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MECÁNICA DE SUELOS
CAPÍTULO 6
Antecedentes:
ING215 Resistencia de Materiales 1
CIV201 Dinámica para Ingenieros Civiles
CIV294 [Laboratorio de Mecánica de Suelos]
Bibliografía:
1. AZIZI, F. (2000), Applied analyses in geotechnics. London: E&FN Spon.
Capítulo 6
2. BOWLES, J.E. (1982). Propiedades geofísicas de los suelos. Bogotá: Mc.
Graw-Hill. Capítulos 13 y 14
3. HOLTZ, R.D.; KOVACS, W.D. (1981). An introduction to geotechnical
engineering. New Jersey: Prentice-Hall. Capítulos 10 y 11
4. JIMENEZ, J.; DE JUSTO, J. (1975). Volumen I, Capítulos 8 y 9
5. JUAREZ, E.; RICO, A. (1974). Mecánica de Suelos. Tomos I y II. México:
Limusa. Tomo I, Capítulos 11 al 13
6. LAMBE, T.W.; WHITMAN, R. (1972). Mecánica de Suelos. México: Limusa.
Capítulos 5, 6 y 21
7. PECK, R.; HANSON, W.; THORNBURN, T. (1987). Ingeniería de
cimentaciones. México: Limusa. Capítulo 4
8. TERZAGHI, K.; PECK, R; MESRI, G. (1996). Soil mechanics in engineering
practice. New York: John Wiley. Artículos 17 al 21
El concepto de “esfuerzo en un punto” en un suelo, es ficticio, dado que el punto de aplicación de una fuerza en una
masa de suelo puede ser una partícula o un vacío. Resulta evidente que un vacío no puede soportar ninguna fuerza,
pero si la fuerza se aplicase en una partícula, el esfuerzo podría ser extremadamente grande. Por consiguiente, cuando
nos referimos a esfuerzos en el contexto de los suelos, estamos hablando en realidad, de una fuerza por unidad de
área, donde el área considerada es la de la sección transversal. Esta área contiene tanto partículas en contacto con
otras, como vacíos.
Podemos considerar una masa de suelo en la que actúan una serie de fuerzas en un plano bidimensional. Si separamos
estas fuerzas en sus componentes y las trasladamos a un punto cualquiera de la masa de suelo, podemos idealizar el
sistema como una fuerza normal y una fuerza cortante actuando en un plano que forma un ángulo a con la horizontal,
como se muestra en la figura 6.1.
Elevando al cuadrado y sumando estas expresiones se obtiene la ecuación de un círculo de radio (σx-σy)/2 con centro
en [(σx+σy)/2,0]. Al graficar este círculo en coordenadas τ-σ como se muestra en la figura 6.2 para el elemento ideal
mostrado, se obtiene el denominado Círculo de Esfuerzos de Mohr. Esta gráfica representa el estado de esfuerzos en
un punto en equilibrio, y se aplica para cualquier material.
Como los planos vertical y horizontal del elemento ideal de la figura 6.2 no presentan esfuerzos cortantes actuando
sobre ellos, constituyen, por definición, planos principales; de esto se deduce que σx y σy son esfuerzos principales. El
esfuerzo con la mayor magnitud se denominará “esfuerzo principal mayor” y será denotado por el símbolo σ1,
mientras que el esfuerzo con la menor magnitud se llamará “esfuerzo principal menor” y será denotado por el símbolo
σ3; el esfuerzo en la tercera dimensión se denomina “esfuerzo principal intermedio”, σ2. En la deducción de la figura
6.2 se obvió σ2 dado que se estaba analizando un estado plano de esfuerzos (dos dimensiones). Sin embargo, es
posible construir dos Círculos de Mohr adicionales para σ1 y σ2 y para σ2 y σ3 para completar el diagrama, como se
aprecia en la figura 6.3.
σ1 + σ 3 σ1 −σ 3
σa = + cos 2α (6.5)
2 2
σ −σ3
τα = 1 sen 2α (6.6)
2
Se ha asumido en forma arbitraria que σx = σ1 y que σy = σ3. Debe verificarse que las coordenadas de (σα, τα) de la
figura 6.2 puedan determinarse usando Ec. 6.5 y Ec. 6.6. Para esas ecuaciones, también hay que verificar que las
coordenadas del centro del círculo sean [(σ1 + σ3) / 2, 0], y que el radio sea (σ1 - σ3)/2.
Ahora es posible calcular el esfuerzo normal σα y el esfuerzo cortante τα en un plano α, conociendo los esfuerzos
principales. En efecto, podemos fácilmente derivar ecuaciones para el caso general, cuando σx y σy no son los planos
principales. Estas ecuaciones se conocen como las “ecuaciones del doble ángulo”. El procedimiento analítico suele
ser más complejo que el gráfico, por lo que este último es el que más se emplea en la práctica. El método gráfico se
basa en un punto en el Círculo de Mohr denominado “polo” u “origen de los planos”. Este punto tiene una propiedad
muy útil: “cualquier línea recta que pasa por el polo intersectará al Círculo de Mohr en un punto que representa el
estado de esfuerzos en un plano inclinado con la misma orientación en el espacio que dicha línea”. Este concepto nos
indica que conociendo el estado de esfuerzos, σ y τ, en algún plano del espacio, se puede dibujar una línea paralela a
dicho plano, que pase por las coordenadas de σ y τ en el Círculo de Mohr. El polo será el punto donde dicha línea
intersecte al Círculo de Mohr. Una vez conocido el polo, los esfuerzos en cualquier plano pueden determinarse
dibujando una línea paralela al plano deseado, que pase por el polo; las coordenadas del punto de intersección con el
Círculo de Mohr determinarán los esfuerzos en dicho plano.
Según el tipo de material en análisis, las curvas esfuerzo -deformación pueden ser muy variadas. Algunos materiales,
como el acero dulce, presentan un comportamiento elástico (que puede ser o no lineal), o elastoplástico. Otros
materiales, como el hierro de fundición, el concreto y las rocas, presentan un comportamiento frágil. Estos dos casos
ilustran curvas esfuerzo – deformación independientes del tiempo. Si el tiempo fuese una variable a considerar, el
material sería viscoelástico, como la mayor parte de los suelos y los polímeros. Pese a esto, no utilizamos una
relación viscoelástica para definir el comportamiento de los suelos, debido fundamentalmente a que la matemática que
estaría involucrada en dicho análisis sería extremadamente compleja.
Una relación más compleja pero realista para muchos materiales es la de los materiales “work –hardening”, los cuales,
como su nombre lo indica, se vuelven más rígidos (mayor módulo) cuando son sometidos a esfuerzos, algunos suelos
son de este tipo, como las arcillas compactadas y las arenas sueltas; por otro lado, los materiales “work – softening”
muestran una reducción en el esfuerzo cuando son deformados más allá de un esfuerzo máximo, algunos suelos, como
las arcillas sensitivas y las arenas densas tienen este tipo de comportamiento.
En los materiales con comportamiento frágil, la falla suele ser muy fácil de definir, dado que el material llega a un
esfuerzo máximo y simplemente colapsa. En los demás materiales, la definición de falla es bastante arbitraria y suele
considerarse como tal al punto de fluencia, dado que por lo general en este punto las deformaciones son tan grandes
que para propósitos prácticos, el material ha fallado, ya que no puede continuar soportando las solicitaciones a las que
está sometido en forma satisfactoria En los materiales "work-softening", el pico de la curva de máximo esfuerzo suele
A partir de la definición de "falla", podemos definir la resistencia de un material, como el máximo esfuerzo de
fluencia o el esfuerzo para una deformación determinada en la que se haya definido la falla.
Como se pudo apreciar en los párrafos anteriores, hay muchas formas de definir la falla en los materiales reales, o
dicho de otra manera, hay muchos criterios de falla. La mayoría de los criterios no funcionan en el suelo, y de hecho,
el que se emplea en suelos no siempre lo hace muy bien; sin embargo por ser el que más se aproxima, suele utilizarse
el Criterio de Falla Mohr -Coulomb.
τ ff = f (σ ff ) (6. 7)
donde τ es el esfuerzo cortante y σ es el esfuerzo normal. El primer subíndice refiere al plano en el cual actúa el
esfuerzo (en este caso el plano de falla) y la segunda f representa el estado "en la falla".
τff se denomina resistencia al corte del material y la relación expresada por la Ec. 6.7 se muestra en la figura 6.4. Esta
figura muestra un elemento en la falla con los esfuerzos principales que causaron la falla y los esfuerzos normales y
cortantes resultantes en el plano de falla.
Por el momento vamos a asumir que existe un plano de falla, lo cual no es una mala aproximación en el caso de
suelos, rocas y muchos otros materiales. Además no vamos a intentar definir cómo están siendo aplicados ni
determinados los esfuerzos en el elemento (espécimen de ensayo o elemento representativo en el campo).
De cualquier modo, si conocemos los esfuerzos principales en la falla, podemos construir o dibujar un Círculo de
Mohr para representar este estado de esfuerzos para este elemento en particular. Similarmente, podemos realizar una
serie de ensayos de falla o determinar esfuerzos de falla en diversos elementos y construir Círculos de Mohr para cada
elemento en la falla, como se muestra en la figura 6.5. Como los círculos han sido obtenidos en la falla, es posible
dibujar la envolvente de falla del esfuerzo cortante. Esta envolvente, llamada “envolvente de falla de Mohr”, expresa
la relación entre el esfuerzo cortante τff y el esfuerzo normal σff en la falla (Ec. 6.7).
Puede observarse que cualquier Círculo de Mohr que caiga por debajo de la envolvente de falla de Mohr (como el
círculo A en la figura 6.5) representa una condición estable. La falla ocurre sólo cuando la combinación de esfuerzo
cortante y normal es tal que el Círculo de Mohr se hace tangente a la envolvente de falla. Se aprecia también que no
pueden existir círculos que caigan por encima de la envolvente de falla de Mohr (como el círculo B en la figura 6.5),
ya que el material habría fallado antes de alcanzar dichos estados de esfuerzos. Si esta envolvente es única para un
material dado, el punto de tangencia de la envolvente de falla de Mohr nos da las condiciones de esfuerzos para el
plano de falla en el momento de la falla. Usando el método del polo, podemos por lo tanto, determinar el ángulo del
plano de falla del punto de tangencia del Círculo de Mohr y la envolvente de falla de Mohr. La hipótesis que indica
que el punto de tangencia define el ángulo del plano de falla en el elemento o espécimen de ensayo, es la “hipótesis de
falla de Mohr”. Debe distinguirse esta hipótesis de la teoría de falla de Mohr; la hipótesis de falla de Mohr se ilustra
en la figura 6.6 para un elemento en la falla. Dicho de otra manera: la hipótesis de falla de Mohr establece que el
punto de tangencia de la envolvente de falla de Mohr con el círculo de Mohr en la falla, determina la inclinación del
plano de falla.
Otra cosa que puede apreciarse en la figura 6.6 es que a pesar que en mecánica de suelos sólo suele dibujarse la mitad
superior de los círculos de Mohr, existe una mitad inferior y por consiguiente una envolvente de falla simétrica en la
Por otro lado, en 1776, Coulomb trabajaba en obras de defensa militar como revestimientos y muros de fuertes. En
esa época, dichas edificaciones se construían empíricamente y desafortunadamente para las defensas militares
francesas, muchas de esas obras fallaron. Coulomb se interesó en el problema de las presiones laterales ejercidas
contra los muros de contención, e ideó un sistema para analizar las presiones del suelo contra estructuras de retención
que aún se emplea. Una de las cosas que necesitaba para diseñar era la resistencia al corte del suelo. Se interesó
también en las características de fricción por deslizamiento de diferentes materiales y creó un dispositivo para
determinar la resistencia al corte de los suelos. Observó que había una componente independiente del esfuerzo y una
componente dependiente del esfuerzo en la resistencia al corte. La componente dependiente es similar a la fricción
por deslizamiento en los suelos, de modo que llamó a dicha componente “ángulo de fricción interna”, y la denotó con
el símbolo Φ. La otra componente parecía estar relacionada con la cohesión intrínseca del material y comúnmente se
denota por el símbolo c. Luego, la ecuación de Coulomb será:
τ f = σ tgφ + c (6.8)
donde τf es la resistencia al corte del suelo, σ es el esfuerzo normal aplicado, Φ y c son los parámetros de la
resistencia del suelo definidos anteriormente. Esta relación genera una línea recta y por consiguiente es fácil de
utilizar. Como se explicará más adelante, ni Φ ni c son propiedades inherentes del material, por el contrario dependen
de las condiciones del ensayo. Para obtener los parámetros de resistencia, Φ y c, se grafican los resultados de los
ensayos de corte en suelos, como se muestra en la figura 6.7. Cabe destacar que cualquier parámetro de resistencia
puede ser cero bajo ciertas condiciones de esfuerzo; por ejemplo τ = c cuando Φ = 0, o τ = σ'cuando c = 0. Como
veremos más adelante, esas relaciones son válidas para ciertas condiciones de ensayo específicas en algunos suelos.
Resulta razonable combinar la ecuación de Coulomb (Ec. 6.8) con el criterio de falla de Mohr (Ec. 6.7), a fin de poder
trabajar con una envolvente de falla que tenga la forma de una línea recta. De esta manera nace el Criterio de
Resistencia de Mohr - Coulomb, que es el más aplicado en suelos. El Criterio Mohr - Coulomb puede escribirse como:
Este criterio es muy simple y fácil de usar, y tiene una serie de ventajas respecto a otros criterios de falla. Es el único
criterio de falla que puede predecir los esfuerzos en el plano de falla en el momento de la falla, y dado que las masas
de suelos suelen fallar en superficies determinadas, es necesario que sea posible estimar el estado de esfuerzos en las
superficies con deslizamiento potencial. De esta manera, el Criterio Mohr -Coulomb resulta muy útil para el análisis
de la estabilidad de taludes y cimentaciones.
Antes de hablar de los tipos de ensayos empleados para determinar los parámetros de resistencia de Mohr - Coulomb,
debemos observar cuidadosamente algunos círculos de Mohr, tanto antes de la falla como en el momento en que
ocurre la misma. Estos círculos presentan una serie de características importantes, como se menciona a continuación.
En primer lugar, si conocemos el ángulo de inclinación de la envolvente de falla de Mohr, o lo determinamos a partir
de ensayos de laboratorio, es posible escribir el ángulo del plano de falla αf en término de la pendiente Φ de la
envolvente de falla de Mohr. Para hacer esto, utilizamos la hipótesis de falla de Mohr, de modo que el ángulo de falla,
medido desde el plano del esfuerzo principal mayor es:
φ
α f = 45° + (6.10)
2
Figura 6.8- Elemento Ideal sujeto a Esfuerzos menores que los que causarían la Falla.
Además, si observamos un elemento de suelo sujeto a esfuerzos principales menores a aquellos que causarían la falla,
como se presenta en la figura 6.8, podremos apreciar que en este caso, τf es la resistencia al corte movilizada en el
plano de falla potencial, y τff es la resistencia al corte disponible (esfuerzo cortante en el plano de falla en el momento
de la falla). Como aún no se ha alcanzado la falla, existe un remanente de resistencia al corte, lo que nos permite
definir el factor de seguridad de dicho material bajo dichas solicitaciones:
τ ff
factor de seguridad ( F .S .) = (6.11)
τf
Ahora, si los esfuerzos se incrementan hasta la falla, el círculo de Mohr se hace tangente a la envolvente de falla de
Mohr. De acuerdo con la hipótesis de falla de Mohr, la falla ocurre en el plano inclinado a αf y con un esfuerzo
cortante en dicho plano igual a τff. Puede apreciarse que éste no será el máximo esfuerzo cortante en el elemento, ya
que el máximo esfuerzo cortante actuará en el plano inclinado a 45° y será igual a:
La falla no ocurre en el plano a 45° porque en este plano la resistencia al corte disponible es mayor que τmax, de modo
que la falla no puede ocurrir. Esta condición se representa por la distancia desde el máximo punto del círculo de Mohr
hasta la envolvente de falla de Mohr, en la figura 6.9.
La única excepción se producirá cuando la resistencia al corte sea independiente del esfuerzo normal, es decir, cuando
la envolvente de falla de Mohr sea horizontal y Φ = 0. Esta situación se muestra en la figura 6.10 y es válida en
condiciones especiales. Esa clase de materiales se denominan "puramente cohesivos" por razones obvias. Para el
caso mostrado en esta figura, la falla ocurre teóricamente en el plano de 45°. La resistencia al corte es τf, y el esfuerzo
normal en el plano teórico de falla, al momento de la falla es (σ1f + σ3f )/2.
Otra cosa útil que debemos hacer, es escribir el criterio de falla de Mohr - Coulomb en términos de los esfuerzos
principales en la falla. Observando la figura 6.11 y notando que sen Φ = R/D:
σ1f −σ 3 f
senφ = 2 (6.13)
σ1f +σ 3 f
+ c cot φ
2
Si c = 0, tendremos:
σ1f −σ 3f
senφ = (6.14)
σ1f + σ 3 f
Reordenando quedará:
σ 1 1 + senφ
= (6.15)
σ 3 1 − senφ
σ 3 1 − senφ
= (6.16)
σ 1 1 + senφ
Usando algunas relaciones trigonométricas podemos expresar las Ec. 6.15 y 6.16 como:
σ1 φ
= tg 2 45° + (6.17)
σ3 2
σ3 φ
= tg 2 45° − (6.18)
σ1 2
Las Ec. 6.17 a 6.20 se denominan “relaciones de oblicuidad” debido a que la máxima inclinación u oblicuidad de la
envolvente de falla de Mohr ocurre cuando c es igual a cero. Observando dichas ecuaciones y la figura 6.11 podremos
apreciar que las coordenadas del punto de tangencia entre la envolvente de falla de Mohr y el círculo de Mohr (σff , τff)
son los esfuerzos en el plano de máxima oblicuidad en el elemento de suelo. En otras palabras, la relación τff / σff es
El último factor que se debe considerar es el efecto del esfuerzo principal intermedio, σ2 en condiciones de falla. Dado
que, por definición, σ2 cae en algún valor entre el esfuerzo principal mayor y el menor, los círculos de Mohr para los
tres esfuerzos principales son semejantes a los mostrados en las figuras 6.3 y 6.12. Es obvio que σ2 no puede tener
influencia en las condiciones de falla para el criterio de falla de Mohr, sin importar su magnitud. Probablemente
tendrá alguna influencia en suelos reales, pero la teoría de falla de Mohr - Coulomb no lo considera.
Figura 6.13- Diagrama de la Sección Transversal del Dispositivo de Ensayo de Corte Directo.
En la figura 6.13 se muestra un diagrama de la sección transversal de los dispositivos esenciales del equipo, mientras
que en la figura 6.14a se muestran algunos resultados de ensayo típicos
En el ensayo de corte directo no se obtienen directamente los esfuerzos principales, por consiguiente, si es necesario
conocerlos, pueden calcularse conociendo la envolvente de falla de Mohr -Coulomb. Por consiguiente, puede
determinarse el ángulo de rotación de los esfuerzos principales
Resistencia drenada
- Un incremento en σ genera rápidamente un incremento en σ’ y la resistencia al corte s.
- A pesar que la mayoría de análisis en suelos cohesivos usan la resistencia no drenada, en
algunos casos se usa la resistencia drenada.
Resistencia no drenada
- Los esfuerzos efectivos no se incrementan de inmediato, siguiendo la aplicación de la carga.
- Es más conveniente expresar la resistencia en términos de su (el subíndice u, se refiere a la
condición de no drenado) en vez de c y φ.
Consolidación – Esfuerzos
6.2.3. ENSAYO TRIAXIAL. TIPOS DE ENSAYO (CONDICIONES DE DRENAJE).
En los inicios de la mecánica de suelos, el ensayo de corte directo era el ensayo de corte más utilizado. Luego,
alrededor de 1930, A. Casagrande empezó a investigar el desarrollo de ensayos de compresión cilíndrica en un intento
de superar la serie de desventajas que presentaba el ensayo de corte directo. En la actualidad, este ensayo,
comúnmente conocido con el nombre de ensayo triaxial, es el más popular de los dos. El ensayo triaxial es mucho más
complicado que el de corte directo, pero a la vez es mucho más versátil. Permite controlar el drenaje bastante bien y
no presenta rotación de σ1 y σ3. Pese a que aún existen concentraciones de esfuerzos, éstas son mucho menores que
en el ensayo de corte directo; además, el plano de falla puede ocurrir en cualquier parte del espécimen. Una ventaja
adicional es que podemos controlar las trayectorias de esfuerzos hasta la falla razonablemente bien, lo cual significa
que las trayectorias de esfuerzos relativamente complejas presentes en el campo pueden ser modeladas más
efectivamente en el laboratorio con el ensayo triaxial.
El principio del ensayo triaxial se muestra en la figura 6.15. El espécimen de suelo usualmente se inserta en una
membrana de caucho para prevenir que el fluido presurizado de la celda (usualmente agua) penetre por los poros del
suelo. Se aplica carga axial empleando un pistón y por lo general se mide el cambio de volumen del espécimen
durante ensayos drenados o la presión de poros inducida durante ensayos no drenados. Como se mencionó
anteriormente, es posible controlar el drenaje hacia y desde el espécimen, y mediante algunas suposiciones, controlar
las trayectorias de esfuerzos aplicadas al espécimen. Básicamente se asume que los esfuerzos en los bordes del
espécimen son esfuerzos principales (figura 6.16). Esto no es necesariamente cierto dado que existen algunos
pequeños esfuerzos cortantes actuando en los extremos del espécimen. Además, como se mencionó anteriormente, el
plano de falla no es forzado, por el contrario, el espécimen puede fallar en cualquier plano débil, o, como ocurre
algunas veces, puede simplemente pandearse.
Las condiciones de drenaje o trayectorias usadas en los ensayos triaxiales son modelos de situaciones críticas
específicas en el diseño, requeridas para el análisis de estabilidad en las prácticas de ingeniería. Usualmente se
designan por un símbolo de dos letras, en el cual la primera letra se refiere a lo que ocurre antes del corte, es decir
mientras el espécimen está siendo consolidado, y la segunda se refiere a las condiciones de drenaje durante el corte.
Las tres trayectorias de drenaje permisibles en el ensayo triaxial son las siguientes:
No consolidado - No drenado UU
Consolidado - No drenado CU
Consolidado - Drenado CD
0a- Saturación
- Está del lado de la seguridad.
- En obra siempre es posible.
- Es más fácil de trabajar y analizar.
- Debe hacerse de abajo hacia arriba.
- Agua destilada y deaireada
0b.- Contrapresión
- Al romper por corte, el volumen no es constante.
- Dilatante positivo: aumenta V.
- Dilatante negativo: disminuye V.
- Dilatante positivo: el agua se deforma con el esqueleto sólido, entra en succión, disminuye u.
- u puede hacerse negativa.
- Se aplica por dentro y por fuera la misma presión.
- Contrapresión: dar una presión intersticial igual que la ambiental y mayor que la atmosférica.
El esqueleto sólido no se entera.
- Varía de 3 a 6 kg/cm2. El valor mas habitual es 6 kg/cm2.
- Es darle un “techo” a u. Es trasladar el eje.
- Disuelve el aire y ayuda a la saturación
1.- Aplicación de σ3
- Consolidado: llave abierta, expulsa agua.
- No consolidado.
2.- Rotura
- Aplicación del desviador: σ1 - σ3.
- Drenado:llave abierta, expulsa agua.
Ensayos Triaxiales
- Se puede realizar con muestras de cualquier tipo de suelo, ya sean inalteradas o
recompactadas.
- El diámetro usual mínimo es 35 mm y es posible ensayar en el Perú hasta 150 mm.
- El ensayo puede hacerse con o sin consolidación previa y rompiendo la muestra con el drenaje
abierto o cerrado.
Podemos mencionar también un par de ensayos del tipo corte directo, uno de ellos es el ensayo torsional o de anillos
de corte (figura 6.20) que ha sido desarrollado de manera que el espécimen de ensayo sea sometido por corte a
deformaciones muy grandes; esto sirve para obtener la resistencia al corte residual en algunos materiales, en los cuales
es más fácil de obtener con un dispositivo de anillo de corte que con diversas repeticiones en la caja de corte directo.
El otro (figura 6.21), que es más común para ensayos estáticos y dinámicos, es el ensayo de corte simple directo; en
éste, se aplica un estado de esfuerzos cortantes casi homogéneo, procurando evitar las concentraciones de esfuerzos
que existen en los equipos comunes de corte directo.
Los estados de esfuerzo en un punto en equilibrio pueden ser representados por un círculo de Mohr en un sistema de
coordenadas τ - σ. Algunas veces, es conveniente representar ese estado de esfuerzos mediante un “punto de
esfuerzos”, que tiene las coordenadas (σ1 - σ3)/2 y (σ1 + σ3)/2, como se muestra en la figura 6.22. En diversas
situaciones de la ingeniería geotécnica, se asume que σ1 y σ3 actúan en el plano vertical y horizontal, de modo que las
coordenadas del punto de esfuerzos se transforman en (σv - σh)/2 y (σv + σh)/2, o simplemente q y p, respectivamente:
σv −σh
q= (6.19)
2
σ +σ h
p= v (6.20)
2
tanto q como p pueden ser definidos en términos de los esfuerzos principales. Por convención, q se considera positivo
cuando σv > σ’h , en caso contrario es negativo.
Con frecuencia se desea mostrar estados sucesivos de esfuerzos por los cuales atraviesa un espécimen de ensayos o un
elemento típico en campo durante la carga o descarga. Para esto puede emplearse un diagrama que muestre los estados
sucesivos mediante una serie de círculos de Mohr (como se observa en la figura 6.23a), pero esto podría ser algo
confuso; por consiguiente, es más simple mostrar únicamente la ubicación de los puntos de esfuerzo. Estas
ubicaciones se denominan “trayectorias de esfuerzos” y se grafican en lo que se llama “diagrama p-q” (figura 6.23b).
Como tanto p como q pueden definirse en términos de los esfuerzos efectivos y también en términos de los esfuerzos
totales, se emplea un apóstrofe para indicar los esfuerzos efectivos. De esta manera, partiendo de las Ec. 6.19 y 6.20 y
de la ecuación de esfuerzos efectivos, σ’=σ-u tendremos que: q' = q mientras p’ = p - u, donde u es la presión de
poros.
Figura 6.23- (a) Círculos de Mohr sucesivos. (b) Trayectorias de Esfuerzos.
Pese a que el concepto de trayectorias de esfuerzos es bastante antiguo, el profesor T. W. Lambe del M.I.T. demostró
su utilidad como dispositivo de enseñanza y desarrolló el método para ser usado como herramienta de la ingeniería
práctica en la solución de problemas de estabilidad y deformación. Muy a menudo en la práctica de la ingeniería
geotécnica, si se entiende completamente la trayectoria de esfuerzos de un problema específico, es bastante clara la
solución del mismo.
Trayectorias de esfuerzos 25
6.4. RESISTENCIA AL CORTE DE SUELOS GRANULARES.
La resistencia al esfuerzo cortante es uno de los aspectos más importantes de la ingeniería geotécnica. La capacidad
portante en el diseño de cimentaciones superficiales o profundas, estabilidad de taludes, muros de contención e
indirectamente, en el diseño de pavimentos, se ve afectada por la resistencia al esfuerzo cortante del suelo en cuestión.
Las estructuras y los taludes deben ser estables y deben tener factores de seguridad que los protejan del colapso total
cuando se les aplican las solicitaciones máximas previstas. Usualmente se emplean métodos de análisis basados en
"equilibrio límite" para desarrollar el diseño, y dichos métodos requieren determinación de la resistencia al corte
última del suelo.
Se define la resistencia al corte de un suelo como el máximo esfuerzo cortante que puede soportar un suelo. Muchas
veces el valor límite de esfuerzo cortante se basa en una deformación unitaria permisible. Con mucha frecuencia, esta
deformación unitaria permisible controla el diseño de una estructura dado que, debido a los grandes factores de
seguridad que suelen emplearse, los esfuerzos cortantes reales en el suelo, producidos por las cargas aplicadas son
mucho menores que aquellos que causan el colapso o la falla.
La resistencia al corte puede determinarse en diferentes formas, algunas de las cuales han sido descritas anteriormente.
Los métodos in situ como el ensayo de la veleta de corte o los penetrómetros evitan algunos de los problemas de
alteración del suelo asociados a la extracción de muestras del terreno. Sin embargo, esos métodos sólo determinan la
resistencia al corte en forma indirecta a través de correlaciones con resultados de laboratorio. Por otro lado, los
ensayos de laboratorio determinan la resistencia al corte en forma directa e información valiosa sobre el
comportamiento de esfuerzo-deformación y el desarrollo de presiones de poros durante la aplicación del corte.
Las dunas de arena son un ejemplo natural de los ángulos de reposo. La figura, muestra como se forman una duna
estacionaria (SD) y una duna migrante (MD). En la parte de sotavento (LS), la pendiente de la duna tendrá un ángulo
de reposo que variará entre 30° y 35° dependiendo de una serie de factores que serán analizados más adelante. Si la
pendiente en la parte de sotavento se vuelve más pronunciada que 30° ó 35°, se volverá inestable y los granos de arena
rodaran pendiente abajo hasta que se alcance el ángulo de reposo. En esta misma figura se puede observar una
condición inestable (a la mano derecha), de modo que poco a poco la pendiente se irá emparejando hasta llegar al
ángulo de reposo del material. El ángulo de reposo depende del tipo de material y otros factores, y representa el
ángulo de fricción interna o la resistencia al corte f/J en su estado más suelto. Sabiendo que los términos "suelto" y
"denso" son tan sólo términos relativos, especialmente con respecto a su comportamiento bajo esfuerzos cortantes,
podremos ver más adelante que la respuesta de esfuerzo–deformación y los cambios volumétricos dependen tanto de
la presión de confinamiento como de la densidad relativa.
La relación de vacíos, que se relaciona con la densidad de las arenas, es quizás el parámetro individual más importante
que afecta la resistencia de las arenas. Hablando en forma general, para ensayos drenados bien sea en el equipo de
corte directo o en el de ensayos triaxiales, a menor relación de vacíos (alta densidad o alta densidad relativa), mayor
resistencia al corte. Se sabe que conforme decrece la relación de vacíos, o se incrementa la densidad, el ángulo de
fricción interna o ángulo de resistencia al corte, Φ se incrementa.
Otro detalle que se puede apreciar es que la envolvente de falla de Mohr es curva; es decir, que Φ’ no es una constante
si el rango de presiones de confinamiento es grande. Usualmente se habla de Φ’ como si fuese constante, pero debe
entenderse que la envolvente de falla real es curva.
Los efectos de la densidad relativa o relación de vacíos, forma de los granos, granulometría y tamaño de las partículas
en Φ han sido resumidos por Casagrande. Los valores han sido determinados mediante ensayos triaxiales en muestras
saturadas bajo presiones de confinamiento moderadas. Hablando en forma general, manteniendo constantes todos los
demás parámetros, Φ se incrementa conforme se crece la angularidad. Si dos arenas tienen la misma densidad
relativa, aquella que esté mejor graduada tendrá mayor Φ. El tamaño de las partículas, para relaciones de vacíos
constantes, no parece influir en Φ significativamente; por consiguiente, una arena fina y una gruesa con la misma
relación de vacíos probablemente tengan aproximadamente el mismo Φ.
Otro parámetro, no incluido en la tabla de Casagrande es la rugosidad o textura de la superficie, que es bastante difícil
de medir; sin embargo, resulta obvio que tendrá algún efecto en Φ. Generalmente, a mayor rugosidad superficial,
mayor Φ; también se ha encontrado que los suelos húmedos muestran 1º ó 2° menos en Φ que si estuviesen secos.
Hasta ahora sólo se ha realizado el análisis de los resultados de los ensayos de corte directo y triaxiales en los cuales
σ2 = σ 3 ó σ1. Para investigar la influencia del esfuerzo principal intermedio deben emplearse otros tipos de ensayos,
como los de deformación plana o corte cuboidal. Una investigación realizada por Ladd indica que Φ obtenido
mediante un ensayo de deformación plana es mayor que Φ del ensayo triaxial en 4° a 9° en arenas densas y 2° a 4° en
arenas sueltas. Una estimación conservadora del ángulo de fricción en deformación plana Φps puede obtenerse a partir
del ángulo de fricción en ensayos triaxiales Φtx, usando las siguientes expresiones:
Con respecto al último factor en la lista, la sobreconsolidación o preesfuerzo en las arenas, se ha encontrado que no
afecta significativamente a Φ pero si influye fuertemente en el módulo de compresión de los materiales granulares.
Todos los factores mencionados anteriormente se resumen en la siguiente tabla; en la figura del NAV FAC DM7, se
muestran algunas correlaciones entre Φ’ y la densidad seca, densidad relativa y clasificación de suelos. Esta figura y
la Tabla 1.2 son muy útiles en la estimación de las características friccionantes de los materiales granulares. De esta
manera, teniendo una clasificación visual completa de los materiales en una zona, además de alguna idea acerca de la
densidad relativa in situ, es posible formarse una idea bastante aproximada del comportamiento frente a solicitaciones
de esfuerzo cortante antes de efectuar un programa de ensayos de laboratorio. En proyectos pequeños, dichas
estimaciones pueden ser suficientes para efectuar un diseño.
92 N
Dr = (%)
4 σ´
v
32 + 28.24 σ ´v
6.5. RESISTENCIA AL CORTE DE SUELOS COHESIVOS SATURADOS.
Ensayo triaxial
- Si aplicamos a un elemento, incrementos de tensión total, Ds1 , Ds2 , Ds3 , va a
originarse en el interior del elemento un Du.
Cambios de volumen
- en el esqueleto de partículas sólidas
- en el fluido que ocupa los vacíos.
DV en partículas sólidas
∆V 3 (1 − 2υ ) ( ∆σ ´1 +∆σ ´2 +∆σ ´3 )
=
V E 3
( ∆σ ´1 +∆σ ´2 +∆σ ´3 )
∆V = V Ce ( 4)
3
Ce: es la compresibilidad del esqueleto de partículas sólidas.
DV en los vacíos
∆V
= Cvac ∆u
Vv
∆V =nV Cvac∆u ( 5)
Cvac: es la compresibilidad del fluido que ocupa los vacíos.
n Cvac ∆u = Ce
( ∆σ ´1 +∆σ ´2 +∆σ ´3 )
3
∆u =
1 ( ∆σ 1 + ∆σ 2 + ∆σ 3 )
C 3
1 + n vac
Ce
Si Ds2 = Ds3 :
1 ( ∆σ 1 + 2∆σ 3 ) = 1 1
∆u =
C 3 C ∆σ 3 + 3 ( ∆σ 1 − ∆σ 3 )
1 + n vac 1 + n vac
Ce Ce
∆u = B ∆σ 3 + A ( ∆σ 1 − ∆σ 3 )
1
B≈
C
1 + n vac
Ce
Si Sr = 100% Cvac = Cw <<< Ce → B = 1
Si Sr < 100% → B<1
Esfuerzos en mib/mit
u0 = uH (1 − B ) − σ ´0 B K 0 + A (1 − K 0 )
- Suelo saturado
S = 100%, B = 1. Reemplazando:
Г
Г
Esta presión de poros impide que la muestra se hinche y es equivalente a una
presión efectiva de confinamiento.
εy =
1
(σ y − µσ x − µσ z ) (2)
Es
εz =
1
(σ z − µσ y − µσ x ) (3)
Es
Donde:
1 −µ − µ
D = − µ 1 − µ
(5)
− µ −µ 1
Características esfuerzo-deformación 39
La deformación por corte γ se define como el cambio en el ángulo derecho de cualquier
esquina de un elemento en compresión como se muestra en la figura (b), tal como:
Tipo de Suelo µ
Arcilla saturada 0.4 – 0.5
Arcilla no saturada 0.1 – 0.3
Arcilla arenosa 0.2 – 0.3
Limo 0.3 – 0.35
Características esfuerzo-deformación 40
Arena o arena gravosa -0.1 – 1.0
Comúnmente se emplea 0.3 – 0.4
Roca 0.1 – 0.4 (depende del tipo de roca)
Hielo 0.36
Concreto 0.15
Acero 0.33
Otra propiedad de los materiales es el módulo bulk Eb, que se define como la relación
entre los esfuerzos hidrostáticos y la deformación volumétrica, como se indica en la
siguiente expresión:
2 1+ µ Es
Eb = G = (10)
3 1 − 2 µ 3(1 − 2 µ )
Tipo de Suelo µ
Suelos arcillosos húmedos 0.4 – 0.5
Suelos arcillosos saturados 0.45 – 0.5
Suelos no cohesivos – medios a densos 0.3 – 0.4
Suelos no cohesivos – sueltos a medios 0.2 – 0.35
Pese a que es común emplear µ = 0.5 en suelos arcillosos saturados, debe tenerse en
cuenta que esto representa una condición de cambio de volumen nulo bajo la aplicación
del esfuerzo axial. Sin embargo, después de un tiempo de aplicada la carga, ocurrirá un
cambio de volumen acorde con el drenaje del fluido de los poros.
Es
E s' = (11)
1− µ2
µ
µ' = (12)
1−µ
∆σ
kS = (13)
∆δ
Características esfuerzo-deformación 41
puntos unidos por una secante a lo largo de la curva. Se recomienda el empleo de la
pendiente de la secante definida por el origen (δ = 0) y el punto δ = 0.0254 m.
Es común graficar ε1 = ∆σ1/L versus ∆σ1 y a partir de esta gráfica resolver la ecuación
(14) tanto para Es como para µ tomando varios pares de puntos a lo largo de la curva.
La ecuación (14) nos indica además por qué los ensayos de compresión no confinada
con σ3 = 0, dan deformaciones mayores y módulos de esfuerzo – deformación menores
que los ensayos de compresión confinada. Dado que el suelo se encuentra “confinado”
in situ, es razonable que los ensayos de compresión confinada proporcionen “mejores”
parámetros elásticos. Pese a que es difícil comparar los valores de Es provenientes de
ensayos de laboratorio con los de campo, existe cierta evidencia que indica que los
valores de campo suelen ser cuatro o cinco veces mayores que los obtenidos en
laboratorio mediante ensayos de compresión simple. Por esta razón, la práctica actual
tiende a tratar de obtener “valores de campo” a partir de ensayos in situ en todos los
casos en que sea posible hacerlo.
Características esfuerzo-deformación 42
Si se emplean gráficas de ensayos de laboratorio, es más común utilizar el módulo
tangente inicial para el cálculo del módulo de esfuerzo – deformación Es por las
siguientes razones:
Esta serie de factores indican que se debe tener el criterio adecuado para obtener valores
confiables de diseño.
ε
= a + bε (16)
∆σ 1
La parte izquierda de esta ecuación puede graficarse como en la figura para obtener los
valores de a y b.
Características esfuerzo-deformación 44
EL LABORATORIO DE MECÁNICA DE SUELOS Y
LOS ENSAYOS DE CORTE TRIAXIAL
El gran impulso que tienen actualmente en el Perú las obras de construcción vial y las
de habilitación y desarrollo urbano, destacando la construcción de edificios en las
principales ciudades así como las obras requeridas para el desarrollo minero, han
generado un importante incremento en el trabajo de todos aquellos que estén
relacionados con estas obras.
Es bien conocido por todos que uno de los factores más importantes que debe tomarse
en consideración para los grandes proyectos de ingeniería, es el suelo sobre el cual se
apoyan. Este influye directamente en el costo de la obra a través de la solución que se
adopte y en algunos casos es un factor decisivo para la ubicación definitiva del
proyecto. Además, el suelo es el material de construcción más abundante que existe, y
muchas veces es el único del que se dispone localmente. Así, el suelo se emplea, por
ejemplo, para la construcción de estructuras de retención de aguas, viviendas y vías de
comunicación . Como señalara K. Terzaghi en 1936, “desgraciadamente los suelos
son hechos por la naturaleza y no por el hombre y los productos de la naturaleza son
siempre complejos (...) El diseño de puentes y de otras estructuras totalmente
artificiales requiere únicamente de conocimientos de mecánica. La teoría gobierna el
tema y la experiencia es cuestión secundaria, con excepción de aquella adquirida sobre
el tablero de diseño. Sin embargo, tan pronto como pasamos del acero y concreto al
suelo, la omnipotencia de la teoría deja de existir (...) En Mecánica de Suelos, la
principal función de la teoría consiste en enseñarnos que y cómo observar en el
campo”.
La función del suelo varía según el tipo de proyecto a efectuar, considerándose dos
funciones fundamentales : como material de cimentación y como material de
construcción. Cuando se piensa en el suelo como material de cimentación, bien sea de
edificaciones, puentes, presas u otro tipo de estructuras, interesa conocer las
características físico-mecánicas del suelo. En estos casos, el suelo se toma en su estado
natural, tal como lo presenta la naturaleza, por lo que las investigaciones deben estar
orientadas a medir las propiedades el suelo in-situ o a medirlas en el laboratorio, a
Todos estos estudios se encuentran dentro del campo de la Mecánica de Suelos. Los
problemas se resuelven en el sitio, mediante ensayos de campo sofisticados, los cuales
para su correcta interpretación deben ser comparados con experiencias anteriores, o en
el Laboratorio mediante ensayos más rigurosos, en los que se trata de someter al suelo a
esfuerzos o situaciones similares a las que se presentan en la obra, y es posible medir
con mucha precisión sus propiedades. En ambos casos, se necesita contar con equipo
adecuado y personal calificado, tanto para efectuar los trabajos rutinarios como para
realizar investigaciones de campo y laboratorio acerca de los nuevos problemas que se
vayan presentando, ya sea en el uso de nuevos materiales, o al enfrentar condiciones
geomorfológicas diferentes a las encontradas comúnmente.
Para poder representar las diferentes condiciones de esfuerzos a las que pueden estar
sometidos los suelos, se distinguen dos etapas en los ensayos. En la primera, la muestra
de suelo es sometida a una presión de confinamiento triaxial (σ3). En una segunda etapa,
se aplica una carga vertical, el esfuerzo desviador (σ1 - σ3) hasta producir la falla del
suelo por corte. La muestra se encuentra siempre protegida por una membrana elástica
impermeable, y se tiene la opción de permitir o no el drenaje de agua. Esta última
decisión, afecta notablemente la duración de los ensayos, y lo que es más importante, el
comportamiento de los suelos. Si en la primera etapa se permite el drenaje, la prueba es
consolidada (C), caso contrario, no consolidada (U); similarmente, la segunda etapa
puede ser drenada (D) o no drenada (U).
El nuevo equipo de ensayos triaxiales, permite efectuar los diversos tipos de ensayos
triaxiales: no consolidado no drenado (UU), consolidado no drenado (CU) y
consolidado drenado (CD) pudiéndose cuando se requiere, medir la presión de poros y
el cambio de volumen. La versatilidad de este equipo permite realizar ensayos en
especimenes de 35, 50, 70 y 100 mm de diámetro.
No cabe duda que este equipo era una necesidad en nuestra universidad, y en el corto
tiempo que está funcionando, ha permitido una mejor comprensión por parte de los
alumnos de estos ensayos, el inicio de dos investigaciones como Tesis, y las empresas
consultoras al haberse enterado de la instalación de este nuevo equipo han solicitado la
ejecución de programas de investigación especiales. Con lo cual el equipo cumple
plenamente con su triple finalidad: contribuir eficazmente a la docencia, la investigación
y prestar un servicio a la comunidad.
Trayectoria de esfuerzos