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Capítulo 5 Ideas Fijas

Catherine Booth dice: Dios ¡¿Están las mujeres y los hombres siendo fieles a la
visión bíblica de tu reino, en el que todos los dones, talentos, energías y
habilidades de toda la gente, mujeres y hombres, sean usados en el servicio de
la iglesia para el bien del Reino?
¡¡Ya estoy cansada de que el ministerio femenino sea tan limitado y diezmado
por los hombres y no por Dios!! Pero no me cansare de seguir luchando por
alcanzar igualdad de las mujeres con los hombres en el pulpito.
Mi amado William se que entenderá lo que yo quiero expresarle, le haré una
carta explicándole cuales son mis ideas, anhelos, deseos en cuanto al
ministerio…
Querido William espero estés bien…
La presente es para pedirte que leas estas líneas de manera imparcial y deja
que la lógica de nuestro Señor te inunde.
Hay algo que hace que mi corazón se llene cada día más de esa emoción, que
sería para las generaciones futuras más que por mí, que las mujeres puedan
predicar como lo hacen los hombres y gozar de esta libertad que ellos tienen.
Ya que el Señor me ha llamado a hacerlo y su palabra en Gálatas 3:28 me
enseña que: Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón
ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús
¿Que piensas tu amor de esta idea?
William B. Respondió a esta carta y no fue la respuesta que Catherine
esperaba.
William lee la carta:
Querida Cate amada mía;
Después de haber leído tu carta una vez, no puedo ver nada que me haga
pensar de forma diferente acerca de las mujeres en el ministerio pastoral y esto
ha quedado demostrado a través de la historia de la humanidad y no puede
haber entre las mujeres y los hombres una perfecta igualdad. Aunque
reconozco la superioridad de tu sexo en muchas áreas en comparación con los
hombres y viceversa. Sin embargo, no impediría a una mujer predicar, pero
tampoco la alentaría a una a hacerlo, tu deberías predicar si te sientes movida a
hacerlo: capacitada para la tarea. No te lo impediría. Aunque soy sincero no me
agradaría.
Esta afirmación de parte de William para nada le gusto a Catherine, quien lee la
carta y exclama:
Catherine Dice: No puede ser, como mi amado William puede pensar así y
expresarse de esa manera de lo que es mi más profundo deseo que es ir y
predicarle a los más necesitados de la palabra de Dios.
Pero le demostrare que está equivocado y que el Señor a quien llama capacita.
Y voy poder no solo predicarle a muchos de las buenas nuevas de Jesucristo
sino también que al igual que otras mujeres alrededor del mundo, muchos
llegaran a los pies del Señor y yo seré el instrumento que el usara para este fin

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