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Excusas lógicas

Romanos 1:20

Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y
su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene
excusa.

Cuando Dios nos llama y pide que hagamos algo: no siempre resulta totalmente lógico a simple
vista, y muchas veces lo lógico sería dar excusas, para poder responder con indiferencia. Miremos
a Moisés por ejemplo. El recibió una misión de Dios frente a aquel arbusto. Volver a Egipto,
presentarse ante su gobernante y decirle que dejara en libertad a los israelitas para que pudieran
ir a la tierra prometida. Eso era una locura desde el punto de vista político de un Faraón.

Moisés evaluó la situación, pensó en el precio personal que debería pagar para ser obediente a la
misión propuesta por Dios y se excusó. Podemos decir con simpleza que fue un cobarde. Pero
prestemos atención a sus excusas. La primera tiene que ver con su identidad «¿Quién soy yo?» Él
sabía que no era suficientemente importante como para semejante misión. La segunda, que él era
concierne de que no iba a ser fácil que el pueblo lo siguiera, algo que obviamente resultó cierto.
¡Dejar todo por uno que dice que vio un arbusto quemándose...! Y la tercera está relacionada con
la falta de capacitación. Nadie lo había entrenado para libertador.

Todas excusas lógicas. Pero Dios insistió. Al final, Moisés obedeció y sabemos cómo continuó la
historia. Parece que a Dios no lo desanima lo lógicas que sean nuestras excusas y, por lo que
encontramos en la Biblia, parece que hasta disfruta que lo sean para demostrar que no es algo que
esté en nosotros lo que nos llevará a las mejores victorias. Como aprendió Moisés: si queremos
vivir las mejores aventuras tenemos que obedecer a Dios, sin que importe cuán lógicas suenen
nuestras excusas.

Al límite

¿Qué excusas suelo poner para no involucrarme más en las cosas de la iglesia?

Encuentro

Querido Dios, gracias por llamarme a tus caminos. Quiero obedecerte en todo, aun cuando se me
ocurran varias «excusas lógicas» para no hacerlo. En el nombre de Cristo Jesús. Amén.

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