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COMPOSICIÓN:
La atmósfera no ha tenido una composición constante a lo largo de la historia. La
composición de la atmósfera inicial o protoatmósfera cambió paulatinamente de
reductora a oxidante después de la aparición de los seres vegetales. Igualmente la
concentración de algunos gases como el CO2 osciló dependiendo de la actividad
vegetal.
ESTRUCTURA DE LA ATMÓSFERA:
La atmósfera está dividida en una serie de capas superpuestas que son diferentes en
función de los parámetros que se consideren; por lo tanto, se puede considerar una
estructura térmica y otra estructura química.
Aurora boreal
El límite superior se
denomina termopausa,
está a unos 700 km de
altura
La atmósfera absorbe parte de la radiación que procede del sol antes de que esta
llegue a la superficie sólida del planeta. Las radiaciones de mayor energía que son las
de menor longitud de onda pueden ser especialmente nocivas para los seres vivos.
La ionosfera (entre 90 y 500 km), absorbe las radiaciones de onda corta y alta energía
(rayos X y rayos gamma) y parte de las radiaciones ultravioletas constituyendo un
escudo protector para el desarrollo de la vida. Esta energía se emplea en arrancar
electrones de los átomos de oxígeno y nitrógeno no alcanzando la superficie terrestre.
La ozonosfera, subcapa de la estratosfera está situada entre los 22 y los 35-50 km de
altura, absorbe la radiación ultravioleta de onda más corta que son las más letales para
los procesos vitales; esto provoca un aumento de la TºC en la zona; el ozono es el
responsable de dicha absorción. El ozono continuamente se forma y se destruye
siguiendo las siguientes ecuaciones:
Formación:
O2 + UV (<240 nm) O + O
O + O2 O3
Destrucción:
O2 + UV (<320 nm) O + O2
O + O3 O2 + O2
La unión del ozono a átomos de halógenos como el cloro, también destruye el ozono:
La ozonosfera, por lo tanto, constituye un escudo protector de importancia vital ya que
evita entre otras cosas:
- Cáncer de piel. (Debido a las alteraciones del material nuclear de las células que
reciben la radiación solar)
- Cataratas oculares. (Debido a la coagulación de las proteínas del humor vítreo
por parte de las mencionadas radiaciones)
- Atenuación del sistema inmunológico.
- Cambios en el rendimiento fotosintético de plantas.
- Efectos nocivos sobre el zooplancton y fitoplancton en aguas litorales de poca
profundidad.
Debido al intercambio de elementos entre la ozonosfera y la troposfera puede
encontrarse también ozono troposférico con efectos nocivos, pero de menor
intensidad, sobre los seres vivos.
2. EL EFECTO INVERNADERO.
Se denomina efecto invernadero al incremento de temperatura observado en la
atmósfera producido por la acción de algunos gases como el CO 2 que impiden la
salida de la radiación solar infrarroja reflejada por la Tierra.
La atmósfera es transparente a los rayos solares de onda corta, la mayor parte
corresponde al espectro visible; de esta forma los océanos y los continentes se
calientan contribuyendo al desarrollo de los procesos vitales. Parte de esta radiación
no es aprovechada y se refleja en forma de radiación infrarroja. Posteriormente esta
radiación al llegar a la capa de gases de la troposfera donde está presente el CO2,
metano, vapor de agua, óxidos de nitrógeno etc. refleja hacia el planeta dicha
radiación infrarroja en todas direcciones (contraradiación). Por estas razones la
temperatura media del planeta es de unos 15ºC permitiendo la existencia de agua en
sus tres estados fundamentales y favoreciendo todas las formas de vida. Si no
existiese este fenómeno natural la temperatura media del planeta sería de de -18ºC lo
que sería nefasto para el desarrollo de la vida. Por lo tanto el efecto invernadero es
beneficioso e imprescindible para los seres vivos.
Desde la era industrial la quema de combustible fósiles ha provocado un incremento
masivo de las concentraciones de gases invernadero en la troposfera, potenciando el
efecto invernadero de una manera artificial y provocando un incremento adicional de
la temperatura atmosférica. Se calcula que en este último siglo la temperatura ha
aumentado 0.5ºC, si este aumento sigue así podría provocar un calentamiento global
del planeta de consecuencias imprevisibles para la supervivencia de los humanos.
Según algunos autores podría provocar:
- Elevación del nivel eustático del mar entre 15 y 95 cm gracias al deshielo de los
polos.
- Alteración del ciclo del agua, variando el régimen de lluvias.
- Se alterarán las corrientes termohalinas de los océanos.
- Las zonas de latitudes medias se desertizarán.
- Aumento de la desforestación
- Aumentarán el número de ciclones tropicales.
Por estas razones parece imprescindible tomar medidas globales que provoquen una
disminución en la emisión de gases invernadero. Sin embargo, debido a que podría
provocar un detrimento de la actividad industrial muchos países no se comprometen a
disminuir su tasa de emisión (EEUU, Rusia, España). (Busca información sobre el
protocolo de Kioto y haz una relación de países que no firman dicho acuerdo)
El albedo es el porcentaje de radiación solar reflejada por la Tierra del total que nos
llega del Sol. Puede variar en función del color de la superficie reflectora. Cuanto más
clara es la superficie mayor cantidad de luz reflejará y mayor será su albedo y menor su
temperatura. Las zonas polares tienen mayor efecto albedo que las zonas ecuatoriales.
Su valor varía desde 0 (no reflejan nada) a 1(lo refleja todo).
En nuestro planeta este efecto es del 30%, lo que quiere decir que el 30% de toda la
energía solar que nos llega es reflejado.
3. Recursos energéticos relacionados con la atmósfera. Aprovechamiento
energético: la energía solar, la energía eólica, ventajas e inconvenientes de
cada una de ellas.
Conceptos básicos: Energía solar fotovoltaica, energía térmica solar,
parques eólicos.
LAENERGÍA SOLAR.
Aunque la Tierra solo intercepta una mínima parte de la energía solar, es la principal
fuente de energía ya que todas las energías renovables dependen en mayor o menor
medida de la energía solar. Se han ideado distintos dispositivos para poder usar esta
energía a nivel doméstico (calefacción, agua caliente, luz, frío).
Centrales térmicas solares: Se usa la energía solar para producir electricidad; para esto
hay que usar un colector que concentra la luz solar con diversos diseños: disco parabólico;
conducto parabólico o un conjunto de espejos planos que reflejan la luz en una torre
colectora. Posteriormente la energía concentrada servirá para calentar un fluido (aceite)
que podrá calentar a su vez un recipiente con agua cuyo vapor moverá una turbina para
fabricar energía eléctrica.
Centrales solares fotovoltaicas: En este caso la energía solar se convierte
directamente en electricidad debido a propiedades específicas de materiales
semiconductores (silicio) que al absorber fotones provoca una corriente de electrones
(electricidad). Es necesario que las células fotovoltaicas usen silicio monocristalino que
es muy costoso; en la actualidad se están haciendo células fotovoltaicas con una
mezcla de silicio monocristalino y amorfo como el que se usa en relojes y calculadoras
que es de menor rendimiento pero es mucho más económico.
La Junta de Andalucía está promocionando este tipo de instalaciones y hoy día parece
un buen negocio asociarse para construir “huertas solares” cuya principal dificultad
está en la ubicación del punto donde hay que conectar la central con la red de
distribución ya que esto puede aumentar el coste de la inversión.
La energía eólica.
La energía eólica es la energía producida por el movimiento del aire, es decir, por el viento,
que, a su vez, es una consecuencia de la radiación solar; y se origina, en la mayoría de los
casos, por diferencias en la insolación de zonas distintas de la superficie de la Tierra.
La energía cinética del viento ha sido empleada por el ser humano desde el comienzo de la
historia en diferentes aplicaciones: mover embarcaciones, bombear agua o moler grano;
incluso su aplicación en la producción de energía eléctrica no es nueva, ya que, a principios del
siglo XIX, Dinamarca poseía alrededor de 200 Mw de potencia electro-eólica.
Las máquinas que se están utilizando son los denominados aerogeneradores o turbinas eólicas.
En la actualidad hay dos modelos: los de eje horizontal y los de eje vertical. En cuanto a la
potencia, también hay máquinas de pequeña y mediana potencia para aplicaciones aisladas y
máquinas de alta potencia
Los aerogeneradores de alta potencia o los de media potencia conectados entre sí (parques
eólicos) se utilizan para la producción de energía eléctrica que verterán a la red de distribución
general. Las máquinas de baja y media potencia se utilizan de forma aislada para uso directo
de la energía mecánica en el bombeo de agua, o para generar energía eléctrica de uso
doméstico o agrícola como complemento a otras fuentes tradicionales de energía. También se
usan en instalaciones desalinizadoras de agua de mar.
Ventajas. Además de todas las ventajas de ser una fuente de energía renovable:
Inconvenientes. Como en el caso de la energía solar, es una fuente de energía aleatoria, con
fuertes fluctuaciones.
• Es de difícil almacenamiento cuando la producción supera a la demanda. El rendimiento
económico todavía no es el adecuado.
• Produce contaminación acústica por el giro del rotor de la turbina. Los aerogeneradores son
un peligro para los animales voladores. Pueden producirse interferencias en las transmisiones
de televisión y de radio, sobre todo si las palas del rotor son metálicas.
• Los aerogeneradores producen un impacto visual inevitable, debido a que deben emplazarse
en lugares bastante evidentes.
• Los parques eólicos necesitan grandes extensiones de terreno que no se puede utilizar para
otros usos.
4. La contaminación atmosférica. Los contaminantes atmosféricos más
frecuentes. Efectos de los contaminantes atmosféricos: Alteración de la capa
de ozono, lluvia ácida y el aumento del efecto invernadero. El cambio climático
global. Medidas de prevención para reducir la contaminación atmosférica.
Conceptos básicos: Contaminante primario, contaminante secundario, isla de
calor, smog, inversión térmica.
1. La contaminación atmosférica.
Desde la revolución industrial, como consecuencia de la actividad humana, que produce
grandes cantidades de residuos siendo los gaseosos el origen de la contaminación atmosférica.
Por otra parte, la OMS establece que hay contaminación en la atmósfera «cuando en la
composición del aire aparecen una o varias sustancias extrañas, en tales cantidades y
durante tales períodos de tiempo, que pueden resultar nocivas para el hombre, los animales,
las plantas o las tierras, así como perturbar el bienestar o el uso de los bienes».
2. Fuentes de contaminación
Las fuentes contaminantes del aire se pueden agrupar, atendiendo a su origen, en:
Las emisiones de origen natural son más elevadas a nivel global, mientras que las de origen
humano lo son a nivel local o regional.
c. En la industria, el aporte de contaminación al aire depende del tipo de actividad, siendo las
centrales térmicas, las cementeras, las siderometalúrgicas, las papeleras y las químicas las más
contaminantes.
Sustancias químicas.
Dentro de este grupo hay que diferenciar:
• Partículas, que son sustancias sólidas o líquidas que se depositan por la acción de la gravedad
y se convierten en polvo. En su mayor parte provienen de combustiones industriales o
domésticas y de las actividades de industrias extractivas como la minería o fábricas de
cemento. De forma natural proceden de incendios y de volcanes.
• Compuestos de azufre, como el dióxido de azufre (S02) y el trióxido de azufre (S03), que
resultan de la oxidación del azufre presente en los combustibles fósiles al quemarse, y el ácido
sulfhídrico (H2S), que procede de escapes de refinerías de petróleo, fábricas de gas y, de forma
natural, de erupciones volcánicas o del metabolismo anaerobio.
• Compuestos orgánicos, como los hidrocarburos (HC). En la atmósfera existen de forma
natural en zonas pantanosas y en áreas próximas a los pozos petrolíferos; su origen
antropogénico radica en las industrias petrolíferas, las plantas de tratamiento de gas natural y
los vehículos.
Cabe destacar el metano (CH4), cuyo origen natural es la descomposición anaerobia bacteriana
en zonas húmedas y las fermentaciones en el intestino de seres vivos, como en los rumiantes.
Su origen antropogénico radica en la producción y utilización de combustibles fósiles
(plataformas petrolíferas, yacimientos de gas ... ), en la agricultura del arroz y en los procesos
de descomposición de materia orgánica en vertederos y depuradoras.
• Óxidos de nitrógeno (NOx), que tienen su origen en algunos procesos naturales (descargas
eléctricas en tormentas, erupciones volcánicas, acción bacteriana del suelo) y en actividades
humanas que implican un uso de combustibles fósiles (calefacciones, centrales térmicas,
automóviles).
• Óxidos de carbono, como el monóxido de carbono (CO) y el dióxido de carbono (C02). El ca
es el contaminante que más abunda en la atmósfera próxima a la mayor parte de las ciudades.
Es un componente natural en la atmósfera, pero si aumenta su concentración a causa de las
actividades humanas que requieren procesos de combustión de combustibles fósiles,
incrementa el efecto invernadero natural, lo que lleva a modificaciones importantes en el
clima terrestre, como ya vimos en el tema anterior.
Las radiaciones ionizantes. Son una serie de partículas u ondas electromagnéticas que pueden
ionizar átomos o moléculas de la materia sobre la que actúan directamente. Se clasifican en
cuatro tipos: radiaciones alfa, beta, gamma y rayos X
El origen natural de estas radiaciones se encuentra en los procesos de transformación de los
materiales radiactivos de la corteza terrestre y en las radiaciones cósmicas. Ciertas actividades
médicas de tratamiento y exploración, escapes en centrales nucleares y actividades de
investigación, que emplean isótopos radiactivos, son fuentes de estas radiaciones.
Cuando las radiaciones ionizantes alcanzan a los seres vivos, pueden afectar a los procesos
biológicos y provocar mutaciones.
Los efectos más importantes ocasionados por la presencia de cada uno de los contaminantes
sobre las personas, animales, la vegetación y los materiales. Hay que destacar que las plantas
muestran una especial sensibilidad y especificidad de respuesta a la mayor parte de los
contaminantes atmosféricos, sufriendo daños significativos a unas concentraciones mucho
más bajas que las que afectan a las personas y a los animales. La sensibilidad de los vegetales,
como las coníferas o los líquenes, a determinados contaminantes es tal que se les utiliza como
indicadores biológicos de la contaminación y de la calidad del aire.
Además de los efectos ocasionados por la presencia de cada uno de los contaminantes, hay
que tener en cuenta las posibles acciones sinérgicas de dos o más de ellos. Este aspecto es
prácticamente desconocido, pero es perfectamente posible que el efecto conjunto de dos o
más contaminantes sea superior a la suma de los efectos provocados de manera aislada por
dichos contaminantes.
Por otra parte, los efectos sobre los ecosistemas pueden ser inmediatos, a medio o a largo
plazo. Recientemente se ha sabido que la contaminación atmosférica, al cabo de tiempo, es
una de las mayores fuentes de contaminación de los océanos, en especial la de metales
pesados y aerosoles minerales.
Hay una serie de factores que facilitan o dificultan dicha concentración. Los más importantes
son los siguientes:
• Temperatura de emisión. Los gases, si poseen mayor temperatura que la del aire
circundante, ascenderán hasta las capas altas, facilitándole su dispersión.
• Velocidad de salida. A mayor velocidad, más rápido asciende y, en caso de inversión térmica
podría atravesar la capa de inversión y dispersarse más fácilmente.
• Altura del foco de la fuente emisora. A mayor altura, mayor facilidad para que se produzca la
dispersión del contaminante.
• Las brisas marinas. En las zonas costeras, la existencia de las brisas marinas hace que los
contaminantes se desplacen de día hacia el interior del continente y de noche hacia el mar,
provocando su fácil dispersión.
• La topografía. La topografía puede favorecer las situaciones de inversión térmica, bien por la
presencia de montañas costeras que dificultan la acción de las brisas marinas, o configurando
valles profundos en los que, en invierno, la insolación llega con dificultad al fondo del valle.
• La presencia de núcleos urbanos. Influye en el movimiento de las masas de aire,
disminuyendo o frenando su velocidad por la presencia de edificios. Además aparece el efecto
denominado Isla de calor, que hace que la temperatura en el interior de la ciudad sea más alta
que en su periferia, por el calor que se produce en las combustiones de vehículos automóviles,
calefacciones y el desprendido por edificios y pavimento. Ello favorece la aparición de las
brisas urbanas, circulaciones cíclicas de las masas de aire frío de la periferia.
Estos hechos contribuyen a dificultar la dispersión de los contaminantes, favoreciendo su
concentración y originando la típica formación urbana denominada cúpula de contaminantes,
que se ve incrementada por situaciones anticiclónicas y que puede ser eliminada por la llegada
de frentes fríos que aporten vientos y lluvias a la ciudad.
Además de los efectos nocivos sobre los seres vivos y los materiales, un efecto local típico es la
formación de nieblas contaminantes o smog (palabra formada por los términos anglosajones
smoke = humo y fog = niebla). El smog es una niebla (nubes bajas) estable, formada
normalmente en situaciones anticidónicas o, mejor, de inversión térmica, que acumula
grandes cantidades de contaminantes, ocasionando graves efectos sobre los seres vivos y los
materiales. Hay dos tipos de smog:
• Smog fotoquímico o smog estival. Se estudió por primera vez en Los Ángeles (EE UU), en
1944. Se origina en situaciones anticidónicas, con poca dispersión de los contaminantes, y con
fuerte insolación; en estas condiciones se producen muchas reacciones fotoquímicas entre
dichos contaminantes (NOx COVs) y el O2 atmosférico, dando lugar a la aparición de otras
moléculas, especialmente moléculas oxidantes (O2, PAN Y radicales libres).
• Deposición húmeda. Si, por el contrario, estos compuestos permanecen más tiempo en la
atmósfera, sufren un proceso de oxidación dando lugar a H2S04 y H2S03. Estos ácidos se
disuelven en las gotas de lluvia produciendo una precipitación ácida, la lluvia ácida, aunque
también pueden depositarse como nieve, rocío o niebla.
Puesto que estos compuestos que producen la lluvia ácida, dependiendo de las condiciones
meteorológicas, pueden ser transportados a largas distancias desde las fuentes emisoras,
dicha lluvia podrá afectar a zonas y ecosistemas muy diversos, a cientos de kilómetros de los
focos emisores. Así, en Europa, los contaminantes emitidos por los países más industrializados
como Gran Bretaña y Alemania se trasladan hacia Noruega, Dinamarca y los países del Este,
donde se depositan.
Entre los años 1977 y 1984 se detectó que la cantidad de ozono existente durante la primavera
en la Antártida había disminuido en un 40 %. Los científicos denominaron a este fenómeno «el
agujero de ozono». Sin embargo, el término no se ajusta a la realidad, ya que lo que realmente
se produce es una disminución del espesor de la capa de ozono, entre 1 y 2 km, a una altura de
unos 16 km.
• El descubrimiento de Islandia y Groenlandia por los vikingos, entre los años 800 y 1250,
coincidente con otro óptimo climático. Hasta tal punto era favorable el clima en el norte de
Europa que en Groenlandia se cultivaba avena, centeno y cebada (Groenlandia significa «tierra
verde» en escandinavo).
• Entre 1645 y 1715 hubo una crisis climática que hizo avanzar a los glaciares de todo el
planeta. Este período, en Europa, se conoce como «la pequeña edad del hielo» y durante ese
tiempo el río Támesis se heló.
La Tierra no siempre la recibe la misma energía procedente del Sol. La órbita de la Tierra es
elíptica, ocupando de manera que en su movimiento de traslación alrededor del Sol, que se
encuentra en uno de los halla más lejos (afelio) y otras más cerca (perihelio)
Al mismo tiempo que la Tierra se traslada alrededor del Sol, gira sobre sí misma de oeste a
este según un eje que no es exactamente perpendicular al plano de la eclíptica (plano que
contiene a la órbita de la Tierra), sino que se desvía de esa perpendicular un ángulo de 23,5°
(oblicuidad o inclinación del eje de rotación). Este hecho determina que, conforme se realiza la
traslación alrededor del Sol, se produzcan cambios en la distribución de la radiación solar que
llega al planeta, lo que provoca la existencia de las estaciones.
En la actualidad, las estaciones cálidas (primavera y verano) son más largas que las frías en el
hemisferio norte (exactamente siete días de diferencia), aunque al ocupar la Tierra la posición
más alejada son algo más suaves que los del hemisferio sur, donde la menor distancia entre el
Sol y la Tierra intensifican los rigores de las estaciones.
Pero no siempre ha sido así, ni lo será en el futuro, porque las constantes astronómicas de la
Tierra cambian de manera cíclica:
Oblicuidad del eje de rotación de la Tierra. El ángulo de inclinación del eje de rotación de la
Tierra varía entre 21,6° y 24,5°, con una periodicidad de 41.000 años, En la actualidad está
desviado 23,5° con respecto a la perpendicular a la eclíptica y estamos en fase de disminución.
Cuanto más inclinado está el eje, mayor es el contraste entre el verano y el invierno en las
latitudes altas de ambos hemisferios y más insolación reciben los polos en verano, mientras
que en el ecuador no se nota este efecto.
La combinación de estos tres parámetros orbitales controla la cantidad de radiación solar
recibida en cualquier latitud de la Tierra en períodos de tiempo de miles a cientos de miles de
años.
Figura: Precesión de los equinoccios. La línea gruesa indica la latitud intertropical en donde en alguno de los últimos
22.000 años, coinciden la época en la que el Sol pasa por el zénit (verano local) con el perihelio (época de mayor
proximidad de la Tierra y el Sol) (nota: el mapa de fondo sirve únicamente de referencia geográfica para situar los
paralelos).
De todos los cambios climáticos ocurridos, los que primero se descubrieron y más interés
generaron fueron las glaciaciones del Cuaternario. La teoría astronómica de las glaciaciones o
teoría de Milankovitch, llamada así en honor del astrónomo serbio Milutin Milankovitch, trata
de relacionar esas glaciaciones con los ciclos de las tres constantes orbitales terrestres
mencionadas
Parte de una idea: lo que conduce a una glaciación es una reducción de la insolación en verano
y no una sucesión de inviernos rigurosos, ya que la causa de que se extienda la cobertura de
hielo sobre el planeta es la reducción de la fusión estival y, de esta forma, en el invierno
siguiente el crecimiento de los hielos compensa y supera las pérdidas estivales.
Según esta idea, el verano es la estación clave: cuando el verano coincide con el perihelio y la
inclinación del eje de rotación de la Tierra es superior a 23,8° se produce la máxima insolación
estival y comienza un período interglacial.
Sin el perihelio en verano (junio), el efecto de la inclinación del eje por sí solo no basta para
producir una retirada importante de hielo; de la misma manera, sin el efecto de la inclinación
del eje, aún con el perihelio en junio, el calor estival tampoco es suficiente. Sin embargo,
cuando la inclinación es pronunciada, de modo que la diferencia entre estaciones es grande, y
el perihelio tiene lugar en junio, produciéndose veranos muy cálidos e inviernos muy fríos,
ambos efectos juntos son capaces de fundir suficiente hielo como para suavizar de manera
temporal las condiciones de una glaciación.
Mantos de hielo Laurentino y
Finoescandinavo en el
hemisferio norte durante el
Ultimo Máximo Glacial, hace
22.000 años.
Circulación marina superficial
en el Atlántico (líneas blancas)
y frente oceánico polar (línea
roja), hasta la cual llegaban los
icebergs antes de derretirse.
Es posible que al comienzo de
la glaciación hubiese existido
un manto de hielo sobre los
mares de Barents y Kara
Distintas técnicas, especialmente mediante el análisis isotópico del oxígeno demostraron que
los grandes cambios climáticos ocurridos en los últimos 500.000 años se habían producido, con
un período dominante de 100.000 años, gracias al cambio de la excentricidad de la órbita
terrestre. Además, en segundo término, pero claramente, aparecían ciclos en torno a 43.000 y
20.000 años, que debieron ser responsables de cambios menores en la extensión de los hielos
glaciares.
La teoría de Milankovitch es hoy aceptada mayoritariamente. Sin embargo, aún queda una
cuestión fundamental por dilucidar: se sabe el origen de todo el proceso, que son las
variaciones en la insolación producidas por los ciclos orbitales, y se conoce el efecto final, que
son los cambios climáticos, pero no sabemos casi nada sobre los mecanismos que determinan
que las pequeñas modificaciones en el balance energético producidas por ligeros cambios en la
insolación provoquen, en ocasiones, cambios c1imáticos tan bruscos como las glaciaciones.
Lo que tendría que ocurrir, por tanto, es que la temperatura descienda notablemente desde
ahora hasta la próxima glaciación, que tendrá lugar aproximadamente dentro de 4.000 años,
quedando el planeta quedará inmerso en una glaciación durante otros 100.000 años hasta el
siguiente período interglacial.
Influencia de la configuración de continentes y océanos por los movimientos de las
placas litosféricas.
Por un lado, determina la cantidad de radiación solar que puede ser absorbida por la superficie
terrestre, ya que el albedo de los> océanos, no así el de los continentes, varía notablemente en
función del ángulo con que inciden los rayos solares: a menor ángulo de incidencia, mayor
albedo (se comprueba fácilmente al observar una superficie de agua al amanecer o al
atardecer: se reflejan los rayos solares mucho más que en las horas centrales del día).
Con los océanos en latitudes altas (ángulo de incidencia pequeño) su albedo provoca que el 25
% de la radiación incidente se refleje, absorbiéndose el 75 % restante. Contrariamente, con la
mayor parte de la hidrosfera en latitudes bajas (ángulo de incidencia próximo a 90°), se refleja
sólo un 5 %, absorbiéndose un 95 % de la radiación solar incidente.
Por otro lado, la presencia de masas continentales sobre los polos o en latitudes altas impide
la llegada de las aguas cálidas ecuatoriales a los polos, provocando la acumulación de nieve
durante los inviernos que no se fundirá con la llegada de los veranos. Esa acumulación
incrementará el albedo de esas zonas que, a su vez, favorecerá más acumulación de nieve, y
así sucesivamente. En poco tiempo se pueden formar gruesas y extensas capas de hielo sobre
los polos, lo que podría ser el inicio de una glaciación.
Sin embargo, hay que tener en cuenta el efecto contrario de estos productos emitidos a la
atmósfera: el calentamiento del propio polvo por absorción de la radiación solar y el
incremento del efecto invernadero provocado por el aumento del CO2 y de otros gases con
efecto invernadero. Por lo tanto, parece que las erupciones volcánicas pueden producir un
enfriamiento transitorio, pero no es probable que lleguen a provocar una prolongada crisis
c1imática y, menos aún, un período glacial.
El impacto de cuerpos extraterrestres es uno de los sucesos que más llama la atención de la
gente, no sólo por sus implicaciones c1imáticas, sino, sobre todo, por sus efectos catastróficos
sobre la biosfera, ya que pueden provocar la extinción de numerosas especies.
El impacto de un objeto celeste que tenga entre 0,5 y 5 km de diámetro provocaría un cambio
drástico y global en las condiciones climáticas del planeta que podría acabar, incluso, con la
humanidad. La capa de polvo que cubriría el planeta durante mucho tiempo reduciría
notablemente la radiación solar que llega a la superficie, afectando a la fotosíntesis y,
consecuentemente, a todas la cadenas tróficas.
Estos cálculos indican que las posibilidades de que un cuerpo celeste de esas dimensiones
colisione con la Tierra en el siglo XXI son muy bajas, pero no desestimables: 1 entre 10.000.
El Sol en sus comienzos tenía que ser más frío y emitir una radiación mucho menor que en la
actualidad, como ocurre con todas las estrellas; en consecuencia, toda la hidrosfera y toda la
superficie terrestre debería de haber estado helada hasta hace 2.000 m.a. y, sin embargo, no
fue así. Este problema teórico se conoce como «la paradoja del Sol joven frío». ¿Por qué,
entonces, no hay indicios de glaciaciones muy antiguas? La mejor explicación disponible es que
la Tierra primitiva tenía en su atmósfera una cantidad de CO2 mucho mayor que la actual, que
retenía el poco calor que el Sol enviaba gracias a un intenso efecto invernadero.
Existen evidencias de que a finales de la Era Primaria, hace 250 millones de años, al océano le
faltaba oxígeno y estaba repleto de bacterias amantes del sulfuro. Este hallazgo sería la
consecuencia de erupciones volcánicas que podrían haber propagado gases de efecto
invernadero por el aire, lo que habría elevado las temperaturas de una atmósfera envenenada
por emisiones volcánicas calientes y sulfúricas. Puede que este hecho tuviera alguna incidencia
en la extinción masiva de especies que tuvo lugar en este periodo como consecuencia de la
formación del supercontinente Pangea II.
Se sabe que en los últimos miles de años la concentración de CO2 atmosférico se mantuvo
alrededor de 280 ppm, pero a partir de la Revolución industrial, con la quema de combustibles
fósiles y la deforestación de los bosques, comenzó un vertiginoso ascenso hasta las 366,7 ppm
en 1998.
Existen otros gases de invernadero (metano, óxido nitroso, CFC, .. ) mucho más potentes que
el CO2, pero su incidencia en el efecto no es tanta, dada su menor concentración en la
atmósfera.
• Subida del nivel del mar por el deshielo, de 15 a 95 cm., durante los próximos 100 años, con
inundaciones en las zonas costeras.
• Disminución del albedo, con lo que se elevarían aun más las temperaturas.
• El océano Ártico se descongelaría y el agua sería menos densa, lo que originaría problemas
en la cinta transportadora oceánica.
• Aumento generalizado de las temperaturas de la troposfera, sobre todo en los continentes
del hemisferio norte: las temperaturas subirían entre 1 y 3,5 cC.
• Cambios en la distribución de las precipitaciones según las regiones, lo que traería
inundaciones, sequías, huracanes y avance de los desiertos subtropicales.
• Problemas de salud a causa del hambre y las enfermedades derivadas de una disminución de
las cosechas.
• Reactivación de ciertas enfermedades producidas por mosquitos y otros vectores de
transmisión, debido a la expansión de las zonas ,ás calientes. Por ejemplo, la reintroducción de
la malaria en Europa.
Desde el Devónico (385 m.a.) los continentes comenzaron a aproximarse hasta que formaron,
a finales del Pérmico (alrededor de 240 m.a) un supercontinente sobre el polo Sur que hemos
llamado Pangea II.
Este gran cambio climático tuvo el mayor impacto sobre la biodivesidad que conocemos pues
supuso la extinción del 52 % de las especies.
Durante el Jurásico los océanos eran 15°C más cálidos que hoy; las latitudes templadas se
prolongaban hasta los polos, impidiendo la formación de casquetes de hielo. Parece que esta
situación se mantuvo así hasta bien entrado el Terciario (hace 40 millones de años
aproximadamente). Por este motivo resulta difícil demostrar las extinciones de los dinosaurios
a partir de glaciaciones u otros cambios c1imáticos.
En los estratos del final del cretácico de todo el mundo aparece una capa de arcilla gris de unos
cuantos milímetros de espesor, haciéndose más espesa en el mar Caribe y la península de
Yucatán. Algún acontecimiento repentino depositó esa extraña capa de sedimentos en el lapso
de menos de un año. En los estratos que quedan encima de esta capa hay fósiles muy
distintos. La banda gris marca la gran extinción que dio lugar a nuevas especies y permitió la
diversificación de los mamíferos.
En esa capa de arcilla gris se encontraron elementos químicos que son poco abundantes en la
Tierra. La composición química del material que la compone no se parece a la de ninguna roca
terrestre, pero en cambio es casi idéntica a la de muchos meteoritos y asteroides,
especialmente por su contenido de iridio. Entre la arcilla iridiada hay trozos de cuarzo con
huellas de haber sufrido un golpe muy violento.
Límite K-T
Pero a fines de los años 80 faltaba aún la prueba mayor, el rastro inequívoco de un impacto: un
cráter del tamaño y la antigüedad adecuados. En 1990, se localizó un cráter semisumergido de
la península de Yucatán,(cráter de Chicxulub) que no estaba a la vista pues se encontraba
enterrado bajo cientos de metros de sedimentos depositados a lo largo de 65 millones de
años. El diámetro -más de 20 kilómetros-coincidía bien con lo que se esperaba de un impacto
capaz de producir semejante catástrofe.
Pero como hay importantes sospechas de que sea así, y las consecuencias pueden ser muy
graves, lo lógico y prudente es tomar las medidas oportunas para impedir que las emisiones de
dióxido de carbono sigan creciendo mientras se sigue estudiando este efecto con gran
atención.
El primer intento de poner un límite a las emisiones de gases de efecto invernadero lo supone
el Protocolo de Kioto, de diciembre de 1997. Su objetivo es reducir en los países desarrollados
una media de un 5,2 por 100 hasta el año 2012, respecto a las emisiones correspondientes a
1990, con el fin de estabilizar su concentración en la atmósfera. Sin embargo, no se impone
ningún límite a las emisiones de los países pobres.
Pronto se comenzó a hablar de los mecanismos de flexibilidad con la finalidad de que las
reducciones no fueran tan drásticas:
Los datos de que disponemos en la actualidad nos hacen ser pesimistas respecto al control
propuesto: Estados Unidos se ha negado a reducir sus emisiones y en la Comunidad Europea,
las emisiones de los gases de efecto invernadero presentan una tendencia ascendente. De
seguir así, no se podría alcanzar los objetivos de la Cumbre de Kioto y para el año 2012 podrían
incrementarse entre un 6 y un 8 por 100 en vez de reducirse el 8% previsto.
Tienen por objeto reducir o eliminar la emisión de contaminantes en el foco de emisión. Esto
se puede conseguir de dos maneras, o bien captando los gases contaminantes en este foco, o
bien modificando el proceso industrial, transformando los productos peligrosos en otros
menos perjudiciales. Algunas medidas correctoras que se utilizan con frecuencia son: