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PROCESOS ECO-EFICIENTES

Entendemos por procesos eco-eficientes todos aquellos orientados a asegurar un


uso sostenible, eficiente y optimizado de los recursos energéticos y las materias
primas, y a disminuir al máximo los residuos y emisiones generados en el proceso 1
de producción de un determinado producto o de prestación de un servicio.

En términos muy generales, un proceso podría optimizarse en términos de eco-


eficiencia a través de las siguientes actividades:

 Optimización del uso de los recursos energéticos. El progresivo


agotamiento de las reservas de combustibles fósiles y la preocupación sobre
el cambio climático han levantado las alarmas sobre la necesidad de
optimizar el uso de los recursos energéticos a nivel global. Para alcanzar el
objetivo global es necesario fomentar a menor escala medidas de ahorro y
eficiencia energética, así como promover el cambio gradual a fuentes de
energía renovables, que minimicen la huella de carbono (totalidad de gases
de efecto invernadero emitidos por efecto directo o indirecto de un proceso).

 Gestión eficiente de los recursos, incluyendo un uso sostenible de


materias primas y una gestión eficiente del agua, que favorezca su
reutilización y proteja los ecosistemas.

 Gestión eficiente de los residuos y emisiones, que cubren desde la


prevención del residuo, el control de emisiones perjudiciales para el
medioambiente, la valorización de los residuos, el tratamiento de aguas
residuales, etc.

La mejora de la eco-eficiencia de los procesos productivos puede incorporarse a


empresas de cualquier sector de actividad, aportando múltiples beneficios entre los
que se pueden destacar la reducción de costes, la mejora de la imagen empresarial
o la posibilidad de apertura hacia nuevos mercados.
Eficiencia y ahorro energético

Los programas de eficiencia y ahorro energético persiguen reducir el consumo de


energía, fomentando aquellos comportamientos, métodos de trabajo y técnicas de
producción que consuman menos energía.
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Le legislación europea establece objetivos de reducción del consumo energético y,


en el marco de estas obligaciones, se establecen una serie de programas
institucionales entre los que, a nivel nacional, cabe destacar el Plan de Ahorro y
Eficiencia Energética 2011-2020, elaborado por el Gobierno de España en
colaboración con el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía
(IDAE). En este Plan se definen una serie de objetivos de mejora por sectores
(industria, transporte, edificación, etc.), siendo el sector transporte el que mayor
peso tiene en términos de ahorro esperado, seguido en importancia por el sector
industrial.

La mejora energética puede aplicarse a empresas de cualquier sector de actividad.


A menudo, estas mejoras pueden llevarse a cabo mediante simples cambios en la
metodología de trabajo y pequeñas inversiones orientadas a la optimización
de los procesos, que pueden ser rentabilizadas a corto plazo.

En términos generales, podríamos decir que un proyecto de mejora energética


consta de las siguientes fases:

1. Análisis y diagnóstico de los procesos productivos y consumos


energéticos. Como fase previa es necesario establecer el punto de partida,
definiendo los mecanismos de control energético de la empresa, los distintos
consumos de cada equipo y los costes asociados, así como la posición
relativa de la empresa frente a otras de su mismo sector de actividad.

2. Preparación de un Plan de Mejora Energética, que incluya las medidas


correctoras posibles: reducción de consumos, adopción de medidas de
ahorro, mejora del aislamiento térmico, incorporación de tecnologías
energéticamente más eficientes, etc. Se cuantificará el ahorro previsto, la
inversión necesaria y los plazos de puesta en marcha de cada acción.

3. Plan de formación del personal. Como parte de cualquier proyecto de


mejora es fundamental incluir un plan de formación del personal con la
finalidad de fomentar la cultura energética mediante hábitos y usos
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eficientes de la energía.

4. Implantación de las acciones incluidas en el plan de mejora, de acuerdo a


la metodología y plazos establecidos en el Plan de Mejora Energética.

5. Seguimiento de las acciones e indicadores de mejora. Finalmente ha de


realizarse un seguimiento y una revisión de las acciones llevadas a cabo, así
como un análisis cuantitativo de las mejoras realizadas.

Energías renovables

La energía juega un papel clave en el mundo actual. Frente a los recursos


energéticos convencionales, las energías renovables son fuentes limpias e
inagotables, cuyo impacto ambiental es prácticamente nulo y reversible.

Además, gracias a su carácter modular, las energías renovables contribuyen a


disminuir la dependencia exterior de los países o comunidades, diversificando el
abastecimiento y favoreciendo el desarrollo tecnológico y la creación de empleo.

Las instituciones europeas apuestan fuertemente por potenciar un abastecimiento


energético seguro, eficiente y sostenible, fomentando una mayor implantación de
las energías renovables. En este sentido, directiva comunitaria 2009/28/EC ha
fijado un objetivo de alcanzar una cuota mínima del 20% de energía procedente de
fuentes renovables en el consumo final bruto de energía de la Unión Europea. A
nivel nacional, esta apuesta por las energías renovables se plasma en el Plan de
Energías Renovables (PER) 2011-2020. El PER considera como renovables las
siguientes tecnologías:
 Biocarburantes (bioetanol, biodiesel, etc.). Los biocarburantes cubrieron
en 2010 el 2,08% de la oferta mundial del petróleo. El bioetanol se produce
fundamentalmente a partir de materias primas como la caña de azúcar, las
melazas, la remolacha azucarera y los cereales, siendo Estados Unidos y
Brasil las mayores potencias generadoras de este biocombustible. Por su
parte, el biodiesel se genera empleando como materias primas
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fundamentales aceites vegetales (de primer uso o usados); en este caso, la
Unión Europea se encuentra liderando la producción de este biocombustible.

 Biomasa, biogás y residuos. En España el consumo de biomasa actual es


de 3.655 ktep (kilotoneladas equivalentes de petróleo), proveniente
principalmente del sector forestal. Su utilización es mayoritariamente
doméstica en sistemas no muy eficientes, aunque se prevé una expansión
importante del consumo térmico de biomasa y la cogeneración en
instalaciones industriales, que traerá consigo cambios cualitativos en las
tecnologías de explotación. Existe también una contribución importante a la
generación energética a partir de la incineración de residuos municipales e
industriales, y la generación de biogás de vertedero.

 Energías del mar. España cuenta con un potencial energético marino muy
elevado. La energía del mar se puede manifestar de muy distintas formas
que implican tecnologías de aprovechamiento diferentes: energía de las
mareas (mareomotriz), energía de las olas (undimotriz), energía de las
corrientes marinas, diferencias de temperatura (energía maremotérminca),
diferencias de salinidad (potencia osmótica o energía azul), etc. Las
tecnologías actuales de explotación de estas energías están aún en fase de
desarrollo pero se espera que en los próximos años comience a haber
pequeñas plantas piloto que puedan complementar el mix energético.

 Eólica. El aprovechamiento del viento para la generación eléctrica mediante


el uso de aerogeneradores está muy implantado en España. En el año 2010
la contribución del sector eólico a la producción eléctrica fue del 15% (un
2,9% de la energía primaria). Actualmente está en pleno desarrollo la eólica
off-shore, así como la eólica de pequeña potencia, que presenta varias
ventajas con la reducción de los costes de transporte y distribución y la
integración en diversos entornos de forma distribuida.

 Geotermia. La energía geotérmica es la energía almacenada en forma de


calor bajo la superficie de la tierra. Se trata de un recurso energético poco
conocido pero con elevado potencial, que puede ser explotado tanto para la
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generación eléctrica como térmica.

 Hidroeléctrica. La energía hidroeléctrica es una tecnología madura y muy


consolidada en nuestro país, aunque aún existe un importante potencial
hidroeléctrico pendiente de desarrollar, principalmente a través del fomento
de las centrales minihidráulicas (potencia instalada inferior a 10 MW) y el
aprovechamiento hidroeléctrico de infraestructuras hidráulicas existentes.

 Solar fotovoltaica. La energía solar fotovoltaica aprovecha la radiación


solar para transformarla directamente en energía eléctrica mediante el
efecto fotovoltaico. Se trata de una de las tecnologías que mayor
crecimiento ha experimentado en los últimos años. Concretamente, en
España se instalaron en 2010 3.787 MW de energía solar fotovoltaica,
contribuyendo con un 2,1% a la producción eléctrica anual (un 0,8% a la
energía primaria). Las tecnologías fotovoltaicas presentan un alto grado de
madurez que ha traído consigo una importante reducción de los costes de
fabricación e instalación. Al ser una tecnología totalmente modular, favorece
la instalación cerca de los puntos de consumo fomentando la generación
distribuida y el autoconsumo. En los próximos años está prevista una mayor
implantación de esta tecnología en edificios.

 Solar térmica. La energía solar térmica consiste en el aprovechamiento del


recurso solar para la obtención de energía térmica a través del
calentamiento de un fluido. Se trata de una energía renovable bastante
extendida, con una producción en el año 2010 de 183 kTep, aunque
presenta aún un potencial de explotación muy elevado. Está prevista en los
próximos años una mayor penetración de la tecnología en el sector servicios
e industrial, con sistemas de gran tamaño.
 Solar termoeléctrica. La energía solar termoeléctrica consiste en el
aprovechamiento del recurso solar para la generación de electricidad a
través del calentamiento de un fluido. En el año 2010 se instalaron en
España 632 MW de potencia proveniente del sector solar termoeléctrico. Se
trata de una tecnología incipiente cuyo desarrollo está siendo liderado a 6
nivel mundial por empresas españolas y que presenta un gran potencial.

En España, las energías renovables están actualmente en plena fase de


consolidación, con un grado de implantación del 11,4% sobre el consumo de
energía primaria en el año 2010, que se alcanza principalmente con contribuciones
de energía hidráulica, eólica, biomasa, biogás, incineración de residuos y solar.

Distribución de energía primaria en 2010. (Fuente: Instituto para la Diversificación y Ahorro de la


Energía).

Gestión sostenible del agua

El agua, además de ser imprescindible para la vida, juega un papel clave en la


economía mundial. El agua presenta innumerables usos y aplicaciones: se utiliza
para procesar materias primas, productos manufacturados, para generar
electricidad, para el transporte, etc. En los últimos 100 años el consumo mundial de
agua se ha incrementado el doble que la tasa de crecimiento de la población. Sin
embargo, las Naciones Unidas estiman que una de cada cinco personas carece de
acceso a agua limpia y potable, y que esta cifra podría incrementarse a casi a mitad
de la población en el año 2080.

Para solucionar esta situación es necesario, en primer lugar, optimizar el uso


racional del agua, con la implantación de sistemas de gestión sostenible del
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agua que reduzcan el despilfarro, favorezcan la reutilización y protejan los
ecosistemas del agua. Por otro lado, es también importante el desarrollo de nuevas
tecnologías como la desalinización o el tratamiento de aguas residuales.

Dentro de este amplio marco de posibles mejoras a llevar a cabo para optimizar la
gestión sostenible del agua a nivel global, son muchas las acciones concretas que
pueden llevarse a cabo a nivel de individuo o empresa, que pueden contribuir de
forma importante a reducir el impacto ambiental y, además, dar lugar a beneficios
colaterales económicos y empresariales.

Al igual que otros proyectos de ecoinnovación, un proyecto de mejora de la


gestión del agua en la empresa ha de comenzar con una fase de diagnóstico
inicial para determinar el punto de partida. Esto requiere la monitorización de los
consumos de agua, a ser posible sectorizados mediante la instalación de contadores
individuales, y su comparación con valores de referencia para el sector. También ha
de evaluarse el grado de mantenimiento de las instalaciones y la eficiencia de los
distintos elementos instalados.

A continuación, se establecerán las acciones correctoras posibles orientadas a


reducir el consumo de agua. Estas pueden incluir medidas de mantenimiento
preventivo de las instalaciones que ayuden a prevenir roturas y fugas, la instalación
de elementos más eficientes (como por ejemplo perlizadores para grifos, reductores
de presión en la red o sistemas de refrigeración por aire) y la posible implantación
de sistemas de reutilización del agua. Se cuantificará el ahorro previsto, la inversión
necesaria y los plazos de puesta en marcha de cada acción. Finalmente se llevará a
cabo la implantación y el seguimiento de las acciones de mejora establecidas así
como el análisis cuantitativo de la reducción del consumo obtenida.
Uso de materias primas

La utilización sostenible de materias primas es otro de los factores que caracterizan


a un proceso ecoeficiente. La cantidad de recursos naturales en la Tierra es limitada
y la demanda global es cada vez mayor. Esto produce situaciones de escasez y
volatilidad de los precios que pueden causar gran inestabilidad.
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El uso eficiente de recursos presenta además numerosas ventajas económicas para


las empresas, pues ayuda a mejorar la productividad y reducir costes, además de
reducir la dependencia en recursos externos y, por tanto, disminuir la
vulnerabilidad frente a restricciones del mercado y volatilidad de precios.

Los proyectos de optimización del uso de materias primas son muy dependientes
del sector concreto en el que se vayan a aplicar pero, en general, se pueden
estructurar en las siguientes fases:

• Diagnóstico inicial en el que se establezcan los consumos de materia


prima en cada parte del proceso productivo.

• Análisis de posibles acciones correctoras que abarquen desde medidas


sencillas de rápida implementación, hasta reingeniería de los procesos
productivos o incorporación de nuevas tecnologías más eficientes. Cada
acción correctiva ha de ser cuantificada en términos de la inversión asociada
y los plazos de amortización.

• Selección de las actuaciones más rentables alineadas con el plan


estratégico de la empresa, seguido de su ejecución, seguimiento y
análisis de indicadores.
Gestión de residuos y reciclaje

Cada año se producen en Europa 3.000 millones de toneladas de residuos, de los


cuales el 67% son desechados en vertederos, contribuyendo a la contaminación de
agua, aire y suelo. La realidad actual es que, a pesar de que el reciclado y la
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incineración aumentan, los volúmenes de residuos que acaban en los vertederos no
disminuyen en valor absoluto debido al aumento global en su generación, por lo
que se están intentando impulsar políticas para favorecer este punto. Estas políticas
presentan un objetivo común de reducir el volumen de residuos generados, pero se
materializan en distintas alternativas:

• Prevención del residuo. La solución idónea es reducir la generación de


residuos y su toxicidad, para lo que es clave la implantación de procesos de
producción optimizados y la reducción del empaquetado. Es decir, evitar que
el residuo se genere.

• Reutilización. Cuando no puede prevenirse la generación del residuo, la


siguiente opción es intentar reutilizar productos o componentes de dicho
residuo. La Comisión Europea ha definido varias tipologías de residuo que se
consideran prioritarias: empaquetado, baterías y residuos eléctricos y
electrónicos.

• Reciclado y valorización. Consiste en la transformación de los materiales


de los residuos en nuevos productos, materiales o sustancias con distintas
finalidades.

• Eliminación de residuos y aprovechamiento energético. Cuando las


opciones anteriores no resultan viables la opción preferente es la
eliminación, siempre bajo condiciones controladas para monitorizar los
niveles de emisión y, siempre que sea posible, utilizando técnicas de
aprovechamiento energético que permitan la valorización energética del
residuo.
A nivel empresarial son muchas las mejoras que pueden realizarse en el ámbito de
la gestión de residuos. Al igual que otros proyectos de ecoinnovación, un proyecto
de mejora de la gestión de residuos en la empresa parte de una fase de
diagnóstico inicial, seguida de una valoración de las diferentes alternativas que
pueden abordarse para reducir la cantidad de residuos o bien facilitar su
valorización y/o eliminación controlada, una puesta en marcha de las acciones
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seleccionadas y un seguimiento y análisis de las mejoras obtenidas.

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