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Farraco Sesto La Tercera Casa ‘Anotaiones sobre la ciudad como cbt cultural Un hombre moderne habia cuato casas de distinto tama ce ‘aja cada uma en la siguiente, tal como ocurte en el uego de ls mi 1a primera es el cuerpo. Su cverpo. 1a segunda casas su casa. El hogat 1a tercera es la ciudad, el habitat, el tertrio cotidano. [a van es et compleo mundo y el Universo. “Todas estis cass tienen una naturaleza dual. Matera y esprit S tocan y se piensan, ¥ ello se sintei2a en una cultura que ese hot ‘moderno encuentra, porue le viene dada, pero que puede tansloriat también. Aunque ese wansformacion sera mds dif! y complica supuest, a medida que la casa aumenta de rang, haciéndose mas ga 1a envolvente y ms lejinos los limites, 1a primera es la casa del cuerpo Esta cas tiene por condicion esencal que no se compute Es abl ‘amente individual. Slo en ciertos momentos de amor parece furlin« ‘on ofra para hace, por instants, una aueva casa. Pero es Una hii Enseguida uno regres ala soledad. Porque es Ia casa solitaria. Aden? 1 hay nadie sino el que la habits, ata casa es transportable. Nos acompafa siempre y no la pods dejar. Bs en cir forma eefugio y prison. Ks la cueva natal, ero tan bin et lecho motuoto. El recinto permanente donde uno es et dics ‘Cuando se grta adento equién escucha? Si uno comienza 3 abit ls alacenas del alma encuentra cosas tesbes. Pero esas cosas son simp mente la vida. Porque ésta es una casa viva y sensible. ‘Yes, en términos generals, dentro de la normalidad, nuestra mye preocupacioa, Esta casa corresponde al primer nivel dela comprensién y del con pportamiento estético. Podemos tansformarla hasta un limite. Poder fordenara, cuidarla, podemos pintarla por fuera y adornara Como toda cultura, I cultura de la casa del cuerpo no puede alimen- tarses6lo desi misma, Ett todo el tempo recibiendoinfluencias,acep tndolas, Por eso, aunque en tlimo témmino es una cultura individual, ‘ests engarzada en la cultura del colectivo y sometida a ella 1a segunda casa es la casa, Fundamentalmente la cas es e lugar de los encventros fntimos. Esa es su maturaleza esencil. Para eso fue concebida. Para encontrarse en lla con aquellos que estechamente lo acompafan a uno en el via. Es el refuglo compart, Justamente, para esa ceremonla permanente de los encuentros, el tual exige que lo que nosotros somos esté ali, en la casa. Pero e5¢ ‘concepto de Io que somas ya implica una condicién plural. Representa ‘el encuentro, pero, como siempre en todo'encuentro, representa tam- bin lucha y contadiccién, AS, el conjunto de los objetos que pueblan la casa son la representacion del alma, Fl orden de la casa es el orden del alma ero aqut ya puede hablarse de un alma colectiva, un alma grupal, formada en el esfuerz cotiiano de la convivenca sta casa parece neutra, pero nolo es. Paece externa pero no Io es. Podemos abandonala, negara, olvidarla, pero-cada vez la volveremos a consrui. Nuevos elementos, nuevos principios, formas y espacios puc- den aparecer, pero stempre aflorarh nuestra presencia indeleble en la relacién de unos con otros ‘Vivir esta casa corresponde a una cultura determinada 1No.es el tema de esta conversacion, pero ya podriamos anotar que en ella hay una cultura de ss rlaciones. Que hay un pensamiento sobre la ‘memoria y sobre Ia diferencia entre e individuo y el grupo. YY que desde el punto de vista dela esttca, esta casa correspond al segundo nivel de actuaciin y comprensién estética Superado el primer escalén, aspasado el limite de la aceptacion del problema estético del cuerpo se lleg6 hasta aqui, hasta este nuevo limi te. Es una etapa mis en a evolucin cura, si asi puede decise Seguramente seri fall demostiar que hoy dia todas las sociedades hhumanas han alcanzado estos dos alveles. El problema realmente co- rmienza en el siguiente ‘Vamos a hablar ahora de esa tercera cast que es la cudad. Bs el tema de esta conversacion. 1a cludaél es la casa Socal El hogar del comin Es el tettorio de la especie que decide agruparse YY aqui es donde debemos anotar sin duda que la clad es el objeto cultural més imporante hecho por el hombre. Por varias razones Por su tamafio, ya que es el objeto mais grande y monumental, sin da alguna, Por su durscion en el tiempo. Pues al contrario que la mayoria de ‘otros objets utlitarios, una ciudad nace destinada a pervivie para sem re. Esa es su vocacién, Salvo por catistrofes naturales o inslitos moti vos, una ciudad no deja nunca de exis, No es desechable, NNo tiene limites en el tiempo como los tiene, por ejemplo, un Portaviones, un boligrafo, una corbat, una cafeters, Transciende’ con ‘mucho Ios limites de Ia vida humana. Pasarin gents, e sucederin las sgeneracionesy la ciudad estard all. Siglo tas silo Por su capactdad de dar testinonio de los hombres que la habitan Eq ‘efecto, la ciudad es una de las piezas mas imponantes, sino la que ms, fn el universo de imagenes que ofrece una sociedad en un momento dado, incluso aun cvando la estructura espacial y formal sea heredada bisicamente de culuras anteriores, la vida misma de cada dia en la ‘ludad deja entrever el carter de a comunidad que la ocupa. Su forma de relacionase, su manera de percibi y entender la naturaleza, su es tructura social, sus aficiones y gusts, su posic6n ante el at, el trabajo, cl amor y la muerte. Todo est all, se revela, como en un mbito constitudlo por espe. Es en clerta forma Ia gran hela, el signo mas fuerte, el estandarte de las muchedumbres a riqueza ola pobreza esp ritual no pueden ocultarse. Toda misers, toda injusticia, toda carencia, {oda idiotezcoleciva, salen ala superficie. ¥ todo acterto, todo esp activo, todo trzo de libertad y de Solidaridad, todo aliento de creacin también se asoman y revelan, Nadie ocupa una civdad neutralmente, "Nadie tampoco impunemente, Cada generacién la recibe como patrimo> ‘io, a usa, la abaja, la muda y la malgasta ola enriquece para quienes vengan despues. De modo que, como objeto cultural, Ia ciudad nos pemtenece a tl ‘punto que somos esencialmente de ell, Por nls que nos transclenda cla y nosotros formamos equipo. 1a via urbana es la vida del hombre contemporineo. so ocurre en todo el planeta, Una larga marcha de la humanidad Inacia las ciudades, comenzada hace siglo, ha llegado en el presente a ‘su momento cumbe esti a punto de culminar su objetivo. Ya es una fenorme mayoria la poblacién mundial que vive en ciudades. Y en la regién donde vivimos el fenémeno es todavia mas acentuado. En Vene- ‘ula, panicularmente, nueve de cada diez personas son ya, en este ‘momento, habtantes de ciudades or qué esa ola de gente de toda condicion marcha hacia la ciudad, vvenciendo todos los obstculos, cast como si fuera un instint, una ne: cesidad compulsiva?

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