de garantizar que se brinden
las facilidades para que este derecho se haga efectivo. Las reformas tributarias en estos
contextos son cruciales.
Finalmente, si se enfoca el desarrollo económico con perspectiva de género, debe elevarse
la tasa de actividad de las mujeres y diversificarse su acceso a tipos de empleo; ya no serán
sólo las “especialistas en cuidados”; ya estarán en condiciones de abordar un rango mayor de
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
Fotografía: María Luisa de la Torre.
actividades económicas, incluyendo las mejor remuneradas. Sin embargo, nada de esto será
posible si las mujeres continúan trabajando un promedio de 40 horas semanales en su casa.
41
e. El empleo y la generación de ingresos de las mujeres en América latina.
Características generales
En América Latina, el 47.7% de la población ocupada urbana es informal (incluyendo a las
trabajadoras del hogar), pero si sumamos a la población rural, esta proporción sobrepasa
el 70%.32 se llega a un promedio de 60% de informales que no cuentan con protección social
ni seguros de vejez, enfermedad o maternidad; son también trabajadoras familiares no
remuneradas, es decir que si bien están en la PEA porque producen para el mercado, no
perciben remuneración monetaria sino en especie (alimentación, habitación) o en servicios
(educación escolar gratuita). Por último se encuentran las trabajadoras del hogar, en la
escala más baja de acceso a los derechos laborales, pues generalmente no se les reconoce
el derecho a la remuneración legal, incluidos servicios sociales, lo que además favorece
situaciones de violencia, incluida sexual, en su ámbito de trabajo.
32 Definiendo informalidad por el tamaño del negocio (unidades productivas en las que participan entre 1‐9
trabajadores/as incluyendo al promotor/a del negocio) Esta es una definición operativa por la que se optó dadas las
dificultades entre los países para ponerse de acuerdo en un concepto que englobara a la diversidad de situaciones
que envuelven el Trabajo Informal. Actualmente la OIT a través del Grupo de Delhi, le añade elementos cualitativos
y se define como trabajador o trabajadora informal a aquellas personas que, desde su condición actuante como
generadores de bienes y servicios, no se deriva la cobertura de la seguridad social ni emana la posibilidad de ejercer
derechos laborales.
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Frente a esas debilidades, las mujeres populares y diversas han encontrado en la
emprenditoría y el trabajo por cuenta propia un terreno de desarrollo, impulsadas ,
probablemente a la necesidad de garantizar la subsistencia de su familia. Sin embargo,
su crecimiento económico se ve obstaculizado por factores de diversa índole: tributarios,
crediticios, burocráticos, etc. América Latina es conocida, junto con países del Asia, como
un continente en el cual la emprendituría tiene un peso específico. Millones de mujeres son
parte de o conducen microempresas, muchas de las cuales son actividades económicas
de subsistencia, que pese a sus esfuerzos muchas veces mueren durante el primer año
de vida (aprox. el 30%). Esto se debe en parte a que un porcentaje significativo de las
iniciativas económicas de las mujeres no pasan de ser meras estrategias de sobrevivencia
sin posibilidades de acumulación, lo que hace que los negocios de las mujeres sean más
proclives a la desaparición.
33 Ver Capítulo 1 de El Capital de Carlos Marx. Este texto, a pesar de los años transcurridos no ha perdido actualidad.
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La Población Económicamente Activa, PEA, de los países de la región está compuesta
principalmente por informales dedicados al comercio y a los servicios, es decir que está
sostenida por las iniciativas individuales de hombres y mujeres que abren sus propios
negocios porque no pueden ubicarse como asalariados del sector privado.
En el campo del trabajo que las mujeres desarrollan actualmente, afrontan los siguientes
problemas que redundan en una baja en sus ingresos:
• Limitado acceso al empleo formal y por tanto altas tasas de informalidad urbana,
principalmente en el sector comercio y servicios.
• Actividades agropecuarias informales de bajo rendimiento económico, pues su
acceso a la tierra está limitado a parcelas pequeñas.
• Empleos temporales, bajo regímenes especiales, que atentan contra los derechos
humanos (algodón, espárrago, flores, frutas, etc).
• Ocupación en trabajos de medio tiempo o por horas.
• Ocupación en actividades de servicio doméstico.
• Ausencia o débiles organizaciones sindicales y escasa capacidad de representación
colectiva.
• Limitado acceso al control de la distribución del agua.
• Limitado acceso a la tecnología y a bienes de capital.
• Limitado acceso al crédito.
• Control burocrático que no permite desarrollar o que traba los emprendimientos
económicos.
Todas estas características se agudizan en el caso de las mujeres rurales, o por su
pertenencia a culturas originarias o afrodescendientes, con características raciales 43
diferentes a las dominantes y por las cuales son discriminadas. Estos millones de mujeres
que contribuyen o generan la mayor parte de la producción agropecuaria, enfrentan a
diario la indefensión frente a la violación de sus derechos humanos más elementales
como la imposibilidad de acceso a la educación y la salud. Si añadimos a las que tienen
orientaciones sexuales diferentes a las dominantes, vamos a encontrar un mosaico de
mujeres que luchan denodadamente por su reconocimiento como mujeres y como
personas al margen de sus características accidentales como puede ser el color de su piel,
su lengua materna o sus características de diferenciación sexual.
Por otro lado, si evaluamos la carga total o global del trabajo de las mujeres (trabajo
remunerado + trabajo doméstico) encontramos la siguiente caracterización:
• Las mujeres participan más y destinan más tiempo a las actividades domésticas que
los hombres.
• Las actividades domésticas entre hombres y mujeres aparecen segmentadas,
prevaleciendo los estereotipos de género que adjudican a las mujeres las tareas de
cuidado de las personas versus las actividades de gerencia del hogar, reparación
de vivienda o adquisición de activos para el hogar que mayoritariamente recaen
en los varones.
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
A la luz de estas evidencias, actualmente se está tratando de incluir una nueva medición de
la pobreza denomina “pobreza de tiempo”. Con estas mediciones se señala por ejemplo
44 que 32% de personas en Argentina, 30% en Chile, 34% en México y 33% en Perú son pobres
de tiempo.
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¿Qué es ¿Qué importancia tiene para las mujeres un empleo? ¿A que llaman ellas
u n trabajo trabajo digno, trabajo decente? ¿Cómo afecta la carencia de empleo en
su propia estima y el desarrollo de su vida cotidiana? ¿Qué frustraciones
digno para las pueden estar experimentando al tratar de incursionar en el mercado
mujeres? laboral?
Son preguntas que nos remiten a los significados que las mujeres otorgan
a la experiencia vital de tener un “EMPLEO”. Ana, una joven que vive en un
barrio popular nos ofrece a través de su relato, algunas respuestas.
“A veces pienso, que sí, que es bueno haber estudiado una carrera a nivel técnico o tecnológico, o
profesional, para conseguir un trabajo en aquello que me preparé. Yo estudié promoción social, pero
en el transcurrir de mi vida no he conseguido un trabajo acorde con mi profesión. He estudiado, he
terminado mi carrera, pero no me abren campos laborales, casi siempre me piden experiencia, pero
no me dan la oportunidad de tenerla, por otro parte, los trabajos están vinculados al clientelismo.
No conseguir un trabajo me genera mucha ansiedad. A veces me siento enferma. Me veo
improductiva, disminuye mi autoestima… todas las demás personas de mi familia trabajan o
estudian, cada mañana se arreglan para ir al trabajo, salen de casa con ilusión porque les espera
algo nuevo y creativo que hacer, de manera que soy yo la que se queda en casa, y eso supone que
soy yo la que tiene que hacer los oficios domésticos. No es que este trabajo no sea importante,
yo le doy valor a ese trabajo en la esfera doméstica, pero no puedo conformarme con eso. Aspiro
a desarrollar mi potencial como mujer en otros campos. Siento la necesidad de trabajar para vivir
cómodamente, sin depender de nadie, para conseguir mis propias cosas para darme gusto en lo
que yo quiero y sueño. Como madre quiero tener un empleo para darle a mi hijo lo que necesita,
una buena educación y mejores condiciones de vida.
Cuando una trabaja lo hace muchas veces por necesidad económica, a mí me gustaría para
45
hacerme más independiente y autónoma para después ocupar mi tiempo libre en algo que
beneficie mi cuerpo , mente y espíritu, ya que nuestras labores en el hogar como mujeres amas
de casa no son reconocidas , y por tanto el poder de los hombres , que generalmente son los que
trabajan asalariados , se hace más fuerte. La convivencia con la pareja a veces se hace más difícil
si el trabaja y la mujer no, pues prácticamente depende de él. No me parece justo que nosotras las
mujeres no podamos tener nuestros propios intereses y satisfacer de manera autónoma nuestras
necesidades, sin que nadie controle lo que una quiere gastar. si los dos estuviésemos trabajando
y devengando salario , aportaríamos juntos a las necesidades del hogar, sin depender la una del
otro o la revés
Tener un empleo digno es importante, yo llamo “empleo decente”. Aquel que es productivo en
si mismo, y produce ingresos dignos, que brinda seguridad en el trabajo, y amplía la protección
social, al que ofrece mejores perspectivas de desarrollo personal e integración en la sociedad y
brinda igualdad de oportunidades, igualdad salarial y en el trato para mujeres y hombres, sin
descremación de género.
¿Cómo veo mi futuro? Yo, sigo motivada, no me conformo, valoro lo que he estudiado y pienso
seguir insistiendo para tener mayor autonomía económica. “ 34
En América Latina las mujeres populares y diversas afrontan su situación laboral y
económica desde una perspectiva política centrada en la recuperación del poder para la
ciudadanía, pero de un poder que aliente una participación política igualitaria y paritaria,
que garantice la incorporación de las perspectivas y miradas diferenciadas entre hombres
y mujeres pero también por la diversidad étnica y/o racial y de opción sexual que hay en
nuestras sociedades; es decir de un ejercicio del poder con perspectiva feminista. Esta no
es tarea fácil para las mujeres que además de dedicar esfuerzos a solucionar los problemas
ligados a su subsistencia y realización de orden material, deben lidiar con el trabajo no
remunerado que realizan para el cuidado de los miembros de su familia.
En este contexto, las mujeres populares y diversas, han perfilado propuestas políticas
como las siguientes:
a) De carácter estratégico35:
• Cambios en el modelo neoliberal , orientando el modelo de desarrollo no sólo al
crecimiento económico, sino principalmente al bienestar de la población, poniendo al
Estado al servicio de la ciudadanía y de las mayorías populares, incorporando nuevos
paradigmas en el uso del poder que contengan enfoques interculturales y de género.
Esto implica que las organizaciones de mujeres populares y diversas continúen
realizando incidencia para que los gobiernos no dejen en manos del mercado las
decisiones políticas, sino que recuperen su capacidad de decisión y acción.
• Incorporación del valor del trabajo doméstico a las cuentas nacionales por medio de
46
la elaboración de Encuestas sobre uso del Tiempo, incidencia para la implementación
de Cuentas Satélites por parte de los estados e inicio de procesos concertados
con las organizaciones de mujeres para mejorar los servicios de cuidado, teniendo
en cuenta su condición de Derecho Humano36. Mejora en las herramientas de
captación de información estadística en el caso de las áreas rurales.
• Redefinición de los Presupuestos Públicos incorporando mejoras en los servicios
públicos ligados al cuidado, tales como centros de cuidado de niños y niñas,
extensión de jornadas escolares para que los estudiantes hagan sus tareas antes
de llegar a sus hogares, entre otros
• Mejoramiento de los sistemas de seguridad social para la protección y el cuidado
de enfermos y ancianos así como de mujeres embarazadas, es decir de la fuerza
laboral que ya no puede producir en forma permanente o temporal.
• Mayores controles y nuevas condiciones para la inversión extranjera y sobre
todo para el gran capital, orientando esta inversión a integrarse socialmente, con
cuidado compartido del medio ambiente y bajo los parámetros existentes en cada
cultura, es decir con perspectiva intercultural.
35 Son las que deben iniciarse de inmediato pero con un desarrollo progresivo, que se dirigen a cambios estructurales.
36 La CEPAL ha propiciado la realización en muchos países latinoamericanos de encuestas de uso del tiempo. Se debe
avanzar en la implementación de medidas de tipo legal para que los Estados se obliguen a realizarlo, en el caso de
Colombia y Perú, sendas leyes obligaron a construir cuentas satélite para valorar el trabajo doméstico.
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• Mayor respeto por las poblaciones originarias, indígenas y por las poblaciones
afrodescendientes y aprobación del Convenio N° 169 de la OIT sobre Consulta
Previa o implementación de este Convenio donde ya hubiere sido aprobado, con
perspectiva de género.
• Mayor transparencia y rendición de cuentas a nivel local, regional y nacional,
fomentando la participación de las mujeres en acciones de vigilancia ciudadana.
• Acciones coordinadas de las organizaciones para que las mujeres populares
y diversas puedan participar de procesos de reconocimiento y revalorización,
tendiente a la redistribución, de las tareas domésticas y de cuidado.
• Fortalecimiento de la organización sindical, demandando no sólo al Estado sino
a la OIT, la implementación de mejoras referentes a la cotización y contra la
dispersión sindical y otras que propicien una mayor incorporación de mujeres en
las organizaciones y dirigencias sindicales (por ejemplo cuotas).
• Promulgación de normas de obligatorio cumplimiento para empresas y sindicatos, a
fin de que se incluya en los convenios colectivos acuerdos para la compatibilización
del trabajo remunerado y de las tareas del hogar en hombres y en mujeres.
• Vigilancia y contro por parte del estado, sindicatos y organizaciones de mujeres de
las prácticas de acoso sexual en el trabajo que desalientan el ingreso de mujeres al
mercado de trabajo38, que permanecen ocultas por el temor de las mujeres no sólo
al despido sino también al desprestigio, poniendo término a la impunidad de los
agresores que generalmente son funcionarios o ejecutivos de alto nivel.
• Asistencia técnica a mujeres emprendedoras y microempresarias y ampliación de
circuitos comerciales 47
• Fortalecimiento de organizaciones de emprendedoras y de microempresarias para
negociar con el Estado políticas y normas (por ejemplo tributarias) que alienten el
desarrollo del las iniciativas económicas de las mujeres.
• Programas sociales para que las iniciativas económicas de subsistencia de las mujeres
puedan convertirse en actividades económicas sostenibles, con estrategias de
salida que promueven el paso de un estadío de subsistencia a uno de acumulación.
• Ratificación por parte de todos los países de la región del Convenio N° 189 de la
OIT que reconoce los derechos laborales para las mujeres trabajadoras del hogar
y medidas para profesionalizar este servicio. Remuneración Mínima y derechos
laborales igualitarios para todas estas trabajadoras.
• Aplicación irrestricta del Convenio Nº 169 de la OIT sobre Consulta Previa a las
comunidades de pueblos originarios en donde se realizan actividades económicas
de explotación de recursos que afectan el medio ambiente.
• Normas y medidas contra todo tipo de discriminación (sexo, orientación sexual,
37 Son algunas que ya se aplican y otras que son postergadas bien sea por falta de una comprensión cabal de las
necesidades de género o simplemente porque colisionan con intereses económicos. Consideramos que el Estado
y organizaciones sindicales fuertes con perspectiva de género, pueden alterar la hegemonía de los principios que
rigen la lógica del capital y del mercado, ajenos al bienestar de la población y de las mujeres.
38 Encuesta Manuela Ramos‐Promsex realizada en cinco regiones de Perú, Lima , 2013. Apoyo Consultores.
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etnia, lengua, discapacidad) y vigencia plena del principio de igualdad.
• Normas y medidas contra todo tipo de estereotipo de género, principalmente en el
campo de la educación y los medios de comunicación.
• Creación de dependencias especializadas, con participación de las mujeres y de
ser posible con familiares de las víctimas para combatir la trata de mujeres y la
prostitución derivados de la actividad económica, fortaleciendo la presencia del
Estado ahí donde es débil o nula.
• Acciones de visibilidad de las organizaciones de mujeres populares y diversas hacia
toda la sociedad de la importancia del trabajo doméstido y de cuidado, tendiente a
su redistribución.
• Apoyar las formas de economía solidarias de las organizaciones de mujeres
populares y Diversas tendientes a que puedan recuperar el control del ciclo de
producción, comercialización y administración de recursos monetarios o productos,
para su empoderamiento y autonomía económica.
Si bien esta no es una lista cerrada, puede constituir una base para la valoración del trabajo
como medio de realización del ser humano, y que en el caso de las mujeres tiene sus propias
especificidades. Requiere intensidad, tiempo y organización.. El éxito de esta agenda está
vinculado a que las mujeres sientan y se reconozcan como agentes económicos desde su
espacio doméstico pues aunque no cuenten con ingresos monetarios directos ni trabajen
para el mercado, sus actividades están aportando al crecimiento y al desarrollo de sus
respectivos pueblos y países. Se basa también en que las mujeres se sientan agentes políticos
y que a partir del ejercicio de una ciudadanía plena, interpelen permanentemente al poder
político concentrado en el Estado, a las organizaciones encargadas de la representación
de los intereses ciudadanos, los Partidos Políticos, a las organizaciones de la sociedad, a
48 la prensa y en general al poder mediático y a todos aquellos agentes sociales que cuenten
con diferentes cuotas de poder, para que sean conscientes de que sin la participación y
el bienestar de las mujeres, no habrá desarrollo equitativo, sostenible ni pacífico. Estas
medidas podrían cambiar el rostro de un capitalismo depredador a una economía inclusiva
que proporcione bienestar a toda la población en el marco de una verdadera democracia.
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
Este capítulo fue elaborado por Ana Maria Yañez, con el aporte del
Grupo Temático Empoderamiento Económico y acceso a los recursos, y
de todas las organizaciones del Convenio.
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
51
39 Este capítulo no podría haber sido redactado sin los invalorables escritos, artículos y debates realizados por MARIA
ARBOLEDA, Investigadora Regional del proyecto: Poder Político de las Mujeres y transformación del poder, a quien
agradecemos por sus textos y participación en nuestro proyecto transformador.
Fotografía: Carlos Ly.
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
52
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
¿Cómo conciben el poder las mujeres populares y diversas? ¿Por qué planteamos que existe
un poder que queremos transformar?
Entre los años 2010 y 2015 las mujeres de organizaciones populares y diversas debatimos
y construimos nuestra propia noción de poder, a partir de investigaciones40, formaciones
políticas41 y a partir de la propia experiencia de participación política en ámbitos comunitarios,
estatales, familiares, etc.
Este capítulo se divide, así, en dos partes. En la primera, desarrollamos un resumen de
nuestros hallazgos, debates y conclusiones. En la segunda, nuestros caminos a seguir en este
contexto.
a. La toma de decisiones
La constatación de que las mujeres en general han sido excluidas de los espacios de tomas
de decisiones (públicos formales como los estados y los parlamentos, pero también de los
espacios tradicionalmente considerados como privados como la casa, y los sociales y/o
comunitarios) ha llevado a las mujeres populares y diversas a nuevos planteos y desafíos
en relación a su poder y participación política.
En primer lugar se quiere destacar que la defensa y reivindicación del territorio significa
para las mujeres PyD no sólo la recuperación del espacio político en que viven (el barrio,
la comunidad, los asentamientos construidos por ellas mismas, la naturaleza en la cual
producen y crean, los horizontes y confines donde desarrollan y cuidan la vida); sino
fundamentalmente del propio cuerpo. Sólo si se recupera la capacidad de decisión y
autonomía sobre ellos, se logrará una ciudadanía plena para las mujeres en general, pero
53
para las mujeres populares y diversas en particular, sujetas a condiciones específicas de
vulnerabilización y expropiación.
“Hay diversas historias con las que ellas están reflejando una relación entre su
reconocimiento como personas con derechos a través de sus cuerpos, la sexualidad,
el amor y una construcción de poder.(…) Muchas mujeres nacen a la participación y al
liderazgo en la lucha por el territorio. (…) En sus historias de vida se encuentran con
poder para resistir despojos de sus territorios, atropellos a ellas y a sus comunidades,
las que están siendo atacadas por intereses exógenos donde les quieren quitar sus
tierras ancestrales para macroproyectos turísticos y de vivienda de personas muy ricas.
Este poder se relaciona con su trabajo cotidiano en las organizaciones42.
40 Ver los cuatro textos en: http://www.popularesydiversas.org/article/2o‐edicion‐de‐investigaciones‐regionales/
41 Ver documento: Escuela de Escuelas y sistematización de planes de incidencia de la Escuela Regional Oxfam Flacso.
42 Reflexiones sobre el poder en el marco de la Investigación: Empoderamiento y participación política de las Mujeres
Negras, Afrodescendientes y Palenqueras de Colombia. Talleres realizados en Cartagena de Indias, Colombia, 2012 y 2013.
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
Aunque se ha establecido que las mujeres hacen política desde el momento en que
deciden que son seres humanos con derechos, a partir de ahí, surgen problemas que
tienen que ver con la conformación patriarcal de los estados, las democracias naciones,
los partidos políticos y las organizaciones sociales. Las mujeres se quedan en la periferia
de las decisiones y aunque muchas veces recuperan la voz, esto no implica directamente
la posibilidad de decidir en esas estructuras. En otros casos, ese poder de decisión se
comienza a ejercer luego de muchos esfuerzos y estigmatización, y sin embargo existe la
percepción que las mujeres populares y diversas solo pueden tener acción política para
ellas mismas, no para asuntos que se refieran a la sociedad en su conjunto.
“Los espacios públicos tratan a las mujeres como madres, como hermanas,
como hijas, a‐hijadas en realidad, pero no como ciudadanas.(…)
Cuando el Estado se separa del parentesco, ¿las mujeres tenemos mayor libertad?”44
Este distanciamiento también existe con las mujeres que ocupan espacios de toma de
decisiones públicos (muchas mujeres llegan por tradición familiar, son parte de las
estructuras de poder tradicionales de grupos económicos o partidos políticos) e incluso
con aquellas líderes de las organizaciones que toman la decisión de participar en cargos
54 electivos (por voto popular o por designación).
Tal como se dijo en el capítulo anterior, el trabajo doméstico y las tareas de cuidado
se presentan como uno de los principales obstáculos, en particular para las mujeres
populares y diversas que no pueden resolver el problema de su no redistribución
contratando a otras mujeres. La violencia es, además, otro de los condicionantes claves:
Si no se recupera la autodeterminación sobre el cuerpo, las mujeres no podrán acceder al
poder ni transformarlo.
43 Fuente: Recursos de un proceso de investigación de mujeres populares organizadas en cuatro países: apuntes de una
intermediaria. Maria Arboleda. Se trata de una recopilación de los debates producidos en los talleres de preparación
de las investigaciones, en las presentaciones públicas de las mismas y en seminarios públicos y cerrados del grupo
de trabajo: Participación Política.
44 Reflexiones sobre el poder en el marco de la Investigación: De la casa a la política. Maria Emma Mannarelli. Talleres
realizados en Lima, Perú, 2012 y 2013..
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
Fotografía: Florencia Castello.
55
“Las mujeres también evidencian cambios muy fuertes de su empoderamiento personal
en ámbitos privados (…). Ahora, ellas se sienten con derecho a separarse de una pareja
maltratante y a obtener protección de instancias estatales. Madres dijeron que, 20 años
atrás, ante episodios de violencia que afectaban a sus hijas, posiblemente ellas habrían
sido parte, con dolor, de prácticas de disciplinamiento de las mujeres (“vuelve donde tu
marido”, “no reclames”), pero que al revés, ahora, ellas son las primeras en acompañar a
sus hijas en cualquier decisión que tomen, ya sea separarse, poner límites al maltratante o
acudir a las instancias oficiales de protección de derechos”. 45
Regresar al cuerpo nos lleva a pensar qué nos pasa en la vida privada, mirar lo público
y lo privado como un continumm y comprender que no hay transformación del espacio
público que no incluya al privado y las esferas domésticas de producción, consumo y toma
de decisiones.
45 Reflexiones sobre el poder en el marco de la Investigación: Empoderamiento y participación política de las Mujeres
Negras, Afrodescendientes y Palenqueras de Colombia. Talleres realizados en Cartagena de Indias, Colombia, 2012 y 2013.
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
En la región latinoamericana, el sistema de democracia a partir de los partidos políticos
asume a los y las excluid@s como consecuencia de las desigualidades como “clientes” a
quienes entregan bienes, servicios o favores a cambio del voto. Allí se encuentran políticas
de subsidios, programas alimentarios, compensaciones en bienes y servicios o dinero
en efectivo por condición económica baja.. De este modo ocurre la producción de las
mujeres populares y diversas como clientas. El esquema político clientelar promueve que
las organizaciones de mujeres depositen en un “caudillo” la aprobación o legitimación de
sus demandas. Esta figura caudillista puede también ser ocupada por una mujer.
La erradicación de la relación clientelar de los partidos políticos y estados con las mujeres
populares y diversas es clave para la radicalización de las democracias. Sin embargo, este
proceso no debe producirse, como ha sucedido históricamente y se mantiene hasta la
actualidad, mediante la condena, marginación y persecución hacia las mujeres populares y
diversas que resisten este tipo de vínculo y se posicionan como ciudadanas, a costa de una
carencia de servicios básicos y del empobrecimiento personal y de todo su núcleo familiar.
¿Por qué planteamos que existe un poder que queremos transformar? Porque ese poder
está colocado dentro de un sistema que las mujeres organizadas cuestionan. Pero hay
otra cuestión central: ¿qué viene primero, la transformación social o la transformación
desde las mujeres? Hay quienes piensan que primero tiene que transformarse la sociedad
56 y entonces se transformará el poder, ahí se podrá, entonces, ejercer un poder que no
tenga vocación de abuso y sometimiento (al decir de Marcela Lagarde). Sin embargo,
plantear el asunto de este modo puede ser otra expresión de nuestra distancia con el
poder. Asimismo, esta visión niega la existencia de poder (y sus abusos) en los ámbitos
tradicionalmente considerados como privados. Incluso muchas organizaciones vinculadas
fuertemente con proyectos transformadores excluyen éste ámbito de sus intervenciones
y de las injusticias a erradicar, a pesar de que se constituye en un enorme productor de
privilegios y de desigualdades.
Hay otra posición que propone no solo participar en la transformación social del poder
sino la necesidad de involucrarse en ella, para organizar desde adentro los cambios en
un sentido no patriarcal. Otra visión incluye la idea de pensar que la transformación
antipatriarcal solo puede ser hecha “desde las bases” (como si allí no hubiera ejercicio de
poder patriarcal).
Por último, otro de los dilemas planteados ha sido la radicalidad de las transformaciones
posibles. Citando a Christina Buarque: cuando las mujeres populares y diversas actúan
políticamente, presentan nuevos sentidos y mejoran sus condiciones de vida, transforman
la sociedad, pero no están transformando el poder. Esta posición también es rebatida por
quienes consideran que a través de estos liderazgos es que se producen, en definitiva,
cambios radicales en las estructuras.
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
Fotografía: Percy Ramírez.
“No creo que la nuestra sea una lucha de las mujeres para llegar, sino para transformar.
Llegar con las organizaciones al poder. Solo por la organización se llega a lo que llamamos el 57
Sumak Kawsay, el Buen Vivir, que es la equidad social y con el ambiente que nos rodea.
Es una forma diferente de ver el desarrollo.
Ahí hay que reconocer las voces, las presencias y las propuestas de las mujeres.
CONSPIRANDO EN EL SISTEMA PARA TRANSFORMARLO.”46
46 Patricia Herrera, ex Viceprefecta de Chimborazo, Ecuador. Discurso pronunciado durante el Encuentro: la democracia
para valer necesita mujeres en el poder, organizado por el grupo de Participación Política del Convenio el 7 de
septiembre de 2012 en Lima, Perú.
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
Las mujeres populares y diversas, en particular las afrodescendientes, indígenas y de
opciones sexuales diferentes a la heterosexualidad dominante, conocen y confrontan, en
la vida diaria, todas estas formas de exclusión y discriminación, no solo en los particdos
políticos sino también en las organizaciones mixtas:
“A pesar de nuestras luchas por más de un siglo para ser reconocidas como ciudadanas,
actoras y sujetas políticas, todavía las mujeres somos colocadas como relleno para
cumplir con cuotas. Las mujeres populares, indígenas, afrodescendientes, trabajadoras
del hogar, lideresas de base, lésbicas y otras, tienen aún menos oportunidades para
llegar a sitios de poder.
(…)
Las múltiples discriminaciones afectan incluso a las mujeres que llegan a espacios de poder
organizativo y representativo: cuando hablan, sus opiniones son desvalorizadas, suelen estar
en minoría en ambientes masculinizados hostiles, y de manera generalizada sufren prácticas
de violencia y acoso si no se disciplinan a intereses organizativos‐comunitarios y partidarios,
o a decisiones de los grupos mas fuertes o hegemónicos.
(…)
Del mismo modo, organizaciones mixtas, movimientos sociales, indígenas, afro, sindicales,
partidos y aparatos estatales, convocan a mujeres lideresas para ser cooptadas en proyectos
58
de poder que posteriormente eliminan las agendas y prioridades construidas por los
movimientos de mujeres en un sentido de transformación”. 47
Por ello, la transformación de las condiciones de estigmatización e inequidad en que
desarrollan la vida política las mujeres PyD debe ser transformado en la búsqueda de la
paridad, al igual que la revalorización del liderazgo de las mujeres: Ximena Machicao suele
decir que las mujeres construimos mucho poder a nivel organizacional y no sabemos cómo
capitalizar ese poder en el ámbito político del que milenariamente hemos estado excluidas.
47 Manifiesto de las mujeres populares y diversas. Lima, 2012. Ver texto completo en: http://www.popularesydiversas.
org/regularfile/manifiesto‐mujeres‐populares‐y‐diversas/
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
Fotografía: Juan Zurita.
59
“Trabajamos mucho con las mujeres para cambiar las normas y después de dos años
hubo un congreso en el que se cambió los estatutos para permitir que las mujeres
puedan ser Corneshas (líder máximo de la comunidad). En el 2006 llegué a ser la
primera Cornesha de mi pueblo. Fue un triunfo.(…) Los hombres se resistían a llamarme
Cornesha, me decían “Teresita”. Eso cambió después. Los dirigentes fueron denunciados.
El gobierno de Nicaragua ofreció asilo político. Yo no acepté. Yo dije: “mi pueblo me eligió
a mi para servirlos, no para irme a otro país”. Los hombres se fueron, ellos temblaban,
yo les decía no hay que tener miedo, hay que defendernos. Pero no los critico, ellos eran
presidentes, es una situación difícil, sufre tu familia, tu comunidad, tu pueblo. (…) La
organización Flora Tristán asumió mi defensa. Estuve escondida (…) Al retornar todos me
decían Cornesha. En la comunidad piensan que solo los hombres pueden ser valientes,
fuertes. Pero en las luchas quienes se ponen adelante somos las mujeres, los hombres van
atrás, para defenderlos, para protegerlos.”48
48 Teresita Antazú. Señora Cornesha de la Nación Yanesha, en la Amazonia peruana. Discurso pronunciado durante el
Encuentro: la democracia para valer necesita mujeres en el poder, organizado por el grupo de Participación Política
del Convenio el 7 de septiembre de 2012 en Lima, Perú.
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
“La paridad no significa meramente que para las mujeres cabe una cuota mayor de
encargos, pero constituye una expresión más amplia de la universalidad y es parte de un
proceso más largo que incluye el recurso de las cuotas, bien como otras herramientas,
y además requiere principalmente el reconocimiento de las mujeres como ciudadanas
con plenos derechos. La paridad, además que un concepto cuantitativo, es la expresión
de la redistribución del poder en tres ámbitos específicos: el mercado laboral, la toma de
decisiones y la vida familiar.”49
Para las mujeres populares y diversas la paridad es equilibrar una relación absolutamente
desproporcional existente entre los trabajos masculino y feminino en el ámbito privado,
igual salario por igual trabajo igual, redistribuir las tareas del hogar y tener autonomía
sobre sus cuerpos y sus vidas, acabar con todas las formas de violencias y tener igualdad
de oportunidades para acceder a cargos públicos.
“El tema de cómo ligar las luchas sociales de las mujeres con las de su participación política
en busca de la paridad es problematizada tanto desde las barreras sociales, económicas
y políticas que sufren muchas de ellas pero también desde una petición de coherencia
60 con la agenda feminista y de las mujeres. (…) Habría un desplazamiento de la centralidad
que han tenido las políticas públicas para las organizaciones y como forma privilegiada
de expresión de sus luchas frente a los gobiernos hacia una disputa más clara por la
participación / representación política más directa en las instancias de poder, con base en
procesos electorales. (…)¿Cómo politizar las trayectorias y luchas sociales de las mujeres
que provienen de las organizaciones? (…) Es preciso analizar formas no patriarcales de
organización de lo público y del estado que no solo aborden la necesidad de políticas
públicas sociales, incluyendo de manera fuerte una mirada feminista en todas las medidas y
políticas de gobierno. ”50
49 Informe de la “X Conferencia sobre la Mujer de América Latina y Caribe” de CEPAL, realizada en Quito en el año
de 2007. Este documento reúne las valiosas contribuciones de las ministras y autoridades de los mecanismos de
promoción del progreso de la mujer de América Latina y Caribe que contó también con la colaboración del Centro
Latino‐Americano y Caribeño de Demografía (CELADE) ‐ División de Población de la CEPAL.
50 Reflexiones sobre el poder en el marco de la Investigación: Mulheres construindo poder Um olhar sobre como as
mulheres populares e diversas do Nordeste do Brasil transformam o poder Izabel Santos. Talleres realizados en
Recife, Brasil, 2012 y 2013.
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
Las mujeres de América Latina y del Caribe están siendo protagonistas de los mayores
cambios culturales de la historia. Aún perdura un malestar de las mujeres de la Región
provocada por la brecha entre su enorme contribución social y la falta de reconocimiento
de ese trabajo. El hecho histórico básico de la sub‐representación femenina es, por lo tanto,
una cuestión de justicia que necesita ser reparada. invertir y demandar equidad en los
espacios de toma de decisones es una cuestión necesaria de reparación y de justicia. Gracias
a esa diversidad y la visibilidad de las múltiples identidades de las mujeres organizadas, se
han re‐significado sus diferencias en la lucha por la igualdad, han ocurrido grandes cambios
en las agendas – que ahora son más amplias, radicalizadas y complejas, y también se han
construido nuevas alianzas y espacios de incidencia y actuación.
En este contexto, las mujeres populares y diversas, han perfilado las siguientes prioridades
de agenda:
De carácter estratégico51:
• La paridad en la toma de decisiones en todos los ámbitos de la vida social, para lo cual
se requieren ajustes legislativos, políticas públicas y sobre todo transformaciones
que garanticen la representación y visibilidad de las múltiples identidades de las
mujeres organizadas.
• El cuidado de la vida tiene que estar colocado como base del poder y la democracia:
en los estados y en la vida social, para la efectiva transformación de las relaciones de
poder desiguales. 61
• Queremos estados/naciones que establezcan vínculos con las mujeres populares
y diversas organizadas por fuera de las tradicionales relaciones de clientelismo y
programas sociales o de ayuda a sectores vulnerables. En esta nueva construcción,
debe existir un desplazamiento del lugar de clientas al de ciudadanas, y de un estado
que se transforme en integrador y no en fragmentador de procesos.
• La transformación de los “ámbitos privados” y su inclusión en agenda: no se lograra ni
paridad ni igualdad de oportunidades en la participación política sin la transformación
de las inequidades, erradicación de la las violaciones a los derechos humanos y
distribución privilegiada de recursos en los ámbitos domésticos de producción y
de reproducción de la vida: de allí la urgente necesidad que este ámbito político de
actuación sea incluído en la agenda de las organizaciones sociales y del movimiento
social transformador para la radicalización de las democracias.
51 Son las que deben iniciarse de inmediato pero con un desarrollo progresivo, que se dirigen a cambios estructurales.
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
• Las organizaciones de mujeres populares y diversas ratifican en la necesidad de
continuar profundizando la FORMACION POLITICA PARA MUJERES, espacio que
no puede sustituir la educación formal (también necesaria e imprescindible) por la
característica de construcción de ciudadanía que llevan adelante las organizaciones.
• El poder transformador de las mujeres populares y diversas: promover y garantizar
los liderazgos de las mujeres PYD en espacios electivos, ejecutivos y comunitarios no
solo constituyen materia de justicia social y democracia, sino también, posibilidades
de transformación de las desigualdades, cuyo impulso resulta necesario no solo por
parte del movimiento feminista y de mujeres de la región.
• Legislaciones de paridad y alternancia: en todos los niveles (nacionales, locales
y regionales) el impulso de estas normativas son además garantías para la
profundización de las democracias.
Este capítulo fue elaborado por Izabel Santos53 y Andrea Diez, con el aporte del
Grupo Temático Participación Política, y de todas las organizaciones del Convenio.
62
52 Son algunas que ya se aplican y otras que son postergadas bien sea por falta de una comprensión cabal de las
necesidades de género o simplemente porque colisionan con otros intereses.
53 Formada en filosofía pela universidad católica de pernambuco – brasil, especialista en derechos humanos por la
misma universidad, integrante del colegiado de gestión del centro de mujeres de cabo, y actualmente cursando
especialización en género, desarrollo y políticas públicas por la universidad federal de Pernambuco – UFPE.
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
BIBLIOGRAFÍA
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AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
La interculturalidad e
interseccionalidad como
estrategias políticas de
encuentro y trabajo de las
mujeres populares y diversas
65
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
66
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
Las mujeres que formamos parte del Convenio provenimos de 19 organizaciones de cuatro
países, Ecuador, Colombia, Brasil y Perú. Somos mujeres populares y diversas: mujeres
del campo, rurales, urbanas, de la costa, de la sierra, indígenas, negras, desplazadas, de
organizaciones sociales de base, feministas, lesbianas, heterosexuales, jóvenes, adultas,
trabajadoras del hogar, activistas de derechos humanos, etc. Mujeres provenientes de
países con diferentes realidades, con diferentes identidades, pero unidas en una apuesta
conjunta por combatir el machismo, el patriarcado y todas las formas de exclusión
y discriminación que restringen nuestra ciudadanía y la posibilidad de desarrollarnos y
acceder a mejores condiciones de vida.
En momentos en que nuestra región enfrenta una serie de cambios sociales, políticos
y económicos, somos testigas de cómo las diferencias y contradicciones se agudizan
en nuestros países. Perú y Colombia son considerados por las agencias internacionales
como países con “crecimiento económico y de renta media; el primero con un proceso
de descentralización incipiente y grandes problemas de equidad, en donde el 20% de la
población concentra el 80% de la riqueza y los grupos hegemónicos deciden el destino
del país. En Colombia el crecimiento económico convive con el narcotráfico y el conflicto
interno y miles de personas, mayoritariamente mujeres y niños/as son obligados/as a
desplazarse y dejar sus territorios. Brasil, país con una economía consolidada, forma
parte de los BRICS54, cuenta con un gobierno progresista (gestión de Dilma Roussef,
reelecta en el año 2014) y con la mayor población afrodescendiente de esta parte del
continente, sin embargo, es un país donde persiste el racismo y donde miles de hombres
y mujeres sin tierra, siguen a la espera de la reforma agraria y el derecho a la soberanía
alimentaria. Y Ecuador, que al año 2015 contaba con un gobierno de izquierda, que llegó 67
al poder encarnando muchas ilusiones y expectativas, pero que en el camino se olvidó
de quienes lo eligieron y en la actualidad es expresión del debilitamiento del tejido social
y de las organizaciones con un gobierno que las silencia.
Las mujeres populares y diversas y las organizaciones que las integran somos parte de
la expresión de la diversidad de nuestros países, de la riqueza cultural y del legado que
recibimos de nuestros antepasados, quienes formaron parte de la fundación del Estado
Nación donde se sentaron las bases de un sistema excluyente que lamentablemente se
arrastra hasta la actualidad y que no ha sabido propiciar las condiciones para que todas
y todos nos sintamos “parte de”, atendidos/as y representados/as, guardando nuestras
diferencias pero en condiciones de igualdad.
Las mujeres no escapamos a esta situación, diferentes datos de la realidad nos dan de cara
día a día con expresiones de discriminación. Muestra de ello es nuestra activa participación
en el trabajo reproductivo y las labores del cuidado, las cuales pasan como invisibles al no
54 Se emplea la sigla BRICS para referirse conjuntamente a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Países con gran
población y territorio, lo que les proporciona dimensiones estratégicas continentales y recursos naturales, así como
enormes cifras de crecimiento del PIB y participación en el comercio mundial, lo que los configura como un grupo
económico emergente.
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
ser valoradas ni cuantificadas por el Estado y la sociedad. Son actividades que más bien se
naturalizan como parte de nuestras obligaciones por la división sexual del trabajo.
Frente a este panorama, este apartado desarrolla nuestra apuesta no sólo por
visibilizar la situación de nosotras las mujeres en relación a los hombres, sino también
por evidenciar las diferencias que existen entre nosotras mismas y que en la realidad
configuran situaciones de privilegio y discriminación, a fin de tejer de manera más fina
nuestras estrategias para asegurar que todas nos sintamos representadas y valoradas,
apostando por la interculturalidad e interseccionalidad como estrategias para la
ampliación de nuestras ciudadanías.
La producción de saber hegemónico por parte de occidente excluye o silencia otra
producción de saber, el saber marginalizado (periférico) del latinoamericano, del
indígena y del afrodescendiente (Quijano, Mignolo, de la Cadena)55. Esta constatación
nos remite a la construcción de nuestros Estados, los cuales se han forjado sobre el
racismo, la exclusión, la discriminación, colonialismo y patriarcalismo y es que los
pueblos indígenas, afros, las mujeres, nunca fueron considerados como parte integrante
y fundamental de los Estados. De allí que nuestras instituciones, jurídicas, educativas, de
salud, etc. se hayan ido formando con una sola visión colonial, patriarcal y racista que
persiste hasta nuestros días.
En tal contexto podemos decir que la interculturalidad no es un fin como tal, sino una
herramienta o medio que nos permite “descolonizar” y destrabar toda la estructura
68 unicultural del Estado y descolonizar el imaginario social de que en nuestros países la
única cultura válida es la cultura dominante y a partir de allí promover la construcción de
una sociedad intercultural.
El enfoque de interculturalidad es cada vez más difundido en nuestros países tanto por la
sociedad civil organizada, como por los Estados (‐incluso forma parte de la constitución
del Ecuador56). Parte de este proceso son también las organizaciones de mujeres y
movimientos sociales, quienes venimos realizando una discusión sobre este enfoque, que
nos permita incorporarlo en nuestras agendas y prácticas cotidianas.
En el marco del Grupo de Trabajo de Interculturalidad e Interseccionalidad, definimos
la interculturalidad como “el encuentro y diálogo horizontal entre nosotras, nuestras
culturas (nuestros sentires y saberes) que va más allá del respeto a la diversidad o la
tolerancia. Recuperando y valorando nuestra cultura y creencias desde una mirada crítica
y de derechos de las mujeres, cuestionando a la sociedad y al Estado, haciendo explícitas
las situaciones de poder y privilegios”.
55 Quijano, Aníbal. “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina” Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 2004.
56 Constitución de la República del Ecuador (2008). Art. 1. “El Ecuador es un Estado constitucional de derechos y justicia
social, democrático, soberano, independiente, unitario, intercultural, plurinacional y laico. Se organiza en forma de
república y se gobierna en forma descentralizada…”
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
La interculturalidad es una práctica política que va más allá de la aceptación y tolerancia
de otras identidades. Es un reconocimiento a las diferentes formas de entender el mundo,
así como a las diversas maneras de opresión o discriminación que se establecen.
La interculturalidad enfatiza la importancia del diálogo entre culturas y saberes y que
propone hacer explicitas las desigualdades y relaciones asimétricas para combatir las
desigualdades. Es uno de sus propósitos la visibilización y aceptación de la existencia de
una sociedad diversa, que busca vivir en armonía y con justicia social y económica.
La interculturalidad abre una gama de posibilidades para poder tender puentes, hacer
alianzas, abrir espacios de diálogo, intercambio de experiencias y construir agendas
comunes y encontrar alianzas para las agendas particulares, y remar hacia una meta
común, que es cambiar las relaciones de poder, el Estado y la sociedad, desde el respeto
a las diferencias y las diversidades y buscar soluciones apropiadas a cada realidad cultural.
La interculturalidad abre una gama de posibilidades para tender puentes, abrir espacios
de diálogo, intercambiar experiencias, construir agendas comunes y encontrar alianzas
para las agendas particulares. La interculturalidad nos permite remar juntos y juntas hacia
una meta común, cambiar las relaciones de poder, el Estado y la sociedad, promoviendo
la diversidad, buscando soluciones apropiadas a cada realidad cultural.
Frente a las condiciones de exclusión y dominación
que enfrentamos las mujeres, el feminismo
propicia el reconocimiento de la autonomía y las
diversidades, la democracia, la justicia de género
y la participación activa de las mujeres en la
economía, la vida pública y la toma de decisiones
sin ningún tipo de distinción.
de la forma de relacionarnos políticamente, implica justicia social, igualdad, y en este
proceso que tengan voz quienes no la tienen, validar sus prácticas, las diversas ideas de
bienestar, asimismo, alimentar nuevas subjetividades.
Es en este marco, de búsqueda de la justicia social y de género, que se desarrolla el enfoque
de interseccionalidad57, a fin de determinar de qué manera el género, pero también la clase,
el grupo étnico, la edad, la orientación sexual, etc. se conjugan generando en la práctica
diferentes tipos de subordinación y exclusión. Y es que los sistemas de dominación están
estrechamente interconectados, de ahí la importancia de abordar una mirada holística
entre las diversas dimensiones, la raza, la clase, la identidad sexual, el género, etc. en un
proceso de reconocimiento al/la otro/a y sus cosmovisiones.
En este sentido, se plantea recoger el enfoque de interseccionalidad, herramienta que nos
ayuda a entender la manera en que los conjuntos diferentes de identidades influyen sobre
el acceso que se puede tener o no a los derechos.
“La interseccionalidad es una herramienta analítica para estudiar, entender y
responder a las maneras en que el género se cruza con otras identidades y cómo estos
cruces contribuyen a experiencias únicas de opresión y privilegio”58.
La interseccionalidad tiene como objetivo revelar las variadas identidades y exponer
70 los distintos tipos de discriminación y desventaja que se dan como consecuencia de la
combinación de estas identidades. “Aunque todas las mujeres de alguna u otra manera
sufren discriminación de género, existen otros factores como la raza y el color de la piel,
la casta, la edad, la etnicidad, el idioma, la ascendencia, la orientación sexual, la religión, la
clase socioeconómica, la capacidad, la cultura, la localización geográfica y el estatus como
migrante, indígena, refugiada, desplazada, niña o persona que vive con VIH/SIDA, en una
zona de conflicto u ocupada por una potencia extranjera, que estos factores se combinan
para determinar la posición social de una persona”.59
La interseccionalidad busca visibilizar las formas de opresión que atraviesan nuestros
cuerpos y organizaciones, identificando cómo en el cuerpo de nosotras las mujeres se dan
diferentes opresiones en contextos concretos. Y es que las discriminaciones son múltiples
y no se dan por separado. “Las mujeres afro de clase popular no podemos discriminar una
categoría sobre la otra”60.
57 El concepto de interseccionalidad lo introduce Kimberlé Crenshaw en la Conferencia Mundial contra el Racismo en
Sudáfrica en 2001.
58 AWID. Interseccionalidad: una herramienta para la justicia de género y la justicia económica. Derechos de las mujeres
y cambio económico. Nº 9, agosto 2004. Género y Derechos.
59 IBID.
60 Intervención de participante de Grupo de Trabajo de Interculturalidad e Interseccionalidad. 2012.
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
La interseccionalidad es una categoría de análisis y una herramienta útil para la generación
de políticas públicas, ya que nos ayuda a analizar cómo estamos las mujeres, al visibilizar
las múltiples identidades y entender las relaciones de poder.
En nuestro activismo feminista la interseccionalidad nos ayuda a entrecruzar nuestras
múltiples luchas, por la tierra y el territorio, la defensa del agua, al trabajo digno, a una
vida libre de violencia y racismo, a decidir sobre nuestros cuerpos, al respeto a nuestra
diversidad sexual, etc.
La interseccionalidad, asimismo, toma en cuenta los contextos históricos, sociales y
políticos al mismo tiempo que las experiencias individuales únicas que resultan al confluir
diferentes tipos de identidad. Como señala Itanacy61, “la interseccionalidad es una
categoría que nos ayuda a construir una propuesta política para las mujeres, en especial
a las mujeres negras, garantizando la especificidad de demandas que atiendan nuestra
diversidad”. Y es que a pesar de los múltiples avances, seguimos viviendo en una sociedad
patriarcal, racista, androcéntrica, heteronormativa, que ocasiona en la práctica múltiples
discriminaciones en mujeres y hombres no hegemónicos, en particular a las mujeres afro,
lesbianas, transgéneros, etc.
Cobra relevancia en este sentido, hablar de las dimensiones de redistribución y
reconocimiento, resaltando que ambos tipos de reivindicación son necesarios, como
señala Nancy Fraser, para hablar de justicia social. Las mujeres requerimos procesos de
distribución, muestra de ello es la necesidad que tienen las mujeres campesinas, rurales
e indígenas de acceso y control de la tierra, a la soberanía sobre sus territorios, pero
también a ser reconocidas como ciudadanas en igualdad de derechos. Asimismo, las
trabajadoras del hogar buscan que su trabajo sea reconocido como tal y que goce de los
71
mismos derechos que otros trabajos.
Las mujeres populares y diversas, buscamos ser reconocidas como ciudadanas, a decidir
sobre el destino de nuestras vidas y nuestros países, con igual derecho a la participación
política. Así como a recibir el mismo sueldo por el mismo trabajo que los hombres y a que
se contabilice y valore al trabajo reproductivo y del cuidado que realizamos.
Asimismo, necesitamos visibilizar la diversidad de identidades y ser conscientes de las
situaciones de privilegio que se configuran entre nosotras, por ser blancas, por contar
con estudios, por vivir en zonas urbanas, por ser heterosexuales, etc. Esto nos permitirá
avanzar en un movimiento en que todas nos sintamos representadas y fortalecer nuestras
relaciones con base en la sororidad.
61 Itanacy Ramos de Oliveira Casa da Mulher do Nordeste.
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
La interculturalidad e interseccionalidad son dimensiones que nos ayudan en la construcción
de una sociedad diferente, valorando nuestras diferencias y la diversidad de nuestras
identidades, como la fuerza que da vida a nuestras luchas.
Las mujeres que formamos parte de este Convenio “soñamos con nuevas formas de
comunidad, con base en los principios de igualdad, sororidad y respeto mutuo a las
diferencias. En propiciar espacios de intercambio y reflexión donde vayamos delineando
nuestras apuestas políticas, en defensa y exigibilidad de nuestros derechos individuales,
pero también colectivos”62.
Como señaló una de las participantes en el Encuentro de Mujeres Afro63.
“Debemos trabajar las heridas del racismo y las múltiples discriminaciones. Cómo
sanarnos para encontrarnos. Cómo buscar puentes en común. Trabajar por políticas
públicas y sanarnos de la herencia del racismo estructural y cotidiano, así como del
patriarcado. Pensar en cómo volver a ser mujeres cimarronas.”
Estamos en constante debate y promoviendo procesos en nuestras localidades y a nivel
72 nacional, constituimos nuestra apuesta intercultural desde la práctica cotidiana.
La experiencia también nos ha demostrado que las agendas propias son absolutamente
necesarias, pero no suficientes. Por ello, tomamos del feminismo la práctica de salir de
la propia auto‐referencia para buscar una perspectiva de transversalidad e intersección
con otras múltiples reivindicaciones, democráticas, políticas, culturales, como un eje
articulador de las luchas.
En el marco del Convenio, se han desarrollado algunas iniciativas por aplicar las
dimensiones de interculturalidad e Interseccionalidad, a partir del encuentro de mujeres
afrodescendientes, montubias, rurales, urbanas, indígenas, personas de diversa condición,
sexo, genérica (trans), lesbianas, trabajadoras remuneradas del hogar. Poniendo en juego
nuestros roles, nuestras identidades y nuestras prácticas feministas, de esta forma vamos
fortaleciendo la apuesta intercultural e interseccional. Así por ejemplo, la Fundación
Yerbabuena de Ecuador, dentro de la Escuela Política “Comadreando”, propició un
constante aprendizaje sobre cómo construir la realidad intercultural desde la práctica
feminista.
62 Nublis Chichande. Ecuador, 2012.
63 Encuentro organizado por la Red Kambirí en Cali, Colombia, en año el 2012.
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
Fotografía: Florencia Castello.
Sin embargo, queda mucho por hacer para lograr fortalecer nuestras intervenciones y
luchas desde una mirada intercultural e interseccional. ¿Cómo pensamos concretar esta
apuesta? 73
• Para seguir construyendo movimiento de mujeres que aporte a cambios significativos
a nivel social, colectivo y personal, es importante considerar “cómo se tejen las
relaciones entre personas en primera instancia y luego entre organizaciones”. Crear
buenas condiciones de diálogo: respetuoso, empático y democrático, valorando la
sororidad.
• Es importante seguir problematizando las relaciones de poder existentes al interior
de nuestras organizaciones, movimientos y en las relaciones que se entablan entre
organizaciones, ya sea en sus vidas privadas, espacios organizativos, públicos, como
también en el movimiento.
• Generar diálogos interculturales que incluyan los afectos, fortaleciendo las
capacidades de análisis y construcción de conocimientos, capacidades para el cambio
y la articulación política, así también las propuestas que apuntan a transformar la vida
de las mujeres y de la sociedad, los liderazgos democráticos, identidades personales y
organizacionales, memoria histórica. En suma empoderar a las mujeres como sujetos
políticos hacia dentro y fuera de los movimientos.
• Utilizar las estrategias de resistencia planteadas por feministas y mujeres afro, desde
la música y otras expresiones simbólicas, así como resignificar el lenguaje.
• Revalorar las experiencias y saberes cotidianos, las emociones, la espiritualidad y los
sueños; la subjetividad. Junto con el saber conceptual y teórico, que hacen integral
AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
la compresión y análisis crítico de la realidad, la posición de las mujeres en ellas y las
salidas que plantean.
• Sigue siendo un desafío tener procesos de articulación y retroalimentación
permanente entre mujeres, organizaciones y movimientos.
• Que la valoración de la diversidad, las tensiones y diferencias, generen acercamiento
más dialogantes entre las mujeres, organizaciones y movimientos.
• Ayudar a superar prejuicios y mitos, promoviendo nuevos espacios y formas de
encuentro.
• Contribuir a la consolidación de la ciudadanía de las mujeres diversas aportando a la
concreción de políticas colectivas, que consideren y tomen en cuenta a las minorías,
o bien a las mayorías minorizadas. Realizando acciones que tengan impacto objetivo
en la vida de las mujeres de las próximas generaciones.
Este capítulo fue elaborado por Martha Rico con el aporte del Grupo
Temático Interculturalidad e Interseccionalidad del Convenio.
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AGENDA REGIONAL DE LAS MUJERES POPULARES Y DIVERSAS
BIBLIOGRAFÍA
AWID. Interseccionalidad: una herramienta para la justicia de género y la justicia económica. Derechos
de las mujeres y cambio económico. Nº 9, agosto 2004. Género y Derechos.
Constitución de la República del Ecuador (2008).
QUIJANO, Aníbal. “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”. Lima, Instituto de
Estudios Peruanos, 2004.
75
En el marco del convenio10-CO1-057 con el apoyo de: