Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
INFORME Comisión Evaluadora CSM
INFORME Comisión Evaluadora CSM
Setiembre de 2017
1
ÍNDICE
1. INTRODUCCIÓN GENERAL 6
2.1. Ampliación del Canal Santa María. Informe Plan Maestro Integral Rio Lujan 6-13
(PMI)
EXPEDITIVA (ESAEX)
2
4.2.3. Sobre los “CONTENIDOS GENERALES DE LA EVALUACIÓN SOCIO AMBIENTAL 28-31
EXPEDITIVA”
proyecto
ÁREA AFECTADA
5.3.1.1.2. Precipitaciones 34
5.3.1.1.3. Vientos 34
5.3.1.2.1. Geología 35
5.3.1.2.2. Geomorfología 35
5.3.1.2.3. Edafología 35
3
5.3.1.3.1. Caracterización de los sistemas hídricos 36-37
arqueológicos e históricos
EsiA)
6.2.1.3. Suelo 47
4
6.2.2.1. Vegetación y fauna 49
6.2.3.3. Paisaje 51
CONTRATISTA
9.1.2. Sobre las medidas de prevención, mitigación y control y el Plan de Gestión 59-62
Ambiental
DEL MISMO
5
1. INTRODUCCIÓN GENERAL
Cumpliendo con lo solicitado, el objetivo del ICEI es brindarles nuestra opinión sobre el
PACCA, básicamente, expidiéndonos sobre la factibilidad del Estudio Ambiental (realizado por
la Empresa Contratista a través de un conjunto de profesionales pertenecientes a distintas
universidades nacionales y del exterior y aprobado por la DPOH) proponiendo las eventuales
condiciones para la aprobación del mismo o, en su defecto, presentar los fundamentos por los
cuales se propone su eventual rechazo.
2.1. Ampliación del Canal Santa María. Informe Plan Maestro Integral Rio Luján (PMI)
(Las tablas y figuras extraídas del Informe del PMI se presentan con su numeración original)
Según el PMI la ampliación del cauce del Canal Santa María (CSM) se haría desde su
ancho actual de aproximadamente 45 m a 80 m de base de fondo. La obra propuesta tiene
6
una sección típica como la indicada en la figura 5-26 del PMI y una longitud de 7,03 km. El
volumen de material a extraer es del orden de 2.500.000 m3.
Para evaluar el funcionamiento hidráulico de la zona del Delta del Río Luján y su
desembocadura en el río de La Plata, en el estudio del PMI se modeló, en forma
unidimensional, la red de cauces principales que vinculan el río Luján con el río Paraná de Las
Palmas y la conexión con el río de La Plata. El objetivo fue “evaluar el grado de fluctuación de
nivel del Río Luján que provoca la penetración de la onda de marea desde el Río de la Plata y de
estimar la interacción de la cuenca del río con el río Paraná de las Palmas”. Esta modelación
incluye el Canal Santa María (CSM) en su estado actual y con la ampliación propuesta. En la
Figura 5-1 del PMI se observa el dominio modelado.
En el Tomo III, Capítulo VIII, Punto 7 del PMI se presentan los resultados de la
EXPLOTACIÓN DEL MODELO HIDRODINÁMICO DE LA ZONA DEL DELTA. En la Figura 7-1 se
observa el esquema de repartición de caudales y, en la tabla 7-1 y la figura 7-2 se indican los
caudales derivados en puntos singulares de la red modelada y los perfiles de niveles líquidos
en el cauce del Río Luján, desde la bifurcación del cauce natural y el CSM (progresiva 40000)
hasta la desembocadura en el Río de La Plata (progresiva 0) para la situación actual y distintos
caudales en el Río Luján. Los caudales van desde 100 m3/s (R<2 años) hasta 400 m3/s (R≈100
años). La condición de borde (marea) en el Río de la Plata es considerada nivel de marea media
con alturas del orden de 0,5 m IGN (valor extraído de la figura 7-2) y un caudal medio (no se
indica cual) en el Rio Paraná de las Palmas.
Los resultados presentados en la tabla 7-1 indican que la eficiencia del CSM actual
permite, dependiendo de los caudales aportados por el Río Luján, derivar entre el 72% y el
87% del caudal de aporte. Esta situación merece ser considerada en conjunto con los niveles
de agua que se presentan en dicho canal para esos escenarios. Este nivel corresponde, en el
inicio del canal, a las ordenadas de la figura 7-2 en la progresiva 40000. Teniendo en cuenta
que las cotas de terreno en toda la zona circundante al CSM y en la RNO está entre 1,30 m (o
menos) y no más de 2,00 m, salvo para caudales de 100 m3/s y tal vez 120 m3/s, el CSM se
encuentra desbordado y con una situación de inundación en toda la región perteneciente al
sistema de humedales considerado.
7
Dadas estas circunstancias el flujo pierde, en gran medida, su carácter unidimensional
con cauces definidos, tal como se representa en el esquema de la figura 5-1 y 7-1. En estas
situaciones los caudales y porcentajes indicados en la tabla 7-1 deben ser tenidos en cuenta
sólo como una referencia aproximada.
Figura 5-1: Red hídrica implementada para analizar la Cuenca baja del Luján y condiciones de
borde de caudal
En la figura 7-5 se muestran los niveles líquidos del perfil longitudinal de cauce del Río
Luján desde su bifurcación con el CSM hasta la desembocadura en el Río de La Plata para un
caudal de 300 m3/s con una marea media (línea azul continua), para niveles de marea altos
(sudestada, línea negra punteada) y niveles altos de marea y crecida en el Paraná (línea
punteada celeste). En la figura 7-8 se indica el mismo perfil líquido para la condición de marea
media en la situación actual y con la ampliación del CSM a 80 m de base de fondo, también
para 300 m3/s en el Río Luján.
A partir de los resultados indicados en la figura 7-8, el informe del PMI concluye: “Se
deduce que la ampliación del cauce del Canal Santa María generará una reducción en las
condiciones de inundación de las localidades que se encuentran a la vera del Río Luján en el
Delta, hasta aproximadamente la zona de Escobar.”
8
Las medidas estructurales y no estructurales que se planteen en esta zona no pueden
ignorar esta circunstancia ya que ambos fenómenos (sudestada y crecida del río Paraná) tienen
una recurrencia suficientemente baja como para que sean condiciones prioritarias a la hora de
proponer medidas de acción.
Por otro lado, en el informe del PMI (Capitulo VIII, Punto 7.2) se indica: “Por ejemplo,
considerando las alturas de marea para sudestadas en la boca del Riachuelo (Puerto de Buenos
Aires), determinadas para diferentes recurrencias y estimando la relación entre la cota MOP e
IGN igual a 0,56 m, resulta que para recurrencias de 2,5, 5, 11 y 28 años, la altura de marea
característico sería igual a 2,46, 2,76, 3,06, y 3,6 metros IGN.”
Es decir que, si el nivel de sudestada en la boca del Riachuelo, de recurrencia 2,5 años,
es 2.46 m IGN, en la progresiva 0 de la modelación debería ser, para la misma recurrencia, un
valor aún mayor. Se puede concluir entonces que, a la altura de 2 m en la desembocadura del
Río Luján en el Río de La Plata, le corresponderá una recurrencia menor a 2,5 años. En
consecuencia, se hace mención a que la ampliación del CSM hará que los caudales y niveles del
Río de la Plata o del Paraná de La Palmas, ingresen a la zona con mayor facilidad.
Por lo tanto, según lo observado en los estudios desarrollados en el marco del PMI
para la zona del “Delta” (aguas debajo de la Ruta Nacional 9) no se ha hallado una justificación
razonable para la ampliación del Canal Santa María. Ya que los efectos benefactores de su
ampliación no se ven reflejados en una mayor protección contra inundaciones en la región del
Delta (correspondiendo en nuestro caso a la Cuenca Baja del Río Luján), dado que las
inundaciones en ésta zona están fuertemente influenciadas por los niveles líquidos en el Río de
La Plata y en el Paraná de las Palmas.
Al respecto, el PMI expresa (Capitulo VIII, punto 6.3.2): “El efecto de las obras en los
caudales a la altura de Luján, se traduce en un incremento del caudal encauzado (debido a que
la ampliación de cauces genera una reducción de nivel en la llanura de inundación). Ese
incremento alcanza al 32% para la Alternativa 4 y al 18% para la Alternativa 7. No obstante el
incremento en el pico de caudal para esta última alternativa en la zona de Pilar, el caudal a la
salida de la cuenca (que ingresa al Delta), resulta muy similar para la Alternativa 7 que para la
condición actual, lo cual se debe a la gran capacidad de almacenamiento y atenuación que
presenta el humedal existente en la zona cercana a la Ruta 9.”
9
Figura 7.1: Esquema correspondiente a la partición de caudales erogados por el Río Luján.
10
Figura 7.2: Nivel de agua máximo (m) alcanzado a lo largo del tramo modelado del Río Luján, para las
distintas condiciones de caudales simulados.
Figura 7.5: Comparación de niveles máximos de agua (m) alcanzado a lo largo del tramo modelado del
Río Luján, entre la condición de marea media, de sudestada y de sudestada + crecida del Paraná de las
Palmas.
11
Figura 7.8: Comparación de niveles máximos entre la condición actual y con ampliación del cauce del
Canal Santa María. Caudal Río Luján = 300 m3/s
En el Estudio Ambiental del Proyecto de Ampliación del Canal Santa María, Anexo 2, se
presenta una Memoria del Proyecto en la cual se menciona que “La performance hidráulica de
este proyecto, en cuanto a capacidad de alivio de las crecidas del río Luján, es similar a la del
proyectado en el Plan Maestro del Luján, que proponía una ampliación uniforme a 80 m de
ancho del Canal Santa María.”
Esto puede ser cierto desde el punto de vista funcional, pero a todas luces, la obra
propuesta es menos eficiente que la ampliación de todo el CSM, no sólo por ser más larga en
unos 400 m sino, además, por poseer una curva y contra-curva para ubicarse primero
perpendicular al canal existente y luego paralelo a éste. Ambas curvas son de
aproximadamente 78°.
12
Figura 6.22: Perfil longitudinal Aguas Abajo de Luján. Recurrencias 25 años. Situación Actual y
Alternativas 2 a 8.
Desde el punto de vista del diseño hidráulico no existe una explicación para adoptar la
alternativa de un canal aliviador paralelo frente a la de ampliar todo el CSM. No se ha
encontrado en ningún lugar del Estudio Ambiental la justificación de la adopción de la
alternativa con canal aliviador.
Se suma a las consideraciones anteriores que, en los tramos de las dos curvas, se han
previsto protecciones de taludes adicionales que no existirían en una alternativa de un único
canal rectilíneo, lo que implica costos adicionales que se sumarán a los anteriores.
13
De los planos mencionados se puede determinar que la longitud de dicho camino es de
aproximadamente 5 km, su sección transversal, según se describe en el INFORME DE LA
COMISIÓN EVALUADORA DEL ESTUDIO DE IMPACTO AMBIENTAL DEL CAMINO DE ACCESO A
PUERTO PALMAS (realizado por Raúl Pérez Sucunza) (CEI-EIA Puerto Palmas, 2003), es de 8 m
de ancho de coronamiento, taludes 2:1 (H:V) y una altura promedio de 1,5 m. En
consecuencia, el volumen del terraplén para el camino es de aproximadamente 83.000 m3,
valor muy inferior al volumen excavado en la ampliación de canal en el tramo de que atraviesa
la RNO.
Por otro lado, en el Estudio Ambiental del Proyecto de Ampliación del Canal Santa
María presentado por la DPOH, se indica que la excavación de los canales (ampliación del CSM
y canal aliviador nuevo) se realizará por refulado con dragas de succión con cortador. Esta
técnica requiere de la construcción de recintos de refulado que permitan contener a la
emulsión de agua y sedimento (hidromezcla) que extraen las dragas y que se trasportan hasta
los recintos por bombeo. Estos recintos deben permitir que sedimente el material sólido
(suelos) y se elimine el agua. No hay en dicho estudio una descripción detallada de cómo se
ejecutarán estos recintos en la zona del camino, como se garantizará la evacuación del agua y
hacia dónde se desplazarán estos efluentes líquidos y su composición sedimentológica.
Se entiende que esta tarea de excavación y relleno no podría realizarse por medios
convencionales de excavación y compactación por encontrarse la excavación y la zona del
relleno en lados opuestos del Canal Santa María. Se requeriría de un puente sobre el canal
existente y de caminos adicionales.
Tal como fuera señalado en los puntos anteriores y, según surge de la lectura del
Anexo III de la documentación presentada por los proponentes ante la APN y del Estudio
Ambiental referido, se dice que la finalidad del PACCA es “lograr disminuir las inundaciones
14
que sufre la cuenca del Río Luján y sus riesgos sanitarios, como así también las pérdidas
económicas que dicha situación acarrea”.
Por estas razones, consideramos que las inundaciones, no tienen una connotación
negativa en todos los casos (tal como podría interpretarse de la lectura de algunos de los
párrafos incluidos tanto en el PACCA como en el PMI. Si esto último fuera efectivamente así,
no se explicaría por qué, tanto en el pasado como en la actualidad, en nuestro país y en el
mundo, los más importantes asentamientos urbanos y nuestras principales actividades
productivas agropecuarias se realizan a la vera de los grandes ríos como el de la Plata, el
Paraná y, en este caso, el Luján.
Esto es así, más allá que algunos puedan no valorarlos de esta forma, por considerar,
erróneamente, que una alta productividad sólo debe ser vista desde la perspectiva de si el
sistema permite o no la obtención de un alto rendimiento agrícola (ej. de cultivos de cereales
y/u oleaginosas tales como los característicos de los suelos ubicados en los terrenos
topográficamente más altos de nuestra llanura pampeana). Y esto también es así, pese a que
algunas personas puedan no tener un compromiso ético con la conservación de la diversidad
ecológica y/o piensen, también equivocadamente, que esto último no es algo prioritario y que,
al no hacerlo, no necesariamente afectan el bienestar general y la calidad de vida humana
presente y futura. Por otro lado, entendemos que, en la mayoría de los casos, la eventual
insalubridad de los humedales es debida, fundamentalmente, a su uso como depósito de
desechos. Si pretendemos habitarlos permanentemente instalando allí nuestras viviendas, por
15
la propia naturaleza “no acuática” de la especie humana, probablemente también puedan, en
algunos casos, resultarnos incómodos o incluso peligrosos, básicamente, cuando no
entendemos cómo funcionan y no tratamos de adaptarnos a ellos tomando las precauciones
necesarias porque, efectivamente… son inundables.
Sin embargo, entendemos que no puede ignorarse que, algunas veces, esas
inundaciones tienen connotaciones “extremas” (por ejemplo, en la altura y permanencia del
agua) y que las consecuencias negativas, al menos en el corto plazo, pueden ser muy
importantes (Bó y Malvárez, 1999). Esto es así, sobre todo si no sabemos que, en la actualidad,
las mismas son cada vez más frecuentes y menos previsibles por la alta variabilidad asociada al
“Cambio climático global” (Bó y Vicari, 2014; Barros y Colantoni, 2017). O bien, si no estamos
adecuadamente preparados y/o contribuimos a magnificar sus efectos con nuestras obras y/o
actividades (Bó et al. 2010). En relación con estas últimas, debemos destacar que, en años
recientes, las inundaciones en la Cuenca del Río Luján fueron efectivamente extremas debidas
a precipitaciones intensas pero también tuvieron otros orígenes. Tal es el caso de crecientes
también extremas del Río Paraná o sudestadas del Río de la Plata y los efecto del relleno y/o
drenaje de humedales por canalizaciones (clandestinas o no) en la Cuenca alta y/o por la
construcción de emprendimientos inmobiliarios privados, terraplenados y/o polderizados, en
pleno valle aluvial (Cuenca Media).
Es por todo lo anterior, que realizamos este informe, sin perder de vista que tenemos
que conservar no sólo la diversidad, sino también la integridad y salud ecológicas de los
humedales asociados al Río Luján. Considerando el concepto de conservación en sentido
amplio, por el cual, según el caso, éste puede implicar acciones de preservación, uso
sustentable o, incluso, de restauración (Van Heijnsbergen, 1997). Entendiendo la conservación
de la “integridad ecológica” como el mantenimiento, de la mejor manera posible, de la
composición, estructura y, sobre todo, del funcionamiento del sistema de humedales
considerado. Por último, conservar su “salud ecológica” no es sino mantenerlos en buen
estado salvaguardando su “resiliencia” natural. Es decir, su capacidad de volver a un estado
similar al original luego de un disturbio, posibilitando que el sistema de humedales mantenga
su organización y autonomía a lo largo del tiempo (Trombulak et al. 2004).
Creemos, en consecuencia, que en proyectos como el PACCA y el PMI, una visión más
amplia de la inundación y de los humedales, basada en el conocimiento científico
16
multidisciplinar y en la experiencia desde distintas miradas, resulta imprescindible. Por otro
lado, consideramos que cualquier acción que se plantee, en este caso con la legítima finalidad
de amortiguar eventuales efectos negativos de las inundaciones extremas, debe, por lo tanto,
ser discutida desde distintos puntos de vista e implementarse manteniendo un adecuado
equilibrio con otras, sin ignorar, generar y/o potenciar otros disturbios (como la contaminación
por agroquímicos y/o por desechos industriales o domésticos - Giorgi, 2000; Momo et al. 2001-
) o, incluso, teniendo efectos neutros o hasta contrarios a los previstos. Dichas acciones deben,
idealmente, contribuir a la conservación de la mayoría de las funciones ecosistémicas de los
humedales asociados a la Cuenca del Luján, garantizando así la provisión de la mayor cantidad
y variedad posible de bienes y servicios a las comunidades humanas que la habitan (Malvárez y
Bó, 2004). Por lo tanto, todas ellas deben surgir de una construcción efectivamente
participativa y consensuada.
Es por todo esto que, ante la problemática planteada, abordamos este análisis,
planteando la necesidad de discutir, con fundamentos sólidos, la conveniencia de implementar
obras hidráulicas y las que a ella se asocian, como las planteadas en el PACCA, considerando
particularmente aspectos tales como su tipo, sus modalidades constructivas y/o los lugares
donde se proyecta su realización. También deseamos discutir si las medidas estructurales
propuestas en el PACCA son las más prioritarias o, incluso, qué debería hacerse, tal como
parece surgir del punto 2.1. Sobre todo, si se pretende, como se dice, “evitar problemas
sanitarios y económicos”.
17
Por otro lado, asumiendo que la posible respuesta a este planteo por parte de los
proponentes, sea que el PACCA no es sino una parte de un proyecto más amplio que sí las
contempla: el denominado “Plan Maestro Integral” (PMI) (DPOH, 2015), no podemos dejar de
repasar brevemente qué dice este último al respecto.
Por otro lado, salvo las relativas a los Sistemas de Alerta Temprana y Planes de
Contingencia (a los que apoyamos y consideramos prioritarios), en la mayoría de los casos,
dichas medidas no estructurales parten de la previa aceptación de las obras hidráulicas
propuestas en el PMI, debiendo “respaldar” y “adecuarse” a ellas (DPOH, 2015). Un claro
ejemplo es la medida propuesta referida al accionar de un Organismo de Cuenca (en este caso
el Comité de Cuenca del Río Luján – COMILU –) de que se dice que, con una adecuada
representatividad de los distintos agentes sociales “tenga el derecho para actuar con
personería jurídica propia”. El problema es que, en este caso particular, no necesariamente se
propone que el COMILU sea el encargado de planificar, desarrollar y llevar a la práctica un
adecuado ordenamiento ambiental territorial donde obras hidráulicas, como las propuestas en
el PMI, sean discutidas y, eventualmente, autorizadas si resultan compatibles con otras
medidas necesarias (pero de distinto tipo). Allí se sugiere que una de las funciones prioritarias
del COMILU sea “la revisión integral de los planes ordenadores de los municipios y la
elaboración de los ajustes necesarios para su adecuación al PMRL” (como inicialmente se
denominaba al PMI), asumiendo que el COMILU debe aceptar y favorecer la implementación
de todas las obras previstas en él. Esto último, se reafirma en otra parte del mismo documento
donde se sugiere que el COMILU debe “establecer un programa de vigilancia del estado de las
mismas y, en general, de todo elemento del sistema físico que forme parte del sistema hídrico
de control de crecidas, a los efectos de detectar a tiempo las necesidades de mantenimiento, y
coordinar con la DPOH las actividades de mantenimiento preventivo más adecuadas para que
no se deteriore la función de protección contra inundaciones del sistema”.
Por último, de la lectura del PMI parece entenderse que las medidas no estructurales
enunciadas no necesariamente serán responsabilidad de los encargados de llevar a cabo las
medidas estructurales propuestas (generando así el riesgo de que las primeras no sean
contempladas por ellos). Ejemplos manifiestos de esto último, lo constituyen dos medidas
referidas a “Aspectos ambientales y de Ordenamiento del territorio” que se hallan incluidas en
el PMI pero que no son contempladas en el PACCA. La primera hace referencia a “la creación
de una red de áreas protegidas a nivel de la cuenca, acción que permitiría fortalecer vínculos
con la sociedad civil, para cuyas organizaciones la conservación de la diversidad biológica
ocupa un lugar prioritario en el manejo” y la segunda a que “no resulta conveniente que se
sigan admitiendo modificaciones de la planicie inundable a través de la construcción de nuevos
barrios (polderizados o no), estructuras y vías de circulación vial o ferroviaria que generen
ulteriores reducciones de su capacidad de almacenamiento o bien, que obstruyan el libre
escurrimiento de las aguas”. Resulta indudable que las acciones previstas en la PACCA
18
(eliminación de, al menos, 25 ha del “área intangible” de la RNO, construcción de un camino
terraplenado que la atraviesa y relleno y alteo de un predio vecino modificando el flujo laminar
del agua en el área impactada) son notoriamente contrarias a esta medida o, al menos, no la
contemplan en lo más mínimo, ni para la RNO ni para la lindante Reserva Provincial Río Luján
(bajo jurisdicción de la OPDS).
Con respecto al punto a) observamos que el PACCA fue clasificado por su Tipo en:
“Drenaje Urbano” y por su Jerarquía en: “Conductos principales y canales” que, debido a su
objetivo, fue considerado de Tipo II por tratarse de un proyecto “de ampliación”. Sin embargo,
la misma metodología dice que, si se tratara de una “construcción nueva”, el proyecto debería
clasificarse como Tipo I. Llama poderosamente la atención, entonces, que dado que el PACCA
implica, la ampliación de una parte de un canal preexistente y, fundamentalmente, la
construcción de un nuevo canal (es decir, que sería en parte Tipo II y, principalmente, Tipo I)
haya sido clasificado como Nivel II. Tampoco comprendemos por qué no se consideró, además,
el Tipo: “Vialidad” y la Jerarquía: “Red Terciaria, caminos rurales” donde a una construcción
19
nueva (como el camino terraplenado que se pretende hacer con el material extraído de los
canales) debería asignársele también el Tipo I.
Asumiendo que existiera una adecuada explicación para ubicar al PACCA dentro del
Nivel II, entendemos que esto sería muy discutible, ya que su caracterización sólo podría
aceptarse si los impactos producidos por las obras se analizaran a escalas diferentes según su
signo y de acuerdo a si fueran ambientales o sociales. Esto sería asumir que los “riesgos
ambientales” de los impactos negativos serían bajos simplemente porque afectan una
superficie relativamente localizada. Mientras que los impactos positivos, desde el punto de
vista social, serían altos porque, según señalan los proponentes al presentar el PACCA,
favorecerían a todos los habitantes de la Cuenca del Río Luján, cosa que, no necesariamente
sería así en ninguno de los dos casos.
En relación con el punto b) observamos que el PACCA fue clasificado de acuerdo a una
lista de 16 aspectos ambientales y sociales, que fueron identificados de acuerdo a tres
categorías posibles de sensibilidad: Alto, Moderado y Bajo. A partir de ellos, el PACCA fue
considerado Nivel 4 dentro de los seis niveles de sensibilidad posibles en función de la
cantidad de aspectos que fueron asignados a alguna de las tres categorías anteriores. Dicho
nivel correspondió a “Sensibilidad Moderada” porque obtuvo 6 resultados “altos”, 4
“moderados” y 6 “bajos” (cuando los requisitos para ser incluidos en él eran que los resultados
de la columna “altos” estuviera entre 5 y 8 y que la sumatoria de los valores de las columnas
“altos” y “moderados” fuera mayor o igual a 11). Sin embargo, aún sin hacer comentarios ni
sobre la lista de aspectos considerados ni sobre los criterios para asignar los niveles de
sensibilidad posibles, nuevamente aquí discrepamos claramente con la asignación que se le dio
a algunos de estos últimos.
20
de las márgenes). En cambio, si lo pensáramos, a una escala más amplia analizando, por
ejemplo, el potencial efecto del escurrimiento laminar obstaculizado por las estructuras que se
propone crear con el material extraído, la categoría asignada podría cambiar.
Si nos referimos a iii., en cambio, entendemos que la sensibilidad debió ser claramente
alta ya que: la pérdida de una superficie considerable de terreno en la porción intangible de un
área protegida y de un camino terraplenado que la atraviesa, claramente no es compatible con
el uso de conservación para el que fue creada la RNO.
Por último, en relación con iv., tampoco coincidimos con la categoría asignada que
también debió ser alta. Consideramos que un área protegida como la RNO (y, aún sus
alrededores) que se encuentra ubicada en la intersección de tres ecorregiones de Argentina,
como el Espinal, la Pampa y, fundamentalmente, el Delta e Islas del Río Paraná, claramente
posee, tanto per se cómo en términos relativos, un alto grado de biodiversidad.
Nótese que si sólo en estos aspectos el FEPAS hubiera sido coincidente o relativamente
más cercano a nuestros planteos, el Nivel 4 de “Sensibilidad Moderada” (esto es, “moderada
capacidad de asimilación de cambios”) hubiera pasado al Nivel 1 “Sensibilidad Alta” (“reducida
capacidad de asimilación de cambios asociados a las intervenciones”) o, al menos, a
Sensibilidad Moderada-alta (“moderada con tendencia a baja capacidad de asimilación de
cambios”).
21
4.2.1. Sobre la DESCRIPCIÓN BREVE, el OBJETIVO y la caracterización del MACRO Y MICRO
ENTORNO del proyecto
Seguidamente, con referencia a la frase que dice que: “A modo compensatorio, por los
impactos generados por la obra hidráulica, se realizarán senderos de interpretación de fauna y
flora en tierras de la Reserva Natural Otamendi, utilizando la tierra producida de la excavación
del canal.”, debe aclararse que, lo que se da a entender no es así. El material excavado no va a
servir para senderos con estimables fines de educación ambiental, ecoturismo, etc. Tal como
se explica posteriormente en el mismo documento, con dicho material se propone construir un
camino terraplenado al que la APN históricamente se opuso y a sobre elevar un predio privado
cercano, contribuyendo, a impactar negativamente en los humedales de la RNO y alrededores,
entre otras razones, al obstaculizar el escurrimiento natural del agua en los mismos. Por otro
lado, si bien es cierto que los senderos están efectivamente previstos y tienen características
constructivas (madera sobre pilotes) mucho más amigables ambientalmente, la localización y
extensión propuestas en el Área Intangible de la RNO no necesariamente resultan
convenientes para que la misma cumpla, adecuadamente, con sus funciones de preservación.
Además, la opinión de que, con dichos senderos, se compensarían los importantes impactos
negativos provocados por las obras en la reserva, corre sólo por cuenta de los proponentes ya
que esto no necesariamente fue consultado ni consensuado con los técnicos y autoridades de
la APN.
Por último, con respecto a la descripción del Macro y Micro entorno y la Subregión
dentro de la provincia /municipio, más allá de algunas imprecisiones en la información
destacada, resulta particularmente cierto que en el área específica de las obras proyectadas y
en su área de influencia inmediatamente próxima (la Cuenca Baja del Río Luján) se produce
una “interfase” de tres grandes ecorregiones de Argentina (Delta e islas del Paraná, Pampa y
Espinal) y que, por lo tanto, “el número de especies es relativamente alto para un área natural
de baja extensión teniendo en cuenta el alto grado de desarrollo urbano, industrial y
agropecuario”. Estos hechos, se suman a que parte de la zona afectada constituye un “Sitio
Ramsar”, esto es, un lugar particularmente importante para la conservación de los humedales
(y que tenemos el compromiso de conservar de acuerdo al tratado internacional suscripto por
nuestro país desde 1992) (Benzaquén et al. 2013).
Por todo lo expuesto, antes de seguir profundizando este análisis, no podemos dejar
de reflexionar ya en este punto, si el balance entre los impactos positivos poco significativos
de las obras previstas (detallados en el punto 2.1) y los impactos ecológicos negativos para la
conservación de la biodiversidad, los humedales y, sobre todo, el funcionamiento de un área
protegida, amerita insistir en la realización de las obras hidráulicas referidas, al menos con el
tipo, magnitud y localización originalmente previstos en el PACCA.
22
4.2.2. Sobre la caracterización de los “ASPECTOS AMBIENTALES E IMPACTOS POTENCIALES
DEL PROYECTO”.
En términos generales, la ESAEX minimiza los impactos sobre la hidrología del sistema
de humedales, sin considerar que la conservación de las características hidrológicas
relacionadas a los flujos de agua superficial y de agua subterránea y la interacción entre los
mismos, son el sustento necesario para los distintos ambientes de humedal presentes.
Asimismo, tiende a considerar que los impactos tienen un área de influencia puntual, limitada
a la canalización, y expone que la duración de los mismos se limitará al momento de ejecución
del proyecto, sin evaluar los cambios hidrológicos permanentes que afectarán negativamente
el funcionamiento de dichos humedales con posterioridad.
23
agua escurre con mayor velocidad pudiendo ocasionar, por ejemplo, la erosión de los
suelos del sistema de humedal.
• En impactos sobre el medio físico se expone que “El proyecto generará desechos
sólidos y de las maquinarias (aceites, etc.), durante la fase de construcción y en zona de
obrador con efecto puntual y de significancia leve”. Si bien los desechos sólidos o
contingencias por derrames de maquinarias pueden ser de carácter puntual, hay que
resaltar que estos puede afectar gravemente a las áreas de reserva natural, donde
luego la remedición puede ser también agresiva para el sustrato del ecosistema.
• “Las obras afectarán los patrones de infiltración, durante la fase de construcción con
efecto puntual a lo largo del área operativa y de significancia leve”. Para esto
recomiendan “implementar un sistema de trabajo que respete los actuales drenajes,
con especial cuidado en su canalización y desvío cuando no se pueda evitar afectar las
líneas de escurrimiento”. La infiltración es uno de los principales procesos que
relacionan al agua superficial con la subterránea en humedales que son
periódicamente inundados por desbordes fluviales o flujos mareales. Esta infiltración
no se da solamente en los sectores canalizados y vías de drenaje sino que ocurre en
todo el sustrato y suelo del humedal producto de la inundación. Razón por la cual, las
recomendaciones efectuadas nada tienen que ver con no afectar a los patrones de
infiltración. Sin embargo, es necesario destacar que en ningún momento se considera
que la disposición del material de refulado (principalmente arcillas y limos) que se
dispone como una fase acuosa, puede escurrir sobre los suelos del humedal durante su
transporte o secado en los sitios de disposición, modificándose seriamente las tasas de
infiltración de agua hacia los suelos y sustratos del humedal las cuales dependen de las
texturas de los sedimentos superficiales. Este impacto puede afectar a grandes
superficies y mantenerse afectando a la hidrología del sistema de humedal afectado,
luego de finalizada la obra. Asimismo, la compactación de los suelos y la circulación de
maquinarias también afectan la infiltración y esto no ha sido considerado.
• Se expone que “Durante la fase de construcción, con la instalación del obrador se
generarán daños al suelo por aplastamiento, ruptura” pero que…. “se recompondrá el
área luego de finalizada la obra con un plan de reforestación”. Esta medida de
remediación es equivocada ya que la reforestación no soluciona los problemas
generados en la estructura del suelo, los cuales cambian las características
fisicoquímicas del sustrato y, como se dijo anteriormente, también modifican los
patrones de drenaje e infiltración. Estos cambios se reflejan en una afectación de la
vegetación del humedal que por más que sea reforestada tendrá que adaptarse (si es
que las especies lo permiten) a las nuevas características ambientales. Si esto no
ocurre puede que otras especies invadan ese hábitat y, en consecuencia, la obra
genere cambios en los ecosistemas del humedal.
• Dicen que: “la erosión si causaría aporte de sedimentos en los cuerpos de agua
cercanos”; “el dragado y la disposición de los sedimentos en los sitios acondicionados
para tal fin, producirán pequeños aportes de sedimentos a la columna de agua”. Estas
modificaciones, principalmente aquellas asociadas al dragado y disposición del
material del refulado, impactarán directamente sobre la hidrología y ambientes de
humedales tanto dentro como fuera de la RNO. Sin embargo sus impactos negativos
no han sido debidamente analizados.
• Con respecto al “Plan de monitoreo ambiental que controle la calidad del agua”,
pareciera que el mismo sólo se limita a monitorear el agua del canal. Sin embargo,
tanto el canal como la disposición del material extraído dentro de la RNO como en el
predio adyacente modificarán la dinámica y la calidad del agua superficial y
subterránea del sistema de humedal considerado Es inaceptable que un plan de
monitoreo no contemple el monitoreo de agua subterránea y superficial en el área de
24
influencia directa del humedal. Asimismo, dado que es casi nula la evaluación de
impactos ambientales que se ocasionan en los humedales de la RNO, los cuales
alterarán completamente el funcionamiento hidrológico de los mismos
(principalmente aquellos asociados a la disposición del material extraído del canal
dentro de la reserva y en el predio adyacente), es complejo pensar que si el monitoreo
identifica las afectaciones éstas puedan solucionarse. Lo más probable es que el
monitoreo solo evidencie una afectación hidrológica que persista de manera
permanente en el humedal sin posibilidad de mitigación o remediación.
En términos generales, la ESAEX también minimiza los impactos sobre la ecología del
sistema de humedales presente (tanto dentro como fuera de la reserva) ya que, por ejemplo,
al hacer referencia a los impactos “en calidad y magnitud” simplemente señala que en la RNO
están involucrados “los primeros dos kilómetros del canal” y que se van a realizar “senderos de
interpretación de fauna y flora”. De esta forma, parecen asumir que los impactos sólo deberían
discutirse en el área de la RNO y que estos son mínimos porque son localizados en superficie
(olvidando, además, los efectos adversos del camino terraplenado), situaciones que, de alguna
forma, asumen se compensaría con los senderos propuestos.
Lo anterior vale también para la fauna silvestre que, según ellos mismos destacan,
alberga “especies terrestres o acuáticas valiosas, amenazadas y/o en peligro de extinción”.
Ésta, además, no está contemplada cuando se habla de la alteración en los niveles sonoros,
porque, como veremos posteriormente, sólo la refieren a la población humana. Sin embargo,
olvidan el impacto que esto tendrá tanto en toda el área afectada y, particularmente, en las
que se hallaban en el área intangible de la RNO afectada. Entendemos que la reversión del
impacto en ellas, no necesariamente va a ser exitosa y/o rápida, al menos de acuerdo a las
especies consideradas. Además, cuando al referirse a las RMM insisten en que “en el PGMA se
desarrollarán programas de medidas correctivas y mitigatorias, para el uso del suelo, el manejo
25
de la fauna y la flora, para la obra hidráulica y los senderos de interpretación de fauna y flora”,
insistimos en que deberían ser más precisos en lo que piensan hacer (o, al menos, sugerir
hacer) al respecto, porque, los impactos de las obras hidráulicas, tal como están planteadas, no
pueden corregirse o mitigarse (y los senderos propuestos no mitigan sino que compensan).
Finalmente, si bien reconocen que en el área afectada “hay hábitats naturales, frágiles,
únicos y limitados en tamaño” (no sólo en la RNO) y que todos ellos son “humedales”, la
respuesta a esto último resulta sorprendente ya que, contradictoriamente, dicen que “El
proyecto será desarrollado en una zona natural, con un grado notable de antropización”.
• Si bien es cierto que, tal como definen el “área de influencia directa”, la RNO sería la
única incluida en ella, no puede ignorarse que vecina a ésta y al predio que será
alteado se encuentra la Reserva Provincial Río Luján. Por lo tanto, no pueden decir que
“no se afectarían las características naturales de sitios cercanos” (ya que esto sí
ocurrirá y afectará a la vegetación y la fauna, por los cambios previstos en la topografía
e hidrología, por efecto de los alteos),
• Tampoco es cierto, cuando reconocen que esto último ocurre, que se trata de “un
impacto temporal o puntual y reversible”.
• Coincidimos en lo que señalan en cuanto a que, en el PGMA, se insista en “respetar las
medidas preventivas para resguardar adecuadamente la flora, la fauna y sus
hábitats”…. “capacitando al personal de obra en esos casos”. Sin embargo, no
necesariamente tenemos claro cómo, con éste si no son prevenidos “serán mitigados
una vez finalizada la obra”
• Un ejemplo claro de esto último es el “Plan de Monitoreo ambiental” que, además de
controlar la calidad del agua, lo hará sobre el “impacto a la icitiofauna”. Más allá que
este último va a ser enormemente significativo en la etapa de construcción, no nos
queda claro quien, qué y por cuánto tiempo se va a monitorear una vez finalizada la
obra y, sobre todo, qué se propone hacer si los resultados del monitoreo no muestran
una recuperación.
Con respecto a cuestiones más específicas se plantea, por ejemplo que: “La
probabilidad de ocurrencia de hallazgos de restos de interés arqueológico, antropológico e
histórico durante la etapa de construcción es mínima puesto que se actuará en áreas ya
intervenidas”. Sin embargo, para las 25 ha que se van a afectar en el área intangible de la RNO
e, incluso, para las 250 ha del predio privado vecino, el nivel de intervención sería todavía bajo
como para hablar de una probabilidad mínima de hallar piezas de, por ejemplo, valor
arqueológico y/o antropológico. Además, los proponentes reconocen que “el sitio del proyecto
está cercano a áreas con alto valor cultural”.
26
Siguiendo con el aspecto cultural, los autores de la ESAEX plantean que “El área
intervenida con la obra hidráulica, no generará modificaciones en la identidad de los
pobladores de barrios de Campana, puesto que ya existe un canal previo”. Consideramos que
esto no es necesariamente así para algunos, sobre todo de los barrios más cercanos a la RNO
afectada, para quienes la misma es parte de su identidad. Por otro lado, esto tampoco podría
ser así para las familias locales que viven en el medio rural vecino a la obra que, desde hace
muchos años, continúan realizando sus actividades productivas tradicionales (como la
forestación y la ganadería extensiva) y/o mantienen muchas de sus viviendas originales.
Téngase en cuenta que los alteos proyectados puede obstaculizar el escurrimiento natural del
agua en sus campos. Por otro lado, si se construye un camino que atraviesa la reserva desde
una ruta nacional hasta la entrada de un predio rellenado, según señalan algunas fuentes
(Anzolín, 2017), va a realizar, posteriormente, un emprendimiento inmobiliario náutico
(aprovechando, la limpieza del antiguo canal y la presencia de uno nuevo), esta situación
puede cambiar aún más significativamente (afectando, incluso, a los mencionados habitantes
de los barrios de Campana). Y, aunque esto sea muy probablemente así, los evaluadores dicen
que las obras no causarán, por ejemplo, “una invasión posterior de las áreas cercanas”.
En íntima relación con esto último, los autores de la ESAEX insisten en minimizar los
eventuales impactos en la población y en los usos de la tierra, en varias partes de este escrito
cuando no necesariamente así. Por ejemplo, dicen que “La zona del proyecto no presenta
asentamientos de población. Es una zona natural” cuando efectivamente existen, más allá de
su relativamente bajo número y distribución, pobladores vecinos que realizan actividades
tradicionales (como ganadería y forestación). Esto es así pese a que, al menos en términos
relativos y por su cercanía a la reserva, la “zona” mantenga todavía muchos de sus rasgos
“naturales”. Por lo dicho en el párrafo anterior estos usos pueden efectivamente afectarse por
las obras y, sin dudas, también el uso en términos de preservación que tiene la RNO (que no
entendemos por qué se omite en la lista de los distintos usos posibles).
También se dice, por ejemplo, que “Las obras que se llevarán a cabo involucrarán
parcialmente los espacios verdes de la zona, los cuales son de uso recreativo y deportivo”,
cuando ninguno de los sitios directamente afectados tiene actualmente, estrictamente, estos
usos, omitiéndose totalmente, además, los posibles efectos indirectos de las obras sobre otros
que si lo tienen. Esto es así pese a que insistan en señalar más abajo, refiriéndose a la etapa
de construcción que “los impactos negativos son leves teniendo en cuenta que la zona no
presenta usos de suelo determinados” incluyendo los relacionados con la “alteración de los
niveles sonoros” que no serían importantes porque “es una zona rural sin población aledaña”
Nótese que nuevamente, en este caso con las cuestiones sociales y culturales, los
autores de la ESAEX, parecen incluir en su evaluación de impactos negativos sólo a las áreas
afectadas directamente por las obras que, por lo tanto, se hallan localizadas y relativamente
restringidas espacialmente.
Por último, no podemos dejar de señalar que, según se lee al principio de este punto,
con relación al lugar para depositar los materiales excavados, “el propietario de los terrenos
donde se construirá el canal aliviador ha dado ya su conformidad para ello” (pareciendo darle
una connotación loable a la frase), cuando, según surge de mucho de lo señalado hasta aquí,
desde el punto de vista de las comunicaciones y el impacto relativo de las inundaciones, sería
el único beneficiado (afectando con signo opuesto a la RNO y los alrededores de su predio) por
acceder a un camino terraplenado que conecta la entrada de su propiedad con una ruta
nacional, una significativa superficie alteada con acceso a dos canales y que, por lo tanto
podría ser usada para otros usos más lucrativos como el actual (por ejemplo, un
emprendimiento inmobiliario importante) y… sin erogaciones de su parte.
27
4.2.3. Sobre los “CONTENIDOS GENERALES DE LA EVALUACIÓN SOCIO AMBIENTAL
EXPEDITIVA”
• HIDROLOGÍA. Si bien el primer cuestionamiento que surge a este ítem es que carece
de datos hidrológicos y no se realiza ningún tipo de descripción de la hidrología del
lugar (tal como cursos presentes, patrones de drenaje, régimen hídrico, caudales,
flujos mareales, etc.), en el mismo se dice textualmente: “La hidrología de la región
determina que este sector esté sujeto a periódicas inundaciones. Presenta un patrón
complejo debido a que existen varias fuentes de agua con comportamiento distinto: las
precipitaciones locales, los ríos con sus regímenes de inundación, el efecto de las
mareas del Río de La Plata y las sudestadas, fuertes vientos del sudeste frecuentes en la
28
región, las variaciones del Río Paraná de las Palmas, y la conexión con las aguas
subterráneas que representan uno de los recursos más valiosos”. Este párrafo revela,
por un lado, los principales factores que tendrían que considerarse como mínimo en la
ESAEX, la Línea de Base Ambiental y el Estudio de Impacto Ambiental, los cuales, en
ningún momento son posteriormente considerados. Específicamente en la ESAEX no
son consideradas: las precipitaciones locales, el régimen de inundación de los ríos, el
efecto de las mareas del Río de la Plata, la recurrencia y alcance de las sudestadas. Las
variaciones de nivel del Río Paraná de la Palmas, los flujos de agua subterráneos ni la
relación entre el agua superficial y la subterránea. Cabe destacar, por último, que
respecto del agua subterránea no se hace ninguna referencia pese a que ella es el
principal sustento del sistema de humedales considerado.
29
Con respecto a lo expresado en el “Diagnóstico visual” (realizado mediante recorridos
de campo por los evaluadores de la EIA), donde, según señalan, “se identificaron los puntos
más significativos en relación a los aspectos del ambiente natural y antrópico” señalamos que:
Con relación a algunos “Riesgos y oportunidades” planteado para el proyecto diremos que:
30
dicha clasificación (Ver punto 3.1), no nos queda claro cómo “se verificó” esta última
“una vez realizada la visita de campo”.
Con respecto a los “Estudios ambientales y sociales requeridos”, consideramos que los
proponentes cumplen con lo exigido para un proyecto Categoría B. Esto es: una Evaluación de
Impacto Ambiental y Social Simplificada (o EIAS simplificada) y un Plan de Gestión Ambiental y
Social (PGAS), Sin embargo, por todo lo dicho en 3.1 y lo que venimos señalando en otros
puntos de este informe, este proyecto hubiera requerido, como mínimo, de una EIAS
detallada.
Por último, en relación con las denominadas “medidas de mitigación (MIT)”, sólo
señalaremos aquí, que los proponentes hacen bien en diferenciarlas inicialmente de las del
PGA ya que las mismas estarían, estrictamente, más relacionadas con la propuesta de aquellas
medidas estructurales a realizar (en este caso, las canalizaciones y disposición de materiales
31
excavados) que tengan los menores impactos negativos entre las diferentes alternativas
posibles. Entendemos que, estas últimas, no necesariamente son lo mismo que las medidas de
prevención y control que se propone tomar para no magnificar dichos impactos con otros
pasibles de generarse en la Etapa de Construcción. Sin embargo, de las lectura de los
programas previstos y del uso del término “mitigación” dentro del PGA, esta idea no parece
del todo evidente o, al menos, tampoco vemos claramente destacada ninguna MIT tal como
nosotros la interpretamos.
Con respecto a este ítem, en el que se dice que las obras serán “ejecutadas teniendo
en cuenta las normativas nacionales, provinciales y municipales políticas y regulaciones y
convenios internacionales” consideramos que la revisión de las mismas ha sido muy completa,
al tener en cuenta, cuestiones referidas a una gran variedad de temas que están, o podrían
estar directamente relacionadas con las medidas estructurales que se pretenden tomar en el
PACCA.
32
• Ley Nº 25.675/02. Ley General del Ambiente sobre “el piso o umbral mínimo de
calidad ambiental que debe ser respetado por la legislación local en la provincia y
municipios”.
• Ley Nº26.438. Ratificación de la Carta Orgánica del Consejo Hídrico Federal, en
referencia, por ejemplo, al “manejo integral” y la “gestión de los recursos hídricos con
criterio ambiental”.
• Ley Nº 26.331. Ley de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de Bosques
Nativos a fin de analizar si, efectivamente, se cumplen esos “presupuestos mínimos”.
• Ley Provincial Nº 6.254. Que establece una “prohibición genérica de loteos y
subdivisiones en los partidos del conurbano (incluyendo los de la Cuenca baja del Río
Luján) en terrenos cuya cota sea inferior a 3.75 IGM”.
• Ley Provincial N° 14.710. Ley de creación del Comité de Cuenca del Río Luján (COMILU)
de los que se dice que, de acuerdo “a los funcionarios municipales entrevistados su
función es de carácter consultivo y participación esporádica”.
Y así podríamos seguir, entre otras, con las leyes provinciales tales como: la Ley
Provincial Nº 10.907 sobre Reservas Naturales, Monumentos Naturales, la Ley Nº 5.965 de
Protección a las Fuentes de Provisión y a los Cursos y Cuerpos de agua y a la atmósfera
(pensando particularmente en los humedales afectados), la Ley 12257 y Decreto
Reglamentario 3511/07 Código de Aguas, entre otros. Por último, llama la atención las escasas
normativas analizadas desde el punto de vista municipal. Este hecho nos hace dudar sobre si
se hizo una exhaustiva revisión (como se realizó en otros niveles de gobierno) o bien es
resultante de una ausencia casi nula de normas ambientales relativamente específicas a este
nivel.
33
5.3.1.1. CLIMA
5.3.1.1.2. Precipitaciones
Al igual que lo que ocurre con los datos de temperatura, en el análisis que se efectúa
sobre precipitaciones no se hace referencia a la base de datos utilizados, la procedencia de los
mismos (Estación Meteorológica), el período considerado para la estimación de valores
máximos, mínimos y medios. También llama la atención que se haga mención a la distribución
espacial de las precipitaciones pero no a las estaciones analizadas para ver si se trata de
variaciones locales o regionales.
5.3.1.1.3. Vientos
34
desembocan en el humedal. Estrictamente estos no tienen relación alguna con el balance
hídrico (que se determina a partir de la comparación entre el ingreso de agua al sistema por
precipitación y su pérdida por evapotranspiración.
5.3.1.2.1. Geología
En los primeros párrafos de este ítem, se realiza una descripción regional de las
formaciones geológicas presentando algunas imprecisiones como las que hacen referencia a la
Fm La Postrera. Muchas de las formaciones descritas poco se relacionan con el proyecto
evaluado (tales como las formaciones ubicadas a más de 60 m de profundidad). Los perfiles
geológicos presentados no tienen escala ni orientación. Además, la síntesis planteada al final
de la descripción tiene varias imprecisiones tales como que:
5.3.1.2.2. Geomorfología
5.3.1.2.3. Edafología
Se efectúa una descripción de los posibles suelos presentes en el área de estudio pero
no se muestra una distribución espacial de los mismos ni se indica a que ambientes
geomorfológicos anteriormente descriptos se asocian. Esto es importante debido a que la
geomorfología determina el desarrollo y tipo de suelos y, en consecuencia, a los ambientes del
humedal.
35
5.3.1.3. HIDROLOGÍA GENERAL
En este estudio Indican que Las características hidrológicas de la zona del PACCA,
donde se ubican la RNO y el Canal Santa María, están reguladas por las precipitaciones locales,
los ríos y arroyos con sus regímenes de inundación, el efecto de las mareas del Río de La Plata
y los fuertes vientos del sudeste frecuentes en la región, las variaciones del Río Paraná de las
Palmas, y la conexión con las aguas subterráneas. Sin embargo, la descripción efectuada de
cada uno de los aportes hídricos al sistema de humedales es muy vaga y nada aporta como
Línea de Base al posterior EIAS.
Dado que la ampliación del Canal Santa María y la disposición del material extraído en
el predio en forma de terraplén modificarán los flujos de agua, la línea de base tendría que al
menos haber considerado lo siguiente:
36
desbordes e inundaciones que en el área de influencia ocurren por aportes del Río
Paraná de la Palmas deben ser analizados en detalle para poder evaluar si la
canalización y disposición del material extraído influirá en los aportes y tiempos de
permanencia de estos flujos fluviales.
• La conexión de los cursos superficiales con las aguas subterráneas es vital para el
intercambio de nutrientes, sales, etc. Sin embargo, nada se dice de la relación entre el
flujo superficial de inundación (por ríos o mareal) con el agua subterránea, o cuál es la
relación agua superficial – agua subterránea en el canal y en las lagunas del sistema de
humedales de la RNO. Al no hacerse mención de dicha relación, nada se evalúa
posteriormente en el EsIA. Sin embargo, la profundización de las canalizaciones
interceptará la superficie freática y modificará dicha interacción. También los
movimientos de suelo (con la consecuente excavación, nivelación y/o compactación
que se propone en el PACCA) pueden modificar los flujos de agua subterráneos y
superficiales.
La línea de base presenta una descripción sobre las características del agua
subterránea a partir de conceptos y datos regionales que nada tienen que ver con la hidrología
subterránea del sistema de humedales de la RNO y sus alrededores, que constituye el área
directa de afectación del proyecto que se va a evaluar. Como en toda zona de humedales, las
características fisicoquímicas del sustrato que sustentan a la vegetación y fauna están
íntimamente ligadas al agua subterránea somera. En humedales como los que se desarrollan
en la RNO, la morfología condiciona los flujos de agua subterráneos y pequeños desniveles en
el terreno (a veces menores a 20 cm), o cambios en la permeabilidad de los sedimentos
superficiales, hacen que se modifiquen los flujos de agua subterránea y, en consecuencia, la
calidad química de ésta y del sustrato varíen y, por ende, cambien las condiciones ambientales.
Esto puede verse claramente en la RNO, donde existen cambios en la vegetación controlados
por la geomorfología y la calidad del agua (por ejemplo, la vegetación presente entre cordones
litorales e intercordones). Nótese que esta variabilidad si se muestra posteriormente en la
línea de base (Figura 18 pág. 60) en las descripciones de los ecosistemas. Los datos
hidrológicos aportados en la línea de base no consideran estas variaciones que son vitales para
la diversidad ambiental. Por otro lado, con respecto al agua subterránea somera se habla sólo
de “acuífero Postpampeano” describiéndose datos procedentes del trabajo de Auge (2005), los
cuales nada tienen que ver con el área de la RNO.
37
cambiando localmente las permeabilidades de los acuíferos someros y generando
modificaciones en la morfología. Esta última, con cambios inferiores a 20 cm ya puede
condicionar el flujo subterráneo y los ambientes de humedal tal como se indicó anteriormente.
Comentario general para el ítem 4.3.1: en varios casos, las ideas vertidas no son acompañadas
por citas o bien estas últimas son fuentes secundarias de la información vertida.
Dentro de este ítem también llama la atención un párrafo que dice: “Cabe resaltar que
el fenómeno de la inundación, en particular en la zona de Luján, se origina cuando se solapan
principalmente dos factores: por un lado, el natural y por el otro, el antrópico, ante la correcta
gestión de ordenamiento territorial, la población ocupa zonas inundables”. Sin embargo, la
correcta gestión del ordenamiento territorial tendría que propiciar que las áreas inundables no
sean ocupadas por la población y se preserven para atenuar las crecidas y restringirlas a la
llanura de inundación del río. Respecto a esto último, sorprende particularmente que nada se
diga de los barrios privados que se asentaron en la llanura de inundación del río y que agravan
aún más los eventuales problemas en el drenaje superficial del mismo.
38
Al inicio de este ítem se hace una descripción de distintos parámetros fisicoquímicos
con concentraciones de elementos contaminantes, a partir del análisis de antecedentes
obtenidos en la Cuenca del Río Luján pero se pone énfasis en que los mismos se dan fuera del
área de influencia directa del PACCA. No obstante, no se considera que estos sí pueden
influenciarla ya que al encontrarse en la Cuenca Baja, recibe los flujos de la Cuenca Alta y
Media.
La descripción realizada sobre estos aspectos también resulta adecuada, sin embargo,
y si bien es cierto que en el área se observa una disminución de la fauna subtropical presente
más al norte, debe destacarse que las particulares condiciones ambientales de la misma
permiten la coexistencia de un número muy importante de todas ellas, conjuntamente con las
de origen pampeano (Quintana y Bó, 2011) lo que resalta nuevamente su importancia como
punto focal de biodiversidad. Por último, en cuanto a los estudios sobre distintos grupos de
fauna presentes en la RNO, entendemos que las referencias son adecuadas pero incompletas
en términos de temas y bibliografía citada.
39
Consideración general para el punto 4.3.2: si bien las descripciones de los distintos
componentes del medio biótico resultan relativamente completas y adecuadas, entendemos
que, teniendo en cuenta su finalidad, hubiera sido adecuado hacer particular referencia y/o
profundizar a aquellos que, según la opinión de los autores del estudio, se verían más o menos
impactados por las medidas estructurales que se propone realizar.
En relación con lo anterior, nos parecen adecuadas y suficientes las descripciones realizadas
sobre los asentamientos urbanos más cercanos: el Barrio Las Colinas de Otamendi y el Barrio
Estación Río Luján. Sin embargo, nuevamente no coincidimos en que se diga que las obras “no
tendrán influencia directa sobre los mismos”. Tener en cuenta, por ejemplo, que el camino
terraplenado propuesto seguramente impactará sobre ellos y sus actividades.
Más allá de que los autores de este informe no somos especialistas, particularmente
en lo referido a temas relacionados con nuestro Patrimonio Cultural, nos parecen muy
pertinentes los conceptos en información vertidos sobre todos ellos. Sin embargo, al igual que
para lo señalado en el punto 4.2, no nos queda claro para qué se lo hace si posteriormente no
se hace ningún comentario sobre los posibles impactos del PACCA sobre ellos.
Aquí, por primera vez en el estudio realizado hasta aquí, se reconoce que, además de
“casas de fin de semana” y de “un establecimiento de servicios turísticos y recreativos” existe
una superficie de 1800 ha conocida como el Paraje Los Ciervos que se dedican a la actividad
forestal y a la ganadería (de la que se hace una adecuada descripción y se resalta su particular
importancia desde el punto de vista histórico-cultural).
40
Luján” ya se está publicitando para la Fracción 6 Sección 1 que será rellenada con el producto
de las excavaciones y/o dragados realizados para la ampliación y o construcción de las
canalizaciones proyectadas en el PACCA (Anzolín, 2017).
41
6.1. La información de la Línea de Base Ambiental como determinante de los resultados en la
EsIA realizada
Los humedales de planicie, fluviales y costeros como el que se desarrolla en la RNO son
uno de los ambientes geohidrológicos más variables tanto espacial como temporalmente
(Anderson y Davis 2013, Beach y Flood 2017). En ellos, los patrones y variaciones del flujo de
agua son controlados por las fluctuaciones de la marea, el balance hídrico local
(evapotranspiración-precipitación), la recarga, tránsito y descarga de agua subterránea, la
geometría y las propiedades hidráulicas de los sedimentos superficiales que los constituyen,
así como también por su geomorfología (Brinson 1993, Allen 2000, Varnell et al. 2003,
Montalto et al. 2006, Gardner 2005, Carol et al. 2009a, Carol et al. 2011, Alvarez et al. 2015a).
Estos factores, que condicionan la hidrología, generan también un fuerte control sobre los
procesos geoquímicos que, a su vez, regulan la química del agua y las características
ambientales de estos humedales (Valiela et al. 1978, Allen y Pye 1992, Thibodeau et al. 1998,
Ladouche y Weng 2005, Barendregt et al. 2006, Moussa et al. 2011, Carol et al. 2009b, Carol et
al. 2012a, Moffett et al. 2012, Carol et al 2013a, Skrzypek et al. 2013; Alvarez et al. 2014a,
Alvarez et al. 2014b, Troxler et al. 2014; Alvarez et al 2015b, Moffet et al. 2016).
Tal como se destacó precedentemente (ver Punto 5), en la Línea de Base Ambiental se
expresa textualmente que “Las características hidrológicas de la zona del proyecto, donde se
ubica la Reserva Natural Otamendi y el Canal Santa María, están reguladas por las
precipitaciones locales, los ríos y arroyos con sus regímenes de inundación, el efecto de las
mareas del Río de La Plata y los fuertes vientos del sudeste frecuentes en la región, las
variaciones del Río Paraná de las Palmas, y la conexión con las aguas subterráneas”. Sin
embargo la descripción efectuada de cada uno de estos aportes hídricos a los humedales del
área es nula o muy vaga y nada aporta al posterior Estudio de Impacto Ambiental.
La ampliación del Canal Santa María y la construcción del nuevo canal aliviador, así
como la disposición del material extraído en el predio de la RNO y en el predio lindero al canal
aliviador, modificarán los flujos superficiales y subterráneos de agua. En base a esto es que la
Línea de Base Ambiental tendría que, al menos, haber considerado:
42
ampliación del canal, la construcción del nuevo canal y la disposición del material
dragado pueden ocasionar en las zonas de humedales que son alimentadas tanto
por agua procedente del drenaje del exceso de las precipitaciones, de los
desbordes del Río Paraná de las Palmas y del Río Luján así como del flujo mareal
del Río de la Plata.
• Un análisis de las precipitaciones locales evaluando eventuales periodos de
excesos y déficit hídricos a largo y corto plazo, indicando el período analizado y la
procedencia de los datos. Esto último es esencial para evaluar si las modificaciones
en la permeabilidad de los suelos por compactación o cambios en la morfología del
terreno por las obras del proyecto y la disposición del material de dragado alteran
las áreas de acumulación de agua de lluvia en superficie y su infiltración en el suelo
para recargar al agua subterránea.
• Un análisis de los ríos y arroyos que aportan agua a los humedales del área
durante los desbordes de crecidas. Tanto el Río Paraná de las Palmas como el Río
Luján son sustentos hídricos de los mismos en las épocas de desborde, razón por la
cual si la canalización y disposición del material extraído modifica estos flujos ello
impactará también en la hidrología y funcionamiento de los humedales dentro y
fuera de la RNO.
• Un análisis de las mareas del Río de la Plata y, en particular, de los eventos de
sudestada que son vitales aportes de flujos de agua al sistema de humedales. Sin
embargo no se analiza el régimen de mareas, no se dan valores de amplitud ni
cotas en mareas de cuadratura y sicigia, tampoco se analiza cómo es la
propagación de la onda de marea hacia los humedales, ni si existe un
escurrimiento por los canales y luego por inundación. La recurrencia y cotas
máximas de pleamares extraordinarios y eventos de tormenta y sudestada son
también de relevancia en una Línea de Base Ambiental que tienda a describir los
principales aportes de agua a los humedales para después poder evaluar el
impacto ambiental que el proyecto pueda ocasionar en ellos. humedal.
• Un análisis de la conexión de los cursos superficiales con las aguas subterráneas
someras. Cabe destacar que nada se dice de la relación agua superficial - agua
subterránea, ni de los flujos de agua subterránea someros que son el sustento del
humedal en periodos de déficit hídrico. Al no hacerse mención de dicha relación
nada se evalúa posteriormente en el EsIA. Sin embargo, por ejemplo,
consideramos que la profundización de las canalizaciones interceptará la superficie
freática y modificará dicha interacción. También los movimientos de suelo (con la
consecuente excavación, nivelación y/o compactación que se propone en el
PACCA) pueden modificar los flujos de agua subterráneos y superficiales. En
definitiva, modificar los flujos de agua subterráneos someros puede disminuir el
aporte de agua a los humedales en aquellos sectores donde el sostén hidrológico
depende de ellos.
43
áreas linderas con un alteo de cerca de 2 m en zonas con cotas cercanas a 1,5 m s.n.m)
modificará de manera permanente los flujos de agua superficiales y subterráneos que
sustentan al sistema de humedal considerado.
También debe resaltarse que, en la identificación de las acciones del proyecto que
puedan generar impactos, existe un sesgo muy importante al limitarse, solamente, a algunos
de los efectos hidrológicos que ocasionaría la ampliación del canal, minimizando, o
directamente no identificando aquellos que resultan de la disposición del material de relleno.
Por ejemplo, en las acciones de excavación y movimientos de suelos, no son considerados
impactos de importancia como los que se mencionan a continuación:
Con respecto al medio biótico (vegetación y fauna silvestre) debe decirse que, al estar
claramente subordinados a las condiciones de hábitat que le brindan los aspectos del medio
físico anteriormente desarrollados (y que condicionan el adecuado funcionamiento del sistema
de humedales que constituye el área de influencia de la PACCA) también debemos señalar que
la información proporcionada en la Línea de Base Ambiental al respecto, condiciona los
resultados de la EsIA en los mismos. Por otro lado, esto también ocurre básicamente, por la
información general, si bien adecuada, poco precisada con respecto a los potenciales impactos
específicos del PACCA sobre componentes concretos del paisaje afectado y las especies
vegetales y animales que los habitan.
Una situación similar a esto último ocurre con los distintos componentes del medio
antrópico (población, patrimonio arqueológico, histórico y cultural y usos de la tierra) donde
algunas decisiones tomadas al respecto, en cuanto a considerar o no aspectos tales como la
influencia directa de las medidas estructurales propuestas claramente afecta en forma
significativa los resultados obtenidos a partir de las matrices de impacto consideradas (tal
como se describe en forma más detallada en el punto siguiente).
44
Ambiental, gran parte de los impactos negativos que el proyecto genera en el sistema de
humedales mencionado no sean considerados. A continuación se presenta un detalle de los
factores identificados y de aquellos no identificados o que se han minimizado, dividiendo
nuevamente a los mismos dentro de tres grandes grupos temáticos: medio físico, medio
biótico y medio antrópico.
Factores no identificados:
• Escurrimiento superficial. El cual puede variar por la traza del canal, por ejemplo,
modificando los flujos superficiales que sustentan a los humedales derivados del
desborde del río Luján; modificando la propagación de la onda de marea desde el Río
de la Plata y disminuyendo el escurrimiento en manto que sustenta a las comunidades
vegetales que dependen de la presencia de suelos saturados o cubiertos por una
lámina somera de agua. Asimismo, el escurrimiento superficial puede verse
fuertemente afectado por la disposición del material de dragado tanto dentro del
predio de la RNO (el cual puede afectar los flujos procedentes del desborde del Río
Luján) así como los dispuestos en el predio lindero (que pueden afectar la propagación
del flujo mareal desde el Río de la Plata).
• Calidad del agua superficial dentro de los ambientes acuáticos del humedal. Si se
modifica el escurrimiento superficial y los distintos aportes (desborde del Río Luján y
flujos mareales), pueden ocasionar cambios en la calidad del agua de aquellos
ambientes del humedal que se alimentan de dichos flujos. Los cuales, a la vez, pueden
aportar nutrientes y sales.
Factores no identificados:
45
• Intercepción del flujo subterráneo. Puede ocurrir por la ampliación y profundización
del Canal Santa María así como por la excavación del canal aliviador. En los humedales
el agua subterránea es somera y el nivel freático se encuentra próximo a la superficie o
aflorante. Ambos pueden verse modificados por las canalizaciones ocasionando, por
ejemplo, una disminución en el flujo de agua subterránea que descarga al sistema de
humedales.
• Modificaciones en el escurrimiento subterráneo. Las mismas pueden ser ocasionadas
por la intercepción del flujo subterráneo por parte de las canalizaciones así como
también por cambios en la morfología del terreno y en los sedimentos que alojan al
acuífero. En humedales, pequeños cambios en la morfología del terreno, ocasionan
zonas de recarga o descarga del flujo subterráneo y cambios en la dirección y sentido
de escurrimiento del agua subterránea en el humedal. De esta manera, no sólo la
canalización sino los cambios en la morfología (por disposición del material de dragado
en el predio de la reserva y en el predio privado lindero) y en la permeabilidad de los
sedimentos (por compactación) pueden afectar los flujos subterráneos que sustentan
al sistema de humedales.
• Cambios en las tasas de infiltración que recargan a los acuíferos someros. Pueden
verse afectadas por la compactación de suelos. Los acuíferos someros del humedal
reciben la recarga desde las precipitación dependiendo de la infiltración del agua de
lluvia de la permeabilidad de los sedimentos. El PACCA contempla, en varias etapas, la
compactación de suelos (por ejemplo, durante la instalación del obrador, por
movimiento de maquinarias, por la generación del camino terraplenado en el área de
reserva, etc.).
• La relación agua superficial – agua subterránea. Constituye uno de los principales
intercambios de flujos, sales y nutrientes en humedales. Estos flujos son en ambas
direcciones. Por un lado, el agua subterránea descarga en las zonas deprimidas siendo
el sustento de ambientes lagunares, cursos de agua y bajos tales como antiguos
canales de marea dentro del área de humedales. Por otro lado, se produce un aporte
de agua superficial hacia los acuíferos durante la inundación por el desborde de ríos y
flujos mareales. Tal como se explicó anteriormente, excavaciones y cambios en la
morfología del terreno (producto de la disposición del material de dragado), modifican
tanto los flujos superficiales como los subterráneos condicionando así la relación agua
superficial – agua subterránea que sustenta al sistema de humedales considerado.
• Modificaciones en la recarga, tránsito y descarga de flujo subterráneo. Pueden
ocurrir producto de las excavaciones y cambios en la morfología del terreno por
disposición del material de dragado tanto dentro como fuera del área de la RNO. En
humedales suelen descargarse flujos subterráneos locales y regionales, así como
generarse, en pequeñas elevaciones topográficas, zonas de recarga preferencial.
Nuevamente, tal como se explicó anteriormente excavaciones y cambios en la
morfología del terreno producto de la disposición del material de dragado modifican
las zonas de recarga, el tránsito y la descarga dentro del sistema de humedales con la
consecuente variación en la hidrodinámica que lo sustenta.
• La calidad del agua subterránea. Ésta no solo puede verse afectada por derrames (tal
como fue evaluado en la MEIA). Todo cambio en la hidrodinámica del agua superficial
y en la relación agua superficial – agua subterránea ocasiona cambios en la calidad del
agua. Asimismo, la disposición de los sedimentos dragados, los cuales presentan
hidrocarburos (tal como se muestra en los análisis químicos) son también fuentes de
contaminación al agua subterránea tanto en los sectores de la reserva como en los
sectores aledaños.
46
6.2.1.3. Suelo (aunque en la matriz luego se indica como suelo – lecho fluvial)
Factores no identificados:
• Compactación de suelos. Se trata de una situación que puede tener lugar en varias
etapas del proyecto (con la instalación del obrador, el desplazamiento de las
maquinarias y el movimiento de suelos, entre otras). La misma puede afectar la
estructura del suelo y su régimen hídrico, modificando las condiciones ambientales del
sustrato del sistema de humedales considerado.
Factores identificados: Refiere a las formas del relieve de la superficie terrestre y cómo las
acciones del proyecto modifican el nivel del agua, la velocidad del cauce y la sedimentación.
Aquí claramente se muestra como la MEIA y, en consecuencia, el EsIA, se limita solamente a la
traza del canal sin analizar el área de influencia directa del PACCA. De esta manera, sólo
identifican INB relacionados principalmente con la limpieza de las márgenes del canal, el
desmonte y la colocación de barreras de contención y membranas. Los INM identificados se
47
asocian a la extracción del material y los INB se adjudican a la reforestación (aunque,
nuevamente, entendemos que esta última apreciación es conceptualmente errónea).
Por otro lado, si bien las modificaciones morfológicas son un factor no considerado en
la MEIA, se observa que, posteriormente en la Tabla 9 “Extracción de material”, se indica que
ésta acción generará un impacto negativo de corta duración de obra y larga duración en
cuanto a las modificaciones geomorfológicas. Se lo considera con Intensidad Media y Alta y
Extensión Puntual. Esto último demuestra, nuevamente, que sólo analizan la traza del canal y
no el área de humedales de afectación directa del proyecto. Asimismo, en la Tabla 10.
“Disposición del material” indica que se generará un impacto negativo de Media/Larga
duración de obra y secado de sedimentos con Intensidad Media y Alta y Extensión Puntual.
Además describen que “En relación al efecto de la obra sobre la Geomorfología del humedal, el
relleno de una parte del área correspondiente al sitio del proyecto y su alteo por sobre su cota
actual, dará lugar al sepultamiento y, por lo tanto, a la desaparición total de este ambiente de
sedimentación fina, su micromorfología y la dinámica que actualmente presenta”. Resulta
notoria la contradicción aquí planteada donde se dice primero que se ocasionará un impacto
puntual y luego se reconoce que se modificará totalmente al área de humedales afectada.
Factores no identificados:
Con respecto al Medio Biótico consideramos que la mayoría de los factores básicos han
sido, a grandes rasgos, identificados en la MEIA. Sin embargo, en el caso de la vegetación,
probablemente hubiera sido más útil discriminar el eventual efecto de las obras sobre los
grandes tipos de ambientes dominados por distinto tipo de fisonomías vegetales y no hablar
de “flora” en sentido genérico. Un planteo similar podría haberse hecho cuando se habla, en
términos generales, de la “Ecología de humedal”. Por último, ya que se tomó la decisión de
discriminar entre los grandes grupos de fauna presentes, consideramos poco conveniente (y
no entendemos las razones) de que reptiles y anfibios hayan sido considerados en forma
conjunta.
48
No obstante, previamente, deseamos destacar dos cuestiones importantes. La primera
y principal es que, nuevamente, las actividades generadoras de impactos (positivos y
negativos) planteadas en la MEIA parecieran incluir con pesos relativamente similares aquellos
impactos relacionados con la construcción de las obras junto con los resultantes de las obras
en sí. Por ejemplo, no deberían considerarse al mismo nivel, los impactos provocados por la
extracción y posterior disposición del material de los canales con los resultantes del
movimiento de equipos durante la etapa de construcción de las obras. La segunda tiene que
ver con actividades (muchas de ellas consideradas como generadoras de impactos positivos)
que no fueron consideradas en nuestro análisis ya que, a nuestro entender, no deberían ser
incluidas en ninguna matriz. Nos referimos, básicamente, a las actividades de reforestación
previstas y a las relacionadas con la construcción y mantenimiento de senderos de flora y
fauna. Las primeras no son medidas propuestas con el fin de mejorar las condiciones del medio
biótico sino que han sido previstas simplemente, con el fin de mitigar los impactos negativos
de otras. Un caso similar ocurre con los senderos que, en este caso, tampoco corresponden a
una iniciativa para mejorar las funciones de la RNO sino que se proponen, básicamente, a fin
de compensar los importantes impactos negativos generados por las medidas estructurales
previstas. Estos últimos, incluso, no necesariamente fueron consensuados (ni en su localización
ni en su extensión) con sus potenciales interesados (en este caso, los técnicos y autoridades de
la APN).
Otro tanto ocurre con la fauna donde las mismas actividades anteriores al producir
importantes modificaciones en la vegetación determinan importantes cambios en las
condiciones del hábitat para muchos grupos puedan implicar impactos neutros a bajos (por
ejemplo en los invertebrados y los peces) y que todas las actividades previstas generen
impactos de bajos a levemente moderados en todos los grupos considerados (invertebrados,
peces, anfibios, aves y reptiles y mamíferos.
Con respecto al medio antrópico, si bien los integrantes de esta CEI no somos
especialistas, señalamos primeramente que varios de los factores identificados en este ítem
49
resultan, por su tipo o definición, directamente discutibles en cuanto a la validez o no de su
inclusión en la EsIA.
En el caso del factor Población/ calidad de vida, como su nombre lo indica, se incluyen
aquí, en forma conjunta, dos aspectos sin dudas relacionados pero claramente distintos. En el
caso del factor Población, fueron incluidos, además, distintos aspectos no necesariamente
pasibles de ser analizados en forma combinada de acuerdo a su nivel o escala de análisis. Por
ejemplo, una cosa es discutir aspectos relacionados con posibles “desplazamientos o
desalojos” de algunos miembros de dicha población por efecto de las obras previstas y otra
muy distinta (al menos en cuanto a su escala temporal de ocurrencia y su magnitud), es el
posible efecto sobre dicha población de “ruidos molestos” relacionados con el “movimiento de
personal, maquinaria, etc.”. durante la Etapa de Construcción. Por último, otro aspecto,
eventualmente importante, pero claramente no comparable, resulta la discusión del eventual
impacto sobre dicha población que causaría la eventual mitigación de las inundaciones por
efecto de la ampliación hidráulica del Canal Santa María.
En el caso del factor Navegación, según fue definido en esta EsIA, éste también
involucra varias cuestiones que, a nuestro entender, debieron ser analizadas diferencialmente
e, incluso, no incluidas en esta evaluación. Entendemos, por ejemplo, que una cosa es la
necesidad de desplazar por esta vía, dragas y otras maquinarias para la realización de las obras
previstas y otra muy distinta es considerar el impacto indirecto provocado por una eventual
mayor circulación de embarcaciones con carácter recreativo por el Río Paraná de las Palmas
y/o por el mismo Canal Santa María (y el nuevo canal adicional). En este último caso,
entendemos además que, si la finalidad del PACCA es, básicamente, ampliar la capacidad
hidráulica del Canal Santa María, la posibilidad de navegación no es una variable que debería
interesar a priori (salvo que, con esta obra se prevean también otros intereses como los que
eventualmente podrían tener los propietarios de un “gran barrio náutico privado” como
plantea Anzolín (2017).
50
incidencia visual en amplitud y profundidad”. Por esta razón nos resulta difícil de evaluar cuál
sería el estándar de referencia en este caso y/o por qué no se hizo un análisis similar en el
Medio Biótico, con respecto al paisaje “natural”.
Los bajos a nulos impactos negativos previstos para este factor serían, al menos
dudosos, básicamente porque se impactan superficies de terreno relativamente poco
alteradas tanto en (la RNO como en el predio a rellenar) como para postular, a priori, una baja
posibilidad de hallazgos.
6.2.3.3. Paisaje
Más allá de las dudas planteadas previamente con la definición de este factor,
consideramos que asignar impactos negativos nulos sobre este factor a varias de las
actividades previstas, sólo moderados (INM) a transformaciones de magnitud relacionadas
con el desmonte de la traza del canal y la extracción de considerables cantidades de material y
sobre todo, impactos negativos bajos (INB) al alteo no sólo de un camino que atraviesa la
porción intangible de un área natural sino el de un predio de considerable superficie, merecen,
al menos una discusión profunda al respecto.
Los objetivos declarados en el Capítulo E para el PGMA y ETAS son: “La presente
especificación establece las normas a seguir para cumplir con las Medidas de Prevención,
Mitigación y Plan de Gestión Ambiental previstos para la etapa de construcción,
mantenimiento, operación y abandono de las obras hasta su recepción definitiva.
Complementa lo establecido en el Pliego General de las Obras, constituyendo una
Especificación Técnica Particular para la Licitación de las Obras, en cuanto a Obligaciones a
cumplir por el Contratista en relación a los aspectos concernientes al Medio Ambiente”.
51
Por lo anterior, queda claro que, pese a lo que se da a entender en otras partes de este
estudio, las medidas a ser observadas por el comitente, se refieren, solamente, a la etapa
constructiva y no, como los expresamos en distintas oportunidades a lo largo de este informe,
tanto a la Etapa Constructiva como a la Pre-constructiva y a la Etapa de Operación o
Funcionamiento. Atendiendo a ésta particularidad, que es claramente una deficiencia en el
PGMA, se realizan algunos comentarios puntuales sobre dicho Plan y algunos de los
requerimientos que exige:
Se dice que: “El Contratista estará obligado a presentar un plan de manejo de Aguas de
este punto en oportunidad del replanteo, donde deberá analizar el balance hídrico para la
totalidad de la obra, considerando los sitios de abastecimiento y la determinación del caudal
máximo posible a extraer a fin de no alterar las condiciones biológicas del sistema. …El
Contratista deberá indicar que la cuenca hídrica, en caso de extraer el agua en este punto, no
se verá afectada con la extracción de los volúmenes del recurso necesario para este tipo de
obra y además que no afectará el caudal mínimo para el mantenimiento normal del medio
biótico que dependa de este curso de agua.”.
En este punto no queda claro cómo se compatibilizan las limitaciones que se imponen
a la extracción de agua a fin de no alterar las condiciones bilógicas del sistema con la
metodología de excavación por dragado y refulado, en la cual se extraen grandes cantidades
de agua que luego deben drenar. No se menciona a lo largo de todo el PACCA ni cuáles son los
caudales a extraer en la operación de dragado ni los requerimientos para no alterar las
condiciones biológicas del sistema y los caudales mínimos para el mantenimiento normal del
medio biótico. Por otro lado, no se hace mención al destino final del drenaje de los recintos, en
particular, a los que se generarían en la construcción del terraplén del camino dentro de la
RNO, ni de la calidad del agua que drena, en especial, en sus contenidos de finos en
suspensión.
52
• “El Contratista deberá implementar y contemplar un Programa de Movimiento de
Suelo y Remoción de la Cobertura Vegetal que controle las actividades que se realicen
en el área de obrador, campamento, depósitos y zonas de acopio de materiales e
insumos, así como los sectores donde se construyan los sitios de disposición de
refulado”.
• “El suelo o material sobrante producto de las excavaciones depositados en los sitios de
disposición será utilizado para la construcción del camino de servicio, de forma que se
utilice el suelo con las características del lugar y evitando en mayor medida importar
suelo de otros sitios”.
Nótese que aquí se hace mención a la construcción del camino de servicio el cual no es
mencionado en el desarrollo del PACCA.
• “Los sitios donde se deposite el suelo momentáneamente deberán estar aprobados por
la Inspección, evitando el depósito en pilas que excedan los dos metros de altura.
Dichas pilas deberán tener forma achatada para evitar la erosión y deberán ser
cubiertas con la tierra vegetal extraída antes de su disposición.
• No se depositará material excedente de las excavaciones en las proximidades de cursos
de agua. Los suelos vegetales que necesariamente serán removidos, deberán
acumularse y conservarse para ser utilizados posteriormente en la recomposición de la
cobertura vegetal...”
53
Al igual que en los párrafos precedentes, la limitación en altura de los depósitos en pilas
que no excedan los 2 m, conjuntamente con el tiempo que será necesario esperar para su
reposición, hará, aunque no se ha especificado el volumen de suelo vegetal a remover, que la
superficie necesaria para los depósitos deba ser considerable. Se debería realizar una
estimación del volumen a remover, las etapas en que se realizará el acopio y la reposición y el
tiempo que demandará. No es compatible la especificación de “no depositar material
excedente de las excavaciones en las proximidades de cursos de agua” con las zonas
seleccionadas para los recintos de refulado, habida cuenta que, en todos los casos, se
encuentran junto al actual CSM.
• “Con los materiales excavados que no fuesen utilizados para los propósitos
anteriormente especificados, se conformarán los terraplenes laterales de depósito para
su posterior traslado”.
En este caso, el programa no especifica cual será el destino final de estos materiales. Si
será, por ejemplo, dentro de la RNO o en el sector de humedales fuera de ella.
• “El agua libre con material en suspensión, no apto para la construcción, que quede en
el recinto, se conducirá fuera de los límites del mismo, a través de las membranas
permeables que conformarán las paredes, siguiendo la pendiente natural del terreno
pero sin dejar pasar carga de material a los cuerpos de agua circundantes”.
Se entiende que, en los recintos de la Parcela 6, el drenaje del "agua libre con material en
suspensión" que a través de "membranas permeables que conformarán las paredes..." se
volcarán al actual CSM y/o a su ampliación, pero no se expone el destino de estas aguas en los
recintos que conformarían el camino dentro de la RNO. Por otra parte, como ya se mencionó,
no queda suficientemente claro si realmente estas aguas serán "sin carga de material" habida
cuenta de tratarse de suelos muy finos (arcillas y limos).
No queda claro qué quiere expresar con esto y cuál es el destino final de los finos
compresibles, dado que, según se entiende, son mayoritarios en los sondeos realizados.
54
Por otro lado, con respecto a Los Controles de obra para la protección ambiental -
Medición de deformación vertical por medio Mojones Superficiales de asentamiento se dice
que:
55
los autores de dicha EIA en el punto 1.4.2. Conclusiones y el punto 2. Medidas de Mitigación
del Capítulo D. Estudio de Impacto Ambiental (EsIA), a fin de discutir particularmente cada uno
de los aspectos allí destacados.
En la EIA del PACCA se reconoce que el proyecto generará impactos tanto positivos
como negativos. Sobre los impactos positivos se plantea que “las obras hidráulicas
involucradas mejorarán la calidad de vida de la población, al aliviar las inundaciones
producidas en la Cuenca del Río Luján”.
Con relación a los impactos negativos, el principal problema es que los impactos
analizados se limitan a la traza de la canalización y no al área de influencia directa constituido
por el sistema de humedales de la RNO. Obviamente que si se realiza un análisis de impactos
limitados a la traza del canal estos serán mayormente puntuales y de escasa duración. No
obstante si se hubieran analizado correctamente los impactos que ocasionan la canalización y
la disposición que el material excavado dentro de la RNO (en forma de terraplén) y en el
predio vecino, sin dudas la casi totalidad de los impactos negativos sobre la RNO serían de
extensión local a regional, de duración permanente y de carácter irreversible. Debido esta gran
falencia, es que la EIA reconoce que los impactos negativos, serán importantes “tanto en los
suelos como en el medio biótico” pero que, salvo en el caso de la geomorfología (“que se verá
impactada de forma irreversible”) los impactos “durarán lo que dure la obra”. Con relación a
esto último, y en función de varias cuestiones planteadas a lo largo de este informe, no
coincidimos con esta afirmación por varias razones. En primer lugar, porque en el área donde
están previstas las obras y en zonas aledañas, el régimen hidrológico esencialmente cambiará,
debido a cambios previstos en los niveles de escurrimiento tanto a través de los canales
mencionados (idealmente mayores aunque, por lo dicho en 4.1, no significativamente con
respecto a los actuales) sino también por el efecto de la deposición en sus áreas próximas, del
material excavado por su ampliación y/o construcción. Entendemos que la construcción de un
camino terraplenado de considerable altura (“hasta cota + 4 IGN”) y extensión (se proyecta
que “atraviese toda la margen norte de la reserva hasta Otamendi”) y la sobreelevación con
dicho material (también considerable en superficie y altura), de un lote cercano perteneciente
a un privado (la Fracción 6 de la Sección 1), también generarán cambios importantes en los
patrones de escurrimiento en las áreas inmediatamente vecinas, aunque con signo opuesto.
Pensamos que esto podrá ocurrir, sobre todo, cuando dichas áreas se encuentren sometidas a
inundaciones de orígenes diferentes a la crecida del Río Luján (o a su combinación) tal como
fuera señalado anteriormente. Es por todo esto que nos llama poderosamente la atención que,
56
en esta EIA, los posibles impactos negativos relacionados con la deposición de los materiales
excavados, relacionados con la presencia de estos nuevos obstáculos al escurrimiento, no
hayan sido mencionados en ninguna parte de la EIA.
Por otro lado, y sólo concentrándonos en los dos componentes del “medio físico”
(suelos y medio biótico) que, según la EIA, serán impactados en forma directa por las obras, no
entendemos como la eliminación de casi 25 ha del área intangible de la RNO (sin contar el área
afectada por el camino proyectado mencionado) por la ampliación del primer tramo del Canal
Santa María, más las casi 240 ha resultantes de la construcción del nuevo canal pueden
considerarse impactos temporales que “durarán lo que dure la obra”. Indudablemente,
entonces, además de la geomorfología, la hidrología, el suelo y el medio biótico de una
considerable superficie de humedales del área en cuestión será impactada en forma
irreversible (sin olvidarnos que parte de ella se hallan incluida en un área protegida).
Por lo tanto, cuando los evaluadores dicen que “a través del plan de reforestación y
recomposición del medio natural, el mismo tendrá la posibilidad de recuperarse, teniendo en
cuenta que actualmente el área, no posee interferencias antrópicas de importancia”
entendemos, primariamente, que se refieren únicamente a otros lugares próximos afectados
en la etapa de construcción. Tal sería el caso de los sectores de obradores y depósitos, los
caminos transitorios por donde se trasladará el personal y la maquinaria necesaria (nunca
estimados en la EIA en términos de la superficie a ocupar por ellos), los bordes del nuevo
canal, etc. Sin embargo, también en este caso pensamos que esto no sería tan así por dos
cuestiones. La primera es que el plan de reforestación no necesariamente prevé volver a
recuperar, desde el punto de vista de su vegetación, los ambientes transformados sino aportar
a ello sólo con algunos ejemplares de especies arbóreas nativas. La segunda es que, si
efectivamente se pensara que, disponiendo de tiempo suficiente, la vegetación original
pudiera recuperarse naturalmente, esto seguramente no va a ocurrir en el predio rellenado.
Téngase en cuenta que, el camino de acceso que lo conectaría a una ruta nacional y el
considerable alteo de todo el terreno (y de los caminos internos previstos), dan a entender
que para dicho predio, sus propietarios tendrían previsto otros destinos (por ej.
emprendimientos inmobiliarios) en los que las “interferencias antrópicas” serían de
importancia y seguramente permanentes en un futuro cercano, si las autoridades
correspondientes lo permiten.
Con respecto a la afirmación de que “se han analizado diversas alternativas para cada
obra de las cuales se han elegido ejecutar aquellas más sostenibles” también nos permitimos
discrepar. Más allá del planteo de base, referido a si efectivamente la ampliación de la
capacidad hidráulica del Canal Santa María va a redundar en un significativo cambio en la
mitigación de las inundaciones en la zona, cuesta entender que la alternativa de ampliar sólo
una parte y construir un nuevo canal aliviador (utilizando el material extraído para un camino
históricamente conflictivo que, como tal, afecta el normal cumplimiento de las funciones para
las que fue creada la RNO) sea más “sostenible” que, por ejemplo, ampliar la totalidad del
canal preexistente (como, incluso, había sido previsto originalmente en el Plan Maestro). En
este sentido nos permitimos dudar de lo que se dice posteriormente en cuanto a que “En este
análisis han sido evaluados los factores (o intereses) ambientales, económicos y sociales con
transversalidad, sin sobreponer uno sobre otro, de manera de poder elegir aquella alternativa
que pueda mantener ese equilibrio en el futuro”.
57
esta razón “se deberá minimizar el impacto ambiental y la interferencia sobre las áreas
protegidas, limitando la disposición del material solo a los fines de la posterior construcción del
camino”. Pensamos, que, al decir esto, están asumiendo erróneamente que el impacto
ocasionado sólo estaría dado por la superficie directamente afectada y no, por ejemplo, por la
interferencia al escurrimiento que podría causar la traza proyectada y/o el riesgo que
implicaría para las propias funciones de conservación de la RNO, las facilidades de acceso a la
misma que le provocaría un camino que la atraviese y conecte nada menos que con la Ruta
Panamericana.
Con respecto a la deposición del material excavado para la construcción del canal
aliviador, entendemos que ocurre una situación similar (en términos de posibles impactos
hidrológicos y/o de interferencia humana futura) pese a que en la EIA pareciera esbozarse la
actitud valorable de su propietario que “ha prestado ya consentimiento para ello”.
Siguiendo con este tema, vemos con agrado que, pese a todo lo dicho previamente por
los evaluadores, en algún lugar del escrito se reconoce que “la disposición del material
excavado, será una de las acciones de mayor impacto negativo que generará la obra” por lo
que “las barreras de los sitios de disposición deberán ser construidas con materiales
biodegradables, de manera de no sumar mayores impactos al medio natural”. En este sentido
consideramos correcto que los proponentes planteen respetar las especificaciones técnicas
descriptas en los programas 9.6, 9.9 y 9.10 del PGMA aunque existen algunos aspectos en ellos
que no pueden pasarse por alto. Básicamente, sus posibilidades reales de cumplimiento
efectivo, con los eventuales riesgos ambientales cuando no ocurra. Tal es el caso, en el
Programa 9.6 (para la disposición de suelos excavados), donde se dice (y adherimos) que
“quedará prohibido el relleno de bajos naturales o lagunas” cuando se sabe que, al menos los
primeros, son los ambientes claramente predominantes en el lote del privado donde serán
depositados (la Fracción 6 sección 1). Otro tanto ocurre con el Programa 9.9 (de gestión de
recintos de refulado) con el hecho de que el diseño final de los recintos sea definido por el
Contratista. Esta situación plantea dudas sobre cuán adecuada resultará la zona elegida para
su instalación y/o si se respetarán efectivamente las concentraciones máximas en la descarga.
Por último, en el Programa 9.10 (de monitoreo del dragado y disposición de sedimentos) si
bien se proponen planes de monitoreo, antes, durante y después del dragado para aspectos
muy importantes como la calidad del agua y las comunidades planctónicas y peces, surge
también otro gran interrogante. Asumiendo que efectivamente se releve la información
necesaria en la forma y durante los tiempos previstos ¿qué va a ocurrir si no se “documenta en
forma fehaciente la recuperación de los ambientes temporalmente afectados”?. Más allá de
todo esto nótese que aquí, nuevamente, pareciera prestársele más atención al eventual
impacto ocasionado por el tipo de barrera y/o el procedimiento elegido en el momento de la
deposición del material que al impacto permanente provocado por el posterior relleno y alteo
resultante.
58
interrupción de la escorrentía del humedal mediante un terraplén como el propuesto
generarían” (Boscarol, 2017).
Por otro lado, si bien podemos aceptar que, en términos relativos, “no generarían un
impacto paisajístico de importancia”, esto no necesariamente sería así, simplemente porque
“la reserva actualmente presenta senderos de similares características”. Más allá de las
eventuales buenas intenciones que subyacerían a esta propuesta (para contribuir a “la difusión
de la conservación de la biodiversidad”, por “el atractivo ecoturístico” y porque sus
características constructivas “serían las que menos interfieren en la dinámica hidrológica del
sitio, como se lee posteriormente), una profunda discusión técnica con personal idóneo de la
APN y, sobre todo, con el de la RNO (que tampoco ocurrió), sin dudas, hubiera resultado
primordial. Más allá de los importantes costos económicos que tendría el mantenimiento de
estructuras de este tipo (que, según leímos, no estarían previstos al sólo contemplarse su
construcción), la principal cuestión radica en las propuestas de su localización y extensión.
Éstas no tienen en cuenta, básicamente, la zonificación interna que posee la RNO en función
de sus distintas finalidades (preservación, investigación, educación, esparcimiento, etc.) y,
consecuentemente, las mayores o menores restricciones de acceso, según el caso, a los
eventuales visitantes. Al respecto, surge claramente del Plan de Manejo de la RNO (2016-2021)
que “la zonificación de un área protegida es una subdivisión de carácter funcional que ordena
el uso del espacio según sus características y misión” En este caso, además de existir un área
externa y contigua a la RNO que constituye su zona de amortiguamiento, la zonificación
interna determina que existan sectores de uso público intensivo, uso especial (de distintos
tipos), uso público extensivo (accesibles sólo con guías o para grupos especiales y la de uso
intangible (casi el 80% de su superficie) (Balabusic et al. 2015). En esta última, sin embargo,
donde los senderos propuestos en el PACCA habían sido previstos.
Por lo anterior, concluimos que, si bien los detalles técnicos constructivos provistos en
1.4.2 sobre las estructuras para los senderos mencionados, parecen adecuados y suficientes e,
incluso, que algunas ideas sobre las ventajas operativas de su ubicación y diseño (como la de
aprovechar sendas preexistentes y/o su eventual conexión con un camino interno y/o la
propuesta de que el circuito sea cerrado) pueden ser tenidas particularmente en cuenta,
entendemos que lo aquí planteado sigue siendo insuficiente. Coincidimos, incluso, con los
autores referidos (Elizondo, 2004, Sharpe, 1988 y Chaverri, 1988) en cuanto al “impacto
positivo” que puede generar este tipo de senderos en términos de la educación ambiental a
través de la posibilidad que brindan para una “interpretación directa” de la naturaleza. Sin
embargo, dichos impactos positivos podrían no serlo desde otras perspectivas (por ejemplo,
en cuanto a su contribución a la función de preservación de la RNO) sobre todo si no se piensa
con mayor profundidad y criterios más amplios, en las ubicaciones y extensiones más
adecuadas para los mismos.
9.1.2. Sobre las medidas de prevención, mitigación y control y el Plan de Gestión Ambiental
En primer lugar que, más allá de algunas cuestiones relacionadas con la redacción, el
orden de ideas expuestas y de cierta redundancia en algunas de ellas, entendemos que dichas
medidas pueden ser divididas de acuerdo a tres grandes etapas: Pre-constructiva, Constructiva
y de Funcionamiento de las obras realizadas, más allá que algunas de ellas puedan aplicarse en
59
más de una etapa. Interpretamos también que esto debería ser así pese a que, en algunas
secciones del escrito se ponga particular énfasis en las “políticas, estrategias y criterios para el
PGMA en la “etapa de construcción” (solamente) y a que previamente se diga que “durante la
etapa de construcción” (y no necesariamente en las otras etapas) “se designará un profesional
encargado de los aspectos ambientales del proyecto y responsable específico del control
ambiental”.
En función de lo anterior, señalamos que coincidimos con varias de las medidas de tipo
preventivo que, entendemos, se proponen para la etapa de pre-construcción (aunque, en
algunos casos, no se encuentren diferenciadas como tales en el escrito). Sin embargo, por lo
dicho sobre el momento en el que se designará al profesional encargado no nos queda claro
quienes se encargarán, por ejemplo, de: las “campañas de difusión masiva”; la
“implementación de cursos de capacitación previa” (al personal que participe en la
construcción); la elaboración (y posterior capacitación) en el “Programa de Contingencias”; en
las medidas de Seguridad e Higiene laboral y en las relacionadas con accidentes de trabajo y,
sobre todo, de asegurar que “los aspectos ambientales” estén efectivamente contemplados en
el “Programa de actividades constructivas”.
Sin embargo, consideramos que ninguna de las actividades listadas (que en su mayoría
se repiten en los puntos 2.1.1. y 2.1.3 del PGMA) contribuyen a “mitigar los impactos
ambientales negativos y a la optimización de los impactos positivos” provocados por la
ampliación y construcción de los canales y por la disposición de los materiales excavados a
partir de los mismos. Insistimos en que sólo proponen un conjunto de medidas adecuadas de
prevención y control para lo que podría interpretarse como la mitigación de los impactos de
“las actividades durante las etapas de construcción y funcionamiento hasta la recepción de la
obra” pero…nada más.
Por otro lado, con relación a las listas mencionadas, que hacen referencia al conjunto
de aspectos a tener en cuenta en “las condiciones generales de diseño de la obra” (como la
“protección de suelos”, “el paisaje” y “el desarrollo sustentable”, entre otros), indudablemente
coincidimos aunque, incluso por los propios términos utilizados, resulta poco preciso lo que se
propone hacer al respecto.
Por todo lo expuesto, consideramos que lo más importante a discutir aquí es cómo
entendemos que debe interpretarse el concepto de “mitigación” (que no necesariamente
coincide con lo que creemos interpretar de la lectura de este punto de la EIA del PACCA).
Consideramos que, tradicionalmente, al hablar de “medidas de mitigación” en una EIA, se hace
referencia a las alternativas elegidas para lograr un objetivo concreto (tales como el tipo y
magnitud de las obras seleccionadas, los lugares elegidos para su realización, etc.), justificando
adecuadamente por qué éstas y no otras garantizarían un adecuado funcionamiento de las
obras previstas, con costos razonables pero, fundamentalmente, minimizando efectivamente
los impactos negativos de las mismas. Asumiendo que, efectivamente, en este caso es
necesario ampliar la capacidad hidráulica del Canal Santa María, ejemplos obvios y, a nuestro
60
entender básicos, serían desarrollar claramente la propuesta respondiendo a interrogantes
como los siguientes:
a) ¿por qué se optó por ampliar parte de un canal y construir otro nuevo en lugar de
ampliar en su totalidad el canal preexistente con rendimientos hidráulicos similares
pero impactos ambientales diferentes?
b) asumiendo que existe una explicación adecuada para favorecer la construcción de un
nuevo canal relativamente extenso ¿por qué se optó por ampliar una porción
relativamente menor del viejo canal pero que afecta significativamente una extensión
importante de la zona intangible de un área protegida nacional en lugar de hacer,
directamente, uno completamente nuevo en otro sitio fuera de dicha reserva?.
c) ¿Por qué no existieron alternativas a la propuesta de depositar el material excavado,
no sólo fuera del área de influencia del proyecto sino, incluso, lejos la propia zona de
obras?
d) En íntima relación con lo anterior, ¿por qué se optó por construir un camino
históricamente conflictivo para la APN que, por su ubicación no necesariamente
favorecerá particularmente a los pobladores locales salvo a los propietarios del predio
a donde este llegaría?
e) ¿Por qué no se propusieron alternativas a la construcción de dicho camino
terraplenado en la RNO y al alteo del predio privado vecino, considerando los
potenciales efectos negativos que ejercerían estos nuevos obstáculos en la escorrentía
natural de los humedales del área?
Los interrogantes anteriores se acrecientan aún más teniendo en cuenta que, como ya
dijimos, en el propio Programa 9.6 del PGMA se dice que “quedará prohibido el relleno de
bajos naturales o lagunas” y que, en el Plan Maestro Integra (PMI), del que los proponentes
del PACCA dicen formar parte, se plantea, como una de las principales medidas no
estructurales propuestas que “no resulta conveniente que se sigan admitiendo modificaciones
de la planicie inundable a través de la construcción de nuevos barrios (polderizados o no),
estructuras y vías de circulación vial o ferroviaria que generen ulteriores reducciones de su
capacidad de almacenamiento, o bien que obstruyan el libre escurrimiento de las aguas”
(DPOH, 2015).
Por otro lado, en cuanto al planteo realizado por los proponentes sobre lo que
“deberán demostrar los lineamientos principales a los que se ajustará la construcción de las
obras”, debemos señalar que, desde ya, coincidimos plenamente. Sin embargo, entendemos
que una cosa es coincidir con las afirmaciones que a continuación se detallan (y las intenciones
de cumplirlas) y otra, muy distinta es que los argumentos desarrollados al respecto, basados
en las alternativas de ejecución elegidas, lo fundamenten. Por ejemplo, creemos que no se
dieron explicaciones suficientemente claras para afirmar que:
61
• “Las condiciones ambientales positivas han sido puestas en valor por el proyecto,
mantenidas o incrementadas por el diseño de obras y/o acciones ambientales
recomendadas para sus etapas de construcción y de operación”.
Allen, J. R. L., Pye, K. 1992. Coastal saltmarshes: their nature and importance. Salt Marshes,
Morphodynamics, Conservation and Engineering Significance. Cambridge University
Press, Cambridge, 1-18.
Allen, J.R.L. 2000. Morphodynamics of Holocene salt marshes: a review sketch from the
Atlantic and Southern North Sea coasts of Europe. Quaternary Science Reviews 19:1155-
1231.
Alvarez M. P., Dapeña. C., Bouza, P. J.; Ríos I., Hernández, M. A.; 2014b. Evidencias
hidroquímicas, isotópicas e hidrodinámicas de la influencia marina y continental sobre
un humedal costero. Playa Fracasso, Península Valdés. En Jorge E. Marcovecchio; Sandra
E. Botté; Rubén Hugo Freije (Eds.). Geoquímica de Superficie en Argentina. Editorial de la
Universidad Nacional del Sur. 127 – 144. ISBN 978-987-655-027-7
Alvarez M., Carol E., Hermandez M., Bouza P. 2015a. Groundwater dynamic, temperature and
salinity response to the tide in Patagonian marshes: observations on a coastal wetland in
San José Gulf, Argentina. Journal of South American Earth Sciences 62: 1 – 11. DOI:
10.1016/j.jsames.2015.04.006.
Alvarez M.P., Dapeña, C., Bouza, P. J., Ríos, I., Hernández M. A. 2014a. Groundwater
Salinization in Arid Coastal Wetlands. A study case from Playa Fracasso, Patagonia,
Argentina Environmental Earth Sciences. Springer, DOI 10.1007/s12665-014-3957-3.
Anderson, J. T., Davis, C. A. 2013. Wetland techniques. Springer.
Anzolín, A. 2017. Nota de la Red de ONGs y vecinos en defensa de la cuenca del Río Luján,
elevada a la Directora Nacional de Conservación de la Administración de Parques
Nacionales con referencia al “Estudio de Impacto Ambiental del Proyecto de Ampliación
del Canal Santa María (Río Luján)”. 5 pp.
Balabusic, A. y otros. 2015. Plan de Gestión, Reserva Natural Otamendi. 2016-2021. Agosto de
2015. Intendencia de la Reserva Rómulo Otamendi, Campana, Buenos Aires. 254 pp.
Barros, V. e I. Colantoni, 2017. La Argentina y el Cambio Climático. De la Física a la Política.
EUDEBA, Buenos Aires. 285 pp.
62
Beach, T., Flood, J. M. 2017. Wetland Hydrology. The International Encyclopedia of Geography.
Benzaquén, L., D.E. Blanco, R. F. Bó, P. Kandus, G. Lingua, R.D. Quintana y P. Minotti, 2013.
Inventario de los humedales de Argentina. Sistemas de paisajes de humedales del
Corredor Fluvial Paraná-Paraguay. Introducción. En: Benzaquén, L., Blanco, D.E., Bó, R.F.,
Kandus, P., Lingua, G.F., Minotti, P., Quintana, R.D., Sverlij, S. y Vidal, L. (eds.). En:
Inventario de los humedales de Argentina. Sistemas de paisajes de humedales del
Corredor Fluvial Paraná-Paraguay. pp. 18-29. Secretaría de Ambiente y Desarrollo
Sustentable de la Nación. Proyecto GEF 4206 – PNUD ARG/10/003.
Bó, R.F y R. Vicari. 2014. Los humedales y el cambio climático en la Argentina. En: C. Pascale
Medina, M.M. Zubillaga y M. A.Taboada (Eds.). Suelos, producción agropecuaria y
cambio climático/ avances en Argentina. Eje Temático 2. El suelo, la producción
agropecuaria y las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) Sección 2.4.
Forestaciones, pastizales y humedales. Cap. 22. 978-987. Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.
Bó, R.F y R.D. Quintana, 2013. Humedales del Delta del Paraná. En: Benzaquén, L., Blanco, D.E.,
Bó, R.F., Kandus, P., Lingua, G.F., Minotti, P., Quintana, R.D., Sverlij, S. y Vidal, L. (eds.).
Inventario de los humedales de Argentina. Sistemas de paisajes de humedales del
Corredor Fluvial Paraná-Paraguay. Pp. 297-320. Secretaría de Ambiente y Desarrollo
Sustentable de la Nación. Proyecto GEF 4206 – PNUD ARG/10/003.
Bó, R.F, R.D. Quintana, P. Courtalon, E. Astrada, M.L. Bolkovic, G. Lo Coco y A. Magnano. 2010.
Efectos de los cambios en el régimen hidrológico por las actividades humanas sobre la
vegetación y la fauna silvestre del Delta del Río Paraná. En: Blanco, D.E. y F.M. Méndez
(eds.). Endicamientos y terraplenes en el Delta del Paraná. Situación, efectos am-
bientales y marco jurídico. Pp: 33-63. Fundación Humedales/ Wetlands International,
Buenos Aires.
Bó, R.F. y A.I. Malvárez. 1999, Las inundaciones y la biodiversidad en humedales. Un análisis
del efecto de eventos extremos sobre la fauna silvestre. 1999. VIII: Pp. 147-168. En:
Malvárez, AI (ed.). Tópicos sobre humedales subtropicales y templados de Sudamérica.
Oficina Regional de Ciencia y Tecnología de la UNESCO para América Latina y el Caribe,
Montevideo, Uruguay.
Boscarol, N. 2017. Nota de la Dirección de Gestión Ambiental de Recursos Hídricos y Acuáticos
del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación elevada a las
Autoridades de la Administración de Parques Nacionales con referencia al “Estudio de
Impacto Ambiental del Proyecto de Ampliación del Canal Santa María (Río Luján)”. 4 pp.
Brinson, M. 2004. Conceptos y desafíos de la clasificación de humedales. En: Malvárez, A.I. y
R.F. Bó (comps.): Documentos del curso taller Bases ecológicas para la clasificación e
inventario de humedales en Argentina. pp. 25-36. Primera ed. Buenos Aires, 120 pp.
Brinson, M. M., Malvárez, A. I. 2000. Temperate freshwater wetlands: types, status, and
threats. Environmental conservation, 29(02), 115-133.
Brinson, M.M., 1993. A hydrogeomorphic classification for wetlands. Wetlands Research
ProgramTechnical ReportWRP-DE-4. US Army Corps of EngineersWaterways Experiment
Station, Vicksburg, Mississippi USA.
Carol E., Alvarez M. P. y Borzi, G. 2016. Assessment of factors enabling halite formation in a
marsh in a humid temperate climate (Ajó Marsh, Argentina). Marine Pollution Bulletin.
http://dx.doi.org/10.1016/j.marpolbul.2016.03.031
Carol, E., Braga, F., Donnici S., Kruse, E., Tosi, L. 2017. The hydrologic landscape of the Ajó
coastal plain, Argentina: an assessment of human-induced changes. Anthropocene. DOI:
10.1016/j.ancene.2017.05.001.
Carol, E., Braga, F., Kruse, E., Tosi, L. 2014b. A retrospective assessment of the hydrological
conditions of the Samborombón coastland (Argentina). Ecological Engineering. 67: 223-
237. DOI:10.1016/j.ecoleng.2014.03.081.
63
Carol, E., Kruse, E., Mas Pla, J. 2009b. Hydrochemical and isotopical evidence of ground water
salinization processes on the coastal plain of Samborombón Bay, Argentina. Journal of
Hydrology, 365: 335-345.
Carol, E., Kruse, E., Pousa, J. 2011. Influence of the geologic and geomorphologic
characteristics and of crab burrows on the interrelation between surface water and
groundwater in an estuarine coastal wetland. Journal of Hydrology, 403: 234 – 241. DOI:
10.1016/j.jhydrol.2011.04.007.
Carol, E., Kruse, E., Pousa, J., Roig, A. 2009a. Determination of heterogeneities in the hydraulic
properties of a phreatic aquifer from tidal level fluctuations: a case in Argentina.
Hydrogeology Journal, 17: 1727–1732.
Comisión Evaluadora Interdisciplinaria EIA Puerto Palmas, 2003. Informe de la Comisión
Evaluadora del Estudio de Impacto Ambiental del Camino de Acceso a Puerto Palmas.
Reserva Natural Otamendi. Noviembre de 2003. 72 pp.
Constanza, R., R. d’Arge, R. de Groot, S. Farberk, M. Grasso, B. Hannon, K. Limburg, S. Naeem,
R.V. O’Neill, J. Paruelo, R.G. Raskin, P. Suttonkk y M. van der Belt. 1997. The value of the
world’s ecosystem services and natural capital. Nature 387: 253-260.
Cvetkovic, M., & Chow-Fraser, P. 2011. Use of ecological indicators to assess the quality of
Great Lakes coastal wetlands. Ecological Indicators, 11(6), 1609-1622.
Dirección Provincial de Obras Hidraúlicas (DPOH), 2015. Estudio Plan Integral y Proyecto Obras
de Regulación y Saneamiento del Río Luján. Serman y Asociados, S.A. Tomos I a V.
Buenos Aires.
Gaviño Novillo, M., V. Guerrero Borges y D. Brea. 2010. Actividades de revisión, zonificación y
adecuación de obras de arte en camino a paraje a Los Ciervos. Municipio de Campana.
Giorgi ADN, García ME, Feijoó CS, Cuevas WO, Gómez Vázquez A. 2000. Estudio comparativo
de los pricipales arroyos afluentes del río Luján (Argentina). En: Péfaur JE (ed) Ecología
Latinoamericana. Universidad de Los Andes, Mérida, pp 99-105Informe Final. Octubre
de 2010. La Plata. 69 pp.
Huang LB, Bai J, Chen B, Zhang KJ, Huang C, Liu PP. 2012. Two-decade wetland cultivation and
its effects on soil properties in salt marshes in the Yellow River Delta, China. Ecological
Informatics, 10, 49–55.
Kandus, P. N. Morandeira y F. Schivo (Eds). 2010. Bienes y servicios ecosistémicos de los
humedales del Delta del Paraná. Fundación para la Conservación y Usos Sustentable.
Kandus, P. y P. Minotti. 2010. Distribución de terraplenes y áreas endicadas en la región del
Delta del Paraná. En Blanco, D. y F.M. Méndez (eds.). Endicamientos y terraplenes en el
Delta del Paraná: Situación, efectos ambientales y marco jurídico: pp. 19-24. Fundación
Humedales/ Wetlands International.
Keddy, P.A. 2000. Wetland ecology: Principles and conservation. Cambridge University Press.
Ladouche B, Weng P. 2005. Hydrochemical assessment of the Rochefort marsh: Role of surface
and groundwater in the hydrological functioning of the wetland. Journal of Hydrology
314: 22–42.
Malvárez, A.I. y R.F. Bó (comps.). 2004. Documentos del curso taller Bases ecológicas para la
clasificación e inventario de humedales en Argentina. pp. 25-36. Primera ed. Buenos
Aires, 120 pp.
Meire, P., Ysebaert, T., Van Damme, S., Van den Bergh, E., Maris, T., Struyf, E. 2005. The
Scheldt estuary: a description of a changing ecosystem. Hydrobiologia 540, 1–11.
Moffett, K. B., Gorelick, S. M., McLaren, R. G., Sudicky, E. A. 2012. Salt marsh ecohydrological
zonation due to heterogeneous vegetation–groundwater–surface water interactions.
Water Resources Research, 48(2).
Moffett, K. B., S. M. Gorelick. 2016, Relating salt marsh pore water geochemistry patterns to
vegetation zones and hydrologic influences, Water Resour. Res., 52, 1729–1745,
doi:10.1002/2015WR017406.
64
Moffett, K. B., S. M. Gorelick. 2016. Relating salt marsh pore water geochemistry patterns to
vegetation zones and hydrologic influences, Water Resour. Res., 52, 1729–1745,
doi:10.1002/2015WR017406.
Momo, F., A. Zalts, E. Hughes, A. Ventura, T. Maccor , H. Ceretti y S. Ramírez. 2001. Estado
ecológico de la cuenca del río Luján y utilidad de los indicadores biológicos para su
control. http:// www.ciaclu.com.ar / DOCUMENTOS /200 7/7 /
estadoecológicodelriolujan Trabajocompleto.pdf
Montalto, F., Steenhuis, T., Parlange, J., 2006. The hydrology of Piermont Marsh, a reference
for tidal marsh restoration in the Hudson River estuary, New York. J. Hydrol. 316, 108–
128.
Moussa A.B, Zouari K, Marc V. 2011. Hydrochemical and isotope evidence of groundwater
salinization processes on the coastal plain of Hammamet–Nabeul, north-eastern Tunisia
Original. Physics and Chemistry of the Earth 36: 167-178.
Newton, A., Carruthers, T. J., Icely, J. 2012. The coastal syndromes and hotspots on the coast.
Estuarine, Coastal and Shelf Science, 96, 39-47.
Perillo, G. M., Wolanski, E., Cahoon, D. R., Brinson, M. M. (Eds.). 2009. Coastal wetlands: an
integrated ecosystem approach. Elsevier.
Perillo, G., Iribarne O. 2003. Processes of tidal development in salt and freshwater marshes.
Earth Surf. Process. Landforms. 28, 1473-1482.
Portnoy, J.W. 1999. Salt marsh diking and restoration: biogeochemical implicationsof altered
wetland hydrology. Environ. Manage. 24, 111–120.
Quintana, R.D y R.F. Bó. 2013. Humedales del complejo litoral del Paraná Inferior. En:
Benzaquén, L., Blanco, D.E., Bó, R.F., Kandus, P., Lingua, G.F., Minotti, P., Quintana, R.D.,
Sverlij, S. y Vidal, L. (eds.). Inventario de los humedales de Argentina. Sistemas de
paisajes de humedales del Corredor Fluvial Paraná-Paraguay. pp. 263-270. Secretaría de
Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación. Proyecto GEF 4206 – PNUD
ARG/10/003.
Quintana, R.D. y Bó, R. 2011. ¿Por qué el Delta del Paraná es una región única en la Argentina?
En: Quintana, R.D., V. Villar, E. Astrada, P. Saccone y S. Malzof, (eds.) El Patrimonio
natural y cultural del Bajo Delta Insular. Bases para su conservación y uso sustentable.
pp. 42-53. Convención Internacional sobre los Humedales (Ramsar, Irán,
1971)/Aprendelta. Buenos Aires.
Skrzypek, G., Dogramaci, S., Grierson, P. F. 2013. Geochemical and hydrological processes
controlling groundwater salinity of a large inland wetland of northwest Australia,
Chemical Geology, Volume 357, 24 164-177.
Thibodeau, P. M., Gardner, L. R., Reeves, H. W. 1998. The role of groundwater flow in
controlling the spatial distribution of soil salinity and rooted macrophytes in a
southeastern salt marsh, USA. Mangroves and Salt Marshes, 2(1), 1-13.
Trombulak, S. C., K. S. Oland, J. A. Robinson, J. J. Lusk, T. L. Fleischer, G. Brown, y M. Dormouse.
2004. Principles of Conservation Biology: Recommended Guidelines for Conservation
Literacy from the Education Committee of the Society for Conservation Biology.
Conservation Biology, 18:1180- 1190.
Troxler, T. G., Coronado-Molina, C., Rondeau, D. N., Krupa, S., Newman, S., Manna, M., Price,
R. M., and Sklar, F. H. (2014). Interactions of local climatic, biotic and hydrogeochemical
processes facilitate phosphorus dynamics along an Everglades forest-marsh gradient,
Biogeosciences, 11, 899-914.
Valiela, I., Teal, J. M., Volkmann, S., Shafer, D., Carpenter, E. J. 1978. Nutrient and particulate
fluxes in a salt marsh ecosystem: tidal exchanges and inputs by precipitation and
groundwater. Limnology and Oceanography, 23(4), 798-812.
Van Heijnsbergen, P. 1997. International Legal Protection of Wild Fauna and Flora. IOS Press,
Amsterdam, 261 pp.
65
Varnell, L. M., Evans, D. A., Havens, K. J. 2003. A geomorphological model of intertidal cove
marshes with application to wetlands management. Ecological Engineering, 19(5), 339-
347.
11. DICTAMEN SOBRE EL ESTUDIO AMBIENTAL DEL PROYECTO Y FUNDAMENTOS DEL MISMO
66
de la RNO (con cotas de 4 m s.n.m donde, actualmente, la cota rara vez supera 1,5 m
s.n.m) y sitios de disposición en el predio privado lindero (con un alteo de unos 2 m en
zonas con cotas cercanas a 1,5 m s.n.m) modificarán, tanto en el área de humedales de
la RNO como en los humedales adyacentes, a la topografía y morfología del terreno y,
en consecuencia, al flujo de agua superficial y subterránea. Estas modificaciones
ocasionarán cambios en el escurrimiento, periodos de inundación, infiltración y en la
relación agua superficial – agua subterránea del humedal que impactarán en la
conservación de sus bienes y servicios.
• La disposición del material refulado en montículos y terraplenes dentro del área de
humedales tanto de la RNO como en el predio aledaño constituye un impacto negativo
alto que ha sido minimizado u obviado en el EsIA. El relleno de humedales es una de
las principales causas de degradación de estos ambientes y no sería admisible desde la
concepción de su conservación ningún tipo de proyecto u obra (sea esta o cualquier
otra) que contemple el relleno de los humedales.
• Estas últimas situaciones planteadas claramente se magnifican al extremo, teniendo
en cuenta que ambas no sólo destruirán y/o afectarán significativamente el
funcionamiento hidrológico natural de los humedales en un área protegida (la RNO)
sino que el camino terraplenado previsto dentro de ella también facilitará el acceso a
su área intangible, con el consiguiente impacto sobre las funciones de conservación
para las cuales fue creada.
• Ambos aspectos afectarían significativamente no sólo la particular hidrología del área
sino también, en consecuencia, las elevadas biodiversidad, integridad y salud
ecológicas de sus humedales tanto dentro de la RNO como fuera de ella.
• Encima, muchas de las acciones propuestas en el plan de obras, no sólo van en contra
de normativas vigentes tanto internacionales (Ej. Ramsar) como nacionales y
provinciales sino de las propias (aunque escasas) medidas no estructurales que
propone el PMI en el que el PACCA dice encontrarse inserto.
• En relación con la Evaluación de Impacto Ambiental (EsIA) realizada, entendemos que
la misma no evalúa adecuadamente ni estos ni muchos otros aspectos
correspondientes al medio físico, biológico y social por varias razones.
• En primer lugar, porque dicha EsIA se basa en una Línea de Base Ambiental que
describe los factores del medio físico, biológico y social principalmente a nivel regional,
no permitiendo describir con el detalle necesario a los factores que condicionan y a los
componentes que caracterizan el área de influencia directa del PACCA (los sistemas de
humedales de la RNO y los aledaños a ella).
• En segundo lugar, porque la Línea de Base Ambiental resulta varias veces imprecisa
y/o errónea en las descripciones efectuadas.
• En consecuencia, teniendo en cuenta que los factores del medio a evaluar en la Matriz
de Evaluación Ambiental (MEIA), dependen de la Línea de Base Ambiental,
consideramos que dado que ésta no los analiza correctamente, el EsIA resultante
minimiza los impactos que el proyecto genera tanto en el área de humedales de la
RNO como fuera de ella.
• Nótese, además, que muchos factores de relevancia en función de los impactos
potencialmente provocados, directamente no fueron considerados en dicha MEIA (por
ejemplo, los flujos subterráneos y la hidrología superficial asociada al desborde de los
ríos Luján, Paraná de la Palmas y a las mareas del Río de la Plata).
• Por otra parte el EsIA mencionado, considera en su desarrollo, sólo a las
modificaciones que ocurren puntualmente en la traza del canal y, principalmente, en la
etapa de ejecución de las medidas estructurales del proyecto y, por lo tanto, no analiza
67
las que se ocasionarán en los humedales pertenecientes al área de influencia directa
del proyecto. Esta apreciación queda claramente evidenciada en los resultados
obtenidos en la Matriz de Evaluación de Impactos Ambientales (MIA), donde la
mayoría de los impactos negativos resultaron de baja magnitud, de extensión puntual,
de corta a media duración y de carácter mayormente reversible.
• Por otro lado, incorpora erróneamente como impactos positivos a algunas medidas
propuestas como planes de reforestación y de construcción de senderos para la
interpretación de la naturaleza cuando éstas se propone en realidad, básicamente,
como medidas de mitigación o compensación de los importantes impactos negativos
previstos por las medidas estructurales propuestas.
• En cuanto a las medidas de prevención y control previstas, si bien muchas de ellas se
plantean tanto para las etapas Pre-constructiva, Constructiva y Operativa, las mismas,
prácticamente, tendrán lugar sólo durante la fase de construcción de las obras.
• Por otro lado, muchas de dichas medidas terminan siendo un adecuado listado de
aspectos que deben tenerse en cuenta para prevenir y/o controlar eventuales
impactos no quedando claro quienes, cómo y durante cuánto tiempo varias de ellas se
llevarían a cabo.
• Por último, con respecto a las medidas de mitigación propuestas, entendemos que
éstas no son tales en, prácticamente, todos los casos. Ya que las mismas no fueron,
necesariamente, pensadas como las mejores alternativas para disminuir los impactos
negativos (tanto en el medio físico, biótico y antrópico) provocados por las obras sino,
simplemente, para evitar o aliviar la eventual ocurrencia de nuevos impactos negativos
asociados a las propias actividades de construcción de dichas obras.
68