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PAIDOS POSTALES Director de coleccién: Marcos Mayer 1D. Fisherman, La musica dal gle x6 2, P De Santi, La historia em la ead de Ursin 8.D, Seavino, Ja flsfia actual DARDO SCAVINO LA FILOSOFIA ACTUAL Pensar sin certezas ” PAIDOS [Buenos Aires Barcelona * México (Cahiers de Gustavo Meee 2 ebicn 1000 P rimpresin, 2000 Aloes Paid rie 58 Maren Cob 2, Barlona Rabin Darn 8 Meso DF (Queda bho el dpi ue preven Lay 1.723 npn om le Arensinn Printed Argan presen Geen MPS ‘Santings dl tr 38, Lane, neni de 2000 Introduecién, L El giro lingi 1.No existen hechos, slo interpretaciones El problema de la verdad La diferencia La escritura figurativa De la naturaleza a la euleura La finitud humana Poesfa y lingiistefsmo Poesia y mercancia 2. Los juegos de lenguaje Juguemos en el mundo. -mientras el hombre no esti eConsenso 0 revolucién? 3. Elgiro en cuestion El retorno de Platon | Una filosofia del acontecimiento u a a 28 33 38 58 62 62 67 8 83 La filosofia adual I. El giro democritico 1, La comunicacién politica Critica de la revolucibn Politicas del acuerdo 2, La incomunicacién politica Politicas del desacuerdo Politcas del acontecimiento Belipsar la politica 3. La otra democracia El poder constituyente El comunismo democratico MI Bl retorno de la moral 1, Moral y dominacién La muerte del Hombre La ideologia moral 2, Después de la politica, la tica La ética de la diferencia El relativismo nacionalista La ética ironista La ética de la comunidad -. La ética de la comunicacién [a ética del no-Mal 8: fica de ta politica Laética dela verdad Ei retorno de ta religién Laética de la singularidad [atic de Ia amistad 93 93, 100 Ho 10 16 121 136 126 131 137 137 144 148 148 214 187 161 165 167 175 175 130 190 196 Indice Apéndice: La filosofia y los medlios EI marketing filos6fico EV “affaire” Sokal El regreso de los autores vivos Conclusion Bibliograffa bisiea 203 a filosofa actual IL El giro democratico 1, La comunicacién pol Critica de la revolucis Politicas del acuerdo 2, La incomunicacion politica Politicas del desacuerdo Politicas del acontecimiento Eclipsar la poltiea 3, La otra democracia El poder constituyente El comunismo democratico UI El retorno de la moral 1. Moral y dominacién La muerte del Hombre Laiideologia moral 2 Después de Ia politica, la ética La ética de la diferencia El relatvismo nacionalista La ética ironista La ética de la comunidad [a ética de la comunicacién Ta ética del no-Mal 3: fica de ta politica La ética de la verdad ET retorno de ta religién Ia dtica de la singularidad 1a tia de la amistad 93 93 100 10 Ho 6 121 126 126 131 137 137 144 148 148 154 187 161 165 167 175 175 180 190 196 Indice Apénidice: La flosofia y los medios EI marketing filos6tico 203 EI "affaire” Sokal au El regreso de los autores vivos 219 Conelusién Bibliografia bi 2a InTRODUCCION Este libro se propone exponer algunos problemas de la flosofia actual, la de “nuestro tiempo”, como, suele decirse, esa que esti produciéndose, para preci sar las fechas, hacia finales del siglo XX. Fl tema, en principio, parece evidente. Sin embargo, determinar ‘cundo comienza nuestra actualidad, o ese lapso tem- poral que llamamos “nuestro tiempo", no resulta nada ficil, entre otras cosas porque no se trata de una sim- ple cuestion de afios o de décadas. cade la verdad objetiva, universal y necesaria, en Favor de las miiiplesinterpretaciones; la critica del toalita- rismo, y de las politicas revolucionarias que habrian desembocado en tales desasres, en favor de las demo- ceracias consensuales; la eritica de un coneepto univer- sal de Bien que aplaste la pluraidad de opiniones y formas de vida, en favor de ciertos eriterios éticos de convivencia pacifica. Se trata de problemas, repeti- ‘mos, y como tales, van a dar lagar a respuestas diver- gentes. As, para el i6sofo francés Alain Badiow -un Gritico penetrante del pensamiento lingiistico 0 la edad de los poetas-, la tarea de la filosofia sigue sien do la fundamentacin de las verdades universales, de las politicas revolucionarias o emaneipadoras y de un Bien comiin a todos los seres humanos mas allé de sus diferencias étnicas 0 linghisticas, Algo semejante va a pensar, aunque a partir de premisas filosficas diver- -entes, cl filsofo italiano Antonio Negri Pero aun asi es en torno a estas cuestiones que pa- recen girar los debates en este desorientado fin de si- 18 Introduccion glo, Io que Frangois Lyotard Hama, én un libro de 1988, el “contexto" de Ia filosofia acta: “El “giro lin- _gistco’ de la flosofia occidental (las ltimas obras de Heidegger, la penetracion de las flosofias angloameri canas en el pensamiento europeo, el desarrollo de las tecnologias del lenguaje); correlativamente, a deea- dencia de los discursos universalstas (las doctrinas metafisicas de los tiempos modernos: los relatos del progreso, del socialism, dela abundancia, del saber). EThastio con respecto a ‘la tori’, y el miserable rela jamiento que la acompaia (nuevo esto, nuevo aque- Tio, postesto, postaquello, etcétera).” ‘Habria que fechar entonces este eontexto? Las ti timas obras de Heidegger comienzan a producir segui- dores alo largo de los aios 60, y pienso que la decons- truccién derridiana fue uno de los productos mis influyentes en ambas margenes det Atlantico. La pene- tracidn en Enropa de las flosofias angloamericanas a las cuales se refiere Lyotard (Wittgenstein, Quine, Da vidson, Strawson, Austin, Searle, ete.) se produce en los "70, y dos libros de ese filbsofo francés ~Rudimentas ganas (1977) y La condicion posmoderna (1979)~ dan testimonio de ello, aun cuando hayan sido dos alema- nes, Karl-Otto Apel y Jirgen Habermas, quienes adop- taron la pragmatica “anglosajona a principios de los "70. Pero es también a lo largo de esos afios que cox mienza el auge de las “tecnologias del lenguaje” rela 6 Ca La filoofia actual tas): Hasta una declaracion de amon en eft forma parie den rita amoros ode un juego de lenguaje In pei dendrite del "Gemandante™y espera, con su declaracin, obte 1X aiterencia de los enunciados perortatvos, ox tnente una decaracian amoros no produce un fe {oinmediato sobre el cdestntaio sino que exper pro- Imijerreconoaca el rl del pretendiente pars que ela responda inmelatamente su demanda, Aunque también hae algo, por supuento, ya que wbicaala tra persona enel papel de demandaga ("amos juga a Jego de la declaracion amoros: yo te digo que te por otto lado, » como en todo juego, hay jugadas aque pueden hacrsey otras que no exdn permidas Seaver se pone aexpicar i teorta dela catia durante la ceremoni, también ex probable que lot ten por un loo, fa que los enuncados centiicon 0 denotanos peenecen a oro juego de lenge: No sera raro, sn embargo, que cl individuo encargado de interpre cl personaje del jer ene jueg™ lie ima ceremoniasinerprete en otro ado, cl pape de profesor, Tal yer no tate de un ico, pero de un Specialist en historia del derecho. Lo mismo da en tte caso: cuando Te explica a ats alumnos el derecho Fomano esti ano oto ego, con ots easy fn otro marco instacional,Incliso sas akon itera ts mismas personas que participaron de la bo ti Ga pareja y los tengo), los roles del destinadory Ae los destinatarios habrin eambiado por completo (ahora vamos jugar # oro juego.) El giro lingitstico mientras e hombre no est Pueden extraerse dos consecuencias fundamenta: les de esta concepcién de los juegos de lenguaje. En primer lugar, los juegos son auténomos y, por consi- Buiente, heterogéneos unos con respecte a los otros, que cada uno tiene sus propias reglas. Un juego, pues, no puede legitimar las afirmaciones de otro. El jez, por ejemplo, no puede eonvencer a la pareja de que acepten casarse mediante argumentos cientificos o filosoficos acerca de la importancia del matrimonio fen nuestras sociedades. Su acepracién depende de las reglas de un juego de lenguaje particulary, previamen te, de un consentimiento tcito para jugar a ese juego. Inversamente, tampoco una preseripcion moral o éti- ‘a puede validar o invalidar una proposicion denotat v1 0 cientifica. Por ejemplo: “la concepeién del mun- 4o del seitor Copérnico atenta contra las convieciones religiosas de nuestra comunidad’. Este enunciado no dliscute la veracidad 0 la falsedad de la teoria coperni- cana sino su valor moral de acuerdo con los pres pstos religiosos de una sociedad. De donde el pro- blema que hoy se plantea en el dominio de ta bioética ‘cuando una comision de personas se propone evaliar ‘qué investigaciones en el dominio de la genética se ran validas y cuales serian perniciosas. Es sobre este principio de autonomia de los diver- $08 juegos de lenguaje que Frangois Lyotard elabora su concepcién de la posmodernidad, Tal como lo ha- bian demostrado Max Horkheimery Theodor Adorno en su Dialéctica det Ttuminisno, la modernidad habia va lotizado el saber denotativo, cientifico, racional, ex. luyendo a los saberes miticos narrativos en torno a los cuales se organizan las eulturas tradicionales. Sin o7 La fitosofa actual cembargo, agrega Lyotard, para legitimar esia estrate ila propia modernidad invent6 esos relatos miticos {que son las flosofias de Ia historia. (“Erase una vez un. hombre supersticioso que de repente comprendi6 {que podia pensar racionalmente y entonces.."). Bajo sus formas hegelianas o marxistas, estos relatos anun> cian la Hegada de un hombre nuevo, emancipado y re contiliado consigo mismo, Del mismo modo, los rela- tos populares, afirma aun Lyotard, cuentan los éxitos + los fracasos de un héroe, “y estos éxitos 0 fracasos © bien dan su legitimidad a instituciones de la sociedad. (uncién de los mitos), © bien representan modelos postivos o negativos (héroes dichosos 0 desdichados) de integracion a las instituciones establecidas (Ieyen das, cwentos)". A diferencia de los enunciados perfor ‘mativos, declarativos o denotativos, las reglas de juego. del saber narrativo ofrecen las siguientes caracteristi- cas pragnsdticas: “EI narrador solo pretende extraer su competencia para contar la historia de haber sido el foyente ("Yo escuché decir..”]. Eloyente actual, al escu- charlo, accede potencialmente a la misma autoridad.” Lo que se transmite con estos relatos es el grupo de re- slas pragmtieas que constituyen el lazo social, la bue- hha manera de comportarse socialmente (figurada, en ‘este €280, por el héroe dichoso o triunfante) Ahora bien, la paradoja es que el hérge dichoso de ¢est0$ mitos es el hombre nuevo, racional, desprejuiciar do, eficiente, en fin, moderno, De manera que e! sa ber racional de la ciencia resultaba legitimado por el ster mitico de los grandes relatos de la historia. Co- mo conchiye Vincent Descombes en su comentario de La condicion posmoderna de Frangois Lyotard, “el hom- bre moderno creia profundamente en un sentido de li historia: podia asi tomar partido, sostener causas, 68 BL giro lingo omprometese et una organzacin politica. E hombre poodemo, en camo, "excl mine hom tre modemno en el que el expr reo ha pera lor ttimos reson de credldad: ya no ere en los “grands relator’ de Hberalimo 0 del marxamo" De Iegitmacin por el progreso mora por ln emancpe Segunda consecuenca dela pragmatca witgens cnt: sjeto yan tiene na ienidad aneior Alprpel que protagoniza en un determinado juego lenge. Un invuo puede ser un cientico reco noc rexpetado pero exo nolo coniere digaon tm una autoridad mora, Un poltce puede gear de Un gran preigo dentro de ura comunial per eto tole inmedinamentesus opiniones eel dom node la cienci, et, Into, dentro den mismo jue 0 de lengua, no cs el miko sujero quien ecupe el Toga de deinadoryel de referee de una ana proporicion. En cierto modo, cl jo" que enuncia Sot enuncdo on diferentes Aho jogamos que yoroy un jr.) Esa manera de resol la pas Jt de ceston cnucladon auorrefrencales como el {ue formularaEpimenide al deci: Miento" En eee: to eta propoiin ex verdader,entonces esas ses ta,cntonca es verdaera, Sao que se dlsinge ¢ldestinadory el referene. Emionces la proposicion debera excrete “Epimenidesdce yo mien Una cose "yo" que hablo afrma lg Ot com velo" al cual eee Epimeénides ese "Jo" mi te, pero no yo que emie ta proposition "Mien" En odo eas, ye acuerdo conan rela de los ene Ciadosdenoitivon, Epiménides debers proba aft 9 SEE ee eee nr 1a flisofin actual imac y demosrar que niente sempre 0, por ‘rpesio, cman dice que mien) Epis fin de cuentas, nos habria prope cl siguiente jug: tin diferencia ent quien propone © juegey quien SES pcs, los ennnciador denotatvos también re porn cn omnia pin Cod Sherr eur content, emt un enuncado dota So CEl derecho romano yelgermanic sn completa mente diferentes por emp), est interpreta el personajedeclguten que be” que conace eft Inente aqieon cos derechos, Sin embargo, yan Cuando reconercan 701 de profesor y de sao, lor sthmns pueden exigir pruebas acerea de es airmay ‘ion. Entonces este doce deberia dar explicacones re apoara,Eaainos pce ae un jargoce lengua Je muy dino del de la ceremonia matimonal ola flection amoros. En primer ligan e mipone que {desinador puede proba lo que afta, En sop Iga el detnatarior un cuando se tate de un alu. to; puede crentaletenteacopar ovecazaravaider ‘dca prcha, de manera ques mis ald la dosigal dad inattcional, puede converte en un “igual ae tet maesto: a ator del profesor a diferencia dela atoriad del jue, note oongaatomticmen te alder as enuniado (de ahi que la cencia aya Sao lengajeprilegado po as polities uate fan). En terer gan el referee se converte en “puta” en un sentido judicial. il destinador lone soca para probar lair de su enuinciad, entonces debe estar accesible 2 todos lon participates del juego. Exo implica saponer que et mismo referent 0 EL giro ingtstico no puede servir de prueba para enuneiados contradic- torios. O dicho en otros términos: que tiene na exis. tencia empirica y que permanece idéntico asi mismo, las dos condiciones de la légica de Frege. Pero nétese que ahora estas condiciones ya no son “metatisicas", segiin la terminologia de Habermas, s- no “comunicativas” 0 "Idicas”:reglas a las cuales res. onde ese “juego de lenguaje" lamado *ciencia” (ein ventado, parece ser, en Oceidente). De ahi que estos filésofos ya no hablen de “condiciones de verdad!” sino de “condiciones de aceprabilidad”; un enunciado no, cs “cientifico” porque diga algo verdadero acerea de tun estado de cosas; Io es porque respeta ciertas reglas dle juego, entre las que se hala, claro esti, el hecho de pretender decir algo verdadero acerca de ese estado de cosas, Peto su "verdad" sélo sera aceptada como vi lida hasta que alguien pueda refutarla. Justamente, tuna de las reglas del juego cientifica es que las prue- bas aportadas leben ser pasibles de refutacién (si ha blo acerca de algo que nadie mis que yo puedo obser: var, esos enunciados no serin considerados validos). Las elas nos dicen entonces lo que hay que hacer pac a producir un enunciado cientifica, Pero una ver ‘mas, el principio légico es sustituido por un principio ret6rico: se trata de convencer a los destinatarios de la validez de un enunciado, y para que éstos lo acepten, el destinador debe respetar ciertas reglas de juego de Ja ciencia (‘Juguemos al juego de la ciencia, yo pro- pongo una tesis y ustedes tratan de refutarla..) Asi interpretan algunos filésofos el llamado “princi pio de razén suliciente” de Leibniz, que puede env ciarse asi: "Nada ocurre sin razén.” Ahora bien, ya Leibniz daba otra version de este principio, "podemos dar razén de toda verdad”, y por es0 lo lamaba tan. 7 EEE EEE EEE Ee La filasfia actual ign principinm reddendae rations el "principio de la ra- zn que hay que dar’, como traduce Heidegger aque Ta frase. La diferencia es sutil pero fundamental: en ‘un caso, Leibniz querria decir que, desce una perspec- tiva cientifica, todas las cosas tienen una razén de ser cen el segundo caso, quiere decir que la ciencia es ese fiscurso basido en el siguiente principio w obligacién: protcer siempre las razones acerca de las costs que se Alirman, En el segundo caso, ya no se prvilegia enton ‘es la relacin del pensador con un hecho preexisten te sino con tn interlocutor a quien hay que darle razo- nes aceptables para convencerlo acerca de la validez de una teoria ("Si usted no da razones para sostener st tesis entonces no vale y queda descalificado del jue 0) Ahora bien, esta aceptacién puede adquirir dos for ‘mas. En primer lugar, el destinador emite un enuneia- ddo nuevo pero que respeta los principios ~las reglas~ de un sistema cientifico instinuido, es decir, aceptado por los destinatarios. En este caso, el destinador debe i demostrar alo sumo que su enunciado resulta per- fectamente coherente con el sistema adoptado por la “comunidad cientifica". Para eontinuar con la analo- sia de Witgenstein, este enunciado es una jugada que "annadie se le habia ocurrido todavia pero que no trans: sede las reglas de juego instituidas (*;Ah!, nadie dijo {que esta jugada no valia."). Yes esto lo que el cient- fico deber’ probar. Muy diferente es el caso de un cientifica que crea nuevas reglas de juego y logra que sus destinatarios de la “comunidad ciemtifica” las acep- ten: entonces se produce una “revolucién cientifica” cen el sentido de Thomas Kuhn (*Les propongo que ‘cambiemos las reglas de juego. n Bl givo lingo {Consens 0 revoluciin? ‘Una vex mas, se plantea aqui el problema de la ver- dad, Recordemos lo que decfan los hermeneutas: la verdad es posible gracias a la apertura originasia al nundo de la vida"; mundo que Habermas concibe como ese “entendimiento preestablecido en wns cape profunda de evidencias, de certezas, de realidades que jams son cuestionadas.." Con una teoria orientada ‘mas bien hacia una psicologia de la comunicacién, Paul Wavtawick, uno de los te6ricos de la escuela de Palo Ato, se propone demostrar que nuestra imagen de la realidad depende en buena medida de la confir- rmacién o la no-confirmacién que aporta a muestra per= cepeisn el testimonio del otro, sobre todo si se trata de luna persona que goza de cierta autoridad. A win incli- viduo le resulta dificil sostener una ereencia 0 una ‘conviccin cuando no tiene eco o resulta directam te delirante para los miembros de la comunidad que hhabita, En general, el sujeto enfrentado a tales perple- jidades prefiere confirmar la opinién establecida, an tes de que lo vean como a un loco o wn delirante, De ‘modo que la realidad, concluye Watzlawick, depende fen gran medida del consenso: no se puede establecer tuna distincién neta entre la construccién de la rea dad y la comunicacién intersubjetiva.cL.as verdades se confundirian entonces con una suerte de confor dad con los “sentimientos establecidos"> Habermas nos ofrece mis bien una interpretacién ‘pragunatica de ese “mundo de la vida": aquellos p ‘Puestos o este “mundo” son, antes que nada, las pro- ‘pias reglas de los juegos de lenguaje y ciertos en ‘os acerea de los cuales “todo el mundo” es de acuerdo (y que valen, en consecuencia, como reglis). B LS Lai flesofia actual comento a in amigo: “Hasta Pedro vino a ta’, estor presiponiendo, aunque no To diga, que Pe- dro no suicle ir a las fiestas, y también que mi interlo- ‘eutor tiene la misma opinion acerea de la conducta habitual de Pedlro (que éste haya asistido es, justamen: te, una excepcion a la regla). Es como si alguien u- biera establecido esta regla alguna ver, mucho antes ide que se discuitiera acerca de esa fiesta en particular: “Hagamos de cuenta de que en este mundo, 0 en este juego, Pedvo no suele i las fiestas.” Ahora bien, es ‘a frase puido haber sido promunciada en una disc sin acerca de la importancia de la fiesta. Lo que esti cn cuestion, entonces, el tema o el referente, no son, los hbitos Sociales de Pedro sino ese episodio. Pero para refutar mi valoracién, alguien puede cuestionar mi presupuesto y referise, por consiguiente, alas cos- tuumbres de Pedro: “Pero si le encanta asistir a todas las fiestas!” Con lo eval mi prueba quedard anvuada: Ia asistencia de Pedro ya no sirve para demostrar la im- portancia dela fest, ‘Asi evando Kepler constata tina variacién de ocho ‘minutos en la 6rbita de Mart, le Hama la atencion es te hecho porque él presuponia, hasta ese momento, {que las érbitas de los planetas eran circulares (hecho {que él sus contemporiineos consideraan hasta ese ‘entonces como una regla establecida). En tn caso €o- imo éste, se hubieran podido generar dos tipos de dis- ‘eusiones. Una podria girar en torno a esa “diferencia de ocho minutos. Alguien que creyera a pie juntillas ‘en la cireularidad de las érbitas podia reprocharle a Kepler no haber hecho bien los cilculos © no haber observado correctamente la trayectoria de Marte. Pe- ro alguien hubiera podido también, y fue lo que hizo 1 propio Kepler, cuestionar el presupuesto, la certeza m4 El giro lingstico implicit o la regla segein la cual las 6rbitas de los pla- nnetas eran circulares. Anulalo este presupitesto, y pro- puesta una trayectoria eliptica de los planetas, ya 10 existe entonces “diferencia® de acho mintos, Es co- ‘mo si Repler hubiera dicho: “Ahora hagamos ce cue ta de que en este mundo las 6rbitas ya no son circula- ressino elipticas, entonces.." sf Frangols Lyotard propone en La condicién por sdema una “legitimacién” de la ciencia que ya no es 1é basada en el consenso sino, segiin su propio léxico, en la “paralogia”. En este caso, se trata de pedirle a los ddestinatarios de un mensaje que acepten otros presi puestos o reglas: "La tinica legitimacion que wel ceptable a fin de cuentas una demanda de estas ex racteristicas es esto permitira el nacimiento de ideas, es decir, de nuevos enunciados." La legitimacién por paralogfas implica buscar, en un sistema institido, las “inconsistencias" o las “opacidades", como las llama inversa, su cuestionamientoo su ein “Tomemos un ejemplo: el de ta revolacion intr cida en la iia por Finstein, Hasta ese momento la comunidad cientifica entendia que el sistema de New ton pareciadefnitivo, Podia haber progresos, claro es 48,7 e lo que cede, por gjemplo, en el dominio del electromagnetism. Pro estos avances no cuestiona- ban, en lo fundamental, os prineipios del célebre fst co inglés. Uno de estos prinipios que respondia, ho por easualidad al setido comin mis ordinaro decia que dos hechos no podan products al sino tiempo en un mismo punto del espacio. Podan ocx ‘inal mismo tempo, pero en dos punts distintos del % La filoofia actual espacio, Pero qué queria decir esto? Un astrénomo, por ejemplo, podia ver una explosién solar y, al mismo tiempo, una Kimpara que se encendia en su observato- rio, Por otra parte, sin embargo, Newion también taba que la velocidad de la Itz no era instantaine (cl fisico danés Ole Roemer lo habia demostrado has cia fines del siglo XVI gracias a una “diferencia” de ticmpo en los eclipses de los satdlites jupiterianos). Ahora bien, sila luz demora un cierto tiempo (ocho ‘minutos, aproximadamente) en Megar desde el Sol hasta la Tierra, entonees aquellos dos hechos s6lo se produjeron al mismo tiempo desde el punto de vista del astrénomo, Por esta misma razén, vemos en el fir- mamento estrellas que ya no existen, es decir, que ya no son nuestras contemporineas, Relativizada la six mulianeidad de los eventos, Einstein concibe, para ubicarlos, un sistema de coordenadas donde no sélo se tienen en cuenta las tres dimensiones espaciales si no también la dimensién temporal, De ahi que ya no Inable de espacio y de tiempo, a la manera de Newton, sino de espaciotiempo. Einstein enewentra asi un as- pecto inconsistente de la isica clsiea (dos enuunciados que se contradicen: el de la simultaneidad de los he- hos yel de la velocidad de la luz), pero al intentar co- rregir esta inconsistencia se ve obligado a transformar otros presupuestos para abrir, de esta manera, un nue- vo campo de investigaciones insospechado hasta ese entonces. Un cientifico como René Thom, eas glosan- doa Lenin, dira que las revoluciones cientificas resul- tan “inesperadas”, incluso para los propios “revolicio- rnarios". Ves cierto que ni siquiera Einstein sospechaba, las transformaciones radicales que iba a introducir en la fisica con slo tocar una premisa aparentemente ‘marginal de ese sistema. 76 Elgiro lingistico ia de la legitimidad por paralogi por Lyotard (verdad = revolucién) coincide, al menos ‘en un primer momento, con la propuesta de Richard Rorty, para quien la “verdad” comienza con la crea- én de una nueva redescripeién (lo que le permitin comparar al cientiico con un "poeta vigoroso"). Slo ‘que para el francés no hace falta que esa ereacién re- sulte legitimada por el consenso, © que sea aceptada por el “nosotros” de la comunidad cientifica, para que se convierta en “verdad: basta con que abra efectiva- mente un nuevo campo de invesigacién para que se vea legitimada como tal. Aparentemente esta difeten: cia carece de importancia, y sin embargo se trata de uun punto delicado en la discusién de fin de siglo. AL identificar la verdad con la revolucién, Lyotard se mantiene fiel a un principio del marxismo critico de ‘sujuventud, cuando militaba en el grupo Socialismo © Barbarie, y que se enunciaba de este modo: “La verdad ¢srevolucionaria”. Sin embargo, esto serviria pata le- gitimar cualquier revolucién como portadora de wna verdad? No es casual que unos afios mas tarde, en un ‘ensayo titulado Fl entusiasmo, Lyotard se preocupe por leer un texto de Kant acerca de la Revoltcidn France ‘<1 donde el fildsofo aleman se planteaba, justamente, cl problema de su legitimidad politica, Ytodaviaen Lat posmodernidad explicada a los nivas, hablara de la liber- tad como “esa escucha de lo que puede legar y que se deber’ juzgar mas alli de toda regla”. Pero tampoco. ‘casual que Habermas y Rorty insistan en el aspecto ‘consensual 0 comunicativo de la verdad y en no esta Dlecer una distincién demasiado tajante entre verdad yopinion: pretenden conjurar asi el peligro de un go- bierno que ya no se apoye en el consenso sino en ana verdad revolucionaria que vuelva a reponer uma orto- 7 La filesofie actual ddoxia con su corte de inquisidores y comisarios politi os; Yaen La Republica de Plan, el fildsofo gobernan te se autorizaba en la episteme para reprimir a los sois tas, maestros de los juegos de lenguiaje y la ret6rica, quienes no buscaban encontrar la verdad sino persia dira sus conciudadanos, apoysindose simplemente en sus opiniones y sus ereencias ancestrales, 3. EL ciRo EN LESION: Elretoro de Platon A primera vista la propuesta de Lyotard pareciera ‘emparentarse con la posicién asumida por otro fléso f francés, Alain Badiou, un antiguo diseipulo de Louis Althusser, quien expuso su sistema en un vasto, volumen publicado en 1988: £1 ser y el acontecimien, _Justamente, para Badiou la verdad esta siempre ligada un acontecimiento, a tin conjunto de enunciados “que no pueden deducirse de los axiomas o de las re- ilas del sistema ins seta que Badiou prefie- ze llamar, ahora, Por otra parte y al igual Aue Richard Rory, también critica la concepetnespe- ular de fa verdad, vnculada a as formes de Ia repre sentacion o el reconocimiento. Ya no puede la verdad como la adecuacién entre sujeto y objeto, se- iin la definicién moderna de “razén". Badiou va a fe- char incluso esta concepcién de la verdad, como ya lo habia hecho Marin Heidegger: la modernidad habia rncia que reflejaba 0 Koreflejaba, como -coniencia,reflejando esos objtos. De ahi que el pen- ‘amiento se confundiera con la “reflexion”. Como vi 78 El gio lingistico mos, ya los filgsofos del "gito lingiistico” haan lev do a cabo esta eritica: al presuponer un encuentro ca njeto y objet fa de la com encia olvidaba el ienguaje o lo convertia, a Io suino, ‘© menos transparente para represen. En este aspecto, ya Heidegger habia Uarvado Ia atencién sobre la etimologia de la palabra objeto: ab- Jectumes lo que “esta arrojado delante de nosotros", EL ‘mundo, sin embargo, no es algo que se le presenta al sujeto, algo que estaria delante de él, sino una reali- ad que se constituy6, por decirlo de algiin modo, "a sus espaldas” 0 “detris de él", en esa pre-interpreta- cidn 0 precomprension histérico-cultural que la con ciencia recibe como sise tatara de un conjunto de da- tos objetivos y naturales. Como si fueran hechos, ddigamos, y no interpretaciones. Desde esta perspecti- va, la naturaleza objetiva seria una interpretacin cul. tural olvidada. ¥ era en esta evaluacién de la concien- a, vinculada al olvido y Ia ilusién referencial, que Heidegger reencontraba, acaso sin saberlo, a uno de sus mas eminentes contempordneos: el psicoanalista Sigmund Freud. Jacques Lacan fue sin duds el prime= ro en percibir esta semejanza, ¢ inchuso se lo transmi- te al propio Heidegger en una carta (sin legar a con- vencerlo). En este aspecto, Badiow reconoce la importancia de la revolucidn heideggeriana y del llamado “giro lin: iistico”. Segin é, seria imposible volver a las concep- ciones especulares de la verdad. No por casualidad, co- ‘mo muchos otros maoistas a partir de los ‘60, Badiow se considera un diseipulo iaquierdista de Lacan, obstante, ya contrapelo de una tendencia dominante a partir de Niewsche y Heidegger, Badiow propone 9 La filosofia actual luna vuelta a Platon, es decir, a aquella diferencia entre ‘doxa episteme, siempre y cuando se comprenda la sig- nificacion precisa de estos conceptos. Justament ia “pre-comprensién” heidegge- riana como el "prejuicio” de Gadamer, esas pre-inter- pretaciones lingiisticas del mundo que los fildsofos del “giro” pondran en el centro de sus weorfas, no pue- den ser identifcadas,segiin Badiow, com la verdad, To do lo contrario: la “apertura originaria no es sino la ‘vieja doxa platoniea, la opinién entendida como “espi ritu del tempo”, todo ese conjunto de certezas incues- tionadas que nos permiten reconocer un acto virtuo- 50, un texto literario, la lava, Venus o cualquier otra “cosa” que ande por ahi, Elverdadero lenguaje del ser, la yerdadera “ontologia”, nunca fueron. las diversas Jenguas naturales ni as sigificaciones culturales sino, ellenguaje acultural y, por consiguiente, universal, de las matemiticas: “La matematica es la ciencia del ser cen tanto ser, la ontologia propiamente dicha.” Badiou insiste mucho en este punto: gracias alas matemiticas, cl ser humano puede sustracrse a la finitud de las terpretaciones historieas, Yaun cuando se trate de un ‘mortal, incapaz de sobrevivir a su época o as mundo, puede acceder a la inmortalidad cuando logra aban donar las opiniones de una situacién historiea gracias a ese pensamiento novepresentativo 0 “desobjetiv te", como este flésofo lo lama, ‘Asi pues, ya no podtfamos traducir ka epitome plats nica por “saber objetivo", ni siquiera por *riz6n” en un sentido moderno, porque esto implicara ligarlo to- davia a la representacién J, en consecuencia, ala fini “sudo la doxa, La epistene son las propias matemticas ‘en tanto lenguaje puramente formal y, por consiguien- te, carente de objeto o referente. De ahi que Platon le 80 EL giro lingstico cexigiera a sus disefpulos un conocimiento profundo de la geometria para ingresar a su escvel as ticas nos sacan de la opini Badiou, porque evitan la objetividad, es deci rencia a un objeto, El tinico problema es que las mate- imticas parten de hipétesis, de axiomas y postulacos ue no pueden justficar por si mismas. De eso se en carga entonces la filosofia. Por eso ésta no crea mi pro- one nuevas verdades sino que parte de ellas para ‘comprender la esencia misma de la verdad, Para Bae diou, en todo caso, las verdades, euya forma es sie pre matemitiea, no se confunden con los saberes, ue ésios se construyen, por mis vilides que sean, ba- jo el regimen de la objetvidad y de la referencia, es de- cin de la “apariencia” de las cosas. Segiin el propio Heidegger, recordémoslo, la meta- fisica occidental se habia caracterizado por una confi sin entre ser y ente, Cada vez que se propona hablar del *ser en tanto ser”, terminaba por referise a algénn ente superior: el Bien, Dios, el Hombre, la Voluntad, etcétera. La metafisica occidental se caracterizaria en tonces por el “olvido del ser’ Al hablar, en efecto, nos referimos a algo, a una cos, a un objeto. Pero el ser, precisamente, no es una cosa en particular sino el ser de las cosas. Con un argumento que recuerda el com -mienzo de la gran Légica de Hegel, Heidegger legara aa decir que el ser, al no ser algo, se identifica en def nitia con la nada. Para Badiou esto puede decirse en lun lenguaje matematico: el nombre del ser es el cero ©-€l conjunto vacio. Ahora bien, para que las cosas se presenten como tales, para que “ahi” haya una cosa, hhace falta, como vimos, que el lenguaje la nombre, ya que el logos recoge o retine la multplicidad dispersa, unifica, identifica, constiuye. Una cosa se presenta co- a1 ———— SSS La filosofia actual ‘mo tal evando a palabra ta nombrat Algo es, final: mente, cuando el lenguaje le permite aparecer como una cosa, De ahi que Heidegger diga en sus tltimos es ctitos que la lengua es “la casa det ser". ¥ de alguna manera el lous comenzaba a ocupar ese lugar dejado xacante por el Bien platénico, el Dios medieval y el Hombre moderne Como nos lo recterda Alain Badiow, desde los tiempos de Parménides la metafisca occidental e ca racterizd por establecer una reciprocidad entre el ser el uno: para que una cosa sea debe ser una coxa. Y ‘mos que éxte era todavia el presupuesto que anima ba tanto la semntica de Frege como la fenomenolo- gia de Husserl. Uno de los grandes mértos de Heideg: fer consists cn Iamarnos la atencion acerca de esa Feciprocidad catacteristica de la metafsica occidental Incliso acercé a dos flésofos que hasta ese momento parecfan inconelibles: Parménides y Herilito. E) primero identiticabael ser yel uno, Bl segundo, el ser Yel logos. Pero ses el logs el que unifies cosas, el {que les permite acceder a la presentacion, en hablar ‘ban ambos de lo mismo? AI considerar que la lengua cra “la casa del ser” sin embargo, Heidegger condena- ba de antemano la ontologia que se proponia fundar. ablar implica wnifica,consttuir las cosas como tales “Reto el ser no es una cosa porque no es una cosa «Co. mo podria haber una onto-logta, es decir tn discirsa sobre el ser de los entes, si debia construrse a partir de un lenguaje natural, el aleman en este cao? Hei ddegger podia deconsruir ka metafisea como conhir sion entre scr ente pero no podia hablar del "ser en tanto ser” sin precipitarse en esta misma confusién. “olvido del set” patecia inevitable. Por exo Heidegger suce reduplicar este olvido: la metafsiea, en reaida 92 Fl giro lingitstico habria “olvidado este olvido”, por no recordar la dife- rencia que existe entre ser y ente, Lo tinico que nos queda es recordar esta diferencia, pero siempre ol ddaremos el "ser en tanto ser”. De ahi que su ontologia desemboque a veces en una suerte de silencio mistico, un “callarse explicito", como él mismo lo llama, 0 tan bién en una "escucha” del lenguaje poético, aquel donde el ser se dice como at. Pow "asl Al identficar las matemétieas con la ontologia, dion propone una salda al cllejonheidegyeriano: los niimeros son el lenguaje del ser. Por que? Ya antiipae smos algo: porque las matematieas no hablan acerca de nada o carecen de objeto. Ahora bien, el ser es un no- ‘objeto, una nada. Las matemétieas, en conseeuencia, hhablan acerca del sex: sta daléctica puede parecet abusiva, es cierto, pero sus arguimentos se eran sien pre reforzados por una detuostracin matemitica fgurosa. Como en toda daléctiea, en efecto, Radiow va 2 jugar con algunos pares de opuestos:algo/ nada 9 Presentacién im-presentacién, uno/miltipe, fink {0/inSinto,idéntco/nosidentico, etcetera Una flesofa de acontecimiento Pasemos a las definiciones que sustentan el sistema de Badiou, La situacién, en primer lugar, es una tiplicidad cualquiera. :Una multiplicidad de cosas, ros preguntara, No necesariamente, porqute la coud- cién para que haya cosas es que un lenguaje las unifi- que. Una multiplicidad anterior a los lenguajes seria algo asi como una heterogencidad pura, la disemina _cidn infinia del ser donde todavia ninguna cosa pu de ser identificada, Porque recordemos el anuncio 3 La filesofa actual nietzcheano que Badiou no cesa de ci -muerto”. Lo que significa: el ser no es uno. Después si, Badiou va a hablar de una situaci6n estructurada, La estructura “cuenta por s do" al cual se refieren los hermeneutas seria entonces, una sinuaciOn estructuradar ya no se trata de una mul- tiplicidad pura sino de una pluralidad de cosas que se presentan gracias a un lenguaje. Y como el ser no 5 tana cosa ni se presenta, el ser de una siuuicién, hee rogeneidad pura, se im-presenta, Pero las piruetas dia. Iecticas no se detienen aqui. Si una cosa es siempre tuna cosa, entonces el ser, que no se confunde con una. ‘cosa, tampoco es uno: el ser es aquella multiplicidad jpura, Ytodavia mas: decir que una cosa es una cosas nifica que esa cosa resulta finita. Incluso el Dios cristia no, yaa decir Badiou, desde el momento en que es uno, es finito, Ahora bien, si el ser no es uno, y por jente no es fnito, entonces es in-finito. La inf -prvterrenal s quier siuacion, Complejo, no? Mucho menos de Io que un lector inadvertido pede encontrarse al recorrer las paginas de El sey el aconterinientoo BL Niimeroy ls mimers. Pe- +o continuemos un poco mis, tal vez Heguemos a acla- rar esta dialéctica. Habfamos dicho que para Badiou la verdad matemitica no hablaba acerca de las cosas sino del sex, Sélo el saber tiene como correlato los objetos. El saber, justamente, “cuenta por uno” todos los ele. mentos de una situacién. De alguna manera, es lo que Mendi le contestaba a Sécrates: ya sabemos lo que es fa virwd, la literatura, la luvia, Venus, los dtomos, ‘etedtera. En sintesis, este saber es la dosa de Platon 0. la “pre-comprension” heideggeriana, Si hay algo acer- 4 El giro lingistico de lo eal nad sberno, entonces nada podremos Jaber Alora tien, zqué es eo aera de To cal tat dazabemos? Eso es el ser de una stuacibn acerca cual nada podemos ser porque no ex precarnente tm objet, Acerea del sere una suas slo pode tos decir una verdad ontologies, es del, matem C2 Por eo Badiou suele ctara Lacan: na verdad Ce agujero" en el sale. O dicho en otosterminos Sempre se dice na verdad acerca def presenta de una sitvacon, de lo que se sastae al campo de To nombrable", de io indacrnible para un lengaje na tar Wittgenstein habia conchido so Tatts eon Ta ie afirmacion, muy semefante a la del sts ne lo qe no se pede haba, mejor eallar= Bacio le respond: son fas matematicas anes ha ban allf donde los lenguajes de una sitacion deben svardar silencio. Thtentemos aclarar todo ext con un ejemplo. An tex de Gallo, podria decirse, no exisia el movinien= to rectlincouforme, Se conocia,e50 sun move Iniento uniforme: el de los astros, Pero. no. era reclineo sno ceula Se conoca tambien un move tient retlineo: el de las cosas que cafan- Pero no tra uniform sino viable. Exisintambign el mott tient de lat cosas que edesplzan, pero sl ra po stble gracias aun esvercoconttante por evtar que ex fan permaezcan en suhag natural que er abajo En sate cl movimiento recilineo uniforme era 10 impresentado de es stacon, lo indiscernible logue sisal aber entableido,Ysin embargo fe Ae Galileo exableci una verdad que expe tanto el ‘movimiento de tos astros como el de as aida partie dela pontulacin de un movimiento existent risotcica Justimente, Cleo debe posta 8 La filosofa actual es movimiento, agregar algo que no existia en el “campo de lo nombrable™. Por eso Badiow dice que la ‘verdad, que es verdad de To que falta 6 no fue tomado, ‘en cuenta por un saber, esté siempre en exceso con, respecto a la situacion, ¢s un nombre de mis, un su plemento: “movimiento rectiineo uniforme”, en este leo nos invita a imaginarnos ese movimiento, ya que nto existe entre los datos observables por la ex: periencia empiriea, Dice: imaginémonos un cuerpo ‘que se desplaza sobre un plano infinity sin rozami to, este cuerpo se desplazaré segiin un. movimienta reatiineo v uniforme. Alguien podria alegar que se trata de una experiencia imaginatia y no matemética Pero veremos que no es asi. Lo interesante, en todo ex 50, son las dos condiciones que Galileo propone para ensar este moximiento, Primero: se trata de un plano. Infinito, algo que no exista en la fisica aristotélica ni cen la cosmologia medieval: infinito era Dios y todo fo creado por Dios era finito. Ya Alexandre Koyré habia hhablado de un pasaje “del mundo cerrado al universo infinito” para referirsea la vevolucién renacentista,Se- gunda condicion: se trata de un plano “sin rozamien- 0", de modo que el movimiento debe producirse en cl vacio, Algo que también resultaba impensable di ante el medioevo: Dios no podia haberse olvidado de crear algo, no habia podido dejar un lugar vacto, Asi putes, el cero y el infinito propuestos por Galileo no provienen de la cosmologia medieval (por lo menos, y es la tesis de Kosré, de la cosmologia anterior a Gior- dano Bruno). Prosienen de las matemiticas, Pero que la idea de Galileo proviene de una verdad matematica, ‘es algo que se sabri con los iios. En efecto, ese plano sin rozamniento ¥ sin obsticulos es un espacio donde 86 Elgiro ingistico no interviene ninguna fuerza, Newton dia mis tarde que la causa de la aceleracidn o la desaceleracién de lun cuerpo es siempre una fuerza, La fuerza gravitacio- nal, por ejemplo, hace que un cuerpo se acelere cuan do cae y se desacelere cuando subse. Yano hay “arriba” y abajo” como en la cosmologia medieval, sino fuerza Eravitatoria: la caida de los cuerpos las Grbitas de los planetas se explican por el mismo principio. Newton lo habia expresado en una formula f= ma (la fer cs ditectamente proporcional al producto de la masa por la aceleracién). De alguna manera, esta formula explica, retroactivamente la experiencia de Galileo: st lun cuerpo se mueve en el vacfo, es decir, donde no in. terviene ninguna fuerza (F= 0), lo hace de manera rectilinea y uniforme, sin acelerarse ni desacelerarse (ma=0) Badiou hubiera podido hablar entonces del “acon- ‘ecimiento-Galileo”: una verdad “imposible” e “impe sable” desde la perspectiva de la cosmologia medieval 0 para decitlo con su propio léxieo: una verdad inde cidible. Para que se produzca el “acontecimiento-Gal Jeo" tuvieron que reunirse entonces cuatro factores En primer lugar, a existencia de an indiscernible: el ‘movimiento rectilineo uniforme como lo innombrado del saber medieval, En segundo lugar, una verdad i decidible ya que es la verdad acerca del saber medi val sobre los dos tipos de movimiento y sin embargo excede ese saber (por eso esa verdad no puede ser de- lucida de sus axiomas sino que debe ser postulada) En tercer lugar, esa verdad tiene un trasfondo mate Anitico porque implica dos “no-objetos" el cero (el va: cio) y el infinito (la multiplicidad pura). Por diltimo, tun $ujeto, et propio Galileo, “que tuvo que sostener ese postulado in 87 1a filosofia atuat si acerea del inedible, pesar de todas edie sh gu sonia poo nc, do ak ieee comna ial Sujet di entoncesBaiou, es sempre un liane agen que decile y se manent ego fel tsa deca a cuando saan cone de apna lominante. Porque lo mis canon de to, coo to sehat alguna vee George Cangnem- esque Cale no pido aporar as prc plies des ert Inisbien af ontario todos losexperimento te ee Ibe testa dos, sn ebago, conte noel hstoriaor del pensamiento, Cale “estaba en incerto" conse conprobars mucho mis ade get Casa Newton El siete de Bad pola decise cs gue que “esti en lo ciero" que se obsina a pes a ls Eedencas empires en su conta en sostener tao queva fin de cuchts, habe do verdad tone Seenlende enonces por qué Badion decide mane tener a etegria de Sujet. Pero acondicion de des ra categoria cde objeto que To acompanis to lr to dela modernidad: “La area de'un pensamicnio ‘Soin atin en su Manes pol flr se Duoirun eoncepio de sujet talqu Ho seapoye ce ion de bjt un seo, podria de frente Badu et ta props {ro Alhuser quien eoncebia a edad oino un abjeto Sisto (que signiab, parser te marxis, tina verdad acerca del ebjeto que no-de- prnulera de la conlenea de ln expetenia empty. a que silo at cra poxble un conocients nieolico 0 denice) La propuesa de Bi “Sten que la lence tanto se bas ene Tengu jelormal de as maercas no eve conocinien de 88 El giro lingtstico un objeto sino una determinacién del sujeto; en la me= dda que lo sustrae al tejido de evidencias, prejuicios y _presupuestos del sentido comin o la experiencia cot diana, En efecto, lo que caracteriza alas demostracio- nes cientificas es ti oposicin a la evidencia: como en, el caso de Galileo, las verdades cientificas no pueden ser intuidas inmediatamente, requieren del ealewslo y de condiciones antificiales de experimentacién, En es te sentido, Badiou contingia una tradicién que se re ‘monta a Plat6n, a Spinoza, pero también a Marx, para quien “Ia esencia de las cosas no se confuandia con stt apariencia". Al revés de lo que pensaban Husserl o Sar tte, el ser de las cosas no es su presencia. Referirse a las cosas presentes es un gesto que caracteriza, por el com Uario, a la ideologfa, el sentido comin o la opinisn, Se impone entonces una iiltima ackaracion: para Badiou, la verdad no es solamente cientifica, Elegimos restringimnos a este problema para exponer su cfitica al “giro lingistico” de acuerdo con el hilo conductor {que elegimos para esta primera parte, En realidad, Ba- dliou habla de cuatro tipos de verdades:cientificas, po- litcas, amorosis y artistas, que la filosofia trata de pensar y volver compatibles. Puede parecer cirioso, sin embargo, que este filésofo hable aqui del arte,y de la poesia en especial, cuando se trata de critica la filo- sofia del “giro lingdistico". Dada la imposiblidad de ‘una ontologga, Heidegger habia llegado a pensar que la poesia era, finalmente, el lenguaje del ser. Incltso Rorty, como vimos, vaa decir que los grandes filésolos Y cientificos eran’ “poetas vigorosos", inventores de nuevos lenguajes eapaces de *redescribir metafotiea mente” el mundo. Para Badiou, es cierto, la verdad est ligada a una invenci6a pero ya no se trata de des: cribir ni de redescribir, y mucho menos “metaférica- 89 SS “te lo arranca de sus experiencias objetivas y La filosofiaactwat eo", porgue ext avenelon es natemsiDe alg mae, de ada sale deci que enn rdeseriply net no s sorresponden con ning do objeye, siac tunene Informa ols imagen de a objeidad aque caracterra tla opin oe sentido comin, De taal destin el abet don st lugar se pone una Interpretacion mds origiara. En steal giro ln stistco no deste la categoria de objeto, slo dice fi et objeto fue creado por el lenge (en lugar descr endo por Dios o por el Hombre}. De ai que Bacio critique tambien ls corns consutiisas sin embungo, agrege Badu, exten buenas zo nes para que na ere de ilowfon de Nitasche a Her degge de Desa a Rory, haya imaginado qu el penuunicnv cr eseniamene poco superiia- Co). Ev porque a fines dl siglo XIK se produo el “seontecimiento" Mallarmé (qe yu habia sido amon Gado por Hotderin a principe de ese ilo) La por side ances caacerza por la desiucin del tegoria de objeor La. poesa ex 1 partir de Inomento, ccncalment,desbjetante,armard Baio. Como as materaticas, prectamente- Pores Is poesia no se refuga tampoco en su poo opuesto: la subjetiidad Al conta, cl propio Stlarme deca aque el poeta slo era posible cuand el sujet se Bin asentado, Como en le matemaas, Muerane tc undo demontacion matemia leva ne ire? Y wobre todo, cue importa on seni, tw afets, inchs iden del maemo? Mis bien scede lo onuario.g sdeterminado pore lenguaje mtemico, Siren del sans op le 0 Elgin lingo idad, la poesfa se convierte entonces en una suer- formula o matema: lo fundamental son las rela- que las palabras, incluso la letras, mantienen. centre si,y no la presencia de las cosas (“no queda ni guna realidad ~decia Mallarmé ella se evapora en es. crito"). Algo semejante, podria decirse, ocurrir’ por ‘esos ais en pintura, cuando la abstraceidn haga des parecer los objetos representados en favor de las rea ciones entre Kneas, colores y formas, Pero hacfa tiem po que la propia tcoria literaria, comenzando por los Tormalistas rusos, habia abandonado tanto la euestion del objeto o el contenido como la del autor o los sen timientos subjetivos: ya no se trataba de aspectos esen ales para definir la "poeticidad” de wn lengua. In vocando esta misma tradicion, los estructuralistas y postestructuralistas franceses, sobre todo a partir de los aitos 60, se dedicaron a disipar la ilusi6n de la re- presentacion literaria o la mimesis aristoréica Una vez mas, el acontecimiento-Mallarmé dice una verdad acerca de la stuacién postica premallarmeana {que ella misma era incapaz de promunciar, Es verdad hhabla acerca del ser de la poesia, que ya no consistiria en proponer una imagen o una “redescripeién meta- fGrica” del mundo, ni siquiers una versién alternativa © herética, sino sustraerse a las opiniones o las pre-in- terpretaciones de una época, creando un lenguaje donde cada elemento se defina por su relacién con los dems elementos del poema. A menudo, Mallarmé lo decia explicitamente: en lugar de reconsteuir wn mun- do, habia que disolverlo; sustraerse, gracias ala poest todas ls certezas, los lugares comunes, las imagenes, los estereotipos. Al igual que las matemiticas, en efec- to, la poesia debia sostenerse en st propia escrit €en su propio ser poetic sin que el lector pudiera re 91 Las fio artua cconstruir, cuando lo leer, aingtin mundo imagina ro, De donde el axpecto *hermético” que pueden lle gar tener estos poemas; hermetismo desmentido por | propia propuesta mallarmeansa: estos poemas 0 son dificiles de interpretar, simplemente porque ya no hay nada que interpretar, ‘Quedarian, por tltimo, los otros dos dmbitos capa ces de producir verdades en la filosofia de Badiou: el amor la politica, Que el amor tenga algo que ver con tuna verdad ontologica, es decir, matematica, puede parecer sorprendente. Y sin embargo, ai lo entiende Badiou. Lamentablemente, no podemos exponer aqui su peculiar teoria, Digamos solamente que se inspira ‘en buena medida en Lacan, aun cuando Badiou le re- proche no haber logrado sustracrse al pensamiento de Ia finitud o del gio lingiistico. Con respecto a la poli- tica, el discurso de Badiou puede parecer prevsible después de lo que dijimos: existe una serie de “aconte- cimientos oscuros” (“opacos’, los Hlamaria Lyotard), como la Comuna de Paris, la Revolucién Rusa, la Re- volucién Cultural china o el Mayo francés, que nos ha blan de una politica no-representativa. Una politi l- sgada a una verdad y ya no a la opinidn o el consenso, Habria que analizar, sin embargo, eémo fue posible {que aquellos “acontecimientos oscuros” terminaran ‘en “desastres totaltarios” (0 bien en trstesderrotas). tersaros. Ys ext esa, entonces la acién comuniea- tia y la accion estratégica estarian intimamente imbrcadas tal punto que ya no se podria determi nar cuando se trata de una “bre” aceptacién de una regla de juego estabecida,y cudndo se tata de una ‘oerein del tistema econdmico 0 social: acaso It ttonalidad comunicatva (acuerdo ene fs partes) ¥ ls racionaldad instrumental (ngcesidades impuestan por el sistema) se tornen indiscernibles, Digimosto 5, quien propuo exe juego (auemon a que el «a pitalisa compra la fuerza de trabajo del obrero..) y tnodifiea ls reglas (‘Jaguemos a que ara el eapita- lista puede echar al obrero cuando quiere y sin preo- craparse por las indemnizaciones.") es el mecanismo fnbnimo o impersonal de propio Capital, exe new Dios, como Io lam Marx, que susiaye al Dios criia- no, Hombre modernoe incluso al Lenguaje posto demo, 109 La filosfta actual 2. LAINCOMUNIEACION POLITICA Politicas det desacuerda En su Contibwciém ala etica de ta filaofia del derecho de Hegel, Marx parecta ofrecernos una respuesta antici= pada a la concepcién habermasiana de la ética comu- nieativa, Asi lo entienden por lo menos tres fildsofos franceses contemporaneos: Francois Lyotard, Jacques Ranciére y Alain Badiou. Para explicar esto, tomemos tun caso de accién comunicativa tal como lo propone Habermas: un simple contrato laboral. El trabajador le vende su fuerza de trabajo al propietario de los medios de produccién; éste le hace una oferta y el otro la acepta o la rechava, Se dirk que el tabajador se ve ‘obligado a jugar el juego porque necesita trabajar pa- ra ivr, de modo que estariamos en un caso de accion, estratégica o de coaccién instrumental. Es certo, pero clempleador pucde alegar que no es él quien amena- zaal trabajador para que acepte ese contrato. Desde el punto de vista jurdico, todo parece correcto. El traba- Jador puede alegar, luego, que el empleador se queda, ‘con una parte de su trabajo, esa “phusvalia” de la que hhablaba Marx. Pero el patrén puede contestar que, se- «iin el contrato, el trabajador se habia comprometido ‘vender un cierto tiempo de trabajo diario a cambio de un salario, y que nada se habia hablado de una par ticipacin en las ganancias obtenidas gracias a la ven: ta de la mercancia producida durante ese tiempo, <2Dénde estaria Ia injusticia? Llegado el caso, el traba- Jjador puede exigir que se cumplan los términos del Ccontrato yun tribunal (estatal) podria llegar a darle la razén. ePor qué se hablari entonces de instituciones _juridicas e incluso de Estados “burgueses"? 110 El giro demoeritvo Larespuesta de Marx consistiaen decir que la fser= 12a de trabajo no es una mercaneia, porque es la Gnica fuerza capaz de producir todas las mercancias, yen es- ‘to consiste Ia “injusticia” del capitalismo. Pero el pro- blema, precisamente, es que la compra-venta de fuer za de Wabajo no puede ser reconocida como. una “injusticia® por el propio capitalismo, ya que es la rela Gién de produceidn que caracteriza a este sistema y lo distingue del resto. En el modo de producci6n feudal, por ejemplo, el sehor no le compraba a sus siervos la fuerza de trabajo sino que se apodderaba de una parte de lo producido ~una cantidad de grano o de anima les- en coneepto de ‘impuesto” sefiorial, ya que los servos trabajaban en “sus” tierras y gozaban, ademas, de su proteccién militar. En esa época, emtonces, las instituciones juridicas no podian declarar “injusto” el cobro de ese impuesto porque eso hubiera significado, desbaratar el régimen feudal. As pues, reparar la “in- Jjustcia” a la cual se veFa sometido el proletariado de Tos paises capitalstasimplicaba transformar este modo de produceidn y, por consiguiente, hacer una revolu- ‘i6n: la reparacién del perjuicio no podia ser juridica a, Al preguntarse dnde estaba el sujeto de la emancipacién alemana, Marx iba entonees a res. ponder: “En la formacién de una clase cargada de ca fdenas radicales, de una clase de la sociedad civil que 10 es tna clase de la sociedad civil, de una parte que cs la disolucién de todas las partes (de la actual divi- sin social del trabajo}, de una esfera que posee un ca ter universal en rizén de sus suftimientos univers les, y que no reivindica ningtin derecho particular, porque no sure una injusticia (Unc) particular si- rho una injusticia absoluta..” En un libro de 1983, £1 dierendo, Jean-Francois Lyo- ut La filosofia atuat tard volvia sobre este problema para responderle, en cierto modo, a los te6ricos del consenso democritico yel Estado de derecho como Habermas, Apel o el nor teamericano John Rawls, Alli define el diferendo co- ‘mo “el caso en que el querellante se ve despojado de Jos medios dle argumentar y se convierte, por ese mo- tivo, en una vietima". Un easo de diferenclo, contin Lyotard, tiene lugar cuando la “resolucién” del con- Aicto que opone dos partes civiles “se hace en el idio- ‘ma de una de ellas mientras que la injusticia (Jord) st frida por la otra no se significa en ese idioma”, Justamente, “los contratos y Ios acuerdos entre actores ‘econdmicos no impiden -al contrario, lo suponen— que el trabajador 0 su representante debié y debe Inablar de su trabajo como siéste fuera una cesin tem poraria de una mercancia de Ia cual él seria propieta- io". For consiguiente, es en el idioma del derecho ‘econémico y social "burgués” que cualquier litigio se resucle, El diferendo, concluye entonces Lyotard, 10 csi siquiera materia de ltigio, ya que el derecho eco: ‘némico y social vigente puede resolver el ltgio entre partes pero no el diferendo entre fuerza de trabajo y capital: “Por qué frase bien formada y mediante qué Bestién juridica el obrero puede hacer valer ante un jez laboral que lo que él cede a cambio de un salario su patron, a razon de tantas horas por semana, no es luna mercancia?” En efecto, el trabajador sélo puede ser escuchado en tanto es el propieiatio de algo que Jmtercambia por otra cosa, ¥ es lo que distingue a un dobreto de un esclavo, ya que este stimo no es propie- tario desu fuerza de trabajo, De donde la “libertad” de 4a cual gozaria el trabajador capitalista. va politica radical, es el nombre de la victima de una injusticia que no es reconocida por el idioma oficial. Para los primeros, entonees, “obrero” es una parte de la sociedad civil, un lugar en la division social de acti- vidades (obreros, empresarios, docentes, médicos, funcionarios, etc). Para los segundos, como dice Marx, “obrero” no es una parte de la sociedad civil ya que la lengua de la situacidn no lo reeonoce como ta, es decir, como victima de una “injusticia absoluta”. No es casual, entonces, que Marx ya no hable en este caso de “obreros" sino de “proletarios", como lo hacia ya el revolucionario Augusto Blangui: habia que encontrar 4 BL gira demoertico ‘otro nombre para marcat la diferencia con el idioma de la burguesia (“obrero” era todavia ef nombre de una profesi6n; ‘proletario’, en cambio, es el nombre de un sujeto politico). De donde la definicién de la politica propuesta por Ranciére: “La actividad politica es aquella que desplaza un cuerpo del ligar que se le asignaba 0 cambia el destino de un lugar ella deja ver Jo que no podia ser visto, deja ofr un discurso alli dom de s6lo habia ruido, deja ofr como discurso lo que no fra oido mas que como ruido.” ‘Asi pues, no se puede rediicir la racionalidad poli- tieaa la racionatidad comunicativa, como silos sujetos cenfrentados fueran dos interlocutores que se dirigen Ja palabra el uno al otro "para confrontar sus intereses y sus sistemas de valor y poner a prueba su validez”.A. gest concepeion comunicativa de la democracia, Ra Cire le opone una version conflictiva: hay democracia cuando hay politica, es decir, cuando aparece tn desa- cuerdo, En efecto, lo primero que la burguesia y las nnormas jurfdicas no aceptan es, en el caso de la protes- ‘a obrera, al destinador de esa protesta: exe sujeto Il maclo *proletariado” no existe. Lo tinico que existe pa- ra ellos son “obreros", es decir, gente que vende s fuerza de trabajo. 2Cémo podrian discutir acerca de si elsistema comete una “injusticia" con ellos o no, cuan- do no reconocen ni siquiera la existencia de la “vieti- ma” que les dirige la palabra? “El proletatiado no tie- ne, antes de Ia injusticia [tot] que su nombre expone, ninguna existencia como parte real de la sociedad es. cribe Ranciére-. Tampoco la injusticia que él expone podria resolverse bajo la forma de un acuerdo entre las partes, No se resuelve porque los sujetos que la in- _justcia politica pone en juego no son entidades a las ‘cuales tal o cual injusticia les ocurrirfa por accidente us See La filosofia actual sino sujetos cuya existencia misma es el modo de mae nifestacion de la injustcia.” En este sentido, Ranciére transcribe una respuesta de unos obreros en huelga a los reclamos de sus patro- nies durante 1833: “Esos seiiores nos tratan con despre- cio. Solicitan del poder persecuciones contra noso- twos; osan acusamos de rebelién. Pero entonces somos sus esclavos? ;Rebelién! {Cuiando pedimos la celevacion de nuestra tarifa, cuando nos asociamos pa- ra abolir la explotacién de la que somos vietimas, para, suavizar los rigores de nuestra condici6n! En verdad, hay mucho impudor en esa palabra. Sélo esto justifiea In determinacién que hemos tomado. En efecto, el solo hecho de haber llamado “rebe- lion” a una “huelga’, jusifeaba la propia “huelga”, porque esto demostraba que los patrones los conside- aban como esclavos que simplemente debian obede- cer sus érdenes y no como seres con los cuales se pur diera dialogar. Porque, gebmo podrian dialogar con seres que no hablaban un lenguaje "razonable” ya que se decian las victimas de una injusticia que no existia? Ranciére llama la atencién sobre esta constante en el ‘pensamiento occidental desde la época de los griegos las esclavos son esclavos porque no pueden hablar de igual a igual con los amos, porque no comparten el ‘mismo logos (la palabra o Ia razén) de la ciudad, Politics del acomtecimiento Pero quién define Ia identidad de ese logs, la sue pucsta coherencia y exhaustividad de ese Ienguaje? ‘Como lo vimos a propésito de Hobbes, se trata del Es- ‘ado: éste propone una definicién consistente y com- 6 El gin demoertico pleta de cada uno de los términos del lenguaje (jridi- 0, en este €as0), de manera que cualquier ambigie- dad, cualquier doble sentido o cualquier uso metaf6r ‘co sean eliminados. Ahora bien, ya los teoremas de ‘Godel de 1931 habjan demostrado que esta utopia il ‘inista se tornaba imposible, No podemos desarrollar aqui la demostracién propuesta por Gadel (aun evan do gran parte de la filosofia contempornea se base en sus teoremas). Contentémonos con dos definiciones y el corotario principal de sus teoremgs, Primera defini= ‘cidn: un sistema es inconsistemte cuando se puede de- ‘mostrar una proposicién cualquiera de ese sistema pero también su negacién, Segunda definicién: un sie tema es completo cuando, de dos proposiciones con- tradictorias formuladss correctamente en los térm nos del sistema, al menos una de las dos puede ser ‘demostrada. La conclusién de Godel resulta devastar dora para una concepcién clisica de la racionalidad, En primer lugar, un sistema consistente no puede ser ‘completo ya que implica siempre enunciados indecidi- bles: dados dos enunciados contradictorios, no se puc- de decidir eudl es verdadero y cuil es falso, En segun- do lugar, la afirmacién de la consistencia del sistema Figura enize eos enuneiados indecidibles: un sistema no puede probar su propia consistencia. Tomemos el ‘aso de un sistema juridico: por un lado, no puede ser completo, ya que habré necesariamente casos en los que no podra decir euil de las clos partes tiene razén; por otto lado, este sistema no puede dat tampoco ra: zones de su racionalidad, no puede autolegitimarse. EL suefio iberal de una sociedad que logre resolver todos sus conflictos por medio de un tribunal imparcial se {oma ilusoria; y es mas, un sistema de este tipo no Hle- _garia jams a antolegitimarse sin eaer en contradiccio- uy $a La filosofia actual nes semejantes a la paradoja del mentiroso/ e modo ‘que el coniflico polftico resulta inevitable o insupera- bie: mientras existan sociedades humanas, siempre ha- bri politica Poddemos también encontrar una concepeién “go> liana” de la politica en la filosofia de Alain Badiou, Al igual que Lyotard y Ranciére, Badiou piensa la po- Iitica a partir de aquella “injusticia™ (tor), de aquel “derecho sin derecho" al cual se referia Marx: “Esta in- jjusticia no es representable, yninggin programa puede incorporar su compensacion. Ta. politica empieza ‘cuando uno se propone, ya no representa a las vieti- mas (proyecto en el cual la vieja doctrina marxista si {uio prisionera del esquema expresivo) sino ser fiel a Jos acontecimientos en los que las victimas se pronun- cian”. Puede pensurse aqui la “injusticia® como pen amos el “movimiento rectilineo uniforme” en la pric ‘mera parte: no existe desde la perspectiva del lenguaje de una situacién, es decir, desde el punto de vista det consenso establecido. Jean-Frangois Lyotard hubiera dicho que esa injustiia “no se significa en este idio- ma”. La “injusticia’ se convierte, seg el lexico de Ba- dliou, en lo inrepresentable o lo indiscernible de una siuacion, Pero irrepresentable o indiscernible para Para el Estado, en este caso, y sobre todo para el Estado de derecho, encargado de tener en cuenta todas las partes de una situacion nacional: empleados yempleadores, por ejemplo, pero también funciona rios, profesionales, comerciantes, incluso mujeres, j6- vvenes, nifios... cada uno asociado a ciertos derechos particulares. Como lo planteaba Marx, la politica de ‘emancipacién surge cuando “una parte que no es una parte” se pronuncia y manifiesta una injusticia prover cada por el propio orden econémicosocial. De ahi us El giro democrdtica {que Marx pusiera en boca del proletariado la siguien- te frase: “No soy nada y deberia ser todo. Como sucedia con el “movimiento rectiineo uni- forme” de Galileo Galle, el proletariado de Marx no. ‘existe ysin embargo explica esa situacion econdmica y ‘social Ilamada *eapitalismo”: “El acontecimiento es 10 que viene a faltar a los hechos ~escribe Badiou-, y a partir de lo cual puede asignarse la verdad de esos he- hos.” Para agregar unos afios mis tarde: “Marx hace acontecimiento en el pensamiento politico desde el ‘momento en que designa, bajo el nombre de proleta- riado, el vacio central de las sociedades burguesas ‘emengentes. Porque el proletariado, totalmente des- pojado, ausente de a escena politica, es eso en torno de lo cual se organiza la plenitud satisfecha del reino. de los propietarios de captales.” A igual que el “acon- tecimiento-Galileo”, en efecto, el “acontecimiento- Mars" se caracteriza porque el pensador aleman deci- 4di6 una verdad que resultaba indecidible desde la perspectiva de la situacién, es decir, tanto desde el ‘consenso establecido como desde la norma juridica: “la fuerza de trabajo no es una mercancia", con todas las implicaciones que este enunciado trae aparejadas, Y asi como aquel Sujeto lamado Galileo tuvo que ‘mantenerse fiel a una verdad indecdible, los “marxis- ‘as” adquirieron este nombre por constitir un Sujeto colectivo que se mantuvo fiel al postulado de Marx. Ahora bien, spor qué las revoluciones marxistaster- minaron, segiin Badiou, en un desastre cotalitario (cuando proponian, por el contrario, un futuro de femancipacién y justia)? El desastre se produce cuan- pretende sustitur al lenguaje de ido se propone, a la manera carte- siana, “aniquilar ln opinién”. La contradiceién, de acuer= 119 La filosofia aduat do con Badiou, no podria ser més flagrante;'solo el Tenguaje de una situacién es un saber acerca de todas, las cosas (una pre-interpretacién de la realidad, como, dlirian Habermas o Vattimo). O si se prefiere: slo el Estado se propone como una representacion de todas las partes. Una verdad s6lo puede ser dicha acerca de lo innombrado o lo irrepresentado de una situacién, Al igual que las verdades cientificas, las verdades pol ticas son universales porque se sustracn a las interpre taciones culturales 0 al tejido consensual. Proponerse reconstruir desde cero una cultura universal o un con- senso racional resulta, pues, una contradiccion en los ‘érminos. Asi, Badiou compara a los Guardias rojos de la Revolucion Cultural china -quienes anunciaron, en 1967, “Ta supresién completa del egoismo"- con “el ‘gran positivismo del siglo XIX", ewando “imaginaba que los enunciados de la ciencia ban a reemplazar a Jas opiniones y las creencias acerca de todas las costs” Gon wna inspiracién semejante, los regimenes llama dlos *comunistas” pretendieron convertir la verdad po- Itica en un tribunal con autoridad para legislar acer- cade todo: la ciencia, el arte, incluso el amor. “Ciencia proletaria’, “arte proletario", amor proletario”.. Has- ‘acl punto que el Estado, el Partido 0 el Lider se con- virtieron en los encargados de defini, como pretendia Hobbes, a significacion correcta, w ortodoxa, de to- dos los términos (el adjetivo "proletario” se convertia asi en una rapida pardfrasis de “verdadero”), A diferencia de los regimenes totalitarios, es cierto, los Estados liberates no gobiernan en nombre de nit ‘guna verdad. No existe aqui doctrina oficial, Es mas, tanto Badiou como Ranciére dirin que se trata de Es. {ados nihilistas porque piensan que “nada” existe fue- ra de la representacién, y en esto consiste el ideal de 120 El giro democritico transparencia propuesto por Apel y Habermas, Estal6- igica podria expresarse ast si los proletarios, por ejem- plo, son una parte de Ia sociedad, entonces seri presentadlos por el Estado (sus intereses particulares,

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