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Encabezado: ORGANIZACIÓN ESTRUCTURAL 1

Organización estructural en respuesta a una realidad cultural

Abraham Bruno

Seminario Wesley en Indiana Wesley University

Liderazgo/Cultura/Reino de Dios (MIN-597ES-00A)

22 de junio del 2018.

Nota de autor

Profesor asociado en la Universidad Teológica Internacional – North Carolina.

Este trabajo se presenta para examinar la forma cómo Juan Wesley respondió a la realidad

social y cultural de su era, por medio de la estructuración de sociedades, clases, y bandas.

Puede comunicarse al (336) 448 9268 o al e-mail abrajambh@hotmail.com


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Explique cómo la realidad cultural y social en la que vivió Wesley lo obligó a

formar grupos o estructuras sociales que respondían a las demandas contextuales de su

tiempo, con el fin de vivir una vida consagrada a Dios

Juan Wesley revive el mensaje del “amor perfecto” demostrado por Jesús.

En 1701 la población de Inglaterra era aproximadamente de 5 millones de habitantes.

A finales del siglo esta cifra se incrementó a más de 9 millones de habitantes. Como es

natural, el crecimiento demográfico ocasionó problemas de vivienda, de alimentación, de

escasez de trabajo y, finalmente, de pobreza extrema para la mayor parte de la población.

(Magallanes, 2005)

1740 se conoció como “La Edad de la Ginebra” en la que el que el alcoholismo, la

depravación, la esclavitud, intransigencia, promiscuidad sexual e inmoralidad generalizada

era corriente en todas las clases de la cultura inglesa. La Iglesia estaba encerrada bajo un

sistema clasista inerte y antipático hacia el sufrimiento (Pacheco, 2016). aunque se señala que

había pobreza, esclavitud; ¡la gente tenía dinero para comprar licor! Se dice que de cada

cuatro casas una era cantina. “Los servicios religiosos eran formalistas y fríos, con una

creencia intelectual y una falta de poder moral sobre el pueblo” (Hurbult, 1999, p. 152).

Wesley redefinió un método no solo para formar discípulos sino para contrarrestar la

creciente inmoralidad de su tiempo: La “reunión de clase”. A partir de 1742, organizó a los

convertidos en grupos —que llamó “sociedades", “reuniones de clase” y “bandas” —donde

buscaban conservar su fe, su nueva forma de vida, y mantenerse en el camino hacia la

santidad. La metodología consistía en una predicación al aire libre y la posterior invitación a

que las personas se unieran a una “clase”. Inmediatamente después de la predicación

evangelística se integraba a los interesados en nuevas o ya existentes “reuniones de clase”

donde iniciaban el discipulado. Las “reuniones de clase” eran grupos de aproximadamente

doce personas que se reunían semanalmente con un líder laico para facilitar la formación
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espiritual y doctrinal de los nuevos conversos, el ejercicio de una disciplina colectiva, el

cuidado pastoral de los miembros. Wesley estaba convencido de que un nuevo creyente no

había hecho una decisión efectiva por Jesucristo hasta que no se involucraba en un grupo

pequeño. Wesley enfatizó la necesidad de vivir la santidad no de manera solitaria sino en

comunidad.

¿hasta qué punto estas estructuraciones fueron eficientes en un momento y por

qué, en otro momento y contexto, perdieron su efectividad? Reflexione sobre cómo los

cambios culturales y contextuales hacen que ciertas estructuras dentro de las comunidades

de fe se vuelvan obsoletas, o pierdan su impacto.

Wesley estaba convencido de que la fe cristiana genuina se alimenta en un contexto

comunitario. El “metodismo” que impulsó fue de orden y disciplina. Por ello, procuró las

estructuras organizativas que apuntaban a lograrlo. Gracias a esto es que los frutos del

reavivamiento metodista se conservaron y crecieron.

Para Wesley, las “reuniones de clase” no eran simplemente un medio para mantener

los logros de la predicación. La cultura inglesa es caracterizada por su formalidad, rigurosa

puntualidad, protocolos y modales muy refinados. Una “clase inglesa” así no podría ajustarse,

por ejemplo, a “una clase latina”. El “metodismo” de Wesley no es obsoleto. Se debe

distinguir entre su contenido y forma. La esencia doctrinal no cambia, pero puede

profundizarse. En ese tiempo no había tantas ayudas bíblicas y teológicas como hoy. La

forma es la que debe contextualizarse.

Nuestra cultura es informal, requiere dinamismo. Para mí es absurdo enseñar con

manuales y los alumnos distribuidos en filas en las escuelas dominicales o grupos de estudio

bíblico. El maestro debe usar la pizarra, buscar la participación de los alumnos, emplear

medios audio visuales. Hay cientos de formas de enseñanza: foros, debates, historias, dramas,

salir a la naturaleza, mimos, títeres, etc.


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¿Hasta qué punto los cambios contextuales y culturales obligan a las comunidades

de fe a reestructurarse? Analice la necesidad de cambios estructurales ante cambios

socioculturales.

Wesley nos ha demostrado que la “reunión de clase” fue un mecanismo probado de

vidas transformadas, de cambio de conducta. Wesley vincula en las “reuniones de clase” los

elementos objetivos de la tradición protestante (la Palabra, los sacramentos y el orden) y los

subjetivos de la tradición pietista (la experiencia, la santidad interior, la meditación, la

oración espontánea, la comunión fraternal, el celo evangelizador, las obras de bien). Todo

esto encajaba y encaja bien en un contexto como de la cultura inglesa. En nuestro contexto

latino podemos usar lo mismo, pero de forma diferente. Los sacramentos se pueden

administrar de diferentes maneras. Ser piadosos no quiere decir ser serios o ceremoniales

siempre. La piedad se puede vivir en paseos, caminatas, campamentos, retiros, subir una

montaña, lavar los pies, limpiar las casas, limpiar la ciudad.

Las “reuniones de clase” fueron grupos organizados vecindad geográfica y colocados

bajo la dirección de un guía, que permitía la orientación y vigilancia personal de cada

miembro de las sociedades metodistas. Su finalidad era la mutua corrección y edificación. De

esta manera suplieron el sentido de comunidad y familia que había caracterizado a los

pueblos rurales, pero que se había perdido en la migración a las grandes ciudades en el siglo

dieciocho.

No era la idea hacer de las “reuniones de clase” algo mecánico, sino que debía ser

“como piedras vivas, para ser edificados como casa espiritual para un sacerdocio santo, para

ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo” (1 P. 2.5). El

carácter de un metodista se refleja en ser un cristiano de verdad que ama a Dios, al prójimo

con actos de amor desinteresado. Para que esto suceda las estructuras no deben ser cerradas y
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que creen aislamiento. Se necesita una estructura que sepa atraer a la gente, buscar a la gente,

mantener a la gente y enviar a la gente.

¿Qué aprendió por medio del análisis de estos escritos de Wesley en cuanto a la

estructuración organizacional como respuesta a un momento socio cultural?

El temario de una “reunión de clase” era las experiencias personales, no asuntos

doctrinales o estudios bíblicos. Se enfatizaba la santidad personal; o lo que Wesley llamó

“amor perfecto”, o tener el carácter de Cristo a través de una santidad comunitaria. Aquellos

grupos familiares no solo tenían el objetivo del cuidado pastoral de los otros. El “líder de

clase” o “líder familiar” puede ser un hombre o mujer de fidelidad, honestidad e interés por la

gente, que cree un ambiente de unidad y compromiso en la expansión del reino de Dios.

Aprendimos que el postmodernismo se caracteriza por el “culto predominante de las formas,

el individualismo y la falta de compromiso social”. Wesley fue contra esta corriente y

nosotros también.

Él levantó a la iglesia establecida de sus basureros. Donde era mundana y corrupta él

la levantó a nuevos niveles de espiritualidad...Encendió a la iglesia con un nuevo celo

misionero...Él derritió el sentimiento religioso congelado de la Iglesia Anglicana, lo vertió

sobre nuevos moldes y lo hizo nuevo con un significado espiritual. Wesley cambió el clima

espiritual de Inglaterra. (Garlow, 2008)

En un trabajo anterior escribo lo siguiente: (Bruno, 2016)

Si queremos lograr un nuevo impacto wesleyano debemos considerar muchas cosas, y

entre ellos:

1) Estar dispuestos a pagar un precio.

2) Lograr un avivamiento personal experimentado la segunda obra de gracia. Esto no se

logra sino entendemos la doctrina plena de la perfección cristiana. Alguien dijo que

avivamiento no son iglesias llenas de personas, sino personas llenas de Dios.


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3) Un liderazgo consagrado que viva la llenura del Espíritu, que se manifieste en una

oración de poder para obrar sanidades, milagros, conversiones, liberaciones.

4) Contar con un plan de visión integral para realizarlo con un equipo integral. El

ministerio no es de “llaneros solitarios”. Jesús mismo establece en Efesios 4 la

necesidad de 5 ministerios para perfeccionar a los santos para la obra del ministerio.

Wesley tenía una alta capacidad administrativa. Diagnosticó y solucionó las 7

principales áreas de acción en la iglesia: la oración, la comunión, la instrucción, la

evangelización, la adoración, la acción social y la consolidación.

5) Un manejo financiero con integridad. Muchas iglesias se han dividido por operaciones

“oscuras” en las finanzas.

6) Promover la unidad pastoral para comunión y ayuda mutua, además de recibir mayor

capacitación en la doctrina denominacional.

7) Elaborar un material de discipulado adecuado al contexto wesleyano hispano, con

niveles básico, intermedio y avanzado.

Referencias

Bruno, A. M. (2016). El Impacto del Movimiento Metodista en los dias de Wesley. Winston

Salem: Kayrós.

Garlow, J. (2008). Cómo Dios cambió la Iglesia a través de Juan Wesley. Obtenido de

Aleluya: http://aleluya.ediwebmarketing.com/index.php?page=wesley-4&lang=es

Gonzalez, Justo. Las primeras sociedades metodistas. Henrico: Wesley Heritage Foundation.

Hurbult, J. L. (1999). Historia de la Iglesia Cristiana. Florida: Editorial Vida.

Magallanes, H. (2005). Introducción a la Vida y Teología de Juan Wesley. Nashville: AETH.

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