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Evolución demoscópica

Faltan menos de cinco meses para las elecciones presidenciales en Estados Unidos, que tendrán lugar el 8 de
noviembre. Serán casi cinco meses de un vibrante debate entre dos candidatos polarizantes. A Hillary Clinton
y Donald Trump los distinguen visiones distintas de política pública, pero también sus marcados estilos
personales. Con toda seguridad veremos ataques, acusaciones y más ataques. Pero también muchas encuestas.

En lo que va de junio, el portal Real Clear Politics reporta por lo menos ocho encuestas nacionales que miden
las preferencias en un escenario mano a mano entre Clinton y Trump. Los sondeos dan una ventaja a Clinton
que va desde un punto según Rasmussen, hasta ocho puntos según Reuters/IPSOS. El promedio de las ocho
encuestas, que también incluye a YouGov, CBS News, la Universidad Quinnipiac, Fox News, IBD/TIPP, da
una mínima ventaja a Clinton de cuatro puntos, en promedio. También hay escenarios con un tercer y hasta un
cuarto candidato, en las cuales la tendencia a favor de Clinton no se revierte; por el contrario, la encuesta de
Bloomberg con un tercer candidato da 12 puntos de ventaja a la exsecretaria de Estado sobre el magnate.

Quienes miran las vitrinas metodológicas de todas estas encuestas se habrán dado cuenta de algunas
coincidencias y algunas diferencias en método. Casi todas combinan entrevistas telefónicas a números
residenciales y entrevistas telefónicas a celulares. La proporción de cada una suele ser cercana a 50 por
ciento. No obstante, mientras que varias casas encuestadoras utilizan entrevistas personales 'en vivo', es decir,
emplean entrevistadores para que realicen las encuestas, otras utilizan llamadas automatizadas con voces
pregrabadas. En el reporte Rasmussen se afirma que esa metodología disminuye variaciones en cómo se
formula la pregunta y otros posibles sesgos de entrevistador.

Además de las entrevistas predominantemente telefónicas, algunas casas encuestadoras, como la propia

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Rasmussen, están empleando entrevistas online para complementar sus muestras nacionales. Otras, como
YouGov, se basan enteramente en encuestas por internet, por lo menos las que hicieron durante las elecciones
primarias en varios estados.

Desde la experiencia de México, donde la gran mayoría de las encuestas electorales se realizan cara a cara en
vivienda y, en algunos pocos casos, combinando éstas con muestras telefónicas, las encuestas a celulares y
online resultan extrañas. Pero en Estados Unidos dan una muestra clara de la evolución de la actividad
demoscópica y cómo las metodologías se van adaptando a ambientes cambiantes.

Las preferencias electorales comenzaron a publicarse en los diarios norteamericanos desde muy temprano, en
el siglo XIX, por medio de sondeos informales conocidos como
straw polls.
Las encuestas dieron pasos gigantes en su evolución durante la segunda y tercera décadas del siglo XX,
cuando adoptaron métodos científicos de muestreo y elaboración de cuestionarios. Pero no han dejado de
adaptarse desde entonces: El modo de recopilación de datos fue cambiando en las décadas posteriores, al
pasar de las encuestas por correo a las personales en vivienda, posteriormente a las telefónicas y, como se
acaba de señalar, en años recientes incorporando entrevistas por medio de celulares o a través de internet.
Una especie que por ahí se asoma es la de redes sociales y otras plataformas de big data, que comienzan a
disputar el territorio a las encuestas 'tradicionales'.

A quienes gustan de seguir las encuestas, sugiero no sólo ver los datos de la carrera de caballos en los meses
que vienen, sino también valorar las diferentes propuestas de preguntas temáticas y, sobre todo, mantenerse
atentos a las propuestas metodológicas. En este espacio estaremos atentos a estas últimas, tratando de señalar
los elementos innovadores, sin perder de vista los aspectos de transparencia.

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