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1.

CONTRATACIÓN IRREGULAR DE PROFESORA NO CONSTITUYE DELITO DE


PECULADO

La Suprema señaló que la contratación irregular de un docente no genera una


apropiación indebida de caudales o efectos del Estado cuando efectivamente se
cumple el servicio para el que fueron encomendados. Estos casos solo constituyen
responsabilidad administrativa, y no delito de peculado.

Funcionarios del Ministerio de Educación y una profesora fueron acusados de


peculado. La razón fue que dichos funcionarios contrataron a la docente para prestar
servicios en una institución educativa pese a que la plaza no se encontraba
presupuestada y que ella no reunía los requisitos para ser contratada. Por tal motivo,
se les imputaba haber desviado fondos del Estado para pagar las remuneraciones de
la docente.
La Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema los absolvió de dicha imputación al
resolver el Recurso de Nulidad N° 1470-2012-Pasco. En dicha resolución, la Corte
Suprema consideró que “más allá de las irregularidades detectadas en la contratación
de la profesora por parte de los funcionarios de la UGEL agraviada, lo cierto es que
aquella trabajó en los lugares donde fue designada (es decir, el servicio docente
efectivamente se llevó a cabo), y cobró por ello las remuneraciones
correspondientes”.
El delito de peculado requiere la afectación del patrimonio del Estado. Esto es, el
referido delito implica en el fondo, “un atentado a intereses patrimoniales públicos, en
cuanto están al servicio de unos intereses generales, y en el marco del correcto
funcionamiento de la Administración Pública en el manejo de tales fondos”, anota la
Suprema.
En este caso, el servicio docente se realizó efectivamente y fue por ello que la docente
cobró sus remuneraciones. No se configuró apropiación de fondos públicos, esto es,
“no se extrajeron caudales del ámbito público en que se hallaban situados para
colocarlos bajo el dominio privado del agente”. Por tanto, no puede hablarse en este
caso de un delito de peculado.
Finalmente, la Sala Suprema sostiene que la no configuración de este delito no acarrea
la inexistencia de responsabilidades administrativas.

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