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CINCO RAZONES POR LAS QUE LOS EDIFICIOS SE DERRUMBAN

Vemos cómo van a apareciendo nuevos edificios con los años pero, ¿estamos
seguros que son verdaderamente resistentes?

26.05.2016 / 05:07 pm
Follow @CasayMas_ECpe

Está claro que un terremoto puede hacer que se derrumbe un edificio, sobre
todo en zonas del mundo donde no hay estructuras antisísmicas. Pero no
siempre eventos extremos como los movimientos telúricos son la causa de los
desplomes.

Construcciones poco adecuadas o bien errores y descuidos de los encargados


de erigir las edificaciones pueden ser también los responsables.

Existen algunos problemas comunes entre las causas del colapso de edificios.

1. Los cimientos son muy débiles

Construir cimientos adecuados puede valer hasta la mitad del precio de


un edificio, observa el profesor de ingeniería civil, Anthony Ede, de la
Universidad de Ota, Nigeria.
Ede afirma que dos cosas que deben ser fundamentales cuando se está
realizando la base de la construcción: la solidez del suelo y el peso
del edificio junto a su contenido.

Pero según el profesor, los constructores intentan ahorrar dinero que debe
asignarse a los cimientos, como por ejemplo en terrenos pantanosos. Incluso
en tierras firmes, las bases tienen que ser lo suficientemente sólidas para
soportar el peso de la edificación.

2. Los materiales no son resistentes

Puede suceder que los materiales que se utilizan en las obras no sean lo
suficientemente resistentes para contener la carga.

En África, por ejemplo, se registraron tantos colapsos de edificios que llevaron


a la Organización Africana de Normalización a llevar a cabo reuniones
mensuales para discutir por qué tantas construcciones se derrumban.

Y desde la entidad advierten sobre la existencia de mercados que venden


materiales falsificados o que se utiliza chatarra en lugar de acero para las
edificaciones. Incluso hay casos de falsificadores que adulteran certificados de
autentificación o que los mismos contratistas emplean, a sabiendas, materiales
incorrectos para ahorrar costos.
3. Los trabajadores cometen errores

Incluso cuando a los trabajadores se les dan los materiales adecuados para
hacer el hormigón, es posible que los mezclen de forma incorrecta y no resistan
el peso, dice el profesor Ede.

Además, Ede acusa a los contratistas de emplear a trabajadores no


calificados porque son más baratos y de esta manera ahorran dinero.

O también los obreros entienden mal las proporciones de mezcla del concreto
y usan carretillas en lugar de los medidores adecuados para calcular la
cantidad de cemento.

4. La carga es más pesada

Un edificio puede derrumbarse cuando el peso que lleva dentro es mayor que
el que puede soportar.

Ede explica que si una construcción fue diseñada para ser una vivienda y luego
se convierte en una biblioteca, con cajas y cajas de libros que se apilan, el
inmueble puede colapsar por el excesivo peso. Otra razón es añadirle
plantas al diseño original.

5. La fortaleza no fue probada

En todos las fases de la construcción "se debe ser estricto con el control de la
edificación", dice el profesor Ede.

El gran problema surge cuando en cada etapa de la construcción hay alguien


con una fuerte motivación para ahorrar o ganar dinero, dice.

Hay muchas razones físicas por las cuales un edificio puede desmoronarse,
pero en general la corrupción está detrás de todas, concluye Ede.

PARA CONTRARRESTAR LA CAÍDA DE LOS EDIFICIOS


Ingenieros elaboran una propuesta para reforzar edificios y puentes construidos
bajo códigos de edificación antiguos. Los ensayos se realizan en el mayor
laboratorio de estructuras de Latinoamérica, ubicado en Mendoza. En todo el
oeste argentino existen muchos edificios que deben ser reparados para
asegurar una respuesta adecuada ante un temblor severo. El programa se lleva
a cabo según nuevas técnicas que incluyen elementos diseñados para reducir
daños y pérdidas económicas, bajo el paradigma de control estructural para
acciones sísmicas. Esperan que sus resultados puedan aplicarse también en
nuevas construcciones.
La ingeniería sismorresistente tuvo sus inicios a principios del siglo XX. El
objetivo principal de esta disciplina fue, desde su origen, evitar el colapso de
las construcciones sometidas a terremotos, para proteger la vida humana. Pero
en las últimas dos décadas, el avance científico y tecnológico permitió ampliar
este criterio e incluir objetivos adicionales que apuntan a mejorar el desempeño
de las estructuras. En esta línea, hoy no sólo es posible evitar el colapso de la
construcción sino también controlar los daños en ella y así reducir o eliminar las
pérdidas económicas que el terremoto origina debido a costos de reparación y
por la interrupción de actividades.

El avance responde a nuevas estrategias de diseño denominadas “control


estructural para acciones sísmicas”, según explica a InfoUniversidades el
ingeniero civil Francisco Crisafulli, docente e investigador de la UNCuyo, desde
donde encabeza un programa para el desarrollo de nuevos materiales y
sistemas sismorresistentes para Mendoza y San Juan, provincias con alto
riesgo sísmico.

Este programa es acorde a las nuevas técnicas actuales. Se trata de que a la


estructura tradicional (de hormigón armado, acero, mampostería, etc.) se le
sumen amortiguadores, resortes y elementos flexibles en la base para reducir
la cantidad de energía que el sismo le trasmite al edificio. “En todos los casos
se alcanza una reducción significativa de la vibración del edificio, protegiendo a
la vez los elementos estructurales convencionales, como las vigas y las
columnas”, explica Crisafulli.

Argentina, a la cabeza en Latinoamérica

Para entender la importancia que tiene la ingeniería sismorresistente en el país,


hay que mencionar que en Argentina está el laboratorio para ensayos
estructurales más grande de Latinoamérica. Cuenta con una losa de anclaje de
13x16 metros y un muro de reacción de 8 metros de altura y se ubica en el
IMERIS (Instituto de Mecánica Computacional y Riesgo Sísmico) de la Facultad
de Ingeniería de la UNCuyo.

Allí, el equipo comandado por Crisafulli desarrolla un programa para reducir la


vulnerabilidad edilicia en el oeste argentino. Señala el investigador que “existen
sistemas ya desarrollados en otros países que podrían utilizarse en la región,
pero se encuentran protegidos por patentes comerciales, o bien no se adaptan
a las técnicas constructivas típicas nuestras”, por lo que se hace necesario un
desarrollo tecnológico propio.

El programa de la UNCuyo ensaya en laboratorio con estructuras reales


sometidas a esfuerzos y deformaciones, simulando la acción de un terremoto a
través de modelos computacionales. Teniendo en cuenta los antecedentes
sísmicos en Mendoza y San Juan, utilizan la magnitud 7 de la escala Richter.
“El objetivo principal de este ensayo es verificar el comportamiento de dos tipos
de disipadores de energía que fueron diseñados como parte del proyecto”
explica Crisafulli. “Ya hemos realizado ensayos de componentes, es decir de
elementos estructurales aislados, y se ha construido una estructura completa
de dos pisos que será ensayada en el Laboratorio de Estructuras del IMERIS”,
agrega.

Los investigadores esperan que sus resultados puedan aplicarse en nuevas


construcciones, pero también en edificios existentes que necesitan ser
reforzados, porque fueron diseñados con códigos desactualizados o sin
aplicación de códigos. Pero siempre teniendo en cuenta la realidad regional,
que tiene criterios de factibilidad constructiva y económica propios, a los
efectos de asegurar su aplicación práctica. En Mendoza, y en general en todo
el oeste argentino, existe un elevado número de edificios (construidos en los
‘70 o antes, muchos de ellos públicos) que no cumplen con los criterios de
seguridad sismorresistente actuales y que deben ser evaluados y reforzados o
reparados para asegurar una respuesta adecuada ante un temblor severo. “La
tarea de rehabilitación es normalmente más compleja que la de diseñar una
estructura nueva”, reconocen los investigadores.

En este trabajo son claves los nuevos sistemas y materiales (amortiguadores y


disipadores de energía), que se adaptan particularmente bien para este
proceso, según se comprobó en los últimos años. Así, el último paso que
esperan dar es formular una propuesta de refuerzo de estructuras de edificios y
puentes existentes, mediante la incorporación de amortiguadores de masa
pasivos. “Además, esperamos que los estudios, simulaciones y ensayos
realizados sirvan como elementos de difusión al medio profesional, de modo
que los ingenieros estructurales conozcan estos sistemas y materiales
innovadores y cuenten con recomendaciones de diseño para su aplicación
práctica”, cierra Crisafulli.

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