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Juan Rulfo
Juan Rulfo
importancia que tuvo Juan Rulfo en la literatura latinoamericana, así como su influencia en
la narrativa, por su estilo novedoso evidenciado en sus únicas novelas.
Según palabras del profesor Jorge Dos Santos, la narrativa latinoamericana del siglo XX
intenta redescubrir la identidad del “ser americano” porque el hombre que habita este
continente ha sentido siempre una sensación de destierro así como la sensación de habitar
un espacio que no tiene historia ni tradiciones y al mismo tiempo, es atormentado por un
Paraíso Perdido: el Viejo Continente. Al margen de las decisiones mágicas de la Historia, el
hombre latinoamericano se ha sentido vaciado en todo sentido, los conquistadores
destruyeron la cultura precolombina dejándolo huérfano de las tradiciones telúricas pero
también ha quedado huérfano de Europa que al saquear todo lo que encontró en América le
da la espalda. Se constata un doble sentimiento de orfandad. Este aspecto hace que el sentir
latinoamericano no reconozca ni su espacio, ni su identidad y que no tenga voz propia. Es
con la narrativa del siglo XX que los escritores se empiezan a preocupar por llenar el vacío
y la orfandad a través de la recuperación de la identidad al asumir el espacio en que se vive
y utilizar la palabra como instrumento fundamental para la construcción de la identidad
latinoamericana. Esto hace que surjan intentos de luchar contra esta falta de identidad,
como a través del Regionalismo en la década del 10, el cual se caracterizó por la búsqueda
de la identidad en la tierra y en el hombre rural en su relación con la naturaleza. Los autores
más representativos son Rómulo Gallegos, Ricardo Güiraldes y Ciro Alegría. Los
regionalistas tienen una visión de la naturaleza como algo abrumadora que parece no estar
hecha a la escala humana y al mismo tiempo, el hombre en pugna con ella. Esto se plantea
en las primeras décadas del siglo XX: la naturaleza es algo devorador, ejemplo de lo
mencionado es “Doña Bárbara” de Gallegos. Tanto en “Doña Bárbara” como en “La
vorágine”, los hombres son de ciudad, son individuos que vienen cargados de una
mentalidad europeizada. Y esto dificulta encontrar la raíz de la identidad de América, cosa
que el denominado “boom” encontrará. Los regionalistas pecan de ingenuidad, buscan con
su novela hacer un documento de la realidad, pero esta realidad es observada desde “afuera”
y no desde “adentro” como lo harán los escritores de la segunda mitad del siglo. Otro
aspecto es que la novela regionalista a veces se vuelve exacerbada y esto va en desmedro de
lo universal. El paso de lo regional a lo universal se dará después a través de un nuevo
lenguaje y un cambio en la mirada hacia la realidad con escritores como Jorge Luis Borges,
Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, y el autor objeto de esta
investigación, Juan Rulfo.
El denominado “boom” es de los 60 pero surge una nueva narrativa aisladamente en los
años 40. Las bases del nuevo enfoque, están por lo tanto, en la década del 40, en distintos
lugares de Latinoamérica. Por los 40 se está trabajando en ambos lados en un nuevo tipo de
novela que se apartan del realismo de la primera mitad del siglo XX. Ciro Alegría con “El
mundo es ancho y ajeno” plantea ya la coronación del regionalismo.
Situados en una geografía reconocible y al mismo tiempo anónima, ambos lugares pueblan
la difusa frontera que separa lo real de lo fantástico, un lugar que ocupa, también, la
infernal Comala de Juan Rulfo, otro ejemplo de universo personal, levantado por el escritor
para albergar a sus particulares criaturas. Macondo, Santamaría y Comala, lugares
coherentes, reconocibles por sus rasgos peculiares y tan distintos entre sí, como lo son sus
respectivos autores, tienen algo en común: son el espejo donde se reflejan características y
ambientes que el escritor conoce muy bien.
Juan Rulfo nace en Sayula en 1918. Crece en el pequeño pueblo de San Gabriel, villa rural
dominada por la superstición y el culto a los muertos, y sufrió allí las duras consecuencias
de las luchas cristeras en su familia más cercana –su padre fue asesinado-. Esos primeros
años de su vida habrían de conformar en parte el universo desolado que Rulfo recrea en su
breve pero brillante obra. En 1934 llegó a la Ciudad de México, él tenía quince años. Estudió
Derecho en la universidad y comenzó a escribir, aunque no a publicar, a finales de los años treinta.
Sus primeros relatos aparecieron en revistas en los años cuarenta, y en 1953 vio la luz una
colección de cuentos. Se tituló El llano en llamas. Dos años después apareció Pedro Páramo a la
que se considera una de las mejores obras de la literatura iberoamericana contemporánea.
Muere en la ciudad de México en 1986.
El llano en llamas
Los diecisiete cuentos que componen la colección El llano en llamas, de 1953, se centran
en la miseria y la soledad del campo de Jalisco y, mediante una magistral recreación del
habla campesina, revive en sus historias las relaciones entre los hombres y las de éstos y la
tierra. Las narraciones de El llano en llamas giran todas, en efecto, en torno a la vida de los
campesinos mexicanos; son cuentos breves, de extraordinaria y fecunda concisión, en cuyas
escenas de intenso dramatismo palpita el hálito poético del autor plasmado en imágenes de
brillante sensibilidad y en un estilo que reelabora y recrea el habla popular mexicana.
Pero, pese a esta última característica, que podría haber convertido a Rulfo en un escritor
regionalista o costumbrista, la persistencia de sus temas esenciales, la obsesiva presencia de
la soledad y la violencia, la confrontación con la muerte, el amor y el desamor, los secretos
entresijos de la vida y de los hombres o los enigmas que pueblan las calles de Comala son
una fulgurante parábola de lo humano, que trasciende el marco del nacionalismo.
Pedro Páramo
Publicada en 1955, Pedro Páramo recrea, en el espacio ficticio de Comala, la miseria y la
soledad del mundo campesino de la infancia del autor, donde la degradación moral y física
arrastra a la gente a la desesperanza y a la desorientación. El narrador y protagonista, Juan
Preciado, cuenta cómo por encargo de su madre moribunda fue en busca de su padre, el
cacique Pedro Páramo, a quien no conoce, y que ha llevado a Comala a la destrucción por
su convulsa pasión por Susana San Juan.
Su influencia
Dice Susan Sontag, una escritora norteamericana en el prólogo de la traducción al inglés
de Pedro Páramo, que la novela de Rulfo no es sólo una de las obras maestras de la
literatura universal en el siglo XX, sino uno de los libros más influyentes del siglo; en
efecto, sería difícil exagerar su influencia en la literatura en castellano durante los últimos
cuarenta años. Pedro Páramo es un clásico en el sentido más cabal del término. En
retrospectiva, parece un libro que tenía que haber sido escrito. Ha influido profundamente
en la producción de la literatura y continúa resonando en otros libros. Rulfo, prosigue Susan,
fue una suerte de hombre invisible que se ganaba la vida con medios completamente ajenos
a la literatura (durante años fue vendedor de neumáticos), que se casó y tuvo hijos y que
pasó casi todas las noches de su vida leyendo (“viajó en los libros”) y escuchando música.
También fue enormemente célebre y venerado por sus colegas. Es raro que un escritor
publique sus primeros libros cuando ya media los cuarenta años, y más raro aún que esos
primeros libros sean reconocidos de inmediato como obras maestras. Y es más raro todavía
que tal escritor nunca publique otro.
La influencia de Rulfo en la narrativa, y en general, en la literatura latinoamericana,
aparece ya en las obras de muchos de los escritores latinoamericanos que protagonizaron el
"boom" literario durante la segunda mitad del siglo veinte.
Pocas veces dos obras tan sucintas (Juan Rulfo comentó en varias ocasiones que fueron un
ejercicio de reducción literaria al mínimo indispensable) han influido con tanta fuerza a una
generación tan talentosa de escritores. Muchos de sus textos han sido base de producciones
cinematográficas.
Fue un personaje importante en la llamada “Generación del 52″, que fueron cambios
políticos, económicos, sociales y culturales en México, que rompen definitivamente con
las viejas conductas que trajo la época revolucionaria.
Sus obras muestran una mezcla de realidad y ficción, creando personajes típicos
mexicanos en donde mostró los problemas sociales combinados con la fantasía.