Los programas orientados a relaciones de interculturalidad deben reconocer y valorar la

diversidad y la diferencia cultural (UNICEF & UC Temuco, 2013).

La diversidad se valora cuando se adoptan posiciones en las que el mundo puede ser visto no
sólo desde una visión monocultural, de Nación estado, alejada de una posición etnocentrista.

Según Williamson (2007) el valorar la diversidad significa elegir una sociedad multicultural, plural,
que respete y promueva los derechos humanos y donde se reconozca en todas sus
dimensiones y que respete también su opción de relación con los demás , la naturaleza y su
trascendencia.

En Educación la preocupación por la diversidad cultural se incorporó como tema relevante desde la
“Conferencia mundial sobre educación para todos” realizada en 1990 en Jomtiem, Tailandia. En esta
se confirmó el derecho de todos a educarse en contextos de diversidad, respetando las identidades
y riquezas de cada cultura y que los saberes y patrimonio cultural originario poseen
intrínsecamente utilidad y validez (CIAE, 2015). En Chile, en la década del 90 esta temática surge
como una nueva relación entre el Estado y los pueblos originarios, y desde el año 2000 emergió con
mayor fuerza la interculturalidad y multiculturalidad en el discurso político y en los movimientos
sociales (Montecinos, 2011).