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En la mayoría de las relaciones aparecen momentos de desacuerdo, infelicidad o rutina que

pueden poner punto y final al compromiso, incluso en el caso de los miembros de parejas
casadas, el divorcio y posible problema con los hijos (si los hay). Es por ello, que con valentía y
sin prejuicios, deben buscar terapias de pareja que ayuden a recuperar aquello que un día fue
tan importante para ambos.

Así pues, aunque el día a día sea normal, no obstante, existen días en que hay que olvidar la
rutina y sorprender, interesarse por los problemas que envuelven a la el cónyuge, entenderla,
recuperar la confianza y la comunicación.

De este modo, si no os es posible solucionarlo por vuestra cuenta, podéis consultar en páginas
de Internet destinadas a este tipo de terapias, como la nuestra, donde os podremos
apoyar con algunos consejos. Sobre todo, dejaos ayudar a encontrar y recuperar aquellos
sentimientos de amor y pasión que formaron vuestra pareja, aprender de nuevo a ser
felices juntos.

Las técnicas de la terapia sexual son herramientas terapeúticas, cuyo uso siempre tiene que
tener un objetivo, es decir, un por qué y un para qué de su uso.

Da igual que sean técnicas conductuales, cognitivas, emocionales, grupales… lo importante es


que seas capaz de adaptarlas a las necesidades de la persona que tienes delante. Por ello,
antes de iniciar una terapia sexual y aplicar diferentes técnicas de la terapia sexual, es
fundamental que conozcas a qué te estás enfrentado y con qué recursos o habilidades
psicoterapéuticas cuentas para saber si puedes afrontar dicho caso clínico y, si no es así,
derivarlo a otros profesionales de la salud mental o instituciones.

Conclusiones

Es necesario reconocer la terapia de pareja como un campo con elementos propios, que, si bien
se relacionan con los conceptos aplicables a la terapia de familia, debe desligarse de ellos. La
pareja es un sistema en sí y debe abordarse como tal, teniendo en cuenta sus particularidades,
que los métodos de terapia son variados, que es necesario que el terapeuta respete sus
integrantes, sus creencias, sus valores y su historia.

Se debe poner el relieve en el estudio de la pareja en Colombia, teniendo en cuenta los cambios
en su definición y funciones. Tal estudio debe hacerse con respeto por el contexto e incluir
elementos de investigación que lleven a aumentar la efectividad de la terapia de pareja.

Pese a que existe gran difusión de que elementos constitutivos de la pareja son el amor (29), el
sexo o los hijos, la literatura sistémica no los considera constituyentes esenciales de la pareja
humana; más bien estos elementos giran en torno a una permanencia temporo-espacial con la
validación de la unión por redes sociales y su establecimiento ceremonial

Conclusiones
La sexualidad humana constituye un fenómeno psicológico que no se limita a los mecanismos de cortejo,
cópula y reproducción.
Abarca toda una gama de aspectos sociales, religiosos y jurídicos, y así mismo se halla estrechamente
vinculada al mundo de la afectividad y al plano de los valores.
Durante la infancia, dentro del proceso llamado de socialización, en el que el individuo aprende y asume
la cultura de la sociedad a la que pertenece, se van asimilando las pautas de comportamiento que
diferencian la sexualidad masculina de la femenina; el comportamiento sexual humano específico viene
así determinado por factores tanto culturales como biológicos. Las pautas instintivas se hacen más
flexibles, permitiendo una mayor intervención del aprendizaje y dando lugar a conductas sexuales
diferenciadas.
El estudio de la sexualidad en sus aspectos psicobiológicos adquirió gran importancia a partir de
las teorías enunciadas por - Sigmun Freud - que la consideró motor y elemento esencial de la actividad
humana.

La estructura de la pareja, como entidad social y en sus relaciones


diádicas, está determinada por la evolución y cambio de la sociedad y es
diferente en cada contexto, religioso, económico o geográfico, pese al
proceso de globalización en el que estamos inmersos. El conocimiento de
la estructura de la pareja en cada situación social, permite a la terapia
establecer áreas de actuación que van a aumentar su eficacia y ampliar
su campo de acción. La consideración de los procesos sociales y diádicos
sobre los que se construye una relación permite aclarar y enmarcar el
proceso de avance que está siguiendo la terapia. Tener en cuenta las
vertientes sociales de las relaciones interpersonales necesita una
colaboración amplia entre los psicólogos clínicos y los psicólogos sociales,
que seguramente se ha iniciado ya (Finchman y Beach, 1999b; Gottman,
2001), pero que hay que seguir incrementando.

Las líneas de avance propuestas, tanto por la terapia cognitivo conductual


integradora como por la centrada en la emoción y las recogidas por
Gottman (1998, 1999), dirigen el progreso de la terapia hacia el cambio de
conductas relacionadas con las emociones y sentimientos, que hasta
ahora no ocupaban un lugar principal entre los objetivos a conseguir, para
ello proponen actuaciones directas sobre elementos básicos de la relación
diádica como la intimidad y la validación o centrarse en conductas
arraigadas y asociadas a fuertes emociones como son las conductas de
apego. Actuar sobre el componente más cercano al amor y la pasión
supone la consideración de la mejora del intercambio sexual, no como
resolución de problemas patológicos, sino como mejora y potenciación del
componente pasional de la relación, para no caer en la rutina y el
aburrimiento y evitar que el enamoramiento y la pasión queden totalmente
apagados con el tiempo.

La importancia de potenciar en compromiso con la pareja se ve en los


resultados que consigue Halford (2001) con su terapia autorreguladora,
porque los miembros de la pareja, cuando son conscientes de la
importancia que tiene esta para conseguir sus propios objetivos se
esfuerzan de manera eficaz en resolver los conflictos y continuar con la
pareja, sin necesidad de intervenciones adicionales. Para incrementar el
compromiso hay que tener en cuenta que su proceso de creación está
compuesto de decisiones de ir compartiendo bienes y conductas con el
otro, lo que les va uniendo en la consecución de objetivos e intereses y
haciendo más difícil la ruptura y por tanto motivándolos a que incrementen
los esfuerzos para continuar juntos. También hay que tener en cuenta que
el compromiso tiene mucho que ver con la presión social que exista sobre
la continuidad de la pareja y que estamos en una época en la que se
minimiza la importancia del compromiso y de los esfuerzos que el conlleva.

Una faceta que va a tener mucho peso en la evolución de la terapia de


pareja es su empleo en otro tipo de patologías, que hasta hace poco
tiempo se trataban de forma exclusiva individualmente. El efecto que tiene
en el tratamiento de la depresión es de sobra conocido, (Jacobson, 1991,
Weisman et al., 2000). Al igual que los conflictos en la pareja pueden llevar
a la depresión a sus componentes, se está utilizando la terapia de pareja
para solucionarlo. La experiencia de la terapia interpersonal es
prometedora también en otro tipo de trastornos, lo que es un índice de su
expansión imparable por medio de su aplicación a otros problemas. En
este sentido hay que tener en cuenta datos como que el desajuste
matrimonial puede incrementa el riesgo y la gravedad de las recaídas
después de un tratamiento exitoso de la depresión (Whisman, 2001).

Todas las terapias que se han mencionado en este artículo tienen una
validación empírica, pero no hay que olvidar que cuando se hacen nuevas
propuestas se continúa el proceso de contrastación; ya no se trata de
comparar la intervención propuesta con listas espera o tratamientos
placebo, sino que habrá que cotejarla con los resultados de una terapia
que se ha mostrado eficaz.

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