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ALGUIEN QUE ME ESCUCHE MARIO IZcovICH yTRopucciGN Enel encuentro del psicoanilisis con los adolescentes, el dispositi- oes puesto en cuestién. Pensamos que no hay un psicoandlisis de la adolescencia propiamente como tal. Una afirmacién de este tipo pone de manifiesto una posicién radical, es decie que no hay uns clinica que no sea la del sujeto. Desde la teorfa lacaniana, en efecto, sujeto y evolucién, sujeto y desarrollo, son conceptos que divergen. Esl discursoy no nece Praxis lo que nos orienta en el trabajo con los adolescentes. Esto es la consecuencia de que, estructuralmente, el adolescente y su sinto- ‘ma, es decir su forma de nombrarse, ponen en cuestién los disposi- tivos, los interrogan. Si no estamos apercibidos de esto, corremos el riesgo, paraftascando a Jacques-Alain Miller, de fracasar de la mala manera. Cuando decimos que no hay un psicoanilisis de la adolescencia nos oponemos a una estandarizaci6n del psicoandlisis, Precisamente el adolescente nos ob ismo es una invencién. He aqutf su definicién: el que se opone a lo estindar, y no porque se re- bele contra ello, sino porque precisamente su trabajo en el sentido de su elaboracién es encontrar su propia particularidad, su nombre. De ‘ahi que pensamos que la tinica manera de tratar aun adolescente sea a través del psicoandlisis, precisamente porque trabaja e indaga en ymente la forma de llevar adelante su 79 180 Manto tzcovten aquello que es lo ms particular de cada uno. Como seal Jacquel- ne Dhéret, «...Con mucha naturalidad se dice que la adolescencia zo es una edad propicia al trabajo analitico. Quiz i elo restinge la cura, denominada clasica. Pienso, por que vale més encontrar un analsta que un educador, a menos que este kltimo, analizante experimentado, sepa poner en su respuesta la carne, e decir, el desco..», La prdetica con adolescentes nos plantea en primer término la fucstdn de cSmo acoger su sufimiento, de eémo dar lugar asu pa- labra sin tapar su boca con pautasy consejos sin sentido, como pro- ‘mucven ciertas terapias, En definitiva, cémo ayudarlo a encontrar tun lugar donde poder hacerse las preguntas correctas, Al mismo tiempo y he ahf una gran dificultad, es bien sabido que fa adolescencia es un momento de crisis vital y como tal un tempo feeundo para desencadenamientos, pasajes al acto o acting: out Lo " que nos hace trabajar con mucha precaucién, Esta es [a orientaci6n que nos guia en e! caso que expondré a con- tinuacién; se trata de un fragmento de un trabajo llevado adelante con un joven durante més de dos afios, ain sin acabar, El gran detatfo que nes plantea de entradaveste casos el de cémo acoger a alguien que se encuentra desinsertado del Otro segin la expresién de Jacques-Alain Mille 0, c6moayudarlo.aque ueda emprender una vida de adulto de forma auténoma, en un mo. mento de su vida en el que las cosas e puéden decantar para un lado © para otro, Le Brida. 95, epi. de 2006, 2007. En , ALODIEN QUE Me EscUCHE PRIMER TIEMPO DEL TRATAMIENTO La madre de un adolescente de dieciocho afios, a quien llamaré Joan, viene a verme muy angustiads para contarme lo que pass con su hijo. Tres meses antes de esta entrevista encontré a Joan en el bafo tendido en el suelo, «desmayados, segdin sus palabras, La es- cena la devase, Joan habia estado bebiendo cantidades ingentes de alcohol y no podta reaccionar, Lo llevaron al hospital en una ambu, lancia y le diagnosticaron un coma etflco, Una vez recuperado le dan el alts, pero adems le indican, hecha una primera evaluatiSn de su estado por un psiquiatra, que asista @ un centro de dia, Joan acude a los tres meses posteriores que dura la prescripcién. Su madre nos cuenta que Joan, antes de este episodio, llevaba tiempo con palpitaciones y un gran estado de ansiedad, ademés no dormia de noche y desde algsin tiempo no hacfa nada. Habta aban.

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