Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Dialnet ElLeviticoComoLiteratura 3140400
Dialnet ElLeviticoComoLiteratura 3140400
EMPIRIA. Revista de Metodología de Ciencias Sociales. N.o 13, enero-junio, 2007, pp. 195-208.
ISSN: 1139-5737
LIBROS 201
EMPIRIA. Revista de Metodología de Ciencias Sociales. N.o 13, enero-junio, 2007, pp. 193-208.
ISSN: 1139-5737
202 LIBROS
za, por ejemplo, matrimonial— como re- apoyo; ‘amar’ es proteger, cuidar y res-
medio expiatorio de las infracciones al paldar con fidelidad constante. Hechos,
pacto de Dios con Israel. La relación entre no palabras, ni menos reacciones visce-
ambos, y esto es central al pensamiento rales, a menudo confusas y siempre du-
del Levítico, es de reciprocidad asimétrica; dosas.
modelada conforme a la relación de ‘adop- El Levítico tiene intensas preocupacio-
ción’ o de ‘patrón-cliente’ seculares, Yah- nes éticas, pero su orden no se basa en
vé, en el ejercicio de sus funciones como emociones morales humanas sino en el
dios de la fertilidad, promete mantener la paradigma formal de los pactos contrac-
vida sobre la tierra, asegura la fecundidad tuales entre Dios y Noé, Abraham o Moi-
de los ganados, campos y gentes de Israel sés. «En [un] sistema [analógico], el equi-
y garantiza —en la mayor profecía auto- valente más próximo de la moralidad es la
cumplida de todos los tiempos— la super- idea de ‘corrección’ o ‘rectitud’. Cual-
vivencia de esta nación a pesar de todas quier persona criada en una sociedad ce-
las calamidades, humanas y divinas, que rrada e intensamente posicional sabe qué
caigan sobre ella… siempre que ésta cum- es moral y qué inmoral.» (66) Levítico y
pla las leyes del Señor; no hay otras de- Deuteronomio comparten el mismo pro-
mandas. Estas leyes no se explican en Le- yecto constitucional y consideran al or-
vítico por motivos pragmáticos —pues no den jurídico núcleo de la vida social, pero
se fundan en ellos— sino que meramente donde éste subraya las normas de régi-
se declaran, siendo, como deberían ser en men y procedimiento que formalizan y
su tiempo, para cualquier lector competen- centralizan un sistema judicial que desau-
te, capaz de sintonizar con un orden de toriza la venganza de sangre y el lincha-
pensamiento analógico, evidentes. miento popular, y que pone a los ancia-
El razonamiento analógico se desarro- nos, los cadíes y los caudillos locales bajo
lla en comunidades largo tiempo estables supervisión central, aquél se ocupa de lo
y cerradas que comparten numerosos su- concerniente al tabernáculo y, por enci-
puestos de referencia tácitos conectados ma de todo, del espíritu de las leyes. Por
por un acervo acumulativo de correlacio- ese motivo, y como más alto ejemplo, en
nes mutuas aceptadas e inmunes a la crí- el versículo que Mary Douglas identifica
tica, pues acaban resultando obvias de como centro simbólico del Levítico, se
puro efectivas. La verdad que persigue, enuncia una nueva ley de ámbito general:
empero, no es la responsabilidad jurídica ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’.
inmediata sino la causalidad cósmica últi- En un mundo regido por la Ley del Ta-
ma y la consonancia o armonía de las ac- lión y donde los filósofos y trágicos grie-
ciones microcósmicas de daño y repara- gos contemporáneos repetían a cada ver-
ción con el orden sagrado del so la sabiduría popular del ‘ama a tu
macrocosmos, pues la perfección de este amigo y odia a tu enemigo’ esta norma,
orden «es la única justificación posible de que en un sentido restringido prescribe
cualquier cosa.» (60) Por eso el Levítico únicamente no considerar jamás enemigo,
se cuida todo de las formas y nada de los no dejar de ser solidario con un pariente o
sentimientos; da por hecho que el prurito un vecino, se instaura con el claro propó-
ritual los armoniza, si hace falta; por eso sito de que sea el cimiento de una nueva
en ese texto el primer sentido de ‘amor’ o solidaridad nacional. Pero ésta nunca cua-
‘alegría’ es legal, no emocional: la volun- jaría solamente con el fermento de meras
tad libre y bienintencionada de conferir proposiciones legales, aun amasadas en
legalidad a un acuerdo pactado. ‘No la artesa de elaboradas y densas cadenas
odiar’ al hermano significa no negarle de rituales uniformizadores, sino que re-
EMPIRIA. Revista de Metodología de Ciencias Sociales. N.o 13, enero-junio, 2007, pp. 195-208.
ISSN: 1139-5737
LIBROS 203
EMPIRIA. Revista de Metodología de Ciencias Sociales. N.o 13, enero-junio, 2007, pp. 193-208.
ISSN: 1139-5737
204 LIBROS
gica. El primer derecho que Dios garanti- complejos oráculos sacerdotales que de
za es la continuidad de la vida, porque la pedagogía de un rabí popular— eran
toda vida, toda sangre le pertenece; es su del agrado de Jesús.
coto privado y queda vedado al interés No obstante, la coincidencia moral de
material humano. Por eso Dios protege a fondo y la continuidad doctrinal son in-
los animales prolíficos, porque poseen contestables: el Levítico y los discursos de
más de su sagrada fecundidad, y protege Jesús parten de un mismo axioma —Dios
también a los que no lo son justamente ama a todas sus criaturas (y éstas son bue-
por ello mismo, y a los vulnerables, y a nas) o no las habría creado— e infieren
los indefensos; es la misma obligación mediante parábolas, analógicamente, la
compasiva que asume con Israel entre las misma conclusión: el mandato de consi-
naciones y con sus miembros más débiles derar el interés del prójimo como equiva-
en particular. En consecuencia, los ani- lente al propio. Todo individuo bien socia-
males puros, que son sacrificables y co- lizado y que actúa de buena fe debería
mestibles, se limitan a aquellos, poco fe- saber aplicarlo en cualquier contexto; y
cundos, que viven en sociedad con los para las dudas, queda el Oráculo del Señor
israelitas y que están comprendidos en el o, después de la destrucción de Jerusalén,
pacto; incapaces de reciprocidad, no que- haya quedado éste abolido o hasta que sea
dan sin embargo exentos de obligaciones: restablecido, el saber prudencial de los ju-
es su sangre la que expía —abandonada risperitos rabínicos, o del clero cristiano.
desde Abraham la costumbre de que fue- La discusión de este punto de historia
ran los hijos de estos— los pecados de del pensamiento religioso nos sitúa, para
los humanos, del pueblo que lo cría y concluir, en el terreno de discutir la tras-
protege, y la que ratifica su alianza con cendencia cultural de las reformas del Le-
un dios de la fecundidad universal que vítico. Con sólo palabras, sin el apoyo de
ahora es también un Dios de Justicia para reyes, imágenes y oráculos su religión se
Israel. aleja de las cuitas y usos de sus fieles, de
Este análisis lleva a Douglas a rechazar modo que no ha de extrañar que su pro-
la idea de que «realmente existiría una grama se cumpliera sólo en sus aspectos
diferencia de peso entre las doctrinas del más institucionales, los sacrificiales, y en
Levítico y del cristianismo.» (149) Sin la la medida en que sus demandas de pureza
menor duda, tal como lo presentan los ritual, reinterpretadas desde el Deuterono-
evangelios, el Nazareno era anti-ritualista, mio, se convirtieron en el sustrato de prác-
pero de los tres principios de la religión ticas moralistas de control social. Con
levítica, la justicia de Dios, el pacto y la todo eso, cinco siglos después de su re-
sangre que lo significa, altera solamente dacción, el rabí y profeta Jesús de Nazaret
uno: sustituye la sangre animal por la ganó reputación popular exorcizando de-
ofrenda de pan y vino. Añade, sí, que ese monios y enunciado oráculos sobre la sal-
‘sacrificio’ puede hacerse cuándo y don- vación de particulares, y reunió un gran
dequiera que dos seguidores suyos se re- séquito que le reverenciaba alentado por la
únan, pero en esto no difiere tanto del esperanza de que fuese el Mesías, el rey
Levítico, pues éste en ningún punto sus- que según las profecías restauraría la co-
cribe la tesis de un único templo central rona de David —presunta presunción por
sino que considera legítimo cualquier la que fue enjuiciado y ajusticiado—.
santuario construido según las proporcio- Pero si en el ámbito de las supersticio-
nes y la geometría del tabernáculo. Pero nes populares su influencia fue débil, en el
por cierto que tampoco las formalidades del entendimiento del ser humano, a tra-
numerológicas —más propias de los vés de su concepción de la ‘santidad’, de
EMPIRIA. Revista de Metodología de Ciencias Sociales. N.o 13, enero-junio, 2007, pp. 195-208.
ISSN: 1139-5737
LIBROS 205
EMPIRIA. Revista de Metodología de Ciencias Sociales. N.o 13, enero-junio, 2007, pp. 193-208.
ISSN: 1139-5737