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Universidad Tecnológica de Panamá

Facultad de Ingeniería Eléctrica

Materia: Física 2

Profesor: Jovito Guevara

Fuerzas Eléctricas en la Biología Molecular

Arosemena, Eric (8-917-861)

Guevara Yereliz (8-923-263)

Fecha de Entrega: 14 de noviembre de 2017


Fuerzas eléctricas en biología molecular; ADN

El interior de todas las células está compuesto principalmente por agua. Podemos imaginar
una célula como un vasto océano de moléculas en movimiento constante (teoría cinética,
capítulo 18), con diferentes cantidades de energía cinética y que colisionan una contra otra.
Tales moléculas interactúan unas con otras por la atracción electrostática entre moléculas.
De hecho, ahora se considera que los procesos celulares son resultado del movimiento
molecular al azar (“térmico”), además del efecto ordenador de la fuerza electrostática. Por
ejemplo:

 Los Virus

Los virus se pueden considerar como cápsulas nanométricas de proteínas rellenas de


ácidos nucleicos, cuyo objetivo es perdurar pirateando la maquinaria molecular de
la célula a la que infectan, la célula huésped. Se encuentran en multitud de
ambientes acuosos (desde el plasma sanguíneo hasta el agua o la saliva), donde se
difunde por diversas interacciones.

Una de las interacciones inespecíficas (atracción y repulsión) es la fuerza


electrostática, a la que están sometidas todas las biomoléculas en disolución y que
depende de su carga eléctrica. Los virus también poseen una carga eléctrica que
determina fuertemente su movimiento y, por lo tanto, su encuentro con la célula
huésped. La caracterización de la carga eléctrica de los virus puede ser fundamental
para entender su interacción inicial con la célula y comenzar la infección.

En este marco, en un estudio publicado en la revista Nanoscale, investigadores de la


Universidad Autónoma de Madrid, el Centro Nacional de Biotecnología (CSIC), el
Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO), la Universidad de Purdue
(EE UU) y la Universidad de Liubliana (Eslovenia) han usado el microscopio de
fuerzas atómicas (AFM) para medir la fuerza electrostática entre una punta
nanométrica y las partículas víricas individuales en medio acuoso.

El corazón de un AFM es una micropalanca en cuyo final se encuentra una punta de


unos 20 nanómetros de radio, que se emplea como un sensor de fuerzas gracias a un
láser que mide su flexión. Esta punta se acerca sobre un virus en particular, que está
inmovilizado sobre una superficie.
Durante este acercamiento, y debido a la fuerza electrostática de repulsión entre las
cargas eléctricas de la punta y del virus, la palanca se flexiona hacia arriba antes de
establecer contacto mecánico con el virus. De esta flexión, y del conocimiento
previo de la carga eléctrica de la punta, se extrae la carga eléctrica de cada virus
donde se realiza este experimento.

La realización de estas medidas en varios tipos de virus ha permitido, en primer


lugar, establecer que la carga eléctrica depende fuertemente de la estructura de la
pared vírica. En concreto, se han encontrado unas cargas de unos 1200 y 30
electrones para el 'adenovirus humano' (virus con ADN que infecta las vías
respiratorias, el aparato digestivo o el hígado) y el virus diminuto del ratón,
respectivamente.

 Presencia de ADN y carga eléctrica

En segundo lugar, se ha encontrado que la presencia/ausencia de ADN en el interior


de un virus altera de forma significativa su carga eléctrica. De un modo concreto, el
bacteriófago phi29 (ø29) incrementa su carga eléctrica de 250 a 400 electrones
cuando empaqueta su ADN de doble cadena.

Según sus autores, la relevancia de estos resultados, más allá de establecer la


medición fiable de la carga eléctrica de virus individuales en su medio nativo,
desvela la influencia de los ácidos nucleicos en su carga eléctrica.

Este descubrimiento implica que los


virus que transportan su genoma
(infecciosos) están sometidos a una
fuerza electrostática diferente a los que
están vacíos (no infecciosos), que puede
ser muy relevante en los primeros
estadios de aproximación a la célula
huésped y, por lo tanto, en el proceso de
infección.
Un derivado del ADN se comporta como un cable eléctrico

Un equipo internacional, con participación de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM),


ha demostrado que una molécula derivada del ADN se comporta como un cable que puede
transportar corriente eléctrica a grandes distancias. El hecho reaviva la posibilidad de
desarrollar un nuevo tipo de nanoelectrónica basada en el ADN.

El ADN ha resultado ser, sin embargo, un muy mal conductor eléctrico, lo que ha impedido
desarrollar una electrónica basada en estas moléculas. Sin embargo, un equipo internacional
de científicos demuestra ahora que una molécula de G4-ADN (un derivado del ADN) se
comporta como un cable molecular que puede transportar la corriente eléctrica a distancias
mayores que ninguna otra biomolécula o polímero conocido.

El descubrimiento, publicado en la revista Nature Nanotechnology, podría dar lugar a una


nueva nanoelectrónica basada en el uso de biomoléculas individuales. Además, estos
resultados permiten establecer por primera vez cuál es el mecanismo físico mediante el cual
la carga eléctrica se puede transportar a grandes distancias a través de una biomolécula, una
de las grandes cuestiones abiertas hasta ahora en el campo de la bioelectrónica.

Biomolécula de cuatro hélices

“El G4-ADN es un derivado del ADN que tiene una estructura de cuatro hélices, en lugar
de dos como el famoso ADN. Esta biomolécula existe en la naturaleza y se encuentran
pequeños trozos, por ejemplo, al final de los cromosomas de los humanos”, explica Juan
Carlos Cuevas, investigador del Departamento de Física Teórica de la Materia Condensada
de la Universidad Autónoma
de Madrid (UAM) y coautor
del trabajo.

“La primera tarea del equipo


fue modificar la estructura
química de estas moléculas
para hacerlas más largas y
robustas –describe el
investigador.
Después investigamos sus propiedades eléctricas con la ayuda de un microscopio de fuerzas
atómicas (AFM). Así encontramos que cuando una de estas moléculas se deposita en un
substrato aislante y se la contacta con un electrodo metálico y la punta conductora del
AFM, la molécula es capaz de transportar la corriente eléctrica a distancias incluso
superiores a 100 nanómetros, algo de lo que ninguna otra molécula individual es capaz”.

El propio trabajo, que también firman investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén


y la Universidad de Tel Aviv (Israel) destaca la posibilidad de utilizar estas biomoléculas
para la fabricación de circuitos eléctricos de tamaño nanométrico.
Bibliografía

https://www.ecoticias.com/tecnologia-verde/167515/Cuales-son-cargas-electricas-
moleculas-ADN

http://www.agenciasinc.es/Noticias/Un-derivado-del-ADN-se-comporta-como-un-
cable-electrico

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