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POR MARIA ZAMBRANO* La mediacién del maestro La mediacion del maestro se muestra ya eel simple estar en el aula: ha de subir a la citedra para mirar desde ella, hacia abajo, y ver las frentes de sus alumnos todas levantadas hacia é, para recibir sus miradas desde sus rostros que son una interrogacién, una pausa que acusa el silencio de sus palabras, en espera y en exigencia de que suene la palabra del maestro, hora, ya que te damos nuestra presencia -y para un joven su presencia vale todo-danos tu palabra. ¥ adi, tu palabra con tu presencia, a palabra de tu presencia o tu presencia hecha pala bra a ver si corresponde a nuestro silen cio -y el silencio es algo absoluto-y que tu gesto corresponda igualmente a nues- tra quietud “a quietud esforzada como la de un pajaro que se detiene al borde de tuna ventana, Pues que todo ello sente el maestro al recibir fa mirada y al sentir la presencia del alumno -en todo ello va su sactifcio,elsacificio de nuestra juventud Y asi, el maestro, bien inolvidable le resulta a quien ejercié ese ministerio, calla por un momento antes de empezar la clase, un momento que puede ser terrible, en que es pasivo, en que es él quien recibe en silencio y en quietud para aflorar con humilde audacia, ofre ciendo presencia y palabra, aceptando comparecer él igualmente en sacrifcio, rompiendo el silencio, sintiéndose medio, juzgado implacablemente y sin apelacién, remitiéndose pues a ese juici, a algo por encima de las dos partes que cumplen el sactificio que tiene lugar. Podria medirse quizas la autenticidad de tun maestro por ese instante de silencio que precede a su palabra, por ese tener: se presente, por esa presentacién de su persona antes de comenzar a darla en activo y ain por el imperceptible temblor que le sacude. Sin ellos, el maestro no llega a serio por grande que sea su cien- ia, Pues que ello anuncia el sacrifico, la centrega. Y todo depende de lo que suceda en ese nstante que abre la clase cada dia, De que en ese enfrentarse de maestros y alumnos no se produzca la dimision de ninguna de las partes. De que el maestro no dimita arrastrado por el vértigo que acomete cuando se esta solo, en un plano mas alto, del silencio del aula. ¥ de que no se defienda tampoco del vértigo abroquelndose en la autoridad estable ida, La dimisién arrastrard al maestro a querer situarse en el mismo plano del discipulo, ala falacidad de ser uno entre ellos, a protegerse refugiandose en una pseudo camaraderia.Y la reaccién defen- siva le conduce a dar por ya hecho lo que de hacerse ha. Pues que una lecién ha de darse en es- tado naciente, Se trata de la transmisién oral de conacimiento de un doble des- pertar, de una confiuencia del saber y del no-saber todavia. ¥ esto doblemente, ues que ia pregunta del discipulo, esa que lleva grabada en su frente, se ha de manifestar y hacerse clara a él mismo. Pues que el alumno comienza a serio cuando se le revela la pregunta dentro agazapada, la pregunta que es, al ser for- rmulada, el inicio del desertar de la madu- rez, la expresion misma de libertad.” No tener maestro es no tener a quién pre: guntar y, mas hondamente todavia, no tener ante quién preguntarse. Quedar en cerrado dentro del laberinto primario que es la mente de todo hombre originaria mente: quedar encesrado como et Mino: tauro, desbordante de impetu sin salida, Este antiulo, ese su publieacion ned La presencia del maestro que no ha dimi- tido -ni contradimitido- sefiala un punto, cl Gnico hacia el cual la atencién se dis- para. El alumno se yergue. Y es ese se- ‘undo instante, cuando el maestro, con ‘su quietud, ha de entregarle lo que pare- ce imposible de, ha de transmitite, antes {que un saber, un tiempo: un espacio de tiempo, un camino de tiempo. El maestro ha de llegar, como el autor, para dar tiem- ff Toda vida esta en principio aprisionada, enredada en su propio impetu. Y el maestro ha de ser quien abra la posibilidad, la realidad de ‘otro modo de vida, la de la verdad.3y po y luz, los elementos esenciales de toda mediacién. Yeese tiempo que se abre como desde un centro comin, el que se derrama por el aula envolviendo a maestro y discipulos, un tiempo naciente, que surge alli mismo, como un dia que nace. Un tiempo vibrante y calmo: un despertar sin sobre- saltos. ¥ es el maestro sin duda el que lo hace surgir, haciendo sentir al alumno or Maria Zambrano a fines de 1965, fue cedido por Jorge Larrasa para fen larevsta “El Cardo”, una produccisn del Avea Did fea de la Facultad dde\Cs. de la Educacién dela Universidad Nac’ de Entre Rios Jorge Larrosa también consinté Ia Publicscén de a/gunos fragmentos del texto on esta publicacion, Puede acceder a articulo Complete ingresando a hip: /revstacleardo blogia.com/comas/entrermaestos-y-maesttos.oh> (consultade el 11/08/09) ° Maria Zambrano es uno de los maximos exponentes del pensamiento filoséfica espafol contemporineo. La prablemtica de ia voeacién humana es una de las inguetudes que Sparecen repetidamente en su obra. En relacén con esto introdujo el concepto de "razén postica", que la autora considera central para que las personas descubran yrealcen su » El destacade de las frases corvesponde a la editorial que tiene todo el tiempo para descubrir y para irse descubriendo, liberandolo de la ignorancia densa donde la pregunta se ‘agazapa, de ese temor inicial que enca- dena la atencién: el temor que dispara la violencia, Pues toda ignorancia tiende a liberarse en la agresividad, la del Mino- tauro en su oscuro laberinto. Toda vida ‘esta en principio aprisionada, enredada ‘en su propio fmpetu, Yel maestro ha de ser quien abra la posi bilidad, la realidad de otro modo de vida, la de la verdad. Una conversacién es lo mas justo que sea llamada la actitud del maestro. La oscuridad, la inicial resisten: cia del que irrumpe en las aulas, se torna fen atencin. La pregunta comienza a des- plegarse. La ignorancia despierta es ya inteligencia en acto. Y el maestro ha deja ddo de sentir el vértigo de la distancia y se desierto de la catedra, como todos, prédigo en tentaciones. Ignorancia y saber circular se despiertan igualmente por parte del maestro y del alumno, que ‘slo entonces comienza a ser discipulo. Nace el didlogo.(..) Todas las vocaciones tienen algo en co- man, sin duda alguna, El ahondar en ese luminoso fendmeno que es la vocacién ‘exige todo un tratado, pero mas todavia tun sistema de pensamiento desde el cual la vocacién aparezca como algo inteligi ble; como uno de esos inteligibles que no solamente se entienden sino que hacen ‘entender. ¥ la mayor parte de los siste mas filoséficos del mundo modemo, y de las ideologias que lo llenan, no dejan lugar siquiera a que se tenga en cuenta el hecho de la vocacién; es mas, ni siquiera la palabra misma, vocacién, puede ser usada, Yasi, en vez de vocacién se habla de pro- fesién, despojando a esta palabra de su primordial sentido, haciéndola equivalen te de ocupacién o de simple trabajar para anarse la vida. (...) Para que la vocaci6n eel destino de una persona aparezcan es ecesario un sistema de pensamiento am a 48 ue deje lugar al individuo, to que equ vale a decir la tibertad, Aesa libertad que es el medio en que vive, intangible, fa persona. El individuo intercambiable con otro, al que no se le puede arrancar su Secreto ditimo que solamente la vida irk Hbrando ala luz. ¥ dentro del cual alienta la persona cuyos limites no pueden ser trazados de antemano simplemente situdndola dentro de la condicion huma- na, pero nada mas. Pues que toda huma na persona es ante todo promesa, Una promesa de reaizacin creadora, Cuando se siente al primo como persona se espera siempre de él, en consecuencia, uno de los mayores dolores que nos de para la vida es el asistir al hundimiento 0 aa falsifcacin de esa promesa. Adelan Xandonos un poco dentro de nuestro tema, diremos que es éste uno de los pesares que especialmente inca a quien tiene la vocacién de maestro “Vocare” viene de la raiz “vor, vocis” a voz, La vocacién pues no es la misma vod, sino algo que resulta de ella, es algo aque ha sucedido a consecuencia de esa voz y que adquiere entidad. La adquier, claro esta, en quien la acoge y no sola mente la oye. La vor de donde vocacin se deriva pide ser seguida, tenue 0 imperante, suave 0 dominant, pide lo mismo, obedecer, ¥ fo €5 un solo momento, sino en un cons tante ycteciente ir haciendo, haciendo eso que la llamada pid, deciarandolo y otras veces, simplemente, insinuandolo, ims exigiéndolo siempre. asi la vocacién participa a la vez de ser lun proceso que tiene lugar en un ser hu: mano y de ser una especie entidad, algo auténomo y que ejerce infiuencia, como desde arriba planeando sobre la vida individual. La vocacién tiene sus grados segtin se haga sentir mas o menos clara e intensa- mente, segin sea lo extraordinario de su exigencia, pues que hay vacaciones heroicas, y las hay que piden el sacrificio total de tuna vida, mas es comdin a todas el pedir entrega, dedicacién. La vocacién, vista desde el que la tiene, es una offen: da. la ofrenda completa en un ser humano es de lo que se hace y de lo que sees. Es por tanto una accién trascendente del ser, una “salida”, si podemos decir del ser humano, de sus propios confines, para ira verterse mas ala, Es un recoger- se para luego volcarse: un ensimismarse para manifestarse con mayor plenitud, Tiene dos aspectos al parecer contrarios el proceso de vocacién cuando se cum ple: un adentramiento del sujeto, un 66 No tener maestro es no tener a quién preguntar y, mas hondamente todavia, no tener ante quién preguntarse. Quedar encerrado dentro del laberinto primario que es la mente de todo hombre originariamente: quedar encerrado como el Minotauro, desbordante de impetu sin salida.yy penetrar mas hondamente en lo que tradicionalmente se llama el interior del Sno, y el movimiento que poiia ser contrario y que es complementario (...) tnmomento subsigulente de manifesta cién expansiva, generosa, como un buzo ue desciende al fondo de los mares para teaparecer lego con los brazosllenos de algo (.)y que lo da sn dase siquera mucha cuenta de fo que le a costado y de que lo esta regaando a quienes is auiera en ciertasocasiones lo esperaban porque no lo conocian Pues que la voca cién de algunos es quien ha trafdo al mundo cosas nuevas: palabras nunca dichas anteriormente, pensamientos no pensados, claridades ocultas, descubri miento de leyes no sospechadas, y hasta sentimientos que yacian en el corazén de cada hombre sin aliento y sin derecho a la existencia. Solo por obra de la vocacién heroica, mantenida dia tras dfa, han lle ado a todos, para el bien comin, conoci mientos que hoy en dia son elementales pero que parecieron locura al ser expues- tos, como tants ejemplos hay de sobra conocidos.(...) Yaasi, en estos dos aspectos de la voca- cién que hemos sefialado -la interioriza: cién y la exteriorizacién dadivosa- vemos que ella trasciende los dos temperamen- tos mas conocidos hoy dfa: el intravertido yel extravertido, pues que los unifica y los convierte en complementarios. Y por ello una persona de natural intravertido Nevada por la vocacién llegara a manifes tarse ante el préjimo y ain ante el pil co con la maxima eficacia y alin el pavo- rasamente timido sera un buen orador, tn excelente maestro o un gran actor teatral side ello tiene la vocacién; y, paralelamente, el individuo extravertido sera capaz de pasar horas y dias y aan 6pocas enteras de su vida, en lugar apartado, sumido en el estudio y en la meditacién, si el cumplimiento de su vocacién se lo exige. Lo cual nos conduce a la consideracién de tn punto de extrema importancia y el cual diferimos de la creencia, de la supo- sicién mas bien de que es el tempera mento quien decide la vocacién, lo que equivale a decir que es la estructura pst- quica del individuo quien le hace recorrer uno u otro camino. (...) No coincide tam- poco siempre la vocacién con los gustos y lo que es mas grave, con las aptitudes, con los lamados talentos, Cosa esta diti- ma que puede ser dramatica y que en un principio lo es siempre. Que la vocacién sea cosa distinta de los gustos se muestra bien a la vista en lo corriente que es el que una persona do: minada por una vocacién determinada, tenga una aficin de tipo muy diferente y que a ella dedique con avidez el tiempo que le esté permitido, como si quisiera resarcirse de la servidumbre de su voca: cién y quisiera ofrecerse a si mismo ese regalo, como si fuera el gusto que estd salvando desde el bajo del peso de esa, su dedicaci6n, que al menos en aparien cia, podria dejar si quisiera; y ésa es la cuestién de quién tiene una vocacién, no puede ni tan siquiera querer librarse de ella, aunque le sienta como una, servidumbre. la esencia de la vocacién y su manifesta- cin igualmente es Ia ineludibilidad. Mas como el hombre es ante todo libre, puede siempre eludila.¥ no hay sino una con- tradiccién aparente en estas dos asercio- nes, pues que al eludir lo ineludible algo sucede, algo asi como que la persona vaya quedando progresivamente desus tanciada, expresin ésta que serfa inte resante una vez analiza. Ha fallado en su Vida, en lo que la vida que le han dado rms tiene de suya, y ella lo sabe. Todo lo que vaya haciendo cada dia estara dicta do por el afan de justiicarse desde el punto de vista moral, Una afanosa broga... mas fatigosa en verdad que todos los trabajos que el seguir la voca- ci6n le hubiese deparado. Sisifo acarrean do su roca sin descanso podria ser el simbolo de esta fatiga destructora Pues que en la vocacin se revela en ‘modo privilegiado la esenciatrascenden. te del hombre y su reaizaci6n concreta. () la wocacién hace que larazén se concrete, se encarne, drfamas, y que la Vida se sustancialize y se realice al par, luniendo asi vida, se y realidad. ¥ como todo ello sucede dentro del orbe de todos, la raz6n total, la razén del mundo esté enellaincluida y por ella al par, manifestado Toda vocacién es esencia mediadora.(.) Meciadora entre las fuerzas y modalida- des que constituyen al individuo, entre 66... toda humana persona es ante todo promesa. Una promesa de realizacién creadora. Cuando se siente al préjimo como persona se espera siempre de ély, en consecuencia, uno de los mayores dolores que nos depara la vida es el asistir al hundimiento o ala falsificacién de esa promesa. es éste uno de los pesares que especialmente incita a quien tiene la vocacién de maestro. 99 los planos del ser y dela realidad, de la Vida y de la razén. Mas es mediadora también y en grado eminente en sentido social: es mediadora entre el individuo y la sociedad, pues que toda vocacién, al acabar en una ofrenda, es por esencia de naturaleza social. Nada hay que ligue mas que ella al individuo con la socieda... co) El maestro es mediador con respecto al ser en cuanto crece, y crecer pata lo hu mano es no sélo aumentar sino integrar- se... Mas lo es en funcién de que la cria- tura humana necesita de esos saberes miltiples y diversos para integrarse, para crecer en sentido propiamente humano, para ser; en razén de que hia menester ‘que se encienda en su concienciay en su Gnimo la luz de la razén y de que una vez, ‘encendida se condense, germine diria mos. El crecimiento humano en esto no se distingue de (os demas vivientes; parte de un germen que se va convirtien ddo en una forma organica, slo que en el hombre este germen o es doble o es uno ‘que incluye con la vida la razén y la exi- gencia de llegar a ser una persona inte ‘gramente. ¥ es justamente ahi donde se ejerce la accién del maestro, de donde arranca y donde vuelve una y otra vez ‘ese movimiento circular que describe toda acci6n mediadora. Y ast el maestro, al serio del ser humano en tanto que es tun ser que crece, ha de hacer descender, por asi decir, sobre él, razén, vida y ver dad, también armonia y orden, funda: mentos de la belleza en funcién justa- mente del ser; mediador ante todo y so- bre todo del ser mismo, de ese ser -per sistente problema de ia filosofia- que mirado desde lejos parece inaccesible, y ‘que luego fructfica en el hombre como ‘en su terreno de eleccién. Esperemos, pues, que haya quedado claro lo que enunciabamos al comienzo de estas paginas: que solamente un pen: ssamiento que rescate el ser y la razén, la verdad y la vida para la existencia con: creta del hombre, estarfa en condiciones de alumbrar y de sostener el fendmeno de la vocacién que parece tan extraordi: nario y que resulta que de un modo o de ‘otro todos tienen, aunque no lo sepan. ¥ {que la vocacién de maestro es la voca- cién (..) mas indispensable, ta mas pr xima a la del autor de una vida, pues que la conduce a su realizacién plena. 2 Recuerde que puede descargar el antfculo completo en http: /frevistaelcardo blogia.com/tema sfentre-maestros-y-maestros.php ——— 49m

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