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CEDIH

SUPUESTO PRACTICO NUM. 5

EL CASO DEL “PELLEUS“

PLANTEAMIENTO

Durante la Segunda Guerra Mundial el buque mercante griego “PELLEUS” fletado por
el Ministerio de la Guerra británico, fue torpedeado, sin previo aviso en el Atlántico Sur,
por el submarino alemán U-852 en la noche del 13 al 14 de marzo de 1943. Treinta y
siete de los cuarenta supervivientes del naufragio, que se encontraban asidos a los restos
del buque hundido, fueron ametrallados por la tripulación del submarino por orden de
su Comandante, con objeto de destruir cualquier vestigio de hundimiento del buque
mercante y hacer así improbable la persecución y localización del submarino. Sólo
sobrevivieron tres tripulantes del PELLEUS al ataque del submarino contra los
náufragos del buque mercante.

PREGUNTAS:

1.- ¿Cumplió el submarino los requisitos de las leyes de la Guerra Marítima sobre la
destrucción del buque mercante?

2.- ¿En qué supuestos sería lícita la destrucción del PELLEUS?

3.- ¿Puede la situación de estado de necesidad del submarino justificar la destrucción de


un buque mercante sin previo aviso?

4.- ¿Puede la misma situación de necesidad del submarino y el grave riesgo de ser
localizado y destruido por la aviación enemiga, a la vista de los restos y náufragos del
buque mercante, justificar la decisión de su Comandante de ametrallar a los
supervivientes?

5.- ¿Se cometería algún delito concreto, tipificado en la legislación penal española en el
caso propuesto?
CEDIH
SUPUESTO PRACTICO NUM. 5

EL CASO DEL “PELLEUS”

SOLUCIÓN RAZONADA:
1.- Hasta la Primera Guerra Mundial el submarino no se encontraba sometido a ninguna
reglamentación jurídica especial, porque la Primera Conferencia de La Haya de 1899
apenas hizo otra cosa que abordar el problema sin resolverlo. A partir de entonces se
sostuvieron en las Conferencias Navales de 1921, 1922 y 1930 tres posiciones:
a) La teoría alemana de la guerra submarina integral:
Guerra ilimitada a los barcos enemigos mercantes ó de guerra y a los neutrales
que se dediquen a abastecer al adversario, destruyéndolos sin previo aviso por razones
de seguridad del submarino.
b) Teoría inglesa de la prohibición de empleo de submarinos contra el comercio
enemigo:
El submarino es un arma pérfida pues sus condiciones técnicas le impiden poder
observar las normas del derecho de presas relativas al preaviso, visita y salvamento de
la tripulación.
c) Teoría francesa de la utilización reglamentada:
No hay ninguna imposibilidad de que el submarino cumpla las Reglas del
Derecho Internacional relativas a la visita y captura.

Fracasado el Tratado de Washington de 6 de febrero de 1922, el Tratado Naval de


Londres de 22 de abril de 1930 sentó, en el art. 22, el principio general de la asimilación
de los submarinos a las Unidades de superficie, en lo que se refiere a su acción de
combate (obligación de la visita y limitación de la destrucción de los buques mercantes
en el caso de que se nieguen persistentemente a detenerse u oponer resistencia a la
visita, después de haber asegurado la vida de tripulantes y pasajeros y la documentación
de abordo). El texto entró en vigor el 31 de diciembre de 1930 y expiró el 31 de
diciembre de 1936, menos el art. 22.
En el Protocolo de Londres de 6 de noviembre de 1936, se incorporó el art. 22, que
entró en vigor en igual fecha. En vísperas de la Segunda Guerra Mundial esta
reglamentación obligaba a 49 Estados, entre los que figuraban las principales potencias
marítimas, incluidas Alemania y la U.R.S.S..
En el presente caso no cabe duda de que el submarino no cumplió los requisitos de las
Leyes de la Guerra Marítima sobre la destrucción de buques mercantes, requisitos que
pueden deducirse de los Convenios VI, XI y XIII de La Haya de 1907, pero que no
figuran expresamente determinados en las normas internacionales vigentes, aunque
constituyen normas de derecho consuetudinario.

2.- La destrucción del PELLEUS sería lícita si este buque hubiera hecho caso omiso a
las órdenes del submarino de detenerse, se hubiera resistido a la visita ó hubiera
realizado actos de hostilidad contra el submarino. Sin embargo, la Declaración Naval
de Londres, en sus artículos 48 al 54, admite la destrucción de las presas neutrales a
título excepcional, cuando la conducción de la presa a puerto beligerante pueda
comprometer el éxito del buque captor, a condición de que antes sea puesto en lugar
seguro ó transbordados, al buque captor, la tripulación, pasajeros y documentación del
buque capturado.
3.- Evidentemente el submarino no se encuentra en estado de necesidad que pueda
justificar la destrucción de un buque mercante sin previo aviso.

4.- En ningún caso el riesgo de localización del submarino puede ser motivo suficiente
para el exterminio de los supervivientes.

5.- El artículo 71 del Código Penal Militar castiga este supuesto, si bien lo condiciona a
la ratificación de los Tratados sobre navegación en tiempo de guerra, por parte de
España.

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