Está en la página 1de 1

LA EDUCACIÓN INFANTIL

La sociedad actual en la que vivimos ha hecho resurgir la importancia de la educación infantil,


ha hecho cambiar sus objetivos, la manera de ver a los más pequeños, pasando de desarrollar
los aspectos biológicos, sociales y afectivos de los niños, a verlos como personas activas y
protagonistas de su propio desarrollo, personas a las que se les escucha y se les favorece su
potencial para que sean ellos los propios descubridores del mundo.
En la etapa de educación infantil se asientan los cimientos de todo el sistema educativo. Los
más pequeños construyen sus primeras identidades a partir de las actividades educativas que
se van programando en la escuela, al cuidado, como no, de la mirada atenta que ofrecen los
grandes profesionales que velan por su aprendizaje, ayudándoles a desarrollar sus capacidades,
acompañándoles con gestos de cariño, ternura y comprensión por el camino que recorren sus
alumnos/as.
No podemos olvidar, por supuesto, las relaciones entre la familia y la escuela. Ambas
instituciones han de ir cogidas de la mano, por el mismo camino, participando activamente en
la educación escolar de los niños y niñas y haciéndoles sentirse responsables de las actividades
que se programan a nivel de centro. En el nuevo siglo, el papel de la madre también ha
cambiado y la escuela infantil facilita su inserción en el mundo laboral haciendo cambiar el
clásico esquema familiar.
Durante los primeros años de vida del niño/a se configura la personalidad de la futura persona
adulta a través de las experiencias que va viviendo dentro de su proceso madurativo; en las
adquisiciones motóricas, intelectuales y emocionales.
Así pues, la educación infantil es una respuesta intencionalmente educativa a las necesidades
de cuidado de la primera infancia en el mundo moderno. Pero, justamente por ello, no puede
quedar limitada a aquellos niños y niñas cuyos padres trabajan y no pueden atenderlos. No,
todo lo contrario, debe entenderse como un derecho que tiene todo niño o niña a poder
participar en situaciones educativas distintas a las que se producen en el núcleo familiar y que,
por supuesto, sirven para promover su desarrollo.
En definitiva, apostemos, valoremos, apoyemos, cuidemos y mimemos a los más pequeños, a la
etapa de educación infantil, a sus profesionales y a todos los que luchamos día a día por su
reconocimiento.
Sonia Sánchez

También podría gustarte