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ACOGIENDO LA EDUCACIÓN BIOCÉNTRICA

Ruth Cavalcante
Educadora Biocéntrica
CDH – Universidade Biocentrica
Fortaleza, Brasil

La Educación Biocéntrica, tiene como base epistemológica y base teórica la visión biocéntrica y la
visión de la complejidad. Fue propuesta inicialmente por el chileno Rolando Toro, también creador del Sistema
de desarrollo personal, Biodanza, y desarrollada más adelante por muchos educadores, particularmente aquí
de Fortaleza, Ceará.

Nuestra propuesta se inserta en lo que llamamos tendencia pedagógica evolutiva junto a la Educación
Dialógica, el Constructivismo y la Educación holística. La Educación Biocéntrica se orienta por los principios que
emergen de la propia vida. Sitúa el respeto y el sacralidad de la vida como el centro y el punto de partida de
todas las disciplinas y de toda su acción pedagógica.

Nuestra materia de estudio es la propia vida. Para nosotros, no hay posibilidad alguna de aprender y
de evolucionar si no traemos las fuerzas que conservan y alimentan la vida. El lenguaje, el conocimiento y la
información apenas posibilitan y median, el aprender, no así las emociones y los sentimientos que son
manifestaciones de la vida afectiva y que pueden desarrollar el proceso enseñanza-aprendizaje.

Trabajamos hacia el desarrollo de la inteligencia afectiva. Cuanto más agradables son las situaciones,
más fortifican los procesos de aprendizaje. Nosotros abandonamos la cultura del castigo, del error, de la
culpabilidad, del miedo y de la tristeza.

Lo que se pretende a través de la Educación Biocéntrica es que, a través de la expresión de su


identidad, de ser lo que se es, cada persona pueda generar nuevas formas de civilización, ría al aprender y
formarse, o sea, que busque su realización, desde el placer y la felicidad.

De la vivencia del ser integral, donde la gente se siente, se ama y se toca libremente sin miedos ni
tabúes, aparece la capacidad de compartir, de dar y de recibir, y de entregarse, de participar en la comunidad
con compromiso y solidaridad.

Como sujetos de nuestra realidad, podemos reinventarla a través de la poesía, de la danza, de la


caricia, la acción política, la producción científica. Sin embargo, no basta transformarse a sí mismo, el cambio
se debe dar socialmente también, en la unidad dialéctica entre la danza y la política. Es preciso cambiar
decididamente la manera de pensar, de sentirse y de actuar, profundizando los vínculos con las personas y la
totalidad.

La Educación de Biocéntrica cree en la fuerza de la práctica de una educación para la libertad y la


felicidad de la gente, para la justicia social entre los seres humanos, para la búsqueda de vivir en paz, para una
comunicación entre las personas mediada por el diálogo amoroso. Por eso también se le llama la Pedagogía
del Encuentro o el Vínculo.

Deseamos con ello, prepararnos cada vez más hacia el diálogo con los que piensan y hacen la
educación, queremos que este nuestro lenguaje cariñoso sea comprendido por todos aquellos educadores
que, como nosotros, buscan contribuir para producir decisiva y rápidamente un cambio de los paradigmas de
la Pedagogía contemporánea, la que aun mantiene irresolutas y sin atención, algunas deformaciones sociales
y/o patologías individuales.

La Educación Biocéntrica es la educación y la re-educación de la vida y pre-supone una permanente


auto-educación, de auto-cuidado y de compromiso evolutivo por parte del educador.
La metodología dialógica-reflexiva-vivencial propuesta por la Educación de Biocéntrica, favorece el
contacto con el ritmo de cada educando, la sincronización con el otro y la sintonía con el resto del universo.

En la sala de clase, en la empresa, en la organización sindical o en la comunidad, es decir, en todos los


espacios donde es posible la acción pedagógica de la Educación Biocéntrica, dirigimos nuestro
acompañamiento formativo a través de vivencias integrativas. Son facilitados por la tríada: música –
movimiento - emoción.

Imbuyéndonos en el “movimiento-danza” y conectando con el sentimiento de plenitud que produce el


coraje de expresarse, descubriremos el camino del encuentro humano, es decir, amoroso (H. Maturana),
desde donde surge un vínculo más profundo consigo mismo, con el otro y con la totalidad.

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