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CIENCIA Y CREENCIAS Marco Ciardi Ts Descubrir la Ciencia {pena Titulo original: Scienza e credenze © Marco Ciardi, 2016 © de esta edicién, Batiscafo, S. L., 2016 Traduccion: Roberto Faicé Miramontes Realizaci6n editorial: Bonalletra Alcompas, S. L. Disefio e ilustracién de cubierta: J. Mauricio Restrepo © Photology1971 / Shutterstock Disefio y maquetacion: Kira Riera Maquetacion: JesMart © llustraciones: Jordi Dacs © Fotografias: Todas las imagenes de este volumen son de dominio publico excepto las de las paginas 16 (Biblioteca del Congreso USA), 25 (Nicku/Shutterstock), 29, 108 (Everett Histo- rical/Shutterstock), 32 (SimonHS/Shutterstock), 34, 64, 79 (Georgios Kollidas/Shutterstock), 37, 88 (Morphart Creation/Shutterstock), 40 (Neveshkin Nikolay/Shutterstock), 60 (gopfaster/Shut- terstock), 69 (andrea crisante/Shutterstock), 71 (Museo Galileo, Istituto e Museo di Storia della Scienza), 74 (Allie Caulfield), 81 (Sergey Uryadnikov/Shutterstock), 82 (Byunau Konstantin/Shut- terstock), 87 (Zvonimir Atletic/Shutterstock), 91 (Wellcome Library, Londres. Welicome Images images@wellcome.ac.uk http://wellcomeimages.org Sir Arthur J. Evans Published), 98 (Evskaya Daria Igorevna/Shutterstock), 100 (Vladislav T. Jirousek/Shutterstock) Depésito legal: B 22141-2016 Impresién y encuadernacién: Impresia Ibérica Impreso en Espajia Reservados todos los derechos. Queda rigurosamen de esta obra por cualquier medio o procedimiento publicos. te prohibida la reproduccién total o parcial y su distribucién mediante alquiler o préestamo Tyee JL ce ae Ciencia y creencias HISTORIAS DE EXITOS E ILUSIONES Marco Ciardi Traduccién de Roberto Falcé Miramontes INDICE Introduccion Mas alla de las apariencias Astrologia y fisica Galileo Galilei Isaac Newton La astrologia segtin Leopardi Alquimia y quimica Antoine-Laurent Lavoisier Homeopatia y medicina Amedeo Avogadro Naturaleza y vida Creacionismo y evolucionismo Leonardo gedlogo Charles Darwin Magia y ecologia Svante August Arrhenius La temperatura de la Tierra y el efecto invernadero Extraterrestres y astronomfa Galileo y la vida extraterrestre Fantasia o realidad Animales misteriosos y zoologia El unicornio en una relacion del siglo xvir Linneo 15 15 19 23 24 27 34 36 40 45 45 46 53 54 57 59 63 70 73 fe 75 79 El monstruo del lago Ness Piramidologia y arqueologia Arthur Evans Continentes perdidos y geologia Un viajero de paso por la Atlantida Alfred Lothar Wegener Prever e} futuro Profecias y estadistica Harry Houdini Lo paranormal y la psicologia Una sesi6n espiritista narrada por un periodista Los trucos descritos por Torelli Viollier Max Wertheimer Futurologia y ciencia ficcién Las maravillas del telefonascopio Arthur Charles Clarke Un escritor visionario Bibliografia recomendada Glosario 82 84 91 92 94 99 103 103 108 109 112 117 119 120 123 127 130 135 137 «Si no se pudiera o quisiera mirar en nuevas direcciones, si no se albergaran dudas o no se reconociera el valor de la ignorancia, no se producirian ideas nuevas. No habria nada que valiera la pena veri- ficar porque ya sabriamos qué es cierto y qué es falso. Por ello, lo que hoy en dia llamamos “conocimientos cientificos” es un conjunto de afirmaciones con diversos niveles de certeza. Algunos son suma- mente inciertos, otros casi seguros, pero ninguno cierto del todo.» RICHARD FEYNMAN Introduccion Desde siempre, la especie humana ha mostrado el deseo de explorar y conocer el mundo que la rodea: nunca se ha resignado a una acep- tacion pasiva de la realidad, sino que la pone en duda continuamente mediante preguntas, hipdtesis y conjeturas de diversos tipos. Esta actitud queda muy bien ejemplificada en pelfculas como E/ show de Truman o Matrix, en las que los protagonistas intentan ir mas alla de las apariencias de la vida cotidiana por muy dificil, doloroso o desa- gradable que pueda resultar. En el transcurso de su camino hacia una mejor comprensi6n de la naturaleza, el homo sapiens elabor6, en un principio, explicacio- nes vinculadas a la magia, al mito y a la supersticion para intentar explicar, predecir y controlar los fendmenos naturales. Con este ob- jetivo nacieron y se consolidaron disciplinas como la astrologia y la alquimia, y cobraron forma visiones del mundo capaces de dar un sentido a la aparicién y a la historia del hombre, como el creacionis- mo, estrechamente vinculadas al pensamiento religioso. No se trata, por lo tanto, de formas tipicas de una mentalidad irracional, como podriamos tener la tentacién de pensar, sino de un primer intento de comprensién de la realidad, aunque basado en aquello que nuestros sentidos intentan hacernos creer que es cierto. Existen varios estu- dios del 4mbito de las neurociencias, de la psicologia cognitiva y de Ciencia y creencias —$$— =< la biologia evolutiva que demuestran que la mente humana tiende por instinto a proporcionar explicaciones que recurren a hipotéticos agentes intencionales, desde los espiritus hasta las fuerzas ocultas, Con el devenir de los siglos, las civilizaciones que se han suce- dido, ya sea en el antiguo como en el nuevo mundo, empezaron a desarrollar —gracias a observaciones cada vez mas refinadas y a ins- trumentos de calculo fiables— métodos y técnicas que permiten la formulacién de afirmaciones dotadas de un mayor grado de certeza y fiabilidad. Este proceso no fue ni lineal ni progresivo y sufrié parones e involuciones, hasta la aparicién de la ciencia moderna en Europa, en el siglo Xvi. A partir de este periodo histérico fundamental, los cientificos pu- sieron a punto jas reglas que caracterizan el saber contemporaneo y constituyen la base del modo correcto de estudiar la naturaleza y a nosotros mismos, intentando limitar los errores (eliminarlos es im- posible) para llegar a conocimientos compartidos. Entre esas reglas hay dos que merecen ser citadas de forma explicita: 1. La ciencia es el Unico lugar de conocimiento que no otorga ningdn valor a Ja apelacién a la autoridad del presente y del pasado, a Ja fe religiosa y politica y a los testimonios indivi- duales. 2. Aquellos que proponen una nueva teoria o afirman haber rea- lizado un descubrimiento deben aceptar Ja confrontacién con la comunidad cientffica, poniendo a su disposicién los resul- tados obtenidos y permitiendo a los cientificos que sometan a verificacién las afirmaciones realizadas. La ciencia moderna, en contraposicién a la magia, nace como saber publico, controlable, reproducible y verificable. Un saber uni- versal y fundamentado sobre el principio de la igualdad de las al Introduecién 141 a ea eR a a inteligencias. Cada individuo, sea hombre o mujer, puede acceder al conocimiento cientifico, un hecho imposible en el mundo de la magia, donde el saber, reservado a unos pocos elegidos, esta a disposicién de un restringido numero de personas (chamanes, brujos, sacerdo- tes) y se expresa con un lenguaje poco claro y no accesible a todos. Al elaborar un método para verificar y compartir el conocimiento, los cientificos lograron demoler las creencias sobre las que se habian fundado muchas de las disciplinas que hab{fan distinguido el saber humano antes de la aparici6n de la ciencia moderna, demostrando que las cosas no eran tan simples como parecia a primera vista: la Tierra no se mantenia inmovil en el centro del universo, el plomo no podia transformarse en oro, las especies no eran inmutables, el mun- do no habia sido creado seis mil afios antes, las profecfas de los profe- tas eran erréneas y muchos supuestos remedios médicos eran falsos, Obviamente no se produjo una transicién inmediata del error ala verdad. En el siglo xvil, las metodologias matematicas y experimenta- les tipicas de la ciencia moderna se elaboraron de forma simultanea a estudios que aun estaban estrechamente ligados al aristotelismo, a la magia, a la astrologia, a las doctrinas alquimicas y a muchas otras disciplinas que en la actualidad consideramos superadas. A menudo, de hecho, las creencias y los errores han seguido coexistiendo con los nuevos conocimientos cientificos, asi como en el caso de las teorias mas revolucionarias: Copérnico, por ejemplo, siguid pensando que los planetas estaban engarzados en esferas cristalinas, mientras que La- voisier nunca abandoné la idea de que el oxigeno era el elemento que se encontraba en la base de la constitucién de los acidos. New- ton estudié durante mucho tiempo la alquimia y también analiz6 las profecias b{blicas. La formacién de las teorfas es mas problematica y compleja de lo que querrian las reconstrucciones ldgicas, y siempre conviene evaluar el limite entre ciencia y pseudociencia en el contex- to histérico y nunca conforme a parametros contemporaneos. 12 Ciencia y creencias a ee ee SS La evoluci6n del pensamiento cientifico no consiste, por lo tan- to, en una exposicién de verdades que se han sucedido en el tiempo, como alin puede parecer hoy en dia, en muchos casos, con lo que aprendemos en la escuela, o mediante una divulgacion poco atenta a la complejidad de la historia. Sin embargo, al final, solo han tenido éxito ciertas teorias que han resistido diversas verificaciones y expe- rimentos. Por este motivo, cuando estudiamos fisica, solo examina- mos la ley de gravitacion universal de Newton, y no el millar de cartas dedicadas a los estudios alquimicos, aunque en su época ambos he- chos estuvieron estrechamente vinculados y la alquimia influy6 pro- fundamente en la construcci6n del sistema del mundo newtoniano, En la actualidad ain hay muchas personas que no son capaces de controlar los instrumentos culturales necesarios para comprender el modo en que funciona la ciencia y cémo se ha desarrollado a lo lar- go del tiempo. Un examen historico de la ciencia puede contribuir a devolver al discurso cientifico esa complejidad que lo ha caracteriza- do desde siempre, lo que nos permitira entender con mayor claridad cémo se puede distinguir una creencia de aquello que tiene un fun- damento basado en pruebas. Desde las niveles escolares mas basicos hasta llegar a los cursos universitarios, la ensefianza de las discipli- nas cientificas deberia ir siempre acompafiada de una reflexion sobre el desarrollo histérico de la ciencia. La ciencia ha demostrado que es el mejor instrumento que la es- pecie humana ha creado hasta el dia de hoy para conocer la realidad. Un instrumento esencial para el crecimiento de la sociedad y para el desarrollo de la democracia. Obviamente, la ciencia, al igual que la democracia, es una creacién humana y, por |\o tanto, imperfecta, falible, incierta. Ademas, esta sometida constantemente al peligro de los condicionamientos politicos, ideolégicos y econémicos. Por lo tanto, es necesario ejercer una forma de control constante de los mecanismos de su funcionamiento. Sin embargo, hasta este momento, Introduccién 13 a sa somes no hemos estado en condiciones de elaborar una forma de saber al- ternativa a esta, abierta a todos y capaz de garantizar, sin discrimi- naciones, las mismas posibilidades de acceso al conocimiento, y que sea susceptible de control, en el caso de que se produzcan errores 0 fraudes. Aunque estemos siempre dispuestos a poner en cuesti6n sus resultados, 0 nO queramoOs resignarnos a aceptar sus conclusiones, porque se contraponen a nuestras convicciones, nuestros deseos y nuestras esperanzas, la ciencia esta presente en la vida diaria, y es justo que como ciudadanos conozcamos su historia y las modalida- des, tedricas, experimentales e institucionales, con las que opera. En este libro se narran casos en los que las creencias se han concretado en adquisiciones cientificas, en relacién con disciplinas especificas. Casos muy diversos que hay que analizar teniendo en cuenta sus Caracteristicas particulares, evitando generalizaciones sobre el modo de proceder de la ciencia. En ocasiones, la investi- gacion ha alcanzado conclusiones casi definitivas, en ocasiones ha dejado la puerta abierta a nuevas posibilidades cuya direccién es dificil de prever. Por lo demas, como ha escrito uno de los grandes fisicos del siglo xx, Richard Feynman (1918-1988), la ciencia no es dogma, sino una duda e investigacion continuas. La ciencia, asi pues, contrariamente a lo que se puede considerar, necesita de una gran imaginacion y creatividad, ejerce una gran fascinacion, misterio y ofrece soluciones imprevisibles que, a pesar de todo, se demuestran como acertadas a nivel practico, no solo tedrico. Aquel que tenga el deseo, como esperamos que asi sea, de profun- dizar en estos argumentos, le recomendamos que consulte los conse- jos de lectura de la bibliografia final. Asimismo, hay un breve glosario que ofrece la explicacién de algunos términos presentes en el texto. Mas alla de las apariencias Astrologia y fisica Desde su aparicion en la Tierra, el hombre siempre ha dirigido la mi- rada hacia el cielo. Por lo tanto, no le costé darse cuenta de que las estrellas mantienen su posicion relativa en la béveda celeste a lo lar- go del tiempo. Desde el momento en que una de las caracteristicas de la inteligencia humana es identificar estructuras y dotar de significa- do a sefales confusas y desordenadas, se definieron, ya en eras muy antiguas, las primeras constelaciones a las que se quisieron atribuir las formas de divinidades, héroes, animales y objetos concretos. Con el paso del tiempo, los diversos pueblos vieron en la béveda celeste distintas imagenes que se ajustaban a sus convicciones y tradiciones. Una de las figuras mas antiguas trazadas en el cielo fue probable- mente la Osa (definida por nosotros como Osa Mayor), conocida también como «arado», «carro» o «gran cucharén». Una de las interpretaciones mas recurrentes, de hecho, tanto por parte de las tribus euroasiaticas como de las americanas, veia la Osa en las cuatro estrellas de la cavidad del cuchar6n seguida por tres cazadores, correspondientes a las tres es- trellas del mango. La mayor parte de las constelaciones adoptadas en Occidente tiene su origen en Mesopotamia. En los poemas homéricos, Ciencia y creencias 16 FIG. 1. La Osa Mayor en una ilustracién de Sid- ney Hall, de 1852. ademas de la Osa Mayor, se menciona a Oridn, junto con los cumulos estelares de las Pléyades y las Hiades, y a las estrellas Sirio y Arturo. Asi- mismo, los griegos inventaron muchas constelaciones. A medida que progresaba la observacién del cielo, se empez6 a pensar no solo que los fenémenos celestes tenian naturaleza divina, sino que el examen de aquello que sucedia en la béveda celeste revela- ba la ley de los dioses. Quiza los acontecimientos de la Tierra, gracias a las sefiales astrales relacionadas con los pueblos o con individuos concretos, podian comprenderse mejor e, incluso, podian preverse. Asi nacié la astrologia. Practicada ya ampliamente por los babilonios y los egipcios, la astrologia asumio las caracteristicas que conocemos mediante la interpretacion realizada en la cultura griega y helenistica, para luego extenderse al mundo islamico y, por lo tanto, al europeo, a partir de la Edad Media. En el Renacimiento, perfodo en el que paso a ocupar el centro de un renovado interés, fue reconocida como ciencia auténtica, Las constelaciones dispuestas en el zodiaco (es decir, el su- puesto recorrido del Sol en su aparente viaje en torno a la Tierra, en el que se mueven también la Luna y los planetas) asumieron especial relevancia. En el ambito astroldgico, el analisis de la posicién del Sol, de la Luna y de los planetas se empleé no solo con fines puramente Mas alld de las apariencias 17 cere ancssnacctes space Ban lle «aa eee astronomicos (por ejemplo, para construir los calendarios utiles para determinar el ciclo de las estaciones), sino también para definir los rasgos generales de la personalidad de un individuo, las tendencias de su comportamiento y, a nivel mas general, su futuro. La astrologia se basaba en un principio plausible y de sentido co- mun: si los astros influian de forma tan evidente en los fenémenos naturales, gpor qué no iban a condicionar también los acontecimien- tos humanos y determinar el caracter de los hombres? Sobre la base de este supuesto, también se consider6 la interacci6n entre macro- cosmos y microcosmos para encontrar correspondencias entre los planetas, las regiones del zodiaco y los érganos humanos, por lo que se convirtié en un punto de referencia para la medicina. Los fundamentos naturalistas sobre los que se basaba la astrologia empezaron a ponerse en tela de juicio en el siglo xvii, con la llegada de una nueva concepcion del universo y de su funcionamiento. Segun la teoria fisica de Arist6teles (284-322 a. C.), los planetas giraban en torno a la Tierra gracias al movimiento de las esferas sobre las que esta- ban engastados, formadas de éter, una sustancia cristalina, inalterable e incorruptible. La ultima esfera, la de las estrellas fijas, o primer mé- vil, representaba el ultimo limite del universo, que era concebido como cerrado y finito. El primer movil transportaba las estrellas fijas y, por lo tanto, todas las constelaciones, produciendo el movimiento que se transmitia a las demas esferas. E] motor inmévil, sin embargo, repre- sentaba el ser omnipotente que controlaba el movimiento de los cielos. Esta imagen del universo, de la que se apropio el mundo cristiano durante el medievo, integrandose con las verdades de fe que contenia la Biblia, empez6 a tambalearse con la teoria heliocéntrica de Nicolas Copérnico (1472-1543), expuesta en De revolutionibus orbium coeles- tium, publicado el 25 de mayo de 1543 (el dia de su muerte). Ademas de colocar el Sol en el centro del universo, Copérnico expuso un triple movimiento terrestre: rotacién en torno al propio eje; traslacién en 18 Ciencia y creencias sing Alem ti torno al Sol; y movimiento respecto al plano de la ecliptica, la linea media del zodfaco. Sin embargo, el cosmos de Copérnico aun estaba es- trechamente ligado a la tradicién aristotélica y se encontraba cerrado por la esfera de las estrellas fijas. Posteriormente, Galileo Galilei, en sy Sidereus Nuncius (1610), confirms la hipétesis de Copérnico, gracias a una serie de observaciones revolucionarias efectuadas con el catalejo entre el otofio y el invierno de 1609. Galileo determino la morfologia de la Luna, similar a la de la Tierra, la Via Lactea como cumulo de es- trellas, la existencia de los satélites de Jupiter y de estrellas invisibles a simple vista. Gracias a estas pruebas, se vino abajo la milenaria distin- cién entre mundo terrestre y mundo celeste, que no estaba constituido de quintaesencia, sino que estaba formado por una materia similar ala de nuestro planeta, segun Arist6teles compuesta por cuatro elementos fundamentales: aire, fuego, agua y tierra. HR t (ANTS, HAND. caper corns . a, 8 Ge fei fhe need , dda finautia, oacuia, gee 5a iy ~ FIG. 2. Correspondencia By eee penis iene, °° i : mainina Cua, " entre el microcosmos, 0 td e] cuerpo humang, y el Poe macrocosmos, o el zodiaco. Miniatura de los hermanos Limbourg (siglo xv). Bre i is : i, of ATT, BOO U { AMUN ea aquanis.s SS | faber. fret catia ct peat nate > Ale. SAA Apmis yrlett. hermanos "a fimmnnanes fant ha. Feprmimonains. Mas alld de las apariencias 19 Galileo Galilei Apasionado lector de los clasicos de |a literatura antigua y moderna, escritor, habil dibujante y laudista, Galileo Galilei (Pisa, 1564-Floren- cia, 1642) abandoné los estudios de medicina que habia iniciado $s en la Universidad de Pisa para “ay dedicarse a las matematicas.En #9” Te AB A ' i 4 1592 obtuvo una catedra en la ” | Universidad de Padua y con el —& + cambio de siglo se adhirié a la | teoria heliocéntrica de Copernico. En 1610, afio en que se publicéd 7) Fa ee ate Sidereus Nuncius, Galilei regres6 a la Toscana, donde fue nombra- _Salileo Galilei. Retrato de Tintoretto do profesor de la Universidad de (1605-1606). Pisa, ademas de matematico y fi- l6sofo del gran duque. Implicado en una polémica sobre la interpretacién de la Biblia, que el copernicanismo parecia poner en duda, en 1616 fue amonestado por el cardenal Roberto Be- llarmino, que lo invité a no defender !a verdad fisica de la teoria heliocentrica. A pesar de ello, Galilei publicé en 1632 el Dialogo sobre los dos maximos sis- temas de! mundo, su obra maestra en apoyo del sistema copernicano. Al afio siguiente fue procesado por el tribunal del Santo Oficio y obligado a abjurar. eee a a nae eee eee ee Eee EE Eee ee ee ee eee ee ee Sin embargo, la astrologia no se vio excesivamente influida por estas novedades del campo cientifico ya que era independiente de la constitucién fisica del mundo al que hacia referencia. Las posiciones celestes, de hecho, eran representadas exclusivamente como apare- clan vistas desde la Tierra. Desde las primeras revelaciones, los hom- bres se habfan dado cuenta de que el comportamiento de los plane- tas, observado desde la superficie terrestre, es anomalo y curioso: su distancia parece mutar; en ocasiones da la sensaci6n de que se detienen, 20 Ciencia y creencias cerca pent ee oe ee ee ee ee y en otras de que vuelven atras y cambian de velocidad. Por este mo. tivo, y con el fin de reconducir tales anomalias al interior del sistema aristotélico y mantener inmovil el principio de la circularidad de los movimientos celestes, el astrénomo y gedgrafo alejandrino Claudio Ptolomeo (c. 100-c. 170) habia introducido en el Almagesto, escrito en torno al afio 140, una serie de modelos planetarios geocéntricos que recurrian a complejos ardides técnicos para calcular y predecir de forma precisa las posiciones mutables de los planetas. De este modo, Ptolomeo habia trazado una distincidn fundamental entre la astronomia, cuyo objetivo era «salvar los fendmenos», y la fisica, que explicaba la auténtica constitucién del universo. Asimismo, el descubrimiento de que el cosmos era mucho mas amplio de jo que se habia creido tradicionalmente y de que no existia una de las esferas fijas no puso especialmente en crisis las conviccio- nes de la astrologia. El hecho de que las constelaciones no tuvieran consistencia fisica, y que las estrellas no se hallaran en el mismo pla- no (por ello, las imagenes que parecen formar solo son una aparien- cia), quedaba justificado por el hecho de que los signos del zodfaco constituian, en realidad, solo entidades simbé6licas, utiles para com- prender los mecanismos de la auténtica influencia astral ejercida en los hombres. El enfrentamiento entre partidarios de la nueva fisica y defenso- res de la astrologia estaba relacionado con las presuntas influencias debidas a la accién de los astros del sistema solar en la Tierra y, por consiguiente, en el ser humano. Segun la mayor parte de los protago- nistas de la revolucién cientifica, no existia ningun modo de determi- nar tales influencias porque eran inexistentes. A] oponerse a la teoria de los cuatro elementos de Aristételes, los nuevos cientificos recu- peraron las doctrinas del antiguo atomismo y defendieron la exis- tencia de particulas dotadas de propiedades radicalmente diversas con respecto a las de los cuerpos macroscoépicos. Las cosas no eran Mds alld de las apariencias 21 se a ec = como las interpretaban los sentidos de los hombres, sino que existia una distincién clara entre cualidades objetivas y cualidades subjeti- vas de los cuerpos. Por un lado, las cualidades subjetivas estaban re- presentadas por los colores, los sonidos, los sabores y los olores. Las cualidades objetivas, por otro, estaban relacionadas con una realidad totalmente distinta, inaccesible a los érganos de los sentidos, y cons- tituian las propiedades fundamentales de la materia; esas cualidades eran la dimensi6n, la forma y el estado de movimiento de las parti- culas primeras, es decir, los atomos. En resumen, toda la realidad era explicable sobre la base de los principios mecanicos. Las influencias de los astrologos representaban Gnicamente el legado de la tradicion magica y esotérica. El mecanismo, sin embargo, no podia explicar todos los fendme- nos fisicos y, en concreto, algunos que constitufan la base de la astro- logia, como el movimiento de las mareas, que desde la antigtiedad se habfa atribuido al ciclo lunar, y por lo tanto a la atraccién que ejercia nuestro satélite sobre los mares. Galileo intentd dar, sin éxito, una ex- plicacién exclusivamente mecdanica ya que consideraba la atraccion una mera supersticion. El paso decisivo en la resolucién de la cuestién de los influjos de los astros lo dio Isaac Newton y, paraddéjicamente, en el terreno que mas propicio era para los astrélogos. Segtin Newton, el mecanicis- mo tenia graves carencias que, a su modo de ver, eran también de orden teolégico. De hecho, un universo compuesto exclusivamente de atomos estaba vacio y frio, y no podfa explicar la presencia divina constante en todas las cosas. Newton sostenia, por lo tanto, que para explicar la extraordinaria variedad de los fendmenos naturales era necesario postular la existencia en el mundo de un «espiritu» parti- cular. De este modo revelé su deuda con la tradicion magica y, sobre todo, con la alquimia, ala que se dedicé durante toda su carrera, con- vencido de que en ella se hallaban los secretos de la religion originaria. iencia y creenctas 22 Ciencia y En el texto fundacional de la fisica clasica, Principios matematicos de la filosofia natural (1687), Newton formulé la teoria de la gravitacién universal, con la que describia una ley matematica relacionada con las proporciones de las fuerzas que regulan tanto el movimiento de los objetos de la Tierra, como el movimiento de los planetas, uniendo asi la fisica terrestre y la celeste. Segun Newton, existia una fuerza de atraccién universal que actuaba en linea recta entre dos cuerpos cualquiera. Tal fuerza, directamente proporcional al producto de las masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia, era responsable simultaneamente de Ja caida de los cuerpos hacia el sue- lo terrestre y de las 6rbitas que trazaban los astros. A pesar de que sus estudios tenian estrechos vinculos con la tradicién hermética, Newton afirmé de forma clara que las fuerzas a las que hacia refe- rencia eran algo distinto a las cualidades ocultas que tanto espacio habian tenido en las filosoffas de la naturaleza renacentistas. De acuerdo con la teoria formulada por Newton por fin podia calcularse de forma precisa la accién ejercida por los planetas en la Tierra y sus habitantes, gracias a una formula matematica de carac- ter universal. Hoy en dia sabemos medir experimentalmente que la influencia de la masa de la comadrona en el momento del parto es infinitamente superior a la influencia de un planeta lejano que, en realidad, es del todo insignificante y, por lo tanto, carece de posible efecto. Por este motivo, los astrélogos tienden a no hablar de influen- cias, sino de correspondencias entre las configuraciones celestes y los acontecimientos humanos, a pesar de que no aciertan a indicar una causa natural que explique la correspondencia entre algunas configuraciones y ciertos hechos o rasgos de caracter de una perso- na. De modo que, al igual que lo que sucede con la homeopatia, no sé decir por qué funciona, pero funciona. En realidad, cuando se reali- zan controles estadisticos rigurosos se llega a la conclusién de que, en cualquier caso, independientemente de la presunta base fisica que Mas alld de las apariencias 23 isaac Newton Isaac Newton (Woolsthorpe- by-Colsterworth, 1642-Londres, 1727), después de ser admitido en 1661 en el Trinity College de Cambridge, del que fue elegido miembro en 1667, se dedicé a estudios de dptica, matemati- cas, mecanica y filosofia natu- ral. Sin embargo, en el transcur- so de su vida cultiv6é intereses por la alquimia, la cronologia biblica y las profecias. Desde 1669 fue titular de la catedra de matematicas de la Universidad de Cambridge. Socio de la Ro- Isaac Newton. Retrato de Godfrey Kneller yal Society desde 1672, enese (1689). mismo afho demostré que la luz blanca esta compuesta de ra- yos de diversos colores, cada uno de los cuales esta dotado de un angulo de refraccién propio. Su tratado Optica se publicd en 1704, y su otra gran obra, Phifosophiae Naturalis Principia Mathematica, en 1687. Newton tam- bién puso tas bases conceptuales para la creacion del calculo infinitesimal, algo que sera motivo de un duro enfrentamiento con Leibniz sobre la priori- dad del descubrimiento. Fue miembro del Parlamento, director de la Casa de la Moneda de Londres y presidente de la Royal Society. ewe ee eee ee eee ee ee ee ee ee ee eT Te srr rr errr as Soe ee ee ee eee ee eee eR ee eee eee eee es eee eee eee eee eee eens deberia explicar su funcionamiento, la astrologia no esta en condicio- nes de realizar una previsi6n significativa ni sobre acontecimientos futuros, ni sobre el caracter y el comportamiento de las personas. Asi pues, para entender quién somos y cual podra ser nuestro futuro es mas oportuno acudir a otras disciplinas, pero no a la astrologia. Los gobiernos, los medios de comunicacion y todos aquellos que tienen relacién con el mundo de la informacion harian bien en no olvidarlo.

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