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Hidrocef Adulto PDF
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artículo de revisión
Resumen Abstract
La hidrocefalia crónica del adulto (HCA) es una patología Idiopathic normal pressure hydrocephalus (INPH) is an incre-
cada vez más frecuente que afecta predominantemente a asingly more common disease, which predominantly affects
pacientes de edad avanzada y que comparte síntomas y sig- elderly patients and sometimes shares some common features
nos con las principales demencias, como la enfermedad de with Alzheimer’s disease and cerebrovascular dementia. However,
Alzheimer y las demencias cerebrovasculares. El cuadro clí- INPH is a potentially reversible disease that requires surgical
nico de la HCA, a diferencia de la mayoría de demencias, es treatment with a cerebrospinal fluid shunt. Although it is very
tratable y potencialmente reversible. El tratamiento de la difficult to identify the patients who would benefit from the
HCA consiste en la colocación quirúrgica de una deriva- placement of a shunt, clinical history, neuropsychological fin-
ción licuoral interna, pero este procedimiento no consigue dings, and particularly brain imaging and cerebrospinal fluid
mejorar todos los pacientes con sospecha de esta enferme- test should all be taken into account to confirm diagnosis of the
dad. Diferenciar los pacientes que van a mostrar una buena disease and to predict the response to surgical treatment.
respuesta a la derivación es una tarea compleja. Para ello debe- (Alzheimer. Real Invest Demenc. 2009;41:20-28)
mos basarnos en los hallazgos clínicos, radiológicos, neuro-
psicológicos y en los estudios dinámicos del líquido cefalo- Keywords: normal pressure hydrocephalus, dementia, diag-
rraquídeo (LCR), constituyendo estos últimos uno de los nosis, treatment, ventriculoperitoneal shunt valves.
pilares fundamentales para confirmar el diagnóstico de la
enfermedad y predecir la respuesta al tratamiento quirúrgico.
(Alzheimer. Real Invest Demenc. 2009;41:20-28)
la mayoría de los casos inferior al 50%4,5, que fue atri- La «tríada» clínica de Hakim y Adams
buida a la variabilidad existente en la selección de los
pacientes. En 1994 Vanneste et al. publicaron un estu- Entre la mitad y las dos terceras partes de los pacientes
dio multicéntrico donde el porcentaje de mejoría tras la con HCA presentan en el momento del diagnóstico la
colocación de una válvula seguía siendo bajo (36%)6,7. tríada clínica de Hakim y Adams, que se caracteriza
En 2002, Esmonde y Cooke8, en una revisión para el por alteraciones de la marcha, trastornos cognitivos
grupo Cochrane sobre demencia y trastornos cognitivos progresivos e incontinencia esfinteriana. La tríada no
concluyeron que no existía evidencia científica para indi- es patognomónica del síndrome, ya que también puede
car la colocación de una derivación. Estudios clínicos observarse en otras demencias primarias, como la enfer-
más recientes, realizados con protocolos de diagnóstico medad de Alzheimer o las demencias vasculares (ence-
y tratamiento homogéneos, han mostrado resultados más falopatía multiinfarto de Binswanger), o bien puede ser
alentadores, llegando a observarse mejorías clínicas, difícilmente distinguible de cuadros mixtos frecuentes
en algunas series, de hasta en el 80% de los casos, lo que en pacientes de edad avanzada que también presentan
demuestra la importancia de un diagnóstico correcto9,10. lentitud en la marcha, fallos de memoria e incontinen-
La HCA presenta una prevalencia del 0,5% y cons- cia urinaria, esta última en ocasiones asociada a proble-
tituye, según las series, del 0 al 5% de todos los casos mas prostáticos o vesicales14. El inicio sintomático com-
de demencia y entre el 1 y el 10% de las demencias tra- pleto de la tríada es infrecuente, y los trastornos de la
tables11. En esta revisión se presentan los conceptos marcha son la manifestación clínica más habitual
más relevantes y actuales en cuanto al diagnóstico y al (> 50%). En general, los síntomas progresan de for-
tratamiento de esta patología. ma lenta, insidiosa y oscilante, con períodos de mejo-
ría y de empeoramiento. La mayoría de pacientes rea-
liza la primera consulta tras varios meses de evolución
Diagnóstico desde que se inicia la clínica (entre 6 y 20 meses).
Aunque hasta el 95% de los pacientes presenta alte-
La sospecha clínica de HCA se realiza basándose en ración de la marcha, su ausencia no debe excluir el
la tríada sintomática de marcha a pequeños pasos, diagnóstico de HCA12. Algunos autores han definido
demencia e incontinencia urinaria. El diagnóstico el trastorno de la marcha como una «apraxia de la mar-
correcto del proceso nos permitirá el tratamiento con cha específica»2, aunque todavía no se ha podido esta-
un drenaje licuoral y con ello el control total o parcial blecer un patrón típico de esta marcha. Inicialmente
de los síntomas, de ahí la importancia de distinguir esta se observa un enlentecimiento de la marcha con difi-
patología de otras enfermedades de curso y clínica simi- cultad para iniciar la deambulación o para realizar giros;
lares. Otros tipos de demencia frecuentes en la clíni- posteriormente, los pasos se hacen más cortos, se
ca diaria, como son la enfermedad de Alzheimer y las aumenta la base de sustentación, se disminuye la ele-
demencias vasculares, pueden cursar con una clínica vación de los pies al caminar y se produce una antero-
compatible con la HCA4,12-14. El predominio de sín- flexión del tronco acompañada de una disminución del
tomas motores (dificultad para la marcha, enlenteci- braceo con imposibilidad de la marcha en tándem
miento de la deambulación) sobre el deterioro cogni- (caminar pegando la punta del talón al otro pie) y ten-
tivo al inicio de la enfermedad es una característica dencia a las caídas hacia atrás. Una vez iniciada la mar-
clínica que puede ayudar en el diagnóstico diferencial cha, el paciente acostumbra a realizar una aceleración
con otras demencias. Estas alteraciones deben acom- progresiva de los pasos, lo que aumenta su inseguri-
pañarse de exámenes radiológicos y de estudios hidro- dad. En estadios avanzados, el paciente puede llegar a
dinámicos del LCR compatibles, fundamentales para no poder mantenerse en pie o incluso a no poder girar-
el diagnóstico certero de HCA y también para prede- se en la cama12. En la mayoría de los casos existe un
cir la respuesta clínica a una derivación licuoral. enlentecimiento de todas las actividades motoras15.
El diagnóstico diferencial de la alteración de la mar- tricos (psicosis, manía) que pueden llegar incluso a
cha debe realizarse con la marcha apráxica de la afecta- dominar el cuadro clínico4,13.
ción frontocortical de la enfermedad de Alzheimer, La incontinencia esfinteriana es un signo de fase tar-
la marcha espástica de la mielopatía cervical, la mar- día, suele ser el último síntoma en aparecer y general-
cha atáxica cerebelosa y cordonal posterior, la marcha mente lo hace en combinación con los restantes sín-
senil y la marcha hipocinética de la enfermedad de tomas1. Su presentación inicial, como comienzo de la
Parkinson1,12. enfermedad, es muy infrecuente, observándose en
Los mecanismos fisiopatológicos por los que la hidro- menos del 1% de los pacientes1. Está provocada por
cefalia provoca estos trastornos motores no se conocen una liberación del control supraespinal de la vejiga (veji-
con exactitud, aunque la hipótesis más aceptada dice ga neurógena) que generaría una hiperreflexia del
que la dilatación ventricular produce un compromiso músculo detrusor. Aparece de forma insidiosa como
de la sustancia blanca periventricular que rodea las una urgencia miccional que va progresando paulati-
astas frontales, que al hallarse distendidas afectan a namente a incontinencia urinaria ocasional que final-
las conexiones eferentes de la corteza motora que trans- mente se hace permanente y puede acompañarse de
miten los impulsos motores a las extremidades infe- incontinencia fecal.
riores, es decir, un fallo en el control subcortical de los
movimientos15. Evaluación neuropsicológica y escalas
Los trastornos cognitivos observados con mayor fre- de vida
cuencia son similares a los de otros tipos de demen-
cias que cursan con déficits de tipo frontosubcortical Las escalas de valoración neuropsicológica deben per-
con afectación grave de la memoria reciente1,4,13, con- mitir una valoración global y cuantitativa del deterioro
ducta indiferente, falta de iniciativa y de espontanei- que presentan estos pacientes en los tres ejes clíni-
dad, dificultad para la concentración y tendencia a la cos de la tríada, y tanto al inicio como durante la evo-
desorientación temporal y/o espacial12. Estos síntomas lución del proceso4,12,13. Actualmente la mayoría de
suelen presentarse, a diferencia de los déficits corti- estudios y de protocolos de manejo de la HCA inclu-
cales de la enfermedad de Alzheimer, en ausencia de yen instrumentos específicos de valoración neuropsi-
trastornos de tipo cortical como las afasias o las agno- cológica que detectan los déficits cognitivos, valoran
sias12. Su inicio es insidioso, predominando inicial- las actividades básicas de la vida diaria, la calidad de
mente los trastornos de la memoria a los que se añaden vida y la marcha. Los test y escalas más utilizados van
posteriormente los trastornos conductuales. Durante desde los de carácter más general, como el Mini Mental
el transcurso de la enfermedad no es infrecuente una State Examination (MMSE) en sus diversas versiones,
sintomatología fluctuante que en fases tardías puede hasta test diseñados de forma específica para la eva-
llegar al encamamiento y a situaciones similares al luación de este síndrome, como la escala de hidroce-
mutismo acinético1. falia a presión normal (NPH Scale) que desglosa las
El diagnóstico diferencial se realiza con otros tras- tres esferas: ítems que valoran la marcha, midiendo el
tornos que presentan afectación neuropsicológica de número de pasos por segundo, su altura y el arco de
tipo frontosubcortical, como la demencia vascular y la rotación de los hombros con respecto a la pelvis duran-
enfermedad de Parkinson. En ocasiones, los pacientes te la marcha; ítems que evalúan la capacidad intelec-
presentan depresión reactiva a la pérdida de sus capa- tual, centrándose en la capacidad de atención, la velo-
cidades, lo que puede enmascarar el HCA con un tras- cidad psicomotriz, la memoria (especialmente la
torno depresivo o confundirse también con los trastor- inmediata) y la capacidad visuoespacial, e ítems que
nos cognitivos que acompañan a una depresión mayor. evalúan la incontinencia urinaria, que se clasifican
No debe olvidarse la posibilidad de que la enfermedad como: normal, urgencia miccional o incontinencia (oca-
se presente de forma atípica, con síntomas psiquiá- sional o continua). Se aconseja realizar test de segui-
miento: además del prequirúrgico y posquirúrgico, es internas, en un corte axial a la altura de ambos cauda-
recomendable realizar controles meses después4. dos y del tercer ventrículo. Se considera patológico y
compatible con HCA cuando es igual o superior a 0,30
Diagnóstico a través de pruebas (fig. 2).
radiológicas
Resonancia magnética cerebral
Tanto la tomografía computarizada (TC) como la reso-
nancia magnética (RM) ofrecen información relevan- La RM permite una mejor discriminación parenqui-
te para el diagnóstico de la HCA, ya que permiten eva- matosa y de los espacios aracnoideos que la TC y ofre-
luar aumentos significativos del tamaño ventricular y ce una mayor fiabilidad diagnóstica para evaluar la mor-
permiten un diagnóstico diferencial con otros proce- fología de las astas ventriculares, tercer ventrículo,
sos que cursan con una dilatación ventricular ex vacuo tamaño de los surcos corticales y las hipodensidades
(atrofia cerebral)4,13 (fig. 1). periventriculares. En la HCA se observa desproporción
entre la dilatación ventricular y el tamaño de los sur-
Tomografía computarizada cos corticales, lo que durante muchos años llevó a con-
(índice de Evans) siderar la atrofia cortical como un criterio de exclusión
diagnóstico de HCA. Actualmente se ha demostrado
La TC es la prueba inicial de elección para el diag- que la presencia de esta atrofia cortical no descarta una
nóstico de HCA. Aunque no permite un diagnóstico HCA y que ésta puede presentarse con un espacio sub-
certero ni excluyente, es indispensable para identificar aracnoideo normal, colapsado o incluso muy dilata-
el aumento del tamaño ventricular. El índice de Evans do. Otros signos morfológicos ventriculares que orien-
es el más utilizado para cuantificar esta dilatación. Este tan hacia el diagnóstico de HCA son: presencia de
índice mide la relación entre el tamaño máximo de las un tercer ventrículo redondeado («abalonado»), ten-
astas frontales y el diámetro máximo entre ambas tablas dencia de las astas frontales a presentar contornos
A B
Figura 1. A. Hidrocefalia crónica del adulto por tomografía computarizada. B. Hidrocefalia cró-
nica del adulto por resonancia magnética.
Dilatación ventricular
+
Clínica compatible
Estudio hidrodinámico
Test de infusión de Katzman
Sin DVP
DVP
Estudio por NRL
Figura 3. Algoritmo diagnóstico y terapéutico de la hidrocefalia crónica del adulto en el Hospital Universitario de Bellvitge.
DVP: derivación ventriculoperitoneal; HCA: hidrocefalia crónica del adulto; LCR: líquido cefalorraquídeo; NRL: neurología; PIC: presión intracraneal.
hipodrenaje a causa de la limitación estricta de flujo, función valvular (hipotensión cerebral, colecciones sub-
al no poder asumir, en muchas ocasiones, el alto flujo durales)9,10. Actualmente existen dispositivos que mini-
que precisan los pacientes con HCA en las elevaciones mizarían este riesgo: los dispositivos antisifón o la uti-
nocturnas de la PIC. Actualmente están en desuso por lización de válvulas de presión ajustable.
su tendencia a obstruirse cuando aumenta la viscosi- Otro tipo de sistema son las llamadas válvulas gravi-
dad del LCR o existen esfacelos tisulares en el mismo. tacionales, que también son válvulas de presión dife-
Las válvulas de presión diferencial, que son las más rencial, pero que fundamentan su funcionamiento a
utilizadas en la actualidad, se basan en el juego de pre- partir de la posición del paciente y el efecto gravita-
siones entre el sistema valvular y la presión intracra- cional, presentando dos posiciones de apertura (a dife-
neal. Estas válvulas en posición vertical (bipedestación) rente presión), en bipedestación y en decúbito, pudien-
se abren de forma inmediata y presentan riesgo de do funcionar, por tanto, como válvulas de baja presión
hiperdrenaje a causa del aumento brusco de la presión (posición horizontal), pero disminuyendo drásticamente
hidrostática en esa posición. Se debe encontrar, por el riesgo de sobredrenaje.
tanto, un equilibrio entre la presión de apertura y la
presión adecuada para minimizar el hiperdrenaje (con
presiones más altas). Sin embargo, diversos estudios Conclusión
comparativos han objetivado mejores resultados al
implantar válvulas de baja presión, lo que confiere La demencia secundaria a HCA es actualmente una
mayor riesgo de padecer complicaciones por hiper- de las pocas demencias tratables y potencialmente
ción de LCR con la edad, resulta obvio el incremen- 10. McQuarrie IG, Saint-Louis L, Scherer PB. Treatment of
normal pressure hydrocephalus with low vs medium pres-
to en la prevalencia de esta entidad y cada vez con sure cerebrospinal fluid shunts. Neurosurgery. 1984;15:
más frecuencia se debe incluir en el diagnóstico dife- 484-8.
rencial de cualquier tipo de deterioro cognitivo. Con 11. Vanneste JA. Diagnosis and management of normal-pres-
el fin de diagnosticarla precozmente es importante sure hydrocephalus. J Neurol. 2000;247:5-14.
que los facultativos la tengan presente y realicen las 12. Boon AJ, Tans JT, Delwel EJ, Egeler-Peerdeman SM,
pruebas necesarias para su diagnóstico con la finali- Hanlo PW, Wurzer HA, et al. The Dutch normal pressure
hydrocephalus study: Baseline characteristics with
dad de aumentar la sensibilidad y especialmente la
emphasis on clinical findings. Eur J Neurol. 1997;4:39-
especificidad del mismo. Una correcta orientación 47.
permite minimizar los falsos negativos y optimizar el 13. Vázquez-Barquero A, Poca MA, Martín R. Hidrocefalia
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