La forma en como la sociedad ha evolucionado hasta llegar a operar ciertas industrias de manera insostenible, a puesto en riesgo la posibilidad de que generaciones futuras se desarrollen de manera normal debido al agotamiento de los recursos naturales en nuestro planeta. Bajo estas circunstancias, las entidades tanto públicas como privadas buscan soluciones que logren mitigar problemas económicos, ecológicos, sociales y culturales que perturban la tranquilidad y prosperidad de una sociedad. Por tanto, el desarrollo sostenible nace como respuesta a estos problemas bajo la premisa de lograr un crecimiento que involucre el respeto tanto de la naturaleza como de las personas (Barry, 2014). Independiente a posturas existentes como las conservacionistas que indican que las generaciones actuales no deben sacrificarse en nombre de generaciones futuras, las reformistas que reconocen la gravedad de la situación o las alternativas que exigen transformaciones profundas frente a la crisis; el desarrollo sostenible se basa en siete principios, la irreversibilidad cero, la recolección sostenible, el vaciado sostenible, la tecnología verde, la recomposición de pasivos ecológicos y la precaución. Siendo una de las más reconocidas la política verde, que se caracteriza por tratar temas relacionados al cambio climático, al consumo excesivo y a niveles de desigualdades, siempre intentado priorizar las formas comunitarias de organización económica, cultural y política (Barry, 2014). Además, para que se efectivice el cambio anhelado es necesario de cooperación internacional que posibilite la creación de acuerdos y tratados que consideren los derechos y necesidades de la población global. De los acuerdos más relevantes en términos del cambio climático está el acuerdo de París y de la Organización de las Naciones Unidas, que esperan duplicar las tasas de consumo de energía renovable para el año 2030, asimismo reducir la pobreza de millones de personas, reducir las concentraciones atmosférica globales del CO2 y limitar el aumento de temperatura a 1,5 °C. No obstante, cumplir estos grandes objetivos tiene un costo debido al cambio de matriz productiva que se deberá realizar, un ejemplo de aquello es el incremento exponencial de determinados minerales que será necesario explotar, lo cual dejaría una huella ambiental en cuanto al deterioro y contaminación de los suelos (Hodgkinson & Smith, 2018). La minería ha sido uno de los desafíos más grandes para alcanzar la sostenibilidad, especialmente la practicada de manera informal, ya que causa desafíos ambientales, económicos, de seguridad y de salud. Por tanto, los gobiernos deberían buscar estrategias que permitan la formalización y regulación del sector, considerando un marco legal que vele por las necesidades de los mineros y sus familias (Zvarivadza, 2018). De igual manera, es importante la implementación de tecnologías eficientes que permitan un incremento en la productividad del país, dando paso a alcanzar la sustentabilidad (Molina, 2017). Referencias Barry, J. (2014). Green Political Theory. En V. Geoghegan & R.Wilford (Eds.), Political Ideologies. London: Routledge. Hodgkinson, J. H., & Smith, M. H. (2018). Climate change and sustainability as drivers for the next mining and metals boom: The need for climate-smart mining and recycling. Resources Policy. Molina, O. (2017). Innovation in an unfavorable context: Local mining suppliers in Peru. Resources Policy. Zvarivadza, T. (2018). Artisanal and Small-Scale Mining as a challenge and possible contributor to Sustainable Development. Resources Policy, 56, 49-58.