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“La Justicia es la reina de las virtudes republicanas y con ella se sostiene la

igualdad y la libertad”. Bolívar

“Alentáos y reunid por un instante vuestros esfuerzos a los nuestros; en un


instante de vigor y de actividad vais a recobrar el don más precioso del
cielo, que sólo la seducción, la intriga y la perfidia pudieron
arrebataros” Francisco de Paula Santander

CIUDADANÍA, PATRIA, REPÚBLICA, NACIONALISMO, DEMOCRACIA

Lo más probable es que, todos estos conceptos sean familiares o en un momento

determinado los hemos usado o escuchado. No obstante, el hecho fundamental

que nos convoca una fecha como lo es el 20 de julio, radica en que para que se

pudiesen articular estas palabras en nuestro contexto colombiano, fueron

necesarios auténticos autosacrificios por el salvamento de la Libertad, la

instauración de la Democracia y la implantación de la República, quijotadas como

la de Antonio Ricaurte o Atanasio Girardot, dignos de cualquier epopeya o tragedia

griega, pero…¿Por qué actualmente estos actos heroicos ni siquiera son

valorados por los que legalmente somos ciudadanos colombianos?, ¿Será acaso

lo cotidiano de la presencia de la libertad y lo corriente del acudir a las urnas para

sufragar lo que ocasiona la pérdida o en el peor de los casos ausencia total de

patriotismo? o ¿Lo será acaso los vergonzosos estereotipos que aún penden

sobre nuestros dorsos los que nos hacen negar nuestra esencia mestiza y

pujante? Cualquiera que fuere la contestación a estas incógnitas, debe tener como

soporte la noción de que actualmente, el legítimo enemigo no es la Corona

Española o el poderío de una metrópolis imperial, como sucediese durante la


Emancipación, sino que el contrincante con el que se debe combatir está dividido

en diversas facciones que buscan socavar la estabilidad y la existencia misma de

la República, estos adversarios son tan inocuos a la vista que pasan

desapercibidos, y van desde el simple y deshonroso talento para la búsqueda de

dispensaciones exageradas, los prejuicios, el individualismo imperante, la

negligencia por todo lo conexo a la público y el ingenio para inculpar a los demás

conciudadanos con miras a salir bien librados de nuestros propios errores, hasta la

división nacional; los campos de batalla no lo son pues en ese orden de ideas

Boyacá, Chorros Blancos, Carabobo, Ayacucho o Palacé. ¡NO!, el frente de batalla

está en nuestro propio entorno, en las relaciones que tenemos con el entorno

inmediato, en el modo en que hacemos o dejamos de hacer patria. ¡Ciudadanos!,

evoquen lo que aconteció cuando la desunión triunfó en nuestra recién creada

República, fuimos reconquistados sin mayor esfuerzo; es por esto que este

preciso instante es el momento de la reforma, no utópica e inaccesible, como ha

pasado con la reforma agraria, sino una reforma total que inicie no en los escaños

del Honorable Congreso de la República sino en el alma de cada uno de los

habitantes de esta exuberante tierra colombiana que llamamos hogar.

“¡Pueblo indolente! ¡Cuán diversa sería hoy vuestra suerte si conocieseis el


precio de la libertad!” Policarpa Salavarrieta
“Entre el patíbulo y una muerte gloriosa no hay elección; entre la libertad y
la esclavitud, no hay medio; o hacemos todos, por la defensa de
Colombia, cuantos sacrificios exija su salud política o resolvámonos a morir
en la ignominia, cargados de las maldiciones de nuestra posteridad y de la
del mundo filósofo” Francisco de Paula Santander

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