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Historia de La Republica Dominicana
Historia de La Republica Dominicana
República Dominicana ocupa las dos terceras partes de la isla La Española, en las
Antillas Mayores.
Era pre-colombina
Las sucesivas olas de inmigrantes Arahuacos, moviéndose hacia el norte desde el delta
del Orinoco en América del Sur, se establecieron en las islas del Caribe. Alrededor del
año 600, los indios taínos, una cultura arahuaca, llegaron a la isla, desplazando a los
habitantes anteriores. Los últimos migrantes arahuacos, los caribes, comenzaron a
moverse hasta las Antillas Menores en el siglo XII, e invadían aldeas taínas en la costa
oriental de la isla al mismo tiempo que arribaban los españoles en 1492.
Los taínos llamaban a la isla Quisqueya (madre de todas las tierras) y Haití (tierra de
altas montañas). En el momento de la llegada de Colón en 1492, el territorio de la isla
consistía en cinco cacicazgos: Marién, Maguá, Maguana, Jaragua e Higüey. Estos eran
gobernados respectivamente por los caciques Guacanagarix, Guarionex, Caonabo,
Bohechío y Cayacoa.
Declive colonial.
Con la conquista del continente americano, La Española declinó rápidamente. La
mayoría de los colonos españoles abandonaron la isla por las minas de plata de México
y Perú, mientras que los nuevos inmigrantes españoles omitieron la isla. La agricultura
disminuyó, las importaciones de nuevos esclavos cesó, y los colonos blancos, negros
libres y esclavos por igual vivían en la pobreza, debilitándose la jerarquía racial y
entremezclándose la ayuda, dando lugar a una población predominantemente mixta
entre españoles, africanos, y taínos. A excepción de la ciudad de Santo Domingo, que
logró mantener algunas exportaciones legales, los puertos dominicanos fueron forzados
a confiar en el comercio de contrabando, que, junto con el ganado, se convirtió en la
única fuente de sustento para los habitantes de la isla. En 1586, Sir Francis Drake ocupó
la ciudad de Santo Domingo, cobrando un rescate por su retorno al dominio español.
En 1605, España, descontenta de que Santo Domingo estaba facilitando el comercio
entre sus otras colonias y otras potencias europeas, ordenó al gobernador Antonio de
Osorio atacar las vastas zonas de las regiones norte y oeste de la colonia, forzando a sus
habitantes a reasentarse más cerca de la ciudad de Santo Domingo.4 Esta acción,
conocida como devastaciones de Osorio, resultaron desastrosas, más de la mitad de los
colonos reubicados murieron de hambre o enfermedad.5 Los bucaneros ingleses y
franceses se aprovecharon de la retirada de España en una esquina de La Española para
asentarse en la Isla de la Tortuga en 1629. Francia estableció un control directo en 1640,
reorganizándola como una colonia oficial y ampliando la costa norte de la isla, aunque
esta no sería reconocida por España de manera oficial hasta la firma del Tratado de
Aranjuez de 1777. En 1655, Oliver Cromwell despachó una flota, comandada por el
almirante Sir William Penn, a la conquista de Santo Domingo. Después de encontrarse
con una fuerte resistencia comandada por el Conde de Peñalva, Penn se retiró, tomando
la isla de Jamaica en su lugar. En 1666 una sucesión de epidemias de viruela, sarampión
y disentería acabó con los últimos tainos
Colonización canaria.
La Casa de Borbón sustituyó a la Casa de Habsburgo en España en 1700 e introdujo
reformas económicas que poco a poco comenzaron a reactivar el comercio en Santo
Domingo. La corona mitigó progresivamente los rígidos controles y restricciones sobre
el comercio entre España y las demás colonias. Las últimas flotas navegaron en 1737; el
sistema portuario monopólico fue abolido poco después. A mediados del siglo, la
población se vio reforzada por las medidas de colonización dictadas por el rey Carlos
III, que impulsaron el incremento de la tradicional emigración desde las Islas Canarias,6
el reasentamiento de la parte norte de la colonia y la plantación de tabaco en el Valle del
Cibao, y la importación de esclavos fue renovada. La población de Santo Domingo
siguió bajando al principio del siglo, de forma que en el padrón realizado en 1737
apenas llegaba a los 6000 habitantes. A partir de ese momento, una etapa de mejoría,
llevo a que hubiera aproximadamente 125 000 en 1790. De esta cifra, unos 40 000 eran
terratenientes blancos, unos 25 000 eran hombres libres de color negro o mulato, y unos
60 000 eran esclavos. Sin embargo, seguía siendo pobre y abandonada, sobre todo en
contraste con la parte occidental, del vecino francés de Saint-Domingue, que se
convirtió en la colonia más rica en el Nuevo Mundo y tenía cuatro veces y medio el
número de habitantes.7 Como las restricciones sobre el comercio colonial se suavizaron,
las elites coloniales de Saint-Domingue les ofrecieron el mercado principal a los
exportadores de carne, cueros, caoba, y tabaco de Santo Domingo. Otro factor fueron
los éxitos de los corsarios locales durante las guerras con Gran Bretaña6
Con el estallido de la Rebelión de los esclavos contra los colonos franceses en 1791, los
rebeldes aprovecharon la guerra entre Francia y España y se refugiaron en la parte
española, se unieron a las milicias dominicanas las cuales estaban constituidas por
nativos de Santo Domingo, de donde viene el gentilicio dominicano, porque en ese
entonces nunca llegaron a Santo Domingo tropas de España para enfrentar a los
franceses. Toussaint Louverture dirigía a los ex-esclavos de Francia en la parte
española, pero luego éste fue reconquistado por los franceses y traicionó a los
dominicanos. En 1795, Francia obtuvo el control de toda la isla en virtud del Tratado de
Basilea. En 1801, Louverture arribó a Santo Domingo, para dar rienda suelta a sus
intenciones de someter toda la isla bajo su yugo, incluso consagró en su constitución
que la isla era una e indivisible. Poco después, Napoleón envió un ejército que dominó a
los antiguos esclavos y la gobernó durante unos meses, pero la fiebre amarilla diezmó a
las tropas de Napoleón, lo que fue aprovechado por los negros que de nuevo se
levantaron en contra de estos franceses en octubre de 1802 y finalmente los derrotaron
en noviembre de 1803. El 1 de enero de 1804 los vencedores declararon a Saint-
Domingue como la república independiente de Haití. Incluso después de su derrota a
manos de los haitianos, una pequeña guarnición francesa se mantuvo en Santo
Domingo.
A finales de febrero de 1805, tras haberse coronado emperador, Jean-Jacques Dessalines
(Jacobo I de Haití) invadió, sus tropas avanzaron por dos rutas, la una por el norte
(Dajabón-Santiago-La Vega-Santo Domingo), comandada por Henri Christophe, y la
otra por el sur (Hincha-San Juan-Azua-Baní-Santo Domingo), comandada por
Dessalines. En su avance por la ruta sur, el emperador haitiano halló que los habitantes
de San Juan y Baní habían evacuado sus ciudades para protegerse, por lo que él
consideró que la población autóctona no merecía su clemencia. El 6 de marzo, al
aproximarse a la ciudad capital, Dessalines ordenó incendiar la villa de San Carlos
(ubicada en los extramuros de la capital) e inició el asedio de la capital. El 25 de marzo
ordenó el exterminio total de la población en su poder, efectuándose un traslado masivo
a las grandes ciudades haitianas para matarles en las plazas públicas mediante
aplastamiento (por caballos y acémilas) y desmembramiento. Tres días más tarde, arribó
a Santo Domingo tres fragatas y dos bergantines franceses; Dessalines decidió la
retirada de sus tropas a Haití. En abril, Dessalines y Christophe junto a sus tropas
arrasaron Santiago, Moca, Cotuí, La Vega, Azua, San Juan, Baní, entre otras ciudades, y
masacraron a los moradores de estas que no habían huido a la Cordillera Central,
aniquilando a unas diez mil personas. Estas matanzas sentaron la base de dos siglos de
animadversión entre ambos países.8
Los franceses ocuparon la parte oriental de la isla, hasta que fueron derrotados en la
Batalla de Palo Hincado el 7 de noviembre de 1808 por los habitantes nativos de Santo
Domingo, quienes tuvieron como líder al nativo de Cotuí Juan Sánchez Ramírez, quien
era un rico hacendado en su región,pero aportó toda esa riqueza para defender la causa
dominicana de preservar su nación que tenía tanto de España como de África, quedando
tanto él como su familia en una espantosa ruina económica. La capitulación definitiva
de los franceses en la asediada ciudad de Santo Domingo se produjo el 9 de julio de
1809, con la ayuda de la Marina Real Británica.
Restauración.
Esta medida fue rechazada ampliamente y el 16 de agosto de 1863, se inició una guerra
nacional de restauración en Santiago, donde los rebeldes establecieron un gobierno
provisional. Las tropas españolas volvieron a ocupar la ciudad, pero los rebeldes
huyeron a las montañas a lo largo de la mal definida frontera con Haití. El presidente
haitiano, Fabre Geffrard proporcionó asilo y armas a los rebeldes dominicanos,
enviando un destacamento de sus guardias presidenciales (los Tirailleurs) para luchar
junto a ellos. Santana inicialmente fue nombrado Capitán General de la nueva provincia
española, pero pronto se hizo evidente que las autoridades españolas planeaban privarle
de su poder, llevándolo a dimitir en 1862. Condenado a muerte por el gobierno
provisional, Santana murió en circunstancias misteriosas en 1864, y se cree que se
suicidó. Las restricciones sobre el comercio, la discriminación contra la mayoría de
mulatos, los rumores de que España tenía la intención de volver a imponer la esclavitud,
y una campaña impopular por el nuevo arzobispo español contra uniones
extramatrimoniales, se extendieron después de décadas de abandono por parte de la
Iglesia Católica, todos los resentimientos alimentados de la dominación española.
Limitados a las grandes ciudades, el ejército español fue incapaz de derrotar la guerrilla
o contener la insurrección, y sufrió fuertes pérdidas debido a la fiebre amarilla. Las
autoridades coloniales españolas alentaron a la reina Isabel II a abandonar la isla, ya que
veían la ocupación como una pérdida sin sentido de tropas y dinero.
Sin embargo, los rebeldes se encontraban en un estado de desorden político, y fueron
incapaces de presentar un conjunto coherente de demandas. El primer presidente del
gobierno provisional, José Antonio Salcedo (aliado con Báez) fue depuesto por el
general Gaspar Polanco, en septiembre de 1864, que, a su vez, fue depuesto por el
general Antonio Pimentel tres meses después. Los rebeldes formalizaron su gobierno
provisional por parte de la celebración de una convención nacional en febrero de 1865,
que promulgó una nueva constitución, pero el nuevo gobierno ejerció poca autoridad
sobre los caudillos guerrilleros de las distintas regiones, que fueron en gran medida
independientes unos de otros. Incapaz de extraer concesiones de los rebeldes
desorganizados, cuando la Guerra Civil Estadounidense terminó en marzo de 1865, la
reina Isabel II anuló la anexión y la independencia fue restaurada, con las últimas tropas
españolas saliendo antes de julio.11