Perdonar no es olvidar, es recordar sin que te duela. Pero llegar a ese
punto no es cosa rápida ni fácil en algunas ocasiones, pero tampoco imposible, y deshacernos de la carga emocional y del dolor que nos causan las heridas de quienes nos han decepcionado, traicionado o herido, no tiene precio.
En un curso aprendí que el perdón es un proceso que se da
paulatinamente, no de la noche a la mañana y que requiere 6 pasos a realizar de manera honesta, sincera y transparente. Claro está, es una decisión propia, luego de una gran introspección.
“Un perdón dado demasiado rápido no aliviará a nadie. Es aconsejable
esperar que el perdón se imponga casi por el mismo, dejar pasar el tiempo al mismo tiempo que uno mantiene una actitud pro-activa durante el proceso. Un perdón otorgado demasiado rápido puede ser percibido por el culpable como una absolución,” explica Nicole Fabre. Gabrielle Rubin y Nicole Fabre, son dos psicoanalistas francesas que han publicado sendos libros sobre este tema (“Du bon usage de la haine et du pardon” y “Les Paradoxes du pardon”). Estas autoras reconocen un proceso de 7 pasos, similar al que te voy a compartir en las próximas líneas.
Samuel Socquet-Juglard en la Revista Francesa Psychologies,
comenta: “perdonar a un padre verdugo, a un atacante, a alguien que nos ha defraudado, al conductor que se ha llevado por delante uno de nuestros seres queridos, se trata de un viaje interior que puede ser largo y exigente, difícil de desear emprender recorrer.
Para algunos, perdonar es un acto de coraje, para otros, una
confesión de debilidad, cuando la situación en la que estamos parece no dejarnos otro camino que ‘preferir la venganza’, es muy difícil que lleguemos a poder conceder el perdón”.
Y agrega: “Todas las víctimas que han perdonado están de acuerdo
en decir que tal trámite los ha liberado, que inclusive les ha insuflado una nueva energía a sus vidas. Porque el perdón sirve ante todo para liberarse a sí mismo. [...] Ya sea que lo solicitemos o lo concedamos, es el fruto de un verdadero trabajo sobre nosotros mismos cuyo resultado permanece sin embargo incierto: es posible llegar a perdonar sinceramente a alguien sin forzosamente llegar a comunicárselo ya que el proceso se opera a partir de nuestra toma de consciencia”.
Pues bien, dedicado a quienes me han solicitado estos pasos por
mensaje a mi Facebook y para que experimentes el verdadero perdón o empieces a escarbar qué te ha dañado en la vida y perdonar, te comparto el proceso de seis pasos que yo aprendí en un curso de sanación, los cuales te explico según mi propia cosecha.
1. Reconocer el daño: ¿Cómo sabemos que tenemos algo que
perdonar? Cuando sentimos dolor, daño, heridas. Pregúntate: ¿qué sucedió?, ¿quién lo hizo?; ¿qué efectos tuvo sobre mí?
Muchas veces reconocemos el dolor, pero no hemos enfrentado la
causa. (La mayoría de veces) Hay personas que frecuentemente dicen: “odio tal cosa”, “ya no me harán llorar”, “odio mi infancia” -no sé porqué-, pero la odio”. Esto es frecuentemente porque vivimos una interpretación (el dolor), pero no nos hemos dedicado a buscar, a escarbar, a sanar lo que nos hirió, la causa. Ir a buscar en qué etapa de nuestra vida nos sucedió algo que nos marcó negativamente es básico, recordar el daño es el primer paso para entender que debemos perdonar. Es la raíz de eso que has estado viviendo por muchos años. Cuando lo hemos identificado es fácil, ya tienes este paso dado. Hay quienes no tienen que escarbar mucho, pues dicen: “recuerdo eso cada día como si fuera ayer”. La idea es buscar, enfocarnos en lo que causó la herida más que en el dolor. La mayoría