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SÍNDROME DE INTESTINO IRRITABLE

Un problema de muchos en la casa y en el trabajo


Por Dra. Adela Contreras Ramonet, Magíster en Salud Pública, Mención en Salud Ocupacional. Docente Escuela de
Medicina Universidad Andrés Bello.

Aunque no es considerada una enfermedad laboral, el Síndrome de Intestino Irritable se ha transformado en


un malestar común entre hombres y mujeres que pasan por estados de estrés.

A quién no le ha sucedido, que luego de una copiosa comida o después de pasar un mal
rato, presenta una sensación abdominal incómoda, con dolor o distensión abdominal. En
muchos de estos casos, afortunadamente se trata solamente de un malestar pasajero y
no corresponde a lo que llamamos Colon Irritable, o Síndrome de Intestino Irritable,
cuyas principales molestias son: dolor abdominal, trastornos del tránsito intestinal (ya
sea constipación o deposiciones líquidas), e hinchazón abdominal.

No se presenta pérdida significativa de peso y se mantiene a lo largo del tiempo, es


decir, es un problema crónico y recurrente y que se produce principalmente en la etapa
productiva de las personas (entre los 30 y 50 años de edad). Respecto de su prevalencia
por género, es igual entre hombres y mujeres, estimándose que al menos una de cada Dra. Adela Contreras Ramonet
diez personas lo padece. Es importante también mencionar el número de días

perdidos por licencias médicas que señalan esta patología, que si bien son cortas (uno o dos días), son frecuentes.

¿Qué quiere decir que un intestino sea “irritable”?

Cuando escuchamos la palabra “irritable” tendemos a pensar en


inflamación, sin embargo, en este caso lo que ocurre es que las
terminaciones nerviosas en el intestino son muy sensibles y que
aquellos nervios que controlan los músculos del intestino (sistema
nervioso autónomo o neurovegetativo) son hiperactivos. Estos
músculos son involuntarios, por lo tanto no es algo que podamos
controlar de acuerdo a nuestros deseos.

Es muy importante que el médico al cual se consulta, realice algunos exámenes, en caso que lo estime necesario, para
descartar causas orgánicas o estructurales de las molestias y así determinar que se trata de Colon Irritable.

Es fundamental educar a la persona afectada y elaborar un plan de tratamiento a seguir, ya que si bien no se trata de una
enfermedad grave, que comprometa órganos vitales, es extremadamente molesta y en ocasiones el dolor puede llegar a
ser muy intenso.

¿Cuáles son algunos de los síntomas o signos que nos hacen pensar que estamos frente a una enfermedad orgánica,
distinta al Colon Irritable?: la presencia de sangre en las deposiciones, la pérdida de peso sin causa aparente, cuando el
dolor abdominal nos despierta en la noche, cuando se produce un cambio en el ritmo que habitualmente tenemos en las
deposiciones.

En estos casos, es importante descartar algunas enfermedades más


complejas, como el Cáncer de Colon, enfermedades inflamatorias del
intestino (Enfermedad de Crohn, Colitis Ulcerosa), enfermedades
infecciosas (incluyendo parásitos), enfermedades de la glándula tiroides
e incluso la Diabetes Mellitus.

Es importante señalar que actualmente el Colon Irritable puede ser el


reflejo de problemas digestivos, como la intolerancia a la lactosa (es
decir a la azúcar propia de la leche) y a la enfermedad celíaca (intolerancia a algunas proteínas de la harina del trigo,
cebada o centeno).

Debido a que las causas de este problema de salud aún no son totalmente conocidas, es importante abordarlo de manera
integral, considerando factores biológicos, del ambiente, psicológicos y sociales, siendo el trabajo un factor importante,
dado el número de horas diarias que pasamos trabajando. Contar con un ambiente laboral grato, horario y condiciones
adecuadas para almorzar, junto a un plan de actividad física o actividades de relajación, contribuirán al manejo exitoso de
esta patología.

Medidas preventivas

Las personas afectadas, se pueden beneficiar con algunas recomendaciones sencillas, que complementen el tratamiento
farmacológico que el médico ha indicado. Estas son:

• Dieta equilibrada, evitando alimentos irritantes, con exceso de grasas o exceso de fibras.

• Darse el tiempo adecuado para almorzar (idealmente una hora) y de preferencia en un lugar diferente al puesto de
trabajo.

• Realizar actividad física moderada o practicar técnicas de relajación.

• Cumplir con las horas de sueño que se requieren.

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