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AÑO 2015
JULIACA
PERU
DERECHOS HUMANOS EN SITUACIONES DE CONFLICTO
.
Conflictos internacionales
Conflictos internos
En la exposición que sigue vamos a dejar de lado el tema relativo a los conflictos
internacionales para centrar nuestra atención en las situaciones de conflicto interno
o doméstico, en los procesos tendientes a solucionarlos y en los problemas que se
presentan para garantizar el respeto de los derechos humanos. El tema es de
acuciante actualidad, ya que esta íntimamente unido a las políticas de seguridad
que todos los Estados están llamados a adoptar como resultado de sus deberes
constitucionales y legales, particularmente en épocas como la actual, en las que las
perturbaciones del orden público en todas sus modalidades constituyen una
realidad cotidiana.
Las normas que prescriben el comportamiento que deben respetar los estados en
caso de conflicto interno, desde el punto de vista del Derecho Internacional
Humanitario, están claramente consignadas en el Protocolo Adicional II de 1977,
que vino a desarrollar los principios establecidos en el artículo 3 de las
Convenciones de Ginebra de 1949. Ha sido tan importante el paulatino desarrollo
de estos principios que, en opinión de muchos tratadistas, poco poco van
adquiriendo el carácter de principios de derecho internacional, que deben ser
respetados aun por los Estados que todavía no son parte del Protocolo Adicional II.
En la práctica, sin embargo, la aplicación de las normas consagradas en estos
instrumentos encuentra dificultades muy serias, siendo la principal de ellas la
renuencia de muchos Estados a reconocer la existencia de un conflicto interno en
el territorio de su jurisdicción. El Protocolo no contiene criterios para definir con
exactitud los requisitos que tipifican un conflicto interno, y que los Estados no
deberían desconocer para tener que aplicar sus normas, salvo la definición general
e incompleta contenida en el artículo 1, que deja abierta la posibilidad de que los
Estados puedan negar la existencia de esta clase de enfrentamientos, para librarse
de la obligación de respetar las garantías consignadas en dicho instrumento. Es de
lamentar que aún permanezca incierto este aspecto de la aplicación del Protocolo
Adicional II, ya que por la vía de la negativa a aceptar la existencia de un conflicto
doméstico muchos Estados eluden el cumplimiento de los compromisos
internacionales que ellos mismos han aceptado, debilitando de esta manera el
sistema de protección humanitaria que la comunidad internacional ha venido
desarrollando paulatinamente, con éxitos indudables en el campo conceptual y
normativo pero con grandes limitaciones en el terreno de la práctica.
A los obstáculos que siempre han existido para el respeto cabal de las normas del
Derecho Internacional Humanitario y, como veremos mas tarde, de aquellas
dirigidas a la protección de los derechos humanos, ha venido a sumarse en los
últimos tiempos la importancia que ha adquirido el fenómeno del terrorismo, que al
parecer está en vía de convertirse en el tema central de las políticas internacionales
e internas de muchos Estados. No hay necesidad de entrar a señalar casos
específicos ni de singularizar responsabilidades al respecto, pero nadie puede
dudar que la llamada “guerra contra el terrorismo” esta convirtiéndose en una
amenaza permanente para la vigencia universal de los derechos humanos. Esta
amenaza no consiste unicamente en el peligro de que las medidas que se toman
para luchar contra el terrorismo violan en muchos casos, y en forma directa, los
derechos que protegen a la persona humana, sino también, en forma quizás mas
insidiosa, en la utilización del vago, impreciso y poco jurídico término de “terrorismo”
para cobijar todo tipo de infracción de la ley y ocultar o distorsionar, de esta manera,
los factores de conflicto social, político y económico que originan los hechos
delictivos que se deben reprimir. La preocupación que vastos sectores de la opinión
mundial han manifestado, en relación con las consecuencias de las políticas de
varios Estados para enfrentarse a un “terrorismo” que se ha convertido en la
obsesión moderna, está ampliamente justificada, si reconocemos sinceramente que
estamos siendo testigos de un retroceso indudable en el camino por lograr el
respeto pleno de los derechos humanos a escala universal.
Conflictos internos, derechos humanos y Derecho Internacional Humanitario
No hay lugar a dudas en el sentido de que todos los Estados que son parte de los
instrumentos que les imponen la obligación de respetar los derechos humanos estan
ligados por los compromisos consagrados en ellos. Esto es claro en circunstancias
de normalidad, o sea, de ausencia de perturbaciones del orden público que pueden
exigir medidas especiales. Limitándonos al Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos que entró en vigor en 1976, su artículo 2 establece explicitamente los
compromisos de los Estados Parte de respetar y garantizar los derechos que el
mismo Pacto reconoce, y la obligación de adoptar las medidas necesarias para
hacer efectivos esos derechos. Estas medidas, como el mismo texto lo dice, pueden
ser legislativas “o de otro carácter”, lo cual nos indica que las disposiciones
normativas pueden ser necesarias pero no suficientes, y que lo esencial es lo que
ocurre en la práctica en materia de respeto a los derechos humanos. Los órganos
de los tratados insisten en la importancia de vigilar no sólo el desarrollo legislativo
para la protección de los derechos, sino particularmente lo que ocurre en la realidad,
que con frecuencia ofrece un panorama muy diferente al que establecen los textos
legales. En el caso de la aplicación del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, por su carácter general e inclusivo, del cual otros instrumentos vigentes
son el desarrollo, es fundamental tener en cuenta que las obligaciones que impone
deben ser respetadas plenamente por todos los Estados Partes, en circunstancias
de normalidad.
En los últimos decenios se han celebrado múltiples acuerdos entre las partes
enfrentadas dentro del territorio de un Estado Parte. Estos acuerdos, de muy variada
índole y de características y consecuencias disímiles, conducen a la adopción de
medidas legislativas que, de una u otra forma, consagran las concesiones que han
hecho las partes para llegar a la normalización. Todos conocemos los varios
ejemplos de leyes de “perdón y olvido”, de “punto final”, de “investigación de la
verdad y castigo de los responsables”, de “justicia y paz”, de “justicia y reparación”,
etc. En muchas ocasiones estas disposiciones legislativas aceptan explícitas o
implícitas causales de impunidad para los responsables de la comisión de actos
delictivos, y abren la posibilidad de decretar amnistías o indultos que siempre
suscitan dudas sobre la posible violación de compromisos internacionales y de los
principios que el derecho internacional ha venido perfeccionando en los últimos
años.
No se trata de poner en tela de juicio el derecho de los Estados de agotar todos los
esfuerzos necesarios para recuperar la normalidad ciudadana. El derecho
internacional es claro en reconocer ese derecho y, como ya hemos visto, el mismo
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos reconoce que en ciertas
circunstancias puede ser necesario acudir a medidas excepcionales que implican
una parcial suspensión de algunos de los derechos que el instrumento consagra.
Para no ir mas lejos, este mismo año la Comisión de Derechos Humanos, en su
Resolución 2005/32 “La democracia y el imperio de la ley”, aprobada sin votos en
contra el 19 de abril de 2005, destaca en el párrafo 9 que…”los países que salen de
un conflicto tal vez necesiten medidas especiales para enfrentar el legado de las
violaciones de los derechos humanos y sacar adelante la gobernanza democrática
y el imperio de la ley”… Lo que no puede prestarse a duda es la obligación de los
Estados, en la aplicación de sus políticas de seguridad, de actuar dentro de los
límites permisibles, y en estos límites figura en lugar principal el respeto a los
derechos humanos que los mismos Estados han aceptado como inviolables e
imprescriptibles.
A este respecto hay que reconocer que todos los tratados sobre derechos humanos
consagran obligaciones que los Estados no pueden desconocer en las medidas que
toman para solucionar los conflictos domésticos, así sean estas medidas resultado
de los acuerdos con las partes involucradas en los conflictos. Limitándonos al Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que por su carácter general merece
una atención especial, tiene particular importancia la doctrina desarrollada por el
Comité de Derechos Humanos, a través de la interpretación del Pacto por medio las
Observaciones Generales con que ha enriquecido la jurisprudencia de los órganos
de los tratados de derechos humanos. Es singularmente pertinente la Observación
General No. 31, aprobada el 29 de marzo de 2004, titulada “Naturaleza de la
obligación jurídica general impuesta a los Estados Partes en el Pacto”, que fija el
sentido y los alcances del artículo 2 del Pacto. En el párrafo 15 de la Observación
General No. 31 se reitera la obligación de los Estados Partes de garantizar que
todas las personas dispongan de recursos accesibles y efectivos para reivindicar
los derechos reconocidos en el Pacto y de investigar las violaciones de los
compromisos adquiridos.
El párrafo 16, por su parte, se dirige directamente a las situaciones a que nos
venimos refiriendo, cuando los Estados dictan disposiciones para poner fin a los
enfrentamientos internos y para aplicar la justicia a quienes han sido víctimas de la
violación de las leyes domésticas. Vale la pena citar textualmente este párrafo de la
Observación General No. 31: “En el párrafo 3 del artículo 2 (del Pacto) se dispone
que los Estados Parte han de dar reparación a las personas cuyos derechos
reconocidos en el Pacto hayan sido infringidos. Si no se da reparación a las
personas cuyos derechos reconocidos en el Pacto hayan sido infringidos, queda sin
cumplir la obligación de facilitar recursos efectivos, que es el elemento central para
cumplir las disposiciones del párrafo 3 del artículo 2. Además de las reparaciones
explícitas indicadas en el párrafo 5 del artículo 9 y en el párrafo 6 del artículo 14 (del
Pacto), el Comité considera que en el Pacto se dispone por lo general la concesión
de una indemnización apropiada. El Comité toma nota de que, en los casos en que
proceda, la reparación puede consistir en la restitución, la rehabilitación y la
adopción de medidas tendientes a dar una satisfacción, entre ellas la presentación
de disculpas públicas y testimonios oficiales, el ofrecimiento de garantías de evitar
la reincidencia y la reforma de las leyes y prácticas aplicables, y el enjuiciamiento
de los autores de violaciones de los derechos humanos.”
Todos los Estados parte de los convenios sobre Derecho Internacional Humanitario,
es decir los Convenios de Ginebra y sus Protocolos Adiconales, y sobre la
protección de los derechos humanos, tienen la obligación de honrar sus
compromisos, tanto en situaciones de conflicto internacional como en los conflictos
internos. Las políticas de seguridad no pueden tener un alcance y unas
características que impliquen el desconocimiento de esas obligaciones. Esta
exigencia del derecho internacional se ha vuelto mas clara y explícita con los
desarrollos que han tenido lugar en el campo del Derecho Penal Internacional, y
muy particularmente desde la creación de la Corte Penal Internacional en 1998. Ya
con anterioridad la comunidad internacional había reconocido la necesidad de
contar con medios idóneos para juzgar y castigar a los responsables de delitos
atroces, tanto durante los conflictos internacionales como internos. El
establecimientos de tribunales especiales para Yugoeslavia y Ruanda, para no
mencionar el antecedente del tribunal de Nuremberg, fueron señales elocuentes de
la preocupación universal por lograr una justicia que viniera a subsanar los vacíos y
deficiencias de los sistemas de justicia nacionales. El carácter complementario o
subsidiario de la Corte Penal Internacional no disminuye la importancia de sus
funciones, sino que refuerza la idea de que de ahora en adelante el juzgamiento y
castigo de los culpables de los mas graves delitos contra la persona humana será
una responsabilidad universal.
Si bien es cierto que aún falta mucho por recorrer en el proceso de consolidación
del concepto de justicia universal, y que la utilidad y eficacia de la misma Corte sólo
se podrán comprobar con el correr del tiempo, es indudable que ya existe la
percepción de que los peores crímenes contra la dignidad de la persona podrán ser
investigados y castigados por instancias internacionales, cuando los sistemas
jurídicos de los Estados no puedan o se nieguen a hacerlo.
Temas de discusión
2.- La aplicación de las políticas de seguridad por parte de los Estados para
recuperar la normalidad en los conflictos internos deben tener en cuenta las
implicaciones de las mismas en el campo de la protección de los derechos
humanos.
3.- Expertos en el campo del Derecho de los derechos humanos y del Derecho
Internacional Humanitario deben asesorar siempre a las autoridades en la
aplicación de las políticas de seguridad de los Estados.
Este concepto va más allá de la simple tolerancia religiosa que permite, como una
concesión graciable, el ejercicio de religiones distintas a la impuesta oficialmente,
en situaciones de confesionalidad del Estado propias del Antiguo Régimen. En
las democracias modernas generalmente el Estado garantiza la libertad religiosa a
todos sus ciudadanos, pero en la práctica la elección del credo está dado
generalmente por costumbres familiares y sociales, asociándose frecuentemente
ciertas sociedades a ciertas religiones. Además las situaciones de discriminación
religiosa o intolerancia religiosa siguen siendo muy frecuentes en distintas partes
del mundo, registrándose casos de intolerancia, preferencia de una religión sobre
otras y persecución a ciertos credos o a quienes no siguen ninguno.
Estado laico
Estado confesional
En el año 2006 las Naciones Unidas aprobaron una Convención sobre los Derechos
de las Personas con Discapacidad que establece que las personas con
discapacidad tienen los mismos derechos que cualquier otra persona y que somos
iguales ante la ley.
Es necesario que todas las personas sean conocedoras de sus derechos y deberes
para poderlos ejercer plenamente y que estos sean respetados. En este sentido,
desde la FCSD se están llevando a cabo varias actuaciones para incrementar el
conocimiento y la visibilización de las personas con discapacidad intelectual en
referencia a sus derechos y deberes, a la vez que se quiere fomentar una mayor
sensibilización por parte de la ciudadanía hacia esta temática. Algunas de estas
iniciativas son:
- Grupos Autogestores
Se denomina 'autogestor/a' a una persona adulta que quiere ejercer la propia
autodeterminación, entendida como la capacidad y la oportunidad de tomar
decisiones y hacerse cargo de su propia vida.
Las personas con DI tienen derechos y deberes igual que todo el mundo, pero a
veces, debido a las necesidades de apoyos, otras personas adultas deciden por
ellos y ellas y limitan su autonomía en la vida cotidiana y en sus proyectos vitales.
Es importante que las personas de su entorno (familia, representantes legales,
amigos, gente del trabajo...) respeten sus voluntades y cuenten con ellos. Por eso
es necesario que puedan comunicar lo que quieren, cómo se sienten y lo que
consideran importante.
Por otro lado, los autogestores participan en la representación del propio colectivo:
en espacios institucionales (en las entidades que les representan) y también
comunitarios (en las plataformas cívicas, culturales y de comunicación).
Los grupos de autogestores tienen la oportunidad de reunirse periódicamente para
organizarse, para hablar de los temas que les interesan: preocupaciones, deseos,
necesidades... , para hacer propuestas, para planificar acciones que quieren
desarrollar. Así aprenden a ejercer la autogestión: haciéndose más visibles,
influyendo en sus entornos, haciendo oír sus voces.
¡Los grupos son espacios de encuentro abiertos a todo el mundo que quiera
participar!
- EXIT21
Lectura fácil
Castellano
- Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y Protocolo
Facultativo.
- La Convención Internacional de Naciones Unidas sobre los Derechos de las
Personas con Discapacidad vista por sus Protagonistas
- Guía «Defendemos nuestros derechos en el día a día»
- Tenemos Derechos Humanos. Manual de Derechos Humanos para personas con
Discapacidades Intelectuales
- Derechos humanos y discapacidad. Uso actual y posibilidades futuras de los
instrumentos de derechos humanos de las Naciones Unidas en el contexto de la
discapacidad
- El impacto general de la convención internacional sobre los derechos de las
personas con discapacidad en el ordenamiento jurídico español
Inglés
TEXTO
Deseando hacer más eficaz la lucha contra la tortura y otros tratos o penas crueles,
inhumanos o degradantes en todo el mundo,
Artículo 2
Artículo 4
1. Todo Estado Parte velará por que todos los actos de tortura constituyan
delitos conforme a su legislación penal. Lo mismo se aplicará a toda tentativa
de cometer tortura y a todo acto de cualquier persona que constituya
complicidad o participación en la tortura.
2. Todo Estado Parte castigará esos delitos con penas adecuadas en las que
se tenga en cuenta su gravedad.
Artículo 5
Artículo 6
Artículo 7
Artículo 8
Artículo 9
2. Los Estados Partes cumplirán las obligaciones que les incumben en virtud
del párrafo 1 del presente artículo de conformidad con los tratados de auxilio
judicial mutuo que existan entre ellos.
Artículo 10
1. Todo Estado Parte velará por que se incluyan una educación y una
información completas sobre la prohibición de la tortura en la formación
profesional del personal encargado de la aplicación de la ley, sea éste civil o
militar, del personal médico, de los funcionarios públicos y otras personas que
puedan participar en la custodia, el interrogatorio o el tratamiento de cualquier
persona sometida a cualquier forma de arresto, detención o prisión.
2. Todo Estado Parte incluirá esta prohibición en las normas o instrucciones
que se publiquen en relación con los deberes y funciones de esas personas.
Artículo 11
Artículo 12
Todo Estado Parte velará por que, siempre que haya motivos razonables para
creer que dentro de su jurisdicción se ha cometido un acto de tortura, las
autoridades competentes procedan a una investigación pronta e imparcial.
Artículo 13
Todo Estado Parte velará por que toda persona que alegue haber sido
sometida a tortura en cualquier territorio bajo su jurisdicción tenga derecho a
presentar una queja y a que su caso sea pronta e imparcialmente examinado
por sus autoridades competentes. Se tomarán medidas para asegurar que
quien presente la queja y los testigos estén protegidos contra malos tratos o
intimidación como consecuencia de la queja o del testimonio prestado.
Artículo 14
Artículo 15
Artículo 16
Parte II
Artículo 17
2. Los miembros del Comité serán elegidos en votación secreta de una lista
de personas designadas por los Estados Partes. Cada uno de los Estados
Partes podrá designar una persona entre sus propios nacionales. Los Estados
Partes tendrán presente la utilidad de designar personas que sean también
miembros del Comité de Derechos Humanos establecido con arreglo al Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos y que estén dispuestas a prestar
servicio en el Comité constituido con arreglo a la presente Convención.
5. Los miembros del Comité serán elegidos por cuatro años. Podrán ser
reelegidos si se presenta de nuevo su candidatura. No obstante, el mandato
de cinco de los miembros elegidos en la primera elección expirará al cabo de
dos años; inmediatamente después de la primera elección, el presidente de la
reunión a que se hace referencia en el párrafo 3 del presente artículo
designará por sorteo los nombres de esos cinco miembros.
7. Los Estados Partes sufragarán los gastos de los miembros del Comité
mientras éstos desempeñen sus funciones.
Artículo 18
Artículo 19
3. Todo informe será examinado por el Comité, el cual podrá hacer los
comentarios generales que considere oportunos y los transmitirá al Estado
Parte interesado. El Estado Parte podrá responder al Comité con las
observaciones que desee formular.
Artículo 20
5. Todas las actuaciones del Comité a las que se hace referencia en los
párrafos 1 a 4 del presente artículo serán confidenciales y se recabará la
cooperación del Estado Parte en todas las etapas de las actuaciones. Cuando
se hayan concluido actuaciones relacionadas con una investigación hecha
conforme al párrafo 2, el Comité podrá, tras celebrar consultas con el Estado
Parte interesado, tomar la decisión de incluir un resumen de los resultados de
la investigación en el informe anual que presente conforme al artículo 24.
Artículo 21
Artículo 23
Artículo 24
Artículo 26
Artículo 27
Artículo 28
Artículo 29
3. Cuando las enmiendas entren en vigor serán obligatorias para los Estados
Partes que las hayan aceptado, en tanto que los demás Estados Partes
seguirán obligados por las disposiciones de la presente Convención y por las
enmiendas anteriores que hayan aceptado.
Artículo 30
1. Las controversias que surjan entre dos o más Estados Partes con respecto
a la interpretación o aplicación de la presente Convención, que no puedan
solucionarse mediante negociaciones, se someterán a arbitraje, a petición de
uno de ellos. Si en el plazo de seis meses contados a partir de la fecha de
presentación de la solicitud de arbitraje las Partes no consiguen ponerse de
acuerdo sobre la forma del mismo, cualquiera de las Partes podrá someter la
controversia a la Corte Internacional de Justicia, mediante una solicitud
presentada de conformidad con el Estatuto de la Corte.
Artículo 31
Artículo 32
Artículo 33
indígena ahora son partes del Convenio 16935, y el Convenio ha sido una
importante referencia normativa para los procesos de reforma constitucional,
legislativa e institucional que se han dado en ellos y en otros países. El
Convenio ha servido también a los propios pueblos indígenas, ayudándoles a
estructurar sus demandas e impulsar cambios legislativos
consistentes con las obligaciones internacionales de los Estados en materia de
derechos indígenas.
D. Costumbre internacional
- ¿Es posible decir, en relación con aquella Declaración Universal, que los derechos
humanos, luego de cincuenta años de vigencia legal son, efectivamente,
"universales"?;
El concepto de globalización (2) hace referencia a que todos los sujetos del mundo
y sus pueblos, están "englobados", es decir, están siendo afectados unos por otros
en una suerte de licuadora imaginaria, que mezcla razas, idiomas y diferentes
formas culturales, sin hacer distinción alguna, como sí, por fin, hubiera llegado algo
más que nos emparejara a todos los hombres, como lo ha sido siempre la tan temida
y resistida muerte. Este englobamiento sería, al decir de aquellos interesados, una
suerte de mecanismo de facilitación del achicamiento de las distancias entre los
pueblos; con las indudables ventajas que esto acarrearía consigo. Se habla -desde
los cenáculos del Poder- de un mundo unificado, sin barreras y con la posibilidad de
tener la anhelada información al alcance de todos. Un mundo, como nos muestran
las propagandas, donde hasta los chinos toman Coca-Cola mientras comen
hamburguesas.
La cita hecha a la Coca-Cola, gaseosa que opera como símbolo del capitalismo
norteamericano, no ha sido casual. Estimo que siempre que se echa luz sobre algo
-desde la física óptica- es preciso que queden zonas sombreadas. Y las sombras
en que se oculta la globalización son las que me preocupan. ¿Cómo encaja el
respeto a los derechos humanos en un mundo globalizado?. Es decir, ¿si estos han
sido globalizados, existen las posibilidades de justicia, de trabajo y de seguridad
para todos los individuos que habitan al mundo?
La globalización -al igual que el Dios/Rey Jano- es algo así como una moneda de
dos caras. Por una de sus caras, se la observa aproximando a los pueblos, inhibe -
no siempre con éxito, como lo han demostrado las sucesivas contiendas en los
Balcanes y en territorio africano, durante la última década del milenio- las guerras
entre las naciones; a la par que vuelve el acceso a la información mucho más ágil(3).
Por otra parte, privilegia a las naciones industrializadas que disponen de tecnología
de punta, quienes hacen excelentes negocios vendiéndola a los países más pobres
que -ingenuamente- creen que de esa manera se incorporan al codiciado Primer
Mundo como una forma de expresar el pensamiento "avanzado" de sus
gobernantes.
Juan Antonio Senent de Frutos (1998), al respecto sostiene, sin hesitaciones: "La
perspectiva de la universalidad de los derechos humanos exige estar concretada y
orientada para no caer en mistificaciones de la sociedad mundial hoy existente. En
nombre de una perspectiva global no podemos adoptar un punto de vista minoritario,
un punto de vista que se centre en una pequeña parte de la humanidad que disfruta
los beneficios del sistema social mundial, y que además pudiera parecer que
representa el estadio histórico más avanzado del reconocimiento y disfrute de los
derechos humanos universales Necesitamos ir más allá de una posición
eurocéntrica, que identifique en última instancia la marcha o la dinámica de las
sociedades primermundistas, su nivel de desarrollo material y los avances éticos
sociales, con la dirección del proceso histórico global. De este modo, podría parecer
que, alcanzada una civilización que genera unas `sociedades del bienestar' y que
ha descubierto unos principios éticos universales, el propio desarrollo histórico de
toda la humanidad tendiera por su propia lógica a universalizar esos desarrollos".
Ese carácter dialéctico que se manifiesta en una sociedad mundial donde las
relaciones de poder benefician a una élite minoritaria y que simultáneamente
marginan seriamente a una inmensa mayoría, no permite ni facilita una efectiva
aplicación de la universalidad de los derechos humanos. Por lo tanto, estos
cincuenta años de los derechos humanos, aún no caminan ni transitan gran parte
de los caminos de los pueblos del tercer mundo, ni siquiera enormes senderos de
pobreza e injusticia que se encuentran en su propio territorio. Más, si se tiene en
cuenta que las diferencias sociales a las que he hecho mención tienden
progresivamente a agravarse de manera geométrica. Podría afirmar que la
globalización marginó sensiblemente el respeto de los derechos humanos, ya que
extendió un salvaje sistema capitalista a lugares remotos del planeta, creando redes
de marginación y dominación. Es preciso comprender esto por más que dicho
pensamiento refleje un estado de cosas altamente pesimistas, sin embargo, es útil
para sincerar -a mi entender- la realidad que nos rodea y que a veces, por reflejo o
costumbrismo, se tiende a tomar como cotidiana, de manera "natural". La
globalización del capitalismo ha debilitado a los sistemas democráticos, ya que está
creando democracias formales, que prestan un conformismo pasivo a los países
centrales.
En la Argentina, el gobierno actual (5) ha mostrado una política hacia los EE.UU.
vergonzante para la historia de nuestro país, donde se habla -desde la propia
Cancillería argentina- de relaciones carnales con los "gringos", sometiendo las
decisiones nacionales a las voluntades foráneas, cosa solamente vista en nuestra
historia que se hiciera con disimulo, pero que en la actualidad se realiza con
desenfado, de manera semejante a lo que ocurrió durante las dictaduras militares.
Estas democracias precarias, como lo es la democracia de Chile, en la que el
gobierno vive en una mezcla atemorizada y alegre -en la soledad de los despachos
gubernamentales- desde la detención de Pinochet en Londres, por la posibilidad de
un golpe de Estado llevado adelante por los militares golpistas que repetirían el triste
episodio del 11 de septiembre de 1973. En estos países, como sucede con tantos
otros de la región, sus gobernantes no luchan por establecer sistemas políticos y
sociales justos, con igualdad de oportunidades para todos sus habitantes.
A los crímenes cometidos por Pinochet y su gobierno, impuesto por la fuerza luego
de derrocar y asesinar al gobierno democrático de Allende, se los llama de lesa
humanidad y, de acuerdo con los cánones del derecho internacional, no prescriben
con el paso del tiempo. Además, por ser delitos contra la humanidad en toda su
magnitud, toda la humanidad los puede condenar, y en este caso, aplicar justicia a
través de las instituciones establecidas a tal efecto. Por esa causa el juez español
Baltasar Garzón inició procesos judiciales contra ex dictadores de la Argentina y de
Chile, llevándose en sus investigaciones el premio sorpresa Pinochet, quien luego
de servir a los ingleses con lealtad y sometimiento, fue preso por éstos mismos, en
uno de sus habituales viajes al "viejo y querido Londres". Los militares argentinos,
involucrados directamente en la pasada dictadura militar -1974 a 1983- se cuidan
bien de salir del país para que no les ocurra lo que al genocida Pinochet, con el cual
si bien comparten la metodología de trabajo homicida y el "Plan Cóndor", los separa
la colaboración que aquél prestó a los británicos durante la Guerra de las Malvinas.
En mi país, a pesar de que varios de los militares ya fueron juzgados -los que no
hay que olvidar que fueron liberados por una decisión "graciosa" de Menen (6)-, y
que actualmente son juzgados por el secuestro, robo y cambio de identidad de
bebés, gozan de los beneficios del arresto domiciliario. Estos tenebrosos personajes
siempre se las arreglan para conseguir los beneficios de la ley en su favor, siendo
que siempre ellos se encargaron de violarla.
La denuncia entablada contra Pinochet sostiene que éste es "... uno de los
responsables máximos de la creación de una organización internacional, que
concibió, desarrolló y ejecutó un plan sistemático de detenciones ilegales
(secuestros), torturas, desplazamientos forzosos de personas, asesinatos y/o
desaparición de numerosas personas, incluyendo ciudadanos de Argentina,
España, Reino Unido, Estados Unidos y Chile y otros Estados, en diferentes países,
con la finalidad de alcanzar los objetivos políticos y económicos de la corporación,
exterminar a la oposición política y múltiples personas por razones ideológicas, a
partir de 1973...".
Pero, el tema en cuestión, que plantea una interesante y fértil polémica, es el título
de los jueces españoles para procesar a Pinochet. El gobierno de Chile ha insistido
en el carácter exclusivo de su jurisdicción, invocando un principio de territorialidad
dimanante inmediatamente de la soberanía. A entender de Remiro Brotóns (1999),
lo planteado ante los reclamos del Juez B. Garzón es una base de jurisdicción
indiscutible, la primera de ellas, preferente y recomendable: los delitos pueden y
deben ser juzgados allí donde se han cometido, más aún cuando los responsables
y las víctimas son nacionales y residentes en el territorio. Lo que no puede admitirse
es el reclamo de exclusividad que hace el gobierno chileno y la defensa de Pinochet.
Dejando de lado otros principios acogidos por los ordenamientos estatales y
permitidos, dentro de ciertos límites, por el Derecho internacional para fundamentar
una jurisdicción extraterritorial, el llamado principio de persecución
penal universal no sólo permite, sino que anima, a los Estados a afirmar su
jurisdicción sobre los crímenes contra la humanidad, sea cual sea el lugar en que
se produzcan y con independencia del origen y condición de los sujetos activos y
pasivos. Dos de las tres figuras delictivas que se le imputan a Pinochet, genocidio y
terrorismo, se encuentran entre esos crímenes sobre los que extienden su
jurisdicción, atendiendo al principio mencionado, los jueces españoles (art. 23.4 de
la Ley Orgánica del Poder Judicial).
En este punto, el gobierno chileno apela a dicha resolución por el mero hecho de
que durante 50 años no se formó un tribunal internacional. Entonces reclaman para
sí una competencia exclusiva para este caso. De todos modos, aunque este planteo
sedujo al fiscal español, en realidad encubre, no un descuido internacional, sino una
falla en la justicia del país en cuestión. La realidad indica que de no haber sido por
el pedido inicial del juez Garzón, que luego fue seguido por algunos de sus pares
de Francia, Suecia y Canadá entre otros países reclamantes, Pinochet continuaría
paseando su ominosa figura de genocida y terrorista de Estado por diestra y
siniestra(7).
La dama de hierro (8) -apelativo decididamente curioso para alguien que ha sido
una pirata- es la única persona que ha demostrado coherencia en su conducta, ya
que no ha dejado abandonado a su amigo dictador. Al respecto, y rememorando
ese encuentro, me surge espontáneamente una frase de Borges, dónde dice "No
los une el amor, sino el espanto..."
Conscientes de que todos los pueblos están unidos por estrechos lazos y sus
culturas configuran un patrimonio común y observando con preocupación que este
delicado mosaico puede romperse en cualquier momento,
Teniendo presente que, en este siglo, millones de niños, mujeres y hombres han
sido víctimas de atrocidades que desafían la imaginación y conmueven
profundamente la conciencia de la humanidad,' Reconociendo que esos graves
crímenes constituyen una amenaza para la paz, la seguridad y el bienestar de
la humanidad,
Afirmando que los crímenes más graves de trascendencia para la comunidad
internacional en su conjunto no deben quedar sin castigo y que, a tal fin, hay
que adoptar medidas en el plano nacional e intensificar la cooperación
internacional para asegurar que sean efectivamente sometidos a la acción de
la justicia...
ORGANIZACIÓN
La Corte está compuesta de cuatro (4) órganos, dos (2) oficinas semiautónomas y
el Fondo para las Víctimas (The Trust Fund for Victims - TFV). Los órganos son:
Presidencia, Divisiones Judiciales, Oficina del Fiscal y Registro.* Presidente:Sang-
Hyun Song (República de Corea)* Primer Vicepresidente:Juez Fatoumata Dembele
Diarra (Malí) * Segundo Vicepresidente:Juez Hans-Peter Kaul (Alemania)* 18
jueces organizados dentro de la División de Cuestiones-Preliminares, la División de
Juicio y la División de Apelaciones. * Fiscal Jefe:Fatou Bensouda (Gambia) *
Secretaria:Ms Silvana Arbia (Italia).Las oficinas semi-autónomas son la Oficina del
Abogado Público para Víctimas y la Oficina del Abogado Público para la Defensa.
Asamblea de los Estados Partes.
FUNCIONAMIENTO
Crímenes.
Los crímenes que puede conocer la Corte se encuentran limitados a los señalados
en el artículo 5 del Estatuto de Roma, que son:
El genocidio (art. 6).
Los crímenes de lesa humanidad (art. 7).
Los crímenes de guerra (art. 8).
El Crimen de agresión (art. 8 bis, según Resolución 6 del 11/06/2010 de la
Asamblea de Estados Parte del Estatuto de Roma).
Principios aplicables.
Por solicitud del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (donde se aplica
el veto invertido)
Una vez que el Fiscal maneje estos antecedentes, puede o archivarlos o presentar
una acusación que es revisada por la Cámara de Asuntos Preliminares, que revisa
los antecedentes hechos valer por el Fiscal. Si es procedente se acoge la acusación
que pasa a ser conocida por la Cámara de Primera Instancia, donde se realiza el
juicio. Una vez absuelto o condenado, tanto el Fiscal como el condenado en su caso,
pueden apelar o casar ante la Cámara de Apelaciones.
Penas y cumplimiento.
Las penas que puede establecer la sentencia puede ser de prisión por un plazo no
mayor de 30 años, o (por la gravedad de los crímenes) cadena perpetua, además
de una multa y el decomiso de las especies que sean de propiedad del condenado
(art. 77).
La Corte, en virtud de las normas del Estatuto que la autorizan, podrá pactar con
diferentes Estados diversas formas de cooperación, de investigación o de
cumplimiento de condenas. Estos pactos suelen ser considerados complementarios
al Estatuto para quienes los firman. A modo de ejemplo, el año 2005, Austria firmó
un acuerdo de cooperación y de apoyo a las investigaciones que realiza la Corte.
En cuanto a las Naciones Unidas, el Estatuto en su artículo 2 señala que: la Corte
estará vinculada con las Naciones Unidas por un acuerdo que deberá aprobar la
Asamblea de los Estados Partes en el presente Estatuto y concluir luego el
Presidente de la Corte en nombre de ésta. En este sentido, es importante destacar
la situación del "veto invertido", establecido en el Estatuto. Esta modificación cambia
el efecto que tiene la aplicación por alguno de los países que cuentan con un asiento
permanente en el Consejo de Seguridad, de su derecho a veto. Esto se traduce en
que al momento de utilizar este derecho, sólo tendrá el efecto de evitar que el
Consejo haga aplicación del derecho que tiene a solicitar a la Corte la no iniciación
o suspensión de una investigación en curso ante la Corte.
A partir del año 2003, Estados Unidos decidió poner término a la ayuda militar a los
países que decidieran no acceder a convenir un tratado de exclusión en base al
artículo 98. Este medio de presión, con el cual en junio de 2005 ya había logrado
convenir acuerdos con cerca de 100 países, no fue aceptado por varios Estados
que vieron afectados sus aportes militares por parte de los Estados Unidos. Entre
estos últimos se encuentran Brasil, Costa
Rica, Ecuador, Perú, Sudáfrica, Venezuela y otros países de África y América
Latina.
CRITICAS
Estados miembros.
el Estado de la Ciudad del Vaticano —la Santa Sede, como sujeto de derecho
internacional, es considerado miembro observador—,
la Orden de Malta —con sede en Roma, es un sujeto de derecho internacional
y es miembro observador—,
el Estado de Palestina —la Autoridad Nacional Palestina ejerce como miembro
observador—.
la República de China-Taiwán —cuyo asiento en la ONU fue transferido a
la República Popular China en 1971—,
el Sahara Occidental —de iure, territorio no autónomo de administración
española, como indica el documento S/2002/161—.
El último país en ser admitido fue la República de Sudán del Sur, el 14 de julio de
2011.
Niue
y las Islas Cook.
Ambos territorios están actualmente en libre asociación con Nueva Zelanda. Sin
embargo, cada uno podría declarar su independencia solicitando su ingreso a la
ONU. Esto ya ha sucedido, por ejemplo, con los Estados Federados de Micronesia,
las Islas Marshall y Palaos, todos Estados en libre asociación con Estados Unidos y
miembros de las Naciones Unidas.
Podrán ser Miembros de las Naciones Unidas todos los demás Estados amantes de
la paz que acepten las obligaciones consignadas en esta Carta, y que, a juicio de la
Organización, estén capacitados para cumplir dichas obligaciones y se hallen
dispuestos a hacerlo.
La admisión de tales Estados como Miembros de las Naciones Unidas se efectuará
por decisión de la Asamblea General a recomendación del Consejo de Seguridad.
LA CARTA DE LAS NACIONES UNIDAS Y LAS COMPETENCIAS DE LA ONU
Algunos autores y pensadores han llegado a decir que la Carta de San Francisco
es una "Constitución" para todos los habitantes de la Tierra. Y en este sentido tiene
una doble dimensión:
es el tratado constitutivo de una organización internacional, como es la ONU.
— posee rasgos muy especiales, que son los que vamos a analizar a continuación.
Caracteres especiales
1.
2. Naciones Unidas es la única organización internacional que tiene una clara
vocación universal y fines generales.
3. Su fin primordial es el mantenimiento de paz y seguridad internacional a través
de una serie de medidas: Consejo de Seguridad.
4. Art. 2.6 establece que "los Estados NO miembros de la ONU están obligados a
respetar las disposiciones de la Carta de San Francisco relativas al
mantenimiento de paz y seguridad internacional". Esto no lo hace ningún tratado
internacional, ya que estos sólo obligan a los Estados miembros de la
organización internacional.
Competencias de la O.N.U.
Los propósitos se identifican con los objetivos y fines que relata el artículo primero
de la Carta de las Naciones Unidas:
1. Mantenimiento de la paz y Seguridad internacional.
Todos los demás están relacionados directamente con este, ya que son medidas
preventivas para conseguir el mantenimiento de la paz y evitar conflictos
armados.
2.
3. Fomento de las relaciones amistosas entre los Estados.
4. Desarrollar la cooperación internacional para subsanar
los problemas económicos, sociales y culturales. Donde existan estos
problemas se pueden producir conflictos armados.
5. Fomentar el respeto a los derechos Humanos.
6. Servir de foro donde se puede llevar a cabo medidas preventivas.
Los principios son las reglas por medio de las cuales la ONU tiende a conseguir sus
propósitos. Antes, estos principios, solamente estaban recogidos en el artículo
segundo de la Carta, pero posteriormente fueron ampliados y desarrollados por la
resolución 2625 (XXV) de 1970.
Dichos principios se consideran principios rectores del derecho internacional,
principios que deben ser respetados por todos los países (normas de derecho
impositivo), no admiten derogación ni modificación por parte de los Estados. Esta
"seriedad" le viene a dar, en definitiva, una cierta cohesión al ordenamiento
internacional.
a.
b. Principio de PROHIBICIÓN de la amenaza o el uso de la fuerza armada contra
la independencia política e integridad territorial de los Estados. Arreglo pacífico
de controversias.
c. Principio de NO INTERVENCIÓN en los asuntos internos de los Estados.
d. Deber de COOPERACIÓN entre los Estados.
e. Principio de la libre AUTODETERMINACIÓN de los pueblos.
f. IGUALDAD soberana de todos los Estados Cumplimiento de buena fe de
las obligaciones internacionales.
g. PROTECCIÓN de los derechos humanos.
h. AUTORIDAD sobre Estados no miembros.
a.
1.
2. El Estado manda una solicitud a la ONU.
3. El Consejo de Seguridad manda una "recomendación" que es vinculante y
preceptiva.
4. Posteriormente se debe aprobar por mayoría en la Asamblea General.
b. PROCEDIMENTALES:
El art. 5 de la Carta prevé la suspensión de los derechos y privilegios a un Estado
miembro, cuando este incumpla las obligaciones dimanantes de la Carta.
Este precepto nunca se ha aplicado a ningún Estado miembro.
El art. 6 de la Carta prevé la expulsión de un Estado miembro si ha violado de forma
continuada los principios de la Carta de San Francisco. Este art. tampoco se ha
aplicado nunca.
Estructura orgánica
Antes el D.I.P. no era escrito, pero la ONU realiza una labor impulsadora de la
codificación, y en este sentido creó un órgano subsidiario, la Comisión de Derecho
Internacional, para dedicarse a la labor codificadora.
Elaborar y aprobar el presupuesto de la organización; así como fijar cuotas y
contribuciones de miembros.